Está en la página 1de 128

PENSAMIENTOS DE TORÁ Y CABALÁ

Sobre el capítulo primero del Génesis


por Eduardo Madirolas
www.lacabaladelaluz.com
e-madirolas@hotmail.com

Pensamientos de Torá y Cabalá I

BERESHIT

La primera palabra de la Torá es Bereshit. Se traduce normalmente como: En


Principio, pero la preposición B- tiene también el significado de “con” y Reshit es una
anagrama de la Jojmá, la Sabiduría. Así, Bereshit se leería: Con Sabiduría.
De hecho, interpretado cabalísticamente, el primer versículo: Bereshit Bará
Elohim Et HaShamaim VeEt HaÁrets, se traduciría como Con Sabiduría creó a Elohim
(que pasa a ser objeto directo), el Alfabeto de los Cielos y el Alfabeto de la Tierra.
Tenemos así a Jojmá, Biná, Tiféret y Maljut. ¿Quién creó? El Misterioso Incognoscible:
Kéter.
Detallar esto será tema de otro día. Ahora nos centramos en la semilla, la
primera palabra Bereshit, en la cual se halla contenido como núcleo todo el desarrollo
futuro.
De hecho se halla contenido en la primera letra: la Bet, que aparece de mayor
tamaño que el resto de la escritura. Podría entonces considerarse que su valor numérico
es 2000, y tenemos la tradición de que el Creador estuvo contemplando la Torá durante
2000 años antes de crear el mundo. Y el Bahir se pregunta por qué la Torá empieza con
Bet y responde que es Berajá (es decir, toda la Creación es Berajá) y también Sabiduría
(número 2, Jojmá), tal como está escrito: Y Dios Bendijo a Salomón con Sabiduría.
Después volveremos al valor numérico de 2000; ahora tomamos el valor
estándar de la Bet como 2.
Así, el valor numérico de Bereshit es 913: Bet Resh Alef Shin Yod Tav (2 + 200
+ 1 + 300 + 10 + 400 = 913).
Interesante ver la descomposición espectral de esta palabra porque veremos que
contiene en semilla todo el primer versículo, a su vez el marco general de toda la
creación.

BERESHIT = 913

AYIN = 61
KÉTER = 620
LAS CUATRO EXPANSIONES DEL TETRAGRAMA = 232

Total: 913

Las cuatro expansiones transcritas son:


YVD HY VYV HY = 72
YVD HY VAV HY = 63
YVD HA VAV HA = 45
YVD HH VV HH = 52

Total = 232

1
Ayin, el Absoluto, la Nada Divina.
Kéter, La Unidad primordial omniabarcante.
Las cuatro expansiones: Bereshit, Elohim, Shamaim, Árets; Atsilut, Briá,
Yetsirá, Assiá.
Y están los cinco partsufim prefigurados: Arij Anpin (Kéter), Abba, Imma, Zer
Anpin, Shejiná.
Y las cuatro expansiones son la esencia de la Luz, la Palabra de la Creación:
YeHÍ AVR (Or), Sea la Luz, expresión que también suma 232.
Este Yehí Or es la expresión del AVYR YH, Avir Yah, el aire o éter de Yah, que
es el Nombre de Dios en Jojmá.
Y al mismo tiempo, 232 es el valor de HaBeRaKhaH, Haberajá, la Bendición.

Vemos cómo todos estos pensamientos de creación están contenidos en la


palabra Bereshit: En el Principio.

Pensamientos de Torá y Cabalá II

BERESHIT

Bereshit empieza por Bet (número 2) porque toda la Creación es un despliegue


de dualidades: Los cielos y la tierra; la luz y la oscuridad; las aguas superiores y las
aguas inferiores, etc. hasta llegar a la división en hombre y mujer del ser humano.
El estado Divino es el mundo de la Alef, la Unidad. La Creación es el mundo de
la Bet, que lleva, después de la Caída, en última instancia al estado de mayor
fragmentación y desconexión conocido como la esclavitud de Egipto.
Este representaría el nadir de la involución del ser humano, que es, a la vez, el
punto de inflexión de su retorno al Uno.
Porque la Torá es un manual de liberación, que es el retorno al Uno. Y el punto
culminante es, después de la purificación de los 49 días del Omer, la entrega de la Torá
en el monte Sinaí, el día quincuagésimo. Y el quincuagésimo año será el Yobel, el
Jubileo (Biná), señalando la libertad para toda la Tierra.
Que el proceso es arquetípico viene señalado por el hecho de que hay 26
generaciones desde Adam a Moisés, siendo 26 el número del Tetragrama, YHVH.
A las diez palabras creativas de Bereshit (primer capítulo del Génesis) se
contraponen las diez palabras del Sinaí (130 = Sulam, la escalera) conocidas como los
Diez Mandamientos. Y los 600000 varones censados, testigos del acontecimiento,
corresponden las 600000 raíces de almas que componen el enjambre de chispas divinas
de la humanidad (metafóricamente el cuerpo cósmico de Adam), porque la Revelación
es universal, para todos.
Todo ello será tema de otro escrito. Ahora nos interesa resaltar que la primera
letra de estas diez palabras es una Alef, marcando el camino de retorno a la unidad.
Anojí YHVH Eloheja, Yo Soy YHVH tu Dios que te ha sacado de la tierra de
Egipto de la casa de la esclavitud.
Para resaltar el camino a la unidad, vemos que el texto de las diez palabras
consta exactamente de 620 letras, el número de Kéter, la primera sefirá.
Y es interesante ver que la estructura de esta expresión Anojí YHVH, Yo Soy
YHVH, responde al mismo patrón que el estudiado en Bereshit (Ayin, Kéter las cuatro
expansiones de Nombre YHVH).

2
Anojí es otra forma de decir Aní, Yo. Este ANY es una permutación de AYN.
En anojí aparece con la inclusión de la Kaf (Kh = J) de Kéter, indicando que este Yo
Divino es el recubrimiento del Ayin en el Kéter de la Unidad (primera palabra y 620 del
texto). Después de la afirmación de la Identidad Divina en la Corona, se muestra su
despliegue en el Nombre YHVH, como en la palabra Bereshit.
Y en este trabajo de unificación hay una práctica de meditación que podemos
hacer, y que es el Shemá Israel, la exaltación de la unidad.
Shemá Israel YHVH (leído Adonai) Elohenu YHVH (leído Adonai) Ejad.
Ejad, UNO, nos conecta con la luz, Yehí Or, del primer día de la Creación, el
YOM EJAD.
El Shemá puede ser meditado de muchas formas. Una de ellas es verlo como una
integración ascendente de las manifestaciones deíficas en Partsufim (y mundos): Así,
Israel es Shejiná (Knesset Israel), el primer YHVH es Zer Anpin, Elohenu es Imma, el
segundo YHVH es Abba, y Ejad es Kéter, cuya luz e irradiación llena todo el Árbol de
la Vida. Pues analizando Ejad, Alef Jet y Dalet, vemos que la Alef (Uno) es Kéter, la Jet
(ocho) son las ocho sefirot de Jojmá a Yesod y la Dalet (cuatro) es la esencia de la
manifestación de Maljut emn el cuaternario de la materialidad.
Al movimiento ascendente le sigue el movimiento descendente y Kéter está en
Maljut y Maljut en Kéter y todo es Uno.
La lectura del Shemá se realiza con tres párrafos de la Torá: Deut. 6: 4-9, donde
se encuentra la propia declaración del Shemá, seguida de Veahabtá YHVH Eloheja,
amarás al Señor, tu Dios…; Deut. 11: 13-21, Vehayá…; y Num. 15:37-41, Vayómer…
Y podemos comprobar que los tres párrafos, desde Shemá hasta Aní YHVH
Elohejem, tienen exactamente 1000 letras, el Alef de mayor tamaño, la exaltación
completa de la Unidad. Cerramos así el círculo que empezó con la Bet de 2000 de
Bereshit.

El Shemá es una práctica que todo el mundo puede hacer. Con Conciencia:
Shemá, ¡Escucha!
Se puede recitar el texto completo de los tres párrafos (de una forma que
explicaremos otro día) o repetir el versículo Shemá Israel Adonai Elohenu Adonai Ejad
un número de veces como mantra.
Aconsejamos recitarlo 112 veces, porque el número 112, además de ser el valor
numérico del torrente YaBoQ, donde tuvo lugar la lucha de Jacob que le llevó al estado
de Israel, representa las siguientes conjunciones de Nombres Divino:

Eheieh (Kéter) = 21
YHVH (Tiféret y Zer Anpin) = 26
Adonai (Maljut) = 65

Total = 112

Y también:
YHVH (como Jojmá) = 26
Elohim (como Biná) = 86

Total = 112

Unificación vertical y horizontal: EJAD

3
Pensamientos de Torá y cabalá III

BERESHIT

Si bien la primera palabra de la Torá, Bereshit, es la semilla que contiene en


potencia todo el despliegue creativo, la primera letra, la Bet, constituye el núcleo de la
semilla.
La Torá es un todo arquetípico y completo. Podemos mirar cuál es su última
letra y es la Lamed de Israel. Bet y Lamed, principio y fin, cierran el círculo,
conteniendo la esencia.
Es sabido que LB, LeB, significa corazón en hebreo, lo que ya nos da una clave
sobre de qué trata la Torá: la sabiduría del corazón.
Además el valor numérico de LeB es 32, el número de senderos de sabiduría
representados por las sefirot y canales del Árbol de la Vida, lo cual nos dice que el
Árbol es la llave maestra para abrir el significado profundo de la Torá (y para hacer de
nosotros mismos Torá, según el mandamiento de que cada persona debe escribir para sí
misma un rollo de la Torá: Deut. 31:19).
Por otro lado, la combinación BL tiene el significado general de quitar, vaciar.
Así, por ejemplo, la palabra Bli significa “sin”, y el Sefer Yetsirá habla de las sefirot
como Belimah, palabra que no tiene traducción directa y que descompuesta en Beli
Mah, literalmente sería “sin qué” y se suele interpretar como sin sustancia, del vacío, de
la nada.
Uniendo ambos conceptos, corazón y vacío, vemos que la esencia de la Torá es
el vaciado del corazón.
¿De qué? De apegos, dependencias, programaciones negativas, compulsividades,
conducta desviada. En realidad del Yetser haRá, el deseo o la inclinación al Mal, de lo
cual todo lo anterior son aspectos, ya sea por falta de Conciencia o por un acto
voluntario para obtener un beneficio para mí.
Es lo que se llama en hebreo Avon, traducido convencionalmente como
“pecado”, pero que en realidad significa acto equivocado, ya sea con intención y
conciencia o por una emocionalidad o instinto incontrolado fruto de una programación o
hábito.
Dice el Bahir, el clásico cabalístico del siglo XII, (Párrafo196):
Rabbah dijo: “Si los justos quisieran, podrían crear un mundo. ¿Qué
interfiere? Vuestros pecados, como está escrito (Isaías 59,2): “Sólo vuestros pecados
[avonot] crean la separación entre vosotros y vuestro Dios”. Por lo tanto, si no fuera
por vuestros pecados, no habría ninguna diferenciación entre vosotros y Él.”
Puesto que el texto bíblico original carecía de vocales y la forma consonántica
del perfecto 3ª persona singular y del imperativo (2ª persona) coinciden, el primer
versículo del Génesis se podría leer como: “Por Reshit (o en, o con, Sabiduría) crea
tú...”, como un mandato o una instrucción, en vez de cómo un acontecimiento en el
pasado.
Jojmá, Reshit o Sabiduría, es la primera extensión de la “voluntad de dar” del
Creador1. Nuestros “pecados”, lo que nos separa de la esencia dadora del Creador, es la
“voluntad de recibir”, si bien necesaria en el esquema de las cosas (no puede haber
donación sin algo que reciba). Para ser más precisos, la raíz del pecado es el deseo de
recibir sólo para uno mismo, la inteligencia del Yetser HaRá.

1
La segunda, más amortiguada, es el Jésed, tras la primera restricción de Biná.

4
Éste es vencido en Maljut, la fase más densa de la voluntad de recibir, cuando
ésta se transmuta en voluntad de recibir para dar (asimilándonos así a la naturaleza del
Creador, que es puro dar).
Por eso, el párrafo citado (196) del Bahir continúa:
“Esa es la diferencia entre vosotros y Él. Está, pues, escrito (Salmos 8,6): “Y Le
has hecho [al hombre] un poco menos que Dios”. ¿Qué significa “un poco”? Es
porque [el hombre] peca, mientras que el Santo, Bendito sea, no. Bendito sea Él y
bendito sea Su Nombre por siempre jamás. Él no peca. Pero el Deseo [del Mal]
procede de Él. ¿Podemos imaginar que procede de Él? Pero se originó en Él hasta que
David vino y lo mató. Así, está escrito (Salmos 109,22): “Mi corazón está vacío dentro
de mí”.”
David dijo: Porque pude vencerlo [se me aplica el versículo de Salmos 5,5]: “El
mal no reside contigo”.
David es un símbolo de Maljut. Allí se invierte el sentido egoico de la voluntad
de recibir.
Se pregunta el Bahir cómo la venció David:
“Gracias al estudio, ya que nunca paró [de estudiar] tanto de día como de
noche. Por tano estaba adherido a la Torah en lo alto. Pues cuando una persona
estudia la Torah por sí misma, la Torah misma se adhiere al Santo, Bendito sea. Por lo
tanto dijeron: “Una persona debe estudiar siempre la Torah, aunque no sea por sí
misma, ya que si no [la estudia] por sí misma, acabará por estudiarla por sí misma”.
¿Qué es esta Torah de la que habláis? Es la Esposa que es adornada y coronada y que
está incluida en los mandamientos. Es el tesoro de la Torah. Es la prometida del Santo,
Bendito sea, como está escrito (Deuteronomio 33,4): “Moisés nos encomendó la Torah,
la herencia (Morasha) de la congregación de Jacob”. No leáis “herencia” (Morasha)
sino “prometida” (Me’urasa). ¿Cómo es esto? Cuando Israel se compromete con la
Torah por sí misma, entonces es la prometida del Santo, Bendito sea y entonces es la
herencia de Israel.”
La Torá es una: La Creación toda, en sus dimensiones visibles y ocultas, es la
expresión de esta Ley de Sabiduría que el Santo consulta durante 2000 años (ver escrito
anterior) para la creación del mundo.
Como está escrito: Proverbios 8: 22-30: “YHVH me poseía en el principio
(RESHIT), ya de antiguo (QueDeM2), antes de sus obras. Eternamente tuve el
principado, desde el principio, antes de la tierra. Antes de los abismos fui engendrada;
Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas. Antes que los montes fuesen
formados, antes de los collados, ya había sido yo engendrada; no había aún hecho la
tierra, ni los campos, ni el principio del polvo del mundo. Cuando formaba los cielos,
allí estaba yo; cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo; cuando afirmaba los
cielos arriba, cuando afirmaba las fuentes del abismo; cuando ponía al mar su estatuto,
para que las aguas no traspasasen su mandamiento; cuando establecía los fundamentos
de la tierra, con él estaba yo ordenándolo todo, y era su delicia de día en día, teniendo
solaz delante de él en todo tiempo.”
Y la Sabiduría es el don de Dios dado al ser humano. Así, el Bahir (párrafo 3)
dice a propósito de la Sabiduría:
Esto se parece a un rey que casa a su hija con su hijo. Se la entrega en la boda y
le dice: “Haz con ella lo que quieras”.

Por otro lado, está escrito (Job 28:12): La Sabiduría viene del Ayin.

2
Según Guikatila, un anagrama de Kéter.

5
(Literalmente:
VehaJojmá meÁyin timatsé veé ze makóm Biná
Mas ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Dónde está el lugar del entendimiento?)

Y también está escrito (Sal 111:10): “Reshit Jojmá Yrat YHVH”, “El Temor de
YHVH es el principio de la Sabiduría”.

¿Qué es el temor de Dios?


Este Temor es un estado de alerta y atención consciente y constante que nos
lleva a anularnos (“mi corazón está vacío dentro de mí”) ante el Poder y la Grandeza de
la Presencia Divina. Como dice el cabalista judeo español Yosef Guikatila (S. XIII) 3:
“Dondequiera que encuentres la palabra Temor, has de contemplar que se está
refiriendo a la sefirá Jojmá. Es ésta un lugar de temor, pues no tiene límite ni medida4 y
la mente no tiene poder para aprehenderla. Lo cual está aludido en el versículo (Job
28:28): “Y dijo al hombre: He aquí que el temor de Adonay es la Sabiduría y apartarse
del mal el Entendimiento”.
Penetrar en este estado con el intelecto, o cualquier estado de mente dualista y
discriminatoria, es imposible. Dice Guikatila (op. cit.): “Cuando los pensamientos de
una persona llegan a este lugar alto y profundo, ésta tiene razones para temer, porque
sus pensamientos pueden verse confundidos, corriendo y meditando más allá de la
propia medida. Respecto a esto, el Séfer Yetsirá dice: “Diez sefirot de la Nada (BLi
Mah), cierra tu boca para que no hable y tu corazón para que no piense. Y si tu corazón
corre, vuelve a tu lugar”. Uno debe volver a su lugar, puesto que está entrando en un
sitio de miedo y temor al pensar en su profundidad y esencia.”
Es Dios quien concede el poder de entrar y permanecer en este lugar una vez
trabajado el Bitul o anonadamiento – hacerse nada – aniquilación de toda traza de
conciencia personal. Entonces el Temor – Yrá – se transforma en el espejo – Reí5 – de
la Mente Divina, el Rostro contemplando al Rostro, la pura Luz de la omniconciencia 6.
Todo procede de ella. El pensamiento es su estado de movimiento.
La existencia individual – corpórea y egoica – pertenece a los mundos creados.
En la experiencia de los místicos, cuando el hombre se ha aniquilado a sí mismo (Bitul)
y se ha convertido en “nada”, esta vaciedad se llena con un nuevo tipo de “ser” superior.
O, dicho de otro modo, así es como se procesa por parte del ser esa experiencia –
instantánea y atemporal, ni consciente ni inconsciente, en la que la persona es
completamente pasiva – que es el encuentro cara a cara con la existencia divina,
descrito como supremo gozo y deleite, y como un relámpago de iluminación
incomparable7.
Buscamos práctica. ¿Cómo trabajar para alcanzar esta experiencia? En esencia
es cuestión de concentración (en meditación u oración) y de Devekut (unión con Dios
que empieza con una adhesión completa en el pensamiento y en el corazón),
abandonándonos a la Gracia.
En el Baal Shem Tov y sus primeros sucesores están las instrucciones en el
contexto de la oración:

3
Las Puertas de la Luz. Citado también por Kaplan en Cábala y meditación
4
Ya que la Sabiduría es anterior a todo lo creado.
5
La letra He de Yirah, Temor, es una desinencia indicativa del femenino.
6
Esta es la llamada experiencia espiritual de Jojmá.
7
Or HaEmet, del Maguid de Mezricher. Fol 12b y fol 70a. En realidad, y el Maguid previene contra ello,
no se puede buscar premeditadamente la sensualidad de esa experiencia, ya que ello nos ataría más al ser
y bloquearía la misma búsqueda.

6
“Piensa en ti como nada y olvídate por completo de ti al orar. Ten sólo en
mente que estás rezando por la Presencia Divina. Entonces podrás entrar en el
Universo del Pensamiento, un estado que está más allá del tiempo. En ese dominio todo
es lo mismo, la vida y la muerte, la tierra y el mar... Pero para poder entrar en el
mundo del Pensamiento, en el que todo es lo mismo, debes renunciar a tu ego y
olvidarte de todos tus problemas. No podrás llegar a ese nivel si te adhieres a cosas
físicas mundanas. Porque así te adhieres a la división entre el bien y el mal, que está
incluida en los siete días de la Creación. ¿Cómo podrás entonces aproximarte a un
nivel por encima del tiempo, en el que reina la unidad absoluta? Además, si te
consideras a ti mismo como “algo” y pides por tus propias necesidades, entonces Dios
no puede vestirse a Sí mismo en ti. Dios es infinito y no hay vasija que pueda
contenerle, excepto cuando un individuo se hace a sí mismo como Nada.”8
“Al rezar, hay que poner toda la intensidad en las palabras, yendo de letra en
letra hasta olvidarse por completo del cuerpo... Tal es el Universo de Yetsirá, [el
mundo de las palabras]... Entonces las letras entran en los pensamientos y uno ni
siquiera oye las palabras que está pronunciando. Este es el Universo de Briá, [el
mundo del Pensamiento9] Se llega entonces al nivel de la Nada, en el que [todos los
sentidos y] facultades físicas están anuladas. Este es el Universo de Atsilút, [que es el
paralelo de] el atributo de Jojmá.
“Cuando una persona llega al nivel de la Nada, se da cuenta que él no es nada
y que Dios le está dando existencia. Puede entonces decir que Dios ‘crea’ – en presente
–. Esto significa que Dios está creando, incluso en ese mismo momento. Cuando la
persona se mira a sí misma y no a la Nada, se encuentra en el nivel de ‘algo’ [una
existencia independiente]. Entonces dice que Dios ‘creó’ – en pasado –. Esto significa
que Dios le creó antes [pero que él ahora tiene una existencia independiente].
“En el nivel de la Nada todo está por encima de las leyes de la naturaleza. Por
otra parte, en el nivel de ‘algo’10, todas las cosas están atadas por la naturaleza.”11

Pensamientos de Torá y Cabalá IV

BERESHIT

La palabra Bereshit (Con Sabiduría), es la primera palabra de la Torá, mientras


que la última es Israel. Y se ha dicho (Lejá Dodí): Sof maasé bamajashabá tejilá, lo
último en hechos mas lo primero en el pensamiento. Desde el principio Israel está en el
Pensamiento Divino.
Viene a colación lo escrito en el Séfer Yetsirá (1-7): Diez Sefirot de la nada. Su
fin está contenido en su principio, y su principio está en su fin, como la llama unida a la
brasa. Pues el Maestro es único y no tiene segundo, y antes del Uno ¿qué podrías
contar?
Es interesante observar que BRAShYT e YSRAL tiene cinco letras en común (la
S de Israel es una Sin). El resto es BTL, que nos lleva a BYT AL, Betel, la Casa de

8
Ibid 159. Meditación y Cábala. Pag 322-323.
9
O Mente Abstracta en nuestro lenguaje.
10
A partir de Biná
11
Kedushat Leví, Bereshit, p. 1. Citado de Kaplan. Meditación y Cábala. Pag. 325-326.

7
Dios12, donde tiene lugar el sueño de Jacob (Israel) de la escalera que une el cielo con la
tierra. Ángeles de Elohim subían y bajaban por ella. Y YHVH estaba en lo alto.
BTL es una permutación de la palabra TéBeL, una forma de decir Tierra. Su
valor numérico es 432. De ese mismo valor es la expresión Jazón Adonai HaÁrets: la
visión, revelación, aparición o profecía de Adonai HaÁrets, el Señor de la Tierra.
Y también hay que ver que ese valor numérico, 432, se obtiene con la suma de
las tres letras madres del Séfer Yetsirá A, M, Sh (341) y la conjunción de los Nombres
de Dios YHVH y Adonai (YAHDWNHY = 91) uniendo Tiféret con Maljút, el Cielo
con la Tierra. Y tenemos, de alguna manera, la visión de la escalera de Jacob, siendo el
movimiento de las letras Divinas la concreción del Pensamiento en ángeles, seres,
mundos. Lo cual nos pone frente al secreto de la Creación.
La palabra Bereshit, BRAShYT, puede leerse como BYT RASh, Bet Rosh, la
casa de la cabeza, aludiendo a que el lugar de la Creación es el Pensamiento Divino.
Pero en esas tres letras, RASh, están implicadas las tres madres, porque la letra
Resh nos lleva a la letra Mem. Por un lado, la R extendida, RYSh, es la que introduce el
YeSh, la existencia. Y por otro, su valor numérico 200 es el despliegue del Nombre
Elohim, de la siguiente manera:

A
AL
ALH
ALHY
ALHYM

Podemos pensar la Mem final como MYM, es decir Agua.


Y entonces Elohim extendido: ALP LMD HY YVD MYM suma 310, es decir el
YeSh, la existencia.
Entonces BRAShYT, como BYT RASh, es la casa de las tres letras madres.
Por otro lado, Bereshit Israel tiene muchos significados y derivaciones. Sobre Israel se
hablará otro día. Ahora nos interesa el movimiento creativo. Y en ese sentido YSRAL
es un anagrama de Yesh Rela Shearim, YeSH R+A+L: Hay 200+1+30; o sea Hay 231
Puertas. La Rueda de la Torá, su fin contenido en su principio y su principio en su fin,
nos dice:
En el Principio hay 231 Puertas; en la Sabiduría hay 231 Puertas; trabaja con las
231 puertas de la Sabiduría.

Lo que nos conduce de nuevo al Séfer Yetsirá.

2-4 Veintidós Letras Fundamento: Las circunscribió en un círculo como si fuese un


muro, en el que habían trazadas 231 puertas. El círculo oscila hacia delante y hacia
atrás. Un signo lo muestra: No hay nada en el bien superior al Deleite (ONeG); No hay
nada en el mal peor que la Plaga (NeGA. La O y la A son la vocalización de la letra
Ayin).
2-5 ¿De qué modo? Él las permutó, las pesó y las transformó. Alef con todas y todas
con Alef. Bet con todas y todas con Bet. Se repiten en un ciclo y existen en 231 puertas.

12
El valor numérico de BYT EL es 443 y antes de que Jacob le pusiera ese nombre se llamaba LVZ, de
valor 43. La diferencia entonces es una Tav, 400, que representa la Tierra (ver después) y el sendero
Maljut-Yesod. Al hacer el cambio de Nombre se ha tocado tierra – ahora el lugar es la Casa de Dios – y
se establece la conexión del Cielo con la Tierra.

8
Resulta que todo lo que ha sido formado y todo lo que ha sido dicho emana de un
Nombre Único.
2-6 ÉL formó la sustancia a partir del caos e hizo existir a la no-existencia. Talló
colosales pilares de aire intangible. Aquí está la señal: Alef con todas y todas con Alef.
Él contempló, transformó y fabricó todo lo que ha sido formado y todo lo que ha sido
dicho: un solo Nombre. Sobre esto hay una señal: veintidós objetos en un único cuerpo.

¿Y qué es lo que hace girar a la rueda, adelante y atrás? El movimiento del


Espíritu, como en las Ruedas de Ezequiel (Cap. 1).
El Espíritu es Alef, el Uno. Y si sumamos uno a las 231 obtenemos 232, que es
el valor de las cuatro expansiones del Tetragrama, como ya vimos en Pensamientos I.

YVD HY VYV HY = 72
YVD HY VAV HY = 63
YVD HA VAV HA = 45
YVD HH VV HH = 52

Total = 232

Toda la creación y toda la revelación emana del Nombre Único, YHVH.

Hay una enseñanza que afirma que las 231 puertas están conectadas con el
residuo (reshimu) que la Luz Infinita deja tras su retirada en la contracción (tsimtsum)
original. Cuando en la Voluntad de Dios surge el crear los mundos, Él determina o mide
en la Luz Infinita la potencialidad de lo que será actual en la Creación. Cuando en el
tsimtsum retira la Luz, este aspecto de medida permanece en el vacío como residuo, y es
lo que constituye las 231 puertas que establecen la pauta subyacente de todo lo que es
determinado como vasija de la Luz, incluyendo las sefirot.
La meditación en las 231 puertas canaliza y hace descender todo el flujo creativo
de la Luz Divina, razón por la cual constituye la parte esencial en la técnica de creación
del Golem, el homúnculo fabricado de arcilla que el cabalista anima y da vida, a imagen
y semejanza de la formación de Adam en el segundo capítulo del Génesis.
Para nosotros el Golem es una metáfora del cuerpo de luz, el cuerpo Briático o
cuerpo de inmortalidad construido de sustancia espiritual. GoLeM = 73 = JoKhMaH, la
Sabiduría.

La siguiente cita procede del llamado círculo del Iyyún, un grupo místico que
mantuvo el anonimato y posiblemente se desarrolló en Toledo hacia la mitad del siglo
XIII. Procede del libro Maayán Hajojmá y en ella habla de las 231 puertas como una vía
mística de ascenso:

“Encontrarás todo en este Nombre (el Tetragrámaton). Cuando quieras, lo


alcanzarás y profundizarás en sus cuatro letras de las que salen las 231 puertas. A
partir de ellas te elevarás hasta la acción, desde la acción a la experiencia, desde la
experiencia a la visión, de la visión a la investigación, de la investigación a la gnosis,
de la gnosis a la altura y de la altura al espíritu sereno yisub da´at... Y a partir de ahí
profundizarás en los grados del nivel superior... hasta que alcances la voluntad

9
completa y tu espíritu esté sereno para habitar en el pensamiento supremo que reside
en el éter por encima del cual no hay grados más.

¿Cómo operar?
Volvemos al Séfer Yetsirá:

2-5. ¿De qué modo? Él las permutó, las pesó y las transformó. Aleph con todas
y todas con Aleph. Beth con todas y todas con Beth. Se repiten en un ciclo y existen en
231 puertas. Resulta que todo lo que ha sido formado y todo lo que ha sido dicho
emana de un Nombre Único (Shem Ejad; un Nombre UNO).

Es necesario combinar cada una de las letras de las 231 puertas (es decir, 462
letras) con las cuatro letras del Tetragrámaton13. De hecho, éste es el procedimiento
explícito para el ritual de creación del Golem. También es probable que sea el
procedimiento aludido en la cita anterior del círculo del Iyyún.

Las combinaciones de letras pueden considerarse como ecuaciones energéticas


de un nivel abstracto que se aplican a cualquier proceso en cualquier dominio (por algo
llevan el sello de lo divino).
Podemos trabajar con una sola puerta en concreto: Por ejemplo BR es la puerta
de la creación. Hay que trabajar en sentido directo y retrógrado: BR y RB, combinando
cada una de las letras con las cuatro del Tetragrama y con las vocalizaciones
correspondientes.
Igualmente PR y RP es la puerta de la curación. Y JY y YJ de la vitalidad.14
Pero es la recitación meditativa completa de las 231 lo que nos conecta y nos
permite ascender en cuerpo de luz al Maljut de Atsilut, que es el Tiféret de Briá, el lugar
de ISRAEL.

Pensamientos de Torá y Cabalá V

BERESHIT

El Bahir (Siglo XII), es uno de los clásicos cabalísticos más importantes,


posiblemente el que más, antes de la irrupción del Zohar. Es atribuido a Rabí Nejuniáh
ben HaKaná, un sabio talmúdico y doctor en las artes místicas en el siglo I. Es el
maestro que enseña los Hejalot, el ascenso a los palacios celestiales, y de él nos ha
quedado la oración místico-mágica del Ana BeJóaj.
Del Bahir dice por ejemplo el Ramak, Rabí Moshé Cordovero: “Las palabras de
este texto son resplandecientes (bahir) y brillantes, pero su resplandor puede cegar el
ojo”15.
En sus primeros párrafos el Bahir diserta sobre la primera palabra del Génesis:
Bereshit, y su primera letra, la Bet.

Así, se pregunta:

13
Ver al respecto el comentario de Aryeh Kaplan al Séfer Yetsirá.
14
Y los mantras hindúes relativos a los Chakras: BaM, RaM, LaM, etc. podemos considerarlos como las
puertas de la letra correspondiente con la Mem y vocalizado “a”.
15
Citado de la introducción del comentario al Bahir de Aryeh Kaplan.

10
3. ¿Por qué la Torah comienza con la letra Bet? Para que empiece con una
bendición (Berajá).
Cómo sabemos que la Torah es llamada bendición? Porque está escrito
(Deuteronomio 33,23): “Lleno de la bendición de Dios, posee el Mar y el Sur”.
El Mar no es otra cosa que la Torah, como está escrito (Job 11,9): “Es más
ancha que el mar”.
¿Cuál es el significado del versículo: “Está lleno de la Bendición?” Significa
que siempre que encontremos la letra Bet ésta indica una bendición.

La palabra “principio” (Reshit) no es otra cosa que la Sabiduría. Por tanto está
escrito (Salmos 111,10): “El principio es la sabiduría, el temor de Dios”.
La sabiduría es una bendición. Por tanto está escrito: “Y Dios bendijo a
Salomón”. Y además está escrito (I Reyes 5,26): “Y Dios le dio a Salomón sabiduría”.

Ya hemos discutido sobre varios de estos aspectos en los escritos anteriores.


Ahora nos interesa centrarnos en el concepto de bendición.
Nos fijamos en la forma de la letra Bet (ver figura). Vemos que consta de dos
trazos horizontales y uno vertical que los une. Podemos interpretar estos tres trazos
como 3 Vavim, tres letras Vav16. La letra Vav, número 6, significa gancho, conjunción;
y además es un factor integrador de las seis dimensiones que sellan un espacio místico
(el cubo del espacio).
Tenemos así dos planos: un plano superior horizontal (es decir, autónomo),
arquetípico, atemporal, celeste, y un plano horizontal inferior (idem), fenoménico,
espacio-temporal, terrestre; y la unión entre ambos. Ese es el trazo vertical, el canal que
une lo superior con lo inferior, el canal del descenso de la Berajá. La bendición en
esencia es la unión del cielo con la tierra.

No sólo dentro de los mundos creados. La Bet de Bereshit, primera letra de la


Torá, apunta a un significado más profundo, a la fuente última de la berajá. Esta Bet es
la interfaz (interface) entre la manifestación (que empieza – Reshit – en Jojmá), y lo
inmanifestado (Kéter, Ensof, Ayin). Antes de la Bet está la Alef, de la que depende.
Interfaz es lo que conocemos en inglés como interface (“superficie de
contacto”). En informática, se utiliza para nombrar a la conexión funcional entre dos
sistemas, programas, dispositivos o componentes de cualquier tipo, que proporciona una
comunicación de distintos niveles permitiendo el intercambio de información17.
No sólo comunicación. También tiene el aspecto de actuación. E incluso de
lugar en donde suceden los procesos implicados.
La Bet-Sabiduría es entonces el vínculo y superficie funcional de contacto entre
el Creador y la creación. Es llamada Pensamiento Divino porque es el vehículo que
contiene el potencial para todas las cosas. Es también la Casa de Dios en el aspecto que
de que Él se implica directamente en la creación desde dentro.

Seguimos con el Bahir:

17. Rabí Amorai se sentó y expuso:


¿Por qué está la letra Alef al principio? Porque estaba antes que nada, incluso
que la Torah.

16
Vemos, además, que tres Vavim suman 3x6=18, que significa JaY, Vida. Está incluido en el Nombre
de Dios: El Jay, el Dios Vivo.
17
De Wikipedia.

11
18. ¿Por qué la sigue la Bet? Porque iba primero.
¿Por qué tiene una cola? Para señalar el lugar de donde procedió.
Algunos dicen desde donde se sustenta el mundo.

La Creación es el mundo de la Bet. La Creación empieza con el impulso de


Jojmá que es gestado por Biná como Reshit, como un punto en expansión, como la
singularidad de un Big Bang en términos modernos (El punto de Gran Explosión es el
puntito – o estrella en la segunda figura – gramaticalmente conocido como Daguesh).
Antes de la Creación tenemos el mundo de la Alef, del Ayin (la Nada), del En
Sof (Infinito; Ayin Sof), del Or En Sof (la Luz Infinita; Avr Ayin Sof), de Eheieh Asher
Eheieh (Ahyh Asher Ahyh; Yo Soy quien Yo soy), de Ejad (Ajd; el Uno), de Ahavá
(Ahbh; Amor). La Alef es el aspecto de vacío Divino “previo” a la Creación (aunque
permeándola íntimamente en todas sus dimensiones).

La letra Bet (ver imagen) es una letra cerrada por tres lados y abierta por la
izquierda, el sentido de la escritura, el sentido del despliegue de la Creación. Sin
embargo, el segmento inferior tiene un pequeño trazo o cola hacia la derecha, que se
adentra en el terreno incartografiable de Dios-Infinito-Absoluto.
Como dice el Bahir, ese trazo señala el lugar de donde procedió, pero no sólo.
Es la conexión viva y actuante con el mundo de la Alef, que es desde donde se sujeta el
mundo.

De Dios se dice que es inmanente y trascendente a un tiempo: Sovev kol almin u


memalé kol almin, rodea todos los mundos y llena todos los mundos.
Está escrito: Kadosh, Kadosh, Kadosh YHVH Tsebaot, meló jol haÁrets
Kevodó. Santo, Santo, Santo YHVH Tsebaot, toda la Tierra está llena de su Gloria. (Isa
6:3).
Santo significa “separado”, es decir, trascendente a los tres mundos creados (la
triple kedushá). Pero “Toda la Tierra está llena de su Gloria”, su Shejiná, su Presencia
inmanente que todo colma. Como también se dice: Leit atar panui minei, no hay lugar
vacío de Él (Tikkunei Zohar, Tikkun 57, fol. 91a. 42.)
Por un lado nada existe sino Dios: Aní YHVH veEn Od18, Yo soy YHVH y no
hay otro (Isa 45:5). Por otro lado: Meló jol haÁrets kevodó, Toda la Tierra está llena de
su Gloria (Isa 6:3). Esta es la dualidad esencial aparente (desde el punto de vista de los
19
mundos creados, que viven en la Bet. No hay dualidad para Alef).

Y como dice Kaplan en su comentario al Bahir:


El concepto a partir del cual Dios “llena todos los mundos” se indica por la
palabra “Bendición”. Siempre que Dios revela Su Esencia en algo, se dice que lo
“bendice” y por tanto el versículo dice que “el relleno es la bendición de Dios”.
Dicho de otro modo: la bendición es la Presencia de Dios en los mundos
creados. Bet es Casa (Bayit). Al crear, Dios se construye una casa para poder morar en
ella. El Pensamiento de la Creación es la Bendición.
Y el Pensamiento de la Creación se plasma en el Nombre de Dios. Recordamos
que el Yehí Or (232), Hágase la Luz, la Palabra de la Creación, es la expansión del
Nombre de Dios en los cuatro mundos (ver Pensamientos I y después). Y está escrito:

18
Yo soy YHVH el Ayin y la Consciencia, si consideramos la Vav de Od como vocálica.
19
Necesitamos aprender a vivir en ambos mundos. Mediante nuestra Chispa Divina tenemos conexión
con lo Absoluto.

12
Dios es Uno y su Nombre es Uno. Dios y su Nombre son Uno. No hay discontinuidad.
No hay separación. Donde está el Nombre, ahí está Dios, completamente.

De las bendiciones que aparecen en la Torá hay dos textos significativos:


El primero es la bendición de Isaac a Jacob (Gen 27: 28-29) que dice:

“Y Jacob se acercó, y le besó; y olió Isaac el olor de sus vestidos, y le bendijo,


diciendo:
Mira, el olor de mi hijo,
Como el olor del campo que YHVH ha bendecido;
28
HaElohim te dé del rocío del cielo,
Y de las grosuras de la tierra,
Y abundancia de trigo y de mosto.
29
Sírvante pueblos,
Y naciones se inclinen a ti;
Sé señor de tus hermanos,
Y se inclinen ante ti los hijos de tu madre.
Malditos los que te maldijeren,
Y benditos los que te bendijeren.”

Aparentemente, se trata de una bendición puramente mundana. Pero nada es


literal en la cabalá, la interpretación profunda de la Torá. Así, por ejemplo, el rocío del
cielo es un símbolo de la Luz Infinita. Dice el Zohar: Por el rocío que destila del cerebro
del Anciano de los Días los muertos resucitarán en el Mundo Futuro.
Dejando a un lado el significado literal, nos interesa ahora fijarnos en que este
texto (desde “HaElohim” hasta “bendijeren”) tiene exactamente 26 palabras – el valor
numérico del Nombre de Dios, YHVH – y 111 letras, que es, además de la exaltación de
la unidad en las unidades, las decenas y las centenas, el valor numérico de la letra Alef
extendida: ALP = 1 + 30 + 80 = 111
Se bendice (Bet) con el Nombre de Dios y enraizando directamente en la Unidad
(Alef).

Recordamos (Pensamientos I) que la palabra HaBeRaKhaH, Haberajá, la


Bendición, suma 232, lo mismo que el conjunto de las cuatro expansiones del Nombre
de Dios (y como hemos mencionado antes, el valor numérico de Yehí Or)

YVD HY VYV HY = 72
YVD HY VAV HY = 63
YVD HA VAV HA = 45
YVD HH VV HH = 52

Total = 232

Siempre la Bendición nos remite al Nombre de Dios. Es la Presencia Divina la


que bendice.

El segundo texto es la llamada bendición sacerdotal, la bendición de los


Kohanim (Deut 6:24-26):

13
22
YHVH habló a Moisés, diciendo:
23
Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles:
24
YHVH te bendiga, y te guarde;
25
YHVH haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;
26
YHVH alce sobre ti su rostro, y te conceda la paz.
27
Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.

En hebreo transcrito (24-26):

Yevarejejá YHVH veyishmereja


Yaer YHVH panav eleja vijuneka
Yisá YHVH panav eléja veyasem lejá shalom

En este caso tenemos 15 palabras y 60 letras. Se da una relación uno a cuatro,


1:4, 15×4=60. Es decir, tenemos el Uno frente al Cuaternario, siendo éste – cómo llevar
el cuaternario de la multiplicidad de vuelta a la unidad – uno de los temas recurrentes de
la estructura del discurso bíblico. (Retornaremos a él al hablar del Gan Eden, el Jardín
del Edén)
Lo interesante, además, es que nuevamente bendecimos con el Nombre de Dios
(“Él y su Nombre son UNO”), lo cual está explícitamente establecido en el versículo 27:
27
Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.

¿De qué Nombre se trata? En este caso de la formulación del Tetragrama en el


Nombre de 12 letras, que consiste en tres veces el Nombre: YHVH YHVH YHVH
(YHVH malaj YHVH mélej YHVH yimloj leolam vaed: El Eterno reinó, el Eterno
reina, el Eterno reinará por siempre jamás).

Según el Zohar, este Nombre fue transmitido al profeta Elías y mediante él


alcanzó la inmortalidad.
Así, leemos:

Ahora comprendemos lo que ocurrió a Elías: “Había un viento fuerte que


rompía las montañas, pero el Señor no estaba en el viento”, porque este nombre no se
hallaba en él, pues Shadai preside sobre él a través de la naturaleza mística de Tohu.
“Después del viento hubo un temblor, pero el Señor no estaba en el temblor”,
pues sobre él preside el nombre Tsebaot, a través de la naturaleza mística de Bohu, que
es llamado “temblor” (raash), porque tiembla continuamente.
“Después del temblor hubo un fuego, pero el Señor no estaba en el fuego”,
porque sobre él preside el nombre Elohim desde el lado de la oscuridad.
“Y después del fuego hubo una pequeña voz silenciosa”; y aquí, por último, se
encontró el nombre YHVH.
Hay en este versículo cuatro cláusulas correspondientes a las cuatro llamadas
“secciones del cuerpo” y “miembros” que, siendo cuatro, son resolubles en doce. Aquí,
también, está el grabado nombre de doce letras que fue transmitido a Elías en la cueva.

“Y pondrán mi Nombre sobre los hijos de Israel y yo los bendeciré”.


¿Qué significa poner el Nombre? Más allá de un significado metafórico,
interpretamos que quiere decir utilizar el Nombre de Dios sobre la estructura corpórea,
lo cual es de eficacia directa: “Y yo los bendeciré”.

14
Lo grandioso de la Cabalá es como ata en un nudo único todos los planos del
Ser. Nosotros, los humanos, tenemos presencia en todos los mundos y podemos
unificarlos con conciencia. Estamos hablando de bendición en un nivel muy abstracto,
pero la bendición llena – puede llenar – todos los aspectos concretos de nuestra vida.

Seguimos con el Zohar (Comentario Sulam de R. Yehudá Ashlag):

EL NOMBRE YOD-HE-VAV-HE tiene cuatro segmentos, ES DECIR CUATRO


LETRAS, que significan las partes del cuerpo humano y ciertos miembros – es decir, los
miembros que son cuatro que pueden tornarse doce. Aquí está EL SECRETO DE el
Nombre que consiste En doce letras, que fue dado a Elías cuando estaba en el interior
de la cueva. ESTO ALUDE A LOS TRES NOMBRE YOD-HE-VAV-HE. CADA UNO
CONSTA DE CUATRO LETRAS, LO QUE JUNTAS DA UN TOTAL DE DOCE. Y
ESTE NOMBRE, CON SUS DOCE LETRAS, APARECE EN EL CUERPO HUMANO.
EL PRIMERO APARECE EN LA CABEZA: JOJMÁ, BINÁ Y DAÁT; EL SEGUNDO EN
EL CUERPO, DESDE ARRIBA HASTA EL OMBLIGO: JÉSED, GUEVURÁ Y
TIFÉRET; EL TERCERO DESDE EL OMBLIGO HASTA ABAJO: NÉTSAJ, HOD Y
YESOD. CADA PARTE DEL CUERPO ES DIVIDIDA EN OTRAS CUATRO PARTES,
LO QUE SUMA DOCE.

Y esto lo formulamos en una meditación que podemos hacer continuamente. De


hecho, trabajamos esta práctica de dos maneras cuya descripción podemos ver en las
imágenes que acompañan este texto.

