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AMBIENTE
DEPARTAMENTO DE TECNOLOGIA DE LOS ALIMENTOS
Laboratorio postcosecha
Sustentantes:
• Angela Ovando 2019_0176
• Ana Alvarado 2019_0121
Tema:
Tratamientos postcosecha para el control de insectos
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INDICE
I. INTRODUCCION
II. LOS INSECTOS Y EL ALMACENAMIENTO
III. IMPORTANCIA DEL CONTROL POSTCOSECHA DE
INSECTOS
IV. TIPOS DE MEDIDAS PARA EL CONTROL DE INSECTOS
4.1. Sistemas estratégicos
4.2. Zonas libres de plagas
4.3. Inspección y certificación
V. TRAMIENTOS POSTCOSECHA
VI. CONTROL QUIMICO: METODOS ESPECIFICOS
6.1. Polvos insecticidas
6.2. Insecticidas para rociado
6.3. Productos ensacados
6.4. Rociado del espacio
6.5. Condensación de vapores
6.6. Tratamiento superficial
VII. TRATAMIENTOS POSTCOSECHA ACTUALMENTE
EMPLEADOS
7.1. Fumigación
7.2. Bromuro de Metilo
7.3. Fosfina
7.4. Cianuro de hidrógeno (HCN)
VIII. MODIFICACIÓN DE LA TEMPERATURA (ALTA O BAJA
IX. TRATAMIENTO FRIO
X. TRATAMIENTO POR CALOR (AGUA CALIENTE, VAPOR
CALIENTE, AIRE FORZADO A ALTA TEMPERATURA
XI. IRRADIACIÓN
XII. TRATAMIENTOS COMBINADOS
XIII. TRATAMIENTOS EN EXPERIMENTACIÓN
XIV. TEMPERATURA
XV. IRRADIACIÓN
XVI. ATMÓSFERAS CONTROLADAS (AC)
XVII. CONCLUSION
XVIII. BIBLIOGRAFIA
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I. INTRODUCCION
Los insectos son una clase de animales invertebrados del filo de los
artrópodos, estos se han vuelto un problema a nivel mundial durante la
postcosecha, lo cual para esto se ha desarrollado una serie de tratamientos
para contrarrestar tal situación.
Hoy en día los frutos, vegetales y demás gracias a los productos anti insectos,
pueden asegurar una estadía de vida más larga y eficaz.
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II. LOS INSECTOS Y EL ALMACENAMIENTO
Una de las principales preocupaciones es que, durante el almacenamiento,
diversos factores deterioran y destruyen los alimentos que guarda con tanto
celo y que tanto esfuerzo le costo obtener. Para evitarlo, desde tiempos
remotos ha tratado de investigar las causas que ocasionaron este deterioro y
la forma de prevenirlo. En esta búsqueda ha desarrollado teorías,
conocimientos, metodologías y tecnologías que hacen del almacenamiento
un campo cada vez más complejo y especializado.
De los factores que ocasionan el deterioro de los alimentos, los insectos
ocupan un lugar muy importante: su tamaño, capacidad de reproducción y su
gran facilidad de adaptación a los diferentes medios, determinan que los
métodos para su control rara vez tengan el éxito deseado. Para aumentar la
eficiencia de su control, primero es necesario identificarlos, ya que no todas
las especies son dañinas y de éstas, algunas lo son más que otras; después,
estudiar las condiciones que favorecen su proliferación y finalmente,
recomendar la tecnología más apropiada la cual debe ser fácil de aplicar,
segura, eficaz y de bajo costo.
Los insectos que atacan y dañan los granos y sus productos durante el
almacenamiento, comenzaron a ser importantes después que el hambre
aprendió que podía guardar sus cosechas para utilizarlas posteriormente
como alimento o semilla.
