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Módulo 1-Enero
Vestidas de espiritualidad (oración-tipos, estudio de la palabra,
acción)
Vestidas de estabilidad emocional (regulación emocional).
Módulo 2 - Abril
Vestidas de autoestima (test de autoestima)
Vestidas de perdón (beneficios del perdón, cuando es necesario).
Módulo 3 - Julio
Vestidas para la familia (tipos de familia)
Vestidas de valores (importancia de los valores).
Módulo 4 - Octubre
Vestidas para el servicio (test de dones)
Vestidas de empatía (que es y que no es)
VESTIDAS DE ESPIRITUALIDAD
(ORACIÓN-TIPOS, ESTUDIO DE LA PALABRA, ACCIÓN)
Las emociones siempre han formado parte de lo que somos, las tenemos
desde que nacemos hasta el día que dejamos de vivir, y son en algún
sentido una característica básica del ser humano; el sentir y experimentar
sentimientos y emociones nos diferencia muchas veces de otros seres
vivos. Imagina tu vida si no sintieras nada, seguramente tendría algunas
“ventajas” como el no experimentar emociones incómodas, tales como
miedo, tristeza o enojo, sin embargo, también nos restringiríamos de
sentir amor, gozo, gratitud, sería como una vida sin sabor. Sin duda
alguna el aceptar y experimentar nuestras emociones será algo básico y
es también algo bueno, Dios nos creó con emociones, sin embargo, junto
con la entrada del pecado se adjuntaron algunas emociones incómodas, y
aun así en el maravilloso plan de Dios hizo que incluso esas emociones
“incómodas o negativas” tuvieran una funcionalidad.
El ser humano experimenta al menos cuatro emociones: miedo, tristeza,
enojo y alegría, y experimenta un sinnúmero de sentimientos.
Entonces ¿Cuál es la diferencia entre sentimientos y emociones?
Veámoslo de esta forma, las emociones son una reacción física, es decir
las sientes en el cuerpo y duran poco tiempo, por ejemplo, sentir
“mariposas en el estómago” cuando está nervioso, o incrementar tu ritmo
cardíaco cuando tienes miedo. Por otro lado, las emociones tienen una
función adaptativa, es decir, cada emoción que experimentas ayuda o
bloquea la adaptación a una nueva circunstancia. Pero ¿cuándo deja de
ser una emoción funcional y se convierte en disfuncional? Debe tener al
menos estos tres elementos: frecuencia, la emoción se experimenta más
seguido y con más regularidad; intensidad, cada vez que la emoción se
experimenta se siente más intensa e incontrolable; y deterioro, la
emoción va causando impedimentos y afectando el desempeño diario de
tu vida. Y es así como la tristeza funcional se puede convertir en
depresión, o el miedo funcional en ansiedad.
Los sentimientos, por otro lado, son un estado afectivo que dura mucho
más que las emociones y son una mezcla entre las emociones primarias,
por ej. El sentimiento de ‘traición’ es una mezcla de enojo y tristeza,
mientras que la ‘melancolía’ es una mezcla de tristeza y alegría. Los
sentimientos también dan lugar a la retirada o el acercamiento, es decir,
son ellos los que muchas veces ya sea nos acercan a una persona y/o
situación o nos alejan de ella.
Ahora, si ya dijimos que las emociones tienen una función y que hay
cuatro básicas que experimentaremos toda la vida, ¿cuál es la función de
ellas? y ¿qué podemos hacer para regularlas? Veamos ahora cuales son
las funciones de nuestras emociones
1. Miedo: La función principal del miedo es la supervivencia, el
miedo te permite estar alerta y reconocer lo que sucede a tu
alrededor e identificarlo como ‘peligroso o seguro’. Imagina tu
vida si no experimentaras miedo, podrías exponerte a situaciones
peligrosas sin medir sus consecuencias, de hecho, un estudio
sostiene que, si el ser humano no sintiera miedo, viviría mucho
menos tiempo. Sin embargo, cuando el miedo funcional se torna
disfuncional, puede ser incapacitante. De hecho, el miedo es una
de las emociones más utilizadas por el enemigo para bloquear tu
avance, ya que te incapacita y te estanca, no por nada en la Biblia
hay al menos 365 versículos dedicados al miedo, uno por cada día
del año, porque Dios nos quiere recordar constantemente, que
aunque el miedo será parte de nuestra vida y parte de este mundo,
no hay nada que temer porque Él ya ha vencido al mundo (Juan
16:33) y que está con nosotros, nos fortalece y nos ayuda (Isaías
41:10).
