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LOS JUZGADOS
EN EL DERECHO
DEL MENOR
MATERIA:
CATEDRÁTICO:
ALUMNA:
SEMESTRE Y GRUPO:
V Único
I
“Si no conoces a tu enemigo ni tampoco a ti mismo; es muy probable que en cada batalla
estés en peligro. Si te conoces a ti mismo, pero no a tu enemigo, tienes las mismas chances de
ganar o perder. Pero si te conoces a ti mismo y también a tu enemigo ni en cien batallas
estarás en peligro”
(GRIFFITH, 1971).
II
Índice
Introducción..................................................................................................................... 1
CONCLUSION .............................................................................................................. 22
Bibliografía ..................................................................................................................... 23
III
IV
Introducción
Este ensayo tiene por objetivo específico dar a conocer todo lo referente al papel
que desempeñan los juzgados mexicanos y su valiosa intervención en el derecho
del menor, así como las funciones encaminadas a la protección y salvaguarda de
los derechos humanos en materia de derechos del menor.
Dentro del Sistema de Justicia hay inercias que enfocan a niñas, niños y
adolescentes, ya sea como víctimas (de violencia, abandono, malnutrición, entre
otras), como victimarios, como testigos de delitos o como adolescentes en
conflicto con la Ley.
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juezas de primera instancia, quienes requieren un grado de especialización
efectivo y un cambio de visión sobre la naturaleza jurídica de la infancia y
adolescencia, para brindarles una atención adecuada. En términos jurídicos, se
requiere un proceso de profesionalización en la perspectiva de niñez y
adolescencia para alcanzar una debida diligencia en busca del interés superior.
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CÓMO SE GENERA LA PROTECCION Y PRESERVACION DE LOS
DERECHOS DE LAS NIÑAS Y NIÑOS EN LOS TRIBUNALES DEL
ESTADO.
El Código Civil del Estado de Tabasco, establece en su artículo 23 los deberes
en beneficio de la familia y nos menciona que:
Además, dentro del mismo Código Civil del Estado de Tabasco en su numeral
24, nos permite ver la facultad que tiene el Ministerio Público al mencionarnos
que:
“Además de los casos expresamente señalados por la ley, será siempre oído el
Ministerio Público en todos los negocios judiciales relativos a la familia,
matrimonio, nulidad de éste, divorcio, concubinato, filiación, patria potestad, tutela,
curatela, ausencia, rectificación o nulidad de actas del estado civil, patrimonio de familia
y sucesión.”
Pero, ¿qué tiene que ver esto con los tribunales o juzgados de familia en el
derecho del menor?
Tiene que ver y mucho. Toda vez que estas instancias son las encargadas de la
administración de impartición de justicia y, más tratándose del cuidado y
salvaguarda de los derechos de los menores, o como bien sabemos, de niñas,
niños y adolescentes.
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desorientación e incluso en su rechazo hacia el entorno. Parece algo solemne
afirmar que tienen el futuro del menor entre sus manos, pero sí tienen, al menos,
capacidad para influir en su futuro.
Las estrechas relaciones entre los miembros de una familia pueden ser hoy
menos duraderas y estar sujetas a muchas más circunstancias variables externas
que hace unos decenios. Por una parte, se puede afirmar que estos países hacen
mayor hincapié en los derechos de los menores y que los estados se preocupan
más de hacerlos realidad. Sin embargo, los menores, a los que el derecho ampara
y a los que el Estado debe proteger por ley, están sujetos, en muchas ocasiones, a
entornos inestables en las relaciones personales e inciertas en sus aspectos
económicos. La seguridad y estabilidad de hoy puede no existir mañana.
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• De las cuestiones relativas a los asuntos que afecten en sus derechos de
persona a los menores e incapacitados.
• En general, todas las cuestiones familiares que reclamen la intervención
judicial.
¿Qué quiere decir con esto? Que el niño, niña o adolescente debe estar
preparado de manera física, mental, espiritual, moral, psicológica y socialmente,
para el ejercicio de sus derechos, esto sin dejar a un lado que tienen que ser
orientados o guiados por sus padres o tutores, tal como lo refiere el artículo 5 de
la Convención de los derechos de los niños, en el que se contempla que el niño
necesitará, para el ejercicio de sus derechos, dirección y orientación apropiada de
sus padres o tutores, en consonancia con la evolución de sus facultades, de
manera que habrá de ir disminuyendo a medida que vaya creciendo.