Las bodegas y lugares de almacenamiento son lugares propicios para que los
insectos se multipliquen. Si la humedad y temperatura le son favorables,
tienen a su disposición una gran cantidad de alimento que asegura su
multiplicación y sobrevivencia. Su actividad metabólica incrementa la
humedad y temperatura del medio en que se desarrollan, creando las
condiciones para la violenta proliferación de hongos que elevan aún más la
temperatura, haciéndola intolerable para los insectos, que emigran hacia
otras fuentes de alimento. El grano o alimento queda destruido, ocasionando
graves pérdidas y disminuyendo su disponibilidad.
Algunas especies de insectos son capaces de sobrevivir por largos períodos
de tiempo en estado de reposo, cuando no disponen de suficiente alimento o
las condiciones del medio le son desfavorables; cuando las condiciones
mejoran o con el advenimiento de las nuevas cosechas, dejan su estado de
reposo para multiplicarse activamente.
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Aproximadamente 250 especies de insectos atacan los granos y sus
productos durante el almacenamiento y de éstas, alrededor de 20 son de
capital importancia.
En base al daño que ocasionan, los insectos se han agrupado en especies
primarias, que, aunque relativamente pocas, son capaces de dañar granos
enteros y tienen gran importancia económica. Las especies secundarias, son
aquellas que atacan granos partidos o que previamente han sido dañados por
las primarias y se multiplican con facilidad en los productos obtenidos de la
molienda de granos. Por último, las especies terciarias se multiplican en
granos y productos en avanzado estado de deterioración causado por otros
insectos o por microorganismos.
Esta agrupación es algo arbitraria, pues algunas especies pueden ser
secundarias para granos enteros y sanos, porque biológicamente no están
capacitadas para dañarlos y necesitan que otros insectos inicien el daño, pero
pueden ser primarias para los productos de la molienda.
Otro aspecto interesante está relacionado con los productos que atacan. Hay
especies que son polifagias y se alimentan y multiplican en una gran variedad
de productos; otras son específicas y sólo pueden reproducirse en un
determinado grano o producto. Algunos insectos son específicos en cuanto a
los requerimientos de humedad y temperatura; algunos no sobreviven en
granos secos, y otros lo hacen solamente si las temperaturas son
relativamente altas.
También es importante conocer la forma en que se dispersan, hay especies
que tienen una gran capacidad de vuelo, otras lo hacen caminando y por
último, hay algunas que son más bien sedentarias.
Los insectos tienen hábitos propios. Cada generación responde al medio de
manera similar a sus ancestros, así la oviposición, alimentación, migración y
respuesta al medio, generalmente sigue un determinado patrón. Sin embargo,
no todos los insectos de una misma especie son iguales. La influencia del
medio puede inducir cambios para su mejor adaptación y sobrevivencia; por
ello, aunque las especies de insectos que atacan los productos almacenados
tienen varias características en común, otras son completamente diferentes.
Cuando se trata de prevenir y controlar la presencia de insectos que están
dañando un producto durante su almacenamiento, es indispensable
identificarlo, conocer las condiciones ecológicas para su multiplicación y sus
características biológicas.
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El control debe aplicarse de acuerdo a estas características, ya que de lo
contrario los tratamientos resultan ineficaces, costosos, peligrosos y a la
larga, facilitan la formación de individuos más y más resistentes a las
prácticas comunes para su control.
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agricultura o al ambiente. En otros casos, antes de permitir el acceso del
producto al mercado del país importador, se aplica un tratamiento específico
para matar o esterilizar la (s) plaga(s) de que se trate para evitar su
establecimiento. El desarrollo de tratamientos específicos para productos e
insectos particulares requieren de considerables datos experimentales, y
frecuentemente se requiere un grado de control muy elevado tal como la
mortalidad del Probit 9, lo que significa que el tratamiento destruye el
99.9968% de la plaga de insectos o que hay solamente un sobreviviente por
cada 100, 000 insectos tratados. Una vez que los datos experimentales se
revisan y se aceptan como precisos y apropiados, deberá solicitarse una
prueba a escala comercial con una población grande de la plaga de insectos
(confirmación de la prueba). En las negociaciones que se llevan cabo entre
los países importadores y exportadores, es común especificar las condiciones
bajo las cuales se llevará a cabo el tratamiento, así como su verificación. El
tiempo requerido desde que comienza el desarrollo del tratamiento hasta que
el producto sea embarcado bajo un protocolo de tratamiento aceptable puede
ser de 5 a 10 años, o quizás más. Otra área importante para el control de
insectos en postcosecha es la relacionada con los productos almacenados
como es el caso de las frutas deshidratadas y las nueces; estos productos
pueden almacenarse por periodos largos bajo condiciones ambientales y por
lo tanto son vulnerables al ataque de insectos. El control de plagas de insectos
durante el almacenamiento debe ser efectivo, pero no se requiere un control
cuarentenario de mortalidad estricto, siendo la fumigación química el
método comúnmente utilizado y también las atmósferas controladas (AC)
con elevadas concentraciones de CO2, pero en menor grado. Debe aplicarse
un tratamiento cuarentenario preembarque al final del almacenamiento.
