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UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA
VICERRECTORADO ACADÉMIC0
SUBPROGRAMA DISEÑO ACADÉMICO
UNIDAD DE DISEÑO CURRICULAR E INSTRUCCIONAL
ÁREA ESTUDIOS GENERALES
ANEXO EXPLICATIVO
ASIGNATURA: LÓGICA
Código: 107
U.C.: 03
MENCIÓN:
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6
INTRODUCCIÓN
7
8
Unidad 1:
1
Como afirmó uno de los más grandes lógicos norteamericanos y fundador del pragmatismo, C.S. Peirce
(1883): “El único pensamiento pues que posiblemente puede conocerse es el pensamiento formulado
sígnicamente. Pero el pensamiento que no puede conocerse no existe. Todo pensamiento, consiguientemente,
debe formularse por necesidad, sígnicamente”.
2
En un sentido muy general una institución es un conjunto de pautas de conducta, estandarizadas que se van
haciendo permanentes dentro de una comunidad.
3
Se recomienda al estudiante repasar la definición de gramática y de sus componentes.
9
Esta dimensión fuertemente convencional del lenguaje impone, a priori,
una estructura predeterminada a la libertad y creatividad de la que
aparentemente gozamos como hablantes con la finalidad de preservar la
estabilidad del significado de las palabras para que éste no dependa del
cambiante capricho de ningún hablante. Por ejemplo, la palabra “fuego”
induce en nosotros determinadas conductas de alarma y reacción ante una
eventual tragedia. Se supone que sólo se hará uso de tal término cuando las
circunstancias lo ameriten y no en otras, so pena de hacer inútil dicha palabra
como signo de advertencia4. Así, pues, en el acatamiento de estas restricciones
radica, en buena medida, la utilidad, importancia y éxito en el uso del
lenguaje.5 Pero este acatamiento al uso consecuente del significado de una
palabra trae consigo, del mismo modo, el cumplimiento obligatorio de ciertos
presupuestos lógicos mínimos. Nadie hará caso de una persona que diga: “Me
llamo Juan Rodríguez y no me llamo Juan Rodríguez”, pues esta oración es un
evidente contrasentido. El ejemplo en cuestión viola el conocido principio
lógico de no contradicción6. De allí, que autores como Black (1969: 126)
afirmen, y con razón, que “la inconsistencia lógica corrompe el lenguaje”. En
este sentido, cobra mucho valor el análisis lógico del lenguaje como
instrumento para controlar racionalmente el discurso y para revelar las
complejidades (sintácticas y semánticas) ocultas en nuestra manera de hablar
cotidiana, desentrañando así el significado más profundo de lo que
enunciamos como hablantes. Como señala Seiffert (1977): la lógica “es el
instrumento que nos permite hablar disciplinadamente”.
4
Un uso contrario al acordado llevaría al hablante a la situación del pastorcito al que nadie ayudó cuando gritó
por tercera vez: “ahí viene el lobo” siendo que en esa ocasión ciertamente la fiera se acercaba. Al irrespetar la
regla del uso estable del significado de las palabras, el pastorcito dejó de hablar con sentido y, por tanto, se
aisló linguísticamente de su comunidad.
5
La relación entre significado, contexto conversacional e intención del hablante ha sido estudiada por H. P.
Grice en su doctrina del Principio de Cooperación el cual establece un conjunto de máximas que
supuestamente deben guiar cualquier intercambio lingüístico suponiendo la racionalidad del mismo. Cfr. H. P.
Grice: “Lógica y conversación” en: Luis M. Valdés V.: La búsqueda del significado.
6
Brevemente, el principio de no contradicción establece que es imposible afirmar algo que sea verdadero y
falso al mismo tiempo. Cfr. Irving Copi y Carl Cohen. Introducción a la lógica, págs. 367.
10
pero también adolece de mucha imprecisión. Superar los problemas de
ambigüedad7 y vaguedad que la excesiva polisemia del lenguaje introduce y
obtener una “materia prima” sobre la cual esta vez sí poder adelantar un
análisis lógico, son los objetivos de ese previo análisis lingüístico. 8 Hemos
visto que es necesario conocer el significado de un término y de sus sinónimos
para usarlo consecuentemente, del mismo modo, para determinar la verdad de
lo que decimos es necesario precisar el significado de los términos empleados.
