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AÑO LXXXIV Nº 53 TOMO LA LEY 2020-B

BUENOS AIRES, ARGENTINA - MIÉRCOLES 18 DE MARZO DE 2020 ISSN 0024-1636

Cheque electrónico (ECHEQ): Pautas de armonización

del régimen de cheque y del sistema
de los títulos valores
Carlos A. Molina Sandoval (*)
SUMARIO: I. Introducción.— II. Nociones generales.— III. Ventajas operativas.— IV. Mecánica de libramiento.— V. Marco normativo.— VI. Principios cambiarios.—
VII. Autonomía y abstracción.— VIII. Particularidades del cheque electrónico.— IX. Cheque nominativo y a la orden.— X. Causales de rechazo.— XI. Denuncia del cheque.—
XII. Transmisión del ECHEQ.— XIII. Ejecución del cheque electrónico.

Î Los cheques electrónicos —o digitalización. La comunicación pasa, también,
ECHEQ, como los llama la reglamen- a ser virtual y las cédulas, oficios y exhortos
tación bancaria— se proponen como se hacen directamente de manera electrónica
(evitando los pesados costos de presentación
un instrumento novedoso y totalmente y desarrollado). Lo mismo con cuentas banca-
digital —o electrónico— que no tiene rias y otros elementos procesales que se inte-
rrelacionan de manera digital para optimizar
respaldo en documentos materiales. tiempos y garantizar seguridad.
Es un instrumento que, además, se
Lo mismo ocurre con los títulos valores (5) y
independiza de muchos de los planteos en especial con los cheques (6). El tema no es
escriturales originados para ciertos novedoso. En la década del noventa se hablaba
de la desmaterialización de los títulos (7) y su
tipos de títulos valores. inscripción en asientos registrables. Se habla-
ba de títulos escriturales y de un nuevo planteo
de una temática clásica: la de los títulos valo-
I. Introducción res de las escuelas continentales europeas (8).
Incluso en las acciones nominativas no en-
La digitalización y el soporte electrónico de los dosables el planteo cartular (la acción como
documentos (contratos, sociedades, títulos valo- documento representativo) ha ido perdiendo
res, etc.) en el mundo de los negocios llegó para espacios paulatinamente.
instalarse (1). Importa un significativo cambio de
los paradigmas clásicos y un nuevo enfoque de El planteo de los cheques electrónicos (o
problemas (2). La globalización, la deslocaliza- ECHEQ, como los llama la reglamentación
ción de ciertos negocios, la bancarización de la bancaria), propone un instrumento novedoso y
economía (3) y la rapidez en las comunicaciones totalmente digital (o electrónico) que no tiene
permiten una modificación sustancial en las tra- respaldo en documentos materiales (9). Es un
dicionales formas de hacer negocios (4). El tras- instrumento que, además, se independiza de
lado de papeles, documentos e incluso la geolo- muchos de los planteos escriturales originados
calización física de lugares tiende a difuminarse. para ciertos tipos de títulos valores (acciones,
Aparecen la digitalización de documentos y me- obligaciones negociables, etc.).
canismos para validar y compartir documentos,
espacios virtuales e incluso reuniones en las que II. Nociones generales
la dimensión espacial deja de tener relevancia.
La Ley de Cheques no define el ECHEQ.
Desde lo judicial algunos expedientes se Tampoco lo hacen las reglamentaciones del
desarrollan de manera “material”, aun con BCRA. No lo definen, pero hacen alusión al es-
un sistema de respaldo digital que permite su tablecimiento de medios electrónicos para su
consulta remota (y eludir las grandes distan- libramiento, aval, circulación y presentación al
cias que existen entre los usuarios y el siste- cobro e imponen la adopción por las entidades
ma de justicia). Hoy la tendencia dominante se financieras que operen con alguno de los tipos
focaliza en procesos judiciales absolutamente de cuentas a la vista, que admiten el depósito de
despapelizados, que no tienen respaldos do- cheques, de los mecanismos —propios o a través
cumentales materiales para transformarse de terceros— que resulten necesarios para que
en verdaderos procesos electrónicos. El papel sus clientes puedan depositar cheques genera-
molesta, ocupa espacio e insume tiempos inne- dos por medios electrónicos.
