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Derecho a la defensa

1. Derecho al uso de su propio idioma

- Incluso si el demandado desempeñara el uso de español en su trabajo diario, las situaciones y


el lenguaje usados en la corte pueden ser complicados. Además, que la persona en cuestión
conozca ambas lenguas, dista mucho de las destrezas reales que se deben dominar para
ejercer de manera competente y llevar a cabo el ejercicio del derecho de defensa en cuanto no
podría corresponder con lo que realmente tiene la intención de comunicar, no
correspondiendo con la realidad del mundo empírico. Teniendo en cuenta que la declaración
del imputado tiene una naturaleza dual, como medio probatorio y como manifestación de la
resistencia de la acusación, de esta forma tener un intérprete que el ayude a desenvolverse en
las respectivas diligencias será fundamental para el ejercicio del derecho de defensa eficaz,
pues de tal forma el juzgador podrá utilizar lo dicho para demandar otras diligencias como
recabar declaraciones testimoniales

-No puede existir una presunción iuris tantum del idioma español en el sistema de
administración de justicia en una localidad donde predomina la lengua aguaruna, pues la
protección del derecho al uso del propio idioma, lengua originaria o aborigen implica que
cualquiera que sea su naturaleza o característica es de obligatoria implementación por el
Estado en aquellas localidades donde exista, de manera comprobada, un uso mayoritario del
mismo, por lo cual el Estado debe dar carácter igual.
- El artículo 18 del Decreto Supremo 004-2016-MC establece la garantía de derechos
lingüísticos en la administración de justicia desde el Estado, para lo cual formula “Se
garantizará la participación de un/una intérprete o traductor/a de la lengua indígena,
especializado/a en justicia intercultural, remunerado/a por la entidad que solicita el
servicio”, para lo cual se tiene entendido que a fin de garantizar el acceso a la justicia con
respecto de los derechos lingüísticos es la entidad que debe velar por estos, partiendo por
ella la solicitud. Asimismo, en el “Protocolo para la participación de traductores e intérpretes
de lenguas indígenas u originarias en procesos judiciales” (RESOLUCIÓN ADMINISTRATIVA Nº
008-2019-CE-PJ) se establece al comienzo de un proceso, es el juez quien debe informar a las
partes procesales que les asiste el derecho a contar con un intérprete en cualquier etapa del
proceso, aunque pueda comunicarse en castellano en su vida diaria. Y seguidamente se
formulará a las partes si harán ejercicio de este derecho, sin embargo, este acto no consta en
actas, ni que se haya consultado, ni que se haya denegado el procesado a ejercer su derecho.
Siendo que el juez al presenciar ciertas dificultades en el desenvolvimiento de la defensa del
imputado pudo incorporar a un intérprete de oficio, sin embargo, tampoco se presenció esta
actuación.

2. Derecho a elegir a un propio abogado defensor

Aparte de la vulneración a la libertad individual, el artículo 25 del Código Procesal


Constitucional, regula entre los derechos protegidos a ser asistido por un abogado defensor
libremente elegido desde que se es citado o detenido por la autoridad policial u otra, sin
excepción. De tal forma el contenido de este derecho fundamental se ha de entenderse como
el derecho que tiene toda persona de decidir libremente cómo actuar y de poder actuar como
ha decidido. Se puede colegir del caso expuesto que este derecho no ha sido ejercido, pues
como actuación procesal, según lo dispuesto por el artículo 120 del código procesal penal,
debería contar en actas, sin embargo, no se tiene registro de ello.
Nombrar: el nombrar un defensor de oficio con el solo objeto de cumplir con una formalidad
procesal, equivaldría a no contar con defensa técnica, por lo que es imperante que dicho
defensor actúe de manera diligente con el fin de proteger las garantías procesales del acusado
y evite así que sus derechos se vean lesionados. (CIDH Caso Cabrera García y Montiel Flores vs.
México, f. 155).

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