IXQUIC

febrero 2021
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Naranja, suave y explosiva. Comer un caqui al
lado de mi abuela, en su chimenea, compar-
tiendo el sonido del tenedor y el cuchillo al qui-
tarle la piel a la fruta: una sensación naranja,
suave y explosiva.
No quiero engañar a nadie. Cuando vi el nombre
de Vucub-Caquix entre las páginas de este gran
libro, mis ojos no pudieron dejar de segmen-
tarla abstrayendo la palabra que todos los días
ronda en mi cabeza, a cada minuto, a cada mo-
mento: un caqui. Como si un foco alumbrara el
libro hacia ese nombre, solo hacia ese nombre.
Naranja, suave y explosivo. Dejé de pensar en
personajes, en nombres, en la literatura. Caí en
el caqui y no pude dejarlo. Sin embargo, decidí
hacer un gran esfuerzo para seguir leyendo el
Popol Vuh concentrada en las letras y en lo que
el texto quería decirme; pero -siento decepcio-
nar al lector- nunca pude hacerlo. Al cerrar el li-
bro, seguí pensando en caquis, en esa idea ob-
sesiva, naranja, suave y explosiva.
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Vucub-Caquix se convirtió entonces en un per-
sonaje clave para mí: “Había entonces muy poca
claridad sobre la faz de la tierra”. Aún no había
sol. Sin embargo, había un ser orgulloso de sí
mismo que se llamaba Vucub-Caquix. Leí esto y
el foco dejó de aislar a la palabra “caqui” para
envolver toda esta idea: claridad, sol, orgullo;
naranja, suave, explosivo... Vi al personaje, y no
solo su nombre. Vucub-Caquix: un personaje
que veía en él el sol y la luna porque no era ca-
paz de ver el mundo.
“Aún no ha amanecido”, dice.
“Yo soy el sol, soy la claridad, la luna”. Me di
cuenta de que el propio personaje estaba ha-
ciendo con el mundo lo que los caquis hacían
conmigo: solo existían los caquis. “Mi nariz brilla
de lejos como la luna, mi trono es de plata y la
faz de la tierra se ilumina cuando salgo frente a
mi tronco”. Y, lo peor: “Así será porque mi vista
alcanza muy lejos”. Su vista... su vista alcanzaba
solamente al horizonte y no se extendía sobre
todo el mundo. Qué triste el horizonte lejano de
nosotros mismos.
Mi vista alcanzaba solamente un horizonte: yo y
mi obsesión con los caquis. Mi horizonte: yo. Yo
soy el sol, soy la claridad, la luna. Naranja, suave
y explosiva. Así,
así escribo mis últimas palabras:
Aún no ha amanecido.
NARCISA MANZANERA LÁZARO
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En los primeros capítulos del Popol Vuh su autor
nos cuenta la historia de la formación de la tie-
rra según las creencias de los pueblos de Amé-
rica, es decir, relata su visión cosmogónica. Pri-
meramente, solo existía la mar tranquila, es de-
cir, el agua y debido a esto se reunieron tres dio-
ses para crear la tierra, las montañas, el mundo
en sí. Estos dioses se llamaban Gigante relám-
pago, Huella del relámpago y Esplendor del re-
lámpago.
Una vez creada la naturaleza de la tierra estos
dioses se percataron de que había mucho silen-
cio por lo cual crearon a los animales concreta-
mente al venado. El problema de la creación de
dichos animales es que no podían hablar ya que
solo mugían, cacareaban, etc., lo cual dificul-
taba que estos veneraran a sus creadores. De-
bido a esto los dioses decidieron condenarlos a
vivir de forma salvaje y a servir de alimento a
otros seres ya que para ellos era muy impor-
tante que sus creaciones les veneraran.
Posteriormente, decidieron crear a los hombres
de barro, pero una vez más esta creación no sa-
lió como esperaban puesto que estos seres hu-
manos no tenían firmeza ya que en numerosas
ocasiones se ablandaban lo cual ocasionaba su
caída y, además, no les podían venerar porque
hablaban sin cordura.
Así pues, su creación se truncó de nuevo lo cual
ocasionó que dichos dioses se reunieran y acor-
daran consultar al abuelo de día (El Antiguo Se-
creto) y a la abuela del alba (La Antigua Encan-
tadora) qué debían hacer para crear unos seres
que cumplieran sus objetivos. Tras esto, los
abuelos les aconsejaron crear a los hombres de
madera. pero una vez más esa creación no era
totalmente perfecta. El problema de estos hom-
bres de madera era que a pesar de que su con-
sistencia y su forma de hablar era superior a la
de los hombres de barro no eran lo suficiente-
mente inteligentes ni adoraban a sus creadores
ya que vivían de forma egoísta. En vista de esto,
los dioses decidieron destruirlos y para ello les
enviaron abundantes lluvias, lava del cielo, les
arrancaron los ojos, les cortaron la cabeza, se
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comieron su carne, trituraron sus huesos y, por
último, fueron devorados por aquellos animales
pequeños de los que se alimentaron. A pesar de
esta “carnicería” algunos hombres de madera
sobrevivieron y huyeron a las selvas. Estos que
sobrevivieron se convirtieron en lo que actual-
mente son los monos y por ello son los animales
que más se parecen a los hombres y a las muje-
res.
Por consiguiente, estos dioses llegaron a la con-
clusión de intentar una vez más esa creación tan
deseada de unos seres que los adoraran. Así
pues, determinaron crear a los hombres y a las
mujeres de maíz cuyo maíz pasaría a formar los
huesos y la carne de estos. Esta última creación
fue la más acertada ya que esta vez los hombres
tenían firmeza y la suficiente sabiduría para
adorar a sus creadores.
En un principio solo crearon a cuatro hombres,
Balam Quitzé, Balam Acab, Mahucutah e Iquí
Balam, en los cuales los dioses se percataron de
que ese exceso de inteligencia podría traerles
problemas. Estos problemas influían de forma
directa en los dioses debido a que estos pensa-
ron que al atribuirles tanta sabiduría los hijos de
estos serían cada vez más sabios y así progresi-
vamente, lo cual ocasionaría que estos seres de
maíz en algún punto se plantearan superar a sus
creadores, es decir, a los dioses. A causa de esto,
los dioses una vez más tuvieron que tomar una
decisión importante sobre sus creaciones los
cuales optaron por limitar esa sabiduría de ma-
nera que los hombres de maíz solo puedan lle-
gar a comprender aquello que sus sentidos per-
cibieran y así se aseguraron de que jamás serían
más sabios que los dioses.
Dichos dioses al ver que esta última creación ya
no tenía ningún contratiempo crearon, a partir
del cuerpo de los hombres, a cuatro mujeres
para que se reprodujeran y así poblarán la tierra
de numerosos hombres y mujeres que adoraran
a los dioses creadores.
MAGDALENA MARTÍNEZ BUENO
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LA PERVIVENCIA DE LOS ELEMENTOS MÁGI-
COS Y FANTÁSTICOS DEL POPOL VUH EN LA
HISTORIA DE LA CONQUISTA DE CHILE
La escritora chilena Isabel Allende escribió en
2006 una novela, conocida como Inés del alma
mía, en la que relata la llegada, saqueo y some-
timiento de Chile por los españoles, capitanea-
dos por Pedro de Valdivia. En dicha obra,
Allende narra el proceso de conquista del terri-
torio chileno teniendo en cuenta la voz y expe-
riencia de los vencidos, tratando de no blan-
quear ni romantizar tal proceso. En esta historia
juega un importante papel Inés Suarez, una de
las primeras mujeres, sino la primera, conquis-
tadoras y militares españolas. Uno de los aspec-
tos de la obra de Allende que me ha recordado
al Popol Vuh es la trascendencia que adquieren
los elementos mágicos y la superstición, pues a
lo largo de Inés del alma mía encontramos dife-
rentes episodios donde se demuestra esa
creencia en la hechicería: por ejemplo, Catalina,
la sirvienta indígena de Inés Suarez, capaz de
adivinar el futuro a partir de elementos natura-
les, como hojas secas, especias, troncos, etc.
También destaca la supuesta capacidad de la
protagonista para encontrar agua en los lugares
más secos, utilizando solo una rama de árbol y
su propio cuerpo. Pero, sobre todo, cabe desta-
car el alto grado de deificación que se otorga a
las figuras de autoridad de los pueblos incas, es
decir, los caciques. Inés Suarez, en la defensa de
la Nueva Santiago, decapita a Quilicanta y a
otros seis caciques rehenes con una espada.
Una vez que ha cortado la cabeza de estos, las
arroja ante los indígenas que luchan contra los
españoles para sembrar el pánico entre ellos,
quienes huyen despavoridos abandonando la
batalla, pues la muerte trágica de estas figuras
simbolizaba para ellos y para su pueblo el más
trágico de los devenires.
INÉS MARTÍNEZ FERNÁNDEZ
9 10
IXBALANQUÉ NO VOLVIÓ A VIAJAR
Estaba nervioso, esto podía pasar. No sé si sa-
béis que hay unas pruebas que te dicen tus orí-
genes étnicos. Cuando me la hice me salieron
que tenía tanto antepasados en Italia como en
España. Yo, un joven de Guatemala. Estaba dis-