Sólo una observación: cuando asumimos el Nombre estamos asumiendo en


nosotros el Árbol de la Vida. Nosotros somos el Árbol de la Vida (es decir, no estamos
frente a él). Por lo cual, si nos damos la vuelta, vemos que el pilar de la derecha está
ahora a la izquierda, y viceversa.
Que esto no sea una fuente de confusión. Si estamos acostumbrados a otra
distribución (es decir, hemos condicionado nuestra conciencia a operar de ese otro
modo), simplemente invertimos la lateralidad en la práctica para conformarla con
nuestra costumbre.

Y lo que empieza con una bendición – la bendición de la Torá – termine del


mismo modo:

Baruj umeboraj shemó shel jai haolamim.


Bendito y bendecido sea el Nombre de la vida de los mundos.
Baruj haShem!

Pensamientos de Torá y Cabalá VI

BERESHIT (Zohar en Bará Shit)

El Zohar menciona en varios lugares que esta palabra, Bereshit (En el principio,
en traducción convencional), se lea como Bará Shit, “creó seis” (Shit es el número seis
en arameo)
Así, por ejemplo:

15
“Bereshit (En el comienzo).
R. Yudai preguntó: ¿Cuál es el significado de Bereshit?
Significa “con Sabiduría”, la Sabiduría sobre la cual se basa el mundo, y a través
de esto nos introduce a misterios profundos y recónditos. En ella, también, se halla la
inscripción de las seis principales direcciones supremas, de las cuales surge la totalidad
de la existencia. De la misma salen seis fuentes de ríos que fluyen al Gran Mar. Esto
está implicado en la palabra Bereshit, que puede ser descompuesta en Bará-Shit (“El
creó seis”).
Y, ¿quién los creó?
El Misterioso Desconocido.”

Las seis principales direcciones supremas se refieren a las seis sefirot de Jésed a
Yesod: los seis ríos que fluyen al gran mar, que es Maljut.

Hay que ver que las dos primeras palabras: Bereshit bará (Con Sabiduría creó)
tienen nueve letras.
Y que la Alef de la tercera palabra, el Nombre Elohim, es la décima letra. Con
Sabiduría (Jojmá) creó a Elohim (Biná).
Y esto prefigura todo el Árbol de la Vida: las seis sefirot del Zeir Anpin (el
rostro menor de la Deidad; las seis sefirot de Jésed a Yesod) en la primera palabra. Y la
décima sefirá, la Shejiná, en el Nombre Elohim, que puede referirse tanto a Biná como a
Maljút. Y ambas configuraciones vienen precedidas de la palabra Bará, creó.
Y como dice el Zohar: ¿Quién los creó? El Misterioso desconocido, es decir,
Kéter (en continuidad con Ein Sof).

Así pues, en Jojmá está prefigurado el seis de Zeir Anpin, y en Biná el diez de
Maljut.
Jojmá es la Yod del Nombre, Abba, el Padre. Y la Vav del Nombre,
representando el Zeir Anpin, el Rostro Menor de la Deidad, es, en su forma alargada,
una prolongación hacia abajo de la Yod (ver figura), una vez que la omniconciencia
pura de Jojmá ha pasado, por así decir, por la restricción creativa de la He de Biná (la
segunda letra del Nombre), Imma, la Madre. Y la cuarta letra del Nombre
correspondiente a Shejiná, Maljut, es de nuevo una letra He, porque ambas, Biná y
Maljut, están en continuidad.

Vav y segunda He son así conciencia subjetiva y conciencia objetiva – self -


mundo – mientras que Yod y primera He son conciencia pura (trascendente) y
conciencia manifestante (la madre del mundo).

Y todo está contenido en la Yod, el punto de infinito, el punto primordial. Yod


extendida es , y en la Dalet-cuatro están implicadas las características elementales
de la manifestación: vida, luz, amor y ley. Y la Vav (número seis, el shit de bereshit) se
introduce en la Dalet como el pequeño trazo inferior izquierdo, para gestarlas,
conformando la He, . Letra He que concibe a la Vav como Hijo (Biná → Ben Yah,
hijo de Yah).

16
Todo está contenido en el Nombre.

Estamos desencriptando la Torá de la Creación como desarrollo del punto


primordial de infinito, el Reshit de Jojmá que es la Yod del Nombre. Y este punto se
desarrolla en el seis, que se proyecta en el séptimo, lo que se explicita en los seis días de
la Creación que culminan en el séptimo día del Shabat.

Continúa el Zohar:

“Solamente hasta ese punto se extienden las alusiones al Más Misterioso (Kéter)
que modela y construye y vivifica de manera misteriosa, a través de la explicación
esotérica de un versículo (el primer versículo del Génesis). De este punto fluye bará shit
“él creó seis”, desde el fin del cielo hasta el otro fin, seis lados que se extienden desde la
suprema esencia mística, a través de la expansión de la fuerza creadora de un punto
primario. Aquí fue inscripto el misterio del nombre de cuarenta y dos letras.”

El Zohar establece que el punto primordial se prolonga en el seis (Shit) y de ahí


se extiende al septenario de la Creación en el Nombre de 42 letras (6×7), que es el
Nombre de la Creación.
Y sigue el Zohar (II, 234 a): “el mundo arriba y abajo, el mundo de la
unificación [las siete sefirot inferiores de Atsilút] y el mundo de la separación [los
mundos por debajo de Atsilút]” fueron creados mediante el Nombre de cuarenta y dos
letras.”
Y tenemos la tradición (Nejuniá ben Hakaná, Rabenu Tam, Bajia ben Asher y
otros) de que el Nombre deriva de las primeras 42 letras del Génesis, desde la Bet de
Bereshit hasta la Bet de Bohu (versículo 2), “solo que después de muchas
permutaciones” (que lamentablemente no son conocidas).
¿Y qué sentido tiene considerar importante la Bet de Bohu a una distancia de 42
letras de la Bet de Bereshit? Porque es el lugar donde se proyecta la Bet de Sabiduría,
donde se imprime en el caos (Tohu) la información primordial del universo, tal como
interpreta la palabra el Bahir (párrafo2): Bohu, está en él (Bo Hu).

Según el Séfer Yetsirá, el libro de la Creación (Formación), Dios crea el mundo


mediante tres elementos: el número (cantidad), las letras (cualidad) y la narrativa
(combinación). Los tres aspectos están entrelazados. No sólo las letras (y las palabras)
tienen valor numérico – lo que determina relaciones ontológicas entre ellas – también el
propio discurso tiene estructura, es decir, geometría intrínseca (un aspecto de la forma).
La división del Número 42 en un 6 × 7 y la relación subsiguiente con el aspecto
formativo de los septenarios simbólicos, forma parte de la geometría del número 42. Y
todo conjunto significativo de 42 letras es una manifestación de su potencial energético.

El Nombre de 42 letras es una expresión del Nombre del mismo valor numérico
, Elóah (Nombre de Dios correspondiente a Tiféret, la sexta sefirá, el 6 de
nuevo). Una de las extensiones de este Nombre es , cuya suma es
203, lo mismo que , creó. Estas tres son las primeras letras del Génesis (Bará Shit)
además de tener el significado directo de creación reflejado en la segunda palabra
(bereshit bará… En el principio creó).
La letra Bet, en general, representa Sabiduría y Bendición. Podemos
decir que el Nombre de 42 representa el despliegue de la semilla primordial de sabiduría

17
y bendición contenida en la primera bet de Bereshit. Y es interesante notar que otra
extensión del Nombre Elóah: , suma 222, como la segunda
cámara del Aiq Beker, , en la que está enraizada la palabra Berajá, Bendición: el
Pensamiento de la Creación, expresado en la primera Bet, como ya se ha visto en otros
escritos.

Algunas versiones interesantes de este Nombre de 42 son:

A. Sefirot. En primer lugar, comprobamos que el conjunto de los nombres


convencionales de las sefirot, incluyendo Dáat, tiene 42 letras20:

1.
2.
3.
0.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.

Si unimos todos los nombres obtenemos un Nombre de 42 letras con toda la


potencia del Árbol de la Vida.

Separando en conjuntos de seis letras, y más aún en tripletes, obtendríamos las


siguientes configuraciones energéticas:

B. Bereshit. De hecho, si consideramos en sentido explícito las 42 primeras


letras del Génesis, obtenemos otra versión del Nombre. Esto lo hace Rabí Eliezer de
Worms (el Rokéaj, S. XII-XIII), aunque introduce algunas modificaciones en las letras
que no justifica. Aquí consideramos las primeras 42 letras sin modificar.

20
Si excluimos Dáat, pero usamos para Biná el nombre de Tebunah , y para Jésed el nombre de
Guedoláh, también se obtienen 42 letras.

18
ֶֹ‫אשיתֶבָ ָראֶאֱ ֹלהִׁ יםֶאֵ תֶהַ שָ מַ יִׁ םֶוְ אֵ תֶהָ אָ רץ וְ הָ אָ ֶרץֶהָ יְ תָ הֶתֹ הּוֶוָב‬
ִׁ ‫בְ ֵר‬
Podemos tomar la sucesión de letras tal como aparece o utilizar la técnica
habitual de formación de tripletes: las 14 primeras letras en orden directo; escribir
debajo de ellas las 14 siguientes en orden retrógado, es decir, de izquierda a derecha;
por último, las 14 restantes debajo, de nuevo en orden directo. Tendríamos:

C. Aná Bejóaj. Es la versión más conocida y empleada del Nombre de 42 letras.


Está codificado en la oración atribuida a Rabí Nejuniá Ben HaKaná, sabio y místico del
siglo I, maestro de la Merkavá (ascensión a los Palacios/Hejalot) y supuesto autor del
Séfer haBahir, el primer texto cabalístico que vió l aluz en la Provenza del siglo XII.
Esta oración consta de 42 palabras y el Nombre se forma con las iniciales de cada una.

El texto hebreo es el siguiente:

Tserurá Tatir Yemineja Guedulat Bejóaj Aná

Norá Taharenu Saguevenu Ameja Rinat Kabel

Shomrem Kebabat Yijudeja Dorshé Guibor Na

Gomlem Tamid Tsidkateja Rajamé Taharem Barejem

Adateja Nahel Tuvjá Berov Kadosh Jasín

Kedushateja Zojré Pené Leamejá Gueé Yajid

Taalumot Yodea Tsakatenu Ushmá Kabel Shavatenu

(En silencio: Baruj Shem Kevod Maljutó Leolam Vaed)

Traducción:

Por favor, por la grandeza de tu diestra libera las cadenas del cautiverio.

19
Recibe el cántico de tu pueblo; exáltanos, purifícanos, oh Dios temible.
Oh Todopoderoso, a los que inquieren por tu unidad guárdalos como a la pupila de tus
ojos
Bendícelos, purifícalos, que tu justa misericordia siempre los recompense,
Lleno de piedad, oh Santo, con la abundancia de tu bondad guía a tu congregación
Dios único y excelso, atiende a tu pueblo, quienes recuerdan tu Santidad
Acepta nuestras súplicas y escucha nuestro clamor, tú que conoces todos los misterios.
(En voz baja) Bendito es el Nombre de su majestad gloriosa por siempre jamás.

Considerando las letras iniciales de cada palabra, se obtiene el Nombre de 42


cuya forma usual es la que se muestra:

Como se ve, el Nombre (y los demás de 42 letras) se divide en siete líneas de


seis letras cada una, separadas además en dos tripletes. Lo cual pone de manifiesto,
como hemos dicho, la regencia del Nombre sobre el septenario en general y los distintos
septenarios en particular. A saber:

- Las seis direcciones más el centro, tanto del cubo del espacio como del cubo
místico, tal como aparece definido en el Séfer Yetsirá.
- Las siete sefirot inferiores – de Jésed a Maljut – del Árbol de la Vida.
- Los siete planetas – de Luna a Saturno – de la astrología clásica. A través de
las regencias planetarias el Nombre también rige sobre los signos zodiacales.
- Los siete días de la semana.
- Los siete días de la Creación del Génesis.
- Los siete milenios del calendario judío. En el momento de escribir este ensayo
(2017) nos encontramos en el año 5778 de ese calendario, es decir, en el sexto milenio.
El séptimo milenio será el Shabat.
- Los siete centros psicofísicos (chakras) del cuerpo energético.
- Los siete brazos y lámparas de la menorá, el candelabro del Templo de
Jerusalem.
- Las siete semanas que transcurren entre las festividades de Pésaj (Pascua) y
Shavuot (Pentecostés), correspondientes al tiempo transcurrido entre la salida de Egipto
de los israelitas y la entrega de la Torá en el monte Sinaí. Este periodo se conoce como
“la cuenta del Ómer”.
Como cada semana tiene siete días, se hacen corresponder las letras del Nombre
(de la línea; cada línea es un Nombre) correspondiente con los seis primeros días de la
20
semana – de domingo a viernes – y el Nombre completo (el conjunto de las seis letras)
al Shabat.
- Las siete voces sefiróticas del salmo 29, que se reza en la Recepción del
Sábado (Kabalat Shabat), y que marca la transición de los seis días activos de la semana
al Shabat. Están en consonancia con los siete apelativos o títulos Divinos que aparecen
en la oración del Aná Bejóaj: Norá (Imponente o Tremendo), Guibor (Omnipotente),
Jasín (Poderoso), Kadosh (Santo), Yajid (Único), Gueé (Sublime) y Yodéa Taalumot
(Conocedor de los misterios).
- También hay una relación de cada Nombre de seis letras con el Maguen David
o hexagrama, la estrella de seis puntas. El primer triplete corresponde al triángulo
ascendente (con el vértice hacia arriba) y el segundo al triángulo descendente (con el
vértice hacia abajo).
- Cada letra del Aná Bejóaj es la inicial de un Nombre Divino específico, así
como de un poderoso ángel.
- Y, por supuesto, se da una relación estrecha entre las siete líneas del Nombre y
las siete letras dobles del alfabeto hebreo, tal como las define el Séfer Yetsirá.

Y continuando con el Zohar, después de afirmar que el Nombre de 42 es el


Nombre de la Creación, leemos en la misma sección (Zohar II 234a-234b):
“Está escrito: Y tú pondrás en el pectoral del juicio (Del Sumo Sacerdote) los
Urim y los Tummin (Éxodo 28:30), y ellos (los compañeros) ya lo han interpretado. Los
Urim son eso que brilla (me’irim), el misterio del espejo brillante (Tiféret), y esta es la
grabadura de las letras del Nombre santo con el misterio de las 42 letras, con las que los
mundos fueron creados y que fueron embebidas en él (en el pectoral). Los Tummim son
el misterio de esas letras cuando están contenidas en el lugar del espejo que no brilla
(Maljut) y es guiado por las 72 letras grabadas que son el misterio del Nombre santo. Y
conjuntamente son llamadas Urim y Tummim.”

Con todo lo anterior podemos empezar a hacernos una idea del poder y la
santidad del Nombre de 42 letras (y de los 72 Nombres, aunque ahora no tratamos de
ello).
Pero no es sólo teoría. No sólo alcanzamos el plano de la energía y la kedushá
con nuestra mente racional. Nuestra tarea es unir el cielo con la tierra; y esto en todas
las actividades de la vida cotidiana. Para empezar en este sentido, proponemos el
siguiente ejercicio sencillo de un marco que es inmenso:

MEDITACIÓN DE CREACIÓN, MATERIALIZACIÓN Y/O TRABAJO DE


INTENCIONES

Toda intención supone un cambio, ya sea interno o externo. Este cambio es el


fruto de innumerables causas concurrentes. Estamos acostumbrados a considerar sólo
las causas materiales y no vemos que éstas son el último eslabón de un proceso de
causalidad vertical con origen en la Voluntad Suprema, la esfera del Infinito.
Según Aristóteles todo movimiento – y el cambio es una forma de movimiento –
es un tránsito de la potencia al acto. La esfera de la potencia – la pura potencialidad
inherente – es el pleroma divino o, dicho de otro modo, la manifestación de la Voluntad
Divina. Y el trayecto por el que desciende para ser actualizada en el plano fenoménico
es el Rayo Relampagueante del Árbol de la Vida.

21
Ese es el proceso codificado en el Génesis – un proceso arquetípico – que no se
refiere sólo al hecho, digamos, cosmológico, sino a toda forma de creación, la cual
incluye tanto la aparición de lo nuevo como el sostenimiento de lo ya existente.
Porque la creación no es algo que tuvo lugar en cierta ocasión. Está sucediendo
constantemente – creación continua – en el tiempo y fuera del tiempo, en el dominio de
lo eterno. Mediante el Nombre de 42 letras trazamos un puente entre ambos planos. De
ahí la insistencia en que éste es el Nombre de la Creación.
El ser humano está llamado a ser co-creador; al menos a crear las condiciones de
su propia vida. Aryeh Kaplan, en su extraordinario comentario al Séfer Yetsirá, insiste
en que el texto puede ser leído no como una acción pasada en tercera persona: grabó…
creó; sino como una instrucción positiva (imperativo) en segunda persona: graba tú…
crea tú…, etc. Ello se debe a la coincidencia de la forma verbal del tiempo imperfecto
en tercera persona con el imperativo singular en segunda. Pero es directa la
generalización al primer capítulo del Génesis: En principio (Con Sabiduría) crea tú a
Elohim (según la interpretación cabalística), los cielos (Et Hashamaim) y la Tierra
(VeEt HaÁrets).
¿Cómo? Mediante las letras (Et, Alef Tav, todo el alfabeto), las letras de los
cielos y las letras de la tierra; en particular mediante las letras del Nombre de 42, que,
como hemos dicho, son las que introducen la información (la Bet de Bohu en el estado
caótico original de Tohu (“Y la Tierra era Tohu VaBohu…).
No hay límite, salvo el de la propia mente, a la profundidad de este proceso. La
fórmula creativa se aplica tanto a la creación del cosmos como a la realización de un
proyecto concreto, a la creación artística, a la fabricación de algo material, etc. Primero
vestimos nuestra voluntad personal con la Voluntad Divina – es decir, nos sometemos a
ella –. Si vivimos nuestra vida de acuerdo con este principio de hacer la voluntad de
Dios, Él Mismo viste su Voluntad con la nuestra – es decir, realiza nuestra voluntad –.

Vamos a ver con un ejemplo cómo se desarrollaría la meditación con una


intención concreta, suficientemente abstracta, aunque el procedimiento se puede seguir
igualmente como una meditación de iluminación y sintonía con las fuerzas sefiróticas.

1. Empezamos visualizándonos frente a un gran Árbol de la Vida. Frente a nosotros la


esfera de Maljut. La esfera circunscribe un hexagrama o maguén David con las letras
del séptimo Nombre, en dos triángulos:

También podemos simplemente visualizar las letras en círculo alrededor, en


cuyo caso seguiríamos el orden natural del Nombre, sin saltear:

22
2. Este es el marco meditativo inicial. En el interior del círculo o del hexagrama
planteamos la cuestión tal como la vemos ahora, siendo todo lo detallados que
queramos. Dejamos que surjan las situaciones o imágenes tal como fluyen, en un estado
de espontaneidad deliberada. Mientras lo hacemos podemos ir repitiendo el versículo a
modo de mantra: shavaténu qabél ushmá tsaaqaténu yodéa taalumót. Al final hacemos
una síntesis lo más ajustada posible; si somos capaces de focalizar todo en un símbolo
único mucho mejor.
Con este proceso estamos poniendo nuestra intención en manos de la Shejiná.
Quizá baste con que hagamos una oración espontánea al respecto, pidiendo gracia y
bendiciones para nuestro trabajo.
3. Ahora, mediante algún recurso personal, elevamos el Maljut a Biná.
Mantenemos la visualización de las letras, mantenemos la recitación mántrica,
mantenemos la intención focalizada en el interior. Ahora bien, la vemos rodeada de luz,
pulsando al unísono con la Luz Divina. Es aquí donde empezamos a ver nuestra
intención con los ojos de la neshamá, contemplada bajo el prisma de los arquetipos del
espíritu. En el regazo de la Madre nuestra intención es recreada, reformulada, aunque
todavía a un nivel muy abstracto, pero causal. Empieza entonces el descenso siguiendo
el rayo relampagueante.
4. Al alcanzar Jésed, visualizamos esta esfera con sus letras correspondientes: A
Be Gui Yo Ta Tsa, en hexagrama o en círculo. Pronunciamos el versículo como mantra:
aná bejóaj guedulát yemineja tatir tserurá; mientras que vemos cómo se reformula la
intención, que sigue focalizada en el centro, a la luz de Jésed. Observamos qué tipo de
rapport recibimos. Qué indicaciones se nos transmiten. Cargamos la intención con la
energía de amor de Jésed, con su expansividad, positividad. Meditamos.
5. Repetimos el mismo proceso en cada sefirá: Guevurá, Tiféret, Nétsaj, Hod, y
Yesod. En alguna esfera permaneceremos menos tiempo. En otras más. Es mucho lo
que podemos aprender sobre nosotros y sobre la intención. Qué la bloquea, cuáles son
los obstáculos, qué hemos de cambiar, etc. Es importante que la luz descienda, que
nuestra intención se cargue con la energía de cada sefirot, que adquiera momentum
hacia su manifestación en Maljut como realizada. En Yesod debemos recibir algún tipo
de feedback al respecto, de que la forma energética está en lo astral y buscará su camino
de realización en Maljút.
6. Cuando alcanzamos Maljút de nuevo, visualizando el hexagrama de letras del
principio, simplemente descansamos y lo dejamos estar. Hacemos, por así decir, el
shabat de la intención, que ya está consagrada y santificada. Aceptamos y agradecemos
lo que la luz quiera o haya querido darnos y permanecemos en paz, olvidándonos del
asunto.
Esto termina la meditación. Si está bien hecha, no es necesario repetir ni reforzar
la intención, por lo menos durante un tiempo suficiente. Si no sucede lo que esperamos,
puede que no sea voluntad Divina, o que no esté en consonancia con nuestro tikún, o
simplemente que todavía no es el momento apropiado. Nos hemos sometido a la
voluntad del Cielo y sabemos que Gam Zu LeTová: ¡También esto es para bien!

23
Pensamientos de Torá y Cabalá VII

BERESHIT

Bereshit puede leerse como Brit Esh, pacto de fuego.


Bereshit: Bet Resh Alef Shin Yod Tav.
Brit Esh: Bet Resh Yod Tav + Alef Shin

¿Cómo podemos interpretar esto?


Si la Deidad manifestada es un fuego ardiente (Atsilut), ¿cómo puede algo que
es sustancia estar en su presencia y no ser totalmente consumido (como la zarza
ardiente)?
Porque hay establecido un pacto. La Torá es un pacto de fuego.
El mundo existe por el pacto. Como está escrito: “Si no he hecho Yo brit con el
día y la noche, y si no he dado leyes al cielo y a la tierra” (Jer 33:25)

Leemos en Gen 15:9 y ss. que Dios le dice a Abram:


“Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de
tres años, una tórtola también y un palomino.
Y tomó él todo esto, y los partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de
la otra; mas no partió las aves.

Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una
antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos.
En aquel día hizo YHVH un pacto con Abram…”

Tenemos la imagen del Árbol de la Vida, de los pilares laterales en los tres
animales partidos, del Kéter y de Maljut en las aves en los extremos, y el fuego
recorriendo el pilar central.
Hay que tener en cuenta que en la Torá el animal con frecuencia representa al
néfesh, la propia parte animal del ser humano.
Así, por ejemplo, está escrito: Adam uvhemá, al hombre y a la bestia, preservas
(Sal 36:7). Y el Zohar comenta sobre este versículo: porque uno está contenido bajo el
significado general del otro. Nos encontramos que YHVH desarrollado con alefim
(Yetsirá) suma lo mismo que Adam = 45; y YHVH desarrollado con H y V (Assiá)
suma lo mismo que Behemá = 52. Igualmente, está escrito: Adam que traiga de entre
vosotros ofrenda para YHVH, min habehemá, del ganado… (Lev 1:2).

Abram había salido de Ur Kasdim, el fuego de los caldeos, magos y astrólogos,


el fuego astral.
Y cuando Dios establece con Abram el brit de la circuncisión – la consagración
de la sexualidad – desciende sobre él la He de la Shejiná (el fuego Divino) y pasa a ser
llamado Abraham*.
Abraham eleva el fuego en la subida al monte Moria para el sacrificio de
Yitsjaq. El hijo, el único, a quien ama, es un símbolo del ego, el asiento de la conciencia
personal. De hecho, es sacrificado el carnero, el primer signo zodiacal, que se expresa
como la conciencia del “yo soy”. También es símbolo de la cabeza.
Con ello, Abraham trasciende por completo la individualidad. La tradición
afirma que el alma de Isaac, de valor numérico 208 – igual a ocho veces el valor del
Tetragrama (8 × 26 = 208; una unidad más que 207 que es Or/Luz) – se separó de su

24
envoltura física y ascendió a los cielos; podemos decir que ascendió a Biná, la octava
sefirá contando desde Maljut..

Vemos que el protocolo del Templo de Jerusalem responde al mismo esquema


simbólico, algo más elaborado. De hecho, nos presenta un sistema completo de práctica
espiritual.
Lo siguiente es una cita de mi libro La Cábala de la Merkavá:

“Empecemos considerando las tres divisiones del pueblo, que corresponden con
las tres partes del alma: néfesh, rúaj y neshamá (con frecuencia se consideran las dos
divisiones superiores, jaiáh y yejidáh, como los arcos superiores de la neshamáh).
Así los israelitas en general representan el néfesh o cuerpo vital, los levitas el
rúaj y los sacerdotes la neshamáh. Hay que tener en cuenta que el papel de los levitas
era cantar salmos, transportar el Tabernáculo y enseñar, todos ellos tareas
correspondientes al rúaj, la parte del alma correspondiente a Yetsirá. Los Sacerdotes,
Kohanim, ofician los sacrificios, hacen tareas de curación y entran en el Santo para
realizar tareas del incienso y la menorá. Luego detallaremos estos aspectos. Ahora
vemos que el Kohen Gadol, el Sumo Sacerdote, que representa la Jayá, era el único que
podía acceder al Santo de los Santos, y en el día de Yom Kipur, para tener un contacto
directo con la Shejináh, la Presencia Divina.
En el atrio exterior, de los israelitas, tienen lugar los sacrificios animales. Son
los poderes del néfesh, la parte animal, los que se purifican por el fuego. En la anatomía
esotérica el altar de los sacrificios se corresponde con el centro o chakra del ombligo (es
el lugar, entre las vísceras, en donde tiene lugar la asimilación de los alimentos). En el
Árbol de la Vida se sitúa en el punto medio de las sefirot Nétsaj y Hod (alto Yesod). Es
también el lugar del horno alquímico en la transmutación interior. Y el fuego es el fuego
de la Shejináh, la Presencia Divina, el aspecto femenino de la Deidad, que desciende del
cielo para consumir a la ofrenda.
Así, está escrito: YHVH Eloheja, el Eterno tu Dios, es un fuego abrasador; lo
cual se dice de la Shejiná, la Presencia Divina – femenina – que es un fuego que devora
o transmuta según cuál sea la intención del corazón. Y también está escrito:
“Holocausto ígneo fragancia grata a YHVH”. Algunos leen ishé (Alef Shin He)-con
fuego (ígneo) como ishá-una mujer (mismas letras), es decir, la mujer de fuego debe
ascender, ya que holocausto es Olá-lo que asciende por completo. Ishá, Alef Shin He, es
también el fuego de la He, Esh He, es decir, de la Shejiná.
En el templo de Salomón, la puerta del Santo está circunscrita por dos columnas
llamadas Yajín y Bóaz. No deja de ser curioso que las dos columnas tengan nombre
propio, es decir, individualidad. Corresponden a los dos pilares del Árbol de la Vida,
fuerza y forma, que ahora pasamos por el pilar central para entrar en el Santo, el lugar
de Tiféret, la sefirá central del Árbol de la Vida.
En el Santo está el altar de oro, símbolo de Tiféret, que es altar del incienso. La
ofrenda del incienso es la ofrenda del corazón, es decir, de los poderes del rúaj, y con
ellos el sentido de individualidad separada (egoicidad). Y el fuego era traído desde el
altar de los sacrificios animales. Hablamos entonces de una elevación del fuego interior,
que es un símbolo universal de ascenso espiritual (ver en Números todo el episodio de
la serpiente de bronce, la cual fue guardada en el Templo de Jerusalén hasta los tiempos
de Ezequías**).
No nos detendremos mucho en este punto. Baste decir que en el Santo se
encontraba la menorá o candelabro de siete brazos, símbolo del septenario, y la mesa
con los doce panes de la proposición, un símbolo solar nuevamente.

25
El velo, Parojet, en donde están grabados los Kerubím, es un símbolo del centro
de la garganta, el asiento de Dáat, conocimiento, y el Kódesh haKodashím, el Santo de
los Santos, corresponde a la cabeza en general. Es el asiento de la Shejináh, la Presencia
Divina. Y no deja de ser curioso que su forma sea la de un cubo perfecto, la piedra
cúbica, tal como está escrito: La piedra (Maljut) que los constructores (las seis sefirot de
Jésed a Yesod) han rechazado ha llegado a ser la piedra angular.”

Y leemos en Lev 16:12-13:


“Después tomará (Aarón) un incensario lleno de brasas de fuego del altar de
delante de YHVH, y sus puños llenos del perfume aromático molido, y lo llevará detrás
del velo.
Y pondrá el perfume sobre el fuego delante de YHVH, y la nube del perfume
cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio, para que no muera.”

Si en el altar de los sacrificios animales se ofrendaba el néfesh y en el altar del


incienso del Santo el rúaj, ahora es la neshamá la que es sacrificada en el fuego delante
del Santo de los Santos. Eso es Bitul, autoanulación, anonadamiento; cesa toda
conciencia personal

“En el Santo de los Santos está el Arca del Pacto (del testimonio), que contiene
el Maná, símbolo de la Luz Infinita, la vara de Aarón, símbolo del pilar del medio con
sus centros o chakras florecidos y, por supuesto, la Torá, la plasmación del Pensamiento
Divino, el Brit Esh, el pacto de fuego. Porque el Arca de la Alianza representa el centro
de la frente, el llamado tercer ojo. Sobre la cubierta del Arca están los dos Kerubím,
frente a frente, representando los dos hemisferios cerebrales y las dos formas de
mentación. Y la Shejiná habla desde el centro de ambos.”

También Bereshit puede leerse como Beit Rosh, la casa de la cabeza.


Bereshit: Bet Resh Alef Shin Yod Tav.
Bet Rosh: Bet Yod Tav + Resh Alef Shin

Esto completa el Tetragramaton: He en el centro del ombligo, Vav en el centro


del corazón, He en el centro de la garganta y Yod en el centro de la frente.
Cuando el fuego sale por la fontanela al Kéter, el alma asciende por las
dimensiones espirituales y es integrada en la He de la Shejiná, de forma que el reflejo es
unido a la fuente de luz, el YHVH katán (tetragrama pequeño) al YHVH Gadol, el
Grande, el Inmenso, Bendito Sea.

* Abraham tiene entonces 99 años, la exaltación del nueve, el número de Yesod.


**
O también Moisés, el cayado que se convierte en serpiente y viceversa delante del fuego de la zarza
ardiente. Nuevamente tenemos un símbolo del canal central.

Pensamientos de Torá y Cabalá VIII

Bereshit Bará Elohim Et HaShamaim VeEt HaÁrets

En hebreo transliterado:
BRAShYT BRA ALHYM AT HShMYM VAT HARTz

26
En este primer versículo del Génesis llama la atención la preponderancia del
número 7.
Hay 7 palabras; 28 (= 4×7) letras divididas en dos grupos de 14 (= 2×7) de una
forma muy simétrica: Bereshit Bará Elohim tiene 14 letras; el grupo Et HaShamaim
VeEt HaÁrets tiene también 14 letras (Et HaShamaim tiene siete y VeEt HaÁrets otras
siete).
Si sumamos los valores numéricos de las tres cosas “creadas”:
Elohim = 86
HaShamaim = 395
HaÁrets = 296
Obtenemos 86+395+296 = 777, la exaltación del septenario. A su vez 7×111,
siendo 111 el valor de la letra Alef extendida (ALP), la unidad exaltada. Así pues,
Elohim (Dios), Cielos y Tierra son el septenario impreso como sello de la unidad
(totalidad) manifestada.
Hay que tener en cuenta que en mística los números no son simplemente
cantidades. Son también cualidades, expresadas como campos de fuerza con una
geometría inherente. Así, por ejemplo, el dos no es sólo un par de objetos iguales (que
sería lo que corresponde cuantitativamente) sino el arquetipo de la polaridad con el
campo de fuerza (electromagnetismo) y su dinámica asociada. Y eso en todos los
planos, no solamente el físico.
En el simbolismo bíblico – la fórmula de la Creación – el septenario corresponde
a un seis más el séptimo. Lo vemos en los seis días activos de la Creación más el
séptimo día que es el Shabat de descanso. Lo discutimos en un escrito anterior cuando –
siguiendo al Zohar – leíamos Bereshit como Bará Shit (creó seis) Bará Elohim (que es
el séptimo). Ver: Pensamientos de Torá y Cabalá VI.
Claramente estamos delimitando (creando y/o abriendo) un espacio
tridimensional con el centro inmóvil. Es la propuesta del Séfer Yetsirá, con su modelo
del cubo místico: las seis caras selladas con las tres letras del Nombre de Dios (Yod He
Vav) y el Templo de la segunda letra He del Nombre justo en medio (centro).
Así (ver Séfer Yetsirá):

El arriba es sellado con Y H V


El abajo es sellado con H Y V
El este es sellado con V Y H
El oeste es sellado con V H Y
El sur es sellado con Y V H
El norte es sellado con H V Y

El Séfer Yetsirá, el Libro de la Creación, pretende ser un comentario del primer


capítulo del Génesis y merece por sí mismo un estudio en profundidad. Esto se
abordará, B´´H, en escritos futuros.
Lo que nos interesa ahora es constatar que el valor numérico de cada una de
estas permutaciones es 21 (Y=10, H=5, V=6). Este es el valor también del Nombre
Divino Eheié (A=1, H=5, Y=10, H=5), que significa Yo soy (o Yo seré) y que Dios
revela en la zarza ardiente delante de Moisés. Así, cada faceta del cubo místico está
escrita con el Nombre de Dios que es una imagen de Sí mismo. Podemos inferir que las
seis direcciones están definiendo las dimensiones que especifican la conciencia de Yo
Soy.
Ahora bien, si sumamos el valor numérico de las seis caras: 21×6, obtenemos
126, que es la triangulación del Nombre Adonai, ADNY, Nombre de Dios en Maljut:

27
A
AD
ADN
ADNY

También este Nombre y esta triangulación merecen un comentario en


profundidad (la Torá es infinita). lo que vemos en este momento es que las seis caras
correspondiendo a las seis sefirot de Jésed a Yesod (Zeir Anpin, el Rostro menor de la
Deidad), convergen en el centro en Maljut (Shejiná), el Shabat, la completitud del acto
creativo.
Y, por cierto, la suma de los dos Nombres, Eheieh y Adonai, AHYH + ADNY,
es 86, el valor de nuevo del Nombre Elohim: ALHYM.

Podemos recrear el acto creativo (recrearnos a nosotros) poniendo lo anterior en


meditación:
Visualizarnos en el centro de un cubo de dimensiones infinitas. Podemos
construirlo recitando las siete palabras del primer versículo del Génesis:
Arriba: Bereshit.
Abajo: Bará.
Centro: Elohim
Este: Et
Sur: HaShamaim
Oeste: VeEt
Norte: HaÁrets
Hay que visualizar a ser posible en hebreo (ver figura aparte), con letras
inmensas de fuego blanco que llenan con su irradiación toda la cara correspondiente y
todo el cubo desde el centro.
En cualquier caso siempre se puede visualizar sólo la primera letra de cada
palabra: B B A A H V H. (La suma de este Nombre construido es 22, con lo cual
estamos recreando todo el cubo, ya que el Séfer Yetsirá define sus elementos mediante
las 22 letras del alfabeto).
Una vez establecido nosotros estamos en el centro. Hay que tener en cuenta que
el Nombre Elohim recorre todo el Árbol de la Vida y que el Adam es creado a imagen y
semejanza de Elohim (versículo 26). Alef es el Kéter. Lamed (valor reducido 3)
corresponde a Jojmá, Biná y Dáat; He son las cinco sefirot de Jésed a Hod (×10 = 50
puertas); Yod es Yesod (órgano sexual) y la Mem es Maljut (el mar al que van a parar
los ríos sefiróticos).
Desde el centro sellamos las seis caras siguiendo las instrucciones del Séfer
Yetsirá:
De entre las simples escogió tres letras, según el misterio de las tres madres:
Alef, Mem y Shin. Las fijó en su Gran Nombre y con ellas selló las seis extremidades
Cinco: Selló lo alto y encaró hacia arriba. Lo selló con Yod He Vav.
Seis: Selló lo bajo y encaró hacia abajo. Lo selló con He Yod Vav.
Siete: Selló el Este y encaró hacia delante. Lo selló con Vav Yod He.
Ocho: Selló el Oeste y encaró hacia atrás. Lo selló con Vav He Yod.
Nueve: Selló el Sur y encaró a la derecha. Lo selló con Yod Vav He.
Diez: Selló el Norte y encaró a la izquierda. Lo selló con He Vav Yod.
Como antes, letras en fuego blanco irradiando luz blanca.

28
Después asumimos en nosotros la triangulación del Nombre Adonay de la
siguiente manera:
Kéter: Letra Alef
Jojmá: Alef
Biná: Dalet
Jésed: Alef
Guevurá: Dalet
Tiféret: Nun
Nétasj: Alef
Hod: Dalet
Yesod: Nun
Maljut: Yod

Observamos que las letras del canal central son: A N N Y, valor 111, la
exaltación de la Unidad.
Recitamos la dedicación: LeShem Yijud:
LeShem Yijud Kudshá Berij Hu UShjinté BiDjilú URjimú URjimú UDjilú
LeYajda Shem Yud He BeVav He BYjudá Shelim BeShem Kol Israel.
Por la unidad del Santo, Bendito sea, y su Shejiná (Tiféret-Zeir Anpin y
Maljút-Nukva), en temor y amor (Jojmá y Biná), en amor y temor (Biná y Jojmá),
para unir el Nombre Yod He con Vav He (por la energía de En Sof que vivifica y une
las letras) en perfecta unidad (Kéter), en el nombre de todo Israel (el alma espiritual
arquetípica de la humanidad).

Contemplamos. Experimentamos… (Fin)

Para terminar este escrito, hacemos la suma de los valores numéricos de todo
este primer versículo: Bereshit Bará Elohim Et HaShamaim VeEt HaÁrets, y es 2701.
Este número es la suma de los primeros 73 números (1 + 2 + 3 +… + 73), siendo 73 el
valor de Jojmá, la Sabiduría.
Interpretamos la Bet inicial del versículo como la Sabiduría y vemos que todo el
versículo es su desarrollo completo.
Bendita Torá.
Torat Emet.

Pensamientos de Torá y Cabalá VIII. Anexo

haárets veet hashamaim et Elohim bará Bereshit


la tierra y-( ) los cielos () Dios creó En el principio

29
El arriba es sellado con Y H V

El abajo es sellado con H Y V

El este es sellado con V Y H

El oeste es sellado con V H Y

El sur es sellado con Y V H

El norte es sellado con H V Y

Pensamientos de Torá y Cabalá IX

Bereshit Bará Elohim Et HaShamayim VeEt HaÁrets


En hebreo transliterado:
BRAShYT BRA ALHYM AT HShMYM VAT HARTz

Traducción convencional: En el principio creó Dios el cielo y la tierra.


Interpretado cabalísticamente, este primer versículo se traduciría como: Con
Sabiduría creó a Elohim (que pasa a ser objeto directo), las letras (Alef Tav, primera y
última letra, representa a todo el alfabeto) de los Cielos y las letras de la Tierra.
Tenemos así a Jojmá (Bereshit), Biná (Elohim), Tiféret (los Cielos, el Zeir Anpin, las
Sefirot de Jésed a Yesod) y Maljut (la Tierra). ¿Quién creó (Bará)? El Misterioso
Incognoscible: Kéter.

Elohim es un Nombre de Dios, por tanto inconmensurable e infinito. En este


escrito tratamos de ahondar en alguno de sus misterios:
En primer lugar vemos que es un Nombre de cinco letras, lo que nos pone en
conexión con la letra he y con la figura del pentagrama. Porque sabemos que los
números no representan sólo cualidades (y cantidades, por supuesto, en el sentido
usual), sino que también son geometría, representaciones sintéticas de campos de
fuerzas. En el caso del pentagrama – estrella de cinco puntas – el paradigma subyacente
es el de los cinco elementos.
Vemos que ello se halla también representado en la correspondencia de las cinco
letras del Nombre.
Alef, Aire, pero el aire primordial, el Avir, que nosotros entendemos como Éter
o quintaesencia, el Akasha de otras tradiciones.

30
Lamed, su correspondencia es Libra (ver Séfer Yetsirá), que es Aire cardinal
He, es Aries, Fuego cardinal
Yod es Virgo, Tierra mutable
Mem es Agua (Mayim).
Una letra de cada elemento.

La estructura quíntuple se consolida en las cuatro palabras que vienen a


continuación en el versículo:
Et (Alef Tav) es éter
Shamayim (Shin Mem Yod Mem) es fuego y agua
VeEt (Vav Alef Tav) es aire
Érets (Alef Resh Tsadi) es Tierra

Shamayim, energéticamente es una dualidad de fuego y agua. Shin es la letra de


fuego (Esh) y Mayim, como sabemos es agua.
No es una dualidad en oposición, sino en complementariedad. Por eso rezamos:
“Osé Shalom Bimromav…”; “el que hizo la paz en las alturas”. La misma palabra
Shalom (Shin Lamed Vav Mem), si consideramos la letra Vav como vocálica, tendría a
la Shin frente a la Mem, con la lamed de Libra – la balanza, equilibrio, armonía – entre
ambas.
Vemos que también la expresión Zajar UNequevá, macho y hembra (a imagen
de Elohim, versículo 27) tiene como valor numérico 390, el mismo que Shamayim,
cielos.

Interesante ver que las iniciales de las cuatro palabras (su notaricón), que hemos
definido como la expansión elemental del Nombre Elohim: Et HaShamayim VeEt
HaÁrets, AT HShMYM VAT HARTz; son un Nombre Divino en sí mismo: AHVH,
que es como el Tetragrama con Alef en vez de Yod.
En realidad, es un Tetragrama en potencia, ya que sabemos que la letra Alef
consta de una Vav central y dos Yodim, lo que suma 26, el valor del Nombre
tetragramático YHVH.
Además, AHVH suma 17, y este número es el mispar katán de YHVH, es decir
el valor cuando los números se reducen a las unidades (10 = 100 = 1, etc.). Mispar katán
significa número pequeño. La guematria ordinaria recibe el nombre de mispar gadol,
número grande.
El 17 es un número fundamental. Es el valor de la palabra TOV (Tet Vav Bet),
que significa Bien. Cuando leemos “Y vio Dios que era bueno (tov)” entendemos que
está sellando con este Nombre, AHVH, que, entre otras cosas, indica que el
pensamiento de la Creación (primer versículo) es el Bien. Toda la Creación es una
vasija para recibir el Bien Divino.

Volviendo al tema de los cinco elementos manifestado por la estructura


quíntuple del Nombre Elohim, sabemos que su expresión es un uno frente a un cuatro.
La Alef de la Unidad, como el Kéter en el esquema sefirótico, siempre está en otro
plano respecto de la manifestación del resto de las letras. La Torá empieza por Bet, el
número 2, permaneciendo la Alef/Uno implícita y subyacente en todo el proceso.
Lo mismo podemos decir de la Alef del Nombre Elohim respecto de las letras
siguientes y del éter o quintaesencia respecto de los cuatro elementos manifestados (o
del mundo de EnSof/ Adam Qadmón respecto de los cuatro mundos manifestados).

31
La estructura 1:4, prefigurada en el primer versículo del Génesis, es una de las
ecuaciones fundamentales de la Torá, explicitada completamente en el segundo
capítulo, como, B´´H, tendremos ocasión de ver.
Aparece encriptada en el Nombre (y esencia) del ser humano: Adam, ADM; el
Uno de la Alef frente al cuatro de la Dalet. La letra Mem final se puede interpretar de
dos maneras: con el valor 40 es un aumentativo, proyección del principio 4 al 40 de la
matriz existencial (y posteriormente al 400 de la existencia cósmica). Con el valor de
600 como letra final, corresponde a las 600.000 raíces de almas que según la tradición
conforman el cuerpo místico del Adam: el enjambre de Chispas Divinas que constituyen
la Humanidad.
Y recordemos que Adam es creado a imagen y semejanza de Elohim.
Analicemos esto:

I. 26: Vayomer Elohim naasé Adam betsalmenu kidmutenu…


Y dijo Elohim hagamos Adam a nuestra imagen como nuestra semejanza

I. 27: Vayivrá Elohim et haAdam betsalmo betselem Elohim bará otó zejer
unequevá bará otam.
Y creó Elohim al Adam en (con) su imagen en (con) imagen de Elohim le creó
macho y hembra los creó.

