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CONFICTO 1: INDIVIDUACIÓN VERSUS DEPENDENCIA.

Individuación versus dependencia


Individuación versus dependencia
Descripción general
Los vínculos y relaciones tienen una importancia existencial en nuestra vida. En un continuo
dimensional, comprenden desde el anhelo por una relación de intimidad y cercanía simbióticas
(polo de la dependencia) hasta el deseo de una marcada independencia e individuación
(individuación forzada). Individuación y dependencia son elementos básicos de la experiencia
humana y son inherentes a todas las áreas de la vida. Se presenta un conflicto en esta área
cuando esta tensión esencialmente bipolar se transforma en una polarización. Así, un conflicto
entre dependencia e individuación se presenta sólo si esta constelación es existencialmente
significativa y configura la biografía.
El conflicto comprende la activación de experiencias que buscan o evitan la intimidad y no la
configuración de las relaciones en el sentido de ser cuidado o no (comprende la formación del
vínculo antes que las cualidades de éste). Se trata del tema de «poder estar sólo versus poder
estar con otros». En su versión patológica, el énfasis está en tener que estar sólo o tener que estar
con otros como necesidad existencial.
Es necesario delimitarlo del conflicto «cuidado versus autarquía», en el que el acento está puesto
en la polaridad «cuidar a otros versus cuidar de uno mismo», lo que presupone la capacidad de
hacerlo.
Modo Pasivo Modo Activo
Criterios generales Criterios generales
Son típicos los esfuerzos por lograr relaciones Este modo de elaboración se caracteriza por los
muy estrechas y que brinden seguridad casi a esfuerzos del paciente en construir una fuerte
cualquier costo. independencia emocional y existencial de las
La responsabilidad e independencia son relaciones con otros («no los necesito, me basto
evitadas, se subordinan los deseos propios a a mí mismo»).
los del otro –reales o interpretados– para no Todos los aspectos de la vida están
arriesgar la estrecha relación. Las tendencias determinados desde esta permanente lucha por
divergentes y los conflictos son minimizados o la independencia y autodeterminación. Las
negados. propias necesidades de vínculo, apoyo y cercanía
La autopercepción está marcada por el deben ser reprimidas. La autopercepción está
desamparo, la debilidad y la subordinación al marcada por una independencia forzada
otro. El afecto guía es la angustia y amenaza («pseudo independencia») y la convicción de no
existencial frente a la separación del objeto, es necesitar a otros.
decir, frente a la separación y la soledad. En la El afecto guía es nuevamente la angustia frente a
contratransferencia, se mezclan los la cercanía y fusión. En la contratransferencia,
sentimientos de cuidado y compromiso con el apenas se esbozan sentimientos de compromiso
paciente, con temores por sus intensos deseos para con el paciente, escasos deseos de cuidarlo
de cercanía y fusión. y protegerlo, pero una preocupación latente frente
a la intensa dependencia reprimida.
CONFLICTO 2: SUMISIÓN VERSUS CONTROL.
Sumisión versus control
Sumisión versus control
Descripción general
El autocontrol y el de los otros es una necesidad humana básica. En este caso, el énfasis está
puesto en aquellas personas cuyo motivo principal es dominar a los otros o someterse a ellos.
Aquí desempeñan un papel central los impulsos agresivos latentes o manifiestos. Hay que
distinguir este nivel motivacional de los fenómenos obsesivos correspondientes a aquellos intentos
de reparación que están al servicio de conservar la estructura de personalidad en los pacientes de
escasa integración de la estructura («de otro modo, todo se derrumba»). Sumisión y control
representan simplemente polos no adaptativos de un continuo dimensional entre la capacidad de
«ser guiado» o «guiar a otros», respectivamente. Las normas de conducta y otras regulaciones
personales y sociales tienen un valor central.
Las experiencias de poder e impotencia pueden influir especialmente en la vivencia de la
autovaloración, por lo que es importante distinguir claramente los conflictos de sumisión/control del
conflicto de autovaloración en un sentido estricto.
En el modo pasivo de elaboración, debe distinguirse si la vergüenza puede entenderse a partir del
sentimiento de estar sometido o subyugado, o si es que, en la interacción con el otro, éste provoca
sentimientos de devaluación en la vivencia consciente e inconsciente del paciente. En este caso,
se trataría del conflicto de autovaloración.
En el modo activo de elaboración, hay que distinguir si el placer de dominar al otro está en primer
plano o, más bien, la necesidad de devaluar al otro (para sentirse «el mejor»).
Modo Pasivo Modo Activo
Criterios generales Criterios generales
En general, predomina el tipo de sumisión Este tipo de paciente, con una tendencia agresiva
pasivo/agresiva. Concordantemente, en la dominante, busca alcanzar un control
contratransferencia el afecto guía es una permanente sobre otros o sobre las situaciones.
experiencia de rabia e impotencia. En la El afecto guía es una agresividad desafiante, que
interacción, puede vivirse como una conducta se percibe abiertamente en la
agresiva latente y conducir a sentimientos de contratransferencia. Interaccionalmente, emerge
irritación en el terapeuta. La vivencia de estar una lucha de poder con todos los medios
sometido puede sentirse como vergonzosa, disponibles, como protección frente al temor de
aunque el motivo central sigue siendo el ser controlado. La pérdida de control se percibe
enfrentamiento con la dinámica «estar como amenazante. La devaluación y la
arriba/abajo». denigración del otro obedecen a la necesidad de
sentir y demostrar el poder que se tiene sobre él.
CONFLICTO 3: DESEO DE PROTECCIÓN Y CUIDADO VERSUS AUTARQUÍA