puesto a conocer ambas culturas y acercarme a
ellas. Cuando conocí al dios español me di
cuenta de que era igual que yo, había nacido de
una virgen y era el elegido para acabar con la
muerte. Según él, su religión era la única verda-
dera y, por lo tanto, yo solo era un producto de
la bondad de sus feligreses, me hablaba como si
me hubieran hecho un favor. Ellos me habían
dado mi identidad y mi historia. Su manera de
tratarme fue ofensiva, yo soy Ixbalanqué, un
dios. Me llamó “hijo”, me consideraba como un
joven desamparado que necesitaba de su sabi-
duría para continuar con mi vida. No me gustó
su forma de dirigirse a mí, mi historia es mía y él
no era nadie para cuestionar mi grandiosidad. familia solo era la versión “salvaje” de la suya.
Los seguidores de este dios me recordaban a los También intentaron convencerme de que el
hombres de madera, iban de un lado a otro, dios español era una copia de ellos. Harto y muy
tanto que presumían de su religión, pero bien cansado volví a mi hogar, con mi madre, mi her-
que la tenían abandonada. mano y mi abuela. Cuando les conté todo lo ocu-
rrido no daban crédito. Les expliqué que les ocu-
Decepcionado con los españoles, decidí irme a
rría como Vucub Caquix, se creían el origen de
Italia. Ahí vi templos enormes, dedicados a nu-
la vida y, si les quitabas todas sus riquezas, eran
merosas divinidades. Mientras que los españo-
un pájaro desplumado. Llegué a la conclusión de
les solo tenían un dios. Cuando decidí presen-
que algunos de los hombres de madera que se
tarme a ellos me topé con un par de hermanos,
habían convertido en mono debían haberse mu-
Rómulo y Remo. Ellos se presentaron y, ya sea
dado a esos países, era lógico, porque los cre-
por mi color de piel o por mi forma de vestir, me
yentes de esos dioses estaban vacíos y actuaban
trataron como un niño. Yo, que soy el hijo de Ix-
como monos. Llegué a la conclusión de que no
quic. Les expliqué la relación que nos unía, les
tienes por qué estar orgulloso de tus raíces, lo
enseñé las `pruebas y ambos parecieron as-
mejor era estar alejado de esos “primos segun-
queados. Les pedí que me hablaron sobre ellos,
dos” tan poco agradables. Ese viaje me dejó
sobre su historia. Mientras me la narraban que-
muy mal, ¿quién era yo? ¿El producto de la pie-
ría morirme. Su madre, también virgen, había
dad de unos seres que se creían superiores?
tenido gemelos. Era mi vida y la de mi hermano
¡NO! Yo soy yo, nadie me ha cedido su historia,
Hunahpú. Emocionado les expliqué las coinci-
yo no fui creado después de nadie. No obstante,
dencias, pero ellos se rieron de mí. Me exigieron
poco después de mi llegada, empezaron a atra-
que les diera las gracias, no me lo podía creer.
car en nuestras playas unos barcos enormes.
Intentaron convencerme de que mi existencia
Cuando me quise enterar de quiénes eran mi
se la debía a ellos, que mi historia y la de mi
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sorpresa no fue muy grata, esta vez mis “pri-
mos” me visitaban a mí y, por lo que parecía, no
venían a conocer a sus ancestros.
CRISTINA MARTÍNEZ HERNÁNDEZ
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No es ningún secreto que todas las civilizaciones
presentan una cosmogonía única, no obstante,
es preciso resaltar que muestran elementos
muy similares. Este hecho es curioso, pues, con-
sigue que el lector reflexione sobre lo común a
estas concepciones sobre la realidad y la nece-
sidad, a su vez, de nombrarla y conocer su ori-
gen.
Los elementos comunes más destacados son: el
origen del mundo, la fidelidad a la divinidad, la
mujer virgen que engendra al salvador del pue-
blo, entre otros. Como consecuencia, cualquier
lector se sumerge en la siguiente duda: ¿cómo
las civilizaciones que no tienen contacto entre
ellas han podido desarrollar una cosmovisión
tan semejante?, ¿se trata de coincidencias?, lo
dudo.
Desde mi perspectiva, no es más que el intento
de calmar la sed humana, es decir, explicar la
realidad mediante elementos ya conocidos, por
ello, es frecuente encontrar similitudes entre
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unas culturas y otras, por esta razón estas expli-
caciones corresponden a la naturaleza o las
emociones. Una vez hecha la lectura del Popol Vuh, hablare-
mos de la recepción que causa un texto tan an-
tiguo y de una cultura como esta. El libro es una
PAULA MARTÍNEZ ORTUÑO manera sencilla de acercarnos a una civilización
que forma parte de los estudios que cursamos,
y sin embargo se ven relegados a un segundo
plano en muchas ocasiones. Nunca habíamos
cursado la asignatura de Hispanoamericana,
aunque tengamos algunos conocimientos más
contemporáneos sobre lo que hay al otro lado
del mar.
Esta lectura es una manera de conectar con las
raíces de un árbol de cultura que se irá desarro-
llando por todo un continente e irá forjando una
identidad, una literatura y una cultura total-
mente diferente a la que se deja ver en la penín-
sula; por eso es fundamental no solo conocer a
las grandes voces hispanoamericanas del boom,
sino saber dónde están los cimientos de los
grandes textos, cuáles eran las civilizaciones
que pisaban el territorio y cómo sentían ellos la
realidad. Solo así es posible llegar a profundizar
15 16
y entender en escritos posteriores, como La no-
che boca arriba, de Julio Cortázar.
La lectura comienza en un vacío total, ex nihilo,
con un proceso de creación que nos invita a es-
tablecer paralelismos con textos religiosos
como la Biblia, y comenzará la historia con dos
hermanos que matarán durante distintos capí-
tulos a una familia completa. Lo interesante de
la lectura es que va retrotrayéndose en el
tiempo, contando la historia de los padres,
cómo estos son vencidos por los Señores de
Xibalbá, y cómo se desenvuelve la acción hasta
que nuevamente volvemos a encontrarnos con
los protagonistas, que nacen de la mano de la
escatología, vemos sus aventuras y pruebas su-
peradas hasta que vengan a sus padres. Este
motivo literario nos transporta a la obra titulada
Hamlet, que también recoge el deseo insaciable
de honrar a su padre y acabar con el asesino del
mismo.
Hemos usado el término literario, y es que la
obra tiene la literariedad que poseen los más cé-
lebres títulos actuales, pero también combina
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con elementos bíblicos, antropológicos, e in-
cluso mitológicos.
En la obra tenemos posibilidad de estrechar la-
zos con nuestra cultura y ver las semejanzas y
las diferencias que hay entre ambas, vemos
cómo el factor mitológico y aspectos que tras-
cienden a la realidad sensible son muy comu-
nes: vemos como los animales hablan, ejercen
de mensajeros, los personajes pueden meta-
morfosear, y todo esto, dentro ya de un marco
muy específico que también incluye elementos
como el castillo de los señores, que actuaría
como el infierno cristiano, y el don creador de
los personajes iniciales.
La obra tiene los capítulos perfectamente inter-
relacionados entre sí, con hilo mitológico conec-
tor que no deja a los personajes en el tintero y
nos deja ver el ambiente familiar, de creación y
de el bien y el mal perfectamente separados de
forma neutra.
SANDRA MARTÍNEZ RUFETE
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 por otro lado, la cantidad de diferentes tipos de
hombres que han habido a lo largo del tiempo,
Principalmente, me ha llamado la atención la desde el más imperfecto hasta el mejor logrado
manera en la que se encuentra dividido este re- (desde los hombres de barro a los hombres de
copilatorio: se ha comenzado por los orígenes maíz), dejando ver que vamos evolucionando y
de todo, la nada, que poco a poco va a ir trans- que podríamos llegar incluso a un nivel superior.
formándose en algo. Los dioses al querer seres
inferiores a ellos crean a los animales y a los hu-
manos, pero estos son tan imperfectos que aca-
ban por destruirse los unos a los otros. Es así
CARMEN MARÍA MARTÍNEZ VERDÚ
como comienza la historia que nos interesa, la
historia de los hombres, de los orígenes de sus
civilizaciones con leyendas, mitos, etc.
De este libro destaco dos cosas: por un lado, las
imitaciones y similitudes con las tradiciones lite-
rarias anteriores, por ejemplo, la historia de la
creación, en este caso me recuerda al libro del
Génesis en La Biblia donde empieza con ese es-
pacio vacío y Dios crea seres inferiores (plantas,
animales...) y llegarán a los superiores (los hu-
manos) hechos a su imagen y semejanza, tam-
bién las temáticas parecidas de la literatura de
la mitología griega (creación de seres divinos) y
con la literatura de los historiógrafos latinos;
19 20

