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CONFLICTO 4: AUTOVALORACIÓN.
Conflicto de autovaloración
Descripción general
Los conflictos de autovaloración son universales, mucho más que en los otros niveles de
conflicto, pues cada ser humano desea la satisfacción y reconocimiento de su autoestima. Este
conflicto se presenta como tal cuando los esfuerzos por lograr el reconocimiento del propio valor
son muy intensos e infructuosos o cuando –actualmente o en la historia previa– parecen
insuficientes o directamente fracasan.
Los conflictos se refieren aquí a la valoración de sí mismo versus la del objeto, como polaridades
no adaptativas de la temática cuestionarse y valorarse a sí mismo.
Son significativos si sobrepasan claramente en su intensidad a la problemática narcisista
presente en otros niveles de conflicto. Este conflicto no se refiere a la participación básica de un
sistema motivacional narcisista («impronta» narcisista) que pudiera teñir cualquier otro conflicto.
Con el paso de los años, aparecen descompensaciones narcisistas y sus respectivos intentos de
compensación.
Respecto de la autovaloración–al igual que en todos los conflictos– presuponemos una capacidad
de regulación suficiente (estructura), que permita la aparición de un conflicto motivacional frente a
situaciones desencadenantes específicas.
Modo Pasivo Modo Activo
Criterios generales Criterios generales
Cuando predomina el modo pasivo, se ha En el modo activo, predomina una forzada
producido un perceptible quiebre en la seguridad en sí mismo, frente a los demás
autoestima («ya no soy nada»). Generalmente, como intento de manejo de una crisis –real o
se atribuye la aparición de síntomas a este temida– en la autoestima. Inicialmente, los
quiebre. pacientes se muestran muy seguros. La
El paciente disminuye sus exigencias inseguridad subyacente sin embargo, se
narcisistas y enfatiza su falta de necesidades y evidencia rápidamente («pseudo seguro de sí
poca importancia como persona. Directa o mismo»).
indirectamente, le atribuye la culpa a otros, El afecto guía: cuando la imagen positiva-
especialmente médicos e instituciones narcisista de sí mismo es cuestionada, pueden
públicas. El afecto guía es claramente la aparecer irritabilidad y rabia («rabia narcisista»).
vergüenza. El modo pasivo puede también En la interacción, a menudo el entrevistador es
mostrarse como una actitud crónica de cuestionado, pudiendo llegar hasta las afrentas
defensa, en que la evidente devaluación de sí devaluadoras. El evaluador puede sentirse
mismo, sirve a los deseos inconscientes de ofendido, herido y tener impulsos de justificarse,
enaltecimiento. debido a la devaluación, seguido de rabia, hasta
Se muestra –a modo de ejemplo– en la el punto de querer denigrar al paciente.
transferencia la admiración idealizada del
entrevistador. En la contratransferencia,
aparecen sentimientos de querer apoyarlo (en
los que subyace muchas veces la
devaluación).
CONFLICTO 5: CONFLICTO DE CULPA (CULPARSE A SÍ MISMO VERSUS CULPAR AL
OTRO).
Conflicto Edípico
Descripción general
La necesidad de obtener atención y reconocimiento como hombre o como mujer es–junto con el goce corporal
y sensual y la excitación sexual– una motivación básica. A ella pertenecen tanto la vivencia genital sexual
como la totalidad de las aspiraciones y sentimientos de mostrarse frente a otros, ser valorado, así como
disfrutar y configurar el contacto con otros de modo erótico y tierno. Es necesario distinguir dicha motivación
especialmente de las áreas motivacionales de vínculo, cuidado y autovaloración.