Deseo de protección y cuidado versus autarquía (autosuficiencia)


Descripción general
Este conflicto se refiere a la necesidad básica de todo ser humano de recibir algo, asegurarse
protección o cuidado o poder entregarlo, en oposición a no necesitar cuidado alguno. Los deseos
de cuidado y protección son una temática básica en la existencia humana. La experiencia del
conflicto «cuidado versus autarquía» supone que la persona se encuentra fundamentalmente en
condiciones de establecer relaciones y vínculos de apego. La configuración y la vivencia de estas
relaciones siguen, sin embargo, los deseos específicos de cuidado y protección, o bien, la
defensa frente a ellos. Cómo se enfrenta el sujeto a estos deseos no constituye la relación
objetal, sólo configura y moldea una relación preexistente.
Es necesario delimitar cuidadosamente este conflicto del conflicto «individuación versus
dependencia», ya que en este último se trata básicamente de la dependencia en la relación y no
de la relación misma. Los intensos deseos de ser cuidado y protegido pueden expresarse como
«dependencia»; se diferencian, sin embargo, de la forma existencial de la dependencia, que
puede llegar en el conflicto «individuación versus dependencia» hasta la necesidad de fusión con
el objeto.
Dado que ambos sistemas motivacionales están presentes desde el comienzo del desarrollo y se
superponen de diversos modos, su distinción puede resultar especialmente difícil. El concepto
psicoanalítico de oralidad se refiere a este tema, aunque no es idéntico a él.
La configuración conflictiva se mueve entre el polo captativo (llegando hasta la explotación de
otros) y el polo retentivo (absoluta autosatisfacción en el sentido de Schultz-Hencke). Los afectos
guía pertinentes son la tristeza y la depresión, con temor por el otro, así como el temor a perder al
otro. El tema de la pérdida desempeña un papel central como situación desencadenante.
También en la interacción/contratransferencia se configuran muy rápidamente las temáticas «ser
cuidado versus ser autosuficiente».
Modo Pasivo Modo Activo
Criterios generales Criterios generales
Se trata de personas fuertemente vinculadas Establecen relaciones con otros, caracterizadas
emocionalmente a un otro significativo y que por la autosuficiencia, ausencia de exigencias e
expresan deseos de protección y cuidado. incluso modestia. Podríamos describir esta
Frente al rechazo, abandono, separaciones, actitud como «altruista». Es necesario
responden con ánimo depresivo y/o angustia. distinguirla de la expiación, sentimientos de
En su relación con otros, se muestran muy culpa y/o tendencias de auto recriminación y
dependientes, demandantes y con tendencia a masoquistas, conscientes o inconscientes. Aquí
aferrarse al otro. Este modo de relación podría se trata de alguien que se preocupa por el otro,
describirse como «dependiente y sin pedir ni demandar, como una forma
demandante». En forma alternativa, aparece (inconsciente) de obtener cuidado. En
un «hambre de contacto»: se intenta llenar el consecuencia, el afecto guía sería la
vacío depresivo interno mediante frecuentes preocupación por los otros, con sentimientos
contactos. En este contexto, establecen a depresivos subyacentes que son rechazados
veces relaciones pasajeras y breves (en parte defensivamente. Son frecuentes los
parasitarias). Hay que distinguirlo del conflicto sentimientos de envidia («yo hago tanto y recibo
individuación/dependencia, que involucra una tan poco»). Aun cuando estas conductas se
«dependencia existencial» y del conflicto de manifiesten y representen vehementemente, el
autovaloración, en el que estas relaciones entrevistador percibe en la contratransferencia
ayudan a regular el sentimiento de autoestima. aspectos del paciente, como la tristeza y el
Como ya señalamos, los afectos guía son la anhelo de ser cuidado. En la interacción surgen
tristeza y la depresión con angustia por temor escenas tales como «hacer todo por los otros»,
a perder al otro, o bien, por el vacío depresivo «no ser una carga», etcétera.
interno. Con frecuencia, se muestran
envidiosos («ellos reciben más»). En la
interacción/contratransferencia, el evaluador
experimenta sentimientos de ser controlado,
chantajeado, de preocupación o
desesperanza.