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DERECHOS DEL MENOR A SER ESCUCHADO Y A QUE SU OPINIÓN
SEA TENIDA EN CUENTA
El artículo 12 de la Convención de los derechos del niño
Este precepto, atribuye a los niños el papel de receptores pasivos de los
cuidados y atenciones de los adultos, con el fin de que sean reconocidos como
protagonistas activos, y por tanto poder ser escuchados en cualquier situación de
índole social o jurídica.
El derecho del niño a ser oído en todos los asuntos que le afecten y a que se
tomen en consideración sus opiniones se proclama en dos párrafos del mismo
precepto, aunque con distinto alcance:
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Por su parte, el párrafo segundo (art. 12.2 CDN) concreta el derecho a ser
escuchado en los procedimientos administrativos y judiciales, estableciendo una
serie de características básicas para el mismo:
• Que tal derecho tiene una dimensión individual; así, se indica que «se
dará en particular al niño oportunidad de ser escuchado».
• El «principio de totalidad», en virtud del cual no existen ámbitos
decisorios de actuación pública respecto de situaciones individuales
exentos de esta obligación, pues se alude a «todo procedimiento judicial
o administrativo que afecte al niño…»
• El «principio de adecuación», referido a la forma de escucha del menor,
que deberá adaptarse a la situación subjetiva de este y a los
requerimientos del concreto procedimiento que se esté sustanciando
(será escuchado «directamente o por medio de un representante o de un
órgano apropiado»). No obstante, el Comité recomienda la escucha
directa al niño siempre que ello resulte posible (OG 12, § 35).
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directamente implicado y que conduzca a una decisión que afecte a su
esfera personal, familiar o social.
En los procedimientos judiciales, las comparecencias del menor se
realizarán de forma adecuada a su situación y al desarrollo evolutivo de
éste, cuidando de preservar su intimidad.
[…]
3. Cuando el menor solicite ser oído directamente o por medio de persona
que le represente, la denegación de la audiencia será motivada y
comunicada al Ministerio Fiscal y a aquellos» (Situación que podemos
encontrar en nuestro Código Civil de Tabasco, que se mencionó al
principio).
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• Los Estados parte también tienen la obligación de garantizar la
observancia de este derecho para los niños que experimenten
dificultades para hacer oír su opinión. Los niños con discapacidad
deben tener a su disposición y poder utilizar los modos de
comunicación que necesiten para facilitar la expresión de sus opiniones.
También debe hacerse un esfuerzo por hacer viable el derecho a la
expresión de opiniones para los niños pertenecientes a minorías,
migrantes y otros niños que no hablen el idioma mayoritario.
• El derecho del niño a ser escuchado presupone ausencia de presiones;
es decir, debe ejercerse con libertad. Tal libertad ha de conceder al niño
la iniciativa para «destacar y abordar las cuestiones que ellos mismos
consideren pertinentes e importantes»
• Las modalidades de escucha deben atender al principio de prudencia en
cuanto a su número, para prevenir la victimización por reiteraciones
innecesarias. No obstante, el Comité entiende que dicha escucha deber
ser entendida como «un proceso y no como un acontecimiento singular
y aislado». Ello implica que quienes deben conducir los procedimientos
hayan de valorar la necesidad y oportunidad de los actos de escucha,
sin que esto permita suprimir este deber
• El menor debe recibir información sobre cuál es el objetivo de la escucha,
las cuestiones que van a ser abordadas y las consecuencias de las
decisiones que puedan adoptarse. El Comité reclama que el proceso
resulte «transparente e informativo»
• El entorno en el que se desarrolle la escucha ha de ser amigable. En
palabras de la Observación General 12: «no se puede escuchar
eficazmente a un niño cuando el entorno sea intimidatorio, hostil,
insensible o inadecuado para su edad», lo que implica cambios no solo
en los espacios y elementos físicos, sino también en la actitud de los
actores del proceso.
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• La seguridad para el niño y una correcta evaluación del riesgo que para
él pueda tener el hecho de expresar su opinión ha de ser una prioridad
de todo proceso de escucha. Ello implica, en el contexto de este estudio,
la conveniencia de establecer estrategias de protección de los niños que
reconozcan los riesgos particulares que puedan existir, por motivos
familiares, de grupo o sociales.
