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INTRODUCCIÓN

En el desarrollo del siguiente contenido, desarrollaremos un análisis de los


siguientes artículos del código penal dominicano 109 al 113, del 114 al 122 y del
127 al 131, lo cual nos parece muy interesante porque podemos saber nuestros
derechos ante el sufragio y las penalidades que le recaen a los funcionarios.

OBJETIVO GENERAL
 Analizar e interpretar los artículos del Código Penal Dominicano dado.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

 Conocer los diferentes delitos y crímenes cometido por los funcionario


públicos.

 Conocer las infracciones cometidas contra los derechos políticos.


1.- REALIZA UN ANÁLISIS DE LOS SIGUIENTES ARTÍCULOS DEL CÓDIGO
PENAL DOMINICANO. A-109 al 113, del 114 al 122 Y DEL CÓDIGO PENAL
DOMINICANO Y DEL 127 AL 131.

ARTÍCULOS 109 al 113, del 114 DEL  CÓDIGO PENAL DOMINICANO.


Estos artículos 109 al 113 del Código Penal castigan las infracciones contra los
derechos políticos. Como nos dice en el libro de curso del derecho político, el
derechos políticos se entiende como las facultades que la Constitución garantiza a
los ciudadanos para participar en el poder político del Estado, ya siendo elegidos
en la representación de este poder, ya eligiendo a otros, o aun siendo
consultados, como en los plebiscitos.

También nos dice las tres categorías los hechos que el Código Penal erige en
delitos para garantizar los derechos políticos del voto en general:

1ro. Hechos constitutivos de delitos para garantizar la libertad del sufragio;


 las perturbaciones o impedimentos del voto;
 las violaciones al secreto del voto.
2do. Para garantizar su legalidad:
 los fraudes en las inscripciones de las listas;
 los fraudes en el voto.
3ro. Para garantizar su sinceridad:
 la corrupción y los fraudes de los miembros de las asambleas y demás
organismos electorales.

El artículo 109 del Código Penal castiga las "reuniones tumultuarias que, usando
violencias o amenazas, tengan por objeto impedir a uno o más ciudadanos, el
ejercicio de sus derechos políticos". La simple tentativa no se encuentra castigada.
De acuerdo con los términos del artículo 109 se precisa: a) que los ciudadanos
hayan sido impedidos de ejercer sus derechos cívicos, lo que excluye la simple
tentativa que queda impune; b) que hayan sido impedidos por los medios
indicados. Cualquier otra circunstancia escapa a la represión.

El artículo 110 aporta una circunstancia agravante: la existencia de un plan


concertado. Este concierto previo, esta premeditación, imprime al hecho el
carácter de crimen, castigado con la pena de destierro.

Estos dos artículos han sido completados por las siguientes disposiciones de la
Ley Electoral No. 5884, del 8 de mayo de 1962: "Art. 68.

Los fraudes en el escrutinio


Los artículos 111 y 112 del Código Penal castigan los fraudes consistentes en la
falsificación de boletas de inscripción, en la distracción de la urna electoral "o
agregando en ella boletas distintas a las que depositaren los sufragantes,
inscribiendo en las de los electores que no sepan escribir, nombres distintos de los
que ellos les hubieren indicado". Si este fraude ha sido cometido por una de las
personas encargadas en los actos electoral del despojo de los escrutinios, la
calificación que le da la ley es crimen y la pena es la degradación cívica.

El artículo 112 prevé que cuando el fraude ha sido cometido por cualquier otra
persona, al hecho se le da la calificación de delito y la pena es la de prisión de seis
meses a dos años, y la interdicción del derecho de elegir y ser elegido, durante un
año a lo menos, y cinco a lo más.

Los artículos 111 y 112 están ampliados por las disposiciones Ley No. 5884 del 6
de mayo de 1962.- Gaceta oficial No. 8654 (Ley Electoral)

"Art. 185.- Serán castigados por el tribunal correccional con prisión de seis meses
a dos años y con multa de doscientos a mil pesos las personas que en una
solicitud de inscripción de partida hagan declaración falsa respecto del número de
sus afiliados.
"Art. 186.- Serán castigados con prisión correccional de tres meses a un año o con
multa de cien a quinientos pesos, o con ambas penas a la vez.