CONFLICTO 4: AUTOVALORACIÓN.

Conflicto de autovaloración
Descripción general
Los conflictos de autovaloración son universales, mucho más que en los otros niveles de
conflicto, pues cada ser humano desea la satisfacción y reconocimiento de su autoestima. Este
conflicto se presenta como tal cuando los esfuerzos por lograr el reconocimiento del propio valor
son muy intensos e infructuosos o cuando –actualmente o en la historia previa– parecen
insuficientes o directamente fracasan.
Los conflictos se refieren aquí a la valoración de sí mismo versus la del objeto, como polaridades
no adaptativas de la temática cuestionarse y valorarse a sí mismo.
Son significativos si sobrepasan claramente en su intensidad a la problemática narcisista
presente en otros niveles de conflicto. Este conflicto no se refiere a la participación básica de un
sistema motivacional narcisista («impronta» narcisista) que pudiera teñir cualquier otro conflicto.
Con el paso de los años, aparecen descompensaciones narcisistas y sus respectivos intentos de
compensación.
Respecto de la autovaloración–al igual que en todos los conflictos– presuponemos una capacidad
de regulación suficiente (estructura), que permita la aparición de un conflicto motivacional frente a
situaciones desencadenantes específicas.
Modo Pasivo Modo Activo
Criterios generales Criterios generales
Cuando predomina el modo pasivo, se ha En el modo activo, predomina una forzada
producido un perceptible quiebre en la seguridad en sí mismo, frente a los demás
autoestima («ya no soy nada»). Generalmente, como intento de manejo de una crisis –real o
se atribuye la aparición de síntomas a este temida– en la autoestima. Inicialmente, los
quiebre. pacientes se muestran muy seguros. La
El paciente disminuye sus exigencias inseguridad subyacente sin embargo, se
narcisistas y enfatiza su falta de necesidades y evidencia rápidamente («pseudo seguro de sí
poca importancia como persona. Directa o mismo»).
indirectamente, le atribuye la culpa a otros, El afecto guía: cuando la imagen positiva-
especialmente médicos e instituciones narcisista de sí mismo es cuestionada, pueden
públicas. El afecto guía es claramente la aparecer irritabilidad y rabia («rabia narcisista»).
vergüenza. El modo pasivo puede también En la interacción, a menudo el entrevistador es
mostrarse como una actitud crónica de cuestionado, pudiendo llegar hasta las afrentas
defensa, en que la evidente devaluación de sí devaluadoras. El evaluador puede sentirse
mismo, sirve a los deseos inconscientes de ofendido, herido y tener impulsos de justificarse,
enaltecimiento. debido a la devaluación, seguido de rabia, hasta
Se muestra –a modo de ejemplo– en la el punto de querer denigrar al paciente.
transferencia la admiración idealizada del
entrevistador. En la contratransferencia,
aparecen sentimientos de querer apoyarlo (en
los que subyace muchas veces la
devaluación).
CONFLICTO 5: CONFLICTO DE CULPA (CULPARSE A SÍ MISMO VERSUS CULPAR AL
OTRO).

