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ALEJANDRO PERALTA

El hermano de Gamaliel churata

La Pontificia Universidad Católica del Perú acaba de publicar en dos tomos "Poesía
vanguardista peruana", en los que reúne once poetas vanguardistas y reproduce las
primeras ediciones de sus respectivos libros de poesía que marcaron la vanguardia
peruana, además de una serie de documentos que complementan el espíritu cultural de
una época que hasta hoy influye en la poesía nacional. Entre esos libros está "Ande"
(1926), del puneño Alejandro Peralta (1899 - 1973), que si bien goza de prestigio por
la alta calidad de su poesía y por la actitud fundacional de la corriente indigenista,
sigue siendo un libro difícil de hallar. Antes la misma universidad había publicado
"Ande" y "El Kollao", (imagen de arriba, 2006) lo que hace significar la importancia
de este poeta que hay que seguir revalorando para fortalecer el espíritu andino que
cubre toda nuestra cultura.
Aquí una breve muestra de la poesía de Peralta en "Ande".
lapastoraflorida
Los ojos golondrinos de la Antuca
se van a brincos sobre las quinuas
Un cielo de petróleo hecha a volar 100 globos de humo
Picoteando el aire caramelo
evoluciona una cuadrilla
de aviones orfeonidas
Hacia las basílicas rojas
sube el sol a rezar el novenario
Sale el lago a mirar las sementeras
El croar de las ranas se punza en las espigas
Los ojos de la Antuca
se empolvan al pasar por los galpones
Ha guturado la campana
el asma tatarabuela del pueblo
Din Don Dilin Dooon
-como tijeras de trasquila
se han hundido en el vellón de las ovejas
Pobre Antuquita
Todo el día detrás de la majada
Hecha un ovillo sobre las piedras
se ha ido tan lejos
Se va a quedar en media pampa
acorralada entre los cerros
El barro de los fangos
ha ensuciado el camino bengala de sus ojos
Para qué habrá ido sola al pastoreo
con tantos duraznos abridores
i las caderas reventonas
Tiene la boca llena de tierra quemante
Un kelluncho le brinca sobre las parietales
Bajo un kolli pordiosero
ha hecho acrobacias locas con el Silvico
en el trapecio de sus nervios
I SE HAN BAJADO LAS CARNES
I HAN HECHO CANTAR LA HONDA
Los ojos golondrinos de la Antuca
se van
planeando
por las cabañas...
aguafuerte
Sobre una pared trunca
el sol se ha roto un ala
siento un vaho de sangre que me quema
estar solo i al borde de este charco de sangre
i no tener quien grite por mi boca
Cómo será de triste mi cuerpo
cuando sea esta misma hora de durazno
i cante una mujer junto al río
lengua salada
de cantos mañaneros
i me vaya amarrado
SOBRE LOS HOMBROS DE CUATRO ESQUELETOS
lunariomusical
Se han volcado las fuentes de la luna
i mi cuarto es un lago de aromas
Beethoven
en la penumbra se alborota la melena
El silencio se moja la nuca bajo una ducha de estrellas
En mi boca - cilindro musical
juega como un confite el plenilunio

vicente huidobro
Impulsor del «creacionismo», fue uno de los poetas vanguardistas más
importantes de la primera mitad del siglo XX. Te ofrecemos 5 poemas de
Vicente Huidobro.
Ella
Ella daba dos pasos hacia adelante
Daba dos pasos hacia atrás
El primer paso decía buenos días señor
El segundo paso decía buenos días señora
Y los otros decían cómo está la familia
Hoy es un día hermoso como una paloma en el cielo

Ella llevaba una camisa ardiente


Ella tenía ojos de adormecedora de mares
Ella había escondido un sueño en un armario oscuro
Ella había encontrado un muerto en medio de su cabeza
Cuando ella llegaba dejaba una parte más hermosa muy lejos
Cuando ella se iba algo se formaba en el horizonte para esperarla

Sus miradas estaban heridas y sangraban sobre la colina


Tenía los senos abiertos y cantaba las tinieblas de su edad
Era hermosa como un cielo bajo una paloma

Tenía una boca de acero


Y una bandera mortal dibujada entre los labios
Reía como el mar que siente carbones en su vientre
Como el mar cuando la luna se mira ahogarse
Como el mar que ha mordido todas las playas
El mar que desborda y cae en el vacío en los tiempos de abundancia
Cuando las estrellas arrullan sobre nuestras cabezas
Antes que el viento norte abra sus ojos
Era hermosa en sus horizontes de huesos
Con su camisa ardiente y sus miradas de árbol fatigado
Como el cielo a caballo sobre las palomas.

Camino
Un cigarro vacío

A lo largo del camino


He deshojado mis dedos

Y jamás mirar atrás

Mi cabellera
Y el humo de esta pipa

Aquella luz me conducía


Todos los pájaros sin alas
En mis hombros cantaron

Pero mi corazón fatigado


Murió en el último nido

Llueve sobre el camino


Y voy buscando el sitio
donde mis lágrimas han caído

Días y noches te he buscado


Días y noches te he buscado
Sin encontrar el sitio en donde cantas
Te he buscado por el tiempo arriba y por el río abajo
Te has perdido entre las lágrimas

Noches y noches te he buscado


Sin encontrar el sitio en donde lloras
Porque yo sé que estás llorando
Me basta con mirarme en un espejo
Para saber que estás llorando y me has llorado

