Está en la página 1de 7

Implicaciones prácticas de la fe cristiana respecto a la acción política

“Es una mirada reducida ver solo un hilo de los


muchos que entreveraron el tejido teológico
multicolor. Es necesaria una mirada más amplia,
diversa y plural del origen y desarrollo de
nuestra reflexión teológica” (p.82).

Esta relatoría se refiere a dos artículos, el primero Camilo Torres Restrepo. Cristianismo y
violencia, escrito por Darío Martínez y publicado por la Revista Theologica Xaveriana en el
año 2011 y el segundo, Los orígenes de la teología de la liberación en Colombia: Richard
Shaull, Camilo Torres, Rafael Ávila, Golconda, Sacerdotes para América Latina, Cristianos
por el Socialismo y Comunidades Eclesiales de Base, escrito por Victorino Pérez Prieto y
publicado en la revista Cuestiones Teológicas, en el año 2016.

Para Pérez Prieto la teología de la liberación en Colombia tiene cinco momentos: Shaull,
Camilo Torres, Rafael Ávila, La conferencia de Medellín y el movimiento Golconda, y
Sacerdotes para América Latina, Cristianos por el socialismo y CEB. Veamos, a grandes
rasgos, cada uno de estos momentos:

1. Richard Shaull (1919-2002) y la teología de la revolución

Teólogo y misionero presbiteriano norteamericano, autor de Teología de la Revolución,


secretario general de UCEB en Brasil y profesor del teólogo Rubén Alves, reconocido como
uno de los padres de la teología de la liberación. Shaull, quien vivió en Barranquilla durante
ocho años, criticó el inmovilismo de la Iglesia en Colombia, que con sus mensajes ambiguos
no contribuía a las transformaciones sociales y, por el contrario, tomaba partido por el
régimen de opresión en una sociedad marcada por las desigualdades. Shaull creo campañas
de alfabetización, construyó casas en zonas rurales, promovió entre los jóvenes un diálogo
ecuménico y la transformación social de nuestras estructuras.

Sobre su teología de la revolución, tomo una cita que nos puede dar una idea de su carácter:

Creo que Jesucristo, presente en la historia, está en el centro de un proceso


revolucionario por el que el poder está siendo abajado y los que están abajo están

1
siendo levantados, los hambrientos están siendo saciados de cosas buenas y los ricos
son despedidos sin nada (Lc 1,52-53) (p.85)
Rubén Álvez, alumno suyo, repito, ve en su teología de la revolución un antecedente
inmediato de la teología de la liberación y señala sus tres aspectos más relevantes, que
conducen a la liberación: “el contexto en que surge, la responsabilidad cristiana hacia ella y
el desafío que comporta para la teología y para la misión de la iglesia en el mundo”. (p.87)

2. Camilo Torres

El contenido de este segundo momento se toma de los dos artículos objeto de estudio, es
decir, tanto del artículo de Pérez Prieto (PP) como del de Martínez Morales (MM).

Pérez Prieto presenta a Camilo Torres Restrepo (1929-1966) como otro sacerdote pionero de
la Teología de la Liberación. Torres Restrepo sacerdote colombiano, nacido en el seno de
una familia bogotana, educado en Teología y Sociología en Europa, co-fundador de la
primera facultad de sociología en América Latina en la Universidad Nacional de Colombia,
participó en su calidad de sociólogo en entidades públicas tanto en Colombia como en Perú,
dejó la sotana para unirse al grupo guerrillero ELN y falleció en su primera experiencia en
combate en San Vicente de Chucurí- Santander, a sus 37 años. Sobre sus años de estudio, en
Europa, dice Pérez Prieto:

Vivir la experiencia de estudio y de reflexión socio-teológica en el seno de la


vanguardia eclesial de la época en la Iglesia de Francia y de Bélgica, brindará a
Camilo el equipaje ideal para un reencuentro productivo y abierto con su Colombia,
como encarnación histórica del “amor eficaz” como gustaba decir. De vuelta a su
país, su recia fe cristiana se convirtió en urgencia práctica, que lo llevó a un
compromiso cada vez más radical, apoyando activamente la causa por los pobres. (PP
p.88 y s.s.)
Camilo Torres lleva a cabo programas de acción en los barrios populares, funda el
Movimiento Universitario de Promoción Comunal y también un movimiento de oposición a
la coalición de los partidos liberal y conservador llamado Frente Unido del Pueblo, que funge,
en ese entonces, como brazo político del ELN.

