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BERESHIT
La primera palabra de la Torá es Bereshit. Se traduce normalmente como: En Principio, pero
la preposición B- tiene también el significado de “con” y Reshit es una anagrama de la Jojmá,
la Sabiduría. Así, Bereshit se leería: Con Sabiduría.
De hecho, interpretado cabalísticamente, el primer versículo: Bereshit Bará Elohim Et HaShamaim VeEt
HaÁrets, se traduciría como Con Sabiduría creó a Elohim (que pasa a ser objeto directo), el Alfabeto de
los Cielos y el Alfabeto de la Tierra. Tenemos así a Jojmá, Biná, Tiféret y Maljut. ¿Quién creó? El
Misterioso Incognoscible: Kéter.
Detallar esto será tema de otro día. Ahora nos centramos en la semilla, la primera palabra Bereshit, en la
cual se halla contenido como núcleo todo el desarrollo futuro.
De hecho se halla contenido en la primera letra: la Bet, que aparece de mayor tamaño que el resto de la
escritura. Podría entonces considerarse que su valor numérico es 2000, y tenemos la tradición de que el
Creador estuvo contemplando la Torá durante 2000 años antes de crear el mundo. Y el Bahir se pregunta
por qué la Torá empieza con Bet y responde que es Berajá (es decir, toda la Creación es Berajá) y
también Sabiduría (número 2, Jojmá), tal como está escrito: Y Dios Bendijo a Salomón con Sabiduría.
Después volveremos al valor numérico de 2000; ahora tomamos el valor estándar de la Bet como 2.
Así, el valor numérico de Bereshit es 913: Bet Resh Alef Shin Yod Tav (2 + 200 + 1 + 300 + 10 + 400 =
913).
Interesante ver la descomposición espectral de esta palabra porque veremos que contiene en semilla todo
el primer versículo, a su vez el marco general de toda la creación.
BERESHIT = 913
AYIN = 61
KÉTER = 620
LAS CUATRO EXPANSIONES DEL TETRAGRAMA = 232
Total: 913
Las cuatro expansiones transcritas son:
YVD HY VYV HY = 72
YVD HY VAV HY = 63
YVD HA VAV HA = 45
YVD HH VV HH = 52
Total = 232
Ayin, el Absoluto, la Nada Divina.
Kéter, La Unidad primordial omniabarcante.
Las cuatro expansiones: Bereshit, Elohim, Shamaim, Árets; Atsilut, Briá, Yetsirá, Assiá.
Y están los cinco partsufim prefigurados: Arij Anpin (Kéter), Abba, Imma, Zer Anpin, Shejiná.
Y las cuatro expansiones son la esencia de la Luz, la Palabra de la Creación: YeHÍ AVR (Or), Sea la
Luz, expresión que también suma 232.
Este Yehí Or es la expresión del AVYR YH, Avir Yah, el aire o éter de Yah, que es el Nombre de Dios
en Jojmá.
Y al mismo tiempo, 232 es el valor de HaBeRaKhaH, Haberajá, la Bendición.
Vemos cómo todos estos pensamientos de creación están contenidos en la palabra Bereshit: En el
Principio.
La siguiente cita procede del llamado círculo del Iyyún, un grupo místico que mantuvo el
anonimato y posiblemente se desarrolló en Toledo hacia la mitad del siglo XIII. Procede del
libro Maayán Hajojmá y en ella habla de las 231 puertas como una vía mística de ascenso:
“Encontrarás todo en este Nombre (el Tetragrámaton). Cuando quieras, lo alcanzarás y
profundizarás en sus cuatro letras de las que salen las 231 puertas. A partir de ellas te
elevarás hasta la acción, desde la acción a la experiencia, desde la experiencia a la visión, de
la visión a la investigación, de la investigación a la gnosis, de la gnosis a la altura y de la altura
al espíritu sereno yisub da´at... Y a partir de ahí profundizarás en los grados del nivel
superior... hasta que alcances la voluntad completa y tu espíritu esté sereno para habitar en el
pensamiento supremo que reside en el éter por encima del cual no hay grados más.
¿Cómo operar?
Volvemos al Séfer Yetsirá:
2-5. ¿De qué modo? Él las permutó, las pesó y las transformó. Aleph con todas y todas con
Aleph. Beth con todas y todas con Beth. Se repiten en un ciclo y existen en 231 puertas.