2. Tristeza: La tristeza es una de las emociones más incómodas que
el ser humano experimenta, se ha dicho que es más fácil incluso
sentir miedo a tristeza. Sin embargo, la funcionalidad de la tristeza
va más allá de sentirnos incómodos, es la tristeza una de las
emociones más poderosas que pueden llevar al cambio y a la
transformación. Cuando uno experimenta tristeza puede caer en
dos direcciones, una un impedimento para seguir (a veces
depresión) que puede llevarnos a pensar en dejar de vivir, o la
segunda, un crisol para reconocer nuestra dependencia de Dios,
acércanos a Él y fortalecer nuestro carácter. La Biblia
interesantemente respalda esto, 2 de Corintios 7:10 dice que “la
tristeza que es según Dios (o que la identificamos proveniente de
Él), produce arrepentimiento para salvación, pero la tristeza del
mundo produce muerte”. Es decir, aunque es inevitable sentir
tristeza, cuando nuestra base es Dios, incluso ésta se experimenta
diferente y puede llevarnos a transformación y acercamiento a
Dios, hay una ‘ventaja’ en sentirnos tristes, que sabemos que son
“dichosos los que lloran, porque serán consolados por Dios
mismo” (Mat. 5:4).
3. Enojo: Podríamos preguntarnos cuál es la funcionalidad del enojo,
y es que realmente el enojo es una de las emociones más
‘reactivas’ es decir que nos hacer reaccionar más impulsivamente
debido a su impacto biológico, entonces, ¿qué de funcional podría
tener el enojo? Una de las funciones más identificadas del enojo es
que provee la capacidad de discernir lo que rechazamos y lo que
consideramos injusto, de hecho, muchos autores han determinado
que la ‘injusticia’ es el origen del enojo, es decir, cada vez que
sentimos una injustica (hacía nuestros hijos, nuestra pareja,
nuestro prójimo) sentimos enojo. Sentir necesidad de justicia no es
malo, todo lo contrario, sin embargo, puede convertirse en
riesgoso cuando somos nosotras quienes queremos hacer y actuar
en base a nuestra percepción de justicia, ya que ésta a veces no es
tan objetiva. Sin embargo, Dios sabía que pasaríamos por
momentos de injusticias y enojo y el mismo dice que son
“dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos
serán saciados” (Mat. 5: 6-8), no solo eso, sino que también
tenemos a un Dios que ama la justicia, no abandona a quienes la
buscan (Salmo 37:28) y promete vengar a los que nos agreden
(Romanos 12:19). Es por eso, que el enojo debe ser una de las
emociones que debe procesarse lo más pronto posible, ya que un
enojo ‘crónico’ puede llevarnos a la amargura y pesimismo, la
Biblia misma aconseja, “no se ponga el sol sobre nuestro enojo”
(Efesios 4:26), en otras palabras, procura que no dure mucho
tiempo, para así descartar la parte disfuncional del mismo.
4. Alegría: Finalmente alegría, es la emoción que más nos gusta
experimentar, y tiene sentido, fuimos creados para ser felices y
tener alegría. La funcionalidad de la alegría va más allá de
‘sentirnos bien’, es la alegría o el gozo lo que promueve rasgos de
carácter que son saludables para nuestro ser, tales como, gratitud,
vinculación emocional con otros y bondad. No por nada, la Biblia
nos exhorta “estar siempre gozosos” (1 Tes. 5:16),
interesantemente Pablo asocia el gozo con la oración, la gratitud y
la vinculación emocional (1 Tes. 5:14-19). Tener un espíritu
gozoso y/o alegre mantiene nuestro espíritu ferviente y nos
permite ser medios para animar a otros.