Sólo tú salvas el llanto


Y de mendigo oscuro
Lo haces rey coronado por tu mano

El célebre océano
El mar decía a sus olas
Hijas mías volved pronto
Yo veo desde aquí las esfinges en equilibrio sobre el alambre
Veo una calle perdida en el ojo del muerto
Hijas mías llevad vuestras cartas y no tardéis
Cada vez más rápidos los árboles crecen
Cada vez más rápidas las olas mueren
Los récord de la cabeza son batidos por los brazos
Los ojos son batidos por las orejas
Sólo las voces luchan todavía contra el día

Creéis que oye nuestras voces


El día tan maltratado por el océano
Creéis que comprende la plegaria inmensa de esta agua que cruje
Sobre sus huesos

Mirad el cielo muriente y las virutas del mar


Mirad la luz vacía como aquel que abandonó su casa
El océano se fatiga de cepillar las playas
De mirar con un ojo los bajos relieves del cielo
Con un ojo tan casto como la muerte que lo aduerme
Y se aduerme en su vientre

El océano ha crecido de algunas olas


El seca su barba
Estruja su casaca confortable
Saluda al sol en el mismo idioma
Ha crecido de cien olas

Esto se debe a su inclinación natural


Tan natural como su verde
Más verde que los ojos que miran la hierba
La hierba de conducta ejemplar

El mar ríe y bate la cola


Ha crecido de mil olas

Fatiga
Marcho día y noche
como un parque desolado.
Marcho día y noche entre esfinges caídas de mis ojos;
miro el cielo y su hierba que aprende a cantar;
miro el campo herido a grandes gritos,
y el sol en medio del viento.

Acaricio mi sombrero lleno de luz especial;


paso la mano sobre el lomo del viento;
los vientos, que pasan como las semanas;
los vientos y las luces con gestos de fruta y sed de sangre;
las luces, que pasan como los meses;
cuando la noche se apoya sobre las casas,
y el perfume de los claveles gira en torno de su eje.

Tomo asiento, como el canto de los pájaros;


es la fatiga lejana y la neblina;
caigo como el viento sobre la luz.

Caigo sobre mi alma.


He ahí el pájaro de los milagros;
he ahí los tatuajes de mi castillo;
he ahí mis plumas sobre el mar, que grita adiós.

Caigo de mi alma.
Y me rompo en pedazos de alma sobre el invierno;
caigo del viento sobre la luz;
caigo de la paloma sobre el viento.

 Alberto Hidalgo

Ser hecho a mano


El aire almacenado en los textos de física y de química
Cómo me satisface, me enamora.
Ese es el aire que respiro.
La luz para la memoria de los siglos en la pintura establecida
por los colores siempre insomnes,
Es la luz con que veo.
El calor irradiado de los libelos y demás hogueras,
resplandecientes de odio equitativo.
Es el calor que me circunda
Mujeres de escultura y natación,
a la existencia incorporadas de tanto presentirlas;
pueblan de júbilo mis ansias.
Si alguien pudiera escamotearme el suelo debajo de los pies,
mi cuerpo quedaría bien parado.
Le da levitación la poesía.
Si desnudo la música me viste.
Si cansado los libros me transfieren.
Si mudo el verso me declama.
Aire luz y calor placer y suelo vestuario,
Movimiento y habla,
con herramientas de ala y pétalo
Me los hago a la medida de mi ser.
El hombre es un acto manual.

Poema "Ser hecho a mano" de Alberto Hidalgo

“FUNCIÓN DE TU PRESENCIA LEJANA”

Sólo el recuerdo nos separa con su empecinamiento de montaña

Sólo el recuerdo nos desune con su hacer ver que estás distante.

Mujer por todos lados, de la cabeza a los pies, principio a fin, mujer sin treguas,

en este lado de mi vida y al otro lado de mis años

todavía te alcanzo, todavía

Entre los dos hay un incendio de llamas cárdenas perladas,

pues por servirte cambia color el mismo fuego.


Entre los dos hay llamaradas horizontales,

pues en tu honor cambia la geometría de las cosas

Entre los dos está tu cuerpo

Tus dos propósitos bien realizados de dar mirada a lo profundo

como si fueran expresión de la fatiga de los siglos,

por los rincones de mis noches me persiguen

e iluminan el remanso de mi sueño con su luz negra,

y sé por eso que lo negro no es tan negro como el color triste de tus ojos.

Paso en  medio de avenidas de campanas,

con armónica sucesión de escuchados terciopelos,

o tus silencios a mis lados forman filas

y yo me tiendo entre ellas como un camino largo que inevitablemente lleva a ti.

Te acumulé en mis oídos y aún me siento millonario de tu voz.

Te bebí me bebiste no bebimos

con la saciada sed que encendiera el ardor de nuestras tardes

Entonces todos fueron alivios en tu boca,

desde la que partían a reventarse en mi alma, hecha ya espacio,

tus cohetes luminosos en profusión de grados y colores.

Y hoy me queman, me queman esos besos.

¡Cicatrices de besos me dejaste!

Pero el recuerdo nos separa porque  es echar de menos


En la memoria sólo vive lo sucedido, no lo actual,

y no hay dolor más grande que saberlo sucedido.

La posesión otra vez es una forma de anular la memoria,

la ausencia lo contrario que el olvido requiere.

Y si al recuerdo sólo lo cura la presencia,

¡Ven de nuevo a mis brazos para olvidarte un poco!

De: Edad del corazón, Buenos Aires, ed. Teatro del pueblo, 1940, pp. 9-11

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