IV. TIPOS DE MEDIDAS PARA EL CONTROL DE
INSECTOS
4.1. Sistemas estratégicos
En los sistemas estratégicos para el control de insectos, no hay una medida
que sola proporcione un control completo. De manera similar al manejo
integrado de plagas, son numerosos los pasos que hay que llevar a cabo para
reducir la probabilidad de que las plagas de insectos se encuentren en el
producto envasado. Tales pasos incluyen medidas para el control de plagas
en el campo y áreas cercanas, control de la madurez del producto en el
momento de la cosecha, inspección durante el envasado, procedimientos
especiales de lavado, etc. La madurez en el momento de la cosecha puede
influir en la capacidad del insecto para infestar el producto, por ejemplo, los
frutos cítricos menos maduros son pobres hospederos para varias moscas de
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la fruta. El tratamiento de la fruta con ácido giberélico puede mantener la
piel de la fruta en un estado inmaduro por un tiempo más prolongado
ampliando el período en que ésta conserva su condición de hospedero pobre.
En los sistemas estratégicos no se requiere de un tratamiento postcosecha
específico para el control de insectos, sin embargo, el producto debe
someterse a una inspección y certificación antes de su embarque.
4.2. Zonas libres de plagas
Las zonas libres de plagas son zonas en crecimiento certificadas
como libres de una plaga en particular para toda o una parte de la
temporada de producción. En general, se requiere de un riguroso
programa de trampeo y restricción de movimiento del producto de
las áreas infestadas hacia las zonas libres de plagas. Los productos
exportados de zonas libres de plagas no están sujetas a tratamientos
cuarentenarios específicos, pero puede requerirse la inspección y
certificación. El estado de Florida ha establecido zonas certificadas
libres de la mosca de la fruta del Caribe.
4.3. Inspección y certificación
Se requiere de una inspección completa de la carga del producto
previa a su exportación y/o al arribo al país importador. El rigor de
la inspección depende de la facilidad para detectar la plaga del
insecto, el riesgo asociado con el establecimiento de la plaga, si se
importa, y la historia de detección en embarques anteriores. Es
benéfico para el productor y exportador utilizar cualquiera de los
métodos que estén disponibles para destruir las plagas de insectos
que puedan estar en su producto después de la cosecha, lo cual
podría realizarse con alguno de los tratamientos que se discuten en
el presente capítulo. Después de la inspección de la carga, se
extiende un certificado que autoriza la exportación del producto.
La inspección y certificación pueden ser los únicos requisitos para
la importación de un producto o puede ser un requisito
complementario, es decir, adicional al tratamiento cuarentenario.
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V. TRAMIENTOS POSTCOSECHA
Los tratamientos postcosecha están diseñados para matar o
esterilizar la plaga de insecto en cuestión, con el mínimo de daño
para el producto. La respuesta del producto a los tratamientos
cuarentenarios varía con el cultivar, región de procedencia y
madurez. Estos tratamientos frecuentemente son un requisito para
la entrada al país importador y se aplican cada vez que el producto
es enviado a ese destino. La mayoría de los tratamientos se llevan
a cabo previos al embarque, pero algunos productos se tratan
durante el transporte o a su arribo. Los tratamientos específicos
también son importantes para el manejo de insectos en los
productos almacenados.