Corrupción electoral individual


El artículo 113 del Código Penal castiga a "todo ciudadano que, en las elecciones,
hubiere comprado o vendido un sufragio, cualquiera que sea su precio". Este
artículo establece como sanción la pena de inhabilitación para cargos y oficios
públicos, desde uno hasta cinco años, y multa de diez a cien pesos. El mismo
artículo 113 dispone que el comprador del sufragio y su cómplice serán
condenados, a una multa que pagarán cada uno por sí, y cuyo monto se elevará al
duplo del valor de las cosas recibidas u ofrecidas. Si este valor no pudiere
determinarse, la multa será de diez a cien pesos, como ya antes dijimos.

Carácter de las infracciones electorales.


Distingamos: a) las del Código Penal son evidentemente políticas, por virtud de la
Ley del 28 de junio de 1911, que siguiendo la doctrina objetiva, les confiere esta
calificación; b) las de la Ley Electoral son también esencialmente políticas, de
acuerdo con la doctrina objetiva, que toma por base los derechos que la infracción
lesiona y a pesar de no figurar en la lista que da la Ley del 28 de junio de 1911 de
las infracciones políticas, porque esta ley, restrictiva en cuanto al Código Penal, no
alcanza las infracciones no previstas en éste, tal se desprende de su economía y
de la enumeración que hace.

Incriminación de la tentativa de delito


La tentativa de delito es declarada castigable por el artículo 192 de la Ley
Electoral: "La tentativa de cualquiera de los delitos previstos en esta ley será
castigada como el delito mismo".

Como se ve, los casos de tentativa de delito se castigan en esta materia de


manera especial, dada la naturaleza de los hechos incriminados en la mencionada
ley: igual pena para el autor de una tentativa I de delito que para aquel que lo
ejecuta.

Los jueces podrán atemperar en algunos casos el rigor de la ley con la admisión
de circunstancias atenuantes establecidas en la misma ley, pero para esto es
preciso que tales circunstancias atenuantes existan en el caso.

Circunstancias atenuantes.
Ya antes dijimos que las disposiciones del artículo 463 del Código Penal, son
aplicables a las I infracciones previstas en la Ley Electoral. En efecto, el artículo
193 de la misma ha sido concebido así: "Las disposiciones del artículo 463 del
Código Penal son aplicables a las infracciones previstas en esta ley". Esta
disposición concierne tanto a los crímenes como a los delitos electorales previstos
en la Ley Electoral.

Prescripción de los delitos electorales.


El artículo 194 dispone que: "Los delitos previstos en esta ley prescribirán a los
seis meses de I haberse cometido". Esta prescripción especial y por consiguiente
excepcional, sólo se aplica a los delitos previstos por la Ley Electoral. Dicha
prescripción de seis meses tiene como punto de partida no el día de la
proclamación del resultado de las elecciones, sino el día en] que es perpetrada la
infracción aun cuando el mismo no se compute (diez a quo non computatur in
termino) y dada la forma de expresarse la ley se calcula por el vencimiento
consecutivo de meses y no de días. En el derecho común en materia de
interrupción y de suspensión de la prescripción, es aplicable a las! infracciones
electorales previstas en la referida ley.

ATENTADOS A LA LIBERTAD COMETIDOS POR FUNCIONARIOS PÚBLICOS


(Art. 114 al 118).
El artículo 114 castiga al funcionario público, agente o delegado del Gobierno, que
hubiere ordenado o cometido cualquier acto arbitrario o atentatorio a la libertad
individual, a los derechos políticos de uno o muchos ciudadanos, o ya, en fin, en
una acto contrario a la Constitución.

El legislador dominicano ha completado las disposiciones del artículo 114 con la


Ley de Habeas Corpus.

El segundo caso previsto por el artículo 114, se refiere a los actos atentatorios a
los derechos políticos de uno o muchos ciudadanos. Son los hechos por los cuales
los funcionarios o agentes públicos violan los derechos de voto o elegibilidad
no previstos en otras disposiciones del Código Penal ni en la Ley Electoral.
Bueno es advertir que la Ley Electoral no deroga el artículo 114 sino en la parte
que le es contraría.

