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HISTORIA DE LA

PSICOLOGIA
Primer informe

Alumno: Alcaraz Felicitas


DNI: 41008581
Mail: felialcaraz33@gmail.com
Profesora: Fedra Freijo
Comisión: 19
Fecha: 10/05/2018

Consigna
En términos de Descartes: “Debemos estar sobre aviso y
recordar que todo lo que se presenta a la imaginación tiende a
engañar al alma”. Teniendo en cuenta esta frase, articule los
conceptos de: cuerpo, alma, pasión y remedio en Descartes.
¿Cómo se mueve esta cuestión en Hume y con qué palabras?
¿Qué opina Kant al respecto?
Rene Descartes, quien vivió en el S. XVII, fue uno de los pensadores más
relevantes de su época. Esta generación de pensadores buscaba generar una
nueva ciencia, la física, y dentro de ella la mecánica. El contexto de ese
momento estaba caracterizado por el hecho de que el lugar del saber lo
ocupaba la autoridad, el conocimiento estaba limitado por los dogmas
religiosos. Pero Descartes plantea que el pensamiento es autónomo, es decir,
que todos tienen el don de la razón y, por lo tanto, todos pueden llegar al saber
y al entendimiento. Para poder desarrollar este concepto, utiliza la duda. Todo
aquello que genere una duda es descartado y lo único que se escapa de esto
es el pensar, el hecho de que estoy dudando. Entonces de esta manera,
Descartes sustancializa y cosifica el pensamiento, y así establece un dualismo.
Otorgándole sustancia tanto al pensamiento como a las cosas, se fundan dos
órdenes distintos y opuestos: Res cogitans (sustancia pensante) y res extensa
(sustancia medible).
El método que utiliza es el análisis, ya que, establece la idea de que el
pensar es analítico, al igual que la matemática. Todo se puede descomponer
en partes y esta descomposición permite el análisis. De esta forma, cuando
escribe “El tratado de las pasiones del alma”, texto en el cual busca instaurar
las relaciones que existen entre el cuerpo y las pasiones, explica
mecánicamente el funcionamiento del cuerpo. Para él, el cuerpo es un cuerpo
mecánico, es más, para poder representar esta idea utiliza una analogía con el
funcionamiento de un reloj. Y así, logra distinguir el cuerpo del alma, haciendo
una división entre ellos. Descartes (1649) afirma “La muerte no ocurre nunca
por ausencia del alma, sino porque alguna de las principales partes del cuerpo
se corrompe” (p. 5). El cuerpo pertenece a la res extensa, así como también lo
hacen los objetos y el mundo tangible. Por otro lado, el alma entra en la res
cogitans, ya que es todo aquello que no es medible. La mecánica del cuerpo
que él explica, se basa en que está compuesto por órganos vitales,
sensoriales, sangre, arterias, músculos y espíritus animales. Estos últimos son
considerados cuerpos pequeños, gracias a los cuales el cuerpo puede sentir
los cambios del mundo físico y provocar el movimiento de las distintas partes
del cuerpo. El cuerpo es la sede del calor y el movimiento, mientras que el alma
lo es de la voluntad y el pensamiento. De todas maneras, plantea el hecho de
que existe una glándula en la cual convergen, constituyéndose, en la sede
principal del alma.
Partiendo de esta distinción, se puede esclarecer la idea de pasión, ya que
es un concepto fronterizo entre el cuerpo y el alma. Esto es así, porque las
pasiones se originan en el cuerpo, pero pertenecen al alma. Podría decirse que
son las acciones del cuerpo, mientras que, al mismo tiempo, son las
percepciones y emociones del alma, generadas y fortalecidas por los espíritus
animales. En la segunda parte del texto, enumera las pasiones, identificando a
seis de ellas. En primer lugar, establece la admiración, haciendo referencia a la
impresión que algo deja en nosotros, la sorpresa con un objeto nuevo. Luego, a
partir de esto, se puede reconocer si eso admirado, es conveniente o no. En
caso de que así lo sea, la pasión generada es amor, y en el caso contrario,
odio. Dependiendo si se sintió amor u odio, se querrá conservar el bien o evitar
el mal, y en función de esto, surge la pasión llamada deseo, la cual siempre
hace referencia al futuro. Por último, situándonos en el tiempo presente, al
poseer ese algo que nos es conveniente, aparece la alegría y si no, la tristeza.
Descartes entiende que todas las pasiones son buenas (contrariando la idea
del contexto, en el cual las pasiones eran equivalentes a pecado), excepto si se
presentan en exceso o son mal utilizadas. Para estos casos, él propone un
remedio. Así como lo establece la cita en la consigna, Descartes creía que el
alma no puede controlar las pasiones que son muy violentas. En consecuencia,
según él, hay que dejar que la sangre se calme y evitar realizar un juicio en
esos momentos. De lo contrario, estaríamos siendo engañados por las
pasiones. Entonces, el remedio sería tratar de mantener otros pensamientos
como predominantes, hasta que la serenidad logre calmar la agitación de la
sangre por completo.
Hume, contrariando la teoría de Descartes, opina que hay que dejarse llevar
por las pasiones. Fue un filósofo perteneciente al siglo SXVIII, un escenario de
revoluciones. La invención de la imprenta fue una de estas revoluciones, la cual
va a ser utilizada como metáfora en lo postulado por Hume. Este piensa en una
ciencia empirista, a través de la experiencia. El encuentro con lo real se
produce desde lo fáctico (a diferencia de Descartes, que se producía desde el
pensar). Ya no hay garantía divina de las ideas como en el siglo pasado. Ahora
el sujeto es entendido como una tabula rasa en el que se inscribe, a través de
los sentidos y la experiencia, el conocimiento. Hume, entiende el cuerpo como
un cuerpo sensitivo. Por ende, la percepción es un momento fundante del
conocimiento, en el que el objeto (lo real) es percibido y se imprime en el sujeto
como una marca. Las impresiones tienen diferentes fuerzas porque, el objeto
conocido genera una impresión sensitiva en el cuerpo y automáticamente se
realiza un juicio sobre si es agradable o desagradable. Este accede al
entendimiento y deja una impresión de reflexión, siendo esta más débil que la
anterior. Cuando a esta impresión de reflexión se le suma un salto abstracto,
llegamos a la pasión. Entonces, el origen de la pasión es el objeto, es decir,
alguna cualidad del mismo que impresiona los sentidos. Esto inscribe en la
mente una imagen de la que deriva una idea.
El distingue dos tipos de pasiones, las directas y las indirectas. En primer
lugar, las directas están relacionadas con lo agradable y lo desagradable, es
decir, más cercanas a la sensación. Estas serían la alegría, la tristeza, el deseo
y la aversión. En segundo lugar, las indirectas son las complejas, porque es
necesario que se den más asociaciones para que se generen, es lo que
enciende las emociones. Estas serían, el amor, el odio, el orgullo y la humildad.
Más allá de esta concepción de las pasiones, estas son reguladas por la
sociedad, ya que, hay un consenso sobre lo que es bueno o malo, que
condiciona las mismas. El método que utiliza Hume es inductivo, generalizar a
través de la experiencia, pero como es imposible vivenciar todo, no hay
verdades absolutas.
En último lugar, diferenciándose de lo ya expuesto, Kant plantea que los
objetos son los que deben reglarse por nuestros conocimientos, y no nuestros
conocimientos reglarse por los objetos. El sujeto está provisto de categorías.
Por un lado, el conocimiento “a priori”, el cual es independiente de nuestra
experiencia. Esta categoría se caracteriza por la razón, tautologías e
intuiciones puras. Incluye juicios realizados a través de las matemáticas y
física, siendo los mismo necesarios y universales. Es el molde al cual se le
aplican las sensaciones o impresiones, es decir, que este tipo de conocimiento
produce fijeza. Por otro lado, el conocimiento “a posteriori”, que se caracteriza
por poseer como fuente la experiencia. En esta categoría entrarían los juicios
de la ciencia y del saber vulgar, caracterizados como contingentes y
particulares, es decir, que su verdad es relativa. Suman al conocimiento lo
interpretado por las sensaciones. Para acceder al conocimiento completo es
necesario formular un juicio articulado entre la razón y la experiencia, es decir,
entre el conocimiento “a priori” y el conocimiento “a posteriori”. Por lo tanto,
toma la idea de Hume sobre que la experiencia es un momento importante en
el proceso de conocer, pero no comparte que sea lo único que se necesite para
que el entendimiento este completo.
Kant toma a las pasiones como patologías (pathos=enfermedad) del yo. A
este, se le impone una ley moral para que no se deje llevar por los sentimientos
(pasiones) que lo conducirían a lo patológico. El yo está libre de sentimientos,
se maneja de acuerdo con la ley moral y no con las pasiones. Este concepto
presenta un punto de unión con Descartes, quien afirmaba que debíamos
controlar el exceso de las pasiones. Coincidiendo con esta línea de análisis,
Kant establece que el entendimiento poco puede hacer cuando la pasión es
muy fuerte.
Partiendo de la cita propuesta en la consigna, se pueden encontrar puntos
de unión y ruptura entre los filósofos. En la misma, Descartes enfatiza el hecho
de que las personas deben anticiparse al posible engaño que la imaginación
puede sufrir, como consecuencia de un exceso de pasiones violentas. Es así
como, propone controlarlas a partir de un remedio útil, que consiste en dejar
pasar el momento en que las mismas irrumpen, hasta que la agitación de la
sangre calme. De esta manera, la razón y la cordura serian el remedio y la
manera de dominar las pasiones. En contraposición, Hume considera a la
razón como una pasión debilitada, con menor fuerza. “Lo que comúnmente, en
un sentido popular, es llamado razón y se recomienda tanto en los discursos
morales no es sino una pasión general y apacible” (Hume, 1757, p.139). Es así
como, mientras que para Descartes, la razón permitiría un adecuado goce de
las pasiones, al evitar su mal uso y exceso, para Hume, puede generar un
efecto contrario y provocar la insensatez. De esta manera, se entiende que
Descartes, priorizando lo innato, considera los sentidos poco confiables y
engañosos. Contrariamente Hume, sostiene que es a través de ellos como
tomamos contacto con la realidad, permitiéndonos acceder al conocimiento.
Por otro lado, Kant considera que las pasiones son patológicas y por lo
tanto deben evitarse. Esto se logra a través de la imposición de la ley moral,
que genera un sujeto libre de sentimientos, es decir, libre de pasiones. Esta
línea de pensamiento encuentra un punto de unión con la idea de Descartes
sobre la necesidad de controlar las pasiones.

Bibliografía
 Descartes, R. (1649). Tratado de las Pasiones del alma. Barcelona:
Planeta. 1994
 Descartes, R. (1637). Segunda parte. En El discurso de Método. Buenos
Aires: Losada. 1959
 Hume, D (1757) Disertación sobre las pasiones y otros ensayos morales.
España, Editorial del Hombre, Ministerio de Educación y Ciencia,
1990“Una disertación sobre las pasiones” Sección I a V
 Kant, E.: (1764) Ensayos sobre las enfermedades de la cabeza. Ed.
Mínimo Tránsito, 2001. España.
 Rossi, L.: (2004) Clases teóricas desgrabadas. Material de cátedra.

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