Está en la página 1de 8

Bosquejo Anual

Módulo 1-Enero
Vestidas de espiritualidad (oración-tipos, estudio de la palabra,
acción)
Vestidas de estabilidad emocional (regulación emocional).

Módulo 2 - Abril
Vestidas de autoestima (test de autoestima)
Vestidas de perdón (beneficios del perdón, cuando es necesario).

Módulo 3 - Julio
Vestidas para la familia (tipos de familia)
Vestidas de valores (importancia de los valores).

Módulo 4 - Octubre
Vestidas para el servicio (test de dones)
Vestidas de empatía (que es y que no es)
VESTIDAS DE ESPIRITUALIDAD
(ORACIÓN-TIPOS, ESTUDIO DE LA PALABRA, ACCIÓN)

Mientras más y más personas dudan de la existencia de un Dios, sigue


habiendo muchas otras que se aferran a una fe la cual se ve demostrada
en sus hábitos espirituales. La espiritualidad es constantemente asociada
con hábitos “religiosos”, y aunque estos forman una gran parte de lo que
es la espiritualidad, ésta también está asociada con beneficios para tu
salud tanto física como mental. Recuerda que eres una creación de Dios
que es integral, tienes cuerpo, mente, y espíritu y por lo tanto cada área
de tu ser está conectada una con la otra, por lo que la espiritualidad como
un área de tu vida tiene repercusiones en tu ser de forma integral.
Es por eso que las personas que se consideran espirituales y creyentes de
un Dios tienen los siguientes efectos a comparación de otros:
1. Reportan ser más resilientes: la biblia constantemente habla de
la resiliencia y que para los que “aman a Dios, todas las cosas les
ayudan a bien” (Rom 8:28) esto significa que alguien que
mantiene y trabaja en su espiritualidad tendrá más oportunidad de
hacerle frente a las dificultades. Esto no significa que no las tendrá,
o que probablemente se desanimará, sin embargo, podrá seguir
aún a pesar de ellas. La mujer espiritual desarrolla su fe a través de
la prueba desarrollando rasgos de carácter que la hacen resiliente,
tales como paciencia, esperanza y gozo (Rom 5:3-4 y Santiago 1:3)
2. Las personas espirituales tienen una vida más larga: muchos
estudios han respaldado esta creencia, haciendo alusión a que las
personas que creen en Dios y tienen prácticas espirituales tienden
a tener no solo mejores hábitos de salud, sino que también viven
una vida más larga y satisfactoria. En Juan 10:10 vemos como
Dios espera no solo que “tengamos vida, pero que la tengamos en
abundancia”, y aunque esto hace referencia a nuestra vida eterna,
Dios también espera que mientras vivamos en este mundo
gocemos de satisfacción en todos los sentidos. Es por eso que las
mujeres que se visten de espiritualidad pueden vivir confiadas y
satisfechas en que los planes de Dios para ellas son de bien y no de
mal (Jeremías 29:11)
3. Relaciones más leales y estables: una de las mejores evidencias
de la espiritualidad es el reflejo de tipo de relaciones que tenemos.
Recuerda que nuestra relación con Dios es vertical y cuando ésta
es saludable y fuerte nuestras relaciones horizontales (o con otros)
serán también estables. La Biblia dice en Romanos 12:18-20 que
en la medida de lo posible “tengamos paz con todos”, cuando una
mujer tiene una relación constante y fortalecida con Dios, Él hará
que esto sea posible. Muy probablemente habrá relaciones difíciles
de estabilizar y más complicadas que otras, pero alguien que
cultiva su espiritualidad sabrá amar a Dios en primer lugar y a su
prójimo como a sí mismo (Mat 22:37-40)
Sin duda alguna los efectos de la espiritualidad en nuestra vida son
trascendentes y hacen de ella una vida de luz y tranquilidad, es por eso la
importancia de vestirnos de espiritualidad todos los días, pero ¿cómo
podemos hacer esto? ¿Cómo podemos cultivar la espiritualidad en un
mundo rodado de ambigüedad y superficialidad? Hay al menos tres
elementos que te ayudarán a revestirte de espiritualidad diariamente,
pensémoslo de este modo tu espiritualidad se cultiva teniendo 1)
conocimiento – estudio de la biblia, 2) relación con tu Creador –
oración, y 3) aplicación y testimonio – servicio a otros
1. Estudio de la Biblia – Conocimiento: No podemos amar y creer
en alguien sin conocerlo, amor sin conocimiento es solo
idealización, y la idealización puede ser tan cambiante y ambigua
que será difícil permanecer firmes. La Biblia es el centro del
conocimiento hacía Dios, Jesús mismo expresa en Juan 5:39
“Escudriñad las escrituras…porque ellas dan testimonio de mi”.
Es en la Biblia no solo donde conocemos a Dios y su plan de
salvación, sino que nos acerca más a entender lo que Dios espera
de nosotros, 2 Tim 3:16-17 expresa que “toda escritura es
inspirada por Dios y útil para enseñar, reprender, corregir y para
instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté
enteramente capacitado para toda buena obra”. En otras palabras,
el estudio de la Biblia no solo aclara tu conocimiento de Dios sino
enriquece tu conocimiento como hija de Él.
2. Oración – Relación con tu creador: El conocimiento lleva al
acercamiento, cuando conoces a Dios es imposible no amarle, la
naturaleza de Dios mismo es amor y es por eso que la Biblia dice
que el que “no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor” (1
Juan 4:8). Sin embargo, la mejor forma de mantener un amor
constante es manteniendo una relación persistente, no por nada la
Biblia expresa con urgencia que debemos “orad sin cesar” (1 tes.
5:17-18) la oración es un beneficio y privilegio que tenemos a
nuestro alcance, no solo fortalece nuestra espiritualidad, sino que
nos ayuda a identificar nuestra condición humana y necesidad de
nuestro Dios para avanzar, perdonar, crecer y soportar. Es por eso
que la oración no debería ser una actividad monótona, hay al
menos siete tipos de oraciones las cuales podemos practicar cada
día: oración de adoración y reconocimiento de Dios como nuestro
creador, oración de gratitud por las bendiciones pasadas, presentes
y futuras, oración de fe y perseverancia, oración de intercesión por
otros, oración en grupo, oración de consagración, y oración por
petición. Sin lugar duda, el hacer uso de la oración fortalecerá
nuestra espiritualidad, y expandirá nuestra relación con Dios.
3. Finalmente, Servicio a otros – testimonio: toda teoría debe ser
llevada a la acción, piensa en tu espiritualidad como un músculo,
si tu músculo no se ejercita será atrofiado y por lo tanto inservible.
Mientras estamos en este mundo Dios nos pide ser luz (Mat 5:14-
16), enfatizando que una luz que no ejerce su brillo es básicamente
una luz inservible. Es por lo que nuestro testimonio siempre se
verá reflejado en el servicio a los demás. Cuando Jesús estuvo en
esta tierra nos dejó ejemplo expresando que Él había venido a
servir no a que le sirvieran, por lo que nuestra misión mientras
estemos aquí será dar testimonio de lo que Dios hace en nuestras
vidas por medio del servicio a los demás. Afortunadamente
nuestro servicio puede ser en muchas formas, mientras pongas tu
vida en las manos de Dios el podrá utilizarte en todo momento,
bajo toda circunstancia y con los dones y talentos que Él te ha
dado.