La constelación edípica presupone la presencia real o fantaseada de tres personas, que se encuentran en un
campo tensional de reconocimiento, rivalidad y erotismo. La constelación edípica se caracteriza por el deseo
de ser reconocido por las personas primarias significativas, sobre la base de sus atributos personales y
corporales. Se trata del reconocimiento como hombre o como mujer y no del reconocimiento del «valor»
(autovaloración). Esta temática incluye también la identificación y la adopción de rol específicas al género,
prescritas por los padres. Estos roles tienen su raíz en la constelación erótica con los otros significativos
primarios y los desarrollos consecuentes a ello. El conflicto abordado aquí gira, por tanto, también en torno al
reconocimiento del atractivo corporal-sexual, valor como hombre o como mujer y las expectativas e
inhibiciones que se le oponen. Sin embargo, no se trata de un trastorno sexual primario, dado que la
sexualidad puede hallarse en una variedad de otras motivaciones.
En las interacciones se trata de (especialmente en relación con los aspectos de los roles de género) ser
reconocido versus pasar desapercibido, poder rivalizar versus poder desistir, poder disfrutar versus poder
renunciar al placer corporal. En situaciones de conflicto, aparecen emociones intensas, cambiantes y en parte
exageradamente dramáticas, pero también superficiales, para asegurarse la atención y el reconocimiento.
Estas personas no confían en sus fortalezas personales ni en sus competencias cognitivas para poder
interesar e influenciar a otras personas, más bien sienten que deben hacerlo a través de mostrarse atractivos y
deseables. Esta atención y cuidado pueden alcanzarse de múltiples formas, por ejemplo, a través de una
actitud quejumbrosa.
En este contexto pueden aparecer, como también en otros conflictos, sentimientos de culpa. Aquí la culpa
tiene la tonalidad específica del conflicto y se genera por una lealtad simultánea a ambos compañeros
relacionales, por ejemplo, a través de tendencias competitivas y de rivalidad. No se trata, pues, de un conflicto
específico de culpa.
Modo Pasivo Modo Activo
Criterios generales Criterios generales
Se trata de personas que, debido a su manera de Se trata de personas que, a través de su presentación
ser y su corporalidad (especialmente como corporal y su conducta inadecuadamente erotizada y
hombre/mujer), se sienten sexualmente poco provocativa, buscan (especialmente como
admirados, reconocidos y atractivos. Por ello, se hombre/mujer) estar siempre en el centro de la
mantienen en un segundo plano, se sienten atención. Estas personas se ven impulsadas a ponerse
subordinados, desisten y reprimen su sexualidad en en el primer plano, ser la «estrella», brillar y seducir. A
la percepción, comunicación y afecto. Dominan, por diferencia del conflicto de autovaloración, los temas
lo tanto, los rasgos de alguien inofensivo e infantil. escenificados pueden cambiar rápida y frecuentemente.
La vivencia de sí mismo se caracteriza por la Sin embargo, el público será siempre necesario. En
resignación o el «desconocimiento» acerca de esta sexualidad forzada, puede existir una inhibición en
temáticas sexuales o de rivalidad/reconocimiento. la relación y satisfacción sexuales. No es infrecuente
Sin embargo, el interés en esta temática se expresa que el observador se sienta avergonzado por esta
solapadamente, en una cierta coquetería, en actos conducta provocativa.
fallidos y en la contratransferencia. La evitación Los afectos guía son emociones, en parte dramáticas,
pasiva puede llevar también a una falta de atractivo fuertemente cambiantes. La erotización y rivalidad
total y a una intención de ser «asexuado». pueden llegar a la falta de vergüenza. En la
Un afecto guía evidente, en el sentido más propio contratransferencia, se fluctúa entre la atracción y
del término, no se presenta. Más bien, llama la fascinación, y una desilusión molesta.
atención la falta de afectos adecuados a
situaciones específicas de conflicto. Paciente y
evaluador vivencian la timidez, y el temor y la
vergüenza de vivir las posibilidades sexuales
específicas de género, lo que puede llegar hasta
ansiedades de castración. En la contratransferencia
surgen sentimientos que van de la «neutralidad
sexual», hasta el desinterés.
CONFLICTO 7: CONFLICTO DE IDENTIDAD (del sí mismo, self) (disonancia de identidad).