Para que el estudiante pueda llevar a cabo esa actividad es necesario que esté
dotado de algunas herramientas básicas para la descripción y análisis de
cualquier lenguaje. Esta unidad espera satisfacer tal necesidad.
11
construcción de la lógica simbólica como un lenguaje, pero como un lenguaje
artificial9 que, a diferencia de la amplitud funcional de un lenguaje natural10,
no es usado en general para hablar del mundo sino específicamente para
caracterizar la estructura lógica de otro lenguaje, básicamente de otro lenguaje
natural. Se dice pues que la lógica se ha “matematizado” porque ha
desarrollado como las matemáticas un simbolismo propio para desarrollar
criterios formales (se dice que la lógica constituye un cálculo simbólico) que
permitan decidir cuando estamos en presencia de un razonamiento válido.
9
Como por ejemplo, el lenguaje para ciegos inventado por Louis Braille, el código usado en las
comunicaciones telegráficas, creado por Samuel Morse, el lenguaje BASIC (Beginner’s All Purpose Symbolic
Instruction Code) creado por John Kemeny, El LISP (List Processing) de John McCarthy, el PROLOG
(Programing Logic) de Alain Colmerauer, etc. Sobre la distinción lenguaje natural y lenguaje artificial léase
el material instruccional de la UNA elaborado por Eduardo Piacenza: Lógica, págs. 95-105 y Manuel
Garrido: Lógica Simbólica, págs. 29-30.
10
Como, por ejemplo, el castellano, el inglés, el yanomami, etc., los cuales son productos culturales que
heredamos, muchas veces sólo por vía oral como en el caso de los lenguajes de ciertas comunidades indígenas
que no poseen tradicion escrita y que no construimos en forma escrita como en el caso de todos los lenguajes
artificiales.
11
Sobre la distinción metalenguaje y lenguaje objeto, léase Piacenza, págs. 113-115 y Alfredo Deaño:
Introducción a la lógica formal, págs. 23-27. Con respecto al porqué la lógica se constituye como un lenguaje
artificial léase Piacenza, págs. 101-105 y Garrido, págs. 24-26.
12
Véase Rufino Blanco Fombona: Obras Selectas, Ediciones Edime, Madrid, 1958, págs. 104-5.
12
actitud de nuestro vecino del Norte. Aquí “democracia” tiene el sentido de una
palabra sin sentido13. En definitiva, utilizamos un metalenguaje para hablar de
un lenguaje objeto14. Este último hace referencia a objetos extralingüísticos
bien sean materiales (una mesa) como inmateriales (el número tres).15 El
metalenguaje es el lenguaje con el cual hablamos acerca de un signo
cualquiera perteneciente al lenguaje objeto.
13
Además del estudio de las págs. 113-115, del texto de Piacenza, es muy recomendable el estudio de las
págs. 23-27 del ameno libro de Deaño.
14
Es así como la gramática en tanto conjunto de reglas que procuran guiarnos para hablar bien un lenguaje
natural, se constituye como un metalenguaje frente al lenguaje natural el cual, a su vez, se constituye como un
lenguaje objeto frente al primero. Por ejemplo, podemos construir una gramática del castellano escrita en
japonés para la enseñanza de nuestro idioma a los oriundos de este país asiático, la cual tendrá como lenguaje
objeto el castellano.
15
“Un ‘objeto’ es, pues, todo aquello de lo que se habla. Podemos decir también: un objeto es siempre aquello
que podemos designar con una palabra de nuestro lenguaje”. Helmut Seiffert: Introducción a la lógica, pág.
25.
16
C.K. Ogden e I.A. Richards: El significado del significado, pág. 29.
13
como semiosis17. (véase la figura N° 1). Imaginemos, entonces, que en un
triángulo equilátero con base en uno de sus lados, el vértice superior, digamos
el vértice A, corresponde a una la palabra o signo18, por ejemplo, “perro”. Al
vértice derecho B, le corresponderá la cosa/objeto expresada/representada por
la palabra/signo19. En este caso, un animal perteneciente a la especie de los
cánidos domesticados. El vértice izquierdo C, corresponde al
pensamiento/sentido del término “perro”. El pensamiento/sentido es
simbolizado/significado por la palabra/signo y refiere/designa a la cosa/objeto.