En la vida nos vestiremos de muchas cosas, tendremos atuendos para


hacerle frente a diferentes circunstancias, unas a veces más gozosas que
otras, pero mientras nos revistamos del espíritu de Dios en primer lugar
podemos estar confiadas que tenemos asegurada la victoria y la vida
eterna, la Biblia nos insta a dejar nuestras vestiduras “viejas” y “nos
revistamos de nuevo conforme a la imagen del que nos creó”, este es
nuestro desafío y también nuestro privilegio, ¿estás lista?

VESTIDAS DE ESTABILIDAD EMOCIONAL


(REGULACIÓN EMOCIONAL)

Las emociones siempre han formado parte de lo que somos, las tenemos
desde que nacemos hasta el día que dejamos de vivir, y son en algún
sentido una característica básica del ser humano; el sentir y experimentar
sentimientos y emociones nos diferencia muchas veces de otros seres
vivos. Imagina tu vida si no sintieras nada, seguramente tendría algunas
“ventajas” como el no experimentar emociones incómodas, tales como
miedo, tristeza o enojo, sin embargo, también nos restringiríamos de
sentir amor, gozo, gratitud, sería como una vida sin sabor. Sin duda
alguna el aceptar y experimentar nuestras emociones será algo básico y
es también algo bueno, Dios nos creó con emociones, sin embargo, junto
con la entrada del pecado se adjuntaron algunas emociones incómodas, y
aun así en el maravilloso plan de Dios hizo que incluso esas emociones
“incómodas o negativas” tuvieran una funcionalidad.
El ser humano experimenta al menos cuatro emociones: miedo, tristeza,
enojo y alegría, y experimenta un sinnúmero de sentimientos.
Entonces ¿Cuál es la diferencia entre sentimientos y emociones?
Veámoslo de esta forma, las emociones son una reacción física, es decir
las sientes en el cuerpo y duran poco tiempo, por ejemplo, sentir
“mariposas en el estómago” cuando está nervioso, o incrementar tu ritmo
cardíaco cuando tienes miedo. Por otro lado, las emociones tienen una
función adaptativa, es decir, cada emoción que experimentas ayuda o
bloquea la adaptación a una nueva circunstancia. Pero ¿cuándo deja de
ser una emoción funcional y se convierte en disfuncional? Debe tener al
menos estos tres elementos: frecuencia, la emoción se experimenta más
seguido y con más regularidad; intensidad, cada vez que la emoción se
experimenta se siente más intensa e incontrolable; y deterioro, la
emoción va causando impedimentos y afectando el desempeño diario de
tu vida. Y es así como la tristeza funcional se puede convertir en
depresión, o el miedo funcional en ansiedad.
Los sentimientos, por otro lado, son un estado afectivo que dura mucho
más que las emociones y son una mezcla entre las emociones primarias,
por ej. El sentimiento de ‘traición’ es una mezcla de enojo y tristeza,
mientras que la ‘melancolía’ es una mezcla de tristeza y alegría. Los
sentimientos también dan lugar a la retirada o el acercamiento, es decir,
son ellos los que muchas veces ya sea nos acercan a una persona y/o
situación o nos alejan de ella.
Ahora, si ya dijimos que las emociones tienen una función y que hay
cuatro básicas que experimentaremos toda la vida, ¿cuál es la función de
ellas? y ¿qué podemos hacer para regularlas? Veamos ahora cuales son
las funciones de nuestras emociones
1. Miedo: La función principal del miedo es la supervivencia, el
miedo te permite estar alerta y reconocer lo que sucede a tu
alrededor e identificarlo como ‘peligroso o seguro’. Imagina tu
vida si no experimentaras miedo, podrías exponerte a situaciones
peligrosas sin medir sus consecuencias, de hecho, un estudio
sostiene que, si el ser humano no sintiera miedo, viviría mucho
menos tiempo. Sin embargo, cuando el miedo funcional se torna
disfuncional, puede ser incapacitante. De hecho, el miedo es una
de las emociones más utilizadas por el enemigo para bloquear tu