EL FRUTO DEL MUNDO PROHIBIDO
Creían los antiguos mayas quiché que los geme-
los fundacionales de su pueblo fueron insemina-
dos por la saliva de una calavera. Ixquic fue fe-
cundada por el interés, el desconcierto y la ten-
tación de no acercarse al árbol prohibido por los
reyes del inframundo. Así nacieron los que ha-
brían de derrotar a los señores de Xibalbá en el
famoso juego de la pelota.
Esto nos recuerda al celebérrimo tópico que ha
sido el caldo de cultivo generacional de la “Caída
y Redención de los Hombres”, presente en la
tradición judeocristiana. En concreto, estamos
haciendo referencia al famoso Génesis, donde
se intenta explicar cómo surgió el mundo, al
igual que ocurre en el Popol Vuh. Una mujer,
tentada por lo prohibido y por la negación de los
seres mortales probó suerte con el fruto negado
a los humanos, consiguiendo la expulsión de los
hombres y mujeres del Edén, de ese locus
21
amoenus bíblico. Lo interesante de este frag-
mento y la supuesta enseñanza que se nos
quiere ofrecer es la imperfección de ellos y ellas
con una evidente consecuencia negativa, una
penitencia que cumplir: en el caso de la Biblia la
expulsión del ser humano, condenado a vivir en
un mundo que le es hostil, alejado de ese Pa-
raíso primitivo; en el de Ixquic, más bien todo lo
contrario.
Si el lector cuenta con la suficiente capacidad
crítica a la hora de leer ambos textos, no se ex-
trañará al encontrar matices que hacen dispares
el devenir de las sociedades a lo largo del
tiempo. Desde sus orígenes hasta la actualidad,
la mujer ha estado condicionada desde que
llega al mundo: a partir de una costilla de Adán,
el “hombre perfecto” que no cayó en el Pecado
Original. Pero no nos quedemos solo ahí. La mu-
jer ha sido juzgada día a día, mes a mes, año tras
año, siglo tras siglo, por asociaciones que mu-
cho tienen que ver con las faltas de los propios
hombres que de ellas mismas.
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Sin embargo, ¿por qué en el Popol Vuh no hay Ixquic y Eva somos todos y todas, al fin y al cabo.
una crítica o un acto peyorativo sobre la deci- Lo indignante es que ideales tan fijados como
sión de Ixquic? Ella probó del mismo fruto —con estos formen parte de la idiosincrasia de aún
todas las salvedades que nos podamos permitir, muchas sociedades (desgraciadamente). Apren-
literariamente—, y aun así, ¿por qué no se le damos a convivir con nuestros errores, aprenda-
acusa de ello? mos a ver que no hay curiosidad que consecuen-
cia no tenga, aprendamos que el mundo no fun-
Desde que los españoles pisaron suelo ameri-
ciona buscando al culpable sino asumiendo lo
cano han intentado imponer unos ideales que a
que nos hace diferentes y apoyándonos indistin-
día de hoy siguen siendo reprochables: la cul-
tamente de nuestra naturaleza, aprendamos a
tura del vencedor, el costumbrismo familiar, ro-
probar el fruto del mundo prohibido, qué falta
les de género establecidos desde el Medioevo.
hace.
Quizá si el orgullo que invade a la raza occiden-
tal como una plaga abandonara su razón de ser
podría observar lo mucho que tuvimos que
MARIO MATEOS LÓPEZ
aprender de los del «lado de allá». Una lectura
rápida como lo es el Popol Vuh nos da cuenta de
la inclusión de hombres y mujeres, no solo gra-
maticalmente sin hacer uso del género no mar-
cado o de hiperónimos como hombres, huma-
nos, etc., sino que los juicios de valor de los per-
sonajes míticos que los rodean no dependen del
sexo de estos. En la tradición judeocristiana sí, y
da mucho que pensar...