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La aplicación puede realizarse solamente durante la carga, lo cual
exige mano de obra adicional; en consecuencia, a menudo no se
realiza de forma apropiada.
La descomposición del ingrediente activo puede ser
particularmente grave cuando se trata de preparados locales en que
la sustancia transportadora no es suficientemente <<Inerte>>; no
hay razón para la replicación.
La resistencia de los insectos depende del insecticida utilizado y de
las especies de insecticidas, más que del preparado.
Entre las sustancias químicas idóneas están las tradicionales
(malatión; Lindano/gamma B.H.C.) y las potencialmente mejores
(pirimifos-metilo, piretroides sintéticos).
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6.4. Rociado del espacio: se rocía con un insecticida no
persistente para matar los adultos de insectos voladores,
especialmente las mariposas de almacén; se utiliza juntamente con
la fumigación bajo telas de plástico.
6.5. Condensación de vapores: se utiliza para el mismo fin; se
emplean aplicadores eléctricos que despiden gotitas muy
pequeñitas, que quedan en suspensión en el aire, mejorando al
máximo la eficacia.
6.6. Tratamiento superficial: se rocían con un insecticida
permanente las paredes, el tejado y el suelo de la estructura del
almacén.
En los hórreos, el insecticida se rocía directamente sobre el
producto. Si la infestación proveniente del campo es considerable,
conviene rociar cada cestada cuando se va cargando; de lo
contrario, los insecticidas deberán aplicarse a la parte exterior del
hórreo después que se ha terminado de cargar, volviendo a
aplicarlos a intervalos según sea necesario; se aconsejan
aplicaciones mensuales.
Entre los problemas que presentan los rociadores, figuran:
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VII. TRATAMIENTOS POSTCOSECHA
ACTUALMENTE EMPLEADOS
7.1. Fumigación
La fumigación ha sido y continúa siendo el tipo de medida más
común para el control de insectos tanto para la desinfestación como
para el control de insectos en los productos almacenados. Los
fumigantes son fáciles de emplear y no son caros, sin embargo, el
futuro de muchos fumigantes químicos está en riesgo debido a sus
efectos potenciales en contra de la salud humana y el ambiente.
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de tratamiento y aplicación de las fumigaciones. Después de la
fumigación es necesario un periodo de ventilación antes de que el
personal entre a la cámara; el periodo de ventilación dependerá de
la velocidad con la que se elimine el gas fumigante del producto y
de los materiales de empaque.
7.3. Fosfina
La fosfina usualmente se emplea para el control de insectos en
frutas secas y nueces, ya que muchos productos frescos se dañan
con este gas. La fosfina es más lenta para actuar y no penetra tan
bien como el bromuro de metilo, sin embargo, ambos gases se usan
alternadamente durante el almacenamiento de productos secos. La
fosfina está considerada como un carcinógeno potencial y su futuro
también es cuestionable.
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una combinación tiempo-temperatura que sea efectiva para el
control del insecto sin causar daño (o el mínimo) al producto.
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arbusto. Por otro lado, muchas de las plagas de insectos de
productos templados (manzana y pera) también son de origen
templado como la palomilla (Cydia pomonella), y por
consiguiente son relativamente insensibles al tratamiento
frío. Cuando este tratamiento tiene que aplicarse previo al
transporte, se presentan problemas logísticos asociados con
el suministro suficiente de la capacidad de almacenamiento
refrigerado en las áreas de producción, sobre todo en los
periodos pesados de embarque. Hay requerimientos estrictos
para el monitoreo de la temperatura en las cámaras frías para
certificar el cumplimiento de los tratamientos. Los
tratamientos fríos también se llevan a cabo durante el
transporte en los contenedores marítimos.