Respecto a la teología del evangelio del “amor eficaz” de Camilo Torres, Pérez Prieto
comparte con Mario Peresson que la teología de Camilo Torres es el fundamento y la
motivación de su testimonio cristiano que se caracteriza por ser una teología encarnada en la
realidad histórica y social; por ser palabra de Dios, inspiración y guía de su praxis; por tratarse
2
de una mediación interpretativa y práxica de las ciencias sociales y finalmente, por ser una
praxis política y revolucionaria, por cuanto el amor se vuelve históricamente eficaz mediante
la praxis política revolucionaria (PP p.90).

Por su parte Martínez Morales plantea el itinerario del pensamiento de Camilo Torres,
identifica distintas etapas en el proceso de su implicación social, de su militancia política y
revolucionaria en el país:

• Necesidad del cristiano de dar testimonio. Denuncia Camilo Torres la falta de


praxis, fundada en el amor, que debe identificar al cristiano, la falta de consonancia
entre el comportamiento social y la identidad cristiana de quienes se consideran
personas de fe. (MM p.139)
• Humanismo y caridad del cristiano. El cristiano debe preocuparse por los
problemas económicos y sociales dado el carácter humanista de la doctrina de la
Iglesia, que promueve la liberación del ser humano, integralmente considerado, sin
desconocer ninguna faceta de la dimensión humana. (MM p.140)
• El papel de las ciencias humanas en el proceso de entender las circunstancias
sociales, y también las estructuras y el papel de las clases dirigentes. Se acude a
las ciencias sociales como un instrumental de análisis. Son las ciencias sociales las
que le permiten hacer su diagnóstico sobre la situación social, política y económica;
entender las causas de la inequidad en el país y encontrar los responsables de las
circunstancias en las que se encuentra la población mayoritaria. (MM p.141) Camilo
Torres estudió el fenómeno de la violencia en el país desde el punto de vista
sociológico. Es el autor del estudio La violencia y los cambios socio-culturales en las
áreas rurales colombianas.
• Amor a la manera de Cristo, impulsado por Cristo. El cristiano que cumple las
prácticas externas y no ama, no es cristiano. Lo que diferencia al cristiano en el campo
natural es su manera de amar, a la manera de Cristo, impulsado por él. (MM p.141-
142)
• Revolución como imperativo cristiano. Camilo Torres expresa la urgencia de un
cambio en las estructuras sociales, políticas, económicas y administrativas. La
expresión “revolución” es definida por Martínez en Torres Restrepo como una

3
renovación completa, un cambio del sistema. En términos teológicos, Camilo explica
que de lo que se trata es de hacer apostolado para implantar el Reino de Dios en la
tierra. Posteriormente, se referirá de forma más concreta a la revolución como el
cambio de la estructura del poder de manos de la oligarquía a manos de la clase
popular. (MM p. 142 y s.s.)
• Presión popular y participación de los cristianos en la toma del poder político.
Torres apela a la clase popular para lograr el cambio de las estructuras sociales,
políticas y económicas. La revolución aspira a romper el orden establecido y a
instaurar uno nuevo, en todos los órdenes. Se hace necesaria la toma del poder
político. Apela a los cristianos a tomarse el poder político o al menos, a colaborar con
ese propósito. (MM p.143 y s.s.) En 1965 escribirá que “los cristianos podemos y
debemos luchar contra la tiranía. El gobierno actual es tiránico porque no lo respalda
sino el 20% de los electores y porque sus decisiones salen de las minorías
privilegiadas” (MM p. 159-160)