Resulta que todo lo que ha sido formado y todo lo que ha sido dicho emana de un Nombre
Único (Shem Ejad; un Nombre UNO).
Es necesario combinar cada una de las letras de las 231 puertas (es decir, 462 letras) con las
cuatro letras del Tetragrámaton . De hecho, éste es el procedimiento explícito para el ritual de
creación del Golem. También es probable que sea el procedimiento aludido en la cita anterior
del círculo del Iyyún.
Las combinaciones de letras pueden considerarse como ecuaciones energéticas de un nivel
abstracto que se aplican a cualquier proceso en cualquier dominio (por algo llevan el sello de
lo divino).
Podemos trabajar con una sola puerta en concreto: Por ejemplo BR es la puerta de la
creación. Hay que trabajar en sentido directo y retrógrado: BR y RB, combinando cada una de
las letras con las cuatro del Tetragrama y con las vocalizaciones correspondientes.
Igualmente PR y RP es la puerta de la curación. Y JY y YJ de la vitalidad.
Pero es la recitación meditativa completa de las 231 lo que nos conecta y nos permite
ascender en cuerpo de luz al Maljut de Atsilut, que es el Tiféret de Briá, el lugar de ISRAEL.
Pensamientos de Torá y Cabalá V
BERESHIT
El Bahir (Siglo XII), es uno de los clásicos cabalísticos más importantes, posiblemente el que
más, antes de la irrupción del Zohar. Es atribuido a Rabí Nejuniáh ben HaKaná, un sabio
talmúdico y doctor en las artes místicas en el siglo I. Es el maestro que enseña los Hejalot, el
ascenso a los palacios celestiales, y de él nos ha quedado la oración místico-mágica del Ana
BeJóaj.
Del Bahir dice por ejemplo el Ramak, Rabí Moshé Cordovero: “Las palabras de este texto son
resplandecientes (bahir) y brillantes, pero su resplandor puede cegar el ojo” .
En sus primeros párrafos el Bahir diserta sobre la primera palabra del Génesis: Bereshit, y su
primera letra, la Bet.
Así, se pregunta:
3. ¿Por qué la Torah comienza con la letra Bet? Para que empiece con una bendición
(Berajá).
Cómo sabemos que la Torah es llamada bendición? Porque está escrito (Deuteronomio
33,23): “Lleno de la bendición de Dios, posee el Mar y el Sur”.
El Mar no es otra cosa que la Torah, como está escrito (Job 11,9): “Es más ancha que el mar”.
¿Cuál es el significado del versículo: “Está lleno de la Bendición?” Significa que siempre que
encontremos la letra Bet ésta indica una bendición.
…
La palabra “principio” (Reshit) no es otra cosa que la Sabiduría. Por tanto está escrito (Salmos
111,10): “El principio es la sabiduría, el temor de Dios”.
La sabiduría es una bendición. Por tanto está escrito: “Y Dios bendijo a Salomón”. Y además
está escrito (I Reyes 5,26): “Y Dios le dio a Salomón sabiduría”.
Ya hemos discutido sobre varios de estos aspectos en los escritos anteriores. Ahora nos
interesa centrarnos en el concepto de bendición.
Nos fijamos en la forma de la letra Bet (ver figura). Vemos que consta de dos trazos
horizontales y uno vertical que los une. Podemos interpretar estos tres trazos como 3 Vavim,
tres letras Vav . La letra Vav, número 6, significa gancho, conjunción; y además es un factor
integrador de las seis dimensiones que sellan un espacio místico (el cubo del espacio).
Tenemos así dos planos: un plano superior horizontal (es decir, autónomo), arquetípico,
atemporal, celeste, y un plano horizontal inferior (idem), fenoménico, espacio-temporal,
terrestre; y la unión entre ambos. Ese es el trazo vertical, el canal que une lo superior con lo
inferior, el canal del descenso de la Berajá. La bendición en esencia es la unión del cielo con
la tierra.
No sólo dentro de los mundos creados. La Bet de Bereshit, primera letra de la Torá, apunta a
un significado más profundo, a la fuente última de la berajá. Esta Bet es la interfaz (interface)
entre la manifestación (que empieza – Reshit – en Jojmá), y lo inmanifestado (Kéter, Ensof,
Ayin). Antes de la Bet está la Alef, de la que depende.