avance, ya que te incapacita y te estanca, no por nada en la Biblia
hay al menos 365 versículos dedicados al miedo, uno por cada día
del año, porque Dios nos quiere recordar constantemente, que
aunque el miedo será parte de nuestra vida y parte de este mundo,
no hay nada que temer porque Él ya ha vencido al mundo (Juan
16:33) y que está con nosotros, nos fortalece y nos ayuda (Isaías
41:10).
2. Tristeza: La tristeza es una de las emociones más incómodas que
el ser humano experimenta, se ha dicho que es más fácil incluso
sentir miedo a tristeza. Sin embargo, la funcionalidad de la tristeza
va más allá de sentirnos incómodos, es la tristeza una de las
emociones más poderosas que pueden llevar al cambio y a la
transformación. Cuando uno experimenta tristeza puede caer en
dos direcciones, una un impedimento para seguir (a veces
depresión) que puede llevarnos a pensar en dejar de vivir, o la
segunda, un crisol para reconocer nuestra dependencia de Dios,
acércanos a Él y fortalecer nuestro carácter. La Biblia
interesantemente respalda esto, 2 de Corintios 7:10 dice que “la
tristeza que es según Dios (o que la identificamos proveniente de
Él), produce arrepentimiento para salvación, pero la tristeza del
mundo produce muerte”. Es decir, aunque es inevitable sentir
tristeza, cuando nuestra base es Dios, incluso ésta se experimenta
diferente y puede llevarnos a transformación y acercamiento a
Dios, hay una ‘ventaja’ en sentirnos tristes, que sabemos que son
“dichosos los que lloran, porque serán consolados por Dios
mismo” (Mat. 5:4).
3. Enojo: Podríamos preguntarnos cuál es la funcionalidad del enojo,
y es que realmente el enojo es una de las emociones más
‘reactivas’ es decir que nos hacer reaccionar más impulsivamente
debido a su impacto biológico, entonces, ¿qué de funcional podría
tener el enojo? Una de las funciones más identificadas del enojo es
que provee la capacidad de discernir lo que rechazamos y lo que
consideramos injusto, de hecho, muchos autores han determinado
que la ‘injusticia’ es el origen del enojo, es decir, cada vez que
sentimos una injustica (hacía nuestros hijos, nuestra pareja,
nuestro prójimo) sentimos enojo. Sentir necesidad de justicia no es
malo, todo lo contrario, sin embargo, puede convertirse en
riesgoso cuando somos nosotras quienes queremos hacer y actuar
en base a nuestra percepción de justicia, ya que ésta a veces no es
tan objetiva. Sin embargo, Dios sabía que pasaríamos por
momentos de injusticias y enojo y el mismo dice que son
“dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos
serán saciados” (Mat. 5: 6-8), no solo eso, sino que también
tenemos a un Dios que ama la justicia, no abandona a quienes la
buscan (Salmo 37:28) y promete vengar a los que nos agreden
(Romanos 12:19). Es por eso, que el enojo debe ser una de las
emociones que debe procesarse lo más pronto posible, ya que un
enojo ‘crónico’ puede llevarnos a la amargura y pesimismo, la
Biblia misma aconseja, “no se ponga el sol sobre nuestro enojo”
(Efesios 4:26), en otras palabras, procura que no dure mucho
tiempo, para así descartar la parte disfuncional del mismo.
4. Alegría: Finalmente alegría, es la emoción que más nos gusta
experimentar, y tiene sentido, fuimos creados para ser felices y
tener alegría. La funcionalidad de la alegría va más allá de
‘sentirnos bien’, es la alegría o el gozo lo que promueve rasgos de
carácter que son saludables para nuestro ser, tales como, gratitud,
vinculación emocional con otros y bondad. No por nada, la Biblia
nos exhorta “estar siempre gozosos” (1 Tes. 5:16),
interesantemente Pablo asocia el gozo con la oración, la gratitud y
la vinculación emocional (1 Tes. 5:14-19). Tener un espíritu
gozoso y/o alegre mantiene nuestro espíritu ferviente y nos
permite ser medios para animar a otros.