Es necesario notar que Morris sustituye en el vértice C al pensamiento/sentido
por el interpretante/intérprete20.
17
“El proceso en el cual algo funciona como signo puede denominarse semiosis”. Charles Morris:
Fundamentos de la teoría de los signos, pág. 27. La semiótica sería la ciencia que tiene por objeto el proceso
de la semiosis
18
Los signos pueden ser sonoros, visuales, escritos, como, por ejemplo, las palabras (habladas u escritas), las
señales de tránsito, el humo como indicio de fuego, y cualquier expresión material que vehiculize un
significado. La doctrina acerca de los signos parte del principio medieval de: “aliquid stat pro aliquo”; esto es,
“aquello que está para alguien en lugar de otra cosa”. Así, por ejemplo, para hacer referencia al perro que
ladra en la acera de enfrente no es necesario cruzar la calle y señalarlo o traer al animal hasta donde estamos
conversando, para aludirlo basta utilizar el signo “perro” de manera hablada o escrita.
19
En el texto de Piacenza, págs. 106-108, a la cosa/objeto se le denomina designatum (en singular: lo
designado) y designata (en plural: los designados).
20
En el texto de Piacenza al interpretante se le denomina usuario.
14
9.- Significado intensional y significado extensional: Véase el Plan de
Curso de la Asignatura.
15
FIGURA N° 1
SIGNO: “PERRO”
C B
16
Unidad 2
Nociones introductorias
a la lógica proposicional
17
4.- Definición y objeto de la lógica proposicional: El objeto de la
lógica es el establecimiento de criterios que permitan distinguir a un
razonamiento deductivo válido de uno inválido21. El primer paso en esta
empresa consiste en determinar la forma de los razonamientos, para luego
arbitrar los criterios que permitan decidir cuándo un argumento deductivo es
válido o no. Claro, ya suponemos que el análisis lingüístico nos ha
proporcionado un material discursivo lo suficientemente preciso para proceder
al análisis lógico. La lógica simbólica es, pues, una herramienta para la
consecución de aquel propósito. En particular, la lógica simbólica
proposicional consiste en el estudio de las relaciones que se establecen entre
las proposiciones22 para determinar cuándo, a partir de estas relaciones, la
forma de un argumento puede considerarse válida y cuándo no.
21
Brevemente, un razonamiento es válido cuando de la verdad de sus premisas necesariamente se desprende
la verdad de su conclusión.
22
El estudio de las proposiciones de hará en la próxima unidad.
23
Además de razonamiento utilizaremos los términos de argumento e inferencia.
18
indicadores de conclusión24. Así, una partícula como “consecuentemente”
indica que lo que sigue es una proposición que está sirviendo como
24
Algunos de los indicadores de conclusión más comunes en el lenguaje natural son: “por lo tanto...”; “de ahí
que....”; “así...”; “así que...”; “correspondientemente...”; “en consecuencia...”; “consecuentemente...”; “lo cual
rueba que...”; “como resultado...”; “por esta razón...”; “se sigue que...”; “podemos inferir que...”; “concluyo
que...”; “lo cual muestra que...”; “lo cual significa que...”; “por eso...”, etc.
19
FIGURA N° 2
Razonamiento: Premisas: Proposición1, Proposición 2, Proposición 3 , …., Proposición n-1, Conclusión Proposición n
20
conclusión. Además, existen también los indicadores de premisas25, partículas
como “puesto que”, las cuales indican que a continuación de ellas tenemos
proposiciones que se desempeñan como premisas26. Por ejemplo: “Puesto que
no has estudiado lógica y no has descansado lo suficiente, consecuentemente
reprobarás el examen”.
25
Algunos de los indicadores de premisas más comunes en el lenguaje natural son: “puesto que...”; “dado
que...”; “a causa de...”; “tal conclusión porque tal premisas...”; “pues...”; “se sigue de...”; “como muestra...”;
“como es indicado por...”; “la razón es que...”; “por las siguientes razones...”; “se puede inferir de...”; “se
puede derivar de...”; “se puede deducir de...”; “en vista de que...”, etc.