Interfaz es lo que conocemos en inglés como interface (“superficie de contacto”). En
informática, se utiliza para nombrar a la conexión funcional entre dos sistemas, programas,
dispositivos o componentes de cualquier tipo, que proporciona una comunicación de distintos
niveles permitiendo el intercambio de información .
No sólo comunicación. También tiene el aspecto de actuación. E incluso de lugar en donde
suceden los procesos implicados.
La Bet-Sabiduría es entonces el vínculo y superficie funcional de contacto entre el Creador y la
creación. Es llamada Pensamiento Divino porque es el vehículo que contiene el potencial para
todas las cosas. Es también la Casa de Dios en el aspecto que de que Él se implica
directamente en la creación desde dentro.
Seguimos con el Bahir:
17. Rabí Amorai se sentó y expuso:
¿Por qué está la letra Alef al principio? Porque estaba antes que nada, incluso que la Torah.
18. ¿Por qué la sigue la Bet? Porque iba primero.
¿Por qué tiene una cola? Para señalar el lugar de donde procedió.
Algunos dicen desde donde se sustenta el mundo.
La Creación es el mundo de la Bet. La Creación empieza con el impulso de Jojmá que es
gestado por Biná como Reshit, como un punto en expansión, como la singularidad de un Big
Bang en términos modernos (El punto de Gran Explosión es el puntito – o estrella en la
segunda figura – gramaticalmente conocido como Daguesh).
Antes de la Creación tenemos el mundo de la Alef, del Ayin (la Nada), del En Sof (Infinito; Ayin
Sof), del Or En Sof (la Luz Infinita; Avr Ayin Sof), de Eheieh Asher Eheieh (Ahyh Asher Ahyh;
Yo Soy quien Yo soy), de Ejad (Ajd; el Uno), de Ahavá (Ahbh; Amor). La Alef es el aspecto de
vacío Divino “previo” a la Creación (aunque permeándola íntimamente en todas sus
dimensiones).
La letra Bet (ver imagen) es una letra cerrada por tres lados y abierta por la izquierda, el
sentido de la escritura, el sentido del despliegue de la Creación. Sin embargo, el segmento
inferior tiene un pequeño trazo o cola hacia la derecha, que se adentra en el terreno
incartografiable de Dios-Infinito-Absoluto.
Como dice el Bahir, ese trazo señala el lugar de donde procedió, pero no sólo. Es la conexión
viva y actuante con el mundo de la Alef, que es desde donde se sujeta el mundo.
De Dios se dice que es inmanente y trascendente a un tiempo: Sovev kol almin u memalé kol
almin, rodea todos los mundos y llena todos los mundos.
Está escrito: Kadosh, Kadosh, Kadosh YHVH Tsebaot, meló jol haÁrets Kevodó. Santo, Santo,
Santo YHVH Tsebaot, toda la Tierra está llena de su Gloria. (Isa 6:3).
Santo significa “separado”, es decir, trascendente a los tres mundos creados (la triple
kedushá). Pero “Toda la Tierra está llena de su Gloria”, su Shejiná, su Presencia inmanente
que todo colma. Como también se dice: Leit atar panui minei, no hay lugar vacío de Él
(Tikkunei Zohar, Tikkun 57, fol. 91a. 42.)
Por un lado nada existe sino Dios: Aní YHVH veEn Od , Yo soy YHVH y no hay otro (Isa 45:5).
Por otro lado: Meló jol haÁrets kevodó, Toda la Tierra está llena de su Gloria (Isa 6:3). Esta es
la dualidad esencial aparente (desde el punto de vista de los mundos creados, que viven en la
Bet. No hay dualidad para Alef).
Y como dice Kaplan en su comentario al Bahir:
El concepto a partir del cual Dios “llena todos los mundos” se indica por la palabra “Bendición”.
Siempre que Dios revela Su Esencia en algo, se dice que lo “bendice” y por tanto el versículo
dice que “el relleno es la bendición de Dios”.
Dicho de otro modo: la bendición es la Presencia de Dios en los mundos creados. Bet es Casa
(Bayit). Al crear, Dios se construye una casa para poder morar en ella. El Pensamiento de la
Creación es la Bendición.
Y el Pensamiento de la Creación se plasma en el Nombre de Dios. Recordamos que el Yehí
Or (232), Hágase la Luz, la Palabra de la Creación, es la expansión del Nombre de Dios en los
cuatro mundos (ver Pensamientos I y después). Y está escrito: Dios es Uno y su Nombre es
Uno. Dios y su Nombre son Uno. No hay discontinuidad. No hay separación. Donde está el
Nombre, ahí está Dios, completamente.
