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49 PRÁCTICAS ESPIRITUALES
David Guindulain
Introducción ............................................................................................ 3
Respirar ..................................................................................................... 5
Aliento de Vida ................................................................................ 5
Que todo el cuerpo respire ................................................................. 7
Los sentidos ............................................................................................... 9
Mirar .......... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Escuchar ..... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Tocar .......... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Oler ................................................................................................ 15
Gustar ............................................................................................. 16
El movimiento ....... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Ponerse en pie . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
Caminar meditativo .......................................................................... 21
Danza contemplativa ........................................................................ 23
Plegaria de bendición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
La imaginación ..... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
La palabra ................................................................................................. 29
Conclusión ........... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
Notas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
David Guindulain Rifà. Jesuita y sacerdote. Licenciado en Psicología educativa (Uni-
versitat de Barcelona) y en Teología (Centre Sèvres y Facultat de Teologia de Cata-
lunya). Ha trabajado en pastoral juvenil y vocacional, así como en la escuela Jesuïtes
El Clot (Barcelona) durante quince años. Es profesor en el Postgrado de Acompaña-
miento Espiritual de la Fundación Vidal y Barraquer. Actualmente vive y trabaja en el
Centro Internacional de Espiritualidad Ignaciana de Manresa, donde acompaña Ejer-
cicios Espirituales y atiende pastoralmente el Santuario de la Cueva de San Ignacio.
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INTRODUCCIÓN
Tienes en tus manos una recopilación de prácticas que quiere ayudar a la plega-
ria personal y comunitaria. Estas 49 prácticas espirituales describen una variedad
de accesos a Dios que la pastoral y la psicología me han inspirado. Desde la
función más inicial de la naturaleza humana –la respiración– hasta su cima –el
lenguaje–, cada persona podrá escoger una manera de orar adaptada, fijando la
atención en el recurso que más le convenga.
Ejercitarse en las prácticas puede multiplicar su cifra hasta el infinito porque in-
contables son las personas que Dios atrae hacia Él, múltiples las situaciones en
las que eso ocurre e incalculables las maneras de atracción. Por ello, cada prácti-
ca te permite personalizar la plegaria, pues lo que ocurre entre Dios y tú es único.
Las principales fuentes de inspiración de este recopilatorio son tres: la primera,
los Ejercicios Espirituales de san Ignacio y su santa osadía de ayudar a disponer-
se para encontrar a Dios en todo. El deseo −latente en esta osadía− y el respeto
necesarios ante Dios todo Santo, lejos de anularse, interactúan con fecunda cre-
atividad en los Ejercicios Espirituales. En concreto, hay dos ejercicios que quiero
resaltar por su sabiduría psicológica: el de «Traer los cinco sentidos»,1 como con-
clusión de cada jornada, y el de «Tres modos de orar»,2 que se propone al final
de los 30 días, a modo de preparación del fruto en la vida cotidiana.
La segunda fuente de inspiración es la Psicología Evolutiva, especialidad de las
Ciencias de la Salud que describe los procesos que sigue la persona humana
para llegar a ser, desde el nacimiento hasta su muerte. La respiración, los sen-
tidos, el movimiento corporal, la palabra…, son funciones que se despiertan en
la niñez, se educan y actúan como vehículo de interacción con el entorno. Estas
herramientas de interacción, convenientemente despertadas y educadas no ayu-
dan únicamente al diálogo permanente con el entorno, sino también con el Señor
que lo habita.
La tercera inspiración es la llamada personal a hacer pedagogía de una experien-
cia de Dios que, para mí, ha sido fundante y transformadora. La pastoral que he
realizado a lo largo de todos estos años aporta la experiencia de la que nace este
recopilatorio. Concretamente, tengo la convicción de que, al evangelizar –espe-
cialmente a niños y jóvenes–, es necesario priorizar el lenguaje simbólico sobre
3
el conceptual. En comparación con el lenguaje conceptual, el simbólico, hecho de
evocaciones y arte, dispone más favorablemente a un encuentro personal con el
Dios de Jesucristo. La experiencia que el símbolo representa buscará posterior-
mente la Palabra que otorga sentido.
Estas tres inspiraciones, compartidas y vividas, me han llevado a ensayar para
cada persona y grupo propuestas evangelizadoras con características similares,
pero siempre diferentes en su ejecución.
