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Retrato del pintor Francisco

de Goya (1826),

Firma de Goya

Información sobre francisco de goya


Francisco de Goya y Lucientes (Fuendetodos, provincia de Zaragoza, 30 de marzo de
1746-Burdeos, Francia, 16 de abril de 1828)[1] fue un pintor y grabador español. Su obra
abarca la pintura de caballete y mural, el grabado y el dibujo. En todas estas facetas
desarrolló un estilo que inaugura el Romanticismo. El arte goyesco supone, asimismo,
el comienzo de la pintura contemporánea, y se considera precursor de las vanguardias
pictóricas del siglo XX.

Tras un lento aprendizaje en su tierra natal, en el ámbito estilístico del barroco tardío y
las estampas devotas, viaja a Italia en 1770, donde traba contacto con el incipiente
neoclasicismo, que adopta cuando marcha a Madrid a mediados de esa década, junto
con un pintoresquismo costumbrista rococó derivado de su nuevo trabajo como pintor
de cartones para los tapices de la manufactura real de Santa Bárbara. El magisterio en
esta actividad y en otras relacionadas con la pintura de corte lo imponía Mengs, y el
pintor español más reputado era Francisco Bayeu, que fue cuñado de Goya.

Nacimiento y juventud[editar]

Francisco de Goya y Lucientes nació en 1746 en el seno de una familia de mediana


posición social de Zaragoza, que ese año se había trasladado al pueblecito de
Fuendetodos, situado a unos cuarenta kilómetros al sur de la capital, en tanto se
rehabilitaba la casa donde vivían. Su padre era un artesano de cierto prestigio, maestro
dorador, cuyas relaciones laborales sin duda contribuyeron a la formación artística de
Francisco. Al año siguiente volvieron a Zaragoza, si bien los Goya mantuvieron siempre
el contacto con el pueblo natal del futuro pintor, como revela el que su hermano mayor,
Tomás, que siguió el oficio del padre, instalara allí su taller en 1789.

Viaje a Italia[editar]

Tras los dos intentos frustrados de obtener apoyo material para llevar a cabo el obligado
viaje para estudiar a los maestros italianos in situ, Goya, con sus propios recursos, parte
hacia Roma, Venecia, Bolonia y otras ciudades italianas, donde consta su aprendizaje de
la obra de Guido Reni, Rubens, El Veronés o Rafael, entre otros grandes pintores.

Acerca de su recorrido y actividades durante este viaje de estudios existe un valioso


documento, un álbum de apuntes denominado Cuaderno italiano, que inaugura una
serie de cuadernos de bocetos y anotaciones conservados en su mayor parte en el Museo
del Prado. Estos álbumes se distinguen con una letra que va de la A a la H y que marca
un orden cronológico. En ellos se encuentra el grueso de los dibujos de Goya, una
expresión muy valiosa de su arte por la libertad y rapidez con que están ejecutados. En
este terreno, sin embargo, es el Cuaderno italiano el más convencional, pues supone un
cuaderno de trabajo, de ejercicios, más que un corpus de obra original.

Pintura mural y religiosa en Zaragoza[editar]

En estos años la actividad de Goya fue intensa. Decora con un gran fresco que terminó
en 1772, La adoración del nombre de Dios, la bóveda del coreto de la Basílica del Pilar,
obra que satisfizo a la Junta de Fábrica del templo. Inmediatamente emprende la
realización de las pinturas murales de la capilla del palacio de los condes de Sobradiel,
conjunto de pintura religiosa que fue arrancado en 1915 y dispersado en piezas que se
conservan en su mayor parte en el Museo de Zaragoza. Destaca el que fue el techo, El
entierro de Cristo, que se puede contemplar en el Museo de la Fundación Lázaro
Galdiano.

Pero el mayor empeño lo constituye el conjunto de pinturas de la iglesia de la Cartuja del Aula
Dei de Zaragoza, un monasterio situado a una decena de kilómetros a las afueras de la ciudad.
Lo conforma un friso de grandes pinturas al óleo sobre muro que relata la vida de la Virgen
desde sus antecedentes familiares (San Joaquín y Santa Ana) hasta la Presentación de Jesús en
el templo. El esfuerzo culminó en 1774 y es muestra de la capacidad de Goya para este tipo de
pintura de carácter monumental, que fue resuelto con formas rotundas y pincelada enérgica.

Retratista y académico[editar]

Desde su llegada a Madrid para trabajar en la corte, Goya tiene acceso a las colecciones
de pintura de los reyes, y el arte del aragonés tendrá en la segunda mitad de la década de
1770 un referente en Velázquez. La pintura del maestro había sido elogiada en 1780 en
un discurso pronunciado por Jovellanos en la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando en el que alababa el naturalismo del maestro sevillano frente a la excesiva
idealización de los defensores neoclásicos de una pretendida Belleza Ideal.

En la pintura del gran maestro sevillano, Jovellanos apreciaba valores originales de


invención, técnica pictórica (manchas de pintura formando brillos que el ilustrado
gijonés denominó «efectos mágicos») y defensa de la tradición propia que, según el
asturiano, no desmerecía de la francesa, flamenca o italiana, dominante en la pintura
dieciochesca en la Península
ALGUNOS CUADROS

El aquelarre, 1797-1798 (Museo


Lázaro Galdiano, Madrid).
Retrato de Isabel Porcel (National
Gallery de Londres).

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