De las bendiciones que aparecen en la Torá hay dos textos significativos:
El primero es la bendición de Isaac a Jacob (Gen 27: 28-29) que dice:
“Y Jacob se acercó, y le besó; y olió Isaac el olor de sus vestidos, y le bendijo, diciendo:
Mira, el olor de mi hijo,
Como el olor del campo que YHVH ha bendecido;
28 HaElohim te dé del rocío del cielo,
Y de las grosuras de la tierra,
Y abundancia de trigo y de mosto.
29 Sírvante pueblos,
Y naciones se inclinen a ti;
Sé señor de tus hermanos,
Y se inclinen ante ti los hijos de tu madre.
Malditos los que te maldijeren,
Y benditos los que te bendijeren.”
Aparentemente, se trata de una bendición puramente mundana. Pero nada es literal en la
cabalá, la interpretación profunda de la Torá. Así, por ejemplo, el rocío del cielo es un símbolo
de la Luz Infinita. Dice el Zohar: Por el rocío que destila del cerebro del Anciano de los Días
los muertos resucitarán en el Mundo Futuro.
Dejando a un lado el significado literal, nos interesa ahora fijarnos en que este texto (desde
“HaElohim” hasta “bendijeren”) tiene exactamente 26 palabras – el valor numérico del Nombre
de Dios, YHVH – y 111 letras, que es, además de la exaltación de la unidad en las unidades,
las decenas y las centenas, el valor numérico de la letra Alef extendida: ALP = 1 + 30 + 80 =
111
Se bendice (Bet) con el Nombre de Dios y enraizando directamente en la Unidad (Alef).
Recordamos (Pensamientos I) que la palabra HaBeRaKhaH, Haberajá, la Bendición, suma
232, lo mismo que el conjunto de las cuatro expansiones del Nombre de Dios (y como hemos
mencionado antes, el valor numérico de Yehí Or)
YVD HY VYV HY = 72
YVD HY VAV HY = 63
YVD HA VAV HA = 45
YVD HH VV HH = 52
Total = 232
Siempre la Bendición nos remite al Nombre de Dios. Es la Presencia Divina la que bendice.
El segundo texto es la llamada bendición sacerdotal, la bendición de los Kohanim (Deut 6:24-
26):
22 YHVH habló a Moisés, diciendo:
23 Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles:
24 YHVH te bendiga, y te guarde;
25 YHVH haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;
26 YHVH alce sobre ti su rostro, y te conceda la paz.
27 Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.
En hebreo transcrito (24-26):
Yevarejejá YHVH veyishmereja
Yaer YHVH panav eleja vijuneka
Yisá YHVH panav eléja veyasem lejá shalom
En este caso tenemos 15 palabras y 60 letras. Se da una relación uno a cuatro, 1:4, 15×4=60.
Es decir, tenemos el Uno frente al Cuaternario, siendo éste – cómo llevar el cuaternario de la
multiplicidad de vuelta a la unidad – uno de los temas recurrentes de la estructura del discurso
bíblico. (Retornaremos a él al hablar del Gan Eden, el Jardín del Edén)
Lo interesante, además, es que nuevamente bendecimos con el Nombre de Dios (“Él y su
Nombre son UNO”), lo cual está explícitamente establecido en el versículo 27:
27 Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.
¿De qué Nombre se trata? En este caso de la formulación del Tetragrama en el Nombre de 12
letras, que consiste en tres veces el Nombre: YHVH YHVH YHVH (YHVH malaj YHVH mélej
YHVH yimloj leolam vaed: El Eterno reinó, el Eterno reina, el Eterno reinará por siempre
jamás).
Según el Zohar, este Nombre fue transmitido al profeta Elías y mediante él alcanzó la
inmortalidad.
Así, leemos:
Ahora comprendemos lo que ocurrió a Elías: “Había un viento fuerte que rompía las montañas,
pero el Señor no estaba en el viento”, porque este nombre no se hallaba en él, pues Shadai
preside sobre él a través de la naturaleza mística de Tohu.
“Después del viento hubo un temblor, pero el Señor no estaba en el temblor”, pues sobre él
preside el nombre Tsebaot, a través de la naturaleza mística de Bohu, que es llamado
“temblor” (raash), porque tiembla continuamente.