23 24

Una de las historias más interesantes que se han
planteado y que aparece relatada en el libro de
“ Popol Vuh” es el increíble milagro de la con-
cepción de los dos gemelos divinos en el vientre
de una doncella.
Hubo un árbol sagrado en el territorio de la tribu
de los mayas del que se cuenta la historia de la
doncella, Ixquic. Un día la muchacha le preguntó
a su padre, Cuchumaquic, sobre ese árbol ex-
traño del que todos hablaban en el pueblo. Su
padre le dijo que estaba prohibido acercarse a
él y que no tuviera la idea de ir a verlo. Sin em-
bargo, la doncella no obedeció a su padre y se
dirigió hacia el árbol divino. Cuando lo observó,
se dio cuenta de sus increíbles y apetecibles fru-
tos de los que emergía de él y, además, observó
una especie de calavera incrustada en el árbol.
Esta calavera empezó a hablar y le preguntó a la
doncella si deseaba los deliciosos frutos. Ella ac-
cedió y la calavera le escupió su baba en el brazo
derecho. La calavera era Ahpú Hunahpú e Ixba-
lanque. Se despidió de ella prometiéndole que
25
no moriría y que en su vientre engendraría a dos
gemelos divinos que tendrán su misma sangre.
Más tarde, con el paso del tiempo, su padre Cu-
chumaquic se da cuenta de que su hija está em-
barazada y llamó a los cuatro búhos para que la
llevaran a sacrificar asesinándola y obteniendo
su corazón. No obstante, la mujer le dijo a los
búhos que ella no podía morir y que estaba em-
barazada de Ahpú Hunahpú e Ixbalanque. Los
búhos aceptaron la situación y de la sangre de
la doncella que tomó inmediatamente la forma
de un corazón. Su padre al recibir el corazón de
su hija lo lanzó al fuego de una hoguera y mien-
tras que se estaba quemando lanzaba un aroma
floral, delicioso y sublime.
Finalmente, los búhos convencidos por Ixquic
decidieron buscarla para ponerse a sus órdenes
y juntos fueron en busca de la madre de los her-
manos para informarle que Ixquic estaba emba-
razada y a punto de ser madre de sus nietos, es
decir, de los hijos de Ahpú Hunahpú e Ixbalan-
que.
26
Con este ejemplo; podemos observar que este entre ambos relatos. Gracias a ellos podemos
mito guarda una cierta relación con los textos obtener una comparación cierta entre las distin-
bíblicos y sagrados de la religión cristiana. Pode- tas historias que se plantean en el libro de “ Po-
mos analizar un cierto paralelismo entre ellos pol Vuh”. En general, es un libro sencillo de leer
cuando vemos que aparece una mujer que es con muchos símbolos e imágenes que podemos
tentada por sus deseos y que se salta una serie comprender y entender sin ninguna dificultad
de “reglas” para conseguir su objetivo. En el alguna. Y gracias a ello, podemos aprender un
caso del “ Popol Vuh” la doncella es tentada por poco más los diferentes pensamientos y modos
los deliciosos frutos de un árbol prohibido y en de vida que tenían los antepasados de diferen-
el caso del texto sagrado de la “Biblia”, Eva es tes culturas.
también tentada por una serpiente haciendo
que la expulsen del Paraíso. También, aparece
el tema de esa engendración divina en el vientre
de la mujer. Ixquic se queda embarazada de dos MARÍA DOLORES MELLINAS CHUECOS
niños gemelos gracias a la saliva de una cala-
vera. En el caso de la religión cristiana, la virgen
María también contuvo en su vientre al niño Je-
sús gracias a la obra del Espíritu Santo.
En definitiva, como vemos existe un cierto para-
lelismo entre ambas culturas distantes que se
nos presentan y que son recogidas a modo de
mitos y leyendas a través de generación en ge-
neración. Si hacemos una comparativa pode-
mos asimilar ciertos rasgos o ciertas similitudes
27 28
Pude acoger una gran reflexión sobre el juego
de la pelota que aparece en el Popol Vuh ya que
fue una de las cosas que más me llamó la aten-
ción. Este juego no es solo una tradición maya o
un simple deporte, tiene que ver con algo más
importante como es la lucha simbólica entre
fuerzas opuestas en la que entra un duelo entre
las fuerzas del bien y las del inframundo. Se co-
necta el juego con la muerte, algo que hoy en
día puede resultar bastante llamativo, puesto
que no es compatible decidir algo tan impor-
tante como es la lucha por la vida a través de
algo tan simple como cualquier juego. Se puede
observar como el campo de juego se convierte
en una transición entre la vida y la muerte, y
está claro que esto se causaba por las tradicio-
nes y costumbres que tenían los mayas, pero yo
me pregunto: ¿y ahora? ¿cómo sería que en un
partido de fútbol o baloncesto, por ejemplo, se
decidiera quienes viven o mueren según el re-
sultado de tal partido?
PAULA MÉNDEZ GUARDIOLA
29
LA TRASCENDENCIA DEL JUEGO DE LA PELOTA
A medida que avanza nuestra lectura del Popol
Vuh, nos llama la atención el papel que toma el
juego de la pelota en el desarrollo de las accio-
nes. Vemos un continuo de pruebas que giran
en torno a este juego, las cuales deben superar
los Héroes Gemelos Hunahpú y Xbalanqu, pues
son propuestas por los señores de Xibalbá. Le-
vanta la curiosidad que “buenos” y “malos” se
hayan de enfrentar en un contexto casi compe-
titivo; es cierto que los señores de Xibalbá pre-
tenden acabar con los gemelos, pero hemos de
reconocer que el medio para llevar a cabo su co-
metido no es usual: dar toques a un balón.
Que el torneo lleve consigo significados sagra-
dos (además del propio deportivo), es otra
muestra más del carácter colectivo de la cultura
precolombina que se plasma en su literatura.
Además, podemos considerar que esa huida de
la individualidad ha trascendido a lo largo de las
30
generaciones, como observamos en el fútbol. El
carácter colectivo ya mencionado, junto a la mi-
tificación del juego de la pelota, da como resul-
tado la pasión irracional que América Latina
siente por el fútbol. Un ejemplo de ello sería la
glorificación del exfutbolista Diego Maradona,
que, en su etapa de jugador, brindó esperanza a
todo el pueblo de Argentina, el cual se sumía en
una grave crisis en los años 80.
GEMA MESEGUER CASTILLO
31
El Popol Vuh es un texto que presenta muchas
similitudes con otro texto, la Biblia. Ambos son
textos sagrados pertenecientes a diferentes cul-
turas. Comienzan explicando la creación del
mundo y para ello primero nos hablan de un lu-
gar donde todo está en calma. En las dos obras
aparecen uno o varios dioses que son los que se
encargan de crear el mundo y a las personas. Se
pueden distinguir en las dos obras dos partes,
que son las dos etapas en las que se crea el
mundo.
Respecto al tema de las personas, las obras di-
fieren ya que en la Biblia Dios solo crea a una
persona y en el Popol Vuh los dioses crean a tres
personas.
Otro aspecto interesante en el que coinciden es
en la equivocación. En el Popol Vuh los dioses
crean a hombres que no pueden hablar y
cuando se dan cuenta del error los eliminan y
crean otros nuevos. En la Biblia pasa algo
32
parecido ya que Dios crea a Adán y más tarde le
da una compañera para que no esté solo.
POPOL VUH

