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RESEÑA EL PRINCIPITO

Libro del siglo XX. Enseña muchas cosas sobres los problemas actuales, la
obsesión con el trabajo, los vicios, la vanidad o el deseo de poder, pero la más
importante la necesidad de amor – ya sea de amigo, de hermano o de pareja –
porque hay que dejarse domesticar para poder compartir y comprender su
esencia, no podemos amar lo que no conocemos, solo así lograremos ver con los
ojos del corazón y ser felices tal y como le cuenta el zorro. Resulta agradable leer
un libro que conecta perfectamente con tus ideas sobre la vida, todo lo que el
autor perdió y recupera al final del libro es importante conservarlo para vivir
felizmente.
La obra de Saint-Exupéry cuenta la historia del Principito donde el narrador es el
mismo autor que se presenta como personaje secundario, relatando en primera
persona pero en pasado.
El título no es muy significativo para estimular la lectura porque recuerda a un
cuento infantil, más que el título lo que estimula son las ilustraciones originales del
autor y, por supuesto, que sea una de las obras más importantes de la literatura
francesa.
La historia es de ficción aunque el autor lo relata como si fuera un suceso de su
pasado incluyendo cierta realidad, como su oficio de aviador o la anécdota que
cuenta al principio del libro de cuando era niño. Las vivencias del Principito las va
contando en retrospectiva con respecto al momento desde el cual empieza a
contar la historia (su encuentro con él) hasta llegar de nuevo al momento de la
acción para seguir relatando de manera cronológica.
En un principio la historia del Principito nos hace creer que es un cuento para
niños porque es muy fácil de leer y comprender, el lenguaje aunque poético es
sencillo, descriptivo, pero a medida que avanzamos en la lectura, te das cuenta al
analizarla que es una obra con grandes enseñanzas para los adultos y muchos
misterios.
El Principito no solo expone las diferentes necesidades de los seres humanos,
sino que muestra como estas influyen en la conducta de las personas, esto se
observa en todos los personajes que participan: el rey púrpura (deseo de poder),
el vanidoso, el bebedor (representa nuestros vicios), el hombre de negocios
(representa el poco tiempo que tenemos para las cosas importantes y el
aferrarnos al trabajo sin tener un sentido), el farol y el farolero (la monotonía en la
que cae nuestra vida haciéndola una rutina), el anciano (la sabiduría es
importante, pero también la experiencia de la edad), la serpiente (la picardía) y el
zorro (la amistad y el amor).
Cuando uno crece, se hace mayor, no debe dejar atrás su infancia porque si lo
hace se olvidará de las cosas más importantes de la vida.
Desde que el Principito aparece en la historia y de la forma en que lo hace: << No
tenía en absoluto la apariencia de estar perdido en medio del desierto >>, se
intuye que cualquiera que sea el desarrollo posterior de la historia al final tendrá
que desaparecer. Al encontrarse con la serpiente con el diálogo que se establece
entre ellos << puedo ayudarte si algún día extrañas tu planeta >> el autor va
preparando al lector para el desenlace final, con gran habilidad e imaginación va
haciendo aflorar en el lector distintas emociones por el Principito.
El autor utiliza mucho la personificación en animales y plantas, también hace uso
del mismo esquema de relato cuando el Principito va por los planetas y en algunos
casos acaba su visita con la misma frase: << las personas mayores son
decididamente muy extrañas >>. Las ilustraciones originales del autor – una de las
cuales es portada del libro – refuerzan la historia haciéndola más amena de lo que
ya es.
Como todos lo cuentos importantes (Alicia en el país de las maravillas o Pinocho)
quedan a lo largo de la historia por las múltiples enseñanzas. Es un ejemplo de
cómo con un lenguaje sencillo se pueden transmitir enseñanzas sobre los
sentimientos y emociones que nos hacen cambiar la forma de ver el mundo para
mejor, volver a lo primordial en la vida: el amor, la amistad o la fidelidad. Es un
libro muy recomendable, no se olvida fácilmente al término de su lectura, siempre
queda la reflexión final. Realmente a lo largo de nuestro crecimiento nos
olvidamos del niño que hemos sido y nos vemos inmersos en el mundo de los
adultos, complejo y problemático. Mirar con los ojos de la inocencia y ser capaz de
sorprendernos con cada cosa que descubrimos es algo que no deberíamos perder
nunca.

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