Ya que conocemos las emociones, su funcionalidad y su descripción,


ahora ¿cómo las regulamos? ¿cómo mantenemos emociones funcionales
que generen estabilidad? Y vamos a resumirlo en estos 3 simples pasos:
1. Identifica el origen de la emoción: recuerda que sentirla no es
malo, es por eso que, cuando la identifiques resalta que es la parte
funcional de la emoción que estas sintiendo, te permitirá estar más
alerta, identificar una injustica, acercarte más a Dios, o acercarte
más a otros.
2. Identifica como las estas expresando: que estás haciendo cuando
sientes la emoción, recuerda que el efecto biológico/físico (latidos
del corazón, sudoración en las manos, etc.) dura poco, entonces
procura buscar un espacio para respirar, y evalúa si lo que estás
haciendo tendrá mayores consecuencias o aminorará el efecto de
la situación.
3. Identifica tus pensamientos: finalmente, identifica que piensas
cuando estas sintiendo la emoción, esta parte es muchas veces la
que menos hacemos cuando “sentimos”, sentimos y después
pensamos. Sin embargo, identificar tus pensamientos te ayudará a
evaluar si éstos están manteniendo la emoción disfuncional o te
están ayudando a salir de ella.
Recuerda que las emociones son parte de nuestra vida, nos hacen quienes
somos, y podemos experimentarlas continuando con una vida plena, que
es la expectativa de Dios para nosotros. En la medida que aprendamos a
regular (no reprimir) nuestras emociones, podremos también ayudar a
otros.

También podría gustarte