El tercer caso contempla los actos contrarios a la Constitución, es decir, los actos
que violan los derechos y las libertades que la Constitución reconoce y garantiza
Los funcionarios o agentes públicos culpables sólo serán pasibles de las penas
establecidas por el artículo 114, cuando los hechos no sean castigados por una
disposición legal especial. Este texto constituye una especie de sanción general
contra los excesos o los abusos de poder de los representantes del Estado que
conlleven una violación a los derechos constitucionales.

Elementos constitutivos
 Consiste ya en un acto atentatorio a la libertad individual,
 El acto debe ser el hecho de un funcionario público, agente o delegado del
Gobierno.
 El funcionario, agente o delegado del Gobierno, debe actuar en esta
calidad, en el ejercicio de sus funciones y abusando de su autoridad.
 Se precisa que el agente actúe con intención delictuosa.

Penalidad. El crimen es castigado, en principio, con la pena de la degradación


cívica (Art. 114, párrafo 1).
Las excusas
El crimen de encierro arbitrario puede ser excusado en el caso de que el
funcionario público, agente o delegado del Gobierno justifique que ha obrado por
orden de superiores a quienes debía obediencia jerárquica en asuntos de su
competencia, caso en el cual queda exento de la pena, "la que en este caso se
aplicará a sus superiores que hubieren dado la orden" (Art. 114, párrafo 2).

La ley crea así, no como ella ha dicho, un hecho justificativo, sino una excusa
absolutoria en beneficio del funcionario, agente o delegado del Gobierno, que
hubiere cometido un acto arbitrario o atentatorio a la libertad individual. En verdad,
el artículo 114 se refiere con la expresión "si justificaren" (los agentes)..., no a la
naturaleza del hecho que exceptúa al agente de la pena, sino a las condiciones de
las cuales ella depende, por ello se decide generalmente que es una excusa. Por
consiguiente, no puede ser examinada como el hecho justificativo por las
jurisdicciones de instrucción.

Circunstancias agravantes
Si el culpable es un Secretario de Estado, se impondrá la pena de destierro, en las
condiciones previstas por los artículos 115 y 116. De manera que la ley hace de la
calidad de este funcionario una circunstancia agravante del crimen.

Asimismo, los Secretarios de Estado que ordenen un acto contrario a la


Constitución, pueden librarse de las sanciones correspondientes si alegan que han
firmado la orden o la autorización por haber sido sorprendidos, pero tendrán, al
hacer cesar el acto, que denunciar al autor de la sorpresa, a falta de eso, serán
perseguidos personalmente (Art. 116).

Indemnización. Derogación del derecho común.


El artículo 117 hace aplicación del derecho común al conceder a la víctima la
opción entre la vía penal y la vía civil, para reclamar daños y perjuicios. Se aparta,
sin embargo, del derecho común en los dos casos siguientes: a) cuando establece
que la indemnización que en principio debe ser calculada según el perjuicio
irrogado, no puede ser menor de cinco pesos por cada día de detención ilegal y
arbitraria, y b) cuando se trata de funcionarios judiciales, la vía civil ordinaria es
reemplazada por la vía excepcional de la responsabilidad civil pautada por el
artículo 505 y siguientes del Código de Procedimiento Civil.

Si el crimen se ha ejecutado falsificando la firma de un Secretario de Estado o de


un funcionario público, los autores de la falsificación y los que a sabiendas
hubieren hecho uso del acto falso serán castigados con la pena de trabajos
públicos (Art. 118).

USURPACIÓN DE AUTORIDAD POR PARTE DE LOS FUNCIONARIOS DEL


ORDEN LAS ADMINISTRATIVO O JUDICIAL 127 AL 131.
Nuestro Código Penal castiga la usurpación de funciones, en disposiciones muy
dispersas catalogadas de acuerdo con el carácter especial propio del hecho
cometido. Cuando en la usurpación de funciones su comisión proviene de los
funcionarios del orden administrativo o judicial el Código Penal lo tipifica en los
Artículos 127 y siguientes, estableciendo en el Art. 127 “Se consideran reos de
prevaricaciones, y serán castigados con la degradación cívica: los jueces, fiscales
o sus suplentes, y los oficiales de policía que se hubieren mezclado en el ejercicio
del poder legislativo, dando reglamento que contengan disposiciones legislativas o
suspendiendo la ejecución de una o muchas leyes, o deliberando en cuanto a
saber si las leyes se ejecutaran o promulgaran”.