Martínez explica que no se puede equiparar la idea de revolución y violencia en el


pensamiento de Camilo Torres. La tesis de Martínez es que, en el caso particular de Camilo
Torres, el imperativo superior del amor primó sobre su negativa a la violencia, por lo que
entiende justificada su decisión, como sucede con la guerra justa y la insurrección contra la
tiranía, propia de la tradición eclesial católica. (MM p.165) No obstante, Martínez Morales
se separa de la decisión tomada por Torres y manifiesta que “el poder de transformación más
eficaz no es la violencia, sino la acción con y por los estamentos sociales más necesitados de
una sociedad, medio que se convierte en la posibilidad de que la misma sociedad tome
conciencia de sus víctimas así como de sus mecanismos de exclusión y violencia”. (MM p.
165)

3. Conferencia de Medellín (1968) y el movimiento “Golconda” (1968-1972)

Tal y como lo presenta Pérez Prieto la Conferencia de Medellín fue un verdadero


“Pentecostés” para la Iglesia Latinoamericana y el documento que preparó el CELAM
presentaba las condiciones de vida de los pueblos latinoamericanos y denunciaba la violencia

4
así como la injusticia social. El episcopado colombiano no acogió con complacencia las
conclusiones de Medellín. La postura de Medellín, de considerar el contexto histórico
latinoamericano, el espíritu de renovación y el compromiso con los pobres y marginados
abrió un horizonte de esperanza que propició el nacimiento de la Teología de la Liberación
en el continente. Con Medellín nace un nuevo compromiso evangélico y social, una nueva
manera de hacer pastoral. Es en este contexto particular, que nace un movimiento colombiano
que constituye el mayor referente de la Teología de la Liberación en el país y que toma su
nombre de la finca en Viotá Cundinamarca en la que se hizo la primera reunión en el año
1968, en vísperas de la visita de Paulo VI y la conferencia de Medellín. En este movimiento
convergen tres expresiones continuadoras del legado de Camilo Torres: los curas camilistas
de la Arquidiócesis de Bogotá encabezados por René García, las religiosas y profesoras del
colegio Marymount encabezadas por Leonor Esguerra y un grupo de estudiantes encabezado
por el matemático marxista Germán Zabala, movimiento que en términos de Restrepo,
compilado por Torres Millán, “es la articulación de estas tres prácticas en los barrios
populares de la ciudad como locus theologicus privilegiado y base social urbana donde
consolidar el sueño revolucionario de Camilo: la unidad política, pedagógica y espiritual de
la clase popular” (PP p. 93). Desafortunadamente no hay espacio en esta relatoría para hablar
de todos y cada uno, para narrar lo que fue su suerte, baste decir que Golconda inicialmente
contaba con aproximadamente 60 personas, entre sacerdotes y laicos y que llegó a tener tres
reuniones: una primera para analizar la encíclica Populorum Progressio para lo cual se utilizó
la metodología pastoral militante ver-juzgar-actuar. Esta metodología había sido creada por
el sacerdote belga Joseph Cardijn y del cual se hizo una conceptualización teológica trinitaria.
El grupo se reunió por segunda vez, para estudiar las conclusiones de la Asamblea de
Medellín en Buenaventura y fruto de su discusión salió un documento con orientaciones para
la acción política y pastoral. Este documento denunció los intereses de la clase dirigente, el
maridaje entre la Iglesia y el Estado y la carrera armamentista del ejército colombiano, señaló
la miseria del pueblo, reclamó una reforma agraria y urbana, pidió solidaridad sin
discriminación e hizo un llamamiento a un compromiso continuo de transformación social
para la construcción de una nueva sociedad con justicia para todos (PP p.96). Se reunión una
tercera vez, en 1970, con la mitad de sus miembros.

5
4. Rafael Ávila (1941-) y su texto pionero La liberación

El gran aporte de Rafael Ávila filósofo y teólogo Javeriano es su libro pionero Liberación
publicado en 1970, cuya característica principal consiste, en términos de Pérez Prieto “en la
aplicación de la metodología ver-juzgar-actuar, una visión de la vida desde el Evangelio y la
acción que asume las opciones de catequesis liberadora de Medellín, con el trasfondo del
pobre, las discusiones sobre la teoría de la dependencia y una concepción integral de la
liberación” (p.97). Esta obra empieza con una relación de todas las formas modernas de
esclavitud, con las que ningún cristiano debería estar de acuerdo. En términos generales, la
producción bibliográfica en teología, respecto a la Teología de la Liberación, no ha sido muy
significativa en el país, según lo expone Pérez Prieto.

5. Sacerdotes para américa latina, Cristianos por el socialismo y CEB

Este último momento es un acopio de todos los movimientos que han surgido a partir de la
segunda mitad del siglo XIX en el país, muchos de ellos conformados por mujeres laicas,
campesinos, sacerdotes y jóvenes, que constituyen experiencias en las bases de una Teología
de la Liberación. El autor centra su atención en el grupo de Sacerdotes para América Latina-
SAL (1972-1988), que convoca encuentros para reflexionar sobre la praxis pastoral en medio
de un contexto de injusticia e inequidad, cuya acción es difundida en dos publicaciones:
Alternativa y Solidaridad. Su objetivo principal es concientizar, organizar y apoyar
organizaciones populares. Los sacerdotes de SAL llevan una vida real de pobreza y luchan
para que el resto del clero también lo haga. Cristianos por el Socialismo Colombia – CPS
Colombia es el capítulo de una organización internacional creada en el año 1974,
fundamentalmente, como su nombre lo indica, busca romper el estigma de socialista en lo
político y cristiano por religión. Se oponen al socialismo burgués. Trabajan en reelaborar la
fe desde una perspectiva socialista y marxista, trabajando por una iglesia solidaria con los
intereses de los oprimidos. Respecto a las CEBs, que nacen en el país en el año 1981 y se
trata, tal y como lo presenta Victorino Pérez, de una “expresión de la Iglesia de los pobres;
no un movimiento aparte de la Iglesia, sino una manera distinta de ser Iglesia, enraizada en
la base popular” (PP p.102). No contaron con el apoyo del episcopado colombiano y sus

6
miembros fueron víctimas de la violencia que produjo muchos mártires entre sus catequistas,
sacerdotes y laicos.

Conclusiones

Concluye Victorino Pérez Prieto, después de la presentación de estos cinco momentos de la


historia de la Teología de Liberación en el país, que en este proceso hubo errores, como la
aceptación acrítica del marxismo, aunque afirma que el propósito siempre fue el de
comprometerse por los más pobres, buscando vivir un cristianismo fundado en el Evangelio.
Este autor ve con esperanza el futuro de la Teología de la Liberación, sobre todo después del
prólogo del libro Pobre y para los pobres. La misión de la Iglesia. de Gustavo Gutiérrez, en
colaboración con Gerhard L. Muller, actual prefecto de la Congregación para la Doctrina de
la Fe. Termina el autor concluyendo que, sin duda, la Teología de la Liberación es una de las
corrientes más significativas de la teología católica del siglo XX, recalcando que la teología
del futuro necesariamente será una teología crítica de la praxis histórica y esperando que la
teología pueda ser útil a los hombre y mujeres en cuanto les ayude a hacer una lectura
liberadora, salvífica e iluminadora de su vida.

Preguntas: Una general: ¿Cuáles podrían considerarse las implicaciones prácticas de la fe


cristiana respecto a la acción política?; un par de preguntas específicas pensando en la vida
de Camilo Torres y, en particular, respecto a la relación entre cristianismo y violencia,
entendida como derramamiento de sangre: ¿Necesariamente una revolución implica
violencia? ¿Puede justificarse la violencia? (guerra santa e insurrección contra la tiranía)

También podría gustarte