26
El texto de Copi y Cohen ejemplifica muy bien los indicadores de premisas y de conclusión en las págs. 24-
5.
paga sus impuestos y nunca llega tarde a su trabajo; que concluir que es
decente a partir de las mismas premisas pero añadiendo que el señor Cova
cumplió condena de presidio de varios años por desfalco. Del mismo modo, en
muchas ocasiones no resulta elegante ni conveniente social o políticamente el
que en un razonamiento afirmemos públicamente la conclusión. Imaginemos
la siguiente situación: dos empleados debaten frente a su jefe un problema de
la oficina y uno de ellos argumenta en este tenor: “Sólo Juan y yo tenemos la
llave de la caja chica. Ayer se robaron el dinero de la caja chica. Yo me
reincorporé a mis labores hoy después de cinco días de reposo médico. Juan
estuvo de guardia ayer”. Evidentemente no sería muy inteligente que el
empleado acusara directamente a Juan delante del jefe. Tiene más fuerza
persuasiva elaborar el argumento de tal modo que sea el propio jefe quien
saque la conclusión que ha quedado implícita. En consecuencia, no es posible
analizar lógicamente un discurso argumentativo que contenga elementos
implícitos y sobreentendidos. Hasta ahora, en el análisis del discurso
argumentativo llevado ha cabo se han cumplido los siguientes pasos:
1) Se ha separado el contenido informativo del contenido ,meramente
expresivo o directivo, el cual se ha desechado por carecer de valor
lógico.
22
4) El siguiente paso es completar los argumentos que hayan sido
identificados. En muchos casos, el argumentante omitirá bien una
premisa o bien la conclusión, dependiendo de la estrategia expositiva
que considere más conveniente para que el auditorio acepte su
argumentación. Pero, como ya hemos visto, el análisis lógico no
puede emprenderse en un razonamiento incompleto dado que, por
ejemplo, la introducción de una premisa que se hallaba implícita
puede alterar la calidad de la relación entre las premisas y la
conclusión.
FIGURA 3
Razonamiento 1: Premisa 1
Premisa 2
Premisa 3
Conclusión
23
2) Un razonamiento puede tener su conclusión al principio:
Razonamiento 2: Conclusión
Premisa 1
Premisa 2
Premisa 3
Razonamiento3: Premisa 1
Premisa 2
Conclusión
Premisa 3
* Además, un razonamiento puede ser parte de otro razonamiento más amplio, por ejemplo:
RAZONAMIENTO A
Premisa A1
RAZONAMIENTO C Premisa A2
Premisa A3
Premisa C1 Conclusión A
RAZONAMIENTO B
Premisa B1
Premisa B2
Premisa B3
Premisa C2 Conclusión B
Premisa C3
C
Conclusión C
24
8.- Razonamientos deductivos e inductivos: Un razonamiento es tal
en virtud de una particular relación entre sus premisas y su conclusión: se
pretende que la veracidad de las premisas da bases suficientes para aceptar la
veracidad de la conclusión. Pero esta relación en un caso es necesaria y en otro
probable. Así, si la fundamentación que las premisas hacen para aceptar la
conclusión es necesaria, estamos ante un razonamiento deductivo. Si la
fundamentación es probable, estamos ante un razonamiento inductivo. En un
razonamiento deductivo la conclusión se deduce necesariamente de las
premisas, la fundamentación que dan las premisas a la conclusión es absoluta.
De tal manera que si las premisas son verdaderas necesariamente la conclusión
habrá de ser verdadera. En lógica no interesa si de hecho las premisas o la
conclusión son proposiciones verdaderas o falsas. La cuestión es que si las
premisas son (o fueran) verdaderas, la conclusión necesariamente es (o sería)
verdadera.
27
De hecho el orden de los planetas de acuerdo a su cercanía al Sol es el siguiente. Mercurio, Venus, La
Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Neptuno, Urano, Plutón.
