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Carl Jung, en sus textos nos dio a conocer sobre dichos arquetipos, el Ánima por ejemplo
viene siendo el concepto de que cada mujer tiene algo de la esencia masculina, mientras
el Animus corresponde al lado femenino que mora en cada hombre. Ambos arquetipos
deben ser vistos como modelos de numinosidad en el universo del inconsciente colectivo,
ya que van a determinar no solo el comportamiento colectivo de la humanidad, si no
también van a obrar en la sexualidad humana.
Es vital ver la imagen de Adán y Eva como una ayuda para poder comprender el
simbolismo de los arquetipos del Anima y el Animus, ya que ambos comparten la
característica principal de conducirnos al proceso de individuación, o llevarnos a la
realización personal ya que estos tienen como objetivo el descubrimiento del verdadero
ser, siendo ambos de de gran utilidad, además ambos nos hablan de nuestra propia
constitución psíquica a través de nuestros gustos, miedos, fantasías, esperanzas y sueños.
El Anima y el Animus no son solo nuestro complemento, sino parte de lo que debemos
tener en nuestro interior, para lograr comprender y poder unificarnos en la propuesta
alquímica del hermafroditismo del espíritu o mejor dicho, de la asexualidad alquímica y
lograr una mejor comunión con el matrimonio de nuestros lados opuestos.
El Animus o aspecto femenino, el cual es un arquetipo que es representado por Eva, desde
un plano del inconsciente colectivo, logra de una manera ser representado por un
arquetipo de gran importancia en el pensamiento social y es el de la Madre (es necesario
comentar que la pareja primordial en el concepto general, son también conocidos como
nuestros primeros padres). Eva como la imagen de la Madre, o mejor dicho la figura de la
Madre, debe ser colocada no solamente como una figura que engendra, sino como la que
cuida y nutre al hijo o a los hijos. Debe ser también vista y comprendida como la que cuida
y nutre. Así mismo como la figura de la mujer madura y ama del hogar, y alguien diferente
que logra ser una conocedora de los problemas sociales y una hábil consejera (es
importante reconocer que en el arquetipo de la Madre dentro del Animus, recalca el
concepto que Eva al recibir la Manzana del Edén y ser la primera en probarla recibe el
conocimiento de la Sofía es decir la Sabiduría), pero también al ser Eva la primera en pecar
y recibir varios castigos, sabe lo que puede pasar y lo que luego acontecer, por lo que su
imagen de consejera no solo se basa en los conocimientos adquiridos sino por su
experiencia.
Los arquetipos del Anima y Animus que son representados como ya se ha dicho por Adán y Eva,
cuentan con un lugar, el cual logra interconectarnos con lo inconsciente colectivo, como lo
menciona el Dr. Car Jung a través de su Psicología Analítica (o también conocida como el
Psicoanálisis Junguiano). Ambos arquetipos de Ánima y Animus, no deben ser insultados y
tampoco tomados a la ligera ya que conforman parte de nuestras conductas y comportamientos,
estos son una parte de un universo que va más allá de cualquier comprensión. Lo que hay que
destacar es que dichos arquetipos universales deben ser siempre tomados como herramientas que
nos permitan lograr nuestro propio desarrollo y nos ayuden a evitar la esclavización social y
espiritual que nos es impuesto por la sociedad. Debemos lograr apreciar al Anima y Animus como
elementos que se unifican tras la tormenta como lo hicieron Adán y Eva luego de recibir el castigo
divino, ya que esto es un simbolismo para elevar nuestra llama interna a superar las dificultades,
así mismo se deben contemplar ambos arquetipos como símbolos, pero no como “símbolos
cualquiera”, sino como los Elementos que nos liberan de lo interior para conectar con lo exterior y
viceversa ya que es ahí donde radica el valor de ambos.