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montaña de Chile, y la papaya de Belice y Hawái (página web
USDA-APHIS). En el tratamiento HTFA aplicado en papaya
para controlar las moscas tropicales de la fruta, la cavidad de
la fruta se calienta por etapas, primero a 41°C (105.8°F), y
luego a 47.2°C (117°F) por alrededor de 6 horas. El
tratamiento con agua caliente para los mangos, también para
controlar las moscas tropicales de la fruta, involucra el
calentamiento a 46.4°C (115.5°F) por 75 minutos,
dependiendo del tamaño de la fruta, variedad y país de origen.
XI. IRRADIACIÓN
El tratamiento con irradiación involucra la exposición del
producto a una fuente radiactiva (una fuente isotópica
ionizante de Cobalto-60 o Cesio-137; un equipo impulsado
eléctricamente que produce un haz de electrones o rayos-X),
hasta que absorba el nivel de dosis requerido de rayos gamma
o rayos-X. Las dosis toleradas por muchos productos
ocasionan la esterilización del insecto o previenen la
emergencia del adulto, no producen su muerte, por lo que la
presencia potencial de insectos vivos pero estériles en un
producto importado requiere de un mayor nivel de confianza
entre el exportador y el importador. En 1986, la
Administración de Alimentos y Drogas (FDA por sus siglas
en inglés) aprobó el uso de tratamientos con irradiación de
hasta 1,000 Grays (Gy) (100krad) para frutas y hortalizas. La
investigación ha demostrado que las dosis requeridas para la
esterilización de la mayoría de los insectos están por debajo
de los 300 Gy, mientras que las dosis requeridas para un
control efectivo de las pudriciones son frecuentemente
mayores de 1,000 Gy. El uso de la irradiación como
tratamiento cuarentenario potencial ha sido objeto de mucho
interés, sin embargo, a la fecha su aplicación continúa siendo
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limitada. Aunque en Hawái se aprobó el financiamiento para
la aplicación de este tratamiento en 1989, no se le ha utilizado
debido a la imposibilidad de contar con un lugar adecuado
para una infraestructura de irradiación. Desde 1998, la
papaya, el rambután, el litchi y la atemoya se han estado
enviando desde Hawai a Chicago para la aplicación de
tratamientos con irradiación en este lugar. En el año 2000 se
terminó de instalar un irradiador de Rayos X o de electrones
en Hawai y está en uso para frutas tropicales. Además,
APHIS ha adoptado los tratamientos de irradiación genéricos
para varias moscas de la fruta (sin considerar el producto);
estas dosis (0.15 a 0.25 kGy) están diseñadas para prevenir la
emergencia de adultos, mientras que la mayoría de los
tratamientos en el pasado estaban diseñados para la
esterilización del insecto o su mortalidad.
Entre los diferentes factores que deben considerarse para el
uso de la irradiación como tratamiento de desinfestación
están los siguientes:
• No todas las frutas y hortalizas toleran la irradiación en el
rango de dosis requerida (cuadro 19.3). La irradiación de 250
a 1, 000 Gy puede ocasionar daño al producto. Los síntomas
del estrés por irradiación incluyen una aceleración de la
senescencia, pérdida del color verde de las hojas, abscisión
de hojas y pétalos de las hortalizas de hoja y flores cortadas,
ablandamiento acelerado de la fruta, maduración irregular y
obscurecimiento de tejidos. El estrés de irradiación es aditivo
a otros tipos de estrés (físico, daño por frío, hídrico, etc.) los
cuales deberían evitarse para minimizar los efectos negativos
de la radiación por ionización en los productos frescos.
• APHIS o el país de destino debe aceptar un tratamiento que
no exija la muerte del insecto o la mortalidad Probit 9. Esto
significa que el país receptor debe aceptar el producto con
insectos vivos (aunque estériles).
• En el desarrollo de un tratamiento, la dosimetría debe
considerarse de tal forma que el producto que se encuentre en
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la parte exterior del palet reciba una dosis más alta para
asegurar que la dosis mínima necesaria llegue al centro del
palet y el producto de la parte externa debe tolerar esa dosis
mayor. Por ejemplo, si el producto de la parte más externa de
un palet se expone a una dosis de 500 Gy, entonces el
producto en el centro del palet estará expuesto a 250 Gy
debido a lo absorbido por el producto. Si los palets deben
desensamblarse antes del tratamiento, los costos aumentan
considerablemente.