25
1, aún cuando las premisas (11 y 12) y la conclusión 1 son de hecho
verdaderas, es posible pensar en un universo posible 1 en el cual la conclusión
sea falsa siendo verdaderas las premisas. Veamos un argumento en el cual las
premisas son de hecho falsas y la conclusión es verdadera. El Argumento 2:
Premisa 21: La Tierra está más cerca del Sol que Venus. Premisa 22: Venus
está más cerca del Sol que Mercurio. Conclusión 2: Mercurio está más cerca
del Sol que la Tierra. Aquí, ambas premisas (21 y 22) son de hecho falsas pero
la conclusión 2 es verdadera. Ahora bien, la verdad de hecho no es lo que le
importa a la lógica. Lo lógicamente importante es que si las premisas son
verdaderas la conclusión, necesariamente también lo sea. El universo posible 2
en el cual las premisas de este argumento y su conclusión son verdaderas es el
siguiente orden respecto a la cercanía del Sol: La Tierra, Venus, Mercurio, etc.
No obstante, ¿es posible pensar un universo en el cual las premisas de este
argumento sean verdaderas y su conclusión falsa. Sí, este sería el universo
posible 3 en el cual el orden de cercanía con respecto al Sol sería el siguiente:
Venus, la Tierra, Mercurio, etc. En este universo posible 3, las premisas (21 y
22) del Argumento 2, serían verdaderas pero su conclusión 2 sería falsa, por lo
tanto es un argumento inválido ¿Será posible construir un argumento con del
mismo tipo, esto es, con premisas de hecho falsas y conclusión verdadera que
sea válido? Sí es posible, véase el Argumento 3: Premisa 31: Venus está más
cerca del Sol que Mercurio. Premisa 32: Mercurio está más cerca del Sol que
la Tierra. Conclusión 3: Venus está más cerca del Sol que la Tierra. En el
Argumento 3, la premisa 31 es de hecho falsa, por lo cual todo el conjunto de
premisas (31 y 32) resulta falsa, y su conclusión 3 es verdadera. Ahora la
verdad o falsedad de hecho de premisas y conclusión es irrelevante, la
pregunta importante es esta: ¿es imposible que la conclusión 3 sea verdadera
si concebimos un mundo posible en el cual las premisas (31 y 32) sean
verdaderas. Pues, no hay un mundo posible tal que podamos hacerlo, sino
inténtelo el estudiante por su propia cuenta. En el universo posible 4 que hace
verdaderas las premisas es imposible que la conclusión no lo sea, ese universo
en orden de cercanía al Sol sería: Venus, Mercurio, La Tierra,.... Al contrario
que el Argumento 2, el Argumento 3 es válido. Como podemos ver la validez
es una propiedad que preserva la verdad de las premisas en la conclusión.
Recapitulando, la lógica, particularmente cuando se la aplica a la metodología
de la investigación científica, no sólo se interesa por el razonamiento
deductivo, sino además y sobremanera por el razonamiento deductivo válido,
sobre todo por lo que se conoce comúnmente como razonamiento correcto:
aquél razonamiento deductivo que no sólo es válido sino que además sus
26
premisas son, de hecho, verdaderas, porque de esta manera puede garantizarse
a priori la verdad de hecho de la conclusión.
FIGURA N° 4
UNIVERSO REAL:
UNIVERSO POSIBLE 1:
UNIVERSO POSIBLE 2:
UNIVERSO POSIBLE 3:
UNIVERSO POSIBLE 4:
27
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Unidad 3
Valuación de fórmulas
mediante tablas de verdad
Objetivo: Evaluar el valor veritativo de una formula proposicional mediante
la construcción de tablas de verdad.
29
3.- Criterios de corrección para la simbolización de enunciados del
lenguaje natural en términos de la lógica proposicional. Grados de
analiticidad en la representación simbólica de enunciados en lenguaje
natural: Véase el Plan de Curso de la Asignatura.
Unidad 4
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Unidad 5
31
32
Unidad 6
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de vista en conflicto distintos no tienen para nosotros ningún efecto práctico
podríamos afirmar con bastante sentido común que entonces no habría
ninguna diferencia entre estas posturas, por lo menos una diferencia
significativa que valiera tener en cuenta. De este modo, el discurso
lógicamente persuasivo no sólo convence a la razón sino que también
conmueve al corazón. Es por ello que al incorporar una dimensión
psicológico-pragmática en el análisis de este tipo de razonamientos nos
ubicamos fundamentalmente en el mundo del lenguaje natural y
particularmente en la zona limítrofe entre la lógica y la retórica.
