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Vamos a empezar definiendo la acidez de los suelos. El término pH (potencial de hidrógeno) define
la acidez o alcalinidad, los suelos pH variando desde 3.0 a 9.0. Esta variación es debida a la región
donde se localizan: suelos ácidos son aquellos de regiones húmedas, como márgenes de ríos y
pantanos (pH < 6,5), son conocidos como arcillosos. Ya las relaciones ricas en calcáreos poseen
suelos alcalinos (pH > 7).
¿Cómo la acidez puede interferir con la calidad de las plantaciones? En general, las plantas
prefieren el rango de pH neutro (de 6.0 a 6.8), esto se llama el punto de equilibrio en el cual la
mayoría de los nutrientes permanecen disponibles para las raíces.
Suelos muy ácidos no son fértiles, una alternativa para corregir este inconveniente consiste en
realizar quemas después de una gran explotación del suelo. En general, cuando se realizan cultivos
continuos el suelo se desgasta, lo que da origen a la acidez.
La corrección s posible por el hecho de las cenizas producidas por el fuego ser alcalinas y por eso
neutralizan el pH. Pero existe un impase para el procedimiento anterior, él contribuye para la
producción de contaminantes atmosféricos (aumento de dióxido de carbono – CO2).
Presentamos aquí una segunda opción: adición de la base CaO (Óxido de calcio) al suelo.
Ahora ya sabemos cómo los agricultores preparan el suelo considerando la química presente. Son
estos los cuidados que aseguran verduras frescas y saludables en nuestras mesas.