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Así, se inicia con Jenofonte (380 años antes de cristo), estudioso clásico, que brindó aportes al
definir el problema económico, como el manejo de la propiedad, refiriéndose esto como la
destreza que tienen las personas de adquirir las cosas y del valor de uso de las mismas, esto es, si
el elemento no se utiliza de la forma correcta entonces no tiene valor ó si no se usa de la manera
debida, tendrá un valor negativo. Por otra parte, señaló términos de liderazgo y eficiencia,
ejemplificando que una tripulación podía hacer la navegación en la mitad del tiempo, si es bien
guiada, alcanzando mayor rendimiento que un grupo mal conducido. De esta manera, el filósofo
destaca la administración de la gente como factor para alcanzar la eficiencia en los sistemas
agrícolas como en el ámbito militar.
Continuando con la evolución del término, para el año 1758 François Quesnay, economista
francés, fundador de la escuela fisiocrática, que indaga sobre si determinadas ramas de la
actividad económica, contribuyen más que otras a la riqueza de un país. En este sentido,
afirmaron que la agricultura era la única rama que originaba producto neto, por lo que ésta era la
actividad que debía ser fomentada. Este autor, realizó un aporte relevante con el cuadro
económico (Tableau Économique), pues observó que la productividad era algo exclusivo del
campesino por su trabajo en la tierra, debido a que generaba un producto neto, que brotaba una y
otra vez gracias a la naturaleza, sirviendo de base para el resto de las actividades.
Dichas labores fueron clasificadas como productivas (las que ejerce el campesino) y estériles
(ejercidas por artesanos, comerciantes y profesionales), es aquí donde el concepto se relaciona
básicamente al hecho de producir la tierra y cómo éste sustentaba a las demás ramas de la
economía, a través de la utilidad que ofrecía al transformar o transportar los productos obtenidos.
Más adelante, para el año 1776, Adam Smith es considerado como el exponente principal de la
teoría económica clásica, quien se inspira en las ideas François Quesnay para formular las
propias. Su mayor aporte a la productividad es el relacionado a la división del trabajo, puesto que
incrementa la cantidad producida y explica que al separar las tareas de un proceso, cada
trabajador desarrolla una creciente destreza en el desempeño de una sola tarea al hacerla repetidas
veces, permitiendo el ahorro del tiempo, si el trabajador no necesita pasar de un tipo de trabajo a
otro, asimismo al dividir el trabajo, hace posible introducir la maquinaria que permita
incrementar la productividad de las personas, que a su vez aumenta la producción nacional y
garantiza el desarrollo económico de la nación, éstas afirmaciones fueron desarrolladas en su
escrito la Riqueza de las Naciones.
Por otra parte comentaba, que el crecimiento económico depende de la amplitud del mercado
considerando factores importantes como: la extensión geográfica, el consumo interno y el
desarrollo económico.
Tiempo después, un autodidacta aficionado por lo temas económicos, David Ricardo, a los 27
años estudia el texto la Riqueza de las Naciones de Smith, encontrando criticable el sistema
económico descrito por éste, proponiendo teorías como: teoría monetaria de Ricardo, que se basa
en la convertibilidad del billete en oro; teoría del valor, referido al valor de cambio especificando
que algo que no sea útil no se intercambia, sin embargo la utilidad no determina su valor; teoría
de la distribución (renta diferencial), haciendo de que si la relación entre población y tierras
disponibles era favorable a aquella, solamente se cultivarían las mejores tierras, donde nadie
estaría dispuesto a pagar una renta por cultivar tierras mientras existiesen otras de similar calidad
desocupadas.
En este sentido, para el año 1867, publica su obra monumental “El Capital”, criticando la
economía capitalista puesto que observó que sólo los beneficios eran para el dueño de la tierra y
pocos para el trabajador. De este escrito, se relaciona a la productividad, que el valor de cambio
dependerá de la cantidad de trabajo humano incorporado a las mercancías en su producción, esto
es, el valor que debe tener el producto por el esfuerzo realizado por el trabajador, igualmente
clasifica el trabajo humano, que viene siendo la cantidad de horas realmente empleadas por el
trabajador para ejecutar una actividad, y la fuerza de trabajo sería el número de horas de trabajo
socialmente necesarios que son retribuidas a través del salario al trabajador para que subsista.
De esta manera, Marx promueve que el trabajador obtenga el beneficio económico, de acuerdo a
la cantidad de tiempo empleado para tal fin, planteando así, expresiones matemáticas que
sugieren la forma de calcular el valor del trabajo tomando en cuenta los precios del mercado. Por
otra parte, menciona que la productividad aumenta por trabajador empleado con los avances
tecnológicos y el empresario, puede obtener el importe del pago de los salarios con menos horas
de trabajo del obrero.
Posteriormente, en el siglo XX, continúan los estudios en el ámbito económico y con ello el de
productividad, se da a conocer John Maynard Keynes, destacado economista y profesor, dió
grandes aportes para el año 1936, luego de la crisis económica de la postguerra, que había
generado las revueltas sociales, las huelgas y el desencanto por el sistema económico se
generalizó la difusión de las tesis marxistas. Propuso, la teoría general de la ocupación, el interés
y el dinero, constituye la esencia de su contribución a la teoría económica en general y es donde a
partir de la cual, junto con otros estudios previos, se conforma lo que hoy conocemos como la
macroeconomía, además fue visto como una tabla de salvación para los grandes problemas que
provenían de la Gran Depresión de 1929. Con este autor acaba el período de hegemonía absoluta
del pensamiento neoclásico en economía.
Esta teoría plantea conceptos referidos a que la renta y el empleo deben determinarse
conjuntamente a partir del volumen de demanda global existente. Para mantener el volumen de
renta y empleo debe de invertirse la diferencia entre la renta y el consumo, es decir el ahorro; de
esta manera se identifica a la inversión como un multiplicador de empleo. Asimismo se refirió al
salario, desempleo, inversiones, liquidez, oferta y demanda global, sobretodo al estudiar cómo
una nación puede alcanzar el pleno empleo de los factores económicos. Igualmente se conoce el
término de productividad marginal del trabajo. Básicamente su idea consistía que en el sistema
monetario internacional las ganancias del comercio sólo pudieran usarse para comprar productos
a otros países o conceder créditos.
Por otra parte, en 1957 surgió una crítica al modelo keynesiano, a través de Roberth Solow en su
trabajo “A Contribution to the Theory of Economic Growth”, en la cual cuestiona como
sospechosos los resultados, puesto que en el largo plazo el sistema económico está, en el mejor
de los casos, balanceado sobre el “filo de la navaja” en el crecimiento de equilibrio; los
supuestos claves del modelo criticado son la tasa de ahorro, y la tasa de incremento de la fuerza
de trabajo.
Un segundo importante trabajo de Solow, “Technical Change and the Aggregate Production
Function”, también se convirtió en la base de la conformación de la corriente neoclásica
moderna. Partiendo de la función producción Cobb-Douglas, con el supuesto del cambio
tecnológico neutral, con rendimientos constantes y el pago a los factores de acuerdo a su
productividad marginal. Además el trabajo de Solow, se considera pionero en la investigación
econométrica, debido a sus formulaciones matemáticas y con la construcción de curvas que
explican diversos factores de crecimiento económico, entre ellos se encuentra el incremento de la
eficiencia del factor trabajo, generado por el avance tecnológico.
Otro aporte importante en este tema, viene dado por Michael J. Farrell, quien en 1957, determinó
empíricamente un estándar de referencia, denominada frontera, contra el cual comparar las
unidades y determinar si ellas son eficientes o no. Las medidas de eficiencia calculadas de esa
forma definen lo que se conoce como eficiencia relativa, es decir, se mide la eficiencia
comparando su actuación con las mejores explotaciones observadas, definidas como frontera
eficiente. Entonces a partir de estos estudios, se descubren distintos tipos de eficiencia y
diferentes formas de medirlas.
Finalmente para el año 1990, está Michael Porter, quien menciona tácitamente que la
productividad es producto de la competitividad, haciendo referencia que la primera no es más que
la facultad que tienen las empresas de producir más con los recursos que poseen. Según Porter,
existe una relación de doble vía entre productividad y niveles de vida de la población. De manera
que sobre la productividad inciden tanto los salarios y las ganancias como la distribución del
ingreso, la calidad ambiental, los niveles de gobernabilidad política, libertades y derechos de las
personas. A su vez, la productividad define los niveles de salarios y las ganancias sobre el capital
invertido, en otras palabras, los niveles de ingreso que van a determinar el nivel de vida de la
población.