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que el ámbito de especialización del fulano “experto” no es en el tema sujeto a
discusión sino en, digamos, economía petrolera. Presenciamos así,
constantemente, un desfile de “opinadores profesionales” que no ahorran
palabras ni tiempo para darnos a conocer sus pareceres sobre los más disímiles
temas políticos, económicos, sociales, morales, internacionales, etc., que como
Leonardos Da Vinci resucitados dominan todo el saber de su época. c)
Falacias de pregunta compleja: muy común en el campo judicial está falacia se
comete cuando se formula una pregunta tal que su respuesta presupone la
respuesta a otra pregunta que está implícita en la primera y cuyas
implicaciones se quiere que sean aceptadas inadvertidamente. Contestada la
pregunta compleja, la cual generalmente es formulada para que sea respondida
sólo con un sí o un no el adversario pasa a exponer a partir de ella una
argumentación falaz. Por ejemplo, la respuesta simple a la pregunta:
“¿Cuántas piedras de crack ha fumado usted antes de entrar a esta clase?” ya
presupone que si usted no ha fumado ninguna piedra de crack antes de entrar a
clases, por lo menos, es un consumidor empedernido. d) Falacias Ad
Hominem: Es un ataque dirigido no contra el argumento sino contra la
persona que lo propone al exaltar las emociones del auditorio en contra de
algunas características personales-morales, etc., del oponente que nos parecen
muy reprobables. Se busca así transferir este halo negativo emocional que se
ha suscitado alrededor de la personalidad del oponente hacia su
argumentación. Se busca desacreditar al oponente descalificándolo
moralmente, ideológicamente, socialmente o, como esta de moda, racialmente.
Un caso de este tipo de falacia es el conocido argumento tu quoque, en el cual
se rebate la argumentación del contrario sobre la base de que él mismo es
también sujeto de las imputaciones o fallas que nos está adjudicando. Ante la
observación de que alguien está irrespetando la luz del semáforo esta persona
contesta: “Y qué, tú también te comes la luz”. Este tipo de falacia es muy
eficaz para callar temporalmente la boca al adversario ante el sutil recurso
psicológico de poner la pelota en su cancha, pero es totalmente inútil desde el
punto de vista de una argumentación racional. Otro caso de falacias ad
hominen se cometen cuando se quiere poner en contradicción el argumento del
oponente con algunas creencias sostenidas por este en el pasado o en la
actualidad. Por ejemplo, ante el argumento de una mujer que al conocer que
está embarazada alega que no puede culminarlo ya que ella ha sufrido de tres
cesáreas anteriores por lo cual su vida corre mucho peligro, alguien en contra
del argumento alegara: “Pero, ¡cómo se te ocurre decir eso, tú eres católica y
para los católicos el aborto es un pecado mortal!”, lo cual puede ser muy
comprensible pero en ningún momento consiste en un análisis lógico de la
35
pertinencia de las premisas presentadas por la mujer para sostener su
conclusión. O de la misma manera, se buscaría contradecir su argumentación
alegando determinada circunstancia de su vida: “Lo que pasa es que piensas
así porque estás triste por el reciente fallecimiento de tu marido y porque te
acaban de despedir del trabajo”. e) Falacias de accidente y accidente inverso:
se comete cuando tomamos una propiedad accidental y no sustancial bien al
generalizarla a un conjunto o bien al particularizarla a un individuo. La falacia
consiste en que tal conjunto o tal individuo pueden no tener tal propiedad por
ser precisamente accidental, por ejemplo: “Conozco muchos latinos. Todos los
latinos son flojos, apasionados y violentos”; “Fulano es chino , por tanto,
Fulano debe comer mucho arroz”, etc. En estos casos o bien se generaliza una
propiedad accidental sobre la base de unos pocos casos no representativos del
individuo “típico” de la población o se aplica una apreciación general como
absoluta, como si no admitiera excepciones. F) Falacias de petición de
principio: supone en las premisas la verdad de lo que quiere probar en la
conclusión. Por ejemplo, alguien que quiera demostrar la existencia de Dios
argumentaría en este tenor: “Dios existe puesto que la Biblia lo dice y todo lo
que dice la Biblia es verdadero puesto que la Biblia es la palabra de Dios y