“Después del temblor hubo un fuego, pero el Señor no estaba en el fuego”, porque sobre él
preside el nombre Elohim desde el lado de la oscuridad.
“Y después del fuego hubo una pequeña voz silenciosa”; y aquí, por último, se encontró el
nombre YHVH.
Hay en este versículo cuatro cláusulas correspondientes a las cuatro llamadas “secciones del
cuerpo” y “miembros” que, siendo cuatro, son resolubles en doce. Aquí, también, está el
grabado nombre de doce letras que fue transmitido a Elías en la cueva.
“Y pondrán mi Nombre sobre los hijos de Israel y yo los bendeciré”.
¿Qué significa poner el Nombre? Más allá de un significado metafórico, interpretamos que
quiere decir utilizar el Nombre de Dios sobre la estructura corpórea, lo cual es de eficacia
directa: “Y yo los bendeciré”.
Lo grandioso de la Cabalá es como ata en un nudo único todos los planos del Ser. Nosotros,
los humanos, tenemos presencia en todos los mundos y podemos unificarlos con conciencia.
Estamos hablando de bendición en un nivel muy abstracto, pero la bendición llena – puede
llenar – todos los aspectos concretos de nuestra vida.
Seguimos con el Zohar (Comentario Sulam de R. Yehudá Ashlag):
EL NOMBRE YOD-HE-VAV-HE tiene cuatro segmentos, ES DECIR CUATRO LETRAS, que
significan las partes del cuerpo humano y ciertos miembros – es decir, los miembros que son
cuatro que pueden tornarse doce. Aquí está EL SECRETO DE el Nombre que consiste En
doce letras, que fue dado a Elías cuando estaba en el interior de la cueva. ESTO ALUDE A
LOS TRES NOMBRE YOD-HE-VAV-HE. CADA UNO CONSTA DE CUATRO LETRAS, LO
QUE JUNTAS DA UN TOTAL DE DOCE. Y ESTE NOMBRE, CON SUS DOCE LETRAS,
APARECE EN EL CUERPO HUMANO. EL PRIMERO APARECE EN LA CABEZA: JOJMÁ,
BINÁ Y DAÁT; EL SEGUNDO EN EL CUERPO, DESDE ARRIBA HASTA EL OMBLIGO:
JÉSED, GUEVURÁ Y TIFÉRET; EL TERCERO DESDE EL OMBLIGO HASTA ABAJO:
NÉTSAJ, HOD Y YESOD. CADA PARTE DEL CUERPO ES DIVIDIDA EN OTRAS CUATRO
PARTES, LO QUE SUMA DOCE.
Y esto lo formulamos en una meditación que podemos hacer continuamente. De hecho,
trabajamos esta práctica de dos maneras cuya descripción podemos ver en las imágenes que
acompañan este texto.
Sólo una observación: cuando asumimos el Nombre estamos asumiendo en nosotros el Árbol
de la Vida. Nosotros somos el Árbol de la Vida (es decir, no estamos frente a él). Por lo cual, si
nos damos la vuelta, vemos que el pilar de la derecha está ahora a la izquierda, y viceversa.
Que esto no sea una fuente de confusión. Si estamos acostumbrados a otra distribución (es
decir, hemos condicionado nuestra conciencia a operar de ese otro modo), simplemente
invertimos la lateralidad en la práctica para conformarla con nuestra costumbre.
Y lo que empieza con una bendición – la bendición de la Torá – termine del mismo modo:
Baruj umeboraj shemó shel jai haolamim.
Bendito y bendecido sea el Nombre de la vida de los mundos.
Baruj haShem!
Pensamientos de Torá y Cabalá VII
BERESHIT
Bereshit puede leerse como Brit Esh, pacto de fuego.
Bereshit: Bet Resh Alef Shin Yod Tav.
Brit Esh: Bet Resh Yod Tav + Alef Shin
¿Cómo podemos interpretar esto?
Si la Deidad manifestada es un fuego ardiente (Atsilut), ¿cómo puede algo que es sustancia
estar en su presencia y no ser totalmente consumido (como la zarza ardiente)?
Porque hay establecido un pacto. La Torá es un pacto de fuego.