Espero que este recopilatorio ayude tanto a quien busca avanzar en la vida espi-
ritual como a quien comparte el impulso de proponerla a los demás.
4
RESPIRAR
Nadie nos enseñó a respirar. Esa fue nuestra respuesta cuando, por
primera vez, nos vimos rodeados de aire. Desde aquel instante, miles
de veces al día, permanecemos conectados a la vida gracias a nuestra
respiración.
Con todo, sí que podemos aprender una nueva forma de respirar que
nos disponga a la quietud, a la atención, al respeto... A la plegaria, en
definitiva.
ALIENTO DE VIDA
Al salir del vientre materno, lo primero cuerda a aquel aliento de vida que Dios
que hacemos es romper en llanto y em- infunde en Adán después de modelarlo
pezar a respirar. A partir de ese momen- con el polvo de la tierra para convertir-
to, la respiración será un diálogo perma- lo en un ser vivo.4
nente, una forma de interactuar con la En el monte Horeb, el profeta Elías
realidad circundante. Tomar conciencia reconoce el paso del Señor5 en el «ru-
de esta respiración y de este diálogo nos mor de una brisa suave». Y en el Nuevo
acerca al misterio de la existencia. Testamento, el soplo del Señor, alen-
La Palabra de Dios está llena de tando al Espíritu Santo sobre sus discí-
referencias al Dios que «alienta» y pulos,6 prefigura el día de Pentecostés,
se deja respirar. El libro del Génesis cuando se proclamará el Evangelio a
empieza con la imagen del «soplo de cada persona en su propia lengua.7
Dios» que se cernía sobre las aguas.3 La atención sobre la respiración
Esta imagen, tan etérea como real, re- nos ofrece muchas maneras de dispo-
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nernos para el encuentro con el Señor tres… Descarta cualquier otro pensa-
de la vida. Te propongo algunas: miento que pueda distraerte de tu pro-
pósito: centrarte, disponerte, abrirte a
la presencia del Señor.
1. Percatarse de la evidencia Notarás que, a medida que la respi-
ración va siendo más tranquila, las uni-
Observa tu respiración, pero sin querer dades de respiración duran más segun-
cambiarla. Simplemente, fija tu aten- dos. Rechazarás el deseo de terminar.
ción en sus dos movimientos básicos: Al contrario, evaluarás la progresión
la inspiración y la espiración. por su hondura, por detenerte donde se
Toma conciencia de si inspiras por te ofrece revelación y verdad, sin prisa
la nariz o por la boca. En estado de quie- por avanzar. Deja que predomine en ti
tud, respirar por la nariz es habitual. la voluntad de descubrir más que el de-
También puedes percatarte del fres- seo de terminar.
cor y el calor que desprende el aire de tu La primera vez, realiza cinco respi-
nariz. En esta secuencia, visualizar los raciones completas. Progresivamente,
dos polos básicos de la función respi- te animarás a llegar hasta diez, hasta
ratoria −la plenitud y el vacío− también quince…, incluso hasta cien si notas
te ayudará. Tras la inspiración, llega la que te va bien. Cuando te descuentes,
plenitud y, tras la espiración, el vacío. empiezas de nuevo sin reprochártelo.
Detente a considerar estos cuatro
momentos, como no acostumbras a ha-
cerlo en tu día a día. Pronunciar la pala- 3. Respirar el combate cotidiano
bra de cada parte de la secuencia puede
ayudarte: La atención sobre la respiración que
te propongo en este ejercicio te hará
• inspirar consciente de los entresijos de un com-
• plenitud bate cotidiano: el combate entre tu ser
• espirar más auténtico y los ruidos internos y
• vacío externos, que centrifugan la persona o
…para volver a empezar. sobrealimentan el ego. En esta conti-
enda, la secuencia numérica de la prác-
Observar tu respiración te arraiga al tica 2 −como esa cuerda que te impide
aquí y al ahora, lugar y momento en los caerte en un paso de montaña− te dis-
que descubrir el presente como regalo pone manteniéndote en tu propósito.
de Dios para ti. Puede llegar un momento en el que
la cuerda te sobre; entonces, es conve-
niente prescindir de ella. El orden de
2. La unidad de la respiración las cifras dejará paso a un término que
expresará −aunque de forma inadecua-
En la conciencia de estos momentos da− algo de ese vínculo que estableces
–inspirar, plenitud, espirar, vacío–, con- con el Señor. Puedes escoger una
sidera cada respiración completa como palabra que exprese quién eres o ante
una unidad y ve contando: una, dos, quién te encuentras: la fuente de tu ser.