cesarios. La única forma que tiene dicho do-
cumento material para introducirse en el pro- Atento a que el ECHEQ puede ser común o
ceso es, justamente, su desmaterialización y de pago diferido (lo que cambia es el formato
de emisión), podría definirse como el título
cambiario (de crédito) emitido electrónica-
mente por el librador que contiene una or-
den de pago, pura y simple, librada contra un
banco (con el cual se tiene acordado pacto de
cheque) para que pague a la vista (común) o a
cierto tiempo (no mayor a trescientos sesenta
días, de pago diferido), al beneficiario del docu-
mento electrónico, una suma determinada de
dinero y que, en caso de ser rechazado, con las
debidas constancias, otorgue acción cambia-
ria y ejecutiva contra libradores, endosantes
o avalistas. Al igual que los cheques físicos, el
librador debe tener fondos en la cuenta o auto-
rización para girar en descubierto (10).
III. Ventajas operativas
Esta variante electrónica de cheques tiene
algunas ventajas, entre las que se pueden des-
tacar:
(i) Se simplifica notablemente la emisión,
endoso, negociación y circulación del cheque
mediante canales digitales. Su formato elec-
trónico permite la utilización de sistemas y
plantillas que impiden la emisión o endoso de
ECHEQ con ciertos errores o motivos de re-
chazo (v.gr., diferir la firma del librador, adul-
teración de los elementos del cheque, no haber
sido librado en los formularios entregados por
el banco, etc.).
(ii) Reduce los costos de operación de los
cheques, no solo porque no requiere de pa-
pel (lo que impone depósitos y carga de datos
con controles y constataciones), sino porque
permite una automatización que permite
prescindir de los esquemas tradicionales
(v.gr., la remisión de un cheque de una pro-
vincia a otra no requiere de su envío físico
mediante un servicio postal). No solo se re-
duce la posibilidad de errores formales (que
luego son rechazados), sino que se permite
su negociación y depósito de manera remo-
ta y sin la presencia física de los interesados.
Incluso se puede habilitar simplificaciones y
programaciones que permitan pagos o entre-
gas de cheques en horarios específicos. Re-
cuérdese que ciertas empresas solo atienden
o entregan pagos o cheques en determinados
horarios o lugares.
(iii) Cuenta con mayor seguridad y efecti-
vidad (11) (en orden a la adulteración, condi-
ciones de emisión, constatación de fechas,
identidad de los firmantes del título, etc.).
No se descarta funcionalidades en diseño
de aplicaciones de home banking de las enti-
dades financieras que garantice la identidad
del emisor (equivalente a la firma escrita) y
se tome como válido para esa plataforma.
Con usuario, clave, coordenadas (o token), en
lugar de emitir una transferencia se puede
librar un cheque electrónico (que se firma di-
gitalmente mediante un mecanismo similar a
una transferencia electrónica).
(iv) Paralelamente optimiza su utilización
como estructura de financiamiento para pe-
queñas y medianas empresas (ya que no re-
quiere de la emisión de un documento material
que deba ser “constatado” y “verificado” a los
fines de su negociación). En efecto, una vez
que el emisor cerró su cuenta bancaria no se
pueden emitir cheques que permitan circular a
nombre de la empresa emisora, generando in-
convenientes derivados de su rechazo (cuenta
cerrada, denuncias de cheques robados, etc.).
IV. Mecánica de libramiento
El ECHEQ se libra electrónicamente (12).
No requiere de ningún respaldo documental
físico o material. Quien emite el cheque (per-
sona humana o jurídica) debe tener una cuen-
ta corriente bancaria y tener acceso al home
banking o a nuevas tecnologías (13). Previamen-
te debe haberse “autorizado” la opción. Las
plataformas digitales de las entidades finan-
cieras suelen consignar una opción (ventana)
relacionada con la emisión de ECHEQ (“Emitir
ECHEQ”, “ECHEQ” o similar).
