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L. P. Gerson, God and Greek Philosophy. Studies in the early history of natural
theology, London, Routledge, 1994. p. 144: If Parmenides aims a metaphysics without
natural theology, the Stoics aim at a natural theology without metaphysics. ib., p. 160:
Natural theology without metaphysics is not implausibly a proprietary Stoic enterprise.
mudo, y entonces uno calla frente al texto y va hacia las palabras, hacia
su historia, hacia su tradición, hacia otros autores que también las
ocuparon acaso en otros sentidos o en el mismo.
Una de las ventajas que ofrece la lectura de los grandes filósofos
es que enseñan a pensar, lo cual, si se consigue ya es una gran razón
para leerlos, pero este volumen tiene con él, digamos, un plus, un
bono añadido; enseña a pensar de manera distinta. Nadie puede,
se dice, brincar sobre su propia sombra, y es más difícil aprender
a tomar precauciones frente a los propios límites de distinto tenor
del propio pensamiento. Leer los fragmentos conservados sobre el
estoicismo antiguo nos deja ver un pensamiento poderoso, con afán de
contundencia, de claridad, de plasticidad efectiva y de fines inmediatos,
el cual, frente a los modos que pueden considerarse más tradicionales
del pensamiento occidental, perfiló con osadía otra manera de plantear
nuevamente los problemas, otra manera de enfrentarse a su propia
tradición, y otra manera de relacionarse con la sociedad en la que se
encontraba. No dejan de sorprenderme, por ejemplo, las comparaciones
con las cuales los estoicos explican ciertos asuntos; cuando explican las
partes de la filosofía, y dicen que la filosofía es como un huevo; la lógica
es la cáscara, la ética, la clara, y la física, la yema; o cuando comparan la
retórica con una mano extendida, y la dialéctica con un puño.
Se pueden buscar, ciertamente, aspectos por los cuales el estoicismo
podría seguir vigente entre nosotros. En alguna ocasión le preguntaron
a Octavio Paz que si había todavía mitos vigentes, y contestó que había
por lo menos dos, el del amor exclusivo a otra persona, y el del fin del
mundo; hablaba de la Guerra fría y el peligro patente de un conflicto
bélico nuclear, que trae a cuenta la teoría y no el mito de la conflagración
universal postulada por el estoicismo; no hay que olvidar que en Lógica,
sobre todo por las proposiciones condicionales, donde los estudiosos
contemporáneos han encontrado una particular vigencia del pensar
estoico; además la ética estoica, apuntalada en peculiares principios
racionales también toca de cerca la sensibilidad contemporánea; como
dice Carlos Lévy:
se ha explicado el desarrollo reciente de los estudios
sobre los filósofos helenísticos por las impresionantes
semejanzas entre su época y la nuestra. El mismo
cosmopolitismo, la misma referencia a la naturaleza
erigida en norma absoluta –desgraciadamente, sin
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C. Lévy, Les philosophies hellénistiques, Paris, Librairie Général Française
(Le livre de poche), 1997, p. 222.