El mundo existe por el pacto. Como está escrito: “Si no he hecho Yo brit con el día y la noche,
y si no he dado leyes al cielo y a la tierra” (Jer 33:25)
Leemos en Gen 15:9 y ss. que Dios le dice a Abram:
“Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una
tórtola también y un palomino.
Y tomó él todo esto, y los partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de la otra; mas
no partió las aves.
…
Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de
fuego que pasaba por entre los animales divididos.
En aquel día hizo YHVH un pacto con Abram…”
Tenemos la imagen del Árbol de la Vida, de los pilares laterales en los tres animales partidos,
del Kéter y de Maljut en las aves en los extremos, y el fuego recorriendo el pilar central.
Hay que tener en cuenta que en la Torá el animal con frecuencia representa al néfesh, la
propia parte animal del ser humano.
Así, por ejemplo, está escrito: Adam uvhemá, al hombre y a la bestia, preservas (Sal 36:7). Y
el Zohar comenta sobre este versículo: porque uno está contenido bajo el significado general
del otro. Nos encontramos que YHVH desarrollado con alefim (Yetsirá) suma lo mismo que
Adam = 45; y YHVH desarrollado con H y V (Assiá) suma lo mismo que Behemá = 52.
Igualmente, está escrito: Adam que traiga de entre vosotros ofrenda para YHVH, min
habehemá, del ganado… (Lev 1:2).
Abram había salido de Ur Kasdim, el fuego de los caldeos, magos y astrólogos, el fuego astral.
Y cuando Dios establece con Abram el brit de la circuncisión – la consagración de la
sexualidad – desciende sobre él la He de la Shejiná (el fuego Divino) y pasa a ser llamado
Abraham .
Abraham eleva el fuego en la subida al monte Moria para el sacrificio de Yitsjaq. El hijo, el
único, a quien ama, es un símbolo del ego, el asiento de la conciencia personal. De hecho, es
sacrificado el carnero, el primer signo zodiacal, que se expresa como la conciencia del “yo
soy”. También es símbolo de la cabeza.
Con ello, Abraham trasciende por completo la individualidad. La tradición afirma que el alma
de Isaac, de valor numérico 208 – igual a ocho veces el valor del Tetragrama (8 × 26 = 208;
una unidad más que 207 que es Or/Luz) – se separó de su envoltura física y ascendió a los
cielos; podemos decir que ascendió a Biná, la octava sefirá contando desde Maljut..
Vemos que el protocolo del Templo de Jerusalem responde al mismo esquema simbólico, algo
más elaborado. De hecho, nos presenta un sistema completo de práctica espiritual.
Lo siguiente es una cita de mi libro La Cábala de la Merkavá:
“Empecemos considerando las tres divisiones del pueblo, que corresponden con las tres
partes del alma: néfesh, rúaj y neshamá (con frecuencia se consideran las dos divisiones
superiores, jaiáh y yejidáh, como los arcos superiores de la neshamáh).
Así los israelitas en general representan el néfesh o cuerpo vital, los levitas el rúaj y los
sacerdotes la neshamáh. Hay que tener en cuenta que el papel de los levitas era cantar
salmos, transportar el Tabernáculo y enseñar, todos ellos tareas correspondientes al rúaj, la
parte del alma correspondiente a Yetsirá. Los Sacerdotes, Kohanim, ofician los sacrificios,
hacen tareas de curación y entran en el Santo para realizar tareas del incienso y la menorá.
Luego detallaremos estos aspectos. Ahora vemos que el Kohen Gadol, el Sumo Sacerdote,
que representa la Jayá, era el único que podía acceder al Santo de los Santos, y en el día de
Yom Kipur, para tener un contacto directo con la Shejináh, la Presencia Divina.
En el atrio exterior, de los israelitas, tienen lugar los sacrificios animales. Son los poderes del
néfesh, la parte animal, los que se purifican por el fuego. En la anatomía esotérica el altar de
los sacrificios se corresponde con el centro o chakra del ombligo (es el lugar, entre las
vísceras, en donde tiene lugar la asimilación de los alimentos). En el Árbol de la Vida se sitúa
en el punto medio de las sefirot Nétsaj y Hod (alto Yesod). Es también el lugar del horno
alquímico en la transmutación interior. Y el fuego es el fuego de la Shejináh, la Presencia
Divina, el aspecto femenino de la Deidad, que desciende del cielo para consumir a la ofrenda.