Una vez activado el libramiento del cheque,
se deben completar los datos necesarios para
su emisión (algunos vienen por defectos en
el sistema, pero otros como fecha, fecha de

DOCTRINA Vehículos aéreos no tripulados como instrumento tecnológico aplicado a la investigación penal
Cheque electrónico (echeq): Pautas de armonización del régimen de cheque y del sistema Lisandro Damonte........................................................................................................................ 5
CORREO de los títulos valores
JURISPRUDENCIA
ARGENTINO

CENTRAL B Carlos A. Molina Sandoval .......................................................................................................... 1

USO DE TECNOLOGÍA EN LA INVESTIGACIÓN DE DELITOS. Utilización de un drone para
visualizar plantas de cannabis sativa en el patio de una vivienda. Gran cercanía al objeto cap-
FRANQUEO A PAGAR
CUENTA N° 10269F1

NOTA A FALLO tado. Exclusión probatoria. Derecho a la intimidad (CGarantías en lo Penal, Bahía Blanca).5
La utilización de nuevas herramientas tecnológicas en la investigación criminal. El drone
Luciana Carrazán y Facundo Maggio....................................................................................5 LOCACIÓN. Rechazo de la demanda por consignación interpuesta por el locatario. Proceden-
cia de los daños derivados de la falta de restitución del inmueble. Buena fe (CNCiv.)............. 11
2 | miércoles 18 DE marzo DE 2020
pago, monto, CUIT del beneficiario, etc.,deben
completarse). Una vez completado el campo
respectivo, se debe confirmar la emisión del
ECHEQ. A partir de ese momento el ECHEQ
ya emitido tiene efectos jurídicos.
El banco donde tiene cuenta corriente el
beneficiario le avisa de que tiene un ECHEQ
(puede, incluso, ser anoticiado por alguno de
los mecanismos de los mercados financieros
en el caso que se haya negociado en el merca-
do). El destinatario del ECHEQ debe aceptarlo
o rechazarlo. Al ECHEQ emitido en su favor
puede depositarlo en cuenta corriente o caja
de ahorro. Solo quienes están bancarizados
pueden recibir un ECHEQ; pero la idea es im-
plementar mecanismos de seguridad para que
lo puedan cobrar por ventanilla.
El destinatario del ECHEQ no solo debe de-
positarlo en su cuenta. También puede endo-
sarlo, negociarlo en el mercado de valores o in-
cluso ponerlo en custodia. El ECHEQ también
puede ser avalado por terceras personas (14).
V. Marco normativo
El ECHEQ tiene vigencia a partir del 1 de
julio de 2019. Pero su posibilidad estaba con-
templada en la Ley de Cheques (15). El art. 2º,
inc. 6º, LCh., dice que el BCRA autorizará el
uso de sistemas electrónicos de reproducción
de firmas o sus sustitutos para el libramiento
de cheques, en la medida que su implemen-
tación, asegure confiabilidad de la operación
de emisión y autenticación en su conjunto, de
acuerdo con la reglamentación que determine.
Ello no solo se acepta para la “emisión del che-
que”, sino también para el endoso (el art. 14,
LCh., dice que el BCRA podrá admitir firmas
en las condiciones establecidas en el punto 6
del art. 2º, para el último endoso previo al de-
pósito). Así también el art. 54, inc. 9º, LCh.
Dichas previsiones son importantes y con-
fieren coherencia al sistema bancario, más
allá de su posible extralimitación en algunos
aspectos (16). Brindan un cauce normativo de
orden nacional y permite la reglamentación de
este tipo de documentos electrónicos. Es claro
que la Ley de Cheques no alude expresamente
a cheques electrónicos, sino a cheques firma-
dos electrónicamente. Pero la alusión a “siste-
mas electrónicos de reproducción de firmas o
sustitutos” es suficientemente abarcativa para
permitir sin mayores inconvenientes la aplica-
ción supletoria del régimen de cheques físicos
(común o de pago diferido) al ECHEQ.