Conflicto de culpa (culparse a sí mismo versus culpar al otro)


Descripción general
El sentimiento de culpa se presenta cuando se ha dañado –objetiva o subjetivamente– a otras
personas, o cuando se han restringido sus necesidades o derechos. En general, se observa en
este conflicto una relación entre tendencias egoístas y pro-sociales. No necesariamente tienen
que tratarse de transgresiones reales o fantaseadas en la conducta interpersonal, sino que
también pueden consistir en daños a valores y sistemas normativos internalizados. El contenido y
el nivel de las normas internalizadas y de los sentimientos de culpa que de éstas se desprenden
están fuertemente influidos socialmente y dependen de cada cultura. Naturalmente que un
prerrequisito de este conflicto es la capacidad de sentir culpa.
Aquí no se trata de la satisfacción de motivaciones y deseos de cuidado o de la estabilización de
la autovaloración, sino de la sobrecarga sobre sí mismo versus sobre el otro por conflictos de
conciencia.
Cada trasgresión en contra de las tendencias pro-sociales –por autorreferencia, egoísmo, pero
también por los impulsos de autonomía o autarquía– es señalada por los sentimientos de culpa.
Esto obliga a corregir la fantasía o la conducta o a la defensa frente al sentimiento de culpa, por
medio de la represión, el desplazamiento, la resignificación de la realidad, la proyección, etcétera.
A través de estos mecanismos, a menudo la culpa es transferida a otros, y el conflicto se
manifiesta entonces en la oposición concreta «ver la culpa en uno versus ver la culpa en el otro».
Tensiones conflictivas de este tipo son cotidianas.
Aquí nos interesan las fijaciones y compromisos no realistas, en el sentido de una tendencia
constante hacia el rechazo de la culpa o, inversamente, hacia una aceptación constante y sumisa
de la culpa.
Conductas excesivamente altruistas pueden generarse como formaciones reactivas frente a
tendencias agresivas y antisociales. Esto puede desarrollarse en forma adaptativa, sin embargo,
más bien tienden a aparecer conflictos.
La diferenciación con los conflictos de autovaloración puede ser difícil. Siempre es útil el afecto
guía: en este conflicto predominan los sentimientos de culpa, y en el conflicto de autovaloración,
la vergüenza.
La capacidad de vivenciar sentimientos de culpa requiere un cierto nivel de estructura. La
conciencia y la vivencia de conflictos de culpa relacionados con ésta también dependen de
procesos de maduración psíquica.
Modo Pasivo Modo Activo
Criterios generales Criterios generales
Predomina el tipo «culposo»; son pacientes Típicamente, se niegan o reprimen los
que asumen constante y exageradamente toda sentimientos de culpa y, en general, son
la culpa sobre sí mismos. Siempre tienen a atribuidos a otros.
mano disculpas para otros y tienden al Se genera un «bloqueo» inconsciente que
autorreproche constante. impide percibir estos sentimientos. (Atención
Muestran una actitud sumisa, (sobre) adaptada esto debe diferenciarse de la carencia de
y abnegada. sentimientos de culpa, estructuralmente
La culpa se compensa mediante castigos determinada, por ejemplo, en los trastornos
generados por ellos mismos o aceptados antisociales.) Superficialmente consideradas,
sumisamente, si es que provienen de otros. estas personas transmiten la sensación de que
Paradojalmente, los elogios o las disculpas están dispuestas a buscar «fríamente» su
pueden intensificar la autocrítica y propio beneficio y a luchar por el poder «sin
autoculpabilización. consideraciones de culpas o
El afecto guía es el sentimiento de culpa. responsabilidades».
Complementariamente, puede surgir temor a la La gran represión de los sentimientos de culpa
pérdida, al castigo y tristeza. hace que aparezcan como afecto guía la rabia
En la contratransferencia, surge compasión, hacia otros o una actitud cínica.
deseos de ser muy cuidadoso y esfuerzos en En la contratransferencia se vivencia el impulso
contrarrestar la autoculpabilización del a confrontarlos rápidamente, a juzgarlos
paciente o de sobrevalorarlo. Sin embargo, moralmente o a reaccionar frente a ellos con
también se pueden percibir impulsos sentimientos de culpa.
agresivos.