Hay dos conceptos implicados:


Tselem, traducido como imagen. Interesante notar que tselem, TsLM, tiene un
valor numérico de 160, el mismo que la palabra Ets, Ayin Tsadi, que significa Árbol.
Hablamos de la “imagen” del Árbol de la Vida, que es la Imagen Divina.
Demut, semejanza, figura aspecto. La Raíz es DMT, Dalet Mem Tav, es decir, 4
40 400, indicando ese movimiento a la concretización, corporización, materialización,
sobre todo en relación con la temporalidad.
BeTsalmenu, a nuestra imagen, o mejor BeTsalmó, a su imagen (v. 27), TsLMV,
puede ser leído como, Tselem Vav, a imagen de la Vav, el número seis tiferético que ya
comentamos en el escrito anterior (pensamientos VIII). Representa el Humano interno,
su esencia.
KiDmutenu, como nuestra semejanza, es la proyección al cuaternario que
representa el Humano externo, su forma.
BeTselem Elohim, que es el uno sobre el cuatro y el Árbol de la Vida.
Notamos que en la visión de la merkavá del capítulo I de Ezequiel, tras la
cuádruple descripción de las Jaiot HaKódesh, las Santas Criaturas Vivientes y las
Ruedas, aparece (versículo 26 de nuevo) sobre la apariencia (demut) del Trono la
semejanza de la apariencia (Demut ha Maré) de (un) Adam que estaba sobre él.

Este Adam es la imagen de Elohim y también del macrocosmos (Et haShamayim


veEt ha Árets).
Vimos (pens. VIII) que el Nombre Elohim llena el Árbol de la Vida: “Alef es el
Kéter. Lamed (valor reducido 3) corresponde a Jojmá, Biná y Dáat; He son las cinco
sefirot de Jésed a Hod (×10 = 50 puertas); Yod es Yesod (órgano sexual) y la Mem es
Maljut (el mar al que van a parar los ríos sefiróticos).”
Pero también, por su relación con el pentagrama, representa la forma (demut) del
ser humano, que ha sido con frecuencia representado dentro de un pentagrama, con las
piernas abiertas (pies en los vértices) y los brazos extendidos (las dos “alas” del

32
pentagrama) y la cabeza, por supuesto, en el vértice superior, porque representa el
dominio del Uno – el espíritu – sobre la representación cuádruple de los elementos.
Hay que tener en cuenta que al hablar aquí de elementos no nos referimos
explícitamente a su manifestación material, sino a su esencia sutil, espiritual, que
representamos como Vida (aire), Luz (fuego), Amor (agua) y Ley (tierra). El quinto
elemento, espíritu, representa el Espíritu Divino rigiendo sobre las cuatro dimensiones
de conciencia.

Una meditación sencilla es visualizarse en el interior de un pentagrama de luz.


En cada vértice una letra del Nombre Elohim (ver imagen). El pentagrama desborda de
luz hacia el interior, que va penetrando en nosotros con la respiración, por todos los
poros de la piel, por todos los centros psicofísicos. Sentimos cómo la luz nos va
llenando, baña nuestros órganos, nos llena de energía positiva, sana nuestras
fragmentaciones y heridas, nos llena de gozo y paz. En el centro Tiferético del corazón
visualizamos una Alef en el centro de una cruz de brazos iguales (podemos visualizar
esto en el interior de un hexagrama, un maguén David de oro). Cada uno de los brazos
de la cruz nos conecta con una cualidad, la Vida (Jayim), la Luz (Or), el Amor (Ahavá),
la Ley (Torá). Las sentimos como ríos que se proyectaran infinitamente y llenaran todas
las dimensiones del Cosmos y a todos los seres: los Cielos y la Tierra (esta es la
proyección de la Mem final). En particular alcanza a todos los seres humanos,
llevándoles luz, vida, amor y ley; paz, plenitud, gozo e iluminación en su camino de
vida. Contemplamos mientras dure la fuerza de nuestra meditación. Dejamos que la
experiencia se integre en nuestro sistema energético.
Paz (Shalom) y Bien (Tov) para todos.

33
Pensamientos de Torá y Cabalá X

Bereshit Bará Elohim Et HaShamayim VeEt HaÁrets

Seguimos estudiando el Nombre ELOHIM.

El primer capítulo del Génesis establece que Dios (Elohim) creó el mundo
mediante diez expresiones o palabras:
1. “Haya Luz”
2. “Haya un firmamento por en medio de las aguas...”
3. “Acumúlense las aguas del firmamento en un solo conjunto...”
4. “Produzca la tierra vegetación...”
5. “Haya luceros en el firmamento...”
6. “Bullan las aguas de animales vivientes....”
7. “Produzca la tierra animales vivientes...”
8. “Hagamos al hombre...”
9. “Sed fecundos y multiplicaos...”
10. “Ved que os he dado toda hierba portadora de semilla...”

Si todo el Pentateuco - la Torá - se puede considerar como la plasmación del


Pensamiento Divino, solo que expresado en una forma recóndita y altamente codificada,
esto es particularmente cierto del primer capítulo del Génesis. En él aparece prefigurada
toda la estructura del Árbol de la Vida - el símbolo fundamental de la Cabalá - que es a
la vez un mapa del mundo, del ser humano y del mismo Dios en su aspecto
manifestado.
El Árbol de la Vida contiene treinta y dos elementos esenciales: diez esferas o
Sefirot y veintidós canales que las interconectan entre sí. Las diez esferas corresponden
a estados objetivos del Ser: son los arquetipos de manifestación de lo Divino, que
después se constituirán en modelo de todo lo existente. Los veintidós canales ponen en
comunicación las esferas o niveles, integrándolos en un conjunto orgánico. Están en
correspondencia con las veintidós letras del alfabeto hebreo.
Esta estructura se encuentra codificada en el primer capítulo del Génesis de la
siguiente manera: treinta y dos veces aparece mencionado el nombre Elohim, traducido
como Dios. Las diez palabras explícitas de Dios, es decir, las diez veces en que
directamente aparece la expresión: “Dijo Elohim”, y que han sido enumeradas al
principio de este escrito, corresponden a las diez sefirot o esferas. Hay siete veces en las
que se dice que “Elohim vio”, lo cual corresponde a las siete letras dobles, tres veces se
menciona que “Elohim hizo”, lo cual alude a las tres madres. Por último, en doce
ocasiones se describen otras acciones divinas, en consonancia con las doce letras
simples restantes. También en el Árbol de la Vida, en su diseño actual comúnmente
aceptado, aparecen siete canales verticales, tres horizontales y doce oblicuos.
En la clasificación de las letras nos apoyamos en la división que establece el
Séfer Yetsirá, el Libro de la Creación, que pretende ser un comentario del primer
capítulo del Génesis explicitando el mecanismo de la Creación.
Y esto lo hace analizando el despliegue del Pensamiento Divino, primero en
números y letras, y luego en nombres, empezando por el propio Nombre de Dios, que es
el arquetipo fundamental, ya que las palabras - los nombres - son la esencia de las cosas
y dan lugar a ellas.

34
Es precisamente en el Sefer Yetsirá, el clásico cabalístico más antiguo
(excluyendo la Torá) en donde aparecen por primera vez claramente expresados los
treinta y dos elementos de la Creación, separados en dos grupos: diez Sefirot y veintidós
letras, divididas éstas, a su vez, en tres conjuntos de tres letras madres, siete dobles y
doce simples, respectivamente.
Así, el primer párrafo de este libro dice:

“En treinta y dos senderos secretos de Sabiduría, grabó YaH, Y/H/V/H Tsebaot,
Dios de Israel (Elohé Israel), Dios (Elohim) de Vida y Rey del Universo, Dios
Todopoderoso (El Shaddai), clemente y misericordioso, elevado y sublime, habitante
eterno del arriba y Santo, su Nombre y creó su Universo con tres sefarim
(numeraciones): el número, la letra y la narrativa. Diez Sefirot del vacío y veintidós
letras fundamento: tres madres, siete dobles y doce simples.”

Hemos añadido los subrayados para enfatizar los dos momentos del despliegue
Divino a los que nos referimos antes y que, en lenguaje cabalístico, corresponden a dos
mundos o niveles completos de manifestación: el mundo de las emanaciones o Atzilut,
en el que Dios graba su Nombre, y el mundo de la Creación propiamente dicha, Briá en
hebreo.
Es decir, que por medio de 32 elementos de Sabiduría (Bereshit; Jojmá), el
principio absoluto, el Infinito e incognoscible (Kéter), graba su Nombre (Elohim; Biná)
- proyecta una imagen/forma de Sí mismo (los 32 Elohim del primer capítulo), lo que
constituye la esencia interna de la Luz y la energía pura de su Pensamiento - y crea su
mundo: todo el universo manifestado (et hashamayim veet haárets). Y lo hace mediante
tres sefarim o modos de manifestación: 1.Números o Sefirot, que determinan la cantidad
o intensidad de la energía (no por disminución, sino por diferenciación); 2.Letras o
moldes metafísicos, que determinan la cualidad de la misma, y 3. La combinación de
ambas en narrativa o sonido compuesto: palabras moduladas en intensidad por los
distintos filtros sefiróticos.
Y esto es lo que se extiende y codifica energéticamente en el primer capítulo, de
lo cual vamos a mostrar una posible atribución.
Antes, es necesario hacer alguna precisión:
1. Las diez palabras sefiróticas son las diez veces en las que aparece la
expresión: Vayomer Elohim, Y dijo Dios. Nos apartamos así de la tradición que afirma
que el primer dicho es: En el principio creó Dios los Cielos y la Tierra (véase Kaplan)
porque eso nos deja a considerar un Vayomer como una acción correspondiente a una
letra simple, lo cual considero que es una incoherencia.
2. El criterio separador es estrictamente la aparición del Nombre Elohim. Puede
ser que un estudio más profundo pueda precisar más y mejorar estas atribuciones.
3. Las correspondencias con las letras siguen rigurosamente el orden de éstas en
el alfabeto y el orden descendente de senderos del Árbol. Así, con las tres letras madres,
Alef sería el sendero Jojmá-Biná, Mem Jésed-Guevurá y Shin Nétsaj-Hod. Eso es
independiente de que posteriormente, en otro contexto, cuando se atribuya Shin a la
cabeza, Mem al vientre y Alef al tronco, modifiquemos la ubicación.
A falta de hacer un estudio completo, esta sería la distribución (ver hebreo en
anexo aparte):

35
1:1 En el principio creó Elohim los cielos y la tierra.
Bereshit bara Elohim et hashamayim ve'et ha'arets.
Letra He, Simple 1, Sendero Kéter-Jojmá

1:2 Y la tierra estaba vana y vacía, y (había) oscuridad sobre la faz del abismo, y el
espíritu de Elohim se cernía sobre la faz de las aguas..
Veha'arets hayetah tohu vavohu vejoshej al-peney tehom veruaj Elohim merajefet
al-peney hamayim.
Letra Vav, Simple 2, Sendero Kéter-Biná

1:3 Y dijo Elohim: Haya luz, y hubo luz.


Vayomer Elohim yehi-or vayehi-or.
Kéter. Sefirá 1

1:4 Y vio Elohim la luz, que (era) buena;


Vayar Elohim et-ha'or ki-tov
Letra Bet, Doble 1, Sendero Kéter-Tiféret

y separó Elohim la luz de la oscuridad.


vayavdel Elohim beyn ha'or uveyn hajoshej.
Letra Zayin, Simple 3, Sendero Jojmá-Tiféret

1:5 Y llamó Elohim a la luz, día, y a la oscuridad llamó noche. Y fue tarde y fue
mañana: día uno.
Vayikra Elohim la-or yom velajoshej kara laylah vayehi-erev vayehi-voker yom
ejad.
Letra Jet, Simple 4, Sendero Biná-Tiféret

1:6 Y dijo Elohim: Haya un firmamento en medio de las aguas y que separe las aguas
de las aguas.
Vayomer Elohim yehi rakia betoj hamayim vyhi mavdil beyn mayim lamayim
Jojmá. Sefirá 2

1:7 E hizo Elohim el firmamento y apartó las aguas que estaban debajo del
firmamento de las aguas que estaban arriba del firmamento; y fue así.
Vaya'as Elohim et-harakia vayavdel beyn hamayim asher mitajat larakia uveyn
hamayim asher me'al larakia vayehi-jen.
Latra Alef, Madre 1, Sendero Jojmá-Biná

1:8 Y llamó Elohim al firmamento, cielos. Y fue tarde y fue mañana: día segundo.
Vayikra Elohim la-rakia shamayim vayehi-erev vayehi-voker yom sheni.
Letra Tet, Simple 5, Sendero Jésed-Tiféret

1:9 Y dijo Elohim: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y se
vea lo seco; y fue así.
Vayomer Elohim yikavu hamayim mitajat hashamayim el-makom ejad vetera'eh
hayabashah vayehi jen.
Biná. Sefirá 3

36
1:10 Y llamó Elohim a lo seco, tierra, y al conjunto de las aguas llamó mares;
Vayikra Elohim layabashah erets ulemikveh hamayim kara yamim
Letra Yod, Simple 6, Sendero Guevurá-Tiféret

y vio Elohim que era bueno.


vayar Elohim ki-tov.
Letra Guimel, Doble 2, Sendero Jojmá-Jésed

1:11 Y dijo Elohim: Produzca la tierra hierbas, hierba que dé simiente; árbol de fruto
que dé fruto de su especie, cuya simiente esté en él, sobre la tierra; y fue así.
Vayomer Elohim tadshe ha'arets deshe esev mazria zera ets pri oseh peri lemino
asher zar'o-vo al-ha'arets vayehi-jen.
1:12 Y produjo la tierra hierbas, hierba que da simiente de su especie, y árbol que da
fruto, cuya simiente esta en él, según su especie;
Vatotse ha'arets deshe esev mazria zera leminehu ve'ets oseh pri asher zar'o-vo
leminehu
Jésed, Sefirá 4

y vio Elohim que era bueno.


vayar Elohim ki-tov.
1:13 Y fue tarde y fue mañana: día tercero.
Vayehi-erev vayehi-voker yom shlishi.
Letra Dalet, Doble 3, Sendero Biná-Guevurá

1:14 Y dijo Elohim: Haya luceros en la expansión de los cielos para apartar el día de la
noche, y sean por señales, y por plazos, y por días y años;
Vayomer Elohim yehi meorot birekia hashamayim lehavdil beyn hayom uveyn
halaylah vehayu leotot ulemoadim uleyamim veshanim.
1:15 y sean por luceros en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra; y
fue así.
Vehayu li-meorot birekia hashamayim leha'ir al-ha'arets vayehi-jen.
Guevurá, Sefirá 5

1:16 E hizo Elohim los dos luceros grandes: al lucero grande, para que señorease en el
día y al lucero pequeño para que señorease en la noche; e (hizo también) las
estrellas.
Vaya'as Elohim et-sheney hameorot hagdolim et-hamaor hagadol le-memshelet
hayom ve'et hamaor hakaton le-memshelet halaylah ve'et hakojavim.
Letra Mem, Madre 2, Sendero Jésed-Guevurá
1:17 Y las puso Elohim en la expansión de los cielos, para alumbrar sobre la tierra,
Vayiten otam Elohim birekia hashamayim leha'ir al-ha'arets.
1:18 y para señorear en el día y en la noche, y para apartar la luz de la oscuridad;
Velimshol bayom uvalaylah ulehavdil beyn ha'or uveyn hajoshej
Letra Lamed, simple 7, Sendero Tiféret-Nétsaj

y vio Elohim que era bueno.

37
vayar Elohim ki-tov.
1:19 Y fue tarde y fue mañana: día cuarto.
Vayehi-erev vayehi-voker yom revi'i.
Letra Kaf, Doble 4, Sendero Jésed-Nétsaj

1:20 Y dijo Elohim: Produzcan las aguas enjambre de criaturas vivientes, y aves que
vuelen sobre la tierra, sobre la faz de la expansión de los cielos.
Vayomer Elohim yishretsu hamayim sherets nefesh jayah ve'of yeofef al-ha'arets
al-peney rekia hashamayim.
Tiféret, Sefirá 6

1:21 Y creó Elohim los grandes cetáceos y todo ser viviente que anda arrastrándose, que
las aguas produjeron en abundancia, según sus especies, y toda ave alada según su
especie;
Vayivra Elohim et-hataninim hagedolim ve'et kol nefesh hajayah haromeset asher
shartsu hamayim le-minehem ve'et kol-of kanaf leminehu
Letra Nun, Simple 8, Sendero Tiféret-Hod

y vio Elohim que era bueno.


vayar Elohim ki-tov.
Letra Pe, Doble 5, Sendero Guevurá-Hod

1:22 Y los bendijo Elohim, diciendo: Fructificad y multiplicad llenad las aguas en los
mares. Y el ave se multiplique en la tierra.
Vayevarej otam Elohim lemor peru urevu umil'u et-hamayim bayamim veha'of
yirev ba'arets.
1:23 Y fue tarde y fue mañana: día quinto.
Vayehi-erev vayehi-voker yom jamishi.
Letra Sámej, Simple 9, Sendero Nétsaj-Yesod

1:24 Y dijo Elohim: Produzca la tierra ser viviente, según su especie, cuadrúpedo y
reptil y animal de la tierra según su especie; y fue así.
Vayomer Elohim totse ha'arets nefesh jayah leminah behemah varemes vejayeto-
erets leminah vayehi-jen.
Nétsaj, Sefirá 7

1:25 E hizo Elohim al animal de la tierra según su especie, y al cuadrúpedo según su


especie, y a todo reptil de la tierra según su especie.
Vaya'as Elohim et jayat ha'arets leminah ve'et habehemah leminah ve'et kol-remes
ha'adamah leminehu
Letra Shin, Madre 3, SenderoNétsaj-Hod

y vio Elohim que era bueno


vayar Elohim ki-tov.
Letra Resh, Doble 6, Sendero Tiféret-Yesod

38
1:26 Y dijo Elohim: Hagamos un hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra
semejanza, y que señoree en los peces del mar, y en las aves de los cielos, y en los
animales, y en toda la tierra, y en todo el reptil que anda arrastrándose sobre la
Tierra
Vayomer Elohim na'aseh adam betsalmenu kidemutenu veyirdu bidegat hayam
uve'of hashamayim uvabehemah uvejol-ha'arets uvejol-haremes haromes al-
ha'arets.
Hod, Sefirá 8

1:27 Y creó Elohim al hombre a su imagen,


Vayivra Elohim et-ha'adam betsalmo
Letra Ayin, Simple 10, Sendero Hod-Yesod

a imagen de Elohim lo creó, varón y hembra los creó.


betselem Elohim bara oto zajar unekevah bara otam.
Letra Tsadi, Simple 11, Sendero Nétsaj-Maljut

1:28 Y les bendijo Elohim;


Vayevarej otam Elohim
Letra Qof, Simple 12, Sendero Hod-Maljut

y les dijo Elohim: Fructificad y multiplicad y henchid la tierra, y sojuzgadla; y


dominadla los peces del mar, y a las aves de los cielos, y a todo animal que se
mueva sobre la tierra.
vayomer lahem Elohim peru urevu umil'u et-ha'arets vejiveshuha uredu bidegat
hayam uve'of hashamayim uvejol-jayah haromeset al-ha'arets.
Yesod, Sefirá 9

1:29 Y dijo Elohim: He aquí que os di toda hierba que da simiente, que está sobre la faz
de toda la tierra; y todo árbol en que hay fruto de árbol que da simiente, a vosotros
servirá para comer.
Vayomer Elohim hineh natati lajem et-jol-esev zorea zera asher al-peney kol-
ha'arets ve'et-kol-ha'ets asher-bo feri-ets zorea zara lajem yihyeh le-ojlah.
1:30 Y para todos los animales de la tierra y para todas las aves de los cielos y para todo
ser que se mueva sobre la tierra en que haya vida, toda verdura de hierba (les
servirá) para comer; y fue así.
Ulejol-jayat ha'arets ulejol-of hashamayim ulejol romes al-ha'arets asher-bo nefesh
jayah et-kol-yerek esev le'ojlah vayehi-jen.
Maljut, Sefirá 10

1:31 Y vio Elohim todo lo que hizo, y he aquí que era bueno en gran manera; y fue
tarde y fue mañana: día sexto.
Vayar Elohim et-kol-asher asah vehineh-tov me'od vayehi-erev vayehi-voker yom
hashishi.
Letra Tav, Doble 7, Sendero Yesod-Maljut.

39
‫בראשיתֶ‪1‬‬
‫אשיתֶבָ ָראֶאֱֹלהִׁ יםֶאֵ תֶהַ שָ מַ יִׁ םֶוְ אֵ תֶהָ אָ רץ׃‬ ‫‪ֶ11‬בְֶ ֵר ִׁ‬
‫יםֶמ ַרחפתֶעַל־פְ נֵיֶהַ מָ יִׁם׃‬ ‫ֵיֶתהֹוםֶוְ רּוחַ ֶאֱֹלהִׁ ְ‬ ‫‪ ֶ2‬וְ הָ אָ רץֶהָ יְ תָ הֶתֹ הּוֶוָבֹ הּוֶוְ חֹ שְךֶעַל־פְ נ ְ‬
‫‪ַ ֶ3‬וי ֹאמרֶאֱֹלהִׁ יםֶיְ הִׁ יֶאֹורֶוַיְ הִׁ י־אֹור׃‬
‫‪ַ ֶ4‬וי ְַראֶאֱֹלהִׁ יםֶאֶת־הָ אֹורֶכִׁ י־טֹובֶ ַויַבְ דֵ לֶאֱֹלהִׁ יםֶבֵ יןֶהָ אֹורֶּובֵ יןֶהַ חֹ שְך׃‬
‫‪ֶ5‬וַיִׁ קְ ָראֶאֱֹלהִׁ יםֶלָאֹורֶיֹוםֶוְ לַחֹ שְךֶקָ ָראֶלָיְ לָהֶוַיְ הִׁ י־ערבֶוַיְ הִׁ י־בֹ קרֶיֹוםֶאחָ ד׃ֶפֶֶ‬
‫יֶרקִׁ יעֶַבְ תֹוְךֶהַ מָ יִׁ םֶוִׁ יהִׁ יֶמַ בְ ִׁדילֶבֵ יןֶמַ יִׁ םֶלָמָ יִׁ ם׃‬ ‫‪ַ ֶ6‬וי ֹאמרֶאֱֹלהִׁ יםֶיְ הִׁ ָ‬
‫‪ַ ֶ7‬ו ַיעַׂשֶאֱֹלהִׁ יםֶאת־הָ ָרקִׁ יעֶַ ַויַבְ דֵ לֶבֵ יןֶהַ מַ יִׁ םֶאֲשרֶמִֶׁתַ חַ תֶל ָָרקִׁ יעֶַּובֵ יןֶהַ מַ יִׁ םֶאֲשרֶמֵֶעַלֶל ָָרקִׁ יעֶַ‬
‫וַיְ הִׁ י־כֵן׃‬
‫‪ֶ8‬וַיִׁ קְ ָראֶאֱֹלהִׁ יםֶל ָָרקִׁ יעֶַשָ מָ יִׁ םֶוַיְ הִׁ י־ערבֶוַיְ הִׁ י־בֹ קרֶיֹוםֶשֵ נִׁ י׃ֶפֶֶ‬
‫‪ַ ֶ9‬וֶי ֹאמרֶאֱֹלהִׁ יםֶיִׁ קָ וּוֶהַ מַ יִׁ םֶמִֶׁ תַ חַ תֶהַ שָ מַ יִׁ םֶאל־מָ קֹוםֶאחָ דֶוְ תֵ ָראהֶהַ יַבָ שָ הֶוַיְ הִׁ י־כֵן׃‬
‫‪ֶ11‬וַיִׁ קְ ָראֶאֱֹלהִׁ יםֶ ַליַבָ שָ הֶארץֶּולְ ִׁמקְ וֵהֶהַ מַ יִׁ םֶקָ ָראֶי ִַׁמיםֶ ַוי ְַראֶאֱֹלהִׁ יםֶכִׁ י־טֹוב׃‬
‫‪ַ ֶ11‬וי ֹאמרֶאֱֹלהִׁ יםֶתַ ְדשֵ אֶהָ אָ רץֶ דשאֶעֵׂשבֶמַ ז ְִׁריעֶַז ַרעֶעֵץֶפְ ִׁריֶעֹ ׂשהֶפְ ִׁריֶלְ ִׁמינֹוֶאֲשרֶז ְַרעֹו־בֹוֶ‬
‫עַל־הָ אָ רץֶוַיְ הִׁ י־כֵן׃‬
‫‪ ֶ12‬וַתֹוצֵ אֶהָ אָ רץֶדשאֶעֵׂשבֶמַ ז ְִׁריעֶַז ַרעֶלְ ִׁמינֵהּוֶוְ עֵץֶעֹ ׂשה־פְ ִׁריֶאֲשרֶז ְַרעֹו־בֹוֶלְ ִׁמינֵהּוֶ ַוי ְַראֶ‬
‫אֱֹלהִׁ יםֶכִׁ י־טֹוב׃‬
‫ישי׃ֶפֶֶ‬ ‫רֶיֹוםֶשלִׁ ִׁ‬
‫ְ‬ ‫‪ֶ13‬וַיְ הִׁ י־ערבֶוַיְ הִׁ י־בֹ ק‬
‫יֶמאֹ רֹתֶבִׁ ְרקִׁ יעֶַהַ שָ מַ יִׁ םֶלְ הַ בְ ִׁדילֶבֵ יןֶהַ יֹוםֶּובֵ יןֶהַ לָיְ לָהֶוְ הָ יּוֶלְ אֹ תֹ תֶּולְ מֹו ֲעֶ ִׁדיםֶ‬ ‫‪ַ ֶ14‬וי ֹאמרֶאֱֹלהִׁ יםֶיְ הִׁ ְ‬
‫ּולְ י ִָׁמיםֶוְ שָ נִׁ ים׃‬
‫‪ֶ15‬וְ הָ יּוֶלִׁ ְמאֹורֹ תֶבִׁ ְרקִׁ יעֶַהַ שָ מַ יִׁ םֶלְ הָ ִׁאירֶעַל־הָ אָ רץֶוַיְ הִׁ י־כֵן׃‬
‫ת־שנֵיֶהַ ְמאֹ רֹ תֶהַ גְ דֹ לִׁ יםֶאת־הַ מָ אֹורֶהַ גָדֹ לֶלְ מ ְמשלתֶהַ יֹוםֶוְ את־הַ מָ אֹורֶהַ קָ טֹ ןֶ‬ ‫‪ַ ֶ16‬ו ַיעַׂשֶאֱֹלהִׁ יםֶא ְ‬
‫לְ מ ְמשלתֶהַ לַיְ לָהֶוְ אֵ תֶהַ כֹוכָבִׁ ים׃‬
‫‪ֶ17‬וַיִׁ תֵ ןֶאֹ תָ םֶאֱֹלהִׁ יםֶבִׁ ְרקִׁ יעֶַהַ שָ מָ יִֶׁםֶלְ הָ ִׁאירֶעַל־הָ אָ רץ׃‬
‫‪ ֶ18‬וְ לִׁ ְמשֹ לֶבַ יֹוםֶּובַ לַיְ לָהֶּולֲהַ בְ ִׁדילֶבֵ יןֶהָ אֹורֶּובֵ יןֶהַ חֹשְךֶ ַוי ְַראֶאֱֹלהִׁ יםֶכִׁ י־טֹוב׃‬
‫רֶיֹוםֶרבִׁ יעִׁ י׃ֶפֶֶ‬
‫ְ‬ ‫‪ֶ19‬וַיְ הִׁ י־ערבֶוַיְ הִׁ י־בֹ ק‬
‫‪ַ ֶ21‬וי ֹאמרֶאֱֹלהִׁ יםֶיִׁ ְש ְרצּוֶהַ מַ יִׁ םֶשרץֶנפשֶחַ יָהֶוְ עֹוףֶיְ עֹופֵףֶעַל־הָ אָ רץֶעַל־פְ נ ְ‬
‫ֵיֶרקִׁ יעֶַהַ שָ מָ יִׁ ם׃‬
‫‪ֶ21‬וַיִׁ בְ ָראֶאֱֹלהִׁ יםֶאת־הַ תַ נִׁ ינִׁםֶהַ גְ דֹ לִׁ יםֶוְ אֵ תֶכָל־נפשֶהַ חַ יָהֶהָ רֹ מׂשתֶאֲשרֶשָ ְרצּוֶהַ מַ יִׁ םֶלְ ִׁמינֵהםֶ‬
‫וְ אֵ תֶכָל־עֹוףֶ ָכנָףֶלְ ִׁמינֵהּוֶ ַוי ְַראֶאֱֹלהִׁ יםֶכִׁ י־טֹוב׃‬
‫בּוֶּומלְ אּוֶאת־הַ מַ יִׁםֶבַ י ִַׁמיםֶוְ הָ עֹוףֶיִׁ רבֶבָ אָ רץ׃‬ ‫ִׁ‬ ‫רּוֶּור‬
‫ְ‬ ‫‪ֶ22‬וַיְֶ בָ רְךֶאֹ תָ םֶאֱֹלהִׁ יםֶלֵאמֹ רֶפְ‬
‫ישי׃ֶפֶֶ‬ ‫‪ֶ23‬וַיְ הִׁ י־ערבֶוַיְ הִׁ י־בֹ קרֶיֹוםֶח ֲִׁמ ִׁ‬
‫‪ַ ֶ24‬וי ֹאמרֶאֱֹלהִׁ יםֶתֹוצֵ אֶהָ אָ רץֶנפשֶחַ יָהֶלְ ִׁמינָּהֶבְ הֵ מָ הֶוָרמׂשֶוְ חַ יְ תֹו־ארץֶלְֶ ִׁמינָּהֶוַיְ הִׁ י־כֵן׃‬
‫‪ַ ֶ25‬ו ַיעַׂשֶאֱֹלהִׁ יםֶאת־חַ יַתֶהָ אָ רץֶלְ ִׁמינָּהֶוְ את־הַ בְ הֵ מָ הֶלְ ִׁמינָּהֶוְ אֵ תֶכָל־רמׂשֶהָ אֲדָ מָ הֶלְ ִׁמינֵהּוֶ ַוי ְַראֶ‬
‫אֱֹלהִׁ יםֶכִׁ י־טֹוב׃‬
‫‪ַ ֶ26‬וי ֹאמרֶאֱֹלהִׁ יםֶ ַנעֲׂשהֶאָ דָ םֶבְ צַ לְ מֵ נּוֶכִֶׁ ְדמּותֵ נּוֶוְ יִׁ ְרדּוֶבִׁ ְדגַתֶהַ יָםֶּובְ עֹוףֶהַ שָ מַ יִׁ םֶּובַ בְ הֵ מָ הֶ‬
‫ּובְ כָל־הָ אָ רץֶּובְ כָל־הָ רמׂשֶהָ רֹ מֵ ׂשֶעַל־הָ אָ רץ׃‬
‫‪ֶ27‬וַיִׁ בְ ָראֶאֱֹלהִׁ יםֶאת־הָ אָ דָ םֶבְ צַ לְ מֹוֶבְ צלםֶאֱֹלהִׁ יםֶבָ ָראֶאֹ תֹוֶ ָזכָרֶּונְ קֵ בָ הֶבָ ָראֶאֹ תָ ם׃‬
‫ֶּורדּוֶבִׁ ְדגַתֶהַ יָםֶ‬ ‫בּוֶּומלְ אּוֶאת־הָ אָ רץֶוְ כִׁ בְ שֻׁ הָ ְ‬ ‫ִׁ‬ ‫רּוֶּור‬
‫ְ‬ ‫‪ֶ28‬וַיְ בָ רְךֶאֹ תָ םֶאֱֹלהִׁ יםֶ ַוי ֹאמרֶלָהםֶאֱֹלהִׁ יםֶפְ‬
‫ּובְ עֹוףֶהַ שָ מַ יִׁ םֶּובְ כָל־חַ יָהֶהָ רֹ מׂשתֶעַל־הָ אָ רץ׃‬
‫‪ַ ֶ29‬וי ֹאמרֶאֱֹלהִׁ יםֶהִׁ נֵהֶנָתַ ִׁתיֶלָכםֶאת־כָל־עֵׂשבֶזֹ ֵרעֶַז ַרעֶאֲשרֶעַל־פְ נֵיֶכָל־הָ אָ רץֶוְ את־כָל־הֶָעֵץֶ‬
‫אֲשר־בֹוֶפְ ִׁרי־עֵץֶזֹ ֵרעֶַז ַָרעֶלָכםֶיִׁ הְ יהֶלְ אָ כְ לָה׃‬
‫‪ּ ֶ31‬ולְ כָל־חַ יַתֶהָ אָ רץֶּולְ כָל־עֹוףֶהַ שָ מַ יִׁ םֶּולְ כֹ לֶרֹומֵ ׂשֶעַל־הָ אָ רץֶאֲשר־בֹוֶנפשֶחַ יָהֶאת־כָל־ירקֶ‬
‫עֵׂשבֶלְ אָ כְ לָהֶוַיְ הִׁ י־כֵן׃‬
‫ֵה־טֹובֶמאֹ דֶוַיְ הִׁ י־ערבֶוַיְ הִׁ י־בֹ קרֶיֹוםֶהַ ִׁש ִׁשי׃ֶפֶֶ‬ ‫ְ‬ ‫‪ַ ֶ31‬וי ְַראֶאֱֹלהִׁ יםֶאת־כָל־אֲשרֶ ֶָעׂשָ הֶוְ הִׁ נ‬
‫‪40‬‬
Pensamientos de Torá y Cabalá XI

Panorámica de los capítulos uno y dos de Bereshit en el Árbol extendido

En el escrito anterior (Pensamientos… X) hemos comprobado cómo la


estructura del Árbol de la Vida aparecía codificada en el primer capítulo de Bereshit
mediante las treinta y dos veces en que aparecía el Nombre de Dios – Elohim - y los
diferentes tipos de acciones creativas asociadas.
No es la única forma en la que la narrativa se ajusta al modelo desplegado por el
Árbol. En particular en el Árbol extendido, que es el Árbol en los mundos. Para verlo
claramente es necesario hacer algunas consideraciones previas.
Empezamos viendo que en el texto aparecen sucesivamente dos historias
diferentes de la Creación, respectivamente en los capítulos primero y segundo del
Génesis (empezando esta última en el versículo 4 del capítulo segundo). Los estudiosos
han dado por supuesto que se trata de dos fuentes narrativas diferentes que han sido
amalgamadas por los redactores bíblicos. La interpretación cabalística es diferente.
Una clave nos la da el factor humano, al fin y al cabo el foco principal de toda la
Torá: En el capítulo primero Adam es creado (v. 27: Y creó – vayivrá – Elohim al
hombre a su imagen, a imagen de Elohim lo creó, varón y hembra los creó); en el
capítulo segundo es formado (v. 7: Y formó – vayitser – YHVH Elohim al Adam del
polvo de la tierra e insufló en sus fosas nasales aliento de vida y tornóse el Adam alma
viviente).
Podemos pues suponer que el primer capítulo trata del desenvolvimiento del
mundo de Briá o de la Creación y el segundo del de Yetsirá o mundo de la Formación.
Con el episodio de la Caída (capítulo 3), la pareja humana hace el tránsito pleno al
mundo de Asiá o de la Acción (pasa del plano de la luz OR, con alef, al plano de la piel
OR, con ayin). Y el primer versículo del texto (Gen 1.1) sería una representación
sintética del mundo de Atsilut en cuanto a la propia configuración de la Deidad
siguiendo el esquema sefirótico.
Y puesto que el Árbol de la Vida – principalmente el Árbol extendido o Árbol en
los mundos – es nuestro mapa fundamental, podemos ver cómo se articula lo anterior en
esta representación, lo cual no es una mera curiosidad, sino que nos puede abrir modos
de conexión con las energías básicas que configuran la realidad. Cada versículo
correspondiente sería una clave del o de los factores esenciales relacionados.
En el Árbol extendido (ver imagen adjunta) los mundos no se siguen unos a
otros como provincias separadas, sino que se superponen íntimamente, de modo que
una sefirá en un mundo manifiesta otra sefirá diferente, ya sea en el mundo anterior o en
el siguiente. Se da un solape entre rostros, de modo que el rostro inferior de un mundo
(las cinco sefirot inferiores, de Tiféret a Maljút) se superpone al rostro superior del
siguiente (Kéter, Jojmá, Biná, Dáat y Tiféret) que tiene una configuración similar. Sólo
Jésed y Guevurá permanecen en su propio plano y sólo pertenecen a un mundo. Un
estudio detallado del diagrama propuesto es necesario para comprender las
implicaciones de este sistema*.
Decimos que el primer versículo: Bereshit Bará Elohim Et HaShamaim VeEt
HaÁrets prefigura la configuración del mundo de Atsilut (aunque visto desde Briá; no
en sí mismo) de la siguiente manera:
Bereshit – con reshit, con Sabiduría – ya hemos establecido en otro lugar que
corresponde a Jojmá; Elohim es Biná, siendo bará – creó – la conjunción de ambos

41
(Abba e Imma, Padre y Madre) que da lugar a la Creación. Kéter – el Arij Anpin o Gran
Rostro – permanece implícito, como ya vimos en el análisis de esta expresión.
HaShamaim – los cielos – es una representación de las sefirot de Jésed a Yesod
con centro en Tiféret – lo que se conoce como el Zeir Anpin o Rostro menor – que en
este caso, como septenario, incluye a Dáat, con el que se vincula mediante la partícula
Et.
HáÁrets – la Tierra – es Maljut, Shejiná, Nukva de Zeir Anpin (hembra) con el
que se vincula en Yesod (Dáat en el mundo de Briá) mediante la expresión VeEt.
Hemos interpretado Et como representando a las letras del Alfabeto, las energías
metafísicas fundamentales. Eso siempre significa un vehículo para la acción del
Espíritu, y veremos a continuación que este punto corresponde al Rúaj Elohim, el
Espíritu de Dios, del segundo versículo.

Entramos entonces en el mundo de Briá. El acto creativo dimana del Zer Anpin
de Atsilut, particularmente de Tiféret, el corazón de ese mundo, que en el Árbol
extendido se solapa con el Kéter de Briá.

Podemos considerar que las tres sefirot supremas de Briá – Kéter, Jojmá y Biná
– reactualizan el primer versículo de “En el principio creó Dios los Cielos y la Tierra”.

El segundo: “Y la Tierra era caos y vacío... y el Espíritu de Dios se cernía sobre la


superficie de las aguas”, nos sitúa en Daát de Briá/Yesod de Atsilút. Es el paso a
través del Abismo en el mundo de Briá.

A continuación tenemos los seis días distribuídos sefirá a sefirá de la siguiente


manera:
Día Uno: “Que haya Luz...”, Jésed de Briá.
Día segundo: “Haya un firmamento en medio de las aguas que separe...”, Guevurá
de Briá.
Día tercero: “Reúnanse las aguas... en lugar uno y aparezca lo seco”
“Brote la tierra vegetación... y árboles”
Tiféret de Briá/Maljút de Atsilút/Kéter de Yetsirá.
Día cuarto: “Haya luminarias en el firmamento de los cielos...”, Nétsaj de
Briá/Jojmá de Yetsirá.
Día quinto: “Pululen las aguas... (aves y peces)”, Hod de Briá/Biná de Yetsirá.
Día sexto: “Produzca la Tierra animales...”
“Hagamos al Hombre a nuestra imagen y semejanza...”
“Procread y multiplicáos...”
“He aquí que os doy toda planta como alimento...”
Yesod de Briá/Daát de Yetsirá.
En el séptimo día Dios descansó y santificó el Shabat. Corresponde a Maljút
de Briá/Tiféret de Yetsirá/Kéter de Asiá.

42
En el versículo cuatro del segundo capítulo empieza el llamado segundo
relato de la creación que, como decimos, estructura el mundo de Yetsirá.
- Empieza con la afirmación simétrica: “Esta es la historia de los Cielos y la
Tierra en su creación”. Corresponde a las tres sefirot supremas de Yetsirá.
- “El día en que hizo YHVH Elohim Tierra y Cielos ningún árbol del campo
existía...”, Daát de Yetsirá/Yesod de Briá.
- “Pero un vapor (AD) surgía del suelo que regaba toda la faz de la tierra”,
Jésed de Yetsirá.
- “Entonces formó YHVH Elohim al Hombre (ADM)... e insuflando en sus
narices aliento de vida, quedó constituido como alma viviente”, Guevurá de
Yetsirá.
- “Luego plantó YHVH Elohim un vergel en Edén al oriente y allí colocó al
hombre que había formado”
“Y YHVH Elo/him hizo germinar del suelo... y el árbol de la vida y el árbol
del conocimiento del bien y del mal”
Tiféret de Yetsirá/ Maljút de Briá/ Kéter de Asiá.
- “Brotaba de Edén un río para regar el jardín y desde allí se dividía en cuatro
brazos...”, Nétsaj de Yetsirá/ Jojmá de Asiá.
- “Así pues tomó al hombre y lo puso en el jardín para que lo cultivara y
guardara”, Hod de Yetsirá/ Biná de Asiá.
- “De todo árbol podrás comer... pero del árbol del conocimiento del bien y
del mal no has de comer... pues morirás”
“No es bueno que el hombre esté solo...”
“Así pues YHVH Elohim infundió un sueño sobre el hombre...”
“Luego YHVH Elohim transformó en mujer el lado que había tomado...”
Yesod de Yetsirá/ Daát de Asiá.
- “Esta es esta vez hueso de mis huesos y carne de mi carne. A ésta se llamará
varona (Ishá) pues del varón (Ish) ha sido tomada. Por eso dejará el hombre... y se
unirá a su mujer y serán una sola carne”, Maljút de Yetsirá/ Tiféret de Asiá.

Este esquema enunciado de una forma panorámica abre un enorme abanico de


temas y cuestiones que, BeEzrat HaShem, intentaremos dilucidar en escritos
posteriores. Será necesario dotar de detalle a cada una de las aseveraciones. Sirva
este estudio como un marco teórico de referencia para comprobar cómo el Árbol de
la Vida es una fórmula maestra tanto desde el punto de vista sincrónico (estructural),
como diacrónico (sucesivo-temporal). Es el Árbol “fruto” (que ya es el fruto) y “que
da fruto” (proceso evolutivo) del tercer día de la Creación. “Cuya semilla está en él”,
en su despliegue holográfico multidimensional, que el Séfer Yetsirá define como
Profundidad (o infinitud) del Principio y Profundidad del Fin.
*Se recomienda además la lectura de los capítulos dos y tres de mi libro La Cábala de la Mercavá, que
puede descargarse gratuitamente en mi página www.lacabaladelaluz.com

43
44
Pensamientos de Torá y Cabalá XI. Anexo

En particular, el Árbol extendido es especialmente potente como mapa global de la


conciencia. Pero la conciencia es una. Como anexo sugerimos una meditación adicional con tres
Nombres de Dios que recubren sus 39 esferas y nos permiten abarcar globalmente todo el esquema.
Las 39 esferas se distribuyen de la siguiente forma: 11 son del pilar central, 9 del pilar de la
derecha y otras 9 del pilar de la izquierda. Para las primeras – pilar de la conciencia – se sugiere el
Nombre de 11 letras: Eheieh Asher Eheieh (AHYH AShR AHYH), Yo soy quien Yo soy. Para el pilar
de la derecha – pilar de la fuerza – las 9 letras de YHVH Tsebaot (YHVH TsBAVT). Para el pilar de
la izquierda – pilar de la forma – las 9 letras del Nombre YHVH Elohim (YHVH ALHIM).

Kéter de Atsilut

Daát de Atsilut

Tiféret de Ats/ Kéter de Briá.

Yesod de Ats./ Daát de Briá.

Maljút de Ats/ Tiféret de Briá/ Kéter de Yetsirá.

Yesod de Briá/ Daát de Yetsirá

Maljút de Briá/ Tiféret de Yets/ Kéter de Asiá.

Yesod de Yetsirá/ Daát de Asiá.

Maljút de Yetsirá/ Tiféret de Asiá.

Yesod de Asiá.

Maljút de Asiá.

Jojmá de Atsilut

Jésed de Atsilut

Nétsaj de Ats/ Jojmá de Briá.

Jésed de Briá

Nétsaj de Briá/ Jojmá de Yetsirá

Jésed de Yetsirá.

Nétsaj de Yetsirá/ Jojmá de Asiá

Jésed de Asiá.

Nétsaj de Asiá.

Biná de Atsilut

Guevurá de Atsilut

Hod de Ats./ Biná de Briá

Guevurá de Briá.

Hod de Briá/ Biná de Yetsirá.

45
Guevurá de Yetsirá

Hod de Yetsirá/ Biná de Asiá.

Guevurá de Asiá

Hod de Asiá.

Este es un Nombre de Dios de 39 letras. Se recomienda imprimir la imagen (o dibujarla) y superponer las
letras en sus lugares correspondientes. Eso se puede usar como mandala y como mantra de meditación.
Las letras se pueden recorrer de arriba abajo o de abajo arriba por columnas, o bien entrelazándolas
siguiendo el esquema del rayo relampagueante involutivo o evolutivo.