CANDELA MORA RODRÍGUEZ

Se trata de una historia de carácter épico, que
cuenta los mitos y leyendas de la población
maya y quiché, sobre la creación de la Tierra.
Sus personajes están dotados de cierta virtud,
pues tras el mensaje que Ixquic recibe de un ár-
bol, esta debe someterse a una serie de pruebas
para alcanzar ese objetivo, que en este caso es
ser la madre de los hijos de ese árbol. El pro-
blema es que los seres de ultratumba no se lo
pondrían nada fácil, pues ellos deseaban que
eso no sucediese, por lo que tendrían como
meta acabar con la vida de nuestra protago-
nista.
Finalmente, y tras la victoria de Ixquic, se alude
a como fue para la creencia maya la creación de
la Tierra, ideología que está muy relacionada a
lo que nosotros en nuestra religión conocemos
por la Biblia, la cual cuenta los sucesos que los

33 34
creyentes creen que ocurrieron para el desarro-
llo del mundo.
RÉPLICA A LA CREENCIA

Despertó con la repentina sensación de que

HELENA MORENO HERNÁNDEZ
algo malo le sucedería aquella mañana. Sin me-
diar palabra con quienes encontraba a su paso,
salió al camino. El movimiento de sus piernas
era motivado por aquellas voces que le susurra-
ban el lugar a donde debía dirigirse. Se detuvo
en seco. Observó el árbol y a los frutos que de él
colgaban.
—Cógelos —ordenaban las voces de su cabeza.
En ese momento esbozó una media sonrisa y
emprendió su vuelta a casa. Sin tomar nada. Sin
que sucediese nada.