{ NOTAS }
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(*) Abogado. Máster en Derecho Empresario. Doctor
en Derecho y Ciencias Sociales (UNC). Profesor de Dere-
cho Concursal y Cambiario (UNC) y de Derecho Privado
IV (UCC). Profesor de posgrado en diversas universidades
nacionales y extranjeras. Director de la sala de Derecho
Comercial (Colegio de Abogados de Córdoba). Profesor
honorario (Universidad Peruana Los Andes). Premio Ac-
césit (Academia Nacional de Buenos Aires). Investigador
categorizado (Secyt, Categorización 3302, 2017).
(1) KHOUJA, M. - WANG, Y., “The impact of digital
channel distribution on the experience goods industry”,
European Journal of Operational Research, 207, 2010, p. 481.
(2) SAINIO, L. M. - PUUMALAINEN, K., “Evalua-
ting technology disruptiveness in a strategic corporate
context: A case study”, Technological Forecasting & Social
Change, 74, 2007, p. 1315.
(3) MOLINA SANDOVAL, C. A., “La bancarización
de la economía: el cheque como moneda de pago”, ED del
27/06/2001, p. 1.
(4) COMMISSION OF THE EUROPEAN COMMUNI-
TIES, “Europe’s Digital Competitiveness Report. Brussels:
Commission of the European Communities”, 2009, p. 3.
(5) El Código Civil y Comercial contemplaba esta posi-
bilidad y se concretó en el DNU 27/2018, que luego fuera
ratificado ese mismo año por ley 27.444, que, entre otras
cosas, aceptó la creación de los “títulos valores electróni-
cos” (con la condición de que se asegure indubitablemente
la expresión de la voluntad y la integridad del documento).
(6) Profundizamos sobre el tema en: MOLINA SAN-
DOVAL, C. A., “Manual de Cheques”, Ed. Abeledo-Perrot,
Buenos Aires, 2013, p. 23.
Pese a tratarse de un instrumento de orden
nacional (legislación de fondo aplicable a to-
das las provincias) las reglamentaciones no
son inconstitucionales. Son un derivado de la
misma Ley de Cheques que adapta su forma-
to físico, más allá de que debe realizar adapta-
ciones necesarias a tenor de la tecnología, se-
guridad e innovación financiera. Más allá de
su utilidad, este tipo de reglamentaciones no
se incorporó antes al ordenamiento jurídico,
porque no existían condiciones de suficiente
seguridad que garantizaran su adecuada uti-
lización.
La Comunicación A 6578 del BCRA (del
01/10/2018) expresamente estableció la posibi-
lidad de emplear medios electrónicos para el
libramiento, aval, circulación y presentación al
cobro de cheques, alternativo al formato papel.
Esta disposición, de valor general y optativo,
tiene la importancia de regular por primera
vez algunos aspectos importantes del ECHEQ.
Además, el BCRA dictó las Comunicaciones
A 6725, 6726 y 6727 del mismo día (28.06.2019),
que complementan la regulación mediante la
reglamentación de la cuenta corriente, el siste-
ma de pagos y gestión electrónica de cheques
y mecanismos de certificación para ejercer ac-
ciones civiles (juicio ejecutivo).
Pese a que las reglamentaciones adminis-
trativas brindan precisiones sobre el funcio-
namiento del ECHEQ y aspectos puntuales
operativos e incluso adaptan algunas cuestio-
nes normativas del régimen de cheques, han
dejado aspectos sin regular que deben ser
integrados mediante un análisis general de la
normativa cambiaria, pero especialmente del
régimen de cheque. En algún punto lo que se
procura realizar es la interpretación de la di-
námica negocial y circulatoria del ECHEQ a la
luz de su naturaleza jurídica: el cheque como
título valor (17) y la normativa cambiaria (18).
Si bien la mayoría de los bancos han imple-
mentado el ECHEQ, no todos lo han hecho.
Existen ciertas entidades financieras que aún
no lo han dispuesto en sus plataformas digitales.
VI. Principios cambiarios
Pese a ser un documento electrónico, los
principios cambiarios se mantienen vigen-
tes (19) (aun cuando se adaptan al formato di-
gital y a las limitaciones propias de ese contex-
to). Existen ciertos principios que se pueden
analizar, pero bajo un prisma diferente.