El itinerario de la escucha
Dentro de la Observancia general 12, se puede encontrar cuales son las
medidas que se deben usar para garantizar la observancia del derecho del niño a
ser escuchado, lo cual está referido en su artículo 39 Punto 2, que textualmente
dice:
“La aplicación de los dos párrafos del artículo 12 exige que se adopten cinco medidas
para hacer realidad efectivamente el derecho del niño a ser escuchado siempre que un
asunto lo afecte o cuando el niño sea invitado a dar su opinión en un procedimiento oficial,
así como en otras circunstancias. Estas medidas deben aplicarse de manera adecuada para
el contexto de que se trate”.
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quiénes serán los participantes, y tiene que tener en cuenta las opiniones
del niño a ese respecto.
b) Audiencia. El contexto en que el niño ejerza su derecho a ser escuchado
tiene que ser propicio e inspirar confianza, de modo que el niño pueda
estar seguro de que el adulto responsable de la audiencia está dispuesto
a escuchar y tomar en consideración seriamente lo que el niño haya
decidido comunicar. La persona que escuchará las opiniones del niño
puede ser un adulto que intervenga en los asuntos que afectan al niño
(por ejemplo, un maestro, un trabajador social o un cuidador), un
encargado de adoptar decisiones en una institución (por ejemplo, un
director, un administrador o un juez) o un especialista (por ejemplo, un
psicólogo o un médico). La experiencia indica que la situación puede
adoptar forma de conversación en lugar de examen unilateral. Es
preferible que el niño no sea escuchado en audiencia pública, sino en
condiciones de confidencialidad
c) Evaluación de la capacidad del niño. Las opiniones del niño deben
tenerse debidamente en cuenta, siempre que un análisis caso por caso
indique que el niño es capaz de formarse un juicio propio. Si el niño está
en condiciones de formarse un juicio propio de manera razonable e
independiente, el encargado de adoptar decisiones debe tener en cuenta
las opiniones del niño como factor destacado en la resolución de la
cuestión. Deben establecerse buenas prácticas para evaluar la capacidad
del niño
d) Información sobre la consideración otorgada a las opiniones del niño
(comunicación de los resultados al niño). Dado que el niño tiene derecho
a que sus opiniones se tengan debidamente en cuenta, el encargado de
adoptar decisiones debe informar al niño del resultado del proceso y
explicar cómo se tuvieron en consideración sus opiniones. La
comunicación de los resultados al niño es una garantía de que las
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opiniones del niño no se escuchan solamente como mera formalidad,
sino que se toman en serio. La información puede mover al niño a
insistir, mostrarse de acuerdo o hacer otra propuesta o, en el caso de un
procedimiento judicial o administrativo, presentar una apelación o una
denuncia.
e) Quejas, vías de recurso y desagravio. Es necesario disponer de
legislación para ofrecer a los niños procedimientos de denuncia y vías
de recurso cuando su derecho a ser escuchados y a que se tengan
debidamente en cuenta sus opiniones sea pasado por alto y violado7 .
Los niños deben tener la posibilidad de dirigirse a un defensor o una
persona con funciones comparables en todas las instituciones dedicadas
a los niños, como las escuelas y las guarderías, para expresar sus quejas.
Los niños deben saber quiénes son esas personas y cómo pueden
acceder a ellas. En el caso de los conflictos familiares sobre la
consideración de las opiniones de los niños, el niño debe tener la
posibilidad de recurrir a una persona de los servicios de juventud de la
comunidad. Si el derecho del niño a ser escuchado se vulnera en relación
con procedimientos judiciales y administrativos (art. 12, párr. 2), el niño
debe tener acceso a procedimientos de apelación y denuncia que
ofrezcan vías de recurso para las violaciones de derechos. Los
procedimientos de denuncia deben proporcionar mecanismos solventes
para garantizar que los niños confíen en que al utilizarlos no se exponen
a un riesgo de violencia o castigo.
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niñas, niños y adolescentes. Su aplicación exige adoptar un enfoque basado en
derechos que permita garantizar el respeto y protección a su dignidad e
integridad física, psicológica, moral y espiritual.
México ratificó la CDN en 1990, sin embargo, fue hasta 2011 que incorporó el
principio del interés superior de la niñez en el artículo 4o. de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, al especificar que:
“En todas las decisiones y actuaciones del Estado se velará y cumplirá con el principio
del interés superior de la niñez, garantizando de manera plena sus derechos. Los niños y
las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud,
educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral. Este principio deberá guiar el
diseño, ejecución, seguimiento y evaluación de las políticas públicas dirigidas a la niñez”.