LUCÍA MUÑOZ PAREDES

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 emerger del agua que le aprisiona, que le ahoga,
del mal que aqueja tanto a los dioses.
Y lo que una vez dio la vida a la Tierra se convir-
Quedó demostrado quién era el que mandaba
tió en la perdición de los hombres. Los habitan-
sobre ellos con las casas corroídas por el mar,
tes de la Tierra se olvidaron de sus creadores, de
los ríos desbordados y los gritos de clemencia y
quienes les dieron la vida y crearon todo aquello
salvación pronunciados por los hombres de ma-
que ven delante de sus ojos. Los mares y las es-
dera. Ahora quieren que les ayuden aquellos en
trellas. Los animales y los verdes pastos. Nada
los que nunca pensaron, el miedo les hizo ver
de eso fue creación de los hombres, pero lo to-
que había algo que jamás tendrían bajo su con-
maron como propio. Los dioses enloquecieron
trol, pero ya era demasiado tarde para ruegos.
ante la ingratitud de sus pequeñas creaciones.
Demasiado tarde para salvarse.
¿Qué hacen que no adoran a sus creadores?
¿Cómo se ven en la posición de no rendirles cul- Nunca nadie volverá a poner en el olvido a los
tos, a ellos que les dieron todo? Tan pequeños, dioses.
pero creyéndose tan grandes. Tan insignifican-
Todos recordarán a los dioses creadores.
tes, pero nombrándose los reyes del mundo. De
un mundo que no habían creado ellos.
Y recibieron su castigo. De la misma manera que
los dioses griegos castigaron a los que intenta- GISELA MURCIA TORMO
ban sobrepasar las reglas divinas con la ilusa in-
tención de sentarse al lado de estos y creerse
inmortales y poderosos. El cielo oscuro y la Tie-
rra que antes conocían queda casi oculta bajo
las tinieblas, intentando con todas sus fuerzas
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Lo que me ha llamado la atención al leer el Popol Bien nos narra el Génesis que la primera mujer
Vuh fueron todas las pruebas a las que se en- sobre la faz de la tierra fue Eva, surgida de la
frentan los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué. Así, costilla de Adán, figura masculina y punto de
en la Casa del Frio, en la Casa de los Tigres, en la inicio de la creación humana.
Casa de Fuego y en la Casa de los Murciélagos
Si observamos el alumbramiento de los prime-
van haciendo frente a los desafíos de los dioses
ros hombres en la tierra desde la perspectiva ju-
de Xibalba que quieren a toda costa vencerlos y
día, hallamos la aparición en este libro sagrado
matarlos. Así, de la misma manera que el héroe
de una figura femenina creada individualmente
de la civilización romana, Hércules y sus doce
por Dios y totalmente desvinculada de Adán, en
pruebas, los personajes míticos del Popol
todos los sentidos que pueda englobar la pala-
Vuh muestran valores casi divinos y es sobre
bra pues su carácter se definía por pura rebel-
todo su astucia que siempre les hace evitar la
día; Lilit. Esta se negaba a practicar siempre sexo
muerte. Por ejemplo, en la Casa de los Murcié-
debajo de Adán y ante el rechazo de este a cam-
lagos, duermen en sus cerbatanas para que no
biar de posturas sexuales, llena de ira, Lilit aban-
sean decapitados por los animales. O también,
donó por ella misma el Edén. Este fue el motivo
en la Casa de los Tigres, para que no sean devo-
por él que, para que fuera posible la procreación
rados, arrojan unos huesos a estos. Su astucia,
y Adán no se sintiese en soledad, Dios hizo apa-
su capacidad para engañar, me ha interesado
recer a Eva a partir de la anatomía de Adán y su-
mucho y es tan relevante que se puede relacio-
misa, o eso se creía hasta que el afán e interés
nar con la civilización greco-latina, bien sea con
por el árbol de la ciencia y la sabiduría, aun
Hércules como con Odiseo.
siendo una prohibición, hicieron de ella un acto
MARIE NORHADIAN de rebelión e incito al pecado a su propia
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persona y a Adán, provocando su destierro del
Edén, la zona de confort.
La Biblia y la cultura interna que podemos ob-
servar en el Popol Vuh es más que evidente y
aquí tiene lugar la aparición de Ixquic o también
conocida como la mujer tentada. Podemos ver
una gran similitud entre Eva, ella y el pecado de
la mano de la naturaleza de un árbol y a su vez la
valentía y fuerza con la que se describe a Lilit,
otra “pecadora nata”, o así es como quieren que
lo veamos. Lo que está claro es que las tres fue-
ron juzgadas y tratadas de manera nefasta
cuando ellas solo querían sentirse vivas y conce-
derse el lujo de saciar sus deseos, fuese lo co-
rrecto o no.
Tres mujeres, tres culturas y un acto de rebe-
lión.
ANA MARÍA OLIVARES VERA
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POPOL VUH – IXQUIC
Popol Vuh es una obra de tradición maya que
se puede comparar con la Biblia de la religión
cristiana cuyos temas centrales giran en torno a
la cosmogonía, es decir, al mito de la creación o
renovación del cosmos y la creación definitiva
de los hombres y sus generaciones y, a su vez
tiempo que gobernará la cuarta era, es decir, la
actual. Sin embargo, este libro ofrece muchos
subtemas que pueden despertar la curiosidad
del lector e invitar a su reflexión. En mi caso,
desde lo general a lo particular, me ha sorpren-
dido como se puede relacionar varios puntos, es
decir, personajes, ambientes con otras referen-
cias externas —no solo literarias—. A continua-
ción, procedo a indagar sobre el rol de la mujer
en esta obra, en especial, el papel que cumple
Ixquic. Este personaje femenino es una joven
doncella que pertenece al inframundo. Su nom-
bre, Ixquic, etimológicamente significa ‘Señora
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Sangre’ y será quien se acerque al árbol prohi-
bido y se sienta atraída por la calavera. Es cu-
rioso, pues en la historia de Adán y Eva —perte-
neciente a la Biblia— es la mujer quien comete
el pecado y se come una manzana prohibida. O
bien, el conocido mito griego de la caja de Pan-
dora —que se asocia con la figura de Eva desde
siempre— donde la mujer abre la caja de los
males incluso siendo advertido que no debe ha-
cerlo. A lo largo de la historia se ha visto a la mu-
jer como aquella que es débil, curiosa, etc.
Cuando Ixquic queda encinta “por arte de ma-
gia” queda reflejado su claro poder fecundador
y su evidente relación con la Virgen María en la
religión cristiana.
En definitiva, me parece muy llamativo el hecho
de que, al ser una cultura que dista de la nuestra
o de otras varias, sea posible establecer relacio-
nes con otras referencias cercanas.
ISABEL OLMOS PASTOR
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En la primera parte del Popol Vuh, más concre-
tamente en el primer capítulo hemos podido
observar cómo se narra la creación de la tierra.
Antes de que se crease la tierra no existía nada,
todo era silencio, no había animales ni humanos
(no había ni un solo ruido), simplemente existía
el cielo. Los creadores de la tierra se escondían
tras el cielo, los cuales meditaron la formación
de la tierra. Los creadores, acordaron que
cuando llegase el amanecer el hombre debería
nacer y con ello habría vida. Primeramente, se
crearán los alimentos y el agua se convertirá en
