Está en la página 1de 5

"Restaurando el vigor espiritual" (3)

“RESTAURANDO EL VIGOR ESPIRITUAL”

TEXTO 2 Pedro 1:1-15

Pastor Cesar Barrios

Introducción

Aunque la vida cristiana debería ser caracterizada por tremendo vigor espiritual, la dolorosa
realidad es que muchos creyentes manifestamos muy poca vitalidad espiritual. A veces
andamos tristes, desanimados, preocupados, y hasta derrotados en la vida cristiana. Sentimos
que es muy difícil seguir al Señor, y obedecer Su Palabra. Experimentamos muy poco gozo
espiritual, y por lo tanto damos una mala impresión de la vida cristiana. ¡Esto no debe ser!

La Biblia indica que hay muchas razones por la cual deberíamos experimentar una tremenda
fuerza espiritual, a la par que vivimos como creyentes. Consideremos algunas de estas
razones:

i. El Nuevo Nacimiento nos concede una naturaleza espiritual de gran vitalidad.


Pedro se atreve a decir que es una “naturaleza divina” (2 Ped 1:3-4). Esta naturaleza debe
manifestarse en gran poder espiritual.

ii. La presencia del Espíritu Santo. El Espíritu Santo vive en cada creyente, justo para
darle el poder necesario para vivir la vida cristiana.

iii. Las promesas de Dios. Pedro las describe como, “preciosas y grandísimas
promesas” (2 Ped 1:4). Estas promesas deben alentarnos espiritualmente (Fil 1:6; 4:19; Mat
6:33; Rom 8:28).

iv. La comunión con Dios. ¡Qué privilegio poder hablar con Dios, compartir nuestras
vidas con Él! Sal 16:11.

v. Nuestro alimento espiritual. Dios ha provisto un gran alimento espiritual (1 Ped


2:2). Nos sostiene y fortalece espiritualmente.
Por ende, el creyente debe estar rebosando de vitalidad espiritual. Sin embargo, en
demasiados casos eso no se da, y la pregunta es ¿por qué no? Y, ¿qué podemos hacer para
restaurar ese vigor espiritual? Ese es el tema que quisiéramos tratar en esta ocasión

1. LA PÉRDIDA DE VIGOR ESPIRITUAL

Si Dios nos ha dado tantas cosas para fortalecer nuestra vida espiritual, y sin embargo
andamos con muy poco vigor espiritual, debe ser porque hay una pérdida de vitalidad
espiritual en nuestras vidas. Somos como una llanta que se desinfla constantemente. La
pregunta es, ¿por qué? ¿Qué está causando esta pérdida de poder espiritual?

a. No Vivimos una Vida de Fe.

Juan afirma que lo que nos ayuda a vivir vidas victoriosas es nuestra fe (1 Juan 5:4). La fe es el
vínculo espiritual que nos une a Dios, y por medio del cual podemos recibir tremendo vigor
espiritual (1 Ped 1:5). Mientras nuestra fe sea firme, no hay nada que no podamos hacer. Si
tuviéramos fe como un simple grano de mostaza, podríamos hacer cosas sorprendentes
(Mateo 17:20).

Ejemplo: Pedro, caminando sobre las aguas (Mateo 14:28-30).

b. No Permanecemos en Cristo

En Juan 15, el Señor se compara con una vid, y afirma que los discípulos eran como ramas.
Para gozar de vigor, la rama solo necesita quedar unido al tronco. Así es la vida cristiana; la
clave es quedar unido a Cristo – el resultado será abundante fruto espiritual (Juan 15:5, 7).
¡Nuestra falta de vigor espiritual dice mucho de nuestra relación con Cristo!

c. No Nos Alimentamos Espiritualmente


Dios ha provisto abundante alimento espiritual. La Biblia es todo un manjar; un banquete de
alimento nutritivo. El problema es que no nos alimentamos de ella. Si no leemos la Biblia,
somos como niños que no queremos comer. O si la leemos, no recibimos el sustento
espiritual, porque no meditamos sobre lo que dice, y no aplicamos sus enseñanzas a nuestras
vidas.