Pensamientos de Torá y Cabalá XII

Gen 1:2
Y la tierra estaba desordenada (caótica) y vacía, y (había) oscuridad sobre la faz
del abismo, y el espíritu de Elohim se cernía sobre la faz de las aguas.
Veha'arets hayetah tohu vavohu vejoshej al-pene tehom veruaj Elohim merajefet
al-pene hamayim.

Cuando el rayo de la creación atraviesa el Dáat de Briá (solape con Yesod de


Atsilut), en el espacio vacío (jalal) generado por el tsimtsum (contracción-retirada del
Infinito de una “parte” de sí mismo) pasa por cuatro niveles – Tohu, Bohu, Joshej y
Tehom – antes de que el Rúaj Elohim – el agente creativo – despliegue la manifestación
de los mundos creados.
Tal como está escrito (séfer yetsirá): Ajat Rúaj Elohim Jayim… kol verúaj
vedibur vehú Rúaj haKódesh. Uno el Espíritu del Dios Vivo… voz, aliento y palabra, y
él es el Espíritu Santo.
Este Espíritu expresa la influencia del Yesod de Atsilut imprimiendo en la
sustancia caótica el sello y la forma de lo divino.
En la cosmología luriánica ya ha tenido lugar la Shevirat Kelim, la ruptura de las
vasijas. Las sefirot primordiales, al ser puras vasijas receptoras de la Luz Infinita – y por
tanto, en fase opuesta a la esencia dadora de esta Luz – no han podido contenerla,
soportar su impacto, y se han hecho añicos, cayendo de forma caótica a las
profundidades del vacío.
¿Qué tenemos entonces?
Tohu es el estado confuso del aspecto sustancial. Bohu es ausencia de forma y,
por tanto, de información. Joshej es energía oscura, inconsciente. Tehom es extensión,
distancia, separación.
Representan a los cuatro elementos en estado precreativo: Tohu es Tierra, Bohu
es Agua, Joshej es Fuego y Tehom es Aire. Siendo el Rúaj Elohim el Espíritu o
quintaesencia, el quinto elemento.
Esta disquisición tiene sentido porque también la conciencia, en el camino de
retorno, ha de penetrar estos cuatro niveles arquetípicos que son como barreras de klipá
o cáscaras, para poder tener acceso directo al dominio de lo Divino.
Eso es lo que nos enseña el primer capítulo del libro de Ezequiel, de la visión de
la Merkavá o Carroza Divina, en el que está prefigurado el camino de meditación de la
cábala profética.
Así, leemos (Ez 1:4):
“Y miré, y he aquí venía del norte un viento tempestuoso (Rúaj Seará), y una
gran nube (Anán Gadol), con un fuego relampagueante (Esh Mitlakájat), y alrededor de
46
él un resplandor (Nógah), y en medio del fuego algo que parecía como bronce
refulgente (Ein haJashmal).
Estos los velos de negatividad o klipá que bloquean al alma y la impiden acceder
directamente a su naturaleza superior divina:
El rúaj seará o viento tormentoso es la agitación de la mente, como puede
comprobar cualquier persona que empieza un camino de meditación y en su
interiorización se encuentra con el estado caótico de sus innumerables pensamientos que
no puede controlar. Corresponde al estado de Tohu.
El anan gadol o gran nube es la opacidad mental/emocional que se alcanza una
vez que se ha superado el estado anterior mediante la concentración. ¿Qué encuentra el
meditador entonces? Nada. Vacío. Su mente cerebral está acostumbrada a funcionar de
una manera determinada y no sabe todavía procesar una información no verbal.
Corresponde al estado de Bohu.
Puede empezar entonces a tener visiones, percepciones, realizaciones, que se le
clavan como agujas. Se ha energizado el depósito de la conciencia, en el que están
grabadas todas las impresiones recibidas y acumuladas en su existencia o existencias. Es
el fuego refulgente – esh mitlakájat – porque entonces empieza a ver el verdadero
estado de su alma, ¡desde el punto de vista de su naturaleza superior! Nada se escapa a
la visión de la lámpara de luz negra, como sabe todo restaurador artístico, que tiene que
percibir todas las distintas capas superpuestas. Las revelaciones para el individuo
preparado pueden ser devastadoras. En esencia, el esh mitlakajat, el fuego de la
oscuridad, es la energía negativa que anula y reduce al meditador a nada. Corresponde
al estado de Oscuridad, Jósej.
Por último, nóga o el resplandor – el brillo de la conciencia – es la membrana
semipermeable (en palabras de Ariéh Kaplan) que permite que la Luz Divina penetre en
los dominios de la oscuridad (y los sostenga, pues nada puede tener existencia relativa
fuera de la luz) pero no a la inversa. Es Tehom, el Abismo que separa la conciencia
Divina de la conciencia humana. Es, por así decir, la luz del alba previa al amanecer. No
es todavía lo Divino aunque se presiente, se siente su Presencia. El meditador se ha de
desprender de todos sus campos de conciencia, de todas sus apoyaturas en creencias,
sistemas, etc., que dejan pasar cierta luz, pero pertenecen al dominio de noga.
Tal como está escrito (en los grandes hejalot o Palacios): “En el sexto palacio
parece como si cientos de miles y cientos de miles de billones de billones de ondas de
agua estuvieran fluyendo hacia ti, pero no hay ni una sola gota de agua. Tan sólo el
resplandor etéreo de las piedras de puro mármol construidas en el Palacio.
Si dices: “¿Cuál es el propósito de esta agua?”, los ángeles correrán detrás de ti para
apedrearte y te dirán: “Inútil, de ahora en adelante ya no verás con tus ojos.
Probablemente eres un descendiente de los que besaron al becerro de oro. No eres digno
de ver al Rey en su Trono”.
Se llega entonces a la visión del Jashmal (Ein hajashmal, el ojo del jashmal), tras
lo que se tiene la visión Divina. ¿Qué es el Jashmal? El Talmud lo interpreta (de Hesh,
silencio, y mal, palabra) como el silencio hablante – la voz del silencio, la Voz sin
sonido del habla Divina – equivalente a la kol demamá o voz silenciosa del profeta Elías
en el monte Joreb. Entonces empieza la visión o experiencia propiamente dicha.
La visión del Jashmal corresponde al nivel del Rúaj Elohim, el Espíritu de Dios.
Jashmal: Shin-Mem: fuego-agua; emblema de Shamaim: cielos; Lamed es libra, la
Balanza, emblema del equilibrio. (La Jet en sí es La Carroza, en los arcanos del tarot).
Jashmal = 378 = malbush, vestidura, porque toda forma espiritual es
imperceptible a menos que se dote de una forma, vasija o cuerpo. Ezequiel, procesa la
visión en el plano imaginal (Yesod). De ahí la expresión “apariencia de la semejanza de

47
un hombre”. Hombre se refiere al mundo atsilútico o divino. Semejanza a su proyección
en el mundo de Briá o del ser. Apariencia al mundo de Yetsirá o de la formación.
Ezequiel mismo, como forma corpórea, se encuentra en Asiá, el mundo de la acción, el
plano físico.
A la inversa, para la experiencia del jashmal, hemos de despojarnos de toda
vestidura. Esta es la instrucción para el que monta en la carroza:
“Y os habló YHVH desde el fuego voz de palabras y vosotros escuchasteis, pero
no visteis figura, sólo una voz.” (Deut 4:12).
El meditador comienza a desvestirse de todo lo que pertenece a este mundo y se
prepara para entrar en el mundo por venir. Desciende hasta el fin de su pensamiento y
guardando la lengua (de la mente) de hablar y su corazón de ponderar retorna al Lugar y
sienta al Creador de la Forma de vuelta en su Base (Séfer Yetsirá I:4).
Como dice el Séfer HaBahir (22):
“Todos estamos de acuerdo en que nadie fue creado el primer día. No debe
decirse por tanto que Mijael extendió el cielo al sur y que Gabriel lo extendió al norte,
ya que Dios dispuso las cosas en el medio”.
El sentido es que el meditador no debe aceptar ninguna imagen o ser como
teniendo autoridad en el mundo por venir. Este sólo puede alcanzarse cuando el que
medita está “a su lado” (Atsló, de donde deriva el término Atsilut, que designa el
Mundo Divino).
O como dice el siguiente párrafo que proviene de una fuente diferente:
“La mente contiene miríadas de fenómenos; cuando está engañada está sujeta a
nacimientos y muertes, y cuando está iluminada es el nirvana... Si originas un
pensamiento (por ejemplo meditando en el koan) que no vuelva atrás (hacia fuera) y
puedes conservarlo en tu trasmigración a través de tu nacimiento y muerte, estrás
naturalmente de acuerdo con el Tao” (Del maestro japonés Ju-gen. Tomado del libro
Secretos de la meditación china, de Lu k’uan Yü)
En el libro Shaaré Tsedeq, las Puertas de la Rectitud, el autor Rabí Shem Tov
sefardí, supuesto discípulo directo de Abulafia, dice, (una vez que las operaciones con
las letras han terminado): “Necesitas (entonces) meditar en la esencia de tu propio
pensamiento y extraer su habla (o palabra) tanto si está moldeada en una forma o
desatada de toda forma... Ahora, en este proceso de exteriorización del habla del
pensamiento, la persona se involucra con su propia esencia tanto que escapa al dominio
de su propio intelecto natural. E incluso si desea dejar de pensar no puede hacerlo. Se
procede por grados: inicialmente a través de la escritura y el lenguaje, luego a través de
la boca, que significa dar forma. Cuando se abandona su dominio, es necesario un
esfuerzo suplementario, que consiste en la exteriorización hacia afuera de su lugar
natural, por grados, hasta que se llega a un cierto nivel en el que quisieras impedir el
pensamiento verbal, pero ya no tienes la capacidad de hacerlo. Entonces, si tienes la
habilidad de empujar y exteriorizar, irás más y más desde las profundidades interiores
hacia el exterior, y darás forma a través de la facultad imaginativa purificada, en la
semejanza de un espejo transparente. Esta es la espada llameante que giraba a todos
lados, mediante la cual lo que está detrás pasa a primer plano y lo de delante revertirá su
ser. Entonces verás la esencia interna en el exterior, igual que con los Urim y
Tumim...etc.” (Fin de la cita).
Una palabra de advertencia de Shem Tov (explicando por qué a pesar de recitar
y vocalizar los Nombres, a veces estos no actúan): “...Lo último está relacionado con el
hecho de que después de que nuestro propio pensamiento se ha separado de nuestro
propio dominio, la ayuda divina, que viene de Metatrón, el Príncipe del Rostro, podría
no alcanzar impactar con él. [Nota: Siempre se requiere la ayuda divina. Esto no es un

48
proceso automático. Y menos que podamos controlar. De ahí que las prácticas de
meditación avanzada deban siempre hacerse en estado de conexión y santidad
constantes. Ver más abajo.]... Por tanto, si su pensamiento sale y la ayuda divina no lo
acompaña, desde que de acuerdo con su naturaleza no podrá volver atrás, será
abandonado al peligro constituido por demonios, diablos y espíritus malignos [podrá
tener poderosas visiones y alucinaciones que no podrá controlar]. A lo mismo se refiere
aquello respecto a ese hombre que miró y fue golpeado, es decir, enloqueció [Se refiere
al episodio de los cuatro rabinos que entraron en el Pardes]. De hecho hay cuatro
medidas: el hombre que echa una mirada y muere a causa de la luz divina que atrae la
luz del néfesh, en su extrema debilidad comparada con aquella; el que se vuelve loco, y
el que corta las plantas [apostata] pensando que hay dos poderes y que no hay ley ni
juez. Finalmente, está el que entra y sale de allí sin daños, gracias a la ayuda de
Metatrón para entrar y de Sandalfón para salir.”
Se dice que sólo Rabí Aquivá – el cuarto aludido – fue capaz de integrar las
potentes experiencias espirituales con su vida cotidiana. De ahí que pudiera entrar y
salir en paz.
Pues el trabajo de la merkavá – la trasformación de la propia alma en un
vehículo de esa Presencia espiritual que hemos definido como el arquetipo Divino – es
la actualización de la Presencia en el centro de nuestro self e irradiando en todos los
aspectos de nuestra vida. De ahí que se diga que los Patriarcas son la mercavá.
Para ello, el foco de la mente debe estar siempre en lo Divino. La clave de la
conexión es el pensamiento, la atención consciente. En palabras de Abraham Afulafia:
“El Mundo Futuro es el intelecto, que es la fuente de toda Sabiduría,
Entendimiento y Conocimiento, emanando del Rey de Reyes, el Santo, Bendito sea...
Tu mente21 debe entonces venir a unirse con su Mente, que es lo que te da el
poder de pensar. Tu mente debe desvestirse de todo otro pensamiento que no sea su
Pensamiento. Este se torna como un socio, uniéndote a Él mediante su Nombre glorioso
y terrible”.
ESA ES LA CLAVE QUE NOS PERMITE ATRAVESAR TODOS LOS
VELOS DE LA KLIPÁ: LA PRÁCTICA DE LA MEDITACIÓN CONSTANTE
EN EL NOMBRE DE DIOS.
También dice Maimónides, el Rambám, en su Guía de los Perplejos, Parte III
Cap. 51 (tras establecer cómo el sentido continuo de estar en la Presencia de Dios es el
verdadero servicio al que tienden las prácticas religiosas: la lectura de la Torá, la
oración, la observancia de los preceptos; de modo que uno esté ocupado en Él, en vez de
en lo que no es Él):
“Y está el individuo que, por su percepción de las verdaderas realidades y su
gozo en lo aprehendido, alcanza un estado en el que habla con la gente y se ocupa de
sus necesidades corporales mientras que su intelecto está completamente vuelto hacia
Él, sea por siempre exaltado, de modo que en su corazón está siempre en su Presencia,
sea Él por siempre exaltado, al tiempo que externamente se halla con la gente, tal como
describen las poéticas parábolas que han sido inventadas para describir esas nociones:
‘Yo dormía, pero mi corazón velaba; es la voz del amado que llama...’(Cant. 5:2), y así
sucesivamente. No digo que éste sea el rango de todos los profetas, pero sí el de Moshé
Rabenu, de quien se dice: ‘Moisés se acercará solo a YHVH, mas ellos no se acercarán
ni subirá el pueblo con él’ (Ex. 24:2); y también: ‘Moisés permaneció allí con YHVH’
(Ex. 34:28); asimismo: ‘Tú, empero, quédate aquí conmigo [dice YHVH]’ (Ex. 5:31)...
Este también fue el rango de los Patriarcas, cuya proximidad a Él, sea por siempre

21
Que es la esencia de la imagen y semejanza divinas.

49
exaltado, es que su Nombre fue conocido en el mundo por ellos: ‘El Dios de Abraham,
el Dios de Yitsjak, el Dios de Yaacov...; éste es mi Nombre para siempre’ (Ex. 3:15). A
causa de la unión de sus intelectos mediante la aprehensión de Él, resultó que El hizo
una alianza perdurable con cada uno de ellos.”
Porque la Devekut o experiencia mística no es un estado de abandono o de
pérdida de sí en el infinito seno de la Deidad. Tal como nos ha descrito antes Rambám,
es un estado de continuo estar con Dios en mente y en voluntad que, si bien conlleva el
éxtasis, es también actualizado en la vida cotidiana.
Como también corrobora Rabí Moshé ben Najmán (el Rambán, Najmánides;
siglo XIII):
“Los pensamientos de los Patriarcas no estaban separados ni un instante de la
Luz Divina. En todas sus actividades físicas el foco de su mente estaba centrado en
Dios. Ni aun durante el tiempo en que se unían sexualmente a sus mujeres estaban
separados sus pensamientos de esa adhesión a lo Divino.”
“Una persona debe mantener constantemente en su conciencia a Dios y su amor.
No debe separar sus pensamientos de Él cuando viaja por el camino, ni cuando se
acuesta, ni cuando se levanta. Hasta alcanzar el grado espiritual en que, cuando habla
con la gente, habla sólo con la boca pero su conciencia no está con los otros, sino en la
Presencia de Dios. Para los que alcanzan este grado espiritual es posible que, estando
aún vivos, se hallen sumidos en los brazos de la vida eterna. Pues se han hecho morada
de la Presencia Divina”
¡Baruj haShem!

PENSAMIENTOS DE TORÁ Y CABALÁ XIII

Gen1:3
Vayomer Elohim yehi or vayehi or. Y dijo Elohim: Haya luz, y hubo luz.

Yehi Or, la Palabra de la Creación. Valor numérico = 232.


Y esta Palabra es la extensión del Nombre de Dios (YHVH):
YVD HY VYV HY = 72 (AB)
YVD HY VAV HY = 63 (SaG)
YVD HA VAV HA = 45 (MaH)
YVD HH VV HH = 52 (BeN)
Total = 232

Sobre esto comentaremos en otro escrito. Ahora nos interesa ver que,
considerando globalmente el versículo completo, su valor numérico es 813.
Este es el valor de un Nombre de Dios: ARARITA, Alef Resh Alef Resh Yod
Tav Alef.
Ararita es un acróstico de la expresión EJAD ROSH EJDUTÓ, ROSH
YEJUDÓ, TEMURATÓ EJAD. Significa: UNO ES SU PRINCIPIO (SU CABEZA)
UNA ES SU INDIVIDUALIDAD Y SU PERMUTACIÓN ES UNA. El significado
real es: El Uno donde todo tiene su origen, donde todo tiene su existencia y adonde todo
retorna. Para los cabalistas del Iyyún, que es uno de los primeros círculos de Cábala en
el siglo XIII, anterior al Zohar (posiblemente en Toledo entre 1230 y 1260), es el
nombre secreto del Jashmal, del que hemos hablado en el escrito anterior y que es la
última vestidura, el último velo delante del absoluto.

50
El nombre Ararita significa la Unidad Absoluta, es decir el nombre empleado
para designar al Ser Primordial y trascendente que está más allá de los mundos. Él es
Uno en principio, es Único además, por su singularidad, su individualidad, y en todas
sus vicisitudes sigue siendo UNO. Es un nombre de la unidad.
Es interesante notar que el llamado primer día de la Creación en realidad es el
día UNO (Yom Ejad) y no es nombrado como debiera Yom Rishon, día primero,
siguiendo la numeración ordinal, como se hace en los demás días. Porque en el primer
día, de la luz de Jésed, todo es Uno. Y el nombre Ararita, de siete letras, está
manifestando la unidad en medio del septenario.
Leemos en el Séfer haIyyun:
(fuente: https://cosmogono.wordpress.com/category/biblioteca/cabala/)
“El significado de todo esto se clarifica por lo que explicó Rabí Ismael ben
Elisha, Sumo Sacerdote en la Cámara de la Piedra Labrada. Se ha enseñado: Rabí
Ismael dijo “En aquel día, nosotros –Rabí Aqiba y yo- estábamos ante Rabí Nehunia
Ben Hakana y Rabí Hanina Ben Tradiyon también estaba presente. Le pedí a Rabí
Nehunia Ben Hakana lo siguiente: “Rabí, muéstrame la Gloria del Soberano del mundo
para que su conocimiento me resulte tan claro como Sus demás efectos”. Me dijo:
“Orgulloso, ve y examina el gran anillo en el que están inscritos los cielos y cuyo
nombre es Ararita, y después examina el anillo de la tierra, cuyo nombre es HV, y
entonces te lo mostraré todo”. Fui a la cámara interior del Santo Palacio Exterior y tomé
de allí un libro de Rabí Nehunia Ben Hakana titulado El libro de los palacios, y esto
encontré escrito al comienzo del libro: “Poderoso en las cámaras de grandeza es Aquél
que se sienta sobre las ruedas de Su Carro, sellado con Yo soy el que soy - Ehyeh Asher
Ehyeh - (Ex 3,14) y con el gran anillo en el que están inscritos los cielos, cuyo nombre
es Ararita, que es Su Nombre. Es una abreviatura de Una es su principal Unidad, Su
primera Unicidad, Su permutación es Una. Él es Uno, Sólo, Único. El anillo de la tierra
tiene el nombre HV, una abreviatura de “Él es y será Uno”. Mediando entre estos dos
anillos está YHVH. Ésta es Una palabra dicha en sus revoluciones (Prov 25,11)”.

Y también es interesante notar que si sumamos el valor de Kéter (620), Jojmáh


(73), Bináh (67), las tres sefirot supremas del Árbol, más el número 53, que ahora
comentaremos, obtenemos 813, el valor de Ararita y del versículo que estamos
empezando a estudiar.
¿Qué es el número 53?
Si consideramos la expansión del Tetragrama (YHVH): He He / Vav Alef Vav /
He He / Dalet Vav Yod, caracterizada por la Vav desarrollada con Alef y las letras He a
su vez dobladas, vemos que su valor numérico es 53, por una parte el mismo que el de
la palabra Jamá, Jet Mem He, una de la formas de decir Sol, y por otra el mismo que
Gan, Guimel Nun, Huerto o Jardín (Gan Eden). No podemos dejar de mirar a esa Alef
(Tetragrama potencial; característica sobre todo de la expansión Yetsirática) entre las
dos letras Vav de la expansión de Asiá (Ben) sin pensar en el Arbol de la Vida en medio
del Jardín. Y, así, si a este desarrollo 53 le sumamos los valores de Ab, Sag y Ma,
obtenemos 233, que es el Ets HaJayim, el Árbol de la Vida.
Además, si sumamos al 233 de esas cuatro expansiones del Tetragrama (Ab,
Sag, Mah y Ben aumentada con la Alef), el número 72, valor de su triangulación
(Y/YH/YHV/YHVH), obtenemos 305, Déshe, Dalet Shin Alef, la Hierba, verdín o
vegetación del tercer día de la Creación (correspondiente a Tiféret). En ese día Dios
hace brotar la hierba (enjambres de Chispas Divinas) y los árboles (Árbol de la Vida)
con el poder orgánico de fructificar y portar semilla (la Vida). Recordemos que la Tierra
del tercer día es la reunión de las aguas en el Makom Ejad (Lugar Uno). Y Makom, un

51
Nombre Divino, Mem Qof Vav Mem, es la suma de los cuadrados de las cuatro letras
del Tetragrama (100 + 25 + 36 + 25 = 186).
Y Eben (=53) es la Piedra, la Roca, tal como está escrito (Bereshit 49:24): “Y su
arco se mantuvo poderoso y los brazos de sus manos se fortalecieron por las manos del
Fuerte de Jacob, por el nombre del Pastor, la Roca de Israel (Ebén Israel)”.
Esta Roca es la eternidad (unidad) en medio del cambio. Tal como leemos en el
Séfer HaIyyún:
“Sabe que el Santo Bendito Sea, existía antes de la creación del mundo, existe en
el mundo y existirá en el Mundo por Venir. La prueba de esto es: Él hizo… Él hace… él
hará. Otra indicación de esto es Dios es rey (Salmos 99,1) es decir, Dios es; Dios reinó
(Salmos 10,16), es decir, Dios fue; y Dios reinará (Ex 15, 18), es decir, Dios será. Reina
en este mundo, reinó antes de este mundo y reinará en el Mundo por Venir”.

Ejad: Uno =13. Es interesante notar que en este grupo místico (el círculo del
Iyyún) el concepto de las 13 middot, las trece medidas de la misericordia, cobra una
importancia especial:
“De este modo se explican todas las formas del Nombre Divino en el Libro de la
Creación. Estas son palabras reveladas desde el misterio más oculto, llamado
“Artesano”, que quiere decir la fuente de la fe, porque la fe emerge de Su poder. Que Él
sea bendito y unificado en sus potencias, aunque Él permanece completamente más allá
y las trasciende por completo, infinitamente exaltado. Estas son las trece potencias por
las que Él es unificado y cada una tiene su propio nombre, cada una superior a la
anterior. La primera se llama “Sabiduría primordial”; la segunda “Luz maravillosa”; la
tercera “Electrum (Jashmal)”; la cuarta “Niebla”, la quinta “Trono de luz”; la sexta “La
rueda de la grandeza” también llamada hazhazit, que significa lugar de la visión para los
visionarios; la séptima se llama “Querubín”; la octava “Las ruedas del carro”; la novena
“El éter envolvente”; la décima “La cortina”; la undécima “El trono de Gloria”; la
duodécima, la morada de las almas llamada “Las cámaras del esplendor”; y la
decimotercera, el secreto de la estructura suprema, llamado “El palacio exterior de la
Santidad”.
Estas trece potencias se revelan como una desde el misterio más oculto llamado
“Artesano” –la fuente de la fe- de donde la fe emerge. Y antes de que Él, Bendito Sea,
hubiera creado algo, era llamado El –fuerte- porque Su poder no era conocido. Cuando
comenzó a llevar sus actos a la existencia, creó las dos producciones del misterio y de la
fe, manteniendo al mismo tiempo la unicidad y la esencia. Ninguno puede vislumbrar el
conocimiento del Creador del Mundo”.

Dos meditaciones:
La primera es el propio nombre ARARITA por sus letras, ya sea en forma lineal
(tal como se escribe), o en forma de hexagrama (Las tres alefim son el triángulo con el
vértice hacia arriba; las dos resh y la tav, el triángulo con el vértice hacia abajo; y yod
en el centro); o bien en forma vertical según el diseño de los siete centros psicofísicos.
Contemplación.
La segunda, permite que el nombre anterior devenga en EJAD (puedes
visualizarlo debajo del nombre Ararita). Siempre las letras en fuego blanco irradiando
luz blanca, y siempre llenando el firmamento de luz y canalizándola a través de
nosotros). La Alef de Ejad es Kéter, la Dálet Maljut y la Jet (8) las ocho sefirot
intermedias.

52
Y permite que la Alef de Kéter irradie las trece midot, como las doce
permutaciones del Tetragrama (YHVH) siendo el Nombre EL (Dios) la decimotercera
(o la primera).
Y que esa Luz te llene, nos llene y llene a toda la Creación.

Vayomer Elohim Yehi Or Vayehi Or.

PENSAMIENTOS DE TORÁ Y CABALÁ XIV

Gen1:3
Vayomer Elohim yehi or vayehi or. Y dijo Elohim: Haya luz, y hubo luz.

Yehi Or, la Palabra de la Creación. Valor numérico (YHY AVR) = 232.


Y esta Palabra es la extensión del Nombre de Dios (YHVH):

YVD HY VYV HY = 72 (AB) Atsilut Yod


YVD HY VAV HY = 63 (SaG) Briah He
YVD HA VAV HA = 45 (MaH) Yetsirah Vav
YVD HH VV HH = 52 (BeN) Assiah He
Total = 232

Estas son las cuatro formas estándar de deletrear el Nombre. Cada una de ellas se
despliega en uno de los cuatro mundos, cuya semilla es, al mismo tiempo, la letra
correspondiente de las cuatro letras del Nombre. Y todo está contenido en la Luz. Es
la Luz.
Cuando Dios pronuncia su Nombre, eso es la Luz. Todo lo cual no es tan arbitrario
como a primera vista pudiera parecer. Si la hipótesis básica es que el universo es el
despliegue del Pensamiento Divino, según la ecuación Voluntad → Pensamiento →
Palabra (Dabar) → Cosa (Dabar), todas las cosas creadas dimanan de las Palabras en
las que este Pensamiento se vierte, el propio Lenguaje Divino, que se halla en
particular expresado en esta primera palabra Yehí Or.
Ahora bien, este Pensamiento es, al mismo tiempo, la formulación del
Autoconocimiento de Dios, pues no hay otra cosa aparte de Sí Mismo a la que su
Pensamiento se pueda aplicar. Por eso decimos que la Creación consiste en la
pronunciación por Dios de su propio Nombre.
Y, a su vez, la pronunciación (meditación, conexión) por parte de la Creación del
Nombre de Dios – el reconocimiento consciente de la propia esencia de la Creación
por parte de ésta – constituye el acto unitivo del sendero de retorno.
YHVH, Tetragrama, el Nombre de Dios, su Voluntad/Vasija, la Idea de Sí
mismo, el fruto de su Autoconocimiento, la expresión de su Amor (deseo de dar), es el
propio En Sof (Infinito) en la Manifestación, el alma de ésta, su esencia, su Luz total.
Digamos que hay tres niveles de manifestación de la Luz: Or En Sof, la Luz
Infinita; Or Jojmáh, la Luz de Sabiduría y Or Jésed, la Luz de Misericordia.
Por supuesto, la Luz es Una (Ejad; Yom Ejad, día Uno). Está escrito: Hu Ejad
uShmó Ejad: Él es Uno y su Nombre es Uno. Y la Luz es infinita: Or (AVR) y En Sof
(AYN SOF) tienen el mismo valor numérico = 207. Es la vasija (que por otra parte es
también una fase de expresión de la Luz) la que determina el grado de manifestación.

53
La Luz de Sabiduría está contenida en Bereshit. Como ya desarrollamos (ver
Pensamientos I), en esta primera palabra de Jojmá están contenidos el Ayin, la Nada
Divina, Kéter, la Corona y el Nombre de Dios manifestado en las cuatro extensiones:

BERESHIT = 913

AYIN = 61
KÉTER = 620
LAS CUATRO EXPANSIONES DEL TETRAGRAMA (ver arriba) = 232
Total: 913

La Luz Infinita, Or En Sof, todo lo permea, todo lo llena, siendo la sustancia de


todo lo que hay: todo lo que existe es una configuración de la Luz Infinita, cuya primera
disposición es propiamente la manifestación de la fase de dar, (la Luz en sí porque es el
propio deseo de dar de la superabundancia del Infinito lo que se plasma en la Creación),
y la fase de recibir o Vasija (que es propiamente lo que es creado). Y todo está
estructurado según este esquema de Luz y Vasija.
En el lenguaje de los Partsufim o Rostros de Dios22, la primera emanación, la
Voluntad o Nombre, es llamada Adam Kadmón, el Hombre Primordial o Arquetípico.
Adam Kadmón es cuerpo o vasija respecto de En Sof, alma o esencia respecto de la
Manifestación. Es sinónimo de la Luz Divina. Es representado por un Tetragrama sin
vocalizar porque, como decía Azariah da Fano, “no hay forma de saber cómo el
Pensamiento Divino es extendido a través de Él”.
Hay que tener en cuenta que desde el punto de vista de Adam Kadmón (el quinto
mundo) toda la Manifestación – el esquema de los mundos futuros – es algo subjetivo,
interno. Esta es otra propiedad de la dualidad Luz/Vasija. Desde el punto de vista de la
vasija, ella es real, objetiva, siendo la esencia o alma o luz subjetiva. Pero desde el
punto de vista de la esencia, la realidad de la vasija es algo relativo, porque es subjetiva,
un proceso interno, que sin una retirada parcial de la Luz – la verdadera realidad – no
podría tener lugar23. Por supuesto, esta es la percepción correcta. El punto de vista de lo
Divino es el simétrico del punto de vista de la criatura.
Todos los niveles del ser, todos los mundos, todos los seres que han sido, son y
serán tienen su raíz última en la Luz Infinita emanada en Adam Kadmón, la Voluntad
que los ha querido al ser. Adam Kadmón, o Kéter, vuelto hacia la manifestación, es
llamado – en el lenguaje de los Partsufim – Atika Yamim, el Anciano de los Días, y es
representado como una gran Cabeza o Rostro, cuya Luz es extendida en diversos
grados, llamados respectivamente: Luz del Cráneo24, Luz de los Ojos, Luz de los Oídos,
Luz de la Nariz y Luz de la Boca. Son las distintas formas de manifestar el Nombre de
Dios.
La Luz del Cráneo es una extensión del ápice superior de la Yod del Tetragrama.
Es la conexión última con el Infinito, el punto de no ser en medio del ser, la unidad,

22
Son las estructuras espirituales complejas o configuraciones sefiróticas del Mundo de Atsilut, después
de la rectificación efectuada tras la ruptura de las vasijas, de lo que se ha hablado en otros lugares. El
lenguaje es marcadamente antropomórfico, pero debe entenderse siempre metafóricamente, en el sentido
de las raíces. Son diferentes rostros que presenta el mismo y único Dios en sus relaciones con la
manifestación – se manifiesta de modo diverso a las distintas criaturas en diferentes contextos – al objeto
de la realización del tikún universal.
23
Y ocurre lo mismo en todo mundo respecto del siguiente y, particularmente, a nivel de alma y cuerpo
en el ser humano.
24
Que incluye la llamada Luz de la Frente, que es la Benevolencia de las Benevolencias, la fuente última
de la Redención.

54
simplicidad, adimensionalidad. Visto desde la manifestación es el punto en el que
convergen todas las líneas prolongadas hacia el infinito25. Visto desde el infinito mismo,
rodea por doquier a la esfera metafórica de vacío producido por la contracción original
(y de ahí la representación simbólica por la circunferencia del cráneo). Corresponde a la
Yejidá de Adam Kadmón. Es personificada en Atika Kadisha, el Santo Anciano.
También se le llama Arij Anpin, o Gran Rostro, cuando se le considera mirando a la
manifestación.
La Luz de los Ojos es una extensión de la Yod del Tetragrama. Corresponde a la
Jaiá de Adam Kadmón y es personificada en Abba, el Padre. Representada por el
desarrollo AB, Ayin Bet (= 72) del Tetragrama, es decir, YVD HY VYV HY, es la
fuente del Mundo de Atsilút. Mediante la visión es representada la conciencia continua,
directa, sintética, simultánea, global y suprarracional, por contraste con la conciencia
ordenada, secuencial, lineal, del pensamiento y del discurso verbal, que implica
análisis, definición, diferencias, categorías, lógica, etc., y que viene simbolizada por la
siguiente fase.
La Luz de los Oídos es una extensión de la primera He del Tetragrama.
Corresponde a la Neshamá de Adam Kadmón y es personificada en Imma, la Madre.
Representada por el desarrollo SaG (= 63) del Tetragrama, es decir, YVD HY VAV
HY, es la fuente del Mundo de Briá. Si la Luz del Cráneo es la Esencia inaprensible, la
Luz de los Ojos es la fuente de la Conciencia/Energía puras mientras que la Luz de los
Oídos es la fuente del Ser/Bien de las cosas. La Luz de la Nariz es la fuente de la
Vida/Alma de los seres y la Luz de la Boca es la fuente de la Substancia/Materia de la
Creación. Son las raíces respectivas de los elementos Éter (Avir), Fuego, Agua, Aire y
Tierra, de los que después está compuesto todo en distintas combinaciones y
proporciones, aunque en este lugar se trata de su forma más abstracta e indiferenciada.
La Luz de la Nariz es una extensión de la Vav del Tetragrama. Corresponde al
Rúaj de Adam Kadmón y es personificada en Zeir Anpin, el Pequeño Rostro.
Representada por el desarrollo MaH (= 45) del Tetragrama, es decir, YVD HA VAV
HA, es la fuente del mundo de Yetsirá26.
Por último, la Luz de la Boca es una extensión de la segunda He del Tetragrama.
Corresponde al Néfesh de Adam Kadmón y es personificada en Nukva (Hembra) de
Zair Anpin. Representada por el desarrollo BeN (= 52) del Tetragrama, es decir, YVD
HH VV HH, es la fuente del mundo de Asiá. Ya se ha comentado antes sobre el
significado interno de estas dos últimas Luces.
Y este desarrollo está prefigurado en el primer versículo: Bereshit-Jojmá-Abba,
Elohim-Biná-Imma, Shamaim-Tiféret(y las seis)-Zeir Anpin, Érets-Maljut-Nukva.
Y la Luz de Jésed es la Luz del día Uno de la Creación, de nuevo extensión del
Nombre de Dios.
Y es interesante ver cómo en el versículo se especifica: yehi Or vayehi Or, YHY
OR VYHY OR, una expresión que es simétrica, uniendo ambas luces con la letra Vav.
La Vav es la letra del sendero Jojmá-Jésed, uniendo la luz de sabiduría y la luz de
misericordia, del 73 de Jojmá al 72 de Jésed. Por este sendero desciende la Bendición,
la Berajá, HBRKH =232.
Y como dicen las Jaiot en la visión de Ezequiel: Baruj Kevod YHVH
Mimekomó, Bendita la Gloria de Dios desde su lugar. ¿Cuál es su lugar? Mimekomó,
MMQVMV =232, el Nombre de Dios, la Palabra de la Creación que despliega los
Mundos y cuya esencia es HaBerajá, la Bendición.

25
Como en la geometría proyectiva.
26
El valor numérico de Adam es 45.

55
PENSAMIENTOS DE TORÁ Y CABALÁ XV
Gen 1:4
Y vio Elohim la luz, que (era) buena;
Vayar Elohim et-ha'or ki-tov

El valor numérico de la expresión ET HAOR – la Luz – es 613 (AT HAVR).


Este número representa, pues, la Luz, la totalidad de la misma, ya que la partícula Et,
indicativa del objeto directo, se interpreta cabalísticamente como “de la Alef a la Tav”,
es decir, la esencia, la totalidad.
Es tradicional la enseñanza de que la Torá consta de 613 mitsvot o preceptos, de
los cuales 248 son afirmativos (del tipo: “Haz...) y 365 negativos (del tipo: “No
hagas...).
Se dice que los 248 preceptos positivos corresponden al número de los huesos
del ser humano y el número 365 de los negativos al de tendones (o bien, al de venas y
arterias).
La intención es representar al todo del ser humano en su aspecto físico o
corpóreo. Una mejor concepción es decir que 248 es el número de órganos principales y
365 el número de canales que los conectan entre sí. Y esto no sólo al nivel físico, como
decíamos, sino también y principalmente al nivel anímico, empezando por el cuerpo
vital o néfesh que anima al cuerpo físico.
El número 248 es, por otra parte, el valor de Abraham., a quien Dios dijo: Yo
soy El Shadai, camina en mi presencia y sé Tamim, íntegro, completo. Es decir, es
número de ser humano perfecto, y en ese modelo fueron creados los cielos y la tierra,
como está escrito (Gen 2:4): “Estas son las generaciones de los cielos y de la tierra
BeHiBaRAM (en su creación), en el día que YHVH Elohim hizo los cielos y la tierra”.
Lo cual se lee: Estas son las generaciones del cielo y de la tierra en (o con) Abraham, en
el día en que, etc. Y en el texto bíblico la letra He aparece de menor tamaño, para
señalar que el nombre de Abraham no llega a estar completo hasta la inserción en su
nombre original, Abram, de la He de la Shejináh, como está escrito: Los patriarcas son
la merkavá.
Leemos en Las Puertas de la Santidad, Shaaré Quedushá, de Jayim Vital (Safed,
S.XVI):
“Igual que el sastre corta la tela de acuerdo a la forma y tamaño del cuerpo
humano, Dios forma el guf (cuerpo), que es la vestidura del néfesh, según el molde y la
forma del néfesh. Él creó los 248 órganos y los 365 tendones (venas y arterias), los
cuales conectan los órganos entre sí y transfieren la sangre y la vitalidad de un órgano a
otro. Después de crear el guf respiró el aliento de vida en él y en sus 248 órganos y 365
tendones. Los 248 órganos y 365 tendones del néfesh, que son vestidos por los 248
órganos y 365 tendones del guf, manipulan a éste como el cantero maneja su
herramienta. Los órganos del guf funcionan sólo en tanto que el néfesh se halla
presente en ellos.”
La idea es que cada precepto de la Torá está indicado para nutrir y para rectificar
uno de los 248 órganos y 365 canales. Y tenemos la enseñanza de que esto no se refiere
sólo al guf y al néfesh o alma vital, sino que se corresponde con cada uno de los niveles
del alma. Es decir, igual que el néfesh tiene 613 centros de luz, el rúaj tiene también 613
puntos o centros de luz; igual la neshamáh, etc.
Por supuesto, en nuestros días no es posible (y discutible si conveniente) cumplir
los 613 preceptos en sentido literal: no hay Templo, no hay Rey, no hay Sanedrín, etc.
Pero sí se puede operar la rectificación o tikún en sentido espiritual. Del mismo modo
que el ritual de la plegaria sustituye al servicio del Templo [puesto que Qorbán,

56
sacrificio, tiene el sentido de la Raíz QRB, acercar, es decir, acercar a Dios. Y está
escrito en el salmo 145: Qarob Adonai lejol qoréav, lejol asher yiqraúhu beemét.
Cercano está Hashem de todos los que le invocan, de todos los que le invocan de
verdad] podemos realizar una práctica que ponga en juego los procesos energéticos
espirituales correspondientes. Eso, no hay que decirlo, siempre que lo hagamos BeEmét,
de o con Verdad, es decir, con plena conciencia e intención (kavaná). Nuestra práctica,
por la transmutación operada, se convertirá entonces en una práctica de tikún del
Cuerpo de Luz.
Partimos de que el Shemá, la “oración” fundamental del judaísmo, que une el
cielo con la tierra - el En Sof con los mundos manifestados en un único nudo - junto con
los tres párrafos recitados a continuación, tiene justamente 248 palabras.
Y el Shemá está para ponerlo sobre el cuerpo, ya que estos párrafos están
escritos en los pergaminos de las filacterias (tefilín), que se llevan sobre el brazo y la
cabeza. Está claro que estas 248 palabras nutren y llenan de luz a los 248 órganos, tanto
del guf como de los distintos niveles del alma.
Las 248 palabras se distribuyen de la siguiente forma: Las seis propiamente del
Shemá Israel Adonay Elohenu Adonay Ejad, mas las seis de la frase que se dice a
continuación: Barúj shem kevod maljutó leolam vaed. Total 12.
Las 42 del primer párrafo (ver después): Veahabtá... (Aná Bejóaj).
El segundo párrafo: Vehayá.... dividido en 72 palabras (72 Nombres) hasta
vesamtém incluido; y las 50 siguientes (50 puertas del Entendimiento) lo que completa
el párrafo.
Por último, las 72 del tercer párrafo (son los 72 Nombres deducidos del Éxodo,
pero sin la inversión del versículo intermedio. Ésta es la tradición del Ramjal). Se añade
la repetición de Adonay Elohejem Emet, para completar las 72 palabras.
Así: 12 + 42 + 72 + 50 + 72 = 248. Cada uno de los bloques corresponde a una
letra del Tetragrámaton.
Para los 365 canales, la propuesta es recitar letra a letra los diez versículos de
salmos propuestos por Najmánides (Rambán), y que corresponden a las diez sefirot,
tomando a Daát en vez de Kéter (cuando se considera a Kéter en la Manifestación, tal
como reza: diez y no nueve, diez y no once).
Estos diez versículos tienen efectivamente 365 letras, pero además 91 palabras
(el número de la conjunción YHVH y Adonay, y de la palabra Maná – Mem Nun Alef –
del sustento espiritual). Y aún más, las iniciales de cada uno de los versículos forman la
expansión del Tetragrama: YOD HA VAV HA, cuyo valor numérico es 45, el mismo
que ADAM, y volvemos al humano de nuevo.

El procedimiento es recitar meditativamente estos diez versículos, letra a letra y


abriendo cada una de las sefirot, y después hacer lo propio con el Shemá, palabra a
palabra, idealmente con la kavaná de la letra y/o Nombre correspondiente.
(Los textos están en las imágenes que acompañan a este escrito.)

57
VERSÍCULOS SEFIRÓTICOS
1. JOJMÁ:

Yomán Yetsavé Adonai Jasdó /UVaLaila Shiró Imí /Tefilá LeEl Jayai.
Salmos 42:9
Pero de día mandará HaShem su misericordia, y de noche su cántico estará conmigo;
una oración al Dios de mi vida.
2. BINÁ:

VaAní Tefilatí Lejá Adonai Et Ratsón/ Elohim BeRav Jasdeja/ Aneni BeEmet Yisheja.
Salmos 69:14
Pero yo a ti oraba, oh HaShem, al tiempo de tu buena voluntad; oh Dios, por la
abundancia de tu misericordia, por la verdad de tu salvación, escúchame.
3. DAÁT:

Darashti Et Adonai VeAnani /UmiKol Megurotai Hitsilani.


Salmos 34:5
Busqué a HaShem, y él me oyó, y me libró de todos mis temores.

4. JÉSED:

Haté Elai Ozneja/ Meherá Hatsileni/ Heyé Li LeTsur Maoz/ LeBet Metsurot
LeHoshieni.
Salmos 31:3
Inclina a mí tu oído, líbrame pronto; sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme.
5. GUEVURÁ:

Elohim LeHatsileni/ Adonai LeEzrati Júsa.


Salmos 70:2
Oh Dios, acude a librarme; apresúrate, oh Dios, a socorrerme.
6. TIFÉRET:

VeAtá HaShem (Yehoví) Adonai/ Asé Ití LeMaán Shemeja/ Ki Tov Jasdeja Hatsileni.
Salmos 109:21

58
Y tú, HaShem, Señor mío, favoréceme por amor de tu nombre; líbrame, porque tu
misericordia es buena.
7. NÉTSAJ:

Atá HaEl Osé Fele/ Hodata BaAmím Uzeja.


Salmos 77:15
Tú eres el Dios que hace maravillas; hiciste notorio en los pueblos tu poder.

8. HOD:

VaYoshiem LeMaán Shemó/ LeHodía Et Guevurató.


Salmos 106:8
Pero él los salvó por amor de su nombre, para hacer notorio su poder.

9. YESOD:

Hiné El Yeshuatí/ Evtáj VeLó Efjad/ Ki Ozí VeZimrát YAH Adonai/ VaYehí Li
Lishuá.
Isaías 12:2
He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi
canción es YAH HaShem, quien ha sido salvación para mí.