CONFLICTO 6: CONFLICTO EDÍPICO

Conflicto Edípico
Descripción general
La necesidad de obtener atención y reconocimiento como hombre o como mujer es–junto con el goce corporal
y sensual y la excitación sexual– una motivación básica. A ella pertenecen tanto la vivencia genital sexual
como la totalidad de las aspiraciones y sentimientos de mostrarse frente a otros, ser valorado, así como
disfrutar y configurar el contacto con otros de modo erótico y tierno. Es necesario distinguir dicha motivación
especialmente de las áreas motivacionales de vínculo, cuidado y autovaloración.
La constelación edípica presupone la presencia real o fantaseada de tres personas, que se encuentran en un
campo tensional de reconocimiento, rivalidad y erotismo. La constelación edípica se caracteriza por el deseo
de ser reconocido por las personas primarias significativas, sobre la base de sus atributos personales y
corporales. Se trata del reconocimiento como hombre o como mujer y no del reconocimiento del «valor»
(autovaloración). Esta temática incluye también la identificación y la adopción de rol específicas al género,
prescritas por los padres. Estos roles tienen su raíz en la constelación erótica con los otros significativos
primarios y los desarrollos consecuentes a ello. El conflicto abordado aquí gira, por tanto, también en torno al
reconocimiento del atractivo corporal-sexual, valor como hombre o como mujer y las expectativas e
inhibiciones que se le oponen. Sin embargo, no se trata de un trastorno sexual primario, dado que la
sexualidad puede hallarse en una variedad de otras motivaciones.
En las interacciones se trata de (especialmente en relación con los aspectos de los roles de género) ser
reconocido versus pasar desapercibido, poder rivalizar versus poder desistir, poder disfrutar versus poder
renunciar al placer corporal. En situaciones de conflicto, aparecen emociones intensas, cambiantes y en parte
exageradamente dramáticas, pero también superficiales, para asegurarse la atención y el reconocimiento.
Estas personas no confían en sus fortalezas personales ni en sus competencias cognitivas para poder
interesar e influenciar a otras personas, más bien sienten que deben hacerlo a través de mostrarse atractivos y
deseables. Esta atención y cuidado pueden alcanzarse de múltiples formas, por ejemplo, a través de una
actitud quejumbrosa.
En este contexto pueden aparecer, como también en otros conflictos, sentimientos de culpa. Aquí la culpa
tiene la tonalidad específica del conflicto y se genera por una lealtad simultánea a ambos compañeros
relacionales, por ejemplo, a través de tendencias competitivas y de rivalidad. No se trata, pues, de un conflicto
específico de culpa.
Modo Pasivo Modo Activo
Criterios generales Criterios generales
Se trata de personas que, debido a su manera de Se trata de personas que, a través de su presentación
ser y su corporalidad (especialmente como corporal y su conducta inadecuadamente erotizada y
hombre/mujer), se sienten sexualmente poco provocativa, buscan (especialmente como
admirados, reconocidos y atractivos. Por ello, se hombre/mujer) estar siempre en el centro de la
mantienen en un segundo plano, se sienten atención. Estas personas se ven impulsadas a ponerse
subordinados, desisten y reprimen su sexualidad en en el primer plano, ser la «estrella», brillar y seducir. A
la percepción, comunicación y afecto. Dominan, por diferencia del conflicto de autovaloración, los temas
lo tanto, los rasgos de alguien inofensivo e infantil. escenificados pueden cambiar rápida y frecuentemente.
La vivencia de sí mismo se caracteriza por la Sin embargo, el público será siempre necesario. En
resignación o el «desconocimiento» acerca de esta sexualidad forzada, puede existir una inhibición en
temáticas sexuales o de rivalidad/reconocimiento. la relación y satisfacción sexuales. No es infrecuente
Sin embargo, el interés en esta temática se expresa que el observador se sienta avergonzado por esta
solapadamente, en una cierta coquetería, en actos conducta provocativa.
fallidos y en la contratransferencia. La evitación Los afectos guía son emociones, en parte dramáticas,
pasiva puede llevar también a una falta de atractivo fuertemente cambiantes. La erotización y rivalidad
total y a una intención de ser «asexuado». pueden llegar a la falta de vergüenza. En la
Un afecto guía evidente, en el sentido más propio contratransferencia, se fluctúa entre la atracción y
del término, no se presenta. Más bien, llama la fascinación, y una desilusión molesta.
atención la falta de afectos adecuados a
situaciones específicas de conflicto. Paciente y
evaluador vivencian la timidez, y el temor y la
vergüenza de vivir las posibilidades sexuales
específicas de género, lo que puede llegar hasta
ansiedades de castración. En la contratransferencia
surgen sentimientos que van de la «neutralidad
sexual», hasta el desinterés.
CONFLICTO 7: CONFLICTO DE IDENTIDAD (del sí mismo, self) (disonancia de identidad).

Conflicto de Identidad (del sí mismo, self) (disonancia de identidad).


