Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Santiago 5:1–6
Los tribunales en el tiempo de Santiago parecían ser fácilmente controlados por los que
tenían dinero. Los trabajadores pobres no podían sostener litigios costosos, así que perdían
siempre.
El pobre no podia defenderse del rico porque no tenía los medios necesarios. Todo lo
que podía hacer era clamar al Señor pidiendo justicia.
Por el hecho de que somos administradores de las riquezas de Dios, tenemos ciertas
responsabilidades hacia nuestro Señor. Debemos ser fieles en usar lo que nos da para el
bien de los otros y para la gloria de Dios. (1 Corintios 4:2).
Jesús dijo: “Guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la
abundancia de los bienes que posee” (Lucas 12:15).
Los ricos a quienes Santiago se refería se gratificaban a sí mismos en sus riquezas para
su propia destrucción. La palabra griega usada aquí da la idea del ganado cuando se le
engorda para ser sacrificado.
Hay una vasta diferencia entre disfrutar de lo que Dios nos da (1 Timoteo 6:17) y vivir
extravagantemente de lo que hemos retenido de otros.
Si se combina el buen carácter con las riquezas, se puede hacer mucho bien; pero si se
combina la complacencia con las riquezas, el resultado es pecado.
Lo que sus Riquezas Crean (Sant 5:1–4)
Los ricos pensaban que estaban muy bien con su riqueza, pero Dios pensaba de otra
manera. “Aullad, por las miserias que os vendrán” (5:1). Santiago enumeró las
consecuencias del mal uso de las riquezas.
Santiago no condena las riquezas o a las personas ricas; él condena el mal uso de los
bienes, y a los ricos que los usan como un arma y no una herramienta para construir.
Es posible ser “pobres de este mundo” (2:5), pero ricos en el otro. También es posible
ser “ricos de este siglo” (1 Timoteo 6:17), y pobres en el otro. (Mateo 6:21).