10. MALJÚT:

Elohim Al Tirják Mimeni/ Elohai LeEzrati Júsa.


Salmos 71:12
Oh Dios, no te alejes de mí; Dios mío, acude pronto en mi socorro.
Nº DE PALABRAS = 91
Nº DE LETRAS = 365
Las iniciales de los versículos conforman el Nombre Divino:

)h / w)w / )h / dwy

59
Shemá Israel (tomado de Jabad)

Shema Israel adonai elohenu adonai ejad


en voz baja: Baruj shem kevod maljuto leolam vaed

Vehavta et Ado-nay Elo-heja


bejol levavejá uvjol nafsheja uvjol meodeja.
Vehaiú hadevarim haele asher anoji
meztavejá haiom al levaveja, veshinantam
levaneja vedivartá bam

60
beshivteja bebeteja uveletejá baderej
uvshojbeja uvkumeja ukshartam leot al iadeja vehaiu letotafot ben eneja
ujtavtam al mezuzot beteja uvishareja.

Vehaia, im shamoa tishmeú el mitzvotay, asher Anojí, metzvé etjem, hayom,


leahaba et Ado-nai E-lo-hejem, ulovdo bejol lebabjem ubjol nafshejem. Venatatí
metar artzejem, beitó, yoré umalkosh, veasafta deganeja, vetiroshejá, veitzareja,
venatati eseb besadejá libehemteja, vehajaltá, vesabata, hishameru lajem, pen ifte
lebabjem, vesartem, vaabadtem E-lo-him ajerim, veishtajavitem lahem. (en voz
baja:) vejará af Ado-nai lajem, veatzar et hashamaim, velo ihé matar vehaadama
lo titèn et yebulá, vaabadtem meherá meal haaretz hatobá, (hasta aquí en voz baja)
asher Ado-nai notén lajem. Vesamtem et debarai ele, al lebabjem veal nafshejem
ukshartem otam leot al yedejem vehayu letotafot ben enejem. Velimadtem otam et
benejem, ledaber bam, beshibtejá, bebeteja, ublejteja baderej, ubshojbeja,
ubkumeja, ujtabtam al mezuzot beteja, ubishareja.
lemaan irbú yemejem, vimé benejem, al haadama, asher nishbá Ado-nai
laabotejem noten lahem, kimé hashamaim, al haaretz.

Vaiomer Ado-nai, el Moshe lemor. Daber el bené Israel, veamarta alehem, veasú
lahem tzitzit al kanfé bigdehem, ledorotam, venatenú al tzitzit hakanaf petil tejelet.
Vehaiá lajem letzitzit, uritem otó, uzjartem et kol mitzvot Ado-nai, vaasitem otam,
veló taturu ajaré lebabjem, veajaré enejem, asher atem zonim ajarehem. lemaan
tizkerú vaasitem et kol mitzvotay, viitem kedoshim lE-lo-hejem. Ani Ado-nai E-lo-
hejem, asher hotzeti etjem meeretz Mitzraim, lihiot lajem lE-lo-him. Ani Ado-nai
E-lo-hejem. (Emet.) Ado-nai E-lo-hejem, Emet.

Cubra sus ojos con la mano derecha y diga:


"Oye, oh Israel. Di-s es nuestro Señor, Di-s es Uno."
Recite la próxima frase en voz baja:
Bendito Es el Nombre Majestuoso eternamente.

Y amarás al Eterno tu Dios con todo tu corazón, toda tu alma y toda tu fuerza, grabarás en tu corazón las
palabras que te ordeno hoy, las enseñaras a tus hijos y las meditarás estando en tu hogar y andando por tu
camino, al acostarte y al levantarte, las atarás por señal sobre tu brazo y por ornamento sobre tu frente; las
escribirás en el acceso de tu morada y en tus portales.

Y sucederá, si cumplen diligentemente los mandamientos que hoy les prescribo, amando al Eterno su
Dios para servirle con todo su corazón y toda su alma, que haré llegar la lluvia en tu tierra a su tiempo, la
primera lluvia y la última, para que coseches tu trigo, tu mosto y tu aceite. También daré hierba en sus
campos para su ganado, y de él comerás y te saciarás. Cuiden que su corazón no se descarríe apartándolos
para servir a otros dioses y postrarse ante ellos, porque si ello ocurriere se encendería la ira del Eterno
contra ustedes e impedirá que el cielo les traiga la lluvia y que la tierra les dé su fruto, y van a perecer
presto en la buena tierra que les dio el Eterno. Por lo tanto pondrán estas palabras en su corazón y su alma
y las atarán por señal en su mano y por frontales entre sus ojos. y las enseñarán a sus hijos, hablando
acerca de ellas cuando estén sentados en vuestra casa, cuando anden por el camino, cuando se acuesten y
cuando se levanten, y las escribirán sobre las jambas de las puertas de su casa y en sus portales, para que
sus días se prolonguen y también los días de sus hijos, en la tierra que Eterno juró dar a sus padres, como
los días del cielo sobre la tierra.

Y le dijo el Eterno a Moisés: Dile a los hijos de Israel que se hagan flecos en los bordes de sus mantos,
por todas sus generaciones, y se pongan sobre los flecos del extremo un cordón celeste. Y los flecos les
servirán para recordar, al verlos, todos los mandamientos del Eterno para cumplirlos, Y no se desviarán
de ellos, siguiendo a su corazón y sus ojos, caminos usuales de sus idolatrías. Se acordarán así de cumplir
mis mandatos para ser santos ante su Dios. Yo, el Eterno, su Dios, que los libró de la tierra de Egipto para
ser vuestro Dios. Yo, el Eterno, su Dios. Así es.

61
62
Pensamientos de Torá y Cabalá XVI

1:3 Y dijo Elohim: Haya luz, y hubo luz.


Vayomer Elohim yehi-or vayehi-or.
1:4 Y vio Elohim la luz, que (era) buena;
Vayar Elohim et-ha'or ki-tov

Hemos analizado la expresión Yehí Or como la palabra de la Creación consistente en la


extensión cuádruple del Nombre de Dios.
La siguiente palabra es Vayehí, VYHY, y tiene dos características:
- Es la palabra número 26, que es número del Tetragrámaton, el Nombre Divino de
cuatro letras.
- Es ella misma un Tetragrámaton, el primero que aparece en la Torá. Es, de hecho, una
de sus permutaciones.

Dice Gikatila en Las Puertas de la Luz:


“Hay en total 54 modos de permutar las letras de YHVH. [Puesto que cada una de ellas
contiene cuatro letras] todas nos dan un total de 216 letras. Esos 54 Nombres son el
misterio de la trasmisión del poder a todo lo que existe, en toda la creación. Son como
un alma para las 216 letras del Nombre de 72 tripletes.”

63
Hay que tener en cuenta que 54 es el valor numérico de la expresión Kóaj YHVH, KJ
YHVH, el Poder de YHVH.
Kaplan, en su libro Meditación y Cábala, enumera esas 54 permutaciones:

YHVH tiene 12 Permutaciones


YYVH tiene 12 Permutaciones
YVVH tiene 12 Permutaciones
YYVV tiene 6 Permutaciones
YYHH tiene 6 Permutaciones
VVHH tiene 6 Permutaciones
Total: 54 Permutaciones

También dice Gikatila:


“Hay tres Nombres, uno sobre el otro. Adonay está al fondo. YHVH está en el medio, y
Eheieh arriba de todo. Del Nombre Eheieh toda clase de sustento emana proveniente de
la Fuente, que es el Infinito (En Sof). Entonces procede a través de una serie de pasos
hasta que alcanza el Nombre bendito, YHVH. Desde el Nombre YHVH fluyen todos los
canales espirituales y este flujo es transmitido al Nombre Adonay. El Nombre Adonay
es el almacén que contiene todos los recursos del Rey, y es la esencia que los distribuye
a toda la creación. Nutre y sustenta todas las cosas mediante el poder de YHVH que está
en él.”

Vemos que la palabra 21, valor numérico de Eheieh, es HaMayim, las aguas (y el
Espíritu de Elohim vibrando sobre la superficie de las aguas). De las trece palabras
anteriores (la última es ésta, HaMayim), deduce el Zohar la expansión de las trece
medidas de la misericordia, que simboliza como las trece porciones de la barba (la
expresión) del Gran Rostro, del Anciano de los Días.
Vienen entonces las seis siguientes: Vayomer Elohim yehi-or vayehi-or, que se aplican
al Pequeño Rostro, el Zeir Anpin, y en particular a la palabra Tetragramática Vayehí
plenamente Tiferética que estamos considerando.
Y vio Elohim la luz KI-TOV, que era buena. ¿Qué significa que era buena? La
expresión KI TVB suma 47, que es precisamente la conjunción de EHYH y YHVH, 21
+ 26. La trasmisión es completa.
Y como dice Gikatila, del Nombre YHVH fluyen todos los canales espirituales que son
transmitidos al Nombre Adonay.
Y si contemplamos este Nombre ADNY, vemos que las dos letras intermedias, DN,
entre la Alef y la Yod, suman precisamente 54, el número de permutaciones de YHVH,
que arrojan las 216 letras.
Y todo este flujo, Kóaj YHVH, se halla contenido y expresado en las 54 Parashiyot de
la Torá:

Génesis
Bereshit, Noaj, Lej Lejá, Vaierá, Jaiei Sara, Toldot, Vaietzé, Vaishlaj, Vaieshev,
Miketz, Vaigash, Vaiejí
Éxodo
Shemot, Vaerá, Bo, Beshalaj, Itró, Mishpatim, Trumá, Tetzavé, Ki Tisá,
Vaiakel, Pekudei
Levítico

64
Vaikrá, Tzav, Shminí, Tazriá, Metzorá, Ajarei Mot, Kedoshim, Emor, Behar,
Bejukotai
Números
Bamidbar, Nasó, Behaalotjá, Shlaj, Koraj, Jukat, Balak, Pinjas, Matot, Masei
Deuteronomio
Devarim, Vaetjanán, Ekev, Ree, Shoftim, Ki Tetzé, Ki Tavó, Nitzavim, Vaiélej,
Haazinu, Vezot Habrajá

Vemos así el Nombre Adonay preñado con todo el poder de YHVH manifestado en la
Torá. Y de ahí se distribuye a toda la Creación. Y así, después de Vayehí tenemos de
nuevo Or, la Luz; la Luz en extensión.
Y toda la expresión Yehí Or Vayehí Or, suma 470, que es Et, Ayin Tav, el Tiempo, es
decir, el proceso del mundo.
Y todo es una autoafirmación Divina implícita, Eheieh, Yo Soy, porque por ALBaM
este Nombre, Alef He Yod He, se transforma en Lamed Ayin Shin Ayin, que suma
también 470. Este número es de nuevo el 47 de Ki Tov (y Eheyeh + YHVH) elevado al
nivel de las centenas.
Eheieh Asher Eheieh, el Ser y el Devenir unidos en el abrazo de Asher, que es gozo,
placer, la beatitud infinita de la conciencia Divina.

Hay que tener en cuenta que no estamos ante un texto descriptivo que nos contara algo
que sucedió en determinada fase, sino que las letras mismas, que son Nombres de Dios,
son la Realidad en sí.
Por eso, la meditación en las letras recrea el proceso, nos hace participar creativamente
en el mismo, llena nuestras almas de la luz del Yom Ejad, es decir del Uno.
Podemos reproducir el proceso anterior descrito por Gikatila, meditando en las letras al
modo cabalístico: visualizándolas en fuego blanco individualmente y en sus relaciones
mutuas (es decir como una matrix global energética): YHYAVRVYHYAVR (trece
letras) y luego entrelazando los tres Nombres: AYHHHDYVNHHY.
Leemos los tres versículos del Yom Ejad, día Uno

Y dijo Dios: Haya luz, y hubo luz.


Vayomer Elohim yehi- or vayehí-or.
Y vio Dios la luz, que (era) buena; y separó Dios la luz de la oscuridad.
Vayar Elohim et-ha' or ki-tov vayavdel Elohim beyn ha'or uveyn hajoshej.
Y llamó Dios a la luz, día, y a la oscuridad llamó noche. Y fue tarde y fue mañana: día
uno.
Vayikra Elohim la- or yom velajoshej kara laylah vayehi-erev vayehi-voker yom ejad.
Y si queremos una conexión completa, meditamos en todo el párrafo, en el que aparece
cinco veces la palabra Luz, llenando los cinco niveles del alma: Yejidah, Jaiah,
Neshamah, Ruaj, Nefesh.
Es asimismo la unificación de los cinco mundos: Adam Kadmon, Atsilut, Briah,
Yetsirah, Assiah.
Todo es EJAD, porque todo es un cuerpo único. Su esencia es de la naturaleza de la Luz
= 207, es decir, En Sof = 207, Infinito.

65
‫ֶ ַוי ֹאמרֶאֱֹלהִׁ יםֶיְ הִׁ יֶאֹורֶוַיְ הִׁ י־אֹור׃‬3
ֶ‫ֶ ַוי ְַראֶאֱֹלהִׁ יםֶאת־הָ אֹורֶכִׁ י־טֹובֶ ַויַבְ דֵ לֶאֱֹלהִׁ יםֶבֵ ין‬4
‫הָ אֹורֶּובֵ יןֶהַ חֹ שְך׃‬
ֶ‫ֶֶַויִׁ קְ ָראֶאֱֹלהִׁ יםֶלָאֹורֶיֹוםֶוְ לַחֹ שְךֶקָ ָראֶלָיְ לָהֶוַיְ הִׁ י־ערב‬5
ֶ‫וַיְ הִׁ י־בֹ קרֶיֹוםֶאחָ ד׃‬
Pensamientos de Torá y Cabalá XVII

Vayabdel Elohim bein haor uvein hajóshej


Y separó Elohim la luz de la oscuridad.

Leemos en Isaías 45:7:


“Yotser Or UBoré Jósej”. Formo la Luz y creo la oscuridad.
Significa que la luz es formada, luego existía previamente. La oscuridad es creada, es
algo nuevo. Y como la oscuridad es ausencia de luz y no un principio ontológico
autónomo, lo que se crea es la posibilidad de esa ausencia, absolutamente inexistente en
el Creador.
Puesto que todo lo que existe inicialmente es Dios, cuya expresión es la Luz
Infinita (y recordemos que la Luz es infinita, Or = 207 = En Sof), es sólo por la retirada
de Sí Mismo como puede existir algo “distinto” de Él. Es el llamado Tsimtsum o
contracción, que abre un vacío en el seno de Sí mismo. Es en ese vacío donde Dios
puede verterse a Sí mismo y conocerse a Sí mismo como otro.
El vacío es algo nuevo, y por tanto hablamos de creación. Creación por
sustracción, no por adición.
Según las enseñanzas del Ari, Rabí Ytsjaq Luria, la contracción – la retirada de
la Luz – se produce circularmente (metafóricamente hablando) alrededor de un punto
que sería el Maljut del Inmanifestado.

66
En el segundo versículo se dice que la Tierra – Maljut – era tohu vabohu, caótica
y vacía, el resultado del tsimtsum. Y la oscuridad sobre la faz del abismo. Abismo,
Tehom, es una sustantivación de Tohu, confusión, aleatoriedad, desorden.
La palabra Árets, Tierra, está relacionada con voluntad o deseo (ratson) y con correr
(laruts). Representa la inteligencia del deseo de recibir. La fase de recibir. El espacio
vacío es una gran vasija. La tendencia de la luz, cuya esencia es dar, es a llenarla.
Lo que existe, en el sentido de tener existencia inherente, es la Luz Infinita. Lo
que llamamos cosas, en cualquier nivel de realización, son las distintas formas de recibir
esa Luz, determinadas por su deseo, que es su vasija, la vasija para recibir la luz y que la
da forma.
Todo en la manifestación sigue el esquema de luz y vasija. Tomamos la vasija
como lo realmente existente y a lo mejor consideramos la luz como un epifenómeno de
la vasija, tal como propone, por ejemplo, el paradigma materialista. La relación es justo
la contraria. La verdadera realidad es la luz. La vasija – o vasijas en los distintos planos,
porque la luz es una – son vestiduras de manifestación.
Dios separa la luz de la oscuridad, en el sentido de que distingue entre ambas, porque
son dos fases contrapuestas.
Ambas son necesarias. “Y fue tarde y fue mañana”, significa que están en un
ciclo de preponderancia sucesiva de uno u otro. Y eso determina la dinámica cósmica:
Vayehí érev vayehí bóker: Vamos de la oscuridad a la luz. Y en ambos casos, Vayehí, el
Nombre de Dios presente (ver escrito anterior). Estamos en yom ejad. Todo es y sigue
siendo UNO. Luego veremos que desde el punto de vista Divino, luz y oscuridad son lo
mismo.
El versículo de Isaías citado al principio continúa: “Osé Shalom uBoré Ra”.
Hago la paz y creo el mal.
Hago la paz, porque después de la dicotomía anterior entre luz y oscuridad, luz y
vasija, deseo de dar y deseo de recibir, genero (existe) un estado de equilibrio que es
shalom, paz y completitud. La dualidad llevada al equilibrio es inherente a la
composición de la palabra shalom, shin-fuego y mem-agua llevadas al equilibrio por la
letra lamed de libra y la balanza.
Este estado de equilibrio es recibir – inherente al hecho de ser vasija, y por tanto
de existir – para dar, que es la esencia de la luz. Dicho de otro modo, compartir, recibir
para dar.
Por otro lado, creo el mal, no como principio independiente causal, sino como
fondo de ausencia al que contraponer el bien, que es la esencia de la luz: Y vio Elohim
la esencia de la Luz (Et haOr) que era buena, Ki Tov. Y hemos analizado en otro lugar
esta expresión, Ki Tov, por su valor numérico de 47, que es la conjunción de los
Nombres de Dios EHEIEH y YHVH.
Si el bien es la recepción de la luz, el mal es el no darla a su vez, el no compartir.
Lo que se llama deseo de recibir sólo para uno mismo. Eso es trabajar de una forma
activa la inteligencia de la vasija, en vez de considerar sólo su aspecto pasivo.
Y como esa fase es incompatible con la luz, y en los planos internos la separación no
viene dada por distancia en el espacio o en el tiempo, sino por la diferencia en la fase de
vibración, la vasija que sólo recibe y la luz dadora, manifestación directa del Creador,
están separadas por eones, y se tiene el acontecimiento metafísico de la ruptura de las
vasijas primordiales. Estas vasijas sólo reciben y por tanto no pueden “soportar” el
impacto de la luz, que es lo opuesto a su esencia.
Lo mismo ocurre con el ser humano cuando se liga al Árbol del conocimiento
del bien y del mal, es decir, cuando lo trabaja activamente, desconectándose del Árbol
de la Vida. Tiene lugar la “caída” con lo que supone de identificarse con la inteligencia

67
de la vasija como algo en sí. O lo que es lo mismo, el principio anímico abandona el
estado pleromático divino vaciándose de luz, la cual ha de recuperar mediante el
esfuerzo y el mérito – ganarás el pan con el sudor de tu frente – para actualizar su estado
divino aprendiendo en libertad a ser dador (afinidad con la luz Divina).
Los misterios de la restricción Divina y la creación de un espacio de oscuridad
para la posibilidad de libertad de elección y el mérito son un misterio para la conciencia
humana. Todo esto es desde nuestro punto de vista, pero ¿cuál es el punto de vista
divino?
En su magistral introducción a la traducción y comentario del Bahir, Aryeh
Kaplan aborda el tema y la paradoja del tsimtsum en relación con el primer párrafo del
libro citado. Merece la pena citarlo en extensión:

“El concepto de Tzimtzum, la auto-constricción de la luz de Dios, es uno de los


más importantes que introduce el Bahir. Implica uno de los conceptos filosóficos
fundamentales de la Cábala, que además ha sido fuente de confusión para muchos
estudiosos.
La definición más clara del Tzimtzum puede encontrarse en los escritos de Rabí
Isaac Luria (1534-1572), conocido como el Arí, que dirigió la escuela de Cábala de
Safed. Como se describe en Etz Jaim (“El Árbol de la Vida”) el proceso fue el
siguiente:

Antes de que todas las cosa fueran creadas. . . la Luz Suprema era simple y llenaba
toda la existencia. No había espacio vacío. . .
Cuando Su simple Voluntad decidió crear todos los universos. . . constriñó su luz a los
lados. . . dejando un espacio vacío. . . Este espacio era perfectamente redondo. . .
Después de que se llevó a cabo esta constricción. . . había un espacio en el que todas
las cosas podían ser creadas. . . Entonces extrajo de la Luz Infinita un solo hilo recto. . . y lo
puso en ese espacio vacío. . . A través de esa línea la Luz Infinita se hizo descender. . .
En su sentido literal, el concepto de Timtzum es sencillo. Dios primero “retiró”
Su Luz, formando un espacio vacío, en el cual toda la creación pudiera tener lugar.
Con objeto de que Su poder creativo estuviera en ese espacio, trazó en su interior un
“hilo” de Su Luz. A través de este “hilo” tuvo lugar toda la creación.

Prácticamente todos los cabalistas posteriores advierten que el Tzimtzum no


debe tomarse literalmente, desde el momento en que es imposible aplicar a Dios ningún
concepto espacial. Más bien habla en un sentido conceptual, ya que si Dios llenara
toda perfección, el hombre no tendría ninguna razón para existir. Por tanto Dios
constriñó Su infinita perfección, con el fin de permitir un “lugar” para el libre albedrío
y la realización del ser humano.
Otro punto importante enfatizado por muchos cabalistas es el hecho de que el
Tzimtzum no tuvo lugar en la esencia de Dios, sino en Su Luz. Esta luz fue la primera
cosa llevada a la existencia, y representa el poder de creación de Dios, que fue llevado
a la existencia con el propósito de crear el universo.
Muchos historiadores sacan erróneamente la conclusión de que el Tzimtzum se
originó en las enseñanzas del Arí. Pero en realidad es una enseñanza mucho más
antigua, y en el Zohar encontramos una referencia clara. Considérese el siguiente
pasaje:

A la cabeza de la autoridad del Rey


Talló una lámpara de Oscuridad
salida de la luminiscencia suprema.

68
Y surgió del Oculto de los Ocultos
–el misterio de lo Infinito–
una línea informe, encajada en un anillo. . .
medida con un hilo. . .

De acuerdo con muchos cabalistas, ésta es una referencia directa al Tzimtzum.


Una mirada más atenta al punto 25 en el Bahir revelará asimismo una clara
alusión al Tzimtzum. Rabí Berajiah dice que la Luz era como un “hermoso objeto”
para el cual el Rey no tenía un lugar. Se afirma explícitamente que esta luz había
existido antes, pero que no había un lugar para ponerla. Sólo después de que se le
proporcionara un “lugar” pudo la luz revelarse. La referencia es claramente al “hilo”
de Luz mencionado en el Etz Jaim, que dio a luz a toda la creación. Es también la
“línea informe encajada en un anillo”, mencionada en el Zohar.

La razón para el Tzimtzum surge de una paradoja básica. Dios debe estar en el
mundo, no obstante, si no se separa de éste, toda la creación se vería abrumada por Su
esencia. En el Bahir se hace alusión tanto a la paradoja como a su solución.
Sin embargo, existe una paradoja con respecto al Tzimtzum. Ya que Dios retira
su Luz del espacio vacío, debe estar vacío de Su Esencia. Pero Dios debe también
llenar este espacio, ya que “no hay espacio vacío de Él”. Ésta es una paradoja muy
básica y está directamente relacionada con la dicotomía de la inmanencia y la
trascendencia de Dios.
El principal punto suscitado por esta paradoja en el hecho de que este espacio
es sólo “oscuridad” y “vacío” con respecto a nosotros. La “Lámpara de Oscuridad”
mencionada en el Zohar es “oscuridad” para nosotros, pero en relación a Dios,
también es una “lámpara”. Con relación a Dios, es realmente luz, ya que para Él es
como si el Tzimtzum nunca hubiera ocurrido. La razón del Tzimtzum fue que la
creación pudiera tener lugar, y era un requisito para nosotros, pero no para Dios. Un
estudio detallado nos indica que ésta es precisamente la pregunta y la respuesta que se
encuentra en la afirmación inicial del Bahir.
Es particularmente interesante destacar que es precisamente con esta paradoja
aparente con lo que Rabí Nehuniah abre el Bahir. El principal punto de la Cábala
teórica es resolver la paradoja de cómo un Dios absolutamente trascendente puede
interactuar con Su creación. La estructura de las Sefirot y conceptos similares forman
el puente entre Dios y el universo. Para que no se piense que esto implica algún cambio
en Dios, Rabí Nehuniah afirma claramente que la oscuridad del espacio vacío es
realmente luz con respecto a Dios. La creación del espacio vacío, así como la de todos
los mundos, espiritual y físico, que existen en él, no cambia ni disminuye en ningún
modo la Luz de Dios.”

Este es el primer párrafo del Séfer ha Bahir:

1. “Rabí Nejuniah ben HaKaná dijo:


Un versículo (Job 37,21) afirma: “Y ahora no se veía la luz, hay un resplandor
(Bahir) en los cielos. . . [rodeando a Dios en terrible majestad]”.
Sin embargo otro versículo (Salmos 18,12), afirma: “Hizo de la oscuridad un
lugar para ocultarse”. También está escrito (Salmos 97,2): “Nubes y penumbra Le
rodean”. Esto es una aparente contradicción.
Un tercer versículo llega para reconciliar a los otros dos. Está escrito (Salmos
139,12): “incluso la oscuridad no es oscura para Ti; La noche brilla como el día –la

69
luz y la oscuridad son lo mismo.”

Por lo cual, a pesar de Dios separa la luz de la oscuridad y se establece el ciclo


del cuaternario: Éreb (tarde, anochecer) → Layla (oscuridad, noche) → Bóker (mañana,
amanecer) → Yom (luz, día), y que la expresión Yehí Or Vayehí Or suma 470, que es el
valor de Et, el Tiempo – el proceso del mundo – todo sigue en estado de Unidad, Yom
EJAD, Día UNO. Al fin y al cabo, 470 es la manifestación en las centenas – la
proyección cósmica de los arquetipos – del 47 que es la conjunción de EHEIEH y
YHVH, la unión del Gran y Pequeño Rostro, en el despliegue de la Manifestación.

70
Pensamientos de Torá y Cabalá XVIII

1:6 Y dijo Elohim: Haya un firmamento en medio de las aguas y que separe las aguas
de las aguas.
Vayomer Elohim yehi rakia betoj hamayim vyhi mavdil beyn mayim lamayim
1:7 E hizo Elohim el firmamento y apartó las aguas que estaban debajo del firmamento
de las aguas que estaban arriba del firmamento; y fue así.
Vaya'as Elohim et-harakia vayavdel beyn hamayim asher mitajat larakia uveyn
hamayim asher me'al larakia vayehi-jen.
1:8 Y llamó Elohim al firmamento, cielos. Y fue tarde y fue mañana: día segundo.
Vayikra Elohim la-rakia shamayim vayehi-erev vayehi-voker yom sheni.

En este segundo día de la creación, correspondiente a Guevurá en el Árbol de la


Vida, empieza la discriminación de las potencialidades inherentes en la semilla de la
Creación.
En el día Uno hay luz y oscuridad que, si bien son separadas, se mantienen en un
estado de unidad en la alternancia de día y noche. La luz es la esencia del dar, la
oscuridad la esencia del recibir, o sea, la inteligencia de la vasija. No hay dar sin recibir.
Las dos son necesarias.
Ambas se hallan unificadas en la Alef, el anagrama de la Unidad, que está
especificada en la palabra Ejad (AJD): Leemos Yom Ejad, Día Uno, en vez de Yom
Rishón, día primero, como sería lo correcto.

a
Si analizamos la estructura interna de este símbolo, vemos que consta de dos
Yodim y una letra Vav.

10

10

71
El valor numérico del conjunto es 26 que es el número del Tetragrama: YHVH,
. En la letra Alef está implícito el Nombre de Dios.
La Yod superior es la Luz dadora, la Yod inferior es la vasija receptora. Ambas
están unidas por la Vav, la cópula, la conjunción.
Es la Yod inferior la que es dividida, y entonces tenemos dos letras He,
femeninas, las aguas superiores y las aguas inferiores. Y esto se hace mediante la letra
Vav separando (y uniendo después) ambas, con lo que el Nombre de Dios queda
especificado de forma explícita.

10

5 5

En vertical (aguas por encima y aguas por debajo):

Con lo que se delinea la estructura de los mundos. Las aguas superiores son
Briáh, el mundo espiritual. Las aguas inferiores son Assiáh, el mundo de los fenómenos
espacio-temporales. La Vav es Raquía, el Firmamento y el mundo de Yetsirah.
Hay pues una vasija espiritual y una vasija material, con el mundo de la psique
(Yetsiráh) de vínculo unitivo.
O separador. Porque ahora, desde el punto de vista microcósmico, la conciencia
subjetiva permite la desconexión entre ambas He.
Cabe la posibilidad de que entre en escena el deseo de recibir sólo para mí
mismo: la vasija desconectada, en sí y para sí, es decir, la posibilidad del mal.
Razón por la cual no se dice de este día “Y vio Dios que era bueno (Tov)”, no

72
porque no lo sea, siendo una fase contemplada en el Plan Divino, sino que no se recalca
específicamente; al final Dios ve todo lo que ha hecho que es Tov Meod, muy bueno.
Hay una paradoja en todo ello: Si estamos tratando de la especificación del
Nombre de Dios, ¿cómo podemos hablar de división, separación, posibilidad del mal,
etc.?
Hay que tener en cuenta (ver Pensamientos XI) que nos estamos moviendo en el
mundo de Briáh. En este contexto, cuando hablamos de mundos, nos estamos refiriendo
a submundos: Atsilut de Briáh, Briáh de Briáh, Yetsirá de Briáh y Assiah de Briáh. El
Jésed del primer día de la creación es el Jésed de Briáh y el Guevurá del segundo día, lo
mismo.
Lo que ocurre es que tenemos dificultades en un pensamiento de tipo
holográfico y fractal, en el que todo resuena con todo y todo está interrelacionado.
Nuestra mente se encuentra cómoda en el modo lineal de pensar. Pero la realidad no lo
es.
Dios, en sentido absoluto, está por encima del Árbol de la Vida, incluso del
mundo de Atsilut. En este mundo la Deidad se configura a sí misma en lo que llamamos
Rostros o Partsufim, cada uno, a su vez, un submundo del mundo de Atsilut y un
arquetipo de cada uno de los mundos. Y esta estructura primordial se repite
holográficamente en todos los niveles de la manifestación.
Ya vimos en otro escrito que la palabra de la Creación, Yehí Or, es el Nombre
de Dios tal como se extiende en los cuatro mundos (Ab, Sag, Mah y Ben; 72, 63, 45 y
52). En este día Uno se encuentra a nivel de semilla como la esencia de la Luz. En el día
segundo se despliega.
El Nombre es una ecuación de operadores actuando sobre la función de onda
cósmica: la Luz Infinita. Pero el Nombre es al mismo tiempo la solución de su propia
autoecuación (es una fase de la propia Luz contenida en ella). El resultado es la
Manifestación.
¿Hay algún otro ejemplo en la Torá de división de una letra Yod en dos He? Si,
en el caso de Abram y Saray. La Yod de Saray es dividida en dos He; una es
incorporada al nombre de Abram, que pasa a ser Abraham y la otra es conservada por
ella, adquiriendo el nombre de Sarah.
¿Qué significado tiene esto energéticamente hablando? Sarah es la sabiduría-
Shejiná. Con la Yod en su nombre está a nivel de Jojmá (y por tanto es estéril). Con la
división, como He, pasa a ocupar el lugar de Biná, por un lado, y de Maljut, por otro.
Con la He de Biná, como su contraparte anímica femenina, Abraham es conectado a
Biná y a la Shejiná. Llega a ser así un ser humano completo. Su valor numérico pasa a
ser 248, el número de huesos y tendones (partes blancas) del ser humano. Con la
segunda He incorporada a su nombre, Sara pasa a ocupar la posición de Maljut, la
sabiduría inferior y también Shejiná (hay que tener en cuenta que el principio femenino
es continuo por naturaleza, como las aguas: superiores o inferiores no son
ontológicamente distintas).
Abraham y Sara pasan a ser así manifestación del Zeir Anpin y la Shejiná, el
hijo y la hija, y por tanto hermanos. Por eso dice Abraham que Sara es su hermana. Y el
Faraón no puede aprovecharse de ella, la Sabiduría, porque eso sólo puede hacerse en
Kedushá, en santidad.
También la Vav del Firmamento (Raquía) es una representación del Zeir Anpin
(Rostro Menor), como, B´´H, tendremos ocasión de estudiar en el próximo escrito.

73
Pensamientos de Torá y Cabalá XIX

EL SEGUNDO DÍA: EL CUBO DEL ESPACIO

Y llamó Elohim al firmamento, cielos.


Vayikra Elohim la-rakia shamayim.

En el despliegue del Nombre de Dios la Vav ha ocupado el lugar del firmamento


o extensión que separa las aguas superiores de Briá de las aguas inferiores de Asiá: las
dos letras He. Pero la Vav es al mismo tiempo conjunción – es la conjunción copulativa
– indicando que el Plan Divino no es una separación absoluta entre los planos del ser y
del devenir, sino una comunicación entre ambas.
Es lo que indica la letra Bet, representada por tres Vavim: dos horizontales,
significando los dos planos del noúmeno y del fenómeno, y la Vav vertical que pone
ambos en conexión. El resultado es Berajá, bendición, y también Bayit, casa.
Raquiá, firmamento o extensión, no se refiere sólo a un espacio exterior de
manifestación, sino también a un espacio interior de representación; lo que llamamos
mente.
Si leemos la génesis de las sefirot en el Séfer Yetsirá, vemos que a partir de la
quinta tiene lugar la construcción del cubo del espacio, cuyas seis caras son selladas con
una permutación de las tres letras del Nombre.
La primera sefirá es el Rúaj Elohim Jayim, traducido como el Espíritu del Dios
Vivo. La segunda Rúaj meRúaj, Aire del Espíritu, el dominio de la letra Alef. La tercera
es Mayim meRúaj, Agua del Aire, el dominio de la letra Mem. Estas tres corresponden
respectivamente a las tres sefirot supremas, Kéter, Jojmá y Biná.
La cuarta es Esh meMayim, Fuego del Agua, representado por la Shin. Esta se
manifiesta en Jésed como la Palabra, que es el Rúaj Elohim (igual a 300, igual a Shin)
aleteando sobre la superficie de las aguas, y que es la Luz: Yehi Or (232, el Nombre de
Dios extendido). La Palabra de Dios es la Luz.
Interesante observar esta expresión: Esh meMayim, porque contiene la
indicación de una identidad en el cosmos que se está generando:
S.Y. Cap. 1-12: Cuatro: "Fuego del Agua". Con ella grabó y talló el Trono de
Gloria, Serafim, Ofanim, las Jayot ha-Qodesh (las Santas Criaturas Vivientes) y ángeles
Ministros. Sobre estos tres [Aire, Agua y Fuego] estableció su morada, como está
escrito: "Hace a sus ángeles de alientos, a sus ministros de fuego llameante."

Aparece la estructura ISH (AYSh), anagrama del ser humano, en el seno de las
tres Mem del agua. Hablamos del nivel macrocósmico y microcósmico – el nivel
yetsirático de la psique – lo que se conoce como el Zer Anpin, o Rostro Menor, en
cualquier mundo.
Y así leemos:

74
Cap. 1-13: De entre las [letras] simples escogió tres letras [Vav, He, Yod], según
el misterio de las tres madres: Alef, Mem y Shin. Las fijó en su Gran Nombre y con
ellas selló las seis extremidades:
Cinco: Selló lo alto y encaró hacia arriba. Lo selló con Yod Heh Vav.
Seis: Selló lo bajo y encaró hacia abajo. Lo selló con Heh Yod Vav.
Siete: Selló el Este y encaró hacia delante. Lo selló con Vav Yod Heh.
Ocho: Selló el Oeste y encaró hacia atrás. Lo selló con Vav Heh Yod.
Nueve: Selló el Sur y encaró a la derecha. Lo selló con Yod Vav Heh.
Diez: Selló el Norte y encaró a la izquierda. Lo selló con Heh Vav Yod.

Si bien la quinta sefirá es Guevurá, a la que corresponde el arriba (“y llamó a la


expansión cielos”) y la sexta Tiféret – el tercer día en el que se reúnen las aguas de
“abajo” en un lugar – es en éste segundo día de la Creación en el que se definen las seis
dimensiones de la conciencia representadas por la letra Vav, generadora de Raquiá, la
expansión.
Y podemos hacer las siguientes precisiones:
Sellar un espacio es determinar un centro. Sólo por referencia a un punto que
actúa como centro del sistema de coordenadas podemos hablar de polaridades y
dimensiones. También podemos inferir que las seis direcciones están definiendo las
dimensiones que especifican la conciencia de Yo soy, ya que el valor numérico de cada
una de estas permutaciones es 21 (Y=10, H=5, V=6). Este es el valor también del
Nombre Divino Eheié (A=1, H=5, Y=10, H=5), que significa Yo soy (o Yo seré) y que
es el Nombre revelado a Moisés en la zarza ardiente.
Si en términos muy generales hablamos de Yod, He y Vav como padre, madre y
unión, la cual puede manifestarse como fruto o descendencia, o también activo, pasivo y
equilibrante (en general las ternas metafísicas son aplicables) en el arriba – sellado con
YHV – es el deseo de dar (Y) el que proyecta sobre el deseo de recibir (H) para crear
(V); mientras que en el abajo, HYV, es el deseo de recibir (H) el que atrae, por así decir,
sobre el deseo de dar (Y) para producir (V), y el resultado es la dimensión de lo
espiritual/material según predomine el aspecto luz o el aspecto vasija.
La dimensión este/oeste es la dimensión de consciente/subconsciente (delante y
detrás. También pasado y futuro). El Este es VYH, indicando que algo nuevo (V) se va
a manifestar con un nuevo impulso en la conciencia (Y) que habrá que trabajar
posteriormente (amanecer) (V). En el Oeste, VHY, una semilla (V) se deposita (H) que
será procesada en las profundidades (Y).
Sur y norte son masculino y femenino, o mejor yang y yin, para quitar
connotaciones culturalmente determinadas. Aquí podríamos hablar de Gran yang-
pequeño yin en la máxima manifestación de luz solar que se produce en el sur (YVH) y
Gran yin-pequeño yang en la fase opuesta de oscuridad nocturna (HVY). En ambos
casos la letra Vav, que indica cópula y conjunción, es como la línea ondulada del Tai
Chi, estableciendo el equilibrio de la balanza (y su dinamismo). O como la propia Vav
intermedia entre las dos Yodim, masculino y femenino, como hemos comentado en el
escrito anterior (XVIII).
Podemos como seres humanos (anashim, plural de ish), y como representaciones
arquetípicas del Zer Anpin, ubicarnos en el centro de este cubo cósmico (en el cual se
inscriben las 22 letras; ver Séfer Yetsirá) para crear – recrear – nuestro mundo y el
mundo (utilizar el texto de la Torá como un manual para la conciencia superior).
El centro está abierto – accede – a todas las dimensiones de la periferia. No es un
mero punto geométrico. Es una puerta a otra dimensión – una cuarta, o mejor una
quinta, si consideramos el dinamismo de la figura, manifestada como tiempo, como una

75
cuarta dimensión frente a las tres dimensiones espaciales que definen las tres
polaridades enunciadas (o letras madres) –. Esta quinta dimensión, en “vertical” con
todas las anteriores, es la Conciencia.
Podemos construir una meditación como la siguiente:
Colocarse de cara al Este. Visualizarse en el centro de un cubo. A pesar de estar
definido no es un espacio cerrado (ver en el Séfer Yetsirá que en un recorrido anterior –
Cap. 1:5 – se han definido las dimensiones como profundidades, es decir infinitas).
Ir visualizando en las dimensiones las tres letras indicadas en el orden del Séfer
Yetsirá descrito antes:
- Mira hacia lo alto y séllalo con YHV, contemplando las letras en fuego blanco
irradiando luz blanca. Toda la cara (el espacio) superior se llena de luz.
- Mira hacia lo bajo y séllalo con HYV, contemplando las letras en fuego blanco
irradiando luz blanca. Toda la cara (el espacio) inferior se llena de luz.
Y así sucesivamente, hasta encontrarte en el centro de un cubo de luz con las
seis permutaciones los centros de las caras.
Llena éstas de contenido metafísico: El arriba es la dimensión de las aguas
superiores, o sea, del Espíritu; el abajo, de las aguas inferiores, sustancialidad material.
Este y Oeste establecen la dimensión de consciente e inconsciente. Sur y Norte
de dar y recibir, positivo y negativo.
Tú estás en el centro, equidistante de todo.
Entonces recita el mantra: Yo Soy quien Yo Soy quien Yo Soy quien Yo Soy…
Siéntete una chispa, un rayo, un reflejo, de la luz del gran Yo Soy del Universo,
que identificas con la Yod (He las aguas superiores e inferiores; tú eres la Vav; la Yod
es la omniconciencia, omnipresencia, de la Luz definida el primer día de la Creación).
Puedes permanecer ahí todo el tiempo que creas necesario.
Esta es la fase de generación. A continuación pasamos a la fase de consumación.
Transfiere tu atención al centro tiferético en el área del corazón. Visualiza un maguén
David, un hexagrama o estrella de seis puntas. En los vértices de este hexagrama
aparecen las seis permutaciones de las letras YHV, de la siguiente manera:

Desde Tiféret conectar con las seis dimensiones, irradiando y recibiendo.


Continuar con al mantra: Yo Soy quien Yo Soy quien Yo Soy quien Yo Soy…
Sé la Conciencia. Desde el centro del corazón estás conectado con el centro de
todo. Y de ahí brota la Rajamim, la compasión universal. Enviar berajá a todas las
dimensiones, a todos los seres, en todos los planos.

76
Pensamientos de Torá y Cabalá XX

El tercer día de la Creación

ֶֶ‫םֶמתַ חַ תֶהַ שָ מַ יִׁ םֶאל־מָ קֹוםֶאחָ דֶוְ תֵ ָראה‬ ִׁ ִׁ‫ֶ ַוי ֹאמרֶאֱֹלהִׁ יםֶיִׁ קָ וּוֶהַ מַ י‬9
‫הַ יַבָ שָ הֶוַיְ הִׁ י־כֵן׃‬
ֶ‫ֶוַיִׁ קְ ָראֶאֱֹלהִׁ יםֶ ַליַבָ שָ הֶארץֶּולְ ִׁמקְ וֵהֶהַ מַ יִׁ םֶקָ ָראֶי ִַׁמיםֶ ַוי ְַרא‬11
‫אֱֹלהִׁ יםֶכִׁ י־טֹוב׃‬
ֶ‫ֶ ַוי ֹאמרֶאֱֹלהִׁ יםֶתַ ְדשֵֶאֶהָ אָ רץֶדשאֶעֵׂשבֶמַ ז ְִׁריעֶַז ַרעֶעֵץֶפְ ִׁריֶעֹ ׂשה‬11
‫פְ ִׁריֶלְ ִׁמינֹוֶאֲשרֶז ְַרעֹו־בֹוֶעַל־הָ אָ רץֶוַיְ הִׁ י־כֵן׃‬
ֶ‫ֶ וַתֹוצֵ אֶהָ אָ רץֶדשאֶעֵׂשבֶמַ ז ְִׁריעֶַז ַרעֶלְ ִׁמינֵהּוֶוְ עֵץֶעֹ ׂשה־פְ ִׁריֶאֲשר‬12
‫ז ְַרעֹו־בֹוֶלְ ִׁמינֵהּוֶ ַוי ְַראֶאֱֹלהִׁ יםֶכִׁ י־טֹוב׃‬
ֶ‫ישי׃‬ ִׁ ִׁ‫רֶיֹוםֶשל‬
ְ ‫ֶוַיְ הִׁ י־ערבֶוַיְ הִׁ י־בֹ ק‬13
ֶ
1:9 Y dijo Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y se vea
lo seco; y fue así.
Vayomer Elohim yikavu hamayim mitajat hashamayim el-makom ejad vetera'eh
hayabashah vayehi jen.
1:10 Y llamó Dios a lo seco, tierra, y al conjunto de las aguas llamó mares; y vio Dios
que era bueno.
Vayikra Elohim layabashah erets ulemikveh hamayim kara yamim vayar Elohim
ki-tov.
1:11 Y dijo Dios: Produzca la tierra hierbas, hierba que dé simiente; árbol de fruto que
dé fruto de su especie, cuya simiente esté en él, sobre la tierra; y fue así.
Vayomer Elohim tadshe ha'arets deshe esev mazria zera ets pri oseh peri lemino
asher zar'o-vo al-ha'arets vayehi-jen.
1:12 Y produjo la tierra hierbas, hierba que da simiente de su especie, y árbol que da
fruto, cuya simiente esta en él, según su especie; y vio Dios que era bueno.
Vatotse ha'arets deshe esev mazria zera leminehu ve'ets oseh pri asher zar'o-vo
leminehu vayar Elohim ki-tov.
1:13 Y fue tarde y fue mañana: día tercero.
Vayehi-erev vayehi-voker yom shlishi.