(7) ALEGRIA, H., “La desmaterialización de los títulos
valores”, RDCO, 1988, p. 914.
(8) GALGANO, F., “Titoli di Credito”, Zanichelli Edito-
re, Bologna, 2010, 3ª ed., p. 23.
(9) LEON CARVAJAL, R. - GIRALDO, M. C., “Título
Valor Electrónico”, Señal Editora, Medellín, 1999, 1ª ed.,
ps. 50-51.
(10) GÓMEZ LEO, O., “Operatividad de la cuenta corrien-
te bancaria con servicio de cheques”, RDCO, 1996, p. 209.
(11) “La reforma impone la implementación de un siste-
ma de almacenamiento de estos nuevos títulos, que regis-
trará los libramientos y los endosos que se realicen. Esto
resulta de gravitante importancia para la consideración
del cómputo y fijación temporal de cada uno de estos ac-
tos, lo que elimina las incertidumbres sobre el momento de
realización de los actos cambiarios. La ley vigente estable-
ce soluciones en varios casos en los que no se puede deter-
minar la temporalidad de los actos cambiarios, cosa que no
tendría cabida en el nuevo régimen. En tanto el instrumen-
to empleado para generar estos actos consigna automáti-
camente el tiempo en que se concretan” (MICELLI, M. I.
- MOIA, Á. L., “Los cheques electrónicos: recaudos, alter-
nativas y funcionamiento del nuevo ‘ECHEQ’“, LA LEY,
2019-A, p. 939).
(12) El art. 7º de la ley 27.446 y su reglamentación por
el dec. 182/2019 introducen una importante reforma a la
ley 25.506 de Firma Digital, admitiendo una específica
regulación referida a los documentos en soporte electró-
nico con aplicación firma digital o electrónica, generados,
firmados, registrados y archivados a través del sistema
de Gestión Documental Electrónica (GDE), o de otros
sistemas de gestión documental electrónica que utilizan
La evolución del derecho italiano (20) y
la clásica definición de Vivante aluden al tí-
tulo valor como el documento necesario li-
teral y autónomo necesario para ejercer los
derechos en él incorporados (21). Incluso el
art. 1815, Cód. Civ. y Com. al referirse al “con-
cepto” de título valor solo toma algunos carac-
teres, pero no todos. Alude al fenómeno de la
“incorporación” sin diferenciar entre títulos
materiales y digitales.
La incorporación puede referirse al docu-
mento electrónico también (22). El derecho se
halla “incorporado” al documento electrónico
(que ni siquiera tiene respaldo documental)
con alcances similares. Es el mismo documen-
to, pero digital. Desaparecido el documento
electrónico, desaparece el derecho (salvo que
se pueda reconstruir mediante sistemas digi-
tales adecuados). Nadie puede ejercer dere-
chos derivados de dicho título valor electróni-
co, si no cuenta con el acceso a dicho título.
Por ello, aun cuando se cuenten con fotocopias
certificadas de su “registración” en la cuenta (o
dequeelECHEQ)de que fue librado por el titular
de una cuenta, si no existe el documento electró-
nico, no pueden ejercerse los derechos en él in-
corporados (23). El documento electrónico no es
un simple medio de prueba, sino que es el título
valor en toda su extensión. Engasta en la noción
del art. 1815, Cód. Civ. y Com. (los títulos valores
“incorporan” una obligación de una prestación).
Es, igualmente, una noción diferente de “incorpo-
ración” a la que se aceptaba de manera tradicio-
nal y en los títulos cartulares o materiales.
El ECHEQ también cumple con la incondi-
cionalidad (presente también en los demás tí-
tulos valores) y ratifica el no sometimiento del
título a condición (suspensiva o resolutoria),
evitando también que la circulación (o vali-
dez) del título pueda estar atada a elementos
ajenos al propio título.