Descripción general
Entendemos por «sí mismo» (self) la totalidad de las imágenes internas de una persona sobre sí misma.
Este sistema de identidad del «sí mismo» debe ser cualitativamente diferenciado en dos áreas: el área de
la regulación de la autoestima (narcisismo) y el área de la identidad del self. En ambas áreas existen
estados libres de tensiones que se acompañan de bienestar y sentimientos de seguridad (Sandler y Joffe,
1970). Una formación de identidad exitosa, con suficiente continuidad y cohesión, asegura los sentimientos
previamente mencionados. Los conflictos surgen cuando existen representaciones contradictorias del self,
conectadas con sentimientos de inseguridad y desánimo. La disonancia conflictiva del sí mismo debe ser
estrictamente diferenciada de la difusión de identidad. Esta difusión es descrita y presentada en el eje
«Estructura» del OPD como problema estructural. Si se presentan conflictos de disonancia en sentido
estricto, éstos hacen referencia a la propia identidad. Estos conflictos no son exclusivamente inconscientes,
frecuentemente son conscientes o pre-conscientes. Se trata, pues, de personas que no lograron construir
un sentimiento de identidad propio, con el correspondiente sentimiento de bienestar. Sin embargo, no se
trata aquí de los conflictos internos y externos que se presentan en todas las personas, por ejemplo, en el
marco de una migración (como un musulmán en una sociedad occidental) y que se basan principalmente
en contradicciones reales dentro del sistema social.
Los pacientes con trastornos estructurales del yo y del self (por ejemplo, trastornos limítrofes, borderline)
son representados en el eje «Estructura», en tanto que los conflictos en el área de la identidad
corresponden a personas con representaciones del sí mismo y del objeto establecidas, con suficientes
funciones yóicas intactas, en los cuales, sin embargo, la imagen de sí mismos lleva a conflictos.
La formación de la identidad es un proceso que dura toda la vida. Ésta encuentra, en cada etapa del
desarrollo, su reflejo en un sentimiento subjetivo de identidad y continuidad. La identidad está siempre
vinculada a las relaciones con diferentes objetos, esto quiere decir que existen múltiples y diversas
identidades que –en casos libres de conflicto– aparecen como una identidad del sí mismo coherente y
continua (por ejemplo, identidad sexual, identidad como padre, identidad religiosa, identidad social,
identidad familiar, identidad nacional y étnica, etcétera).
Dado que las personas, en el transcurso de su desarrollo, a menudo son socializadas en diferentes
identidades, se generan por ello representaciones del sí mismo conscientes, como también inconscientes,
a menudo mucho más marcadas (Schüssler, 1995). Se pueden presentar especialmente trastornos en las
siguientes áreas parciales de identidad: identidad corporal, sexual, familiar, étnica, religiosa, social, política,
emocional y laboral. Se pueden generar, por ejemplo, conflictos entre la identidad como padre de un niño y
la de hijo de su padre o la procedencia de una familia extranjera y el deseo de ser integrado (pertenencia
nacional), o el deseo de ser exitosa (de manera masculina) y mantenerse femenina, o el ascenso social
asumiendo una nueva identidad en oposición a la lealtad respecto de la procedencia social. Otros conflictos
de identidad abarcan conflictos entre distintas imágenes corporales: cuerpo de deportista versus cuerpo
femenino, cuerpo discapacitado versus integridad corporal, eterno joven versus envejecer, pero también
estados posoperatorios, como, por ejemplo, después de una mastectomía.
El conflicto de identidad puede diagnosticarse cuando la mayor parte de la fenomenología psicodinámica
se manifiesta en esta área más que en los conflictos previamente mencionados (culpa, sumisión, etcétera).
Modo Pasivo Modo Activo
Criterios generales Criterios generales
En el modo pasivo de elaboración se presenta un En el modo activo de elaboración, se observa una
sentimiento crónico o persistente de carencia de tendencia general a disimular activamente la
identidad («¿Quién soy yo en definitiva?, ¿cuáles inseguridad ya descrita. Un elemento constante en
son mis raíces?») Como estrategias de esta elaboración es un manejo compensatorio y la
elaboración, observamos básicamente la evitación de las propias disonancias de identidad (por
minimización y la racionalización, hasta la ejemplo, la construcción de una novela familiar,
negación de disonancias de identidad, lo que en orígenes familiares más bien fantaseados e
casos extremos se muestra como sentimiento de identidades prestadas). El sentimiento básico
una total carencia de identidad. Hay que predominante es el temor y la angustia a que el propio
distinguir, sin embargo, a las personas que sistema de identidad sea amenazado por las
conscientemente ocultan su identidad (como los contradicciones.
espías). Un proceso constante es el evitar
confrontar situaciones (vitales) que podrían
evidenciar las propias inseguridades de identidad.

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