El objetivo de la Ley en este delito (Art. 127 al 131 C. P.) es castigar un atentado a
los poderes públicos, como órganos encargados por la Constitución o la Ley del
nombramiento de los funcionarios o empleados públicos, facultad de la cual dicha
autoridad resulta despojada cuando se produce la comisión del delito. Estas
disposiciones protegen según la interpretación de la doctrina y la jurisprudencia, a
todos los funcionarios públicos.
El delito de usurpación de funciones públicas puede ser cometido por cualquiera, y
no existe una delimitación del posible círculo de autores. Sin embargo, puede ser
necesario optar por una delimitación negativa cuando se trata de sujetos que
tienen la condición de autoridad y funcionario público. En este sentido, un sector
de la doctrina sostiene incluso lo que puede cometer un funcionario público que se
atribuye funciones de las que carece, esta solución que resulta dudosa pues
difícilmente puede atribuirse carácter oficial aquel que ya lo ostenta.

El Art. 127 castiga tres hechos por los cuales tribunales en sus decisiones, y el
ministerio público por su opinión, pueden usurpar funciones legislativas:

1ro.- Dictar reglamentos que contengan disposiciones legislativas y el dictar


sentencias de reglamento: La ley prohíbe aquí, a los jueces, el votar reglamentos
con carácter de ley. Esta prohibición se encuentra también en el Art. 5, del C. Civil,
al cual esta disposición le presta una sanción penal;

2do. Suspender la ejecución de las leyes: La separación entre el poder judicial y el


legislativo no es absoluta en nuestro régimen, pues los tribunales, obligados a
examinar la constitucionalidad de la ley, y éste es el motivo que ha tenido contraria
a la Constitución, hacerla inejecutoria. Fuera del caso de inconstitucionalidad, o de
ilegalidad de un reglamento o decreto, el suspender la ejecución de las leyes
constituye la infracción prevista en el Art. 127.

Y 3ro.- Deliberar si deben o no ejecutarse y promulgarse las leyes. Las leyes son
obligatorias por la promulgación y ejecutorias por la publicación, según el
lenguaje del C. Civil, ambos actos de la competencia exclusiva del Poder
Ejecutivo. (Art. 1, C. Civil y 49 de la Const.; pero ver Art. 39 de ésta que contra la
terminología del C. Civil declara obligatoria la ley por su publicación).
Es cuando, los funcionarios del Poder Ejecutivo, ya sea, los Gobernadores de las
Provincias, los Ayuntamientos y Síndicos, se ingieren dictando decisiones de la
competencia de los Tribunales Judiciales. Ingiriéndose en el conocimiento de
derechos e intereses privados de la jurisdicción de los tribunales, o que de algún
modo requirieren, instruyeren o hicieren recomendaciones a las autoridades
judiciales para que ciñan sus actuaciones, decisiones o fallos, al interés o criterio
particular de aquellos. (Art. 131, C. Penal).
CONCLUSIÓN ´

Al concluir solo cabe recercar lo expuesto por Charles Dulop, el Código Penal
reglamenta muy deficientemente estas cuestiones, y en razón a que el sistema
electoral se ha ido perfeccionando más y más en todos los países, se ha
abandonado la materia, móvil, a la legislación especial, fácil de reformar. Es así
que entre nosotros las deficiencias del código han sido suplidas por la Ley
Electoral No. 5884, del 8 de mayo de 1962, y sus modificaciones, que establece
un sistema amplio y minucioso en previsiones, que deroga algunas de las
disposiciones del Código Penal.

También se refiere a la libertad individual en sentido estricto, de libertad física,


personal, o sea la de movimiento, la de ir y venir, sobre todo la que se relaciona
con la prohibición de que las personas puedan ser arrestadas o detenidas, fuera
de los casos previstos por la ley. Esto tiene una larga tradición histórica, que
arranca de la Carta Magna de 1215, pasando por el Bill de Habeas Corpus de
1679 y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789.
BIBLIOGRAFÍA

 Dunlop, Charles Víctor Máximo. Curso de Derecho Penal Especial. Editorial


Santo Domingo. Edición Actualizada. 2008
 República Dominicana. Código Penal. Edición Oficial. 2005.

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