Teóricamente sería irrevocabilidad (sin en-
trar a tomar partido sobre las clásicas doctri-
nas en torno a la naturaleza del título valor, en
orden a la creación o emisión del título), pero,
pese a que la reglamentación nada dice, algunas
entidades financieras permiten su “revocación”
mientras el ECHEQ no haya sido aceptado por
el beneficiario en su cuenta. Se trata, más bien,
de una cuestión que procura la mejora del siste-
ma, más que una “modificación” del régimen de
cheques. Igualmente, una vez “aceptado” por el
beneficiario, para su revocación deberá lograr-
se “aceptación expresa” del beneficiario.
el sector público nacional, las provincias, el gobierno de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, municipios, pode-
res judiciales, entes públicos no estatales, sociedades del
Estado, entres tripartitos, entes binacionales y BCRA, en
procedimientos administrativos y procesos judiciales, en
que solo para el subsistema del derecho administrativo —y
dentro de estos ecosistemas digitales— admite su eficacia
y validez probatoria por la interoperabilidad de sus regis-
tros, comunicaciones, dictámenes, o archivos).
(13) BRANCIFORTE, F. O., “Las nuevas tecnologías y el
derecho”, LA LEY, 2019-D, 794).
(14) En nuestra opinión no solo puede ser avalado el
cheque de pago diferido sino también el común (MOLI-
NA SANDOVAL, C. A. - JUNYENT BAS, F., “El aval”,
LA LEY, 2008-F, 1302).
(15) Se ha dicho que “parecería que se ha intentado
evitar una actuación discrecional de la autoridad de con-
tralor ante la iniciativa privada —de un cuentacorrentis-
ta o de una institución girada— de reemplazo de firma
autógrafa, permitiendo al ser reglada que pueda recurrir
al control jurisdiccional si no se otorgara la autorización”
(RICHARD, E. H. - ZUNINO, J. O., “Régimen de cheques.
Ley 24.452”, Ed. Astrea, Buenos Aires, 2002, p. 54.
(16) ROMERO, J. I., “Las circulares del Banco Central
de la República Argentina y el derecho cambiario”, LLC,
2003, p. 666.
(17) “Estamos frente una instrumentación más comple-
ja que la referida a otros títulos cambiarios, dada la trama
de disposiciones que regula al cheque, desde distintos ám-
bitos. En el camino de su aplicación habrá de armonizar
no solo las previsiones de la Ley de Cheques, sino también
las distintas reglamentaciones administrativas a fin de
Sin decir necesariamente que el documento es
recepticio (recuérdese que el título valor es unila-
teral y no recepticio), la reglamentación permite
la no aceptación de dicho título (ya que a diferen-
cia del cheque común, que debe ser recibido ma-
terialmente y no impacta necesariamente en una
cuenta, el ECHEQ puede no recibirse voluntaria-
mente, pero impacta en las cuentas bancarias).
La reglamentación señala que el tenedor legi-
timado podrá efectuar la presentación al cobro
de cada ECHEQ a partir de la correspondiente
fecha de pago a través de una orden electróni-
ca de acreditación o cobrarlo por ventanilla. En
su defecto, quedará pendiente hasta la fecha
de vencimiento del plazo previsto en el art. 25,
LCh. (esto es, treinta días). Respecto del plazo,
y siendo un cheque electrónico, se entiende que
está deslocalizado (más allá de la ubicación del
servidor desde donde se opera el home banking),
razón por la cual resulta difícil imaginar un che-
que librado en el extranjero (lo que permite am-
pliar el plazo por treinta días más).
Además, la reglamentación no ha tenido en
cuenta el art. 29, LCh., que dice que si no hu-
biese revocación del cheque, el girado podrá
abonarlo después del vencimiento del plazo,
siempre que no hubiese transcurrido más de
otro lapso igual al plazo (esto es, tiene treinta
días adicionales).
Las nociones vinculadas con la literalidad,
completividad y legitimación se derivan natu-
ralmente de las disposiciones del Código Civil y
Comercial (24)., de la Ley de Cheques y del régi-
men cambiario, razón por la cual se puede afir-
mar que en este punto se respetan los clásicos
principios informados por la jurisprudencia y
la doctrina de manera unánime. La literalidad
y la completividad se derivan de los elementos
del documento electrónico y de los pactos con
la entidad financiera.