• La capacidad de menor penetración del haz de electrones
prohíbe su uso para cargas de productos en palets, limitando
la forma de aplicación de los tratamientos. La mayoría de los
productos necesitarían tratarse en una banda transportadora.
• En áreas como California o Florida que producen
numerosos productos hortofrutícolas y en grandes cantidades,
la logística de los tratamientos por irradiación es compleja y
depende del porcentaje de producto que debe tratarse.
• Las plantas de tratamiento con radiación gamma son más
costosas que las de rayos X y de electrones, y todas son más
económicas si esencialmente se operan alrededor de un año.
La producción de frutas y hortalizas es estacional, por lo que
se requeriría que las instalaciones sean, al menos,
compartidas entre los productos con alguna diferencia en los
calendarios de cosecha
. • Aunque los estudios han demostrado que está aumentado
la aceptación del consumidor por los productos irradiados en
los Estados Unidos, aún hay serios problemas sociales y
políticos por resolver. ¿Aceptarán los gobiernos locales las
declaraciones sobre el impacto ambiental y permitirán que se
construyan instalaciones para la irradiación en sus áreas? (Las
instalaciones para el haz de electrones y los rayos X, que no
tienen una fuente radiactiva permanente, tienen menores
restricciones).
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El tratamiento combinado más comúnmente utilizado es la
fumigación con bromuro de metilo y el tratamiento frío. La
fumigación con el bromuro de metilo se ha usado antes o
después del tratamiento frío, dependiendo del protocolo. El
uso del tratamiento frío permite que se aplique una dosis
menor y un tiempo de tratamiento más corto con bromuro de
metilo. Un tratamiento combinado que se aplica a la
chirimoya y limones provenientes de Chile e importadas por
los Estados Unidos, involucra un lavado con agua jabonosa y
aplicación de cera para el control del falso ácaro rojo
(Brevipalpus chilensis) de las uvas. Este tratamiento es
similar en su diseño a los sistemas estratégicos.
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acetaldehído, formato de etilo y formato de metilo para el
control de insectos en frutas y ornamentales.
XIV. TEMPERATURA
El uso de tratamientos con calor para la desinfestación de
productos de clima templado y para algunos productos
tropicales y subtropicales, está en exploración incluyendo los
tratamientos con aire caliente para cerezas y nectarinas.
También se están explorando los tratamientos con frío para
productos subtropicales. El tratamiento térmico por tiempo
corto utilizando energía de radio frecuencia también se está
estudiando para un amplio grupo de frutas y nueces. El uso
de tratamientos de acondicionamiento, tanto con calor como
con frío, para inducir una mejor tolerancia del producto,
también se está investigando.
XV. IRRADIACIÓN
Se encuentra en proceso investigación adicional para afinar
las dosis genéricas de radiación para las moscas de la fruta
con el objetivo de evitar la emergencia de adultos. La
respuesta de los productos a los haces de electrones y rayos
X también se está evaluando. Los protocolos de irradiación
se están elaborando para otras plagas aparte de las moscas de
la fruta, como la palomilla. Los investigadores están tratando
de desarrollar un marcador (indicador) rápido que demuestre
que un producto ha sido irradiado, lo que permitirá una mejor
aceptación de dosis menores que las letales.
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pacificus) de las uvas de mesa. Este tratamiento requiere 13
días de 0º a 2ºC (32º a 36ºF) y podría llevarse a cabo en un
contenedor marítimo. Otros tratamientos involucran altos
niveles de CO2 y bajos de O2 a altas temperaturas (45º a
47ºC, 113º a 116.6ºF) y se están explorando para la
desinfestación de la palomilla en peras y cerezas. Estos
tratamientos de AC-alta temperatura tienen una duración de
2 horas o menos, dependiendo del tamaño del producto. Hasta
agosto de 2001, ningún tratamiento con AC había sido
aprobado.
XVII. CONCLUSION
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XVIII. BIBLIOGRAFIA
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