6
Por ejemplo, puedes respirar la palabra permanente de la respiración, esto se
“tú”, “Jesús”, “paz”… expresa con claridad y, al ser consci-
entes de ello, mana el agradecimiento.
4. Inspirar la vida
5. Espirar lo sobrante
Al inhalar el aire en cada inspiración,
se empieza de nuevo una función vital Cada vez que exhalas, sacas de ti lo
que oxigena la sangre y posibilita la que no necesitas, lo que no debes acu-
vida del organismo. mular, aquello que te pesa y no te per-
En cada inhalación, puedes pensar mite crecer.
en la vida que te llega desde fuera y te Si prolongas tu espiración más que
permite que tu seas. la inspiración, expresas tu deseo de
Puedes hacerte consciente, en úl- expulsar, suave y firmemente, lo que
timo término, de Aquel que insufló la no te construye. Asimismo, alargar un
vida en Adán, asociándote de esta ma- poco más la espiración hace que tu res-
nera al don de cada instante, como una pirar sea más tranquilo y te apacigüe
nueva creación. más fácilmente. Siempre enfocado a
Vivir es acoger el inestable y frá- buscar lo que quieres: disponerte me-
gil equilibrio que somos. En el milagro jor al encuentro que te hace ser.
8
LOS SENTIDOS
MIRAR
Vemos lo que tenemos alrededor por- mos, cómo es lo que vemos y cómo se
que le llega la luz. Gracias a la luz del oculta lo invisible.
sol, o de cualquier otro foco lumínico, Jesús dice «yo soy la luz del mun-
tomamos consciencia de dónde esta- do»11 e intuimos que todo recibe su
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presencia porque está iluminado por en la respiración. Te recomiendo to-
Él, desde fuera, como un sol, o desde mar consciencia de ella, como si cada
dentro, cual chispa de vida interior. vez que iniciases una plegaria tuvieras
Cuando la vista se torna conscien- que aprender a respirar. En cierto sen-
te, se convierte en mirada y, cuando tido, te estás preparando para un nuevo
la mirada se maravilla por lo que ve, nacimiento.
se convierte en contemplación. Con la De pie o sentado con la columna er-
percepción sensorial, empieza lo que guida y la cabeza en continuidad con la
concluye con un agradecimiento por columna, mantén tu mirada hacia ade-
todo y en todo. lante. No quieras fijarla en un objeto,
La mirada es el sentido de la espe- prescinde de descubrir el detalle. Ten
ranza porque nos anuncia objetos, per- una mirada amplia, pacífica y reposa-
sonas o acontecimientos que están a ki- da. Acoge la luz y, sin dejarte atrapar
lómetros de distancia, o quizás a años por una determinada forma, percibe
luz. Y aun así, los percibimos aquí y cómo esta lo inunda todo.
ahora. No están, pero los hemos visto y Deja que la inspiración y la espira-
ello sostiene nuestro paso, como el de ción marquen el ritmo de la recepción
los sabios de Oriente que habían visto y la elaboración de la luz por medio del
salir a la estrella del recién nacido Rey sentido de la vista. Acoge la luz y dé-
de los judíos.12 jate iluminar interiormente por quien
La mirada también es el sentido de revela la verdad y te da la visión.
la fe porque percibe aquello que se ve
y, a su vez, intuye lo que allí palpita.
Igual que lo percibió el amado discípu- 12. Arropado por la luz
lo que, entrando en el sepulcro vacío
y observando las vendas y el sudario, Ahora cierra los ojos y deja que el res-
«vio y creyó».13 to de tu cuerpo absorba la luz: el rostro,
Finalmente, la mirada es el sentido la piel… Te vas haciendo consciente
del amor, ya que la vista, por gracia, se de esta impresión vivificante, tan sutil
transforma en contemplación y la con- como real.
templación lleva a amar todo en Aquel, Si la fuente de luz también emite
que es la luz del mundo. calor, como el sol, fijarte en el calor
En definitiva, el sentido de la vista, que percibes de ella te ayudará.
mediante la luz que es Jesús, nos ayuda Con los ojos cerrados, sintiendo la
a acoger al Señor de la vida. claridad que te envuelve, imagina la
A continuación te presento algunas presencia del Señor: te mira, te conoce,
maneras de prestar atención a la plega- te ama. Detente para percibir el espa-
ria y disponerte para ella. cio entre tú y Él, y reconocer lo que su
tan cercana presencia mueve en ti.