77
PENSAMIENTOS DE TORÁ Y CABALÁ XX

EL TERCER DÍA DE LA CREACIÓN

ִׁ ִׁ‫ֶ ַוי ֹאמרֶאֱֹלהִׁ יםֶיִׁ קָ וּוֶהַ מַ י‬9


ֶֶ‫םֶמתַ חַ תֶהַ שָ מַ יִׁ םֶאל־מָ קֹוםֶאחָ דֶוְ תֵ ָראה‬
‫הַ יַבָ שָ הֶוַיְ הִׁ י־כֵן׃‬
1:9 Y dijo Dios: Reúnanse las aguas que están debajo de los cielos en un lugar (lugar
uno), y se vea lo seco; y fue así.
Vayomer Elohim yikavu hamayim mitajat hashamayim el-makom ejad vetera'eh
hayabashah vayehi jen.

En un escrito anterior (Ver Pensamientos XI) hemos analizado el primer capítulo


de Bereshit a la luz del Árbol de la Vida extendido en los mundos.
Establecíamos entonces la siguiente relación:
- Día Uno: “Que haya Luz...”, Jésed de Briá.
- Día segundo: “Haya un firmamento en medio de las aguas que separe...”, Guevurá
de Briá.
- Día tercero: “Reúnanse las aguas... en lugar uno y aparezca lo seco”
“Brote la tierra vegetación... y árboles”
Tiféret de Briá/Maljút de Atsilút/Kéter de Yetsirá.
Etc.

En el segundo día, de Guevurá de Briá, se tiene la extensión y discriminación de


las letras del Nombre, y tenemos así: Yod como el propio mundo de Atsilut de Atsilut
(considerando que cada mundo tiene sus propios submundos en una progresión
decreciente; ver Figura 1); la primera He como Briá de Atsilut (es el arquetipo del
mundo de Briá y son llamadas aquí “Aguas superiores”); Vav como Yetsirá de Atsilut
(es el arquetipo de Yetsirá – Zer Anpin – y es llamada aquí firmamento y “cielos”); por
último, la segunda He – Shejiná – es el arquetipo del mundo de Asiá y es llamada aquí,
“Aguas inferiores”). Hasta que se llaga al segundo día no hay ni distinción ni separación
alguna. Todo se halla en estado de Unidad, tanto en esencia como en conciencia.
En el tercer día entramos en la operación de la segunda He. Y volvemos a
solaparnos directamente con una sefirá del mundo de Atsilut: con Maljut (ver figura 2),
ya que Jesed y Guevurá de Briá pertenecen propiamente sólo a ese mundo.
Nos ubicamos ahora en el fulcro de tres mundos, como Maljut de Atsilut, como
Tiféret de Briá y como Kéter de Asiá. Todo ello queda reflejado, de un modo u otro, en
la fenomenología de este tercer día.

La palabra Yiqavú (YQVV), “que se reúnan”, proviene de la raíz QVH que


tiene, además del significado de reunir, el de cuerda o línea (Qav), que también une, y
el de “esperanza” (Tiqváh), en este caso como una proyección unitiva hacia un futuro.
Es interesante ver que el valor numérico de la Raíz (100 + 6 +5) es 111, la exaltación de
la unidad y el valor de la letra Alef extendida (ALP; 1 + 30 + 80). En el versículo 10 se
habla del Miqvéh HaMayim, de donde deriva el nombre de la piscina ritual (Miqvé, de

78
la misma raíz), que ahora nos percatamos que está conectada con las aguas primordiales
de la letra He.
Y es muy explicativo el comentario del Zohar sobre la energética de este
versículo (Zohar I, 18a) y que reproducimos a continuación (los comentarios entre
corchetes son añadidos):

“Y Dios dijo: “Que se reúnan las aguas” – por medio de una línea [de
emanación, porque llegamos de nuevo al pilar del medio], de forma que sea un sendero
recto, porque todo emergió, mientras permanecía oculto, del misterio del punto
primordial [Jojmá y la letra Yod] hasta que alcanzó y entró en el palacio supremo [Biná
y la primera letra He]. De allí partió en línea recta [rayo relampagueante] hasta que
llegó a “un lugar”, que llevó todo a unirse en la totalidad de masculino y femenino. ¿Y
cuál es este? La vida de los mundos [se refiere a Yesod, que une a todas las sefirot a
través de la conjunción de masculino y femenino]. “Las aguas” que surgieron de arriba,
de la letra He superior [tal como está escrito Ha-Mayim]. “De debajo del cielo” -
pequeña Vav, que explica la letra Vav: una es los cielos y la otra “bajo los cielos”. [Esta
es la segunda Vav de la palabra YQVV, y se refiere a Yesod, que está incluida y unida a
Tiféret que son los cielos, y es la primera de las dos Vavim]. Entonces: “Y que aparezca
la tierra seca”, esta es la He inferior. [Maljut. Es seca porque sólo recibe]. Esta está
revelada y todo lo demás permanece oculto, y desde ésta [Maljut] se puede percibir esta
sabiduría oculta [las sefirot restantes]. “En un lugar” – porque aquí está el vínculo de la
unidad del mundo superior [en Yesod, receptáculo de todas las emanaciones y su
unificación. El texto dice Maqom Ejad, lugar de Ejad, de la Unidad]”.

Estamos hablando pues de una dinámica interna del Nombre de Dios en dos
conjunciones: Abba e Imma, Padre y Madre, Yod y He, como generadores, realizada en
la unión de Zer Anpin – los Cielos – y Shejiná – la Tierra –, Vav y He, mediante Yesod
– simbólicamente los órganos sexuales – lo que fertiliza y llena de vida la Tierra
(versículo siguiente).
Maqom, “lugar”, es en sí misma un Nombre de Dios. De Dios se dice que “es el
sitio del mundo y el mundo no es su sitio”. El valor numérico de esta palabra, MQVM,
es 186, que es la suma de los cuadrados de las letras del Tetragrama, indicando que la
influencia divina está en grado superlativo: 102 + 52 + 62 + 52 = 186.

Recreamos el proceso meditando en el siguiente Yijud:

1) La primera fase es la visualización de Tetragrámaton:

Este es el Tetragrama que abarca a todo el Árbol de la Vida en sus Partsufim


(Rostros), tal como se ha descrito arriba.

2) La segunda He está representando las aguas inferiores, en cuyo seno emerge


la Tierra, es decir el Nombre Adonay.

79
Entonces se expande la segunda He con el Nombre Adonai, el cual se escribe en
su lugar adecuado:

3) El Tetragrama representa entonces el Zer Anpin – Tiféret – y mediante


Yesod se realiza la unión (cópula), lo cual se expresa entrelazando las letras, una a
una, nivel a nivel:

4) Esto lo realizamos en Atsilut – tenemos la certeza de que todo resuena en todo


– haciendo la visualización a una altura – distancia inconmensurable que sin embargo se
siente próxima – y de su gran luz descienden todas las bendiciones sobre nosotros y
sobre el mundo.
Esta es la conjunción del Santo, bendito sea, y la Shejiná, el Cielo y la Tierra,
Tiféret y Maljut.
Hay que tener en cuenta que el valor numérico de la conjunción de ambos
Nombres es 91, que es el Amen y que es el maná , el sustento espiritual.
Es también el valor de la expresión: , notaricón de Potéaj et Yadeja.
(Salmo 145:16)
ratsón jai lejol umasbiá yadeja et Potéaj
Abres tu mano y satisfaces a todos los vivientes con favor
Es decir, abres tu yod, tu punto de infinito, la fuente de Luz.
es también notarikón de otro versículo bíblico (Sal 31:6): “En tus manos
encomiendo mi espíritu-Rúaj. Tú me has redimido YHVH (Padita Otí YHVH), Dios de
la Verdad”.
5) Nuestro nivel de conciencia se eleva hasta Biná. El número 91 es también
, Dios en general, donde la letra He en este caso es la primera del Tetragrama.
Es la unificación de la Shejiná superior y la Shejiná inferior, tal como está escrito (Gen
24:67): “Y la trajo [a Rajel] Isaac a la tienda de su madre Sarah y la tomó por mujer”.
Todo está colmado de Berajá, y entonces Potéaj Et Yadeja, abres tu Yod y
satisfaces a todo viviente hasta el máximo de su deseo.

80
81
82
Pensamientos de Torá y Cabalá XXI

Y dijo Elohim: Produzca la tierra hierbas, hierba que dé simiente; árbol de fruto que dé
fruto de su especie, cuya simiente esté en él, sobre la tierra; y fue así.

Vayomer Elohim tadshe ha'arets deshe esev mazria zera ets pri oseh peri lemino asher
zar'o-vo al-ha'arets vayehi-jen.

En el Árbol extendido, el proceso creativo está en la fase del Maljut de Atsilut


(Shejináh) /Tiféret de Briáh (el tercer día) /Kéter de Yetsiráh.
La semilla de Yesod de Atsilut /Dáat de Briáh es plantada en Maljut: TADSHÉ,
leída al revés es Esh Dat, ASh DT, que alude al fuego (Esh, ASh) del Dáat, y esa
semilla (ZRO, zayin resh ayin, despliega o expande [la letra Resh, RYSh, introduce la
existencia, el yesh, YSh] toda la potencialidad del septenario (Z=7) en el 70 (Ayin =70)
de todas las posibilidades energéticas.
En el proceso de cosmogénesis física encontramos un paralelo en lo que
podemos llamar la siembra de galaxias (millones de millones). Así, si el Kéter de Briah
correspondería al estado de preuniverso, posiblemente el vacío cuántico que
corresponde al máximo de energía potencial [un estado trascendente que es también el
asiento del Tiféret de Atsilut, del cual ese vacío cuántico o Nada sería su vestidura de
manifestación Briática], el Jojmá de Briah sería la Gran Explosión (Big Bang) que es el
punto primordial o Reshit. Biná sería la creación del espacio-tiempo-energía-materia en
el despliegue de ese Big Bang. Se tendría la inflación cósmica, la fase de ruptura de las
simetrías, con la consecuente creación de las partículas elementales (incluso en la parte
desconocida actualmente por la ciencia de materia y energía oscura). En Dáat todo
estaría en la fase de la sopa primigenia de partículas (Tohu vaBohu). Pero la expansión
prosigue y en un momento dado la radiación deja de ser totalmente absorbida por la su
interacción con las partículas elementales y se libera la luz (la llamada radiación de
fondo). Estamos en la fase de Jésed (¡Hágase la luz!). Eso permite la creación de la
primera materia atómica estable: átomos de hidrógeno, helio y una fracción de litio
(uno, dos o tres electrones).
Las fuerzas de contracción de Guevuráh rompen el continuo de materia (y se
especula sobre cuál pueda haber sido el mecanismo concreto causante de los pequeños
desequilibrios en la distribución de materia, que posiblemente hagan contraerse a la
materia como en grumos o conglomerados (protogalaxias) separados por grandes
espacios vacíos (haya un firmamento en medio de las aguas). Téngase en cuenta que,
desde el punto de vista de todo el universo, éste sigue siendo un fluido del que las
partículas o moléculas son las galaxias.
Y llegamos a la culminación del proceso anterior en la formación en sí de las
galaxias (las aguas se reúnen y aparece lo seco), como el equilibrio en Tiféret de las
fuerzas tremendamente expansivas de Jésed (la evolución continúa) y las contractivas
de Guevuráh que mantienen al material galáctico en sus límites. La siguiente fase (que
haya luminarias) será la fase en la que las estrellas se encienden, el proceso estelar del
cuarto día.
Es interesante notar la forma arborescente en que se distribuyen las galaxias
(filamentos de millones de galaxias), ya que en el tercer día también aparece el Árbol
(árbol fruto que hace fruto cuya semilla en él) sobre la Tierra, el Maljut, que es también
un Tiféret (de Briah) y un Kéter (de Yetsirá).

83
Como es arriba es abajo. O viceversa, ya que los procesos en Asiah son un
espejo de los desarrollos de otros planos /dimensiones.
Podemos sentirnos impresionados por la inmensidad de la escala universal, pero
para Dios es como una minúscula gota de agua. Y sin embargo, está en y es consciente
de cualquier pequeña brizna de hierba mecida por el viento. Y el multiverso como las
gotas de rocío que penden de la blanca cabellera del Anciano de los Días.
Dios es infinito, en el macro y en el micro, infinito de infinitos, más allá del
límite de la sucesión de cardinales transfinitos, representados en matemáticas como la
sucesión de Alefim.
Así pues, produzca la Tierra (el Maljut) Déshe, DShA, el fuego (ASh) del
cuaternario (de la Dálet, de la fuerza de manifestación), que es el fuego cósmico,
internamente el fuego de la Shejináh de la cual se dice: YHVH Eloheja, el Eterno tu
Dios, es un fuego abrasador (Deut 4:24), la energía, el fuego que arde en todos los soles
(de Asiah o de Briah – Tiféret), en todas las tierras de los mundos pluriformes, en todas
las semillas en donde se halle el poder del desarrollo continuo: es la fuerza de la
evolución, cósmica y biológica.
Y también es la fuerza detrás de todas las representaciones mentales, ya sean de
la mente universal o de la mente humana. Y así, tenemos en la hierba la representación
de todas las ideas arquetípicas como el Kéter de Yetsirá, de esa gran forma-pensamiento
que se va a desplegar en almas, seres angélicos, espíritus y modelos arquetípicos de
todas las cosas.
Y el Árbol – el Árbol de la Vida – es fruto y hace fruto. “Es fruto” en el plano
del noúmeno, de la esencia atemporal, en la que Hu Ejad UShmó Ejad, Él es Uno y su
Nombre es Uno; y “hace fruto” en el plano del fenómeno, del despliegue temporal,
causal y sucesivo de los arquetipos. Volvemos a tener el Uno (Alef) frente al Cuatro,
Dalet (las Cuatro Letras) mediadas por el Espíritu: la Shin (= 300) del Rúaj Elohim (=
300), el Espíritu de Dios, que desde ese Yesod de Atsilut insemina el Maljut de Arets: D
Sh A, Déshe).
Y nosotros, como seres humanos, podemos en la conciencia morar en el plano
del Espíritu, el Árbol fruto, el Árbol de la Vida, el plano eterno de los arquetípicos,
mientras, habitamos el plano del Árbol que da fruto, en su despliegue de dualidades, sin
perder la conexión con la Unidad.
Recitemos de continuo la proclamación de la Unidad, el Shemá Israel,
Shemá Israel Adonai Elohenu Adonai Ejad
Escucha Israel el Eterno nuestro Dios el Eterno es Uno
conscientes de que Israel abarca a todo el enjambre de Chispas Divinas (Maljut de
Atsilut /Tiféret de Briáh /Kéter de Yetsiráh) sembradas como Déshe en el tercer día de
la Creación. (Es interesante que nuestro cerebro contenga tantas neuronas como estrellas
de nuestra galaxia: cien mil millones)
Y digamos en el silencio exterior, pero como un grito de júbilo en el interior,
Baruj Shem Kevod Maljutó Leolam Vaed
Bendito sea el Nombre de la Gloria de su Reino en la eternidad de las eternidades,
Y el Nombre de Dios contiene a toda la Creación y que esa bendición fluya a
todo lo creado.

84
PENSAMIENTOS DE TORÁ Y CABALÁ XXII

ֶ‫ֶ ַוי ֹאמרֶאֱֹלהִׁ יםֶיִׁ קָ וּוֶהַ מַ יִׁ םֶמִֶׁתַ חַ תֶהַ שָ מַ יִׁ םֶאל־מָ קֹוםֶאחָ דֶוְ תֵ ָראה‬9
‫הַ יַבָ שָ הֶוַיְ הִֶׁי־כֵן׃‬
ֶ‫ֶוַיִׁ קְ ָראֶאֱֹלהִׁ יםֶ ַליַבָ שָ הֶארץֶּולְ ִׁמקְ וֵהֶהַ מַ יִׁ םֶקָ ָראֶי ִַׁמיםֶ ַוי ְַרא‬11
‫אֱֹלהִׁ יםֶכִׁ י־טֹוב׃‬
ֶ‫ֶ ַוי ֹאמרֶאֱֹלהִׁ יםֶתַ ְדשֵ אֶהָ אָ רץֶדשאֶעֵׂשבֶמַ ז ְִׁריעֶַז ַרעֶעֵץֶפְ ִׁרי‬11
‫עֹ ׂשהֶפְ ִׁריֶלְ ִׁמינֹוֶאֲשרֶז ְַרעֹו־בֹוֶעַל־הָ אָ רץֶוַיְֶהִׁ י־כֵן׃‬
ֶ‫ֶ וַתֹוצֵ אֶהָ אָ רץֶדשאֶעֵׂשבֶמַ ז ְִׁריעֶַז ַרעֶלְ ִׁמינֵהּוֶוְ עֵץֶעֹ ׂשה־פְ ִׁריֶאֲשר‬12
‫ז ְַרעֹו־בֹוֶלְ ִׁמינֵהּוֶ ַוי ְַראֶאֱֹלהִׁ יםֶכִׁ י־טֹוב׃‬
ֶֶ‫ישי׃ֶפ‬ ִׁ ִׁ‫רֶיֹוםֶשל‬
ְ ‫ֶוַיְ הִׁ י־ערבֶוַיְ הִׁ י־בֹ ק‬13
1:9 Y dijo Elohim: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y se
vea lo seco; y fue así.
Vayomer Elohim yikavu hamayim mitajat hashamayim el-makom ejad vetera'eh
hayabashah vayehi jen.
1:10 Y llamó Elohim a lo seco, tierra, y al conjunto de las aguas llamó mares;
Vayikra Elohim layabashah erets ulemikveh hamayim kara yamim
y vio Elohim que era bueno.
vayar Elohim ki-tov.
1:11 Y dijo Elohim: Produzca la tierra hierbas, hierba que dé simiente; árbol de fruto
que dé fruto de su especie, cuya simiente esté en él, sobre la tierra; y fue así.
Vayomer Elohim tadshe ha'arets deshe esev mazria zera ets pri oseh peri lemino
asher zar'o-vo al-ha'arets vayehi-jen.
1:12 Y produjo la tierra hierbas, hierba que da simiente de su especie, y árbol que da
fruto, cuya simiente esta en él, según su especie;
Vatotse ha'arets deshe esev mazria zera leminehu ve'ets oseh pri asher zar'o-vo
leminehu
y vio Elohim que era bueno.
vayar Elohim ki-tov.
1:13 Y fue tarde y fue mañana: día tercero.
Vayehi-erev vayehi-voker yom shlishi.

PENSAMIENTOS DE TORÁ Y CABALÁ XXII


Sobre el tercer día de la Creación

La tercera y cuarta Palabra de la Creación se pronuncian – son energéticamente


– el tercer día de la Creación. Estamos (ver imagen adjunta) en el punto del Árbol
85
extendido en el que confluyen tres mundos: Atsilut como Maljut (Shejiná, la Tierra de
Atsilut), Briáh como Tiféret – el foco logoidal de la Mente Única Universal – y Yetsiráh
como Kéter – el punto de emanación de las ideas arquetípicas –.
Nos fijamos en tres conceptos clave: HaYabashah (lo seco); Déshe (hierba); y
Ets Pri osé Pri (Árbol fruto hacedor de fruto).
HaYabasha, en este contexto, es un nombre de la Shejiná. Podemos verlo
aplicando Aiq Beker (según las mismas raíces numéricas) a alguna de sus letras:

He (5) se transforma en Nun (50)


Yod (10) permanece inalterada, Yod
Bet (2) se transforma en Kaf (20)
Shin (300) permanece inalterada, Shin
He (5) permanece inalterada, He

Reordenando las letras de la derecha, obtenemos Shin Kaf Yod Nun He, es decir
Shejináh.
Y llamó Elohim a HaYabashah: Tierra (Erets). Esta palabra – Erets – suma 291.
Si a este número le sumamos el valor de Binah (67) – la Tierra con la fuerza creativa de
la Madre – obtenemos 358, que es el valor numérico de Shejinah. Y esta fuerza de Biná
le da a la Tierra el poder de la semilla de la letra Zayin (ZYN = 67) y de brotar,
germinar (Janat, Jet Nun Tet = 67).
HYBShH, suma 322. Jómer Gelem, materia prima, suma 321. Podemos añadir
una unidad por el kolel. Gelem (de donde deriva el concepto Golem) suma 73, el
número de Jojmah. Jómer, materia, suma 248, el número de partes blancas del cuerpo
humano y de mandamientos positivos de la Torá. Es la materia preñada de sabiduría con
la capacidad-Binah de concebir y germinar, como se muestra en la siguiente palabra (la
cuarta).
“Júntense las aguas inferiores (la segunda He) en Makom Ejad”: Makom, lugar:
Ya vimos que, aparte de ser un Nombre Divino en sí mismo, su valor numérico es 186,
la suma de los cuadrados de las letras del Tetragrama. Como si dijera: multiplíquense
los influjos Divinos del Nombre en estado de unidad (Ejad). “Y se vea lo seco,
HaYabashah”: Y se manifieste el Maljut, La Shejinah.
Es interesante ver cómo se combinan en este concepto las energías de Jojmah (es
Maljut, un número 10, una Yod) y Binah (es una He). Así Yabashah suma 317, mientras
que la expresión Esh Yah, ASh YH, el fuego de Yah, es 316 (y añadimos una unidad
por el kolel). El fuego, la energía de este Nombre, canalizado por la letra Shin, presente
en Shejinah, en HaYabashah y en Déshe, DShA – hierba – el fuego de la letra Dalet.
Del plano de la imagen – mares, tierra, hierba, árbol – queremos alcanzar la
esencia mediante la palabra y la letra.
Los cuatro mundos siempre se han definido según las esencias elementales:
Atsilut – fuego, Briah – aire, Yetsirah – agua, y Asiah – tierra.
También hay que tener en cuenta que tenemos varios niveles de simbolismo
superpuestos.
Y puesto que estamos hablando del Maljut de Atsilut, el Tiféret de Briáh y el
Kéter de Yetsiráh, la imagen a considerar ahora es la de la luz de la Shejináh brillando
como el Sol de la Verdad (Tiféret) sobre la superficie del gran mar de la existencia
(Yetsiráh).
Esta luz es uniforme, pero en la superficie del agua se crean pequeñas
ondulaciones (colapso de la función de onda) que, por así decir, la fracturan en reflejos
discernibles. Cada uno de éstos, vistos desde las profundidades relativamente oscuras de

86
los mundos inferiores (los planos inferiores de Yetsiráh y Asiáh), es el punto de
penetración de un rayo de luz que, conforme se hunde más y más en los planos densos
de la existencia, va divergiendo de la fuente original de luz única.
Estos reflejos luminosos son los arquetipos de la mente divina, las raíces
energéticas de todo lo que existe, proyectados – germinados – sobre la sustancia de la
Dalet, la cuarta letra, siendo el cuaternario un modo fundamental de expresión del
Maljut.
Dalet es “puerta” y es “pobre” (Dal). Es pobre en el sentido de que, respecto de
Atsilut, sólo recibe sus emanaciones. Está por tanto colmada de bendiciones, que
transmite a los mundos inferiores. Así, en Éxodo 16:14, leemos: “Y cuando el rocío27
dejó de descender, he aquí, sobre la faz del desierto una cosa menuda ( , Daq),
redonda, menuda como una escarcha sobre la tierra”. Se trata del Man, el maná, el
sustento espiritual (Amén) que contiene todos los sabores y todos los poderes, y que es
el alimento metafísico y espiritual de todo lo que existe.
Es lo que está expresado en la cuarta (Dalet) palabra de la Creación: “Produzca
(Tadshé, Tav Dalet Shin Alef) la tierra verdín (Déshe, Dalet, Shin Alef. La Tav-400 de
Tadshé es la proyección del cuaternario a la existencia cósmica), hierba germinadora de
simiente y árbol fruto que hace fruto conforme a su especie en que se contenga su
semilla, sobre la tierra”.
He aquí la idea de semilla, fruto y especie. Dicho de otro modo: la idea de
arquetipos semilla – moldes metafísicos – que se desarrollan según su naturaleza
esencial y dan el fruto correspondiente a su especie (con su semilla en ellos, es decir, se
perpetúan. El poder de desarrollo infinito). El cuatro es el número por el que cada uno
de los contenidos del pensamiento divino tiende a realizar su naturaleza. Esto es su
“bien” (cuatro es también el número de Jésed), la realización de su esencia, el
desenvolvimiento de sus potencialidades propias.
Esta palabra, Déshe, se interpreta como “el Fuego (Esh, ASH) de Dalet. La
cuarta palabra divina sería entonces: “Que la Tierra produzca el fuego de Dalet”. La
Tierra es aquí el Biná de Maljut (ver antes) que diferencia y organiza los contenidos de
la Sabiduría y los proyecta (Dalet) como potencialidades energéticas (fuego). El
receptáculo de la Dalet es el depósito de la conciencia/energía, el lugar de los
arquetipos, que marca el paso sutil de lo aformal o preformal a la potencialidad
formativa (Kéter de Yetsirah).
Desde otro punto de vista estamos hablando aquí del mundo platónico de las
Ideas (Poderes Espirituales), mundo que se concibe jerarquizado y cuyo vértice supremo
es la idea de Bien. Todo lo que “es”, es por su participación en la idea correspondiente,
que a su vez dimana (o participa) de ideas más generales o abstractas, hasta culminar en
la idea de Bien, la energía del Ser.
Todos los arquetipos están estructurados bajo el concepto de Árbol. El Árbol es
una unidad orgánica, por cuyas partes diferenciadas circula una savia única. Estamos
hablando del Árbol de la Vida, y la savia es la Luz Infinita, la propia Vida Divina.
El Árbol de la Vida – la representación de los arquetipos Divinos manifestados
en Atsilut – es el sello Divino estampado o sobreimpuesto como modelo holográfico de
todo. Todo lo que existe lo manifiesta de una u otra forma, más o menos perfectamente.
En la imagen Árbol está contenido el despliegue de los arquetipos, que hemos
descrito como chispas o reflejos de luz en la superficie del mar de la existencia, en
almas, seres angélicos, espíritus y modelos de todas las cosas.

27
La Luz Infinita

87
Esto se aplica fundamentalmente al ser humano, imagen (Tselem) de Elohim. Y
la palabra Tselem, TsLM, tiene el mismo valor numérico, 160, que Ets (Ayin Tsadi),
Árbol. Quiere decir que entre los seres creados el ser humano manifiesta de la forma
más perfecta el Árbol de la Vida, Tsélem Elohim.
Y el Árbol del que se habla en el tercer día de la creación es “fruto y hace fruto”.
Es fruto en su esencia briática, el plano de lo atemporal, de lo eterno. Hace fruto en su
descenso encarnatorio por los planos de la existencia factual, de los procesos, de la
actualización de los arquetipos.
En el caso del ser humano estamos hablando de lo que constituye su neshamá
suprema, su yo superior, su chispa divina, siendo ese mar de reflejos del sol central de la
Shejiná, la siembra de chispas divinas que constituye el enjambre de la humanidad
actual; cada una estampada, a modo de holograma, con el Tselem Elohim, la imagen del
Árbol de la Vida. En su unidad son la manifestación del Adam celeste – arquetipo del
Adam yetsirático (en el Yesod briático; ver figura) del sexto día. Colectivamente
forman parte de lo que podríamos llamar el cuerpo (Maljut) de la Shejiná,
metafóricamente hablando: los átomos del cuerpo de Dios.
La neshamáh suprema permanece en Briáh – como Tiféret de ese mundo, no
encarnada – y es Árbol fruto. Al mismo tiempo se proyecta desde el Kéter de Yetsirá en
sus distintas encarnaciones – es Árbol que hace fruto – y es el foco superior
trascendente de la psique tanto en su estado actual (yetsirático) como en sus distintas
encarnaciones (assiáticas).
Es necesario construir un puente de luz constante entre ambas realidades.
Sugerimos la meditación esquematizada en la imagen adjunta, que cada cual podrá
enriquecer y completar según su propia percepción espiritual.
Se verá en la imagen que incluido en la Letra He de Shejiná se muestra un
pentagrama representando al Yo superior. Normalmente es el Nombre Adonai el que
aparece en el interior de la segunda He del Tetragrama. Podemos leer Adonai, ADNY,
en este contexto como Aní D, Yo Dalet. De la Dalet hemos hablado suficientemente en
este escrito. Y nuestro Yo superior – una chispa de manifestación de ese Yo Dalet – se
halla incluido en y abrazado por la luz de la Shejiná. Un canal de luz permanente une a
nuestro Yo superior, que es nuestro átomo semilla, con todas sus proyecciones, en
particular con nuestro yo en nuestro estado actual de existencia contingente. Esa es la
esencia de la meditación.

Meditación: El pentagrama es la forma del ser humano. Visualizar la neshamah suprema


(mi Yo Superior) como un pentagrama de luz en el interior de la segunda He del
Nombre (todo de luz), y la forma actual (mi yo presente) como un pentagrama debajo,
en el plano de los fenómenos espacio-temporales. Un rayo de luz (representado como la
doble flecha) une constantemente a ambos: a la esencia con el reflejo. Llenarse
completamente de luz hasta sentirse completamente bañado internamente.

88
89
2º día 1er día

3 er día
5º día 4º día
6º día

7º día

Mundo de Briah: Los siete días


de la Creación

90
Pensamientos de Torá y Cabalá XXIII.

Día Cuarto

1:14 Y dijo Elohim: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día
de la noche, y sean por señales, y por plazos, y por días y años;
Vayomer Elohim yehi meorot birekia hashamayim lehavdil beyn hayom uveyn
halaylah vehayu leotot ulemoadim uleyamim veshanim.
1:15 y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra; y
fue así.
Vehayu li-meorot birekia hashamayim leha'ir al-ha'arets vayehi-jen.
1:16 E hizo Elohim los dos lumbreras grandes: a la lumbrera grande, para que
señorease en el día ya la lumbrera pequeña para que señorease en la noche; e
(hizo también) las estrellas.
Vaya'as Elohim et-sheney hameorot hagdolim et-hamaor hagadol le-memshelet
hayom ve'et hamaor hakaton le-memshelet halaylah ve'et hakojavim.
1:17 Y las puso Elohim en la expansión de los cielos, para alumbrar sobre la tierra,
Vayiten otam Elohim birekia hashamayim leha'ir al-ha'arets.
1:18 y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de la oscuridad;
Velimshol bayom uvalaylah ulehavdil beyn ha'or uveyn hajoshej
y vio Elohim que era bueno.
vayar Elohim ki-tov.
1:19 Y fue tarde y fue mañana: día cuarto.
Vayehi-erev vayehi-voker yom revi'i.

ְ ִׁ‫ֶ ַוי ֹאמרֶאֱֹלהִׁ יםֶיְ ה‬14


ֶ‫יֶמאֹ רֹ תֶבִׁ ְרקִׁ יעֶַהַ שָ מַ יִׁ םֶלְ הַ בְ ִׁדילֶבֵ ין‬
‫הַ יֹוםֶּובֵ יןֶהַ לָיְ לָהֶוְ הָ יּוֶלְ אֹ תֹ תֶּולְ מֹוע ֲִׁדיםֶּולְ י ִָׁמיםֶוְ שָ נִׁ ים׃‬
‫ֶוְ הָ יּוֶלִׁ ְמאֹורֹ תֶבִׁ ְרקִׁ יעֶַהַ שָ מַ יִׁ םֶלְ הָ ִׁאירֶעַל־הָ אָ רץֶוַיְ הִׁ י־כֵן׃‬15
ֶ‫ת־שנֵיֶהַ ְמאֹ רֹ תֶהַ גְ דֹ לִׁ יםֶאת־הַ מָ אֹורֶהַ גָדֹ ל‬ ְ ‫ֶ ַו ַי ַעׂשֶאֱֹלהִׁ יםֶא‬16
ֶ‫לְ מ ְמשלתֶהַ יֹוםֶוְ את־הַ מָ אֹורֶהַ קָ טֹ ןֶלְ מ ְמשלתֶהַ לַיְ לָהֶוְ אֵ ת‬
‫הַ כֹו ֶָכבִׁ ים׃‬
‫ֶוַיִׁ תֵ ןֶאֹ תָ םֶאֱֹלהִׁ יםֶבִׁ ְרקִׁ יעֶַהַ שָ מָ יִׁ םֶלְ הָ ִׁאירֶעַל־הָ אָ רץ׃‬17
ֶ‫ֶוְ לִׁ ְמשֹ לֶבַ יֹוםֶּובַ לַיְ לָהֶּולֲהַ בְ ִׁדילֶבֵ יןֶהָ אֹורֶּובֵ יןֶהַ חֹ שְךֶ ַוי ְַרא‬18
‫אֱֹלהִׁ יםֶכִׁ י־טֹוב׃‬
‫רֶיֹוםֶרבִׁ יעִׁ י׃‬
ְ ‫ֶוַיְ הִׁ י־ערֶבֶוַיְ הִׁ י־בֹ ק‬19

91
Cuarto día de la Creación: Nétsaj de Briá – Jojmá de Yetsirá

Antes de emprender una meditación sobre el texto bíblico del cuarto día, en el
que son creadas las luminarias, conviene que lo ubiquemos en nuestro mapa
fundamental de conciencia, que es el Árbol de la Vida extendido. Vemos que estamos
en el Nétsaj de Briá, que es asimismo – en otro plano energético – el Jojmá de Yetsirá.
(Ver figura en Pensamientos XII).
Eso nos da algunas correspondencias interesantes que nos pueden ayudar en
nuestro análisis:
En la literatura de los Palacios (Hejalot) nos encontramos en el Hejal Nogah, el
palacio de la Brillantez, el lugar donde brilla la luz Bahir, la luz clara.
Recordamos que, en la visión de Ezequiel (1:27), al la apariencia de la
semejanza del Humano sentado en el Trono, aparece la visión de fuego y Jashmal (el
silencio hablante) de sus lomos para arriba, y la visión de fuego y Nogah (resplandor)
de sus lomos para abajo.
Colocamos esta representación en el Tiféret de Briáh que es el Kéter de
Yetsiráh. Interpretamos que la luz del Jashmal confiere la iluminación de Briáh,
mientras que la luz Nógah confiere la iluminación de Yetsirá, la luz astral (de la que
trata el quinto día de la Creación).
Nógah, Nun Guimel He, tiene un valor numérico de 58. Jen, Jet Nun, Gracia, es
también 58. Por otro lado es el Notaricón de Jojmáh Nishtará, sabiduría secreta, otro
nombre de la Cabalá. También 58 es el valor medio de las cuatro expansiones del
Tetragrama en los cuatro mundos:

YVD HY VYV HY = 72
YVD HY VAV HY = 63
YVD HA VAV HA = 45
YVD HH VV HH = 52

Total = 232: 4 = 58

Sabemos que las cuatro expansiones son la Luz en Extensión, la Palabra de la


Creación: YeHÍ AVR (Or), Sea la Luz, expresión que también suma 232.
Podemos ver que esta luz, Nogah, realiza de una forma sintética la esencia de la
Luz. Lo cual cuadra con su ubicación en el Árbol, debajo del Jésed de Briáh, que hemos
visto que es la Luz del primer día.
Por otro lado, el arcángel (inteligencia briática) que se asocia a Nétsaj es Haniel,
traducido como la Gracia de Dios (El), pero también el Arcángel Uriel, cuyo significado
es la Luz de Dios. Este Nombre, AVRYAL, suma 248, que es también el número del
arcángel de Jojmá, Raziel, RZYAL, el secreto de Dios. He aquí otra conexión – al igual
que Jojmá Nishtará – con la esfera de la sabiduría (estamos en el Jojmá de Yetsirá).
Más importante es ver que este número, 248, es el valor numérico de Abraham,
y el número de miembros del ser humano (y de mandamientos positivos de la Torá).
La palabra Maor, Mem Alef Vav Resh, luminaria, suma 247. Añadiendo una
unidad por el kollel (el conjunto) iguala al valor indicado.
“Sean Meorot” – luminarias – dice el texto bíblico. Siguiendo con nuestras
guematriot (valores numéricos), la palabra Meorot (tal como aparece aquí, defectiva, sin
la Vav) suma 641 (MART). Podemos equipararlo con el concepto Adam, si
consideramos que la Mem final vale 600; Alef por supuesto 1; y la letra Dalet, de la que

92
hablamos en el escrito anterior, deviene en Mem, 40, por Aiq Beker (resonancia
numérica: la raíz del 4 es DMT, 4 - 40 – 400; estas letras se pueden intercambiar). En
total 641.
La palabra Sol, Shemesh, ShMSh, es 640, más una unidad por el conjunto, igual
a 641. En el texto bíblico no dice expresamente que la luminaria grande sea el sol y la
luminaria pequeña la luna. Es algo que se ha sobreentendido. Quizá ambas sean la
expresión de un único sol espiritual - la luz de la luna física es una luz reflejada del sol -
la luminaria mayor representando la mónada, la neshamá suprema, no directamente
encarnada, permaneciendo en su propio plano briático, y la luminaria menor el átomo
semilla desarrollado en cada encarnación.
La luminaria mayor rige el día de la conciencia espiritual. La luminaria menor la
noche de esta conciencia apantallada, que es cada encarnación en el plano físico. La
primera es constante en su iluminación. La segunda sufre fases.
Porque las Chispas Divinas del enjambre que constituyen el cuerpo del Adam
cósmico, representado en el cuarto día, en éste día divergen y buscan su autoexpresión,
su individuación.
Y lo mismo todos los poderes cósmicos, representados por las estrellas, cuya
raíces son las letras hebreas, ya que la palabra estrella, Kojab, KVKB, es 26 + 22: 26, el
Nombre de Dios, 22 las letras del alfabeto hebreo (“y sean como signos”, Otot, o letras,
Otiot; y aprendemos en el Séfer Yetsirá cómo las letras – desarrolladas en la segunda
sefirá, es decir, en Jojmá de Yetsirá – son las raíces de los signos zodiacales y planetas).
Y todo el conjunto es ordenado en un cosmos temporal. Del mismo modo que la
frase: “Hágase la luz y la luz era” suma 470, que es Et, Ayin Tav, el tiempo (como
energía creativa, no como un contenedor pasivo de los fenómenos), en este día de
Nétsaj, reflejo simétrico en el Árbol del primer día (Jésed), el tiempo es desarrollado en
días y años y acontecimientos arquetípicos o festividades (todos los ciclos dentro de
ciclos regidos por los ángeles de Jojmá, los Ofanim, las Ruedas).
Y es la expansión del septenario de la Creación. Todas son puestas en el
firmamento de los cielos, Birkia HaShamaim, expresión que suma 777, BRQIO
HShMYM (la letra final de Birqia es Ayin).
El Nombre bíblico que rige esta esfera es YHVH Tsebaot. El Séfer Yetsirá dice:
“Tsebaot: Es un signo en su ejército”
Es como afirmar que este Nombre es el sello de Dios en la creación; que el
arquetipo supremo de todos los seres es YHVH Tsebaot.
Por sus letras:
Tsadi, Bet, Alef, Vav, Tav, Tsebaot:
Tsadi, 90, sendero Nétsaj-Yesod. En el Tarot es la carta de la Estrella. Significa
estructuración orgánica. Es la imagen de la Naturaleza dadora canalizando los poderes
cósmicos y vertiendo tanto en el consciente (la tierra) como en el inconsciente (el agua).
Bet, el Mago, manejo de los elementos. Las fuerzas elementales. Bet significa
casa.
Ot, AVT, significa “letra”, de la Alef (1ª letra) a la Tav (última letra) unidas
mediante la Vav, que significa cópula, unión. Las letras son los agentes creativos y
formativos.
YHVH, la metafórmula de la Creación, expresada como un juego de
polaridades: Padre, Madre, Rey-Hijo, Reina-Hija.
YHVH Tsebaot expresa la proyección de YHVH en la Creación como la
multitud estructurada de energías y poderes, basada en el juego activo de las
polaridades, cada una expresión de su ser.

93
Tsebaot tiene el valor numérico de 499, que es también el compendio de todas
las formas de extender el Nombre Eheié, es decir, Yo Soy.

A
AH
AHY
AHYH
ALP HY YVD HY
ALP HA YVD HA
ALP HH YVD HH

Todo este desarrollo suma 499. Todos los seres son una expresión de Yo Soy
Quien Yo Soy.
Y si a esta construcción le sumamos el valor de las doce permutaciones (doce
rayos) de Eheieh (AHYH; AHHY; AYHH; etc.) y el valor del Tetragrama YHVH: 499
+ 21×12 + 26 = 777.
Mantra: Kadosh, Kadosh, Kadosh YHVH Tsebaot Meló Jol HaÁrets Kebodó
Santo, Santo, Santo YHVH Tsebaot, toda la Tierra está llena de su Gloria.
Santo es decir separado, trascendente, en los tres mundos creados. Sin embargo,
presente e inmanente a todo, pues toda la Tierra está llena de su Gloria.

Trabajar las influencias astrológicas (en el sentido de Ein mazal leIsrael) es


operar con los Ofanim, los ángeles-Ruedas de Jojmá. El Nombre que tradicionalmente
rige los septenarios es el de 42 letras – el Nombre de la Creación, como ya hemos visto
en otros escritos – cuya formulación más conocida es el Ana Bejóaj.
Podemos interpretar la relevancia del Nombre de 42 como proyección de la
mónada tiferética briática (sol espiritual) en el septenario: 6 × 7 = 42. Esto nos
proporciona siete versículos de seis letras cada uno. Corresponde a la influencia de los
siete días del ciclo semanal. El Nombre de 42 letras ya ha sido tratado en profundidad
en Pensamientos de Torá y Cabalá VI, escrito al que remitimos al lector.
La Rueda Zodiacal (de los meses del año) se trabaja mediante la permutación
correspondiente del Tetragrama correspondiente al signo y al mes, y también mediante
los 72 Nombres de Dios. Hay seis Nombres por signo, que corresponden a los quinarios
(conjunto de cinco grados astrológicos; aproximadamente cada cinco días) y un Nombre
por cada grado (aproximadamente cada día. Recorremos el zodíaco cinco veces en el
año: 5 × 72 = 360).
Están, además, las correspondencias astrológicas de las festividades (Pésaj,
Shavuot…,). Cada una tiene su propio trabajo individual.
Y por supuesto, está la propia carta natal (de esta encarnación), que nos
proporciona las condiciones para que podamos trabajar nuestro tikún.
Ein Mazal LeIsrael. Como dice Dios a Abraham: “Sal de tu tienda y mira las
estrellas del cielo, a ver si las puedes contar”. Es decir: Sal de la esfera de la causalidad
estelar, elévate por encima de la esfera de la necesidad, opera desde esta sefirá de Nétsaj
de Briá-Jojmá de Yetsirá, y tendrás el hijo deseado. Y tu nombre será Bendición.

94
CÓMO TRABAJAR INFLUENCIAS ASTROLÓGICAS Y MEDITACIÓN DIARIA

Una forma de sintonizar con las influencias positivas y de neutralizar las


posibles influencias astrológicas inarmónicas es mediante la permutación del
Tetragrama correspondiente al signo zodiacal. Se puede hacer directamente, en
meditación, o también en el contexto de la berajá tradicional. Quizá haya personas que
prefieran esta última aproximación.

La berajá (bendición) es la forma por excelencia de la oración judía. Existe un


precepto de recitar al día 100 berajot. Hay bendiciones estándar para todo y, en
particular, está la berajá ligada a los fenómenos celestes (bendición del sol cada 28 años,
contemplación del cielo nocturno, etc.) es la siguiente:

“Barúj atá YHVH (Adonáy) Elohénu mélej haolám osé maasé bereshít”
Bendito eres Tú, Eterno nuestro Dios, Rey del Mundo, Hacedor de la obra de la
Creación.

Se trata de sustituir en la berajá el Tetragrama por la permutación


correspondiente (os adjunto unas tablas que he desarrollado).
En realidad basta con pronunciar la berajá una sola vez (por ejemplo en Rosh
Jódesh o principio de mes, justo después de la luna nueva, cuando aparece en el cielo el
primer reborde lunar), pero puede repetirse tantas veces o días como se estime necesario
y también ser usada como un mantra, siempre con la concentración y kavaná debidas,
tal como está escrito: (I Sam 2:30): ‘A los que me honran Yo honraré; y los que me
desprecian serán tenidos en poca estima’.
Una berajá es un medio de conexión y de transferencia de energía, razón por la
cual no debe hacerse en vano (tercer mandamiento) porque siempre tiene efecto y si no
se hace debidamente, la luz que genera pasa directamente a las fuerzas de la negatividad
que están ansiosas por ella para aumentar su poder.
Podemos preguntarnos cómo es que nosotros bendecimos a Dios. Efectivamente,
Dios es la fuente y la sustancia de la bendición. La palabra Berajá es semánticamente
Brejá, que significa pileta, piscina o acumulación de aguas. Al decir la palabra Barúj
abrimos el canal que nos conecta a este (infinito) depósito de bendición divina.
Esta es la kavaná:
Barúj es Kéter. Atá es Tiféret y la columna central. YHVH Elohénu representa
las dos columnas laterales. Mélej HaOlam es Maljút. A continuación se dirige el chorro
de energía al objeto pretendido de la bendición que es así investido de energía positiva
(alimentos; cosas que nos dan placer, como el perfume de las flores; actos consagrados,
tales como la ejecución de mitsvot o preceptos, etc.)
En el lenguaje de los Rostros Divinos (Partsufim), Barúj es Arij Anpin (el
Rostro inmenso), Atá es Zeir Anpin (el Rostro menor), YHVH Elohénu son el Mojin o
sea el cerebro o mentalidades que Zer Anpin recibe de Abba e Imma (Padre y Madre,
Jojmá y Biná) y Mélej HaOlam es la Shejiná (Presencia Divina) o Nukva (Hembra).
La propuesta es utilizar para la permutación del signo zodiacal la vocalización
de su regente planetario según sus correspondencias sefiróticas. Como decía al
principio, se puede utilizar el Nombre directamente o introducirlo en la berajá anterior.
Recordamos que en la obra de la Creación vio Dios que todo era bueno. De este modo
nos sintonizamos con el aspecto positivo de cualquier configuración astrológica.