Así, está escrito: YHVH Eloheja, el Eterno tu Dios, es un fuego abrasador; lo cual se dice de la
Shejiná, la Presencia Divina – femenina – que es un fuego que devora o transmuta según cuál
sea la intención del corazón. Y también está escrito: “Holocausto ígneo fragancia grata a
YHVH”. Algunos leen ishé (Alef Shin He)-con fuego (ígneo) como ishá-una mujer (mismas
letras), es decir, la mujer de fuego debe ascender, ya que holocausto es Olá-lo que asciende
por completo. Ishá, Alef Shin He, es también el fuego de la He, Esh He, es decir, de la
Shejiná.
En el templo de Salomón, la puerta del Santo está circunscrita por dos columnas llamadas
Yajín y Bóaz. No deja de ser curioso que las dos columnas tengan nombre propio, es decir,
individualidad. Corresponden a los dos pilares del Árbol de la Vida, fuerza y forma, que ahora
pasamos por el pilar central para entrar en el Santo, el lugar de Tiféret, la sefirá central del
Árbol de la Vida.
En el Santo está el altar de oro, símbolo de Tiféret, que es altar del incienso. La ofrenda del
incienso es la ofrenda del corazón, es decir, de los poderes del rúaj, y con ellos el sentido de
individualidad separada (egoicidad). Y el fuego era traído desde el altar de los sacrificios
animales. Hablamos entonces de una elevación del fuego interior, que es un símbolo universal
de ascenso espiritual (ver en Números todo el episodio de la serpiente de bronce, la cual fue
guardada en el Templo de Jerusalén hasta los tiempos de Ezequías ).
No nos detendremos mucho en este punto. Baste decir que en el Santo se encontraba la
menorá o candelabro de siete brazos, símbolo del septenario, y la mesa con los doce panes
de la proposición, un símbolo solar nuevamente.
El velo, Parojet, en donde están grabados los Kerubím, es un símbolo del centro de la
garganta, el asiento de Dáat, conocimiento, y el Kódesh haKodashím, el Santo de los Santos,
corresponde a la cabeza en general. Es el asiento de la Shejináh, la Presencia Divina. Y no
deja de ser curioso que su forma sea la de un cubo perfecto, la piedra cúbica, tal como está
escrito: La piedra (Maljut) que los constructores (las seis sefirot de Jésed a Yesod) han
rechazado ha llegado a ser la piedra angular.”
Y leemos en Lev 16:12-13:
“Después tomará (Aarón) un incensario lleno de brasas de fuego del altar de delante de
YHVH, y sus puños llenos del perfume aromático molido, y lo llevará detrás del velo.
Y pondrá el perfume sobre el fuego delante de YHVH, y la nube del perfume cubrirá el
propiciatorio que está sobre el testimonio, para que no muera.”
Si en el altar de los sacrificios animales se ofrendaba el néfesh y en el altar del incienso del
Santo el rúaj, ahora es la neshamá la que es sacrificada en el fuego delante del Santo de los
Santos. Eso es Bitul, autoanulación, anonadamiento; cesa toda conciencia personal
“En el Santo de los Santos está el Arca del Pacto (del testimonio), que contiene el Maná,
símbolo de la Luz Infinita, la vara de Aarón, símbolo del pilar del medio con sus centros o
chakras florecidos y, por supuesto, la Torá, la plasmación del Pensamiento Divino, el Brit Esh,
el pacto de fuego. Porque el Arca de la Alianza representa el centro de la frente, el llamado
tercer ojo. Sobre la cubierta del Arca están los dos Kerubím, frente a frente, representando los
dos hemisferios cerebrales y las dos formas de mentación. Y la Shejiná habla desde el centro
de ambos.”
También Bereshit puede leerse como Beit Rosh, la casa de la cabeza.
Bereshit: Bet Resh Alef Shin Yod Tav.
Bet Rosh: Bet Yod Tav + Resh Alef Shin
Esto completa el Tetragramaton: He en el centro del ombligo, Vav en el centro del corazón, He
en el centro de la garganta y Yod en el centro de la frente.
Cuando el fuego sale por la fontanela al Kéter, el alma asciende por las dimensiones
espirituales y es integrada en la He de la Shejiná, de forma que el reflejo es unido a la fuente
de luz, el YHVH katán (tetragrama pequeño) al YHVH Gadol, el Grande, el Inmenso, Bendito
Sea.