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tercero; 17 y 18 prevén que el interés superior de la niñez deberá ser considerado
de manera primordial.
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mediante el desarrollo de acciones especiales para lograr que el niño, niña o
adolescente comprenda el escenario en que participa, pueda expresarse
libremente y quienes imparten justicia puedan comprender la expresión infantil.
Este Protocolo sistematiza una serie de prácticas que han sido consideradas
como necesarias para garantizar los derechos humanos de las niñas, niños y
adolescentes, en particular aquellos relacionados con el acceso a la justicia,
aunque no de manera limitativa. De esa forma recoge las condiciones mínimas
que se considera no pueden faltar cuando éstos se encuentran ante un proceso de
impartición de justicia.
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MARCO JURIDICO DE LA IMPLEMENTACION DEL PROTOCOLO DE
ACTUACION PARA QUIENES IMPARTEN JUSTICIA EN CASOS QUE
AFECTEN A NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES
Este Protocolo está fundamentado en una pluralidad de fuentes jurídicas, tanto
del orden interno como del internacional, concretamente de los sistemas
Universal e Interamericano de Derechos Humanos
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ordena la realización de una interpretación sistemática que, para darle sentido a
la norma en cuestión, tome en cuenta los deberes de protección de niños, niñas y
adolescentes y los derechos especiales de éstos previstos en la Constitución,
tratados internacionales y leyes de protección de la niñez. Cuando se trata de
medidas legislativas o administrativas que afecten derechos de la infancia, el
interés superior del niño, niña o adolescente demanda de los órganos
jurisdiccionales la realización de un escrutinio mucho más estricto en relación con
la necesidad y proporcionalidad de la medida en cuestión.
Por otra parte, con el objeto de garantizar a niñas, niños y adolescentes la tutela
y el respeto de los derechos reconocidos en la Constitución, el 29 de mayo de 2000
se publicó en el Diario Oficial de la Federación la Ley para la Protección de los
Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. Esta ley dispone que esta protección
tiene como objetivo asegurarles un desarrollo pleno e integral, lo que implica la
oportunidad de formarse física, mental, emocional, social y moralmente en
condiciones de igualdad.
Para los casos en que el niño, niña o adolescente haya cometido una conducta
tipificada como delito, el derecho interno ha establecido una serie de reglas y
principios para su tratamiento. La reforma al artículo 18 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, estableció la creación de un nuevo
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sistema de justicia para adolescentes, determinando nuevas reglas para la
impartición de la justicia a este grupo.
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de su carácter, que ayuden a precisar el contenido de los derechos reconocidos en
los tratados internacionales.
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Oficina Internacional de los Derechos del Niño, expidieron dos documentos de
gran relevancia sobre los derechos a los que son sujetos un niño o una niña en
cualquier proceso de justicia: por un lado La justicia en asuntos concernientes a
menores víctimas y testigos de delitos, Ley modelo y comentario, y por el otro el
Manual sobre la justicia en asuntos concernientes a los niños víctimas y testigos
de delitos para uso de profesionales y encargados de la formulación de políticas.
“Todo niño tiene derecho a las medidas de protección que en su condición de menor
requieren por parte de la familia, de la sociedad y del Estado.”
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Si bien son varias las características de la infancia relevantes para su
participación en un procedimiento judicial, se han destacado tres que revisten
particular importancia para la actuación judicial frente al niño, niña o adolescente.
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CONCLUSION
No ha sido fácil para México el implementar todas las medidas de seguridad
jurídica en el derecho del menor.
Es necesario precisar que no sólo los jueces, también los psicólogos, secretarios
de acta y todos los que intervengan en un proceso familiar o penal deben tener
conocimientos suficientes de la Convención Internacional sobre los derechos del
niño para desempeñar correctamente su trabajo.
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Bibliografía
CODIGO CIVIL DEL ESTADO DE TABASCO. (s.f.).
NACION, S. C. (2012). Protocolo de actuación para quienes imparten justicia en casos que
afecten a niñas, niños y adolescentes. México: SCJN.
UNICEF/DIF. (2001). Observaciones Generales del Comité de los Derechos del Niño.
México.
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