95
Combinación
(Permutación
Zodíaco Tetragrama Regente Sefirá Vocalización del signo con Pronunciación
vocalización
del regente)

Aries Marte Guevurá Y eH eV eH e

Tauro Venus Nétsaj YiHiHiVi

Géminis Mercurio Hod YuVuHuHu

Cáncer Luna Yesod Hu´Vu´Hu´Yu´

Leo Sol Tiféret Ho´Vo´Yo´Ho´

Virgo Mercurio Hod HuHuVuYu

Libra Venus Nétsaj ViHiYiHi

Marte, Guevurá V eH eH eY e
Escorpio
Plutón Daát Va´He´He´Yo´

Sagitario Júpiter Jésed VeYeHeHe

Capricornio Saturno Biná He´Ye´He´Ve´

Saturno, Biná He´Ye´Ve´He´


Acuario
Urano Jojmá HaYaVaHa

Júpiter, Jésed HeHeVeYe


Piscis
Neptuno Kéter Ha´Ha´Va´Ya´

Notas: 1. Vocal con tilde a la derecha: larga. Vocal simple: Breve. Vocal en superíndice: muy breve.
2. Meditar durante el mes en la permutación correspondiente con la vocalización del planeta regente.
3. Para trabajar una posición planetaria en un signo, o bien usar dos Tetragramas, el del planeta y el del
signo, o bien utilizar sólo el Tetragrama del signo con la vocalización del planeta a trabajar. Así, por
ejemplo, para Venus en Sagitario, o bien , o bien
4. Para trabajar un aspecto entre dos planetas, hacer lo propio con ambos cuerpos. Así, por ejemplo,
Venus en Sagitario cuadratura a Saturno en Virgo:
5. Así sucesivamente en configuraciones múltiples.

96
Un método alternativo o complementario es utilizar los 72 Nombres, con sus correspondencias
tanto de los quinarios como de los grados. Es necesario consultar unas tablas al respecto.

Evidentemente, una carta astrológica se puede transformar en un entramado de letras (la


correspondencia del Séfer Yetsirá de cada factor) o de Nombres Divinos, bien con los Nombres
sefiróticos, bien con los Tetragramas, como hicimos más arriba. O bien con los 72 Nombres.
Así, por ejemplo, para el día 18 de agosto de 2010, a las 12 horas, tenemos (el primer Nombre es
el del quinario, el segundo el del grado):

p ÂÅÌÂÂÍÁÂÍÍ T
1 ÁÅÌÁÅÍÃÀÍÍ X
2 ÁÈÌÄÇÍÄÃÍÍ U etc.
3 ÁÁÌÁÈÍÂÄÍÍ V
4 ÁÂÌÀÄÍÅÃÍÍ V
5K ÂÌÁÉÍÁÅÍÍ P
6 ÂÌÃÆÍÂÉÍÍ V
7K ÂÉÌÅÂÍÂÅÍÍ [
8K ÂÇÌÂÁÍÁÁÍÍ Z
9K ÂÌÅÈÍÁÀÍÍ Y
:K ÂÈÌÃÉÍÁÉÍÍ Z
; ÅÌÄÂÍÃÈÍÍ [
<K ÉÌÂÉÍÁÄÍÍ Y
NK ÉÌÂÉÍÁÄÍÍ S
Los Nombres solares son los que utilizamos en la meditación diaria.
Claro que no podemos trabajar absolutamente todo. Sólo podemos manejar una porción de la
Matrix. Sólo “el elegido” puede con la Matrix total. El elegido en Cábala sería el Mashíaj, pero no se
trata de una persona, sino de un estado de conciencia, por tanto accesible para todo ser humano. La Gracia
Divina está de nuestro lado. Hay que hacer lo que se pueda en todo momento y lo demás irá viniendo por
Gracia.

97
MEDITACIÓN DIARIA

DOMINGO: Sol28/Jésed29

---- 30

---- ----31 32

33

VIERNES: Venus/Yesod LUNES: Luna/Guevurá

---- SÁBADO: Saturno/Maljút/Biná


----
---- ---- ---- ----
JUEVES: Júpiter/Hod
---- MARTES: Marte/Tiféret
---- ----
---- ----
---- ---- ---- ----
MIÉRCOLES: Mercurio/Nétsaj

----
---- ----

28
Correspondencia según el sistema occidental aceptado.
29
Correspondencia según la tradición judía
30
Permutación zodiacal del mes con la vocalización del planeta regente.
31
Nombre de 72 del grado donde se encuentra el Sol.
32
Nombre de 72 del quinario en el que se encuentra el Sol.
33
Versículo del Aná Bejóaj según la tradición judía.

98
Conciliación de los sistemas judío y hermético

Martes

Lunes Miércoles

Domingo Jueves

Sábado Viernes

Alrededor de la circunferencia, en forma de heptagrama o polígono de siete


lados, se escriben las correspondencias planetarias del sistema judío. Así, moviéndonos
en el sentido de las agujas del reloj, tenemos: Sábado-Saturno (punta inferior izquierda),
Domingo-Júpiter, Lunes-Marte, Martes-Sol, Miércoles-Venus, Jueves-Mercurio y
Viernes-Luna, cerrando la semana.
Si ahora unimos mediante una línea (una diagonal del heptágono) los planetas
según la correspondencia hermética (a la que estamos acostumbrados por el nombre
común de los días de la semana): Saturno-Sábado, Sol-Domingo, Luna-Lunes, Marte-
Martes, Mercurio-Miércoles, Júpiter-Jueves, Venus-Viernes, y de vuelta al Sábado,
vemos que hemos trazado un heptagrama, una estrella de siete puntas.
Ambos sistemas, heptágono y heptagrama, son válidos. Si atendemos a la
configuración energética, el primero, el sistema judío, extiende más (y representa mejor
el ciclo), mientras que el sistema hermético es más concentrado (y por ello más
“mágico”).
Podemos así usar uno u otro o combinar ambos.

99
Letra Mes
Signo Planeta
Permutación Parte del cuerpo (calendario
(simple) zodiacal regente
judío)
Cabeza, cerebro Nisan Aries Marte

Garganta Iyar Tauro Venus


Hombros, brazos,
Sivan Géminis Mercurio
manos, pulmones
Senos, estómago Tammuz Cáncer Luna

Corazón, médula Av Leo Sol

Intestinos Elul Virgo Mercurio

Riñones, glándulas Tishré Libra Venus


Marte,
Genitales, ano Jeshván Escorpio
Plutón
Caderas, hígado,
Kislev Sagitario Júpiter
muslos, músculos
Rodillas, huesos,
Tevet Capricornio Saturno
piel, vesícula biliar.
Pantorrillas,
circulación Urano,
Shevat Acuario
sanguínea, Saturno
páncreas
Pies, bazo, Júpiter,
Adar Piscis
ganglios, linfa. Neptuno

Planeta Planeta Día


Letra Día (Sist. Nombre de 42 Tetragrama(Sist Nombre Divino
(Sist Sist Sist.
(doble) judío) Sist. judío judío) sist. hermético
judío) hermético hermético
Bet; Saturno Sábado Mercurio Miércoles Elohim Tsebaot

Guimel Júpiter Domingo Luna Lunes Shadai El Jai

Dalet; Marte Lunes Venus Viernes YHVH Tsebaot


Kaf (Jaf);
Sol Martes Júpiter Jueves El

Pe (Fe); Venus Miércoles Marte Martes Elohim Guibor

YHVH Eloah
Resh; Mercurio Jueves Sol Domingo
Vadáat

Tav; Luna Viernes Saturno Sábado YHVH Elohim

100
Pensamientos de Torá y Cabalá XXIV

ֶ‫ֶ ַוי ֹאמרֶאֱֹלהִׁ יםֶיִׁ ְש ְרצּוֶהַ מַ יִׁ םֶשרץֶנפשֶחַ יָהֶוְ עֹוףֶיְ עֹופֵף‬21
‫ֵיֶרקִׁ יעֶַהַ שָ מָ יִׁ ם׃‬
ְ ‫עַל־הָ אָ רץֶעַל־פְ נ‬
ֶ‫ֶוַיִׁ בְ ָראֶאֱֹלהִׁ יםֶאת־הַ תַ נִׁ ינִׁ םֶהַ גְ דֹ לִׁ יםֶוְ אֵ תֶכָל־נפשֶהַ חַ יָה‬21
ֶ‫הָ רֹ מׂשתֶאֲשרֶשָ ְרצּוֶהַ מַ יִׁ םֶלְ ִׁמינֵהםֶוְ אֵֶתֶכָל־עֹוףֶ ָכנָףֶלְ ִׁמינֵהּו‬
‫ַוי ְַראֶאֱֹלהִׁ יםֶכִׁ י־טֹוב׃‬
ֶ‫בּוֶּומלְ אּוֶאת־הַ מַ יִׁ ם‬
ִׁ ‫רּוֶּור‬
ְ ְ‫ֶוַיְ בָ רְךֶאֹ תָ םֶאֱֹלהִׁ יםֶלֵאמֹ רֶפ‬22
‫בַ י ִַׁמיםֶוְ הָ עֹוףֶיִׁ רבֶבָ אָ רץ׃‬
ֶ‫ישי׃‬ִׁ ‫ֶוַיְ הִׁ י־ערבֶוַיְ הִׁ י־בֹ קרֶיֹוםֶח ֲִׁמ‬23

1:20 Y dijo Elohim: Produzcan las aguas enjambre de criaturas vivientes, y aves que
vuelen sobre la tierra, sobre la faz de la expansión de los cielos.
Vayomer Elohim yishretsu hamayim sherets nefesh jayah ve'of yeofef al-ha'arets
al-peney rekia hashamayim.
1:21 Y creó Elohim los grandes cetáceos y todo ser viviente que anda arrastrándose, que
las aguas produjeron en abundancia, según sus especies, y toda ave alada según su
especie;
Vayivra Elohim et-hataninim hagedolim ve'et kol nefesh hajayah haromeset asher
shartsu hamayim le-minehem ve'et kol-of kanaf leminehu
y vio Elohim que era bueno.
vayar Elohim ki-tov.
1:22 Y los bendijo Elohim, diciendo: Fructificad y multiplicad llenad las aguas en los
mares. Y el ave se multiplique en la tierra.
Vayevarej otam Elohim lemor peru urevu umil'u et-hamayim bayamim veha'of
yirev ba'arets.
1:23 Y fue tarde y fue mañana: día quinto.
Vayehi-erev vayehi-voker yom jamishi.

El quinto día de la Creación:

En el segundo día – “Y dijo Elohim: Haya un firmamento en medio de las aguas


y que separe las aguas de las aguas” – asistimos al despliegue del Nombre de Dios en
los mundos:
Primera He – aguas superiores de Briá;
Vav – firmamento;
Segunda He – aguas inferiores de Asiáh;
En este día simétrico (situado debajo del anterior en el Árbol de la Vida –
Guevurah y Hod) se tiene la explosión de formas (estamos en Bináh de Yetsirá al
mismo tiempo) que desarrollan los dos primeros dominios anteriores. Es el despliegue

101
de la polaridad femenina de la mente universal (Hod) que constituye la matriz
generativa de las formas (Bináh).
1:20 Y dijo Elohim: Produzcan las aguas enjambre de criaturas vivientes, y aves que
vuelen sobre la tierra, sobre la faz de la expansión de los cielos.
Vayomer Elohim yishretsu hamayim sherets nefesh jayah ve'of yeofef al-ha'arets
al-peney rekia hashamayim.
Estas son las aguas superiores. El enjambre de criaturas vivientes se refiere a los
ángeles de Briá y las neshamot (almas espirituales). Las aves del firmamento a los
ángeles de Yetsirá y las rujot (almas racionales). En el sexto día, de Yesod, son creadas
las nefashot (almas vitales) como animales terrestres. Y por último, en este mismo sexto
día, del Yesod de Briá que es el Dáat de Yetsirá, es creado el ser humano como alma
compuesta de todas las partes citadas – “Hagamos Adam” –.
Es una enseñanza tradicional del Zohar referir los seres acuáticos y las aves
(descritos en el texto en el lenguaje de las ramas o sea de las imágenes) a seres
angélicos (en el lenguaje de las raíces, es decir, de la esencia), tal como aparece en la
parashá Bereshit.
En ese contexto, hataninim haguedolim, literalmente los grandes cetáceos, se
refiere a los grandes arcángeles de Briá. Tanin (Tav Nun Yod Nun) suma 510 y Gadol
(Guimel Dalet Lamed) suma 37; total 547, que es el valor de la expresión: Maor Rúaj
Elohim, la Luz del Espíritu de Dios, de la cual los seres arcangélicos son lentes.
Por otro lado, el pez nadando en el agua – entre otras cosas por la ausencia de
párpados en los ojos, lo que indica una conciencia continua – es una criatura que
simboliza la ausencia de autoconciencia, lo contrario de los animales de tierra. El estado
de neshamáh es una autoconciencia no egoica, lo personal y lo colectivo fundidos en el
mar de la existencia cósmica.
Y en cada caso “según su especie”, porque existen innumerables órdenes de
ángeles, clasificados según su esfera de actuación sefirótica. Y es interesante notar que
la bendición conferida es Perú uRebú (o Pru urbu), de valor numérico 500, representado
por la letra Kaf sofit (final).
¿Qué representan las letras finales? En el alfabeto hay sólo cuatro letras distintas
con valor en las centenas, Kof, Resh, Shin y Tav, representando estados cósmicos
realizados de manifestación de la Luz Divina. Los siguientes, del 500 al 900 en código
numérico, vienen representados por la distinta forma que cinco letras toman cuando se
presentan al final de una palabra. Estas son: Kaf; Mem; Nun; Pe; y Tsadi. Su significado
es que corresponden a estados espirituales exaltados que sólo se completarán en la
época mesiánica, al final de los tiempos.
Kaf en general es la inteligencia de la vasija. Como letra final representa el
estado realizado, en el sentido de perfección espiritual, de toda vasija. Es la vasija
plenamente permeable y receptiva a la Luz Divina, y como estado cósmico (década de
las centenas) es la culminación transpersonal de la vida empezada por la He (5) – el
hálito de vida universal – desarrollada por la Nun (50) – la vida individualizada – y
completada por la Kaf final (500) en su exaltación espiritual.
Y al igual que el número 50 es la conexión espiritual (Biná) de la escalera de
manifestación de los 7 × 7 = 49 subplanos o fases temporales, el número 500 representa
la conexión luminosa de los 499 Tsebaot (Tsadi Bet Alef Vav Tav = 499) o Ejércitos
del Eterno. Y el valor numérico de la expresión YHVH Tsebaot es 525, el mismo que la
expresión Pné Shejiná, el Rostro de la Shejiná.
La Torá – los cinco libros de Moisés – no abunda en manifestaciones directas
angélicas. En general cita por nombre a los Kerubim, que en angelología estándar son
los ángeles de Yesod. Son guardianes de las puertas, responsables de la manifestación

102
en Maljut de la energía espiritual, incluso divina. Están así en las puertas del Gan Eden,
para “guardar el camino del Árbol de la Vida”. Aparecen también en el diseño del velo
– parojet – que separaba en el Tabernáculo el Santo del Santo de los Santos.
Parojet, Pe Resh Kaf Tav, es otra palabra de frontera. Su valor numérico es 700,
como la Nun final, la exaltación cósmica de la Nun, que representa toda la columna
central del Árbol de la Vida extendido.
Y en el Santo de los Santos estaba el Arón haKódesh, el Arca de la Alianza,
cubierta por el propiciatorio, Pakoret, las mismas letras, Pe Kaf, Resh y Tav, y por tanto
el mismo valor de 700. Sobre la cubierta estaban los dos Kerubim de oro, y desde entre
los dos hablaba la Shejiná, la Presencia Divina.
Se dice que estos Kerubim – tomando la palabra en el sentido general de
manifestación angélica y no un orden específico – son Metatrón y Sandalfón, hermanos
gemelos, responsables como arcángeles en el Árbol de la Vida de Kéter y Maljut,
respectivamente.
Al hablar de arcángeles se entiende que estamos en el mundo de Briá, en toda la
extensión de su columna central, de Kéter a Maljut. El punto central equidistante es
Tiféret, pero este Tiféret de Briá conecta directamente con el Maljut de Atsilut, el
asiento de la Shejiná, que vimos en el tercer día como la Tierra que emergía de las aguas
inferiores.
El Nombre de Dios que manifiesta esta sefirá de Maljut de Atsilut, es Adonai,
de valor numérico 65. Shejiná es Shin Kaf Nun Yod He, y las tres últimas letras – Nun
Yod He – suman 65. La Shin es el Espíritu, el Rúaj Elohim (de valor 300) que opera
desde el Yesod de Atsilut. La Kaf es la vasija que lo recibe y transmite. Nos está
diciendo que la vasija del Espíritu Divino es Adonai.
La Shejiná se manifiesta como Tiféret de Briá en el enjambre de Chispas
Divinas que constituyen la humanidad espiritual, llamada Kneset Israel, la asamblea de
Israel.
Metatrón, el Arcángel de Kéter (que se solapa con el Tiféret de Atsilut) aparece
en la Torá como el Ángel de YHVH, y es directamente su ispaklaria, la lente que
focaliza su Luz. En la zarza ardiente habla con Moisés y su mensaje es directamente
palabra de YHVH. Metatrón – según la tradición Enok ascendido – es pues el portavoz
Divino y como Príncipe del Rostro (Sar HaPanim) el Gran Maestro que conduce a la
Presencia Divina.
La tradición señala a Sandalfón como el “ángel largo” porque, en su papel de
elevar las oraciones hasta la Presencia Divina, se extiende por todo el pilar del medio
del Árbol de la Vida. Su posición en el Árbol extendido es el Maljut de Briá y Tiféret de
Yetsirá, el lugar del self o sí mismo personal, que es la base sobre la que se sustenta el
árbol briático de nuestra neshamá. (También algunos afirman que Sandalfón sería Elías
ascendido, en consonancia con el carácter humano trascendido de Metatrón).
Podemos trabajar la conexión angélica y con nuestra neshamá mediante estos
dos arcángeles arquetípicos, e incluso abrir nuestras mentes para tener una experiencia
directa de la Shejiná, como en la fórmula del Arón HaKódesh que visualizamos.
Meditamos primero en Metatrón, a la derecha, luego en Sandalfóna la izquierda
y, por último, en la Shejiná entre ambos.
El siguiente Yijud (o conjunto de Yejudim) ha sido propuesto por el Ari, R.
Isaac Luria.
(Desde este punto hay que seguir por las dos imágenes adjuntas. Si para
personas no entrenadas en este tipo de meditación lo que sigue resulta demasiado
complicado, basta con utilizar directamente el nombre en hebreo de los dos arcángeles,
insistiendo en el aspecto de conexión).

103
Metatrón
Dividimos el Nombre en tres partes, de dos letras cada una:
El primer par MT, , tiene el valor numérico de 49, abriendo las puertas de
acceso a Biná. Esta es la cabeza. La conjunción de los Nombres y suma
47, al que hay que añadir dos unidades por las dos palabras, alcanzando el 49. Los
entrelazamos:

El segundo par de letras, , suma 209. Ahora entrelazamos los Nombres


y por un lado y y por otro. Este es el cuerpo:
El valor numérico de esta construcción es 203 (igual a Beer, pozo). Le añadimos
las ocho primeras letras de la construcción anterior para sumar, lo que nos da 209.

Las dos letras He restantes del primer yijud, cada una de valor 5, son factores
multiplicativos del tercer par de letras, , que suma 56 considerando la última letra
como nun ordinaria (50). Esta es la proyección del nombre, o su parte inferior.
Tenemos entonces que 56 × 5 = 280. Hay dos veces 280, una por cada He.
El primer 280 corresponde a la suma de las cinco letras que adoptan formas
diferentes al final de la palabra:

Según Luria son expresiones de las cinco fuerzas del Juicio (que se encuentra
sintetizado en la terminación “on”). En mi percepción son una manifestación dde los
cinco partsufim en el mundo de Briá: Arij Anpin es la Kaf, Abba la Mem, Imma la Nun,
Zeir Anpin la Pe y Shejiná la Tsadi.
Todo ello culmina en el segundo 280, que es justamente el valor numérico de
Sandalfón.
Podemos construir un Yijud sobre este nombre basándonos en una metodología
similar.

Como este nombre tiene siete letras hacemos también tres divisiones, las dos primeras
de dos letras y la tercera de tres:
El primer bloque es , de valor numérico 110. La expresión permutada Nes,
tiene el mismo valor numérico y significa: bandera, estandarte; pero también milagro,
prodigio.
Hemos hablado antes de Sandalfón en relación con el pilar del medio del Árbol.
Si añadimos a 110 dos unidades por las dos letras, obtenemos 112, que es la conjunción

104
de los tres Nombres: , y , de Kéter, Tiféret (Zeir Anpin) y Maljut,
respectivamente.

El segundo conjunto es , que significa directamente pobre y suma 34.


Llenamos esta pobreza con el Tetragrama tiferético (=26), añadiendo las ocho
letras de los dos primeros Nombres anteriores: y

Nos queda el Nombre del primer conjunto.


Por otro lado, el tercer bloque suma 136, que es el valor numérico de la
palabra Qol, , que significa Voz.
Sabemos que la voz es y la palabra . Hacemos la conjunción de voz
y palabra entrelazando ambos Nombres, lo que termina el Yijud:

Estamos preparados para escuchar la Voz y la Palabra Divinas desde el centro de


ambas representaciones kerúbicas, tal como está escrito:
“Y te hablaré de sobre el propiciatorio-Kaporet de entre los dos Kerubim que
están sobre el arca del testimonio”.
Visualizamos en ese punto un triángulo apuntando hacia abajo. Cada uno de sus
lados es un Nombre – tres en total – y en el interior tenemos la triangulación en
sentido descendente del Nombre: Adonai, Adón, Ad, A.

Si calculáramos la guematria de este conjunto veríamos que su valor total es


384. Añadiendo uno por la unidad del conjunto (Kolel) tendríamos 385 = ,
Shejiná, la Presencia Divina en Maljút

La imagen se abre (como una puerta). A partir de aquí la meditación es de


apertura y totalmente personal. Escuchamos.

105
‫‪Pensamientos de Torá y Cabalá XXV. Texto‬‬

‫‪ַ ֶ24‬וי ֹאמרֶאֱֹלהִׁ יםֶתֹוצֵ אֶהָ אָ רץֶנפשֶחַ יָהֶלְ ִׁמינָּהֶבְ הֵ מָ הֶוָרמׂשֶ‬


‫וְ חַ יְ תֹו־ארץֶלְ ִׁמינָּהֶוַיְ הִׁ י־כֵן׃‬
‫‪ֶַ ֶ25‬ו ַיעַׂשֶאֱֹלהִׁ יםֶאת־חַ יַתֶהָ אָ רץֶלְ ִׁמינָּהֶוְ את־הַ בְ הֵ מָ הֶלְ ִׁמינָּהֶוְ אֵ תֶ‬
‫כָל־רמׂשֶהָ אֲדָ מָ הֶלְ ִׁמינֵהּוֶ ַוי ְַראֶאֱֹלהִׁ יםֶכִׁ י־טֹוב׃‬
‫‪ַ ֶ26‬וי ֹאמרֶאֱֹלהִׁ יםֶ ַנעֲׂשהֶאָ דָ םֶבְ צַ לְ מֵ נּוֶכִֶׁ ְדמּותֵ נּוֶוְ יִׁ ְרדּוֶבִׁ ְדגַתֶהַ יָםֶ‬
‫ּובְ עֹוףֶהַ שָ מַ יִׁ םֶּובַ בְ הֵ מָ הֶּובְ כָל־הָ אָ רץֶּובְ כָל־הָ רמׂשֶהָ רֹ מֵ ׂשֶ‬
‫עַל־הָ אָ רץ׃‬
‫‪ֶ27‬וַיִׁ בְ ָראֶאֱֹלהִׁ יםֶאת־הָ אָ דָ םֶבְ צַ לְ מֹוֶבְ צלםֶאֱֹלהִׁ יםֶבָ ָראֶאֹ תֹוֶ ָזכָרֶ‬
‫ּונְ קֵ בָ הֶבָ ָראֶאֹ תָ ם׃‬
‫בּוֶּומלְ אּוֶ‬
‫ִׁ‬ ‫רּוֶּור‬
‫ְ‬ ‫‪ ֶ28‬וַיְ בָ רְךֶאֹ תָ םֶאֱֹלהִׁ יםֶ ַוי ֹאמרֶלָהםֶאֱֹלהִׁ יםֶפְ‬
‫ֶּורדּוֶבִׁ ְדגַתֶהַ יָםֶּובְ עֹוףֶהַ שָ מַ יִׁ םֶּובְ כָל־חַ יָהֶ‬ ‫את־הָ אָ רץֶוְ כִׁ בְ שֻׁ הָ ְ‬
‫הָ רֹ מׂשתֶעַל־הָ אָ רץ׃‬
‫‪ַ ֶ29‬וי ֹאמרֶאֱֹלהִׁ יםֶהִׁ נֵהֶנָתַ ִׁתיֶלָכםֶאת־כָל־עֵׂשבֶזֹ ֵרעֶַז ַרעֶאֲשרֶ‬
‫עַל־פְ נֵיֶכָל־הָ אָ רץֶוְ את־כָל־הָ עֵץֶאֲשר־בֹוֶפְ ִׁרי־עֵץֶזֹ רֵֶעֶַז ַָרעֶלָכםֶ‬
‫יִׁ הְ יהֶלְ אָ כְ לָה׃‬
‫‪ּ ֶ31‬ולְ כָל־חַ יַתֶהָ אָ רץֶּולְ כָל־עֹוףֶהַ שָ מַ יִׁםֶּולְ כֹ לֶרֹומֵ ׂשֶעַל־הָ אָ רץֶ‬
‫אֲשר־בֹוֶנפשֶחַ יָהֶאת־כָל־ירקֶעֵׂשבֶלְ אָ כְ לָהֶוַיְ הִׁ י־כֵן׃‬
‫ֵה־טֹובֶמאֹ דֶוַיְֶהִׁ י־ערבֶ‬
‫ְ‬ ‫‪ַ ֶ31‬וי ְַראֶאֱֹלהִׁ יםֶאת־כָל־אֲשרֶעָׂשָ הֶוְ הִׁ נ‬
‫וַיְ הִׁ י־בֹ קרֶיֹוםֶהַ ִׁש ִׁשי׃‬

‫‪1:24 Y dijo Elohim: Produzca la tierra ser viviente, según su especie, cuadrúpedo y‬‬
‫‪reptil y animal de la tierra según su especie; y fue así.‬‬
‫‪Vayomer Elohim totse ha'arets nefesh jayah leminah behemah varemes vejayeto-‬‬
‫‪erets leminah vayehi-jen.‬‬

‫‪1:25 E hizo Elohim al animal de la tierra según su especie, y al cuadrúpedo según su‬‬
‫‪especie, y a todo reptil de la tierra según su especie.‬‬
‫‪Vaya'as Elohim et jayat ha'arets leminah ve'et habehemah leminah ve'et kol-remes‬‬
‫‪ha'adamah leminehu‬‬
‫‪y vio Elohim que era bueno‬‬
‫‪vayar Elohim ki-tov.‬‬

‫‪106‬‬
1:26 Y dijo Elohim: Hagamos un hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra
semejanza, y que señoree en los peces del mar, y en las aves de los cielos, y en los
animales, y en toda la tierra, y en todo el reptil que anda arrastrándose sobre la
Tierra
Vayomer Elohim na'aseh adam betsalmenu kidemutenu veyirdu bidegat hayam
uve'of hashamayim uvabehemah uvejol-ha'arets uvejol-haremes haromes al-
ha'arets.

1:27 Y creó Elohim al hombre a su imagen,


Vayivra Elohim et-ha'adam betsalmo
a imagen de Elohim lo creó, varón y hembra los creó.
betselem Elohim bara oto zajar unekevah bara otam.

1:28 Y les bendijo Elohim;


Vayevarej otam Elohim
y les dijo Elohim: Fructificad y multiplicad y henjid la tierra, y sojuzgadla; y
dominadla los peces del mar, y a las aves de los cielos, y a todo animal que se
mueva sobre la tierra.
vayomer lahem Elohim peru urevu umil'u et-ha'arets vejiveshuha uredu bidegat
hayam uve'of hashamayim uvejol-jayah haromeset al-ha'arets.

1:29 Y dijo Elohim: He aquí que os di toda hierba que da simiente, que está sobre la faz
de toda la tierra; y todo árbol en que hay fruto de árbol que da simiente, a vosotros
servirá para comer.
Vayomer Elohim hineh natati lajem et-jol-esev zorea zera asher al-peney kol-
ha'arets ve'et-kol-ha'ets asher-bo feri-ets zorea zara lajem yihyeh le-ojlah.

1:30 Y para todos los animales de la tierra y para todas las aves de los cielos y para todo
ser que se mueva sobre la tierra en que haya vida, toda verdura de hierba (les
servirá) para comer; y fue así.
Ulejol-jayat ha'arets ulejol-of hashamayim ulejol romes al-ha'arets asher-bo nefesh
jayah et-kol-yerek esev le'ojlah vayehi-jen.

1:31 Y vio Elohim todo lo que hizo, y he aquí que era bueno en gran manera; y fue
tarde y fue mañana: día sexto.
Vayar Elohim et-kol-asher asah vehineh-tov me'od vayehi-erev vayehi-voker yom
hashishi.

PENSAMIENTOS DE TORÁ Y CABALÁ XXV

Adam I

En el escrito anterior, a propósito del versículo 1:20 (Y dijo Elohim: Produzcan


las aguas enjambre de criaturas vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, sobre la faz
de la expansión de los cielos) decíamos lo siguiente:
“Estas son las aguas superiores. El enjambre de criaturas vivientes se refiere a
los ángeles de Briá y las neshamot (almas espirituales). Las aves del firmamento a los
ángeles de Yetsirá y las rujot (almas racionales). En el sexto día, de Yesod, son creadas
las nefashot (almas vitales) como animales terrestres. Y por último, en este mismo sexto

107
día, del Yesod de Briá que es el Dáat de Yetsirá, es creado el ser humano como alma
compuesta de todas las partes citadas – “Hagamos Adam” –.”
En su constitución el ser humano es un ser múltiple. La clave nos la da las
mismas letras de su nombre: Alef Dalet y Mem final. Alef Dalet es el Uno frente al
Cuaternario. Hemos visto en forma codificada el despliegue de los cuatro mundos:
Atsilut, Briá, Yetsirá, Asiá; mas el quinto del infinito manifestado como Adam Kadmón
(Qof = 100, Dálet). La Dalet representa el conjunto de los cuatro y la Alef su raíz y
unificación en En Sof, el infinito.
Del mismo modo cada mundo es el despliegue de una letra del Tetragrámmaton,
con el ápice de la Yod correspondiendo al Mundo del Infinito. Como toda la Revelación
(en el sentido metafísico más amplio posible) está construida sobre la dualidad Luz y
Vasija, siendo la Vasija a un nivel como la Luz para el nivel siguiente, se dice que el
Tetragrama es la vasija de manifestación de Adam Kadmon (a su vez la vasija de la Luz
de En Sof), y por tanto la Luz de la Manifestación que se despliega en el esquema de los
mundos.
El ser humano es diseñado – a imagen del Kadmon, el arquetípico o primordial –
para tener presencia en todos los mundos. Así, tenemos la Jaiá – viviente – de Atsilut; la
Neshamá – alma espiritual – de Briá; el Rúaj – alma racional – en Yetsirá; y, por último,
el néfesh – alma vital – en Asiá. Mas la quinta: la Yejidá – Chispa Divina – en sí un
rayo de la Luz Infinita de EnSof. Es de nuevo el Alef del Uno frente al Cuatro de la
Dalet.
La Mem final actúa como un aumentativo, diríamos mejor que como un
proyector hacia la multiplicidad. Es también el mar de la existencia. El valor numérico
de esta letra – como final – es 600, y hay una enseñanza de que existen 600,000 raíces
de almas para el ser humano. Podríamos decir que en Adam, como ser arquetípico, están
contenidas las 600,000 raíces que constituyen el enjambre de Chispas Divinas de la
Humanidad.
“Naaséh Adam Betsalmenu Kidmutenu” “Hagamos Adam a (en o con) nuestra
imagen conforme a (como) nuestra semejanza.”
Es interesante notar que Tselem, imagen, suma lo mismo que Ets, árbol, es decir,
160. Hagamos un ser humano a imagen del Árbol sefirótico. Betsalmenu, además, es
216, que aparte de ser el número de Guevurá (y de las 216 letras de los 72 Nombres de
Dios), suma lo mismo que la palabra Debir, representando el templo, en particular el
Kódesh haKodashim: que este ser sea un templo viviente de la Presencia.
Demut, semejanza, es una expresión de la raíz cuatro: Dalet = 4; Mem = 40; Tav
= 400, lo cual abre muchas vías de significado, pero en el contexto actual nos presenta
frente a la expansión del cuaternario. Y la expresión Kidmutenu suma precisamente
600, lo que nos devuelve a la Mem final que hemos comentado antes.
En el Árbol extendido estamos al nivel de Yesod de Briá (sexto día) y Dáat de
Yetsirá. Es decir, estamos construyendo el Fundamento-Yesod briático (en el mundo del
puro ser) que va a constituir la puerta Dáat al mundo de Yetsirá. Dáat-Conocimiento es
el fruto que será dividido, haciendo una separación entre conocedor – conciencia
subjetiva – y conocido – conciencia objetiva –. Pero esto es adelantar. Ahora estamos
contemplando el diseño arquetípico.
Y es interesante notar que, en el texto, la expresión anterior: Naaseh Adam, tiene
lugar en el versículo 26, una referencia directa al valor del Nombre de Dios. De hecho,
el Nombre Adam, ADM, suma 45, que es también el valor de la expansión del
Tetragrama en Yetsirá (con Alefim): YVD HA VAV HA. Como queriendo decir: este
Adam es Tetragrama encarnado en Yetsirá.

108
Por otro lado, la palabra Behemah, BHMH, que significa animal, bestia, ganado
(correspondiente a un género también creado en el sexto día), suma 52, que es valor de
la expansión del Tetragrama en Asiá: YVD HH VV HH.
Hablamos así de Rúaj y Néfesh, alma racional y alma vital, la pareja arquetípica
que constituye el corpus yetsirático-asiático de lo que se entiende comúnmente como el
andrógino Adam (posteriormente Adam-Javá).
Todo ello resumido en la expresión Ben Adam, hijo de hombre (ya que Ben
suma precisamente 52), lo que nos retrotrae a la visión de Ezequiel, en la que esta
expresión es precisamente el sujeto de la experiencia. Y no deja de ser interesante que
también en el versículo 26 de ese primer capítulo de Ezequiel tengamos la visión del
Trono Divino (una representación sintética del mundo de Briá) con la semejanza
(Demut, de nuevo) de la apariencia de un Adam sobre él (en este caso la configuración
del Árbol de la Vida en Atsilut).
“Me dijo: Hijo de hombre (Ben Adam), ponte sobre tus pies, y hablaré contigo”
(Ez 2:1). Y esta es la esencia de la profecía. Ponte en el estado de conciencia de la
palabra Reguel, pie, RGL, 233, y hablaré contigo.
Reguel es la conjunción de YVD HY VYV HY (= 72) y ALF HY YVD HY (=
161). Total 233. El primer Nombre es la expansión del Tetragrama en Atsilut (y
Jojmá/Abba). El segundo Nombre es la expansión de Eheieh en Briá (y Biná/Imma).
Ben Adam, como hemos visto, recubre Yetsirá – Asiá (y veremos que representa a los
partsufim de Zer Anpin y Nukva). Tenemos así una alineación de mundos. Y, por
cierto, un yijud de elevación que se medita en entrelazamiento:
YVD ALF HY HY VYV YVD HY HY.
Y que se actualiza cada vez que hacemos Shalosh Regalim, las llamadas tres fiestas de
peregrinaje – Pésaj, Shavuot y Sukot: Pascua, Pentecostés y Cabañas – en las que
salimos de nuestro lugar habitual para interiorizarnos en el Templo de Jerusalem
arquetípico.

Pensamientos de Torá y Cabalá XXVI

Adam 2

Versículo 27:
“Y creó Elohim al hombre a su imagen, a imagen de Elohim lo creó, varón y
hembra los creó.”
Vayivra Elohim et-ha'adam betsalmo betselem Elohim bara oto zajar unekevah
bara otam.

Podemos preguntarnos el motivo de la reiteración: ¿Por qué decir dos veces que
Elohim creó al humano a su imagen? El primer Elohim se refiere a Biná. El segundo a
Maljut.
Betsalmó, BTsLMV, se puede leer como Betselem Vav, BTsLM V, a imagen de
la Vav, es decir del Zer Anpin (sefirot de Jésed a Yesod), centrado en Tiféret. Este es el
principio masculino, el Hijo de la Madre.
A continuación leemos Betsélem Elohim, Nombre de Dios que también
representa a Maljut, y por tanto crea a Adam a imagen del Partsuf Nukvá, la Shejiná, el
principio femenino, la Hija de la Madre.
Por lo cual dice a continuación: zajar unekevá bará otam, macho y hembra los
creó.

109
Hay un cambio de la forma singular al plural, lo cual puede interpretarse como
un recurso lingüístico para evitar decir directamente que creó a Adam como un
andrógino, reflejando la imagen divina (recordemos que Tselem, imagen, tiene el
mismo valor numérico que Ets, árbol, aludiendo al Árbol de la Vida, con sus
polaridades) que integra en sí los aspectos masculino y femenino.
También podemos interpretar Otam, ATM, a ellos, como una permutación de
Emet, AMT, Verdad.
Se dice que Emet es el sello de Dios. Donde hay verdad está Dios.
Emet cierra – y por tanto sella – toda la historia de la Creación: Son las últimas
letras permutadas de las tres primeras palabras: BereshiT barA ElohiM, TMA; pero
también las de las últimas palabras de conclusión: Asher BarA ElohiM LaashoT, AMT
(Gen 2:3), después de la creación del Shabat, el séptimo día.
Recordamos que en el descenso involutivo por el Árbol extendido nos
encontramos en Yesod de Briá/Dáat de Yetsirá. En este punto se recogen todas las
emanaciones de Briá, construyendo una imagen integrada (Yesod) que será proyectada a
través del Dáat como patrón para el mundo siguiente (Yetsirá en este caso).
Y en la palabra Emet están unificadas las siete sefirot inferiores del mundo de
Briá. Porque Emet, AMT es 441, que es siete veces la extensión en Briá del Tetragrama,
de valor 63: YVD HY VAV HY (63 × 7 = 441). Son los siete rayos que descienden a
través de este Dáat de Yetsirá sobre la psique yetsirática trayendo la iluminación del
Espíritu.
¿Y en qué sentido podemos decir que la polaridad arquetípica humana es sellada
con Emet, el sello de Dios?
Una clave está en el valor numérico de “zajar unekevah”, macho y hembra, ZKR
VNQBH, 390, que es el mismo que la palabra Shamaym, ShMYM, Cielos. La unión de
masculino y femenino es el estado beatífico llamado Cielos, en cuya estructura
semántica también está la unión de polaridades, como el Fuego de la Shin Sh, y el Agua
de la Mem, M.
Y se tiene entonces el Shalom, la paz, palabra que también une Shin y Mem
mediante la Lamed, que es la balanza del equilibrio, Libra.
Todo está entonces en plenitud. Y el cuerpo uno de la pareja es ungido con el
aceite del Espíritu, palabra que en hebreo es Shemen, ShMN, Aceite, de valor también
390.
Podemos interpretar esta cifra, 390, de varias formas:
Como una multiplicación por 10 (es decir, una operación en todo el Árbol de la
Vida) de 39, que es Tal, Tet Lamed, Rocío. El rocío es un símbolo de la Luz Infinita
que desciende desde el cerebro del Anciano de los Días, y mediante la cual serán
resucitados los muertos en el Mundo Futuro (Zohar).

También 390 es 90 + 300, que son Tsadi y Shin.


En primer lugar, la Tsadi está compuesta de una letra Nun y una Yod en el
misterio de las dos polaridades.
Continuo con una cita de mi libro El Camino del Árbol de la Vida”:
“La letra Nun representa el principio femenino y Biná; la letra Yod es
representativa de la polaridad masculina y Jojmá. En la letra Tsadi se hallan en
conjunción procreativa, aludiendo, más bien, al estado de cópula que se produce entre
Tiféret y Maljút34. De ahí la referencia a que la Yod es la del pacto santo, es decir
Yesod, que corresponde al órgano sexual masculino, el instrumento mediante el cual
34
Nun es la inicial de la palabra Nekeva, hembra, que representa a Maljút. La Yod aludida es la última
letra del Nombre Divino Shadai, que corresponde a Yesod.

110
Tiféret se une con Maljút (es decir, el Cielo con la Tierra, el mundo metafísico con el
mundo físico, el Santo, Bendito sea – la polaridad masculina de la acción Divina en el
mundo – con la Shejiná – la Presencia o polaridad femenina de éste gobierno Divino –).
Cuando ambos Rostros están perfectamente unidos, hay comunicación y armonía en
todos los niveles de la Creación, la Luz se manifiesta abiertamente, sin velos, y la
Presencia de Dios resulta patente. Porque toda la Creación está concebida como una
vasija para contener y manifestar la Luz Divina, que entonces brilla sin ambages.
Podemos ver, entonces, la tremenda canalización que representa la Tsadi, de
alguna manera la conciencia global, total. Esto viene expresado por el valor numérico
de la letra: 90. Si añadimos una unidad, relativa a la unión de dos mitades en un todo
superior – y, por otra parte, se dice que la letra Tsadi es la más parecida en su forma a la
letra Alef – obtenemos el valor numérico, 91, de la unión de los dos Nombres Divinos
YHVH (= 26) y Adonai (= 65), que representan la manifestación Divina como Tiféret y
Maljút, respectivamente: la unión de la Luz y de la Vasija. 90 es el Man, MN, el maná o
alimento espiritual que descendía sobre los israelitas en el desierto. Maná en arameo,
MNA, suma 91, igual que la palabra Amén, AMN, de la misma raíz que Emuná, Fe, un
concepto tiene mucho que ver con el Tsadik.” (Fin de la cita)

Shin (=300) es el Espíritu de Dios, Rúaj Elohim (RVJ ALHYM = 300), que
desciende con ungimiento sobre la pareja integrada representada por la Tsadi.
Por otro lado, la letra Shin (Fuego) es el fuego del amor, de la pasión extática y
del gozo de la unión de las polaridades. Lo tenemos en la misma denominación (Gen
2:23) de Ish e Ishah, varón y varona, Alef Yod Shin y Alef Shin He.
El principio masculino, AYSh, es Fuego, Esh, ASh, y la Yod de Jojmá. El
principio femenino es Fuego, Esh, ASh, y la Heh de Biná. La unión de ambos, es
divina, actualiza el Nombre de Dios YH, Yah.
Y está escrito (Cant 8:6): “Ponme como un sello sobre tu corazón, como un sello
sobre tu brazo, porque fuerte como la muerte es el amor y los celos son crueles como la
tumba. Sus brasas son brasas de fuego, la llama misma de Yah”.
Es de notar que esta es la única vez que aparece de forma explícita un Nombre
de Dios en el Cantar de los Cantares. En este texto se narran los amores entre el Rey
(Salomón) y la Sulamita, como un paradigma de las relaciones entre Zer Anpin y
Shejiná, Tiféret y Maljut, la Vav y la He del Nombre de Dios, a imagen de la unión
permanente e indisoluble entre la Yod y la Heh, Jojmá y Biná, el Nombre Yah.
Ish e Ishá – el Adam masculino y Javá – son manifestaciones holográficas de
Zer Anpin y Shejiná, la Vav y la segunda He del Nombre. Los arquetipos no están en el
tiempo. Se actualizan en un eterno ahora.
Ejad es Uno y suma 13. Ahavá es Amor y suma 13. La unión de ambos es 26, el
Nombre de Dios, YHVH.
La unificación puede ser interna (alquímica) y/o externa.
Cuando dos personas se aman, tenemos Ahavá y Ejad = 26.
Cuando dos personas se aman, ese es el Nombre de Dios.

Pensamientos de Torá y Cabalá XXVII

Gen 1:28
Y les bendijo Elohim;
Vayevarej otam Elohim

111
y les dijo Elohim: Fructificad y aumentad y llenad la tierra, y sometedla; y dominad en
pez del mar, y en ave de los cielos, y en todo viviente el reptante sobre la tierra.
vayomer lahem Elohim peru urevu umil'u et-ha'arets vejiveshuha uredu bidegat hayam
uve'of hashamayim uvejol-jayah haromeset al-ha'arets.