tierra. Los responsables del proyecto narraron
que no habrá gloria hasta que no existan los hu-
manos y a raíz de que aparezcan los humanos,
ellos mismos crearán la tierra. Después de que
sucedieran todos estos factores citados ante-
riormente, empezarán a florecer los accidentes
naturales.
Como bien he resumido arriba, este capítulo se
relaciona con la creación de la tierra. Podemos
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establecer una similitud obvia entre el Popol
Vuh y La Biblia, en ambas obras se habla de la
creación del mundo de la nada.
Se pueden observar diversas similitudes entre
ambas obras como por ejemplo la creación del
cielo y posteriormente la creación de la tierra;
separación del agua y la tierra (a través del agua
aparece la tierra); la materia que se utiliza para
la creación de la carne es simbólica en ambas
obras (en el caso del Popol Vuh se trata del
maíz); los animales fueron creados antes que el
hombre; y por último una de las similitudes en-
tre infinidad de ellas que he encontrado es la
existencia de un reino subterráneo que simbo-
liza el “infierno” en el caso de la Biblia y en el
Popol Vuh se trata de Xibalbá.
En conclusión, en este pasaje se ha podido ob-
servar que la tierra se creó de la nada sin que
existiera ni siquiera la naturaleza que nos rodea
y de la separación del agua y la tierra. Es decir,
todo llegó de la nada y se creó todo poco a poco,
tal y como sucedió también en la Biblia.
VERÓNICA ONRUBIA MONTÓN
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El Popul Vuh, texto mítico de los Mayas Quiché,
presenta diferentes mitemas, unidades mitoló-
gicas que se repiten en cualquier cultura, en sus
relatos cosmológicos, cosmogónicos.
Entre esos, se puede hacer referencia al tema
del árbol prohibido, un árbol de calaveras, a sus
frutos, a una mujer tentada, la hija de un señor
de Xibalba, que se acerca al árbol y se queda
embarazada.
Es un mitema que aparece en otros textos míti-
cos: la Biblia, por ejemplo.
La verdad es que el tema mismo del prohibido
es extremamente actual: no es algo que queda
confinado en la “oscuridad” de cuentos y textos
míticos del pasado, sino que recurre en nuestra
vida cotidiana y en los hechos que de esa for-
man parte.
Hay como una tensión, una fuerza, que hace
que lo prohibido nos atraiga, nos guste, nos in-
terese, nos capture.
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Si en una película de terror está prohibido abrir
una puerta de un cuarto de una casa abando-
nada, el protagonista obviamente la abre.
Si nuestro hermano nos prohíbe usar sus auricu-
lares cuando no está en casa, la consecuencia es
que los usamos.
Cuanto más algo está prohibido, tanto más nos
atrae: si está prohibido nos gusta, si nos gusta
es porque nos interesa, si nos interesa quere-
mos hacerlo, o, mejor, sentimos la necesidad de
hacerlo.
GIULIA ORIGGI
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El Popol Vuh es una explicación mítica de la teo-
gonía, la cosmogonía y la antropogonía del pue-
blo maya. Leerlo es crucial porque rompe todas
las ideas preconcebidas que tuvieron los con-
quistadores españoles sobre la inteligencia o las
costumbres de los pueblos indígenas, puesto
que el pueblo maya, como pueblo elegido y al
igual que otras civilizaciones, también puso por
escrito su forma de entender el mundo y la vida
humana. Además, encontramos una serie de te-
mas en el Popol Vuh que son universales, comu-
nes a toda la humanidad y por ello percibidos
tanto en la Biblia como en la mitología
griega. Uno de dichos temas universales es el
sacrificio frustrado, que vamos a explicar y de-
tallar a continuación.
El sacrificio frustrado está representado en el
Popol Vuh es la figura de la mujer tentada, en la
madre de los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué,
llamada Ixquic. Cuando el padre de Ixquic,
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llamado Cuchumaquic, se entera del embarazo pudiera partir, pues estaba detenida en Aulide.
de su hija, decide sacrificarla. Los cuatro mensa- Hallamos este tema universal también en El
jeros que tenían la orden de matarla deben Asno de Oro de Apuleyo y en Blancanieves.
mostrar una prueba de ello: el corazón de la jo-
ven en una jícara. Ixquic explicó la tentación en
la que había caído y los mensajeros se apiada-
ron de ella. Ixquic les dijo a los mensajeros que ROSALÍA ORTIZ JIMÉNEZ
cogieran el jugo rojo del árbol, que adquirió
forma de corazón, como prueba de su muerte y
que la dejaran viva. Así lo hicieron. Cuando lle-
garon ante los Señores de Xibalbá, estos cogie-
ron el corazón y el corazón se les derramó entre
los dedos y lo echaron al fuego, descubriéndose
así el engaño de la doncella.
Este tema del sacrificio frustrado lo encontra-
mos también en la Biblia, a través de las figura
de Abraham, entre otras y en la mitología
griega, destacando ente otras muchas la histo-
ria de Ifigenia. Dios quiso poner a prueba a
Abraham y le dijo que si de verdad creía en él,
tenía que matar a su hijo Isaac. Abraham accede
y justo cuando está a punto de sacrificarlo, apa-
rece Dios y se lo impide. Ifigenia es sacrificada
por su padre Agamenón para que su flota
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POPOL VUH
En el libro del Popol Vuh, nos encontramos con
cuatro creaciones, ya que gracias a ellas, crea-
ron el mundo. Las creaciones son: la tierra, el
agua, el río y el cielo. Los dioses pensaron quien
disfrutara de estas tierra, quien le van adorar,
ser manifestados, ser invocados entonces dije-
ron la palabras y celebraron consejo.
En su primera creación, fueron los animales.
Todo era maravilloso para los dioses, y festeja-
ron su gran creación. Creando a los animales pe-
queños y grandes: pájaros, aves, serpientes, ja-
guares, coyotes, culebras, víboras, leones, vena-
dos y muchos otros más. A cada animal corres-
pondía un hábitat específico.
En su segunda creación, llegó el hombre de ba-
rro. Después de su anterior creación los dioses
quisieron probar nuevamente. Lo pensaron du-
rante un tiempo y lo crearon, pero algo no
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estaba bien este ser no era perfecto ya que se
caía y no se mantenía estable, apenas podían
mover la cabeza, y algo hablaban, pero no era
suficiente para los creadores, así que los destru-
yeron y nuevamente pensaron en cuál podría
ser su siguiente creación.
En su tercera creación, después del segundo fra-
caso los dioses pensaron que el hombre fuese
fuerte y resistente, que tuviera sabiduría, etc. Al
principio estos hombres hablaban y se multipli-
caban, pero no recordaban quienes fueron sus
creadores, no tenían alma, no adoraban, nada.
Entonces por castigo los dioses mandan una
inundación para matarlos. Pero los que sobrevi-
vieron se transformaron en monos.
Y la última creación, fue el hombre de maíz. Se
Presentaron A Los Dioses, los acompañaron a un
lugar en donde crecía mucho maíz. Fueron así
creados cuatros hombres: Balam Quitzé, Balam
Acab, Manucutah e Iqui Balam.
AMANDA ORTO CLEMENTE
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 Si Ixquic, quien domó los males que surgieron
de la caja, quisiera, sería La Señora de Xibalbá.