Dios no miente”. A este tipo de argumento de petición de principio también se
le denomina “círculo vicioso”. g) Falacias patéticas (pathos: emoción): en
rigor, ni siquiera son argumentaciones pues no hay premisas que pretendan
sostener alguna conclusión, hay una apelación pura y simple a las emociones:
odio, rabia, miedo, compasión: “si no se aprueba nuestra propuesta política
quemamos cauchos”; “las telenovelas son buenas porque eso es lo que le gusta
a la mayoría”; “fulano no debe ser castigado por copiarse en el examen porque
el es pobre, trabaja, tiene hijos, etc.” h) Conclusión inatinente: las premisas
alegadas efectivamente son buenas premisas para demostrar algo pero no
precisamente para demostrar la conclusión particular que se pretende
fundamentar. A la observación del médico de que el paciente fuma mucho y
que los fumadores se enferman tres veces más que el promedio de los no
fumadores de enfermedades respiratorias y de que el paciente vive en La
Colonia Tovar y que allí hace mucho frío y es muy húmedo, el paciente sacara
la siguiente conclusión: “El médico me ha recomendado que me vaya de La
Colonia Tovar”. El punto en cuestión ha sido desviado por una conclusión
inatinente. También se la denomina non sequitur, esto es, la conclusión no se
sigue de las premisas.
Las falacias de ambigüedad se subdividenen: a) Falacias de equívoco: se
cometen cuando se utiliza un termino ambigüo en las premisas, esto es un
término que admite más de un referente y en el contexto de formulación del
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argumento no queda claro cual es el sentido preciso en el que se está usando el
término. Sea el siguiente argumento: Premisa 1: “Todos los hombres son seres
racionales”. Premisa 2. “Las mujeres no son hombres”. Conclusión: “Las
mujeres no son seres racionales”. En este argumento la palabra “hombre” hace
referencia tanto a la humanidad como al sexo, pero no queda claro en qué
sentido particular se la está usando. b) Falacias de anfibología. La imprecisión
en el significado ya no radica en un término sino en toda la oración o
fragmento del discurso. Son típicas en los horóscopos y en las supuestas
predicciones de los que leen cartas, “metafísicos” y charlatanes de toda laya
que viven del candor humano. Por ejemplo, la gitana que ante la bola de cristal
profetiza a la muchacha: “alguien te está pensando mucho en este momento”.
Bueno, si la muchacha no nació por generación espontánea, lo más probable
es suponerle una familia y amistades y noviazgos, así que es bastante probable
que si no está íngrima y sola en este mundo alguien pueda estar pensando en
ella. La muchacha pensará en alguna persona y seguramente dará con una por
lo cual atribuirá plausibilidad a la profecía de la gitana. c) Falacias de acento.
Se cometen cuando se pone o quita el énfasis en una determinada expresión.
Por ejemplo, ante una reciente reunión de presidentes de países árabes, la
cadena noticiosa CNN indicó: “en la declaración final de esta reunión se
acordó condenar el terrorismo”, afirmación por lo menos extraña en este tipo
de reuniones de presidentes árabes. El mismo evento fue registrado por la
BBC de la siguiente manera: “la declaración final de la reunión expresa su
condena al terrorismo de Estado”, es decir, una condena indirecta a la
intervención de los EEUU en la guerra de Irak. Una afirmación totalmente
contraria a la primera y cuyos significados se han contrapuesto simplemente
quitando una palabra, desplazando el énfasis de la declaración. d) Falacias de
composición y división: ocurren porque hay términos que solamente se le
pueden atribuir a un conjunto o a un individuo: “María es una persona
delgada”, pero “Venezuela es un país delgado” no tiene sentido. De esta
manera atribuir a un conjunto propiedades que sólo tienen sentido para sus
miembros tomados individualmente es cometer la falacia de composición. No
todo lo que se predica de las partes puede predicarse del todo. “Esa película
seguramente es excelente porque todos sus protagonistas son actores
magníficos”. “La Iglesia es la Iglesia de los pobres, luego, la Iglesia es pobre”.
La falacia de división opera en el sentido contrario. “Rusia es un país muy
grande. Igor es ruso. Por tanto, Igor es muy grande”.
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