La reglamentación impone que el banco
debe asegurar que el ECHEQ sea librado sin
defectos formales y conforme a los mecanis-
mos de seguridad convenidos (por ello, el ban-
co deberá proveer los mecanismos, programas
y aplicaciones que eviten este tipo de defectos
formales o fugas informáticas, siendo respon-
sables por ello). Además, los bancos deben
garantizar el correcto funcionamiento de los
mecanismos de seguridad convenidos para el
libramiento y/o gestión de los ECHEQ y por
los datos de estos, impidiendo su uso por per-
sonas o en condiciones no autorizadas y debe
transmitir al repositorio en forma íntegra los
operativizar una herramienta que en definitiva ha llega-
do para dinamizar y simplificar la circulación del capital.
Estas pautas deben tenerse presentes al interpretar las
normas que fueran dictadas en el seno de una cultura del
soporte papel. Así, la existencia de sistemas informáticos
que permitan la trazabilidad de estos títulos replantea
la dinámica de instituciones tradicionales en la materia,
como ser, el endoso en blanco o las restricciones en su
circulación”. (MICELLI - MOIA, “Los cheques...”, ob. cit.,
p. 939).
(18) MOLINA SANDOVAL, C. A. - JUNYENT BAS, F.,
“Curso de derecho cambiario. Títulos circulatorios. Letra
de cambio, pagaré y cheque”, Ed. Advocatus, Córdoba,
2010, p. 43.
(19) DE EIZAGUIRRE, J. M., “Derecho de los Títulos
Valores”, Ed. Thomson-Civitas, Madrid, 2003, ps. 11 y ss.
(20) Ver la evolución en el derecho italiano en: TRUJI-
LLO CALLE, B., “De los títulos Valores”, Ed. Temis, Bogo-
tá, 1996, t. 1, p. 45.
(21) VIVANTE, C., “Tratado de Derecho Mercantil”,
Ed. Reus, Madrid, 1930, t. III, p. 123; LEGÓN, F., “Letra de
cambio y pagaré”, Ed. Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1989,
p. 8.
(22) BARBIERI, P. C., “Títulos valores electrónicos y
principio de necesidad cambiaria: ante un cambio de para-
digma”, SAIJ del 02/05/2019.
(23) Incluso se ha aludido a la decadencia de los títulos
cambiarios (NISSEN, R. A., “Los títulos de crédito en la
Argentina. Esplendor y decadencia. A propósito de un fa-
llo ejemplar”, ED 251-306).
(24) ALEGRIA, H., “Los títulos valores en el Proyecto
de Código Civil y Comercial de 2012”, RDPC, 2012-3, p. 285.

ECHEQ y todas las novedades relacionadas
con ellos, empleando los procedimientos y me-
dios establecidos al efecto.
En este sentido, la literalidad de relaciona con
el llenado de los campos que el sistema informá-
tico permite para el ECHEQ (fecha de creación,
de pago, monto y destinatario). Todos los de-
más requisitos literales carecen de relevancia.
Los provee el sistema por defecto. La literalidad
ya no se circunscribe a un documento material
sino a un documento digital (y será el sistema el
que permita constatar dicha literalidad y la se-
guridad del sistema para evitar adulteraciones
o modificaciones a las condiciones del título).
La completividad se relaciona con el cum-
plimiento de todos los requisitos de la Ley de
Cheques, aun cuando no tiene relación con el
aspecto interno del cheque (esto es, la relación
entre el cuentacorrentista y el banco). Las
previsiones establecidas en el pacto de cuenta
corriente no son oponibles al beneficiario del
título electrónico (que puede no conocerlas).
VII. Autonomía y abstracción
El art. 1816, Cód. Civ. y Com., establece los
alcances de la autonomía al decir que el por-
tador de buena fe de un título valor, que lo
adquiere conforme con su ley de circulación,
tiene un derecho autónomo y le son inoponi-
bles las defensas personales que pueden existir
contra anteriores portadores. A los efectos de