Así fueron vencidos los Señores de Xibalbá. Por

la doncella fueron engañados todos.
La virginal muchacha que no conoció varón les
ganó. Y aún así solo se la recuerda por su des- CLAUDIA PACHECO TOVAR
cendencia; reflejos espejo, únicamente en apa-
riencia y arrogancia, a sus padres.
Pero el arte de poner a tu disposición a la fauna
es de Ixquic, es su ingenio y sabiduría lo que la
salva, y permite, realizar tareas imposibles
como la red llena de maíz, o el engaño a los se-
ñores de Xibalbá. Hun-Hunahpú y Vucub-Hu-
nanhpú perecieron donde ella salió airosa. Es su
influencia la que da a los gemelos las herramien-
tas para llegar a convertirse en el Sol y en la
Luna. Siendo ella madre del Sol y de la Luna.
Pero los gemelos honran a sus padres, y su in-
creíble hazaña de morir a manos de los Señores
de Xilbalbá.

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 En mitad de la noche Los señores de Xibalbá in-
terrumpieron los actos que Ixbalanqué y Hu-
Ixbalanqué y Hunahpú, hermanos gemelos cuya nahpú estaban realizando con sus señoras. Pero
madre, daba a luz mientras juraba ser virgen, al ver tales escenas dentro de ellos un fuego
esto despertó la admiración de la mismísima prendió y en pocos segundos no eran más que
María. La vida inmortal que les esperaba a Ixba- cenizas. Jesucristo no podía creer lo que estaba
lanqué y Hunahpú provocó en Jesucristo la en- sucediendo y lo peor estaba por llegar. De re-
vidia. Por primera vez quería venganza por mo- pente apareció una paloma negra y engulló su
rir a los treinta y tres años y como su padre no alma.
le hacía mucho caso, estaba ocupado con esas
Así desapareció la figura de Jesucristo, de su pa-
cosas que hacen los dioses, ya saben ustedes,
dre y de su madre, los gemelos, Ixbalanqué y
crear guerras, hambres, muertes, etc… recurrió
Hunahpú, pasaron a gobernar el mundo de cabo
a los señores de Xibalbá para poder acabar con
a rabo.
los gemelos inmortales.
PABLO PALAZÓN MESEGUER
Los señores de Xibalbá también tenían cuentas
pendientes con Ixbalanqué y Hunahpú, estaban
furiosos porque sus mujeres los abandonaron
por los gemelos, más guapos y jóvenes, y acep-
taron la propuesta de Jesucristo. Si conseguían
acabar con los dos Jesucristo les devolvería a sus
mujeres, por todos es conocido que este reali-
zaba milagros.

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 Muriendo el día,
los fieros en retirada a sus moradas,
Olla, Cazuela y Sartén
Nació y ya sabía que iba a morir.
terminaban su jornada,
Fueron creados para dar de comer y murieron
llegaba la ansiada hora del sosiego
devorados.
cuando el Gran Astro
dispuso toda su artillería pesada
El utensilio que otrora fuera de lujo
y los haces de luz por su boca
de enero en rebajas se volvió,
en dirección a las hermanas férreas
consciente de que sacrificaba a unos
alcanzaron temperaturas desorbitadas
para saciar a otros.
causando su fundición.
No hizo caso de las advertencias:
Desde aquel día,
Mamá Férrea le decía que abrasaba con su piel
un río de lava
a los pobres alados,
hace de bañera al Tío.
su debilidad por los felinos
se impuso al sabio consejo maternal.

Las indefensas
zorras se tornaron
SERGIO PASTOR GARCÍA
y con el Maestro Astro
acordaron la canícula
en la estación equivocada.

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Tengo que ser honesta, y es que estaba un poco
escéptica cuando empecé a leer el Popol Vuh, ya
que no sabía qué esperarme; sin embargo, tam-
bién estaba un poco intrigada, pues se trata de
un libro que guarda un gran valor histórico y que
nos muestra la historia de un pueblo que, al me-
nos para mí, era casi desconocido -a excepción
de alguna investigación rápida cuando me ata-
caba la curiosidad. Habiéndome leído ya la Bi-
blia debo decir que, aunque es cierto que hay
ciertas similitudes, para mí es completamente
diferente y mucho más disfrutable.
Para empezar, que no siguiera un orden exacto,
al principio me descolocaba un poco, pero eso
es uno de los rasgos que hace que el Popol Vuh
sea especial. Lo que más me llamó la atención
de la creación, fue la manera en la que se des-
hacían de lo que habían creado al no correspon-
der con sus ideales.
Por otro lado, también sentí la historia de los ge-
melos bastante cercana pues me recordó a una
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serie de dibujos que veía cuando era más pe-
queña, donde toda la historia trataba sobre dos
hermanos (simbólicos) que habían heredado la
voluntad de los dos primeros seres humanos
que engendró una princesa celestial, quien a su
vez me recordó a Ixquic, pues ambas probaron
un fruto bastante valioso que permitió que sus
hijos fueran héroes.
Además, las pruebas en el inframundo me re-
cordaron bastante a las tareas de Hércules, por
lo laboriosas que eran y que demostraron el va-
lor que tenían los gemelos, pero tampoco pude
evitar pensar en el mito de Eros y Psique, aun-
que en el caso de Psique, ella baja al inframundo
por orden de Hera y su trabajo lo completa con
más facilidad.
En general, aunque hubo momentos en los que
no pude evitar perderme, fue una lectura entre-
tenida que me hizo reflexionar, especialmente,
en cómo cambia la perspectiva del mundo de
una civilización a otra. Personalmente, creo que
es una obra que hay que leer, al menos, una vez
60
en nuestras vidas para poder enriquecernos y
ampliar los horizontes de lo que conocemos.
POPOL VUH

Como ya sabemos el libro nos relata la creación

NURIA CAROLINA PEREDA ARMIJOS
y el crecimiento de la naturaleza, que precedió
al hombre y luego de los animales. Con varios
elementos se crearon los materiales para hacer
al hombre, hasta que el maíz fue uno de ellos.
El Popol Vuh es un relato épico basado en las
leyendas de la extraordinaria civilización maya-
quiché, que habla sobre la creación del mundo.
Personalmente me llamó este libro la atención
cuando lo presentaste en clase, porque Ixbalan-
qué es un dios que conozco de un juego de dio-
ses, llamado Smite. En este juego nos presenta
su historia y coincide ante todo con el libro.
Puede ser que el juego se inspirase en la historia
de este personaje

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Estas obras suelen llamar mi atención y a la
gente que le guste la mitología de todos los as-
pectos, ya que tratan de dioses, fantasía, aun-
que se mezcle con rasgos bíblicos.
En conclusión, este libro es interesante y ya lo
vemos cuando ha sido estudiado, investigado y
comparado por profesionales para tener expe-
riencia en este libro y tener comentarios de
ellos para facilitarnos la investigación de esta
obra.

CRISTINA PLAZAS TORRES

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