(La traducción de este versículo es literal)

Y les bendijo…

La bendición conferida es Perú uRebú (o Pru urbu), de valor numérico 500,


representado por la letra Kaf sofit (final). Ya hemos comentado esta cuestión.
Recapitulamos:
“¿Qué representan las letras finales? En el alfabeto hay sólo cuatro letras
distintas con valor en las centenas, Kof, Resh, Shin y Tav, representando estados
cósmicos realizados de manifestación de la Luz Divina. Los siguientes, del 500 al 900
en código numérico, vienen representados por la distinta forma que cinco letras toman
cuando se presentan al final de una palabra. Estas son: Kaf; Mem; Nun; Pe; y Tsadi. Su
significado es que corresponden a estados espirituales exaltados que sólo se
completarán en la época mesiánica, al final de los tiempos (de ahí que se diga que las
letras finales fueron introducidas por los profetas).
Kaf en general es la inteligencia de la vasija. Como letra final representa el
estado realizado, en el sentido de perfección espiritual, de toda vasija. Es la vasija
plenamente permeable y receptiva a la Luz Divina, y como estado cósmico (década de
las centenas) es la culminación transpersonal de la vida empezada por la He (5) – el
hálito de vida universal – desarrollada por la Nun (50) – la vida individualizada – y
completada por la Kaf final (500) en su exaltación espiritual.
Y al igual que el número 50 es la conexión espiritual (Biná) de la escalera de
manifestación de los 7 × 7 = 49 subplanos o fases temporales, el número 500 representa
la conexión luminosa de los 499 Tsebaot (Tsadi Bet Alef Vav Tav = 499) o Ejércitos
del Eterno. Y el valor numérico de la expresión YHVH Tsebaot es 525, el mismo que la
expresión Pné Shejiná, el Rostro de la Shejiná.”

La bendición de la vida, tanto en este lugar como en el día quinto en relación con
otras formas vivientes, es la capacidad de perpetuarse, de florecimiento y desarrollo
infinito en perfección progresiva, lo cual contradice la ley general de la materia, de la
entropía positiva que afirma que los sistemas físicos evolucionan en el sentido de un
desorden creciente. Por el contrario, la vida es un sistema de entropía negativa,
altamente ordenado, que compensa la tendencia anterior con la capacidad de
reproducirse a sí misma.

Podemos preguntarnos en qué consiste esa transmisión de poder: Va – yebarej.


Vav es la conjunción copulativa y representa la conexión. Yebarej – bendijo (bendecirá)
– es 232: YBRK, que, como sabemos, es la cuádruple extensión del Nombre de Dios,
correspondiente a los cuatro mundos:
Atsilut YVD HY VYV HY = 72
Briáh YVD HY VAV HY = 63
Yetsiráh YVD HA VAV HA = 45
Assiáh YVD HH VV HH = 52
Total = 232

112
Es la conexión con el Nombre de Dios, que sabemos que es la palabra de la
Creación (Yehí Or = 232; y por tanto la esencia de la manifestación de la luz) y la
esencia de la Berajá (Haberajah = 232). Porque el poder de la vida sólo puede provenir
de la fuente más alta, es decir, del mismo Dios.

Y les dijo… Vayomer (lahem)…:

Hemos encontrado esta expresión, “Dios dijo”, introduciendo las diez Palabras
que constituyen la Creación. Y decimos constituyen, porque ellas mismas son la
Creación.
¿Qué es Vayomer? La actualización del Nombre de Dios. Vayomer es 257 = 25
(Yehi, YHY, Sea) + 232 (la extensión del Nombre que hemos comentado antes y que es
la palabra de la Creación).

YHY = 25
Atsilut YVD HY VYV HY = 72
Briáh YVD HY VAV HY = 63
Yetsiráh YVD HA VAV HA = 45
Assiáh YVD HH VV HH = 52
Total = 232 +25 = 257 = VYAMR

Al respecto es aclaratoria la siguiente cita del Tanya, de R. Shneur Zalman de


Liadi:
“Está escrito: “Para siempre, Oh Dios, tu Palabra está firme en los cielos” (Sal
119:89).
El Baal Shem Tov explicaba que “tu Palabra” se refiere al dicho: “Haya un
firmamento en medio de las aguas” (Gen 1:6). Las palabras y las letras de este dicho
están y permanecen por siempre dentro del firmamento de los cielos, y están vestidas de
todos los posibles firmamentos, dándoles existencia. Así está escrito: “La Palabra de
Dios permanecerá para siempre” (Isa 40:8). [Tambén decimos en la oración de la
mañana,] “Sus palabras viven y perduran para siempre”.
Si esas letras fueran retiradas y devueltas a su Fuente, incluso por un instante,
todos los cielos devendrían en absolutamente nada. Sería como si nunca hubieran
existido, exactamente como estaban antes de que Dios dijera, “Haya un firmamento”.
Lo mismo es cierto de todos los seres creados en todos los universos, tanto arriba
como abajo, incluso en este mundo físico sin vida. Si las letras de las “Diez Palabras de
la Creación” fueran retiradas incluso por un instante, todo el universo revertiría a la
misma nada que existía antes de la Creación”.

Si toda la Torá es el Nombre de Dios, es necesario leerla precisamente en


términos de los Nombres de Dios que nos resultan accesibles.
Si, por ejemplo, consideramos las cinco instrucciones en el dicho de Dios a la
pareja ADAM, podemos acercarnos a entender el manejo de energía divina (la
transmisión de los Nombres de Dios) que les es concedido.

Fructificad: Prú
Aumentad: Urbú
Llenad: Umilú
Sometedla: Vejiveshúa
Dominad: Urdú

113
Prú, PRV = 286 = Kóaj (KJ) YHVH + las cuatro expansiones anteriores
28+26+232 = 286 = El poder del Nombre de cuatro letras desplegado en los cuatro
mundos.

Urbú, VRBV = 214 = 63 + 151. 63 es el desarrollo del Tetragrama en Briá y en


Biná. 151 es el desarrollo en Assiah y Maljut de Eheiéh: ALP HH YVD HH = 151.
Unión de Biná y Maljut con la correspondiente efusión de inteligencia activa creativa.
La transmisión se realiza mediante el Rúaj, el Espíritu, RVJ = 214.

Umilú, VMLAV = 83 = YHVH YHVH EL = las tres primeras palabras de las


trece medidas de la misericordia. Es transmisión de la Gracia.

Vejiveshúa, VKBShH = 333. El poder del ternario, con el significado general de


movimiento orgánico. La capacidad de dar (Guimel), de conectar con las tres sefirot
supremas (Lamed), y de transmitir el Rúaj Elohim, el Espíritu de Dios (Shin). Tenemos
que 333 = 15 + 86 + 232, es decir Yah (YH, Jojmá) Elohim (ALHYM, Biná) y las
cuatro expansiones anteriores del Tetragrama.

Urdú, VRDV, 216, que es la Guevurá, GBVRH, y el poder de las 216 letras de
los 72 Nombres de Dios.

Entendemos los versículos del salmo 8: 5-7

“¿Qué es el ser humano (enosh) para que de él te acuerdes o el hijo del humano
(ben-adam) para que Tú lo tomes en cuenta?
Ya que lo has hecho un poco menos que Elohim y de honor y majestuosidad lo
has coronado.
Le concediste el dominio sobre las obras de tus manos; todo lo has puesto bajo
sus pies.”

Y es que con el poder de los Nombres de Dios el ser humano tiene dominio
sobre las aves, los peces y las bestias del campo, es decir, sobre los poderes cósmicos
(Briá, Yetsirá, Asiáh), tal como le es otorgado en la Creación.

Pensamientos de Torá y Cabalá XXVIII

Gen 1: 29-30
Y dijo Elohim: He aquí que os he dado toda hierba que da simiente, que está sobre la
faz de toda la tierra; y todo árbol en que hay fruto de árbol que da simiente, a vosotros
servirá para comer.
Vayomer Elohim hineh natati lajem et-jol-esev zorea zera asher al-peney kol-ha'arets
ve'et-kol-ha'ets asher-bo feri-ets zorea zara lajem yihyeh le-ojlah.
Y para todos los animales de la tierra y para todas las aves de los cielos y para todo ser
que se mueva sobre la tierra en que haya vida, toda verdura de hierba (les servirá) para
comer; y fue así.
Ulejol-jayat ha'arets ulejol-of hashamayim ulejol romes al-ha'arets asher-bo nefesh
jayah et-kol-yerek esev le'ojlah vayehi-jen.

114
ֶ‫ֶ ַוי ֹאמרֶאֱֹלהִׁ יםֶהִׁ נֵהֶנָתַ ִׁתיֶלָכםֶאת־כָל־עֵׂשבֶזֹ ֵר ַעֶז ַרעֶאֲשר‬29
ֶ‫עַל־פְ נֵיֶכָל־הָ אָ רץֶוְ את־כָל־הָ עֵץֶאֲשר־בֹוֶפְ ִׁרי־ ֵעץֶזֹ ֵרעֶַז ַָרע‬
‫לָכםֶיִׁ הְ יהֶלְ אָ כְ לָה׃‬
ֶ‫ֶּולְ כָל־חַ יַתֶהָ אָ רץֶּולְ כָל־עֹוףֶהַ שָ מַ יִׁ םֶּולְ כֹ לֶרֹומֵ ׂש‬31
ֶ‫עַל־הָ אָ רץֶאֲשר־בֹוֶנפשֶחַ ֶָיהֶאת־כָל־ירקֶעֵׂשבֶלְ אָ כְ לָה‬
‫וַיְ הִׁ י־כֵן׃‬

Tenemos, por supuesto, el significado literal, el cual ha sido tratado en


innumerables obras. En particular, interesante la necesidad de comer, como la forma de
compensar el estado de entropía negativa de la vida que contradice la ley de la materia
(segundo principio de la termodinámica).
Ahora buscamos otro nivel, en el contexto del desarrollo arquetípico del mundo
de Briá, de la Creación, del Ser. Para ello nos apoyamos, como otras veces, en el mapa
del Árbol de la Vida y en el valor numérico de las palabras y expresiones, para ver qué
claves nos aportan la aritmética y la geometría subyacentes en el texto.
En el día sexto de la Creación asistimos al despliegue del Yesod de Briá (el día
uno correspondiente a Jésed de Briá, y así sucesivamente). En el Árbol extendido ésta
sefirá se solapa con el Dáat (Conocimiento) de Yetsirá, el cual, como todo Dáat, es una
síntesis de Jojmá y Biná, los poderes formativos del mundo de Yetsirá. Todo ello bajo el
Kéter de Yetsirá, que como Tiféret de Briá corresponde al tercer día de la Creación. (Es
importante tener para consulta el diagrama del Árbol extendido).
Recordamos que en ese tercer día (colocado en el Árbol sobre este sexto, en la
columna central) se creaban sobre la Tierra seca (Maljut de Atsilut/Tiféret de Briá/Kéter
de Yetsirá) las hierbas portadoras de semilla, es decir todo el conjunto de posibilidades
ideales energéticas del campo unificado de Presencia, y lo mismo los arquetipos básicos
del Espíritu estructurados en la forma del Árbol. Todo ello con su capacidad de
manifestación, es decir, de desarrollo de la semilla potencial.
Ahora todo ello le es dado al humano briático (y también al resto de seres vivos)
para alimento, para comer. Para comer es LeOjlá, LAKLH, de valor numérico 86, el
mismo que el Nombre de Dios en Biná: ELOHIM, ALHYM, el Nombre de la
Inteligencia Divina creativa. Ojlá, alimento, es 56, que es Imma, AYMH, Biná en la
forma de la Madre resplandeciente y fértil.
Por otro lado, la palabra anterior, Yihyeh, será, es un Tetragrama, YHYH, el
Nombre de Dios en el acto de fecundar (la Vav es una Yod). Es el Nombre en Jojmá,
YH, doblado.
Lo que está dando Dios al ser humano es la capacidad para usar de forma
creativa los poderes yetsiráticos formativos. Es interesante comprobar que el
Tetragrama extendido en Yetsirá: YVD HA VAV HA, suma 45, que es también el valor
numérico de ADM, el ser humano.

115
Y si sumamos el valor de la expresión ET-KOL-ÉSHEB, toda hierba, obtenemos
803, que es el mismo que Otiot, AVTYVT, Letras, las letras de la Creación (Séfer
Yetsirá).
Por otra parte, VeET-KOL-HAETS, es 622, que muestra tres significados: BRITÍ,
mi Pacto; VeHATORÁ, Y la Torá; VEDIBARTI, Y hablaré (Num 11:17).
Y PRI-ETS, fruto de árbol, es 450, que es SHEFA, el influjo Divino del Espíritu,
y QOL SHADAY, La Voz de Shaday (como el ruido de las alas de las Jaiot en la visión
de Ezequiel).
ZERA, semilla, es 277. Podemos descomponer este número en 245 + 32, siendo el
primer número el valor de RÚAJ EL, el Espíritu de Dios, que se despliega en los 32
elementos del Árbol de la Vida. (245 es también el número de ADAM QADMÓN, el
Humano Primordial).
Esta palabra, ZRA, aparece repetida: ZOREA ZERA, que es la acción de
“semillar”, la capacidad potencial de la semilla de desarrollarse. Juntas, las dos palabras
suman 554, que es OLAMOT, Mundos.

Este es el inmenso poder creativo dado por Dios al ser humano. Ya lo dijimos a
propósito del primer versículo: Bereshit Bará Elohim ET HaShamaim veET ha Árets,
donde aparece dos veces la palabra ET, que se interpreta como el alfabeto: de la Alef a
la Tav. En la traducción cabalística: En el principio (Con Jojmá) creó (el Misterioso
Anciano, Kéter) a Elohim (Biná) las letras de los Cielos (Zeir Anpin) y las letras de la
Tierra (Shejiná). Mediante las letras de la Tierra movemos las letras de los Cielos.
También en este versículo 29 aparece dos veces la palabra ET: ET-kol-ésheb,
que hemos interpretado como Letras, y ET-kol-haets, leído como Palabra (Y Yo
descenderé y hablaré allí contigo y pondré sobre ellos el espíritu que es en ti… Num
11:17) y como la Torá (“Es Árbol de Vida para los que se aferran a ella; quienes la
retienen son felices” Proverbios 3:18), sobre lo que hay establecido el Pacto (“Y yo
estableceré Mi Pacto (622) contigo y tú entrarás al Arca… Gen 6:18. Pero “arca” es
Téba, también significando “palabra”; Y también con Abraham, tradicional autor del
Séfer Yetsirá: Y estableceré Mi Pacto entre tú y Yo… Gen 1:17; Y tal es la Bendición
de Abraham, BIRKAT (622) Abraham, que Dios promete a Isaac, Gen 28:4; etc.)
Y todo ello nos es dado como alimento, LeOjláh, para actualizar la conexión con
la Inteligencia creativa subyacente y providente del aspecto Biná de la Mente Divina
manifestado como Elohim.

Pensamientos de Torá y Cabalá XXIX

Gen 1:31 (ver el hebreo en la imagen adjunta)

Vayar Elohim et-kol-asher asah vehineh-tov me'od vayehi-erev vayehi-voker


yom hashishi.
Y vio Elohim todo lo que había hecho y he aquí que era muy bueno; y fue tarde
y fue mañana día sexto.

Este versículo cierra el primer capítulo del Génesis, el ciclo de creación activa,
ya que el segundo capítulo comienza con el día séptimo o Shabat en el que Elohim
descansa. Hay sin embargo continuidad entre ambos sellada con el Nombre de Dios,
puesto que las iniciales de las dos últimas palabras de este versículo son Yod He (Yom

116
Hashishí) y las iniciales de las dos primeras palabras del segundo capítulo son Vav He
(Vaijulú Hashamaim…).
Yod y He, las dos primeras letras del Nombre, son un anagrama de Jojmá y
Biná, Padre y Madre, la polaridad creativa, cuyo campo de acción es el primer capítulo.
Vav y He lo son de Tiféret (Zer Anpin) y Maljut (Shejiná), cuyo despliegue es el
contenido del capítulo segundo. De todo ello trataremos en su momento.
En el primer capítulo, la idea creativa arquetípica es proyectada en Bereshit (que
sabemos que es un código de Jojmá, y como dice el Sefer Yetsiráh: En 32 senderos
maravillosos de Jojmá grabó…) y desarrollada por la Inteligencia Activa de Biná (en las
32 menciones y acciones del Nombre Elohim), lo que constituye el patrón básico del
Árbol de la Vida, la metafórmula de la Creación.
Ya vimos en el escrito anterior (Pensamientos XXVII) el significado de
Vayomer Elohim como la actualización del Nombre de Dios. Nos preguntamos ahora
sobre la expresión Vayar Elohim: Y vio Elohim, que sabemos que se repite siete veces:
en las seis primeras “Y vio Elohim… que era tov (bueno)”. En este versículo, que es la
séptima, tenemos Vehinéh tov meod, y he aquí que era muy bueno.
Vayar, Vav Yod Resh Alef, suma 217, el mismo valor que Briah, BRYH, la
Creación, y que Bahir, BHYR, la luz clara, la luz de la iluminación.
Vayar es una permutación de Avir, AVYR, que es aire, en el sentido de Éter, el
elemento primordial creativo (algo así como el vacío cuántico del que se habla tanto hoy
en día), el continuo espiritual sobre el que cabalga la visión Divina. AVYR es también
AVR Y, la Luz de la Yod, es decir, de la Jojmá, de la Sabiduría.
Tal como está escrito (Proverbios 8:22-30):
22
YHVH me poseía en el principio,
Ya de antiguo, antes de sus obras.
23
Eternamente tuve el principado, desde el principio,
Antes de la tierra.
24
Antes de los abismos fui engendrada;
Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas.
25
Antes que los montes fuesen formados,
Antes de los collados, ya había sido yo engendrada;
26
No había aún hecho la tierra, ni los campos,
Ni el principio del polvo del mundo.
27
Cuando formaba los cielos, allí estaba yo;
Cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo;
28
Cuando afirmaba los cielos arriba,
Cuando afirmaba las fuentes del abismo;
29
Cuando ponía al mar su estatuto,
Para que las aguas no traspasasen su mandamiento;
Cuando establecía los fundamentos de la tierra,
30
Con él estaba yo ordenándolo todo,
Y ERA SU DELICIA DE DÍA EN DÍA,
TENIENDO SOLAZ DELANTE DE ÉL EN TODO TIEMPO.

Y era su delicia de día en día: Y vio Elohim que era bueno.

Y también está escrito (Proverbios 9:1-6)

117
1
La sabiduría edificó su casa,
LABRÓ SUS SIETE COLUMNAS.
2
Mató sus víctimas, mezcló su vino,
Y puso su mesa.
3
Envió sus criadas;
Sobre lo más alto de la ciudad clamó.
4
Dice a cualquier simple: Ven acá.
A los faltos de cordura dice:
5
Venid, comed mi pan,
Y bebed del vino que yo he mezclado.
6
Dejad las simplezas, y vivid,
Y andad por el camino de la inteligencia.

Las siete columnas de la Sabiduría son las siete letras dobles (tal como las define
el Séfer Yetsirá) labradas en el Avir, el éter lumínico, en el que la visión Divina, que es
puro deleite, es a la vez el Vidente y la Visión, porque no hay discontinuidad al nivel de
lo Divino.
Corresponden, a su vez, a los siete senderos verticales del Árbol de la Vida, que
sostienen todo el edificio:
La letra Bet, sendero Kéter-Tiféret, día Uno.
La letra Guimel, sendero Jojmá-Jésed,
La letra Dalet, sendero Biná-Guevurá, ambos correspondientes al día tercero.
La letra Kaf, sendero Jésed-Nétsaj, día cuarto,
La letra Pe, sendero Guevurá-Hod, día quinto.
La letra Resh, sendero Tiféret-Yesod,
La letra Tav, sendero Yesod-Maljut, ambos correspondientes al día sexto.

Vemos que la columna central – el pilar de la conciencia – se sostiene por las


letras BRT, que recuerda al Brit, el Pacto, la Alianza entre el Cielo, haShamaim, y la
Tierra, haArets. Porque también recuerda a Bereshit, BR AShY T, la Creación BR que
culmina en la T (Tav), con las tres letras incluidas de los niveles de manifestación,
como son: Alef del Infinito inmanifestado (Kéter), Yod del punto de Infinito semilla de
la Creación (Tiféret), Shin del Espíritu/Fuego de Dios insuflando, vivificando y
manifestando los mundos creados.
Y las tres letras pueden leerse como ISh, AYSh, hombre, con la significación
general de Humano, porque el Árbol de la Vida, y en particular el pilar del medio,
representan el Ser Humano arquetípico.
Podemos utilizar las siete letras dobles para re-crearnos a imagen y semejanza de
nuestro arquetipo, el Humano santo de Atsilut. Y ello de varias maneras. Porque estas
siete letras rigen todos los septenarios, tal como establece el Séfer Yetsirá:

4-15: Siete Dobles: BGD-KPRT. Con ellas fueron grabados siete universos,
siete firmamentos, siete tierras, siete mares, siete ríos, siete desiertos, siete días, siete
semanas, siete años, siete ciclos sabáticos, siete jubileos y el Palacio Sagrado, y por
ello quiso Dios que el septenario prevaleciera bajo todo los cielos.

También rigen los septenarios del ser humano y en particular los siete centros
psicofísicos del canal central del cuerpo etérico – receptores, transformadores y

118
distribuidores de la Luz – en correspondencia con los siete puntos sensibles del pilar del
medio del Árbol de la Vida.
Estos centros aparecen en los Salmos y otros escritos bajo el nombre de Shearím
– Puertas, Shaaré Tsedeq – Puertas de la Rectitud, o bien, Pitjé OLAM – Puertas de la
Eternidad.
Así, leemos en el salmo 24: 7 y 9:

Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y


entrará el Rey de Gloria.

Hay que tener en cuenta que se trata de centros psíquicos, no físicos. La


conexión con el organismo físico se realiza por medio del sistema de glándulas
endocrinas y los distintos plexos nerviosos.
La información sobre este tema está en el escrito adjunto (ver) y de una forma
extensa en mi libro Senderos en el Jardín de la Conciencia (cap. V)
Ahora nos interesa establecer el procedimiento práctico. La correspondencia de
los centros con las letras es:

1. Centro de la cabeza. Bet. Color amarillo


2. Centro de la frente. Guimel. Color azul
3. Centro de la garganta. Dalet. Color verde
4. Centro del corazón. Kaf (o Jaf en su pronunciación débil). Cólor púrpura
5. Centro del ombligo. Pe (o Fe en su pronunciación débil)
6. Centro del sacro o genital. Resh. Color naranja.
7. Centro de la base de la columna o centro de los pies (según el contexto). Tav. Añil.

Los centros se visualizan como una esfera de luz con la letra en el centro, en
fuego blanco irradiando luz blanca o del color indicado arriba.
Se hacen vibrar las letras. Puede hacerse con la vocal natural de cada una: Be,
Gui, Da, Ka (Ja), Pe, Re, Ta; o bien añadiendo una letra Mem al final de cada una y con
la vocal Pataj (significa apertura) que es una “a”, de la siguiente manera: BAM, GAM,
DAM, KAM (o JAM), PAM, RAM, TAM. En este caso estamos añadiendo una letra
madre (M) y hay que tener presente que cada par de letras abre una de las 231 puertas
(Séfer Yetsirá).
El procedimiento es: Entrar en meditación; conectar con el cuerpo sutil
sobrepuesto al físico (incluye el aura); visualizar el canal central; ir contactando
ordenadamente cada centro, primero de arriba abajo, después de abajo arriba (dejarse
llevar, confiar en la propia sensibilidad interna respecto a la ubicación y percepción de
los centros); visualizar la letra en cada centro tal como se ha dicho antes, abriendo,
limpiando, energizando…; contemplar unos instantes antes de pasar al siguiente centro;
al llegar al centro de Maljut (base; perineo) contemplar el conjunto, viendo todos los
centros luminosos y radiantes. Podemos terminar aquí, en estado de conexión con la luz
e irradiando al entorno, o repetir el proceso, esta vez de abajo arriba.
Podemos cantar las siete letras en sucesión. En ese caso utilizamos la vocal
natural de la letra. Incluso seguir el septenario de la escala musical. Al completar la
octava de abajo arriba, con el Do superior, desde el centro de Kéter (Si) toda el aura se
llena de luz como en cascada.

119
Y vio Elohim todo lo que había hecho y he aquí que era MUY BUENO, Tov
Meod, TVB MAD.

Esta última palabra, Meod, es una permutación de Adam, ADM, el Ser Humano,
que es creado en este sexto día, y que es el receptor del Bien, Tov, en grado superlativo.
TVB MAD suma 62, que es dos veces 31, el valor del Nombre Divino EL (AL)
la fuente y canal de la Gracia. También la palabra LO (LA) es negación: Proyección y
reabsorción de mundos, el doble movimiento de la luz y de la gracia que desciende y
retorna a la fuente, como hemos hecho en la meditación.

Y está escrito en el Séfer Yetsirá:

1-8 Diez Sefirot de la nada. Refrena tu boca de hablar, y tu corazón de pensar. Y si tu


corazón corre, regresa al lugar. Como está escrito: "Las Jayot (Santas Criaturas
Vivientes) corrían y regresaban" (Ezequiel 1:24). Respecto a esto se hizo una alianza
(un pacto).

Pensamientos de Torá y Cabalá XXIX. Gen 1:31

‫ֶ ַוי ְַראֶאֱֹלהִׁ יםֶאת־כָל־אֲשרֶעָׂשָ הֶוְ הִׁ נ‬


ֶ‫ֵה־טֹובֶמאֹ דֶוַיְ הִׁ י־ערב‬
ְ
‫וַיְ הִׁ י־בֹ קרֶיֹוםֶהַ ִׁש ִׁשי‬
Vayar Elohim et-kol-asher asah vehineh-tov me'od vayehi-erev vayehi-voker yom
hashishi.
Y vio Elohim todo lo que había hecho y he aquí que era muy bueno; y fue tarde
y fue mañana día sexto.

LOS SIETE CENTROS

120
1

1. Centro de la cabeza. 2. Centro de la frente. 3. Centro de la garganta. 4. Centro del


corazón. 5. Centro del ombligo. 6. Centro del sacro o genital. 7. Centro de la base de
la columna o centro de los pies (según el contexto).

En el Árbol de la Vida, si consideramos el Pilar del Medio – el Pilar de la


Conciencia – también aparecen 7 niveles definidos, como el número de los chakras
principales. Algunos niveles están representados por una sola Sefirá y otros por la
acción conjunta de dos o más Sefirot polarizadas.
Podemos verlo de la siguiente manera:
Algunos centros se ocupan de la dualidad externa, es decir, están relacionados
con el equilibrio hacia lo externo y tienen asociada una sola esfera, pues la otra mitad de
la polaridad se encuentra en el exterior de cada persona.
Por el contrario, aquellos centros relativos a las dualidades internas e
involucradas en los procesos de equilibrio interno de la persona disponen de más de una
esfera asociada a ellos.
Así, por ejemplo, los Centros Raíz (7), Genital (6), de la Garganta (3) y Corona
(1) son la expresión de una sola Sefirá porque tienen que ver, respectivamente, con la
supervivencia (Raíz), con las interacciones mutuas, en particular las de orientación
sexual (Genital), con la expresión y la comunicación (Garganta) y con la unificación
interna y externa y el establecimiento de la conexión con la Deidad (Corona).
Por otra parte, el Centro de la Frente (2) es dual por naturaleza, unificando la
doble naturaleza complementaria de una misma realidad – manifestada en los dos
hemisferios cerebrales y sus modos específicos de cognición – y abriéndonos a las
percepciones espirituales profundas. Integra por tanto dos sefirot: Jojmá y Biná.
El Centro del Corazón (4), sede de los valores morales, la compasión, el
servicio, el altruismo, etc., está conectado con lo que el alma ha de aprender a lo largo

121
de su viaje por la vida. Para ello, el corazón debe saber cuándo abrirse y cuando cerrarse
(o defenderse) en función de la situación, para propiciar la propia integración (curación)
y la de otros. Integra entonces tres sefirot: Tiferet, porque es el asiento de la identidad
profunda o alma, y el par Jésed–Guevurá que regula la dialéctica expansión–contracción
del individuo.
Por último, el Centro Umbilical (5) es el centro metabólico por excelencia y la
correcta asimilación y generación de energía depende de un fino equilibrio interno. Es el
centro generado por la interacción mutua de Nétsaj y Hod.

También están en relación con los siete triángulos internos del Árbol de la Vida,
ya que la cabalá es un sistema de tres columnas, de modo que en todo proceso siempre
están presentes no sólo las fuerzas positiva y negativa (pilares de la fuerza y de la
forma) sino además un tercer elemento equilibrante, o bien síntesis o bien generador de
las dos polaridades, que pertenece al pilar del medio (pilar del equilibrio o pilar de la
conciencia).
Podemos entonces considerar que cada uno de los centros psicofísicos o puertas
del pilar del medio es el centro de la acción específica de una tríada, lo que no
contradice, sino que complementa lo dicho anteriormente35, teniendo en cuenta que los
centros actúan en diferentes niveles: Físico-etérico, psicológico, espiritual, etc.

TRÍADA: SEFIROT NIVEL DE CONCIENCIA:


1. DIOS SOLO Kéter – Jojmá – Biná CONCIENCIA DIVINA
2. DIOS HOMBRE Jojmá – Biná – Daát CONCIENCIA CÓSMICA
36
3. DIOS EN HOMBRE Jojmá – Biná –Tiféret CONCIENCIA ILUMINADA
4. HOMBRE SOLO Jésed – Guevurá – Tiféret VIGILIA (plenamente despierto)
5. ANIMAL Tiféret – Nétsaj – Hod DESPERTAR (duermevela)
6. VEGETAL Nétsaj – Hod – Yesod SOÑAR
7. MINERAL Nétsaj – Hod – Maljút DORMIR

Pensamientos de Torá y Cabalá XXX

Una vez completado el capítulo primero podemos preguntarnos qué aplicaciones


prácticas puede tener para nosotros. Hemos comentado en Pensamientos XXVIII el
poder creativo dado por Dios al ser humano. Pero la fórmula creativa es la descrita en el
capítulo primero del Génesis (que es además el despliegue del Árbol de la Vida; ver
Pensamientos X). También hemos explicado en Pensamientos XXVII que no es que
Dios pronuncie unas palabras y éstas produzcan un efecto como externo a ellas, sino
que son los propios dichos (y las “letras”) de Dios lo que ES la Creación.
Y esta Creación, a pesar de ser descrita en el lenguaje y las imágenes
fenoménicas, no es algo que tuviera lugar y transcurriera en unos momentos
determinados del tiempo, sino que está en otro plano fuera de él: el dominio de lo
eterno.
La Creación sucede en un eterno ahora. Es algo que está sucediendo siempre y
podemos considerar el relato del Génesis, en el que se formula en el plano de la palabra

35
También en el sistema hindú de chakras además del canal central o shushuma se consideran dos canales
laterales, ida y pingala, los cuales se enroscan alrededor del canal central, entrecruzándose en los chakras,
con lo cual se llega al mismo concepto de tríada.
36
Sobre la propia esencia, en el sentido del primer contacto con el self transpersonal (Yo sutil).

122
y las imágenes, como un medio de contactar con su realidad arquetípica. Podemos
considerar las letras de ese relato como operadores (magnitudes) de una fabulosa
ecuación cuyo marco de actuación es la Luz Infinita. En el lenguaje de la mecánica
cuántica podríamos decir que es una ecuación de ondas (ya que todo es vibración) en el
que la función de onda, que contiene todas las posibilidades inherentes al sistema (en
este caso la información no sólo de esta Creación, sino de todas las creaciones en todos
los mundos posibles) es la LUZ INFINITA, Or En Sof.
Y nosotros, aunque somos parte del sistema, podemos resonar y actualizar este
poder creativo, en la medida en que la Voluntad Divina lo permita.
En nuestro plano mundano una ecuación de la física, por ejemplo la segunda ley
de Newton: F = m×a (Fuerza igual a masa por aceleración), es algo que por su categoría
de ley también trasciende – está en otro plano – respecto de los fenómenos que describe:
las interacciones dinámicas clásicas. Nosotros, para poder actualizarla necesitamos
algún instrumento externo, una tecnología de algún tipo. Las soluciones de la ecuación
son los efectos que buscamos y conseguimos.
En el caso de la macroecuación bíblica – más una matrix que una ecuación lineal
– la solución está contenida en ella misma y es la Creación, y nosotros, que somos parte
tanto de la ecuación como de su solución, somos la tecnología que la procesa.
Por eso, leemos en el capítulo 2, versículo 3, después de la instauración del
Shabat, que “en él descansó de toda la obra que creó Elohim para hacer (Bará Elohim
LaAsot)”. Porque la Creación, en cierto sentido, no es un campo totalmente cerrado y
acotado, sino algo para hacer, para trabajar en él, tal como instruye Dios a Adam. Y este
trabajo es creativo. Y lleva el sello de Dios, EMET, AMT, Verdad, manifestado en la
última letra de cada palabra de la frase anterior: BarÁ ElohiM laasoT.
Surgen dos preguntas: ¿Cómo conectar y poner en circuito todo este potencial
energético creativo? Y, ¿podemos utilizarlo para crear algo en nuestras vidas, incluso y
principalmente recrearnos a nosotros mismos?
Hay que tener en cuenta que en este cosmos vibratorio todo resuena con todo. Y
todo está entrelazado con todo. Es una Unidad.
Por otro lado, las hierbas con sus semillas, y los árboles con sus frutos y
semillas, descritas los días tercero y sexto, representan todas las posibilidades creativas
en el plano primero de las ideas y luego de los hechos, y son dados al ser humano como
alimento, para poder ser incorporados a su sustancia.
Y también en el sexto día Dios concede al ser humano dominio sobre peces, aves
y toda serie de criaturas terrestres, lo que significa dominio sobre las entidades
energéticas de los planos, sea cual sea la metafísica que estemos utilizando.
Además hay que tener en cuenta que la tercera persona del tiempo perfecto en
hebreo bíblico puede interpretarse como una forma de imperativo, de modo que en vez
de “hizo” podemos leer “haz”.
Así, es necesario involucrarse con todo el primer capítulo, dándole todas las
vueltas posibles para pasar del plano de las imágenes al de la esencia.
Hay que actualizarlo en lectura (vibración) meditativa, interiorizándolo y
abriendo su potencial energético.
Si trabajamos con una intención particular – crear en el plano de la semilla o
desarrollar creativamente un proyecto, tanto para mi vida como para ayudar a otros – es
principalmente cuando leemos los versículos correspondientes a los días tercero y sexto
cuando proyectamos (detalladamente) esa intención como parte de lo creado.
Podemos alegar que en este capítulo se crean muchas cosas que en principio
nada tendrían que ver con nuestra intención. Eso es una percepción incompleta.
Recordemos que todo está relacionado con todo, y que la armonía y equilibrio del

123
conjunto es un valor superior. Además, no conocemos plenamente las dimensiones y
significados ocultos implicados en el texto. Por otro lado, la voluntad es el factor
director y hace que todo trabaje en la dirección adecuada. Es nuestra voluntad la que
alineamos con la Voluntad Divina. Nos vestimos, por así decir, de ella. Y hay que tener
presente que Dios siempre quiere lo mejor para nosotros.
Para poder acceder plenamente a este plano arquetípico, hemos de dejar nuestro
ego a un lado. Este pertenece al plano de las imágenes, de lo corpóreo. Es necesario
aprender a moverse en el terreno de lo universal, de lo abstracto. Es el dominio del
espíritu, que es transpersonal.
Por otro lado, recordamos un principio básico para guiar nuestra motivación y
nuestras intenciones. Cuando conseguimos algo, no sólo conseguimos el hecho objetivo
en sí, aislado de todas sus circunstancias. Conseguimos el hecho con todas sus
consecuencias causales, es decir, con su karma o tikún inherentes. Es importante no
olvidar esto.
Lo que suceda, en última instancia, siempre está en manos de Dios, que, por
supuesto, tiene toda nuestra película completa y sabe lo que es mejor para nosotros.
Pero sin embargo quiere que actuemos, que seamos agentes activos de nuestra propia
evolución. ¿Cómo si no vamos a desarrollar nuestra propia divinidad inherente?
La palabra Torá se traduce generalmente como ley, pero también significa
enseñanza y camino de vida. Todas estas acepciones derivan de su carácter trascendente
como pura cristalización de Luz Divina. En el fondo, es la conexión con esta Luz la que
nos crea constantemente y recrea nuestro mundo.
“Hillel solía decir: Dale y dale vueltas a la Torá, pues todo está en ella; y no te
muevas de ella, porque no tienes mejor porción que ella. ¿Cuál es su significado? Ben
Je Je dice: Según el esfuerzo, así es la recompensa.”
Sin práctica no hay logro. También el Talmud dice: “¿Te esforzaste y
encontraste? ¡Creételo! - ¿No te esforzaste y encontraste? ¡No te lo creas!”
En realidad, la metodología propuesta – el considerar un texto bíblico en hebreo
(del todo el Tanaj) como una matriz energética, una combinación específica de letras,
siendo cada letra una vasija metafísica de luz divina – es válida para un capítulo, un
versículo, una palabra… Abrir esa matriz nos conecta directamente con la Luz.
Y como dice el Zohar: El Santo Bendito Sea, la Torá e Israel son uno.

GÉNESIS 1
Bereshit bara Elohim et hashamayim ve'et ha'arets
En el principio creó Dios los cielos y la tierra

Veha'arets hayetah tohu vavohu vejoshej al-pene tehom veruaj Elohim merajefet al-pene hamayim.
Y la tierra estaba vana y vacía, y (había) oscuridad sobre la faz del abismo, y el espíritu de Dios se cernía
sobre la faz de las aguas.

Vayomer Elohim yehi-or vayehi-or.


Y dijo Dios: Haya luz, y hubo luz.

124
Vayar Elohim et-ha'or ki-tov vayavdel Elohim ben ha'or uven hajoshej
Y vio Dios la luz, que (era) buena; y separó Dios la luz de la oscuridad.

Vayikra Elohim la-or yom velajoshej kara laylah vayehi-erev vayehi-voker yom ejad
Y llamó Dios a la luz, día, y a la oscuridad llamó noche. Y fue tarde y fue mañana: día uno.

Vayomer Elohim yehi rakia betoj hamayim vyhi mavdil ben mayim lamayim
Y dijo Dios: Haya un firmamento en medio de las aguas y que separe las aguas de las aguas.

Vaya'as Elohim et-harakia vayavdel ben hamayim asher mitajat larakia uven hamayim asher me'al larakia
vayehi-jen.
E hizo Dios el firmamento y apartó las aguas que estaban debajo del firmamento de las aguas que
estaban arriba del firmamento; y fue así.

Vayikra Elohim la-rakia shamayim vayehi-erev vayehi-voker yom sheni.


Y llamó Dios al firmamento, cielos. Y fue tarde y fue mañana: día segundo

Vayomer Elohim yikavu hamayim mitajat hashamayim el-makom ejad vetera'eh hayabashah vayehi jen.
Y dijo Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y se vea lo seco; y fue así.

Vayikra Elohim layabashah erets ulemikveh hamayim kara yamim vayar Elohim ki-tov.
Y llamó Dios a lo seco, tierra, y al conjunto de las aguas llamó mares; y vio Dios que era bueno.

Vayomer Elohim tadshe ha'arets deshe esev mazria zera ets pri oseh peri lemino asher zar'o-vo al-
ha'arets vayehi-jen.
Y dijo Dios: Produzca la tierra hierbas, hierba que dé simiente; árbol de fruto que dé fruto de su especie,
cuya simiente esté en él, sobre la tierra; y fue así.

Vatotse ha'arets deshe esev mazria zera leminehu ve'ets oseh pri asher zar'o-vo leminehu vayar Elohim
ki-tov.
Y produjo la tierra hierbas, hierba que da simiente de su especie, y árbol que da fruto, cuya simiente esta
en él, según su especie; y vio Dios que era bueno.

Vayehi-erev vayehi-voker yom shlishi.

125
Y fue tarde y fue mañana: día tercero

Vayomer Elohim yehi meorot birekia hashamayim lehavdil ben hayom uven halaylah vehayu leotot
ulemoadim uleyamim veshanim
Y dijo Dios: Haya luceros en la expansión de los cielos para apartar el día de la noche, y sean por
señales, y por plazos, y por días y años;
.

Vehayu li-meorot birekia hashamayim leha'ir al-ha'arets vayehi-jen.


y sean por luceros en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra; y fue así.

Vaya'as Elohim et-shene hameorot hagdolim et-hamaor hagadol le-memshelet hayom ve'et hamaor
hakaton le-memshelet halaylah ve'et hakojavim
E hizo Dios los dos luceros grandes: al lucero grande, para que señorease en el día y al lucero pequeño
para que señorease en la noche; e (hizo también) las estrellas.

Vayiten otam Elohim birekia hashamayim leha'ir al-ha'arets


Y las puso Dios en la expansión de los cielos, para alumbrar sobre la tierra,

Velimshol bayom uvalaylah ulehavdil ben ha'or uven hajoshej vayar Elohim ki-tov.
y para señorear en el día y en la noche, y para apartar la luz de la oscuridad; y vio Dios que era bueno.

Vayehi-erev vayehi-voker yom revi'i.


Y fue tarde y fue mañana: día cuarto.

Vayomer Elohim yishretsu hamayim sherets nefesh jayah ve'of yeofef al-ha'arets al-pene rekia
hashamayim
Y dijo Dios: Produzcan las aguas enjambre de criaturas vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, sobre
la faz de la expansión de los cielos.

Vayivra Elohim et-hataninim hagedolim ve'et kol nefesh hajayah haromeset asher shartsu hamayim le-
minehem ve'et kol-of kanaf leminehu vayar Elohim ki-tov.
Y creó Dios los grandes cetáceos y todo ser viviente que anda arrastrándose, que las aguas produjeron
en abundancia, según sus especies, y toda ave alada según su especie; y vio Dios que era bueno.

126
Vayevarej otam Elohim lemor peru urevu umil'u et-hamayim bayamim veha'of yire ba'arets.
Y los bendijo Dios, diciendo: Fructificad y multiplicad llenad las aguas en los mares. Y el ave se
multiplique en la tierra.

Vayehi-erev vayehi-voker yom jamishi.


Y fue tarde y fue mañana: día quinto.

Vayomer Elohim totse ha'arets nefesh jayah leminah behemah varemes vejayeto-erets leminah vayehi-
jen.
Y dijo Dios: Produzca la tierra ser viviente, según su especie, cuadrúpedo y reptil y animal de la tierra
según su especie; y fue así.

Vaya'as Elohim et jayat ha'arets leminah ve'et habehemah leminah ve'et kol-remes ha'adamah leminehu
vayar Elohim ki-tov.
E hizo Dios al animal de la tierra según su especie, y al cuadrúpedo según su especie, y a todo reptil de la
tierra según su especie; y vio Dios que era bueno.

Vayomer Elohim na'aseh adam betsalmenu kidemutenu veyirdu bidegat hayam uve'of hashamayim
uvabehemah uvejol-ha'arets uvejol-haremes haromes al-ha'arets.
Y dijo Dios: Hagamos un hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza, y que señoree en los
peces del mar, y en las aves de los cielos, y en los animales, y en toda la tierra, y en todo el reptil que
anda arrastrándose sobr

Vayivra Elohim et-ha'adam betsalmo betselem Elohim bara oto zajar unekevah bara otam.
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y hembra los creó.

Vayevarej otam Elohim vayomer lahem Elohim peru urevu umil'u et-ha'arets vejiveshuha uredu bidegat
hayam uve'of hashamayim uvejol-jayah haromeset al-ha'arets.
Y les bendijo Dios; y les dijo Dios: Fructificad y multiplicad y henchid la tierra, y sojuzgadla; y dominadla
los peces del mar, y a las aves de los cielos, y a todo animal que se mueva sobre la tierra.

127
Vayomer Elohim hineh natati lajem et-jol-esev zorea zera asher al-pene kol-ha'arets ve'et-kol-ha'ets asher-
bo feri-ets zorea zara lajem yihyeh le-ojlah
Y dijo Dios: He aquí que os dí toda hierba que da simiente, que está sobre la faz de toda la tierra; y todo
árbol en que hay fruto de árbol que da simiente, a vosotros servirá para comer.
.

Ulejol-jayat ha'arets ulejol-of hashamayim ulejol romes al-ha'arets asher-bo nefesh jayah et-kol-yerek esev
le'ojlah vayehi-jen.
Y para todos los animales de la tierra y para todas las aves de los cielos y para todo ser que se mueva
sobre la tierra en que haya vida, toda verdura de hierba (les servirá) para comer; y fue así.

Vayar Elohim et-kol-asher asah vehineh-tov me'od vayehi-erev vayehi-voker yom hashishi.
Y vio Dios todo lo que hizo, y he aquí que era bueno en gran manera; y fue tarde y fue mañana: día sexto.

128

También podría gustarte