Decía Pedro Arrupe: «Tu ima-
11. Ojos que respiran gen sobre mí bastará para cambiar-
me».14 Deja que estas palabras expre-
Para entrar en un ejercicio con los sen- sen tu deseo de ser transformado por
tidos, empieza centrando tu atención Él.
10
13. Fijarse en lo sagrado presente lo que representa. Su aparien-
cia busca más sugerirte que definir el
Abre los ojos y fija tu mirada en un ob- objeto. A partir de la contemplación
jeto que quiere ser representación del del objeto sagrado, el Espíritu Santo
Señor (el sagrario, una cruz, un ico- puede completar la comunicación que
no…). inicias.
Detente a percibir sus detalles, Pueden ayudarte las palabras del
como si estos te revelasen el mensaje apóstol Tomás al ver al resucitado:
que el artista quería transmitir con él y «Señor mío, Dios mío». 15 Contempla,
del que Dios querrá servirse. acoge lo que se te sugiere, ve respiran-
El arte religioso, al igual que toda do estas palabras mientras esperas que
expresión simbólica, aspira a hacer el Señor se te dé a conocer.
ESCUCHAR
TOCAR
El sentido del tacto nos relaciona con co el beso de Judas en el huerto de los
el otro, minimizando el espacio que Olivos pudo esconder la intención de
nos separa. La distancia descrita ante- traicionar al Maestro.20
riormente con la mirada y la escucha, Si el compromiso en el tacto es
ahora se borra en una proximidad que grande, la oportunidad de salvación,
nos implica. también. Un niño no sobreviviría sin el
El tacto, en el encuentro entre per- contacto de los suyos; y cuando debe
sonas, tiene múltiples maneras de ve- escoger entre el calor o el alimento, pre-
hicular la comunicación: una palmada fiere el calor de sus iguales, aunque por
en el hombro, una encajada de manos, ello muera de hambre.21 El adulto tam-
un beso o un abrazo. bién espera salvación y comunión en el
El tacto también es un sentido que encuentro inmediato que proporciona el
pide delicadeza porque el contacto in- tacto, pero solo el respeto –el amor, en
terpersonal revela los sentimientos re- definitiva– le llevará a buen puerto.
cíprocos de los que así se aproximan. Dice San Ignacio que el objetivo de
De camino a la casa de Jairo, to- los Ejercicios Espirituales es que Dios
dos se arremolinaban entorno a Jesús pueda comunicarse directamente con
hasta el punto de ahogarlo, pero solo la persona, y habla de ello utilizando
una persona lo tocaba: la que fue sal- el mismo símil del tacto: «abrazándola
vada por su fe en el Señor.19 Tampo- en su amor y alabanza, y disponiéndola
13
por la vía que mejor podrá servirle ade- sensación que habitualmente no suela
lante».22 El acompañante del que prac- atraer tu atención.
tica los Ejercicios procurará ayudarlo, Esta percepción te lleva a profundi-
sin interponerse en esta alianza. zar en el momento presente y en todo
A lo largo de la Segunda Semana lo que concurre en él. Prescinde de
de los Ejercicios, también se nos invita otras preocupaciones sobre lo que es-
a contemplar y a empaparnos de un Je- tabas haciendo antes o lo que vas a re-
sús que pasa haciendo el bien mientras alizar más tarde. Considera el presente
cura, a menudo, mediante el tacto. Fi- como una oportunidad y disfruta de lo
nalmente, en las apariciones pascuales, que en él se te da y te habla de Dios.
el resucitado propondrá a Tomás reco-
nocerlo por el tacto.23
Por lo tanto, el tacto vehicula el en- 22. Orar con las manos
cuentro interpersonal que nos redime.
De modo que podemos disponernos a Las manos, instrumento fundamental
esta redención, aprendiendo este len- del sentido del tacto, atraen ahora tu
guaje y dejándonos transformar por el atención. Considera todo lo que llegas
Señor. a hacer y a deshacer con ellas, lo que es
Te propongo algunos ejercicios que bueno y lo que podría ser mejor.
te ayuden a abrirte a esta sensibilidad y Abre las manos con las palmas ha-
te dispongan a este abrazo que te lleva cia arriba en actitud de espera, de peti-
a amar más a Dios y a servirlo en todo. ción, de necesidad.
El ritmo de la respiración te marca
una pauta gracias a un sutil movimien-
21. Sensible al tacto to de la mano que va de la acogida a la
incorporación, para acoger de nuevo,
Visualiza mentalmente diferentes par- como en la práctica 7. De este modo,
tes de tu cuerpo donde la presión táctil en cada inspiración, extiendes los de-
es más evidente. Cada una de estas par- dos de la mano y al sacar el aire los re-
tes imagínatela como si fueses consci- lajas, como si ya se te hubiera dado lo
ente de ella por primera vez: los pies en que esperas. Deja que todo el cuerpo se
contacto con el suelo, la ropa ajustada implique en este gesto y hazte también
al cuerpo, las manos abiertas o entre- consciente de la apertura de los brazos
cruzadas… Deja que la atención sobre y del torso.
cada parte se aproveche del ritmo de tu
respiración y dedica un buen rato a vi-
sualizarla. No tengas prisa. 23. Dios se acerca
Gana un punto más en sensibilidad
y, esta vez, fíjate en percepciones más En la quietud que te ofrece observar la
sutiles del tacto. Por ejemplo, párate a respiración y el sentido del tacto, toma
considerar el roce del aire al entrar por consciencia de estar ante Dios.
la nariz: ahora por el orificio izquierdo, Imagina de qué manera se haría re-
ahora por el derecho. O bien el calor alidad esta presencia si se manifestara
del pelo en el cráneo o cualquier otra de forma táctil. Recuerda cómo Jesús se
14
aproximaba a quien buscaba salud y sal- Deja que el respeto y la generosidad
vación, y cómo se acerca a ti, que tam- sean las actitudes de este encuentro. Tú
bién le esperas. Puedes imaginar cómo puedes imaginarle y, por su gracia, Él
aproxima sus brazos, sus manos y todo podrá servirse de tu imaginación con la
su cuerpo para manifestar su amor por ti. finalidad de vivir más en ti.
OLER
El bebé nace con el sentido del olfato Dios, que ha venido a dar vida, y vida
bien desarrollado, a fin de poder detec- en abundancia.24
tar la fuente de vida en la madre, con San Pablo dice que los cristianos
su calor y alimento. Así, desde el naci- son la «fragancia de Cristo», ofrecida
miento, quedan registrados en la mente a Dios y llamada a extenderse por do-
los olores de la primera infancia. Años quier. Con ellos, se extiende el aroma
más tarde, un olor aparentemente ino- del conocimiento de Dios.25 En efecto,
cuo es capaz de despertar aquel cam- la atención sobre el olor nos ayuda a
po semántico latente en el cerebro y considerar dónde está el Señor. Así, lo
que, de repente, se activa por un olor reconocemos y lo damos a conocer a
casual. los demás.
El olor que desprenden las cosas Un detalle importante: no debemos
y las personas nos llega furtivamente, asociar esta «fragancia de Cristo» úni-
sin avisar. Con el olor, recibimos una camente a lo que denominamos “buen
primera noticia sobre dónde estamos y aroma”, pues ¿qué olores espera per-
quién habita ese lugar, de tal modo que cibir el que limpia a un familiar inca-
nos predispone al encuentro con el otro pacitado o el que cambia los pañales
y nos lo condiciona. a un bebé? Aun así, en gestos tan de-
El olor no se ve, no se escucha licados, reconocemos la fragancia de
ni se toca, pero tiene la capacidad de Cristo.
transformar un ambiente y darle un A continuación, te propongo algu-
valor añadido inesperado. Por ello, el nos ejercicios que te preparen para que
olfato es el más espiritual de los sen- el sentido del olfato sea una ventana
tidos, puesto que acoge con facilidad abierta a su gracia.
las impresiones que, como Dios, son
invisibles, inaudibles, pero reales y
transformadoras. 24. Identificados por el olor
Con el sentido del olfato, aprecia-
mos la sutil bondad o maldad de quien Paulatinamente, descubres que, al ins-
nos rodea, y también discernimos los pirar, no solo incorporas el aire, sino
olores que dan vida o nos la quitan. que también te llegan las moléculas ol-
El olfato, en definitiva, nos habla de fativas del entorno.
15
Al ralentizar la respiración, tam- en tu labor para construir una sociedad
bién vas afinando tu atención tomando más justa, más acorde con el querer de
consciencia de los efluvios que emanan Dios.
del lugar en el que estás. Los discrimi- Considera cada persona una por
narás del olor que desprenden las per- una y reconoce que en sus olores hay
sonas que lo ocupan o suelen ocuparlo. trazas de la esencia del aroma de Cris-
Con el olfato, puedes acoger a las to. Hazte consciente de ello, reconóce-
personas, agradecerlas, reconciliarte lo y agradécelo.
con ellas o disponerte mejor para el
encuentro.
También puedes detenerte a perci- 26. El aroma de los «amigos del
bir el olor de tu persona. Este olor es Señor»
como una tarjeta de presentación in-
visible que ofreces al otro. Considera Hazte consciente de los pobres que
qué es lo que quieres decir de ti mis- conoces por su nombre, de los hom-
mo y qué hay en ti de la «fragancia de bres y mujeres que se confían a Dios
Cristo». sin disponer de ningún otro recurso
seguro.
Hazlos presentes en tu afecto e,
25. «Fragancia de Cristo» imaginando el olor que pueden des-
prender, considera tu manera de ser
Trae a la memoria el aroma de tus es- amigo de los «amigos del Señor».26
pacios cotidianos. Disponte a poder encontrar, especi-
Recuerda también el de las perso- almente en ellos, trazas de la fragancia
nas con quien colaboras estrechamente de Cristo.
GUSTAR
18
EL MOVIMIENTO
PONERSE EN PIE
Prestar atención sobre algo tan senci- que te apartan del punto donde tú eres
llo y evolutivamente tan complicado más tú.
como ponerse en pie nos ayudará a
recorrer el puente entre lo visible y lo
invisible, de ida y de vuelta. 36. Digno y humilde
CAMINAR MEDITATIVO
DANZA CONTEMPLATIVA
PLEGARIA DE BENDICIÓN
“Bendecir” significa ‘decir bien de los Por ello, ahora te propongo ma-
demás’. “Bendecir” hace pensar en neras de profundizar en este gesto
las palabras y en las muestras de afec- para que también te abra a la medita-
to que los padres ofrecen a sus hijos ción.
cuando dejan el hogar.
Nosotros bendecimos a Dios, di-
ciendo todo lo que de Él recibimos, 45. Velar por los nombres
porque Él nos ha bendecido antes.
También bendecimos a los otros Esta meditación empieza haciendo pre-
recordándoles su dignidad: “¡sois hijos sente mentalmente el otro para poder
de Dios, en su Hijo, Jesucristo!”. Re- bendecirlo. Así dejas que su recuerdo,
cordándonoslo unos a otros nos esta- su vida, desvele tu plegaria por él.
mos abriendo a una nueva fraternidad. Te ayudará escribir su nombre en un
En cualquier encuentro donde el papel, al lado de todos aquellos otros
Señor ha sido el centro, como en la eu- nombres que hoy quieres bendecir.
caristía, la bendición reenvía con nue- Más que escribir el nombre, detente
vas fuerzas a la misión de cada día. en dibujar cada una de las letras, de-
24
dicando el tiempo necesario para cada conviene en este momento, aunque, si
persona por la que quieras orar. lo sabes, puede ayudar. En cualquier
Finalmente, enciendes un candil y caso, la pones en manos de Dios y de
pones el papel bajo la luz. En la pau- su protección amorosa.
sa de la llama, vela por estos nombres Ahora, la bendices con un gesto
como si del sueño de un niño o de una adecuado, que puede ir variando según
necesidad se tratara. Son personas para cada persona: imposición de las manos
las que tú quieres bien. Tú las bendices sobre la cabeza, con o sin contacto, po-
para que no olviden nunca que son hi- ner una o dos manos en los hombros,
jos e hijas, hermanos tuyos. abrir la palma de la mano hacia el otro,
cruzar una mirada de reconocimien-
to…
46. Bendeciros Es importante que la voluntad de
bendecir encuentre su manera personal
Otra manera de bendecir es la que se y diferenciada.
realiza en grupo. Se trata de invocar la Cuando la persona que guía la ben-
protección de Dios sobre el otro con la dición lo considere oportuno, puedes
imposición de las manos. concluir tu bendición.
Este gesto que proviene del propio A continuación, desde el círculo in-
Jesús40 es habitual en el seno de las co- terior, quien ha recibido tu bendición
munidades cristianas41 desde el princi- es quien toma ahora la iniciativa y, a
pio, pues ayuda donde las palabras no su manera, también reza para ti, bendi-
llegan a expresar adecuadamente lo ciéndote. Cuando ha terminado, quien
que se quiere decir, pero se desea. guía la plegaria hace una señal para
En esta dinámica de bendición, hay que el círculo exterior rote una posi-
alguien que guía la plegaria y marca ción. Os despedís.
los tiempos. Tras la rotación, os encontráis, de
Las personas que participan se si- nuevo, dos personas que en silencio
túan en dos círculos concéntricos: el lleváis a cabo la plegaria por el otro,
círculo interior, mirando hacia fue- el gesto de bendición y la conclusión.
ra, el círculo exterior, mirando hacia Durante esta práctica, es importan-
adentro. Cada persona se sitúa frente a te expresar la bendición centrándose
otra, por parejas. Quien guía la plega- en las manos. Así, como se busca ser
ria puede incorporarse para completar austero con las palabras para que sea el
una pareja con una persona suelta o gesto el que hable, también conviene
puede quedarse fuera de los dos cír- ser austero con las miradas. Buscar el
culos. Orando, invita al silencio y a la contacto visual fácilmente distrae del
intercesión de los unos por los otros. propósito. Por ello, nuestra atención
Puede ayudar poner de fondo una mú- estará en las manos y no en el habla o
sica adecuada. en la mirada.
Si estás en el círculo exterior, ora Cuando el círculo externo ha com-
en silencio por la persona que está pletado la vuelta, se finaliza la diná-
delante de ti. No es imprescindible mica con un canto o unas palabras de
conocer su nombre ni lo que más le bendición para todos.
25
47. En pequeño círculo Quien bendice continúa pasando
por delante de todos y cada uno de los
Esta misma plegaria de bendición se miembros del grupo hasta llegar, de
puede llevar a cabo en grupos de cuatro nuevo, al punto de partida. Entonces,
o cinco personas, de pie o sentadas, in- toma el testigo quien se sienta movido
cluso en el suelo. Se explica la dinámica a hacerlo e inicia la bendición, siempre
a todos y se deja que el grupo gestione a su manera y el tiempo que considere
el tiempo. Después de un momento de oportuno.
silencio y plegaria compartido, quien lo Puede haber diferentes grupos en
desee puede tomar la iniciativa y situar- un mismo espacio. Hay que ponerse
se ante quien tiene a su derecha. Le ben- de acuerdo para que, cuando un gru-
dice como se ha sugerido antes. Quien po concluya, permanezca en silencio o
recibe la bendición expresa corporal- abandone el recinto y, así, respetar al
mente la acogida de la plegaria sobre él. que todavía no ha terminado.
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LA IMAGINACIÓN
A menudo, las imágenes mentales nos llegan como los olores, de for-
ma inesperada. La memoria visual produce una combinación de imá-
genes que nos representa lo que hemos vivido, pero también lo que
desearíamos vivir o tememos que llegue a pasar en el futuro.
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LA PALABRA
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CONCLUSIÓN
Este es el secreto: saber mirar hacia día para realizar esta práctica espiri-
atrás y reconocer el paso de Dios en el tual. ¿El lugar era el adecuado? ¿Cómo
camino recorrido, disponiéndose para has preparado tu cuerpo para la medi-
el tramo siguiente. Este es, a mi pare- tación? ¿Te has servido de la respira-
cer, el secreto de la pedagogía de los ción para entrar? ¿Los sonidos ambi-
Ejercicios de san Ignacio de Loyola entales ayudaban? Ante Dios, ¿sabías
para el aprendizaje en la vida espiritual. qué le querías pedir en concreto? ¿Has
Las 49 prácticas que se proponen encontrado espacio para su Palabra?
en este cuaderno quedarían en agua de ¿El ejercicio te ha aproximado a los
borrajas o actividades peculiares si no otros y a la Creación? En definitiva,
encontráramos un momento para valo- ¿dónde estaba Dios?
rarlas, sea para corregir lo que no ha ido Si la plegaria es atención al paso de
bien, sea para confirmar lo que sí que Dios, la atención sobre esta atención
ha ayudado. Es importante preguntarte nos dispone doblemente a sentir, en-
si has escogido bien el momento del tender y seguir su Palabra en todo.
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NOTAS
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