d. Entristecemos al Espíritu Santo

Este es otro factor que produce debilitamiento espiritual. Pablo lo menciona en Efe 4:30.
Nuestra falta de fe, nuestra falta de comunión con Cristo, y nuestra falta de alimentación
espiritual entristecen al Espíritu Santo, y por ende no gozamos Su poder en nuestras vidas.

e. Sembramos a la ‘carne’

A veces, como creyentes, en vez de vivir vidas de obediencia a Dios, procurando andar en el
Espíritu, nos dejamos engañar por las cosas del ‘mundo’, y terminamos alimentando la ‘carne’.
Esto produce un gran debilitamiento espiritual. Como esperamos poder gozar la vida cristiana,
y tener vidas victoriosas, si constantemente estamos ‘sembrando a la carne’ (Gál 6:8).

REFLEXIÓN: ¿Será esta nuestra condición espiritual?

¿Quedaremos en esta condición de debilidad espiritual?

¿Cuál es la solución?

2. LA RESTAURACIÓN DEL VIGOR ESPIRITUAL

¿Cómo podemos restaurar nuestro vigor espiritual? Hay ciertos pasos que son necesarios
tomar:

a. Reconocer Nuestra Debilidad Espiritual


Hacer un auto análisis muy honesto. Evaluar nuestra vida espiritual; nuestra experiencia en la
vida cristiana.

i. Tendremos que hacernos ciertas preguntas importantes: ¿Estamos creciendo


espiritualmente? ¿Conocemos más a Dios ahora? ¿Logramos vencer las cosas del mundo?
¿Vivimos vida de gran gozo y triunfo espiritual? ¿Testificamos a otros con autoridad
espiritual? ¿Sentimos la presencia de Dios en nuestras vidas?

ii. Tenemos que compararnos con algunos de los grandes héroes de la fe – Abraham,
Moisés, Josué, David, Daniel, etc. ¿Somos como ellos? ¿Por qué no? Son nuestros modelos
de cómo vivir la vida cristiana.

Todo esto nos llevará a un profundo quebrantamiento delante de Dios, que es el primer paso
en la restauración espiritual.

b. Desear una Vida Cristiana de Poder

Una vez que hemos hecho un análisis de nuestra vida personal, tenemos que preguntarnos si
realmente queremos cambiar; no vaya a ser que estamos satisfechos con nuestra condición
espiritual. Cristo tuvo que hacer una pregunta interesante a un paralítico (Juan 5:6).

c. Analizar la Causa del Debilitamiento Espiritual

Si deseamos cambiar, tenemos que analizar la causa de nuestro debilitamiento espiritual. Para
cada creyente, podría ser diferente. Tenemos que usar los cinco puntos mencionados en el
primer punto, y ser honestos ante Dios, y con nosotros mismos.

¿Es falta de fe, falta de comunión con Cristo, falta de una buena alimentación espiritual, falta
de agradar al Espíritu Santo, o falta de decir no a la ‘carne’?

d. Corregir Nuestra Forma de Vida


Una vez que sepamos cuál es la causa o causas de nuestro debilitamiento espiritual,
necesitamos corregir nuestra forma de vida. Pedro habla de eso en 2 Ped 1:4-5. Tenemos que
crecer en la fe (2 Ped 1:5-7), desarrollar nuestra relación con el Señor, alimentarnos más de la
Palabra de Dios, dejarnos guiar por el Espíritu Santo, y eliminar las cosas de la ‘carne’.

Conclusión

Si hacemos eso, sentiremos una nueva vitalidad espiritual, y lograremos mayor avance en la
vida cristiana (2 Ped 1:8), mayor gozo como hijos de Dios, mayor autoridad espiritual, y
seremos mejor testimonio ante el mundo que nos rodea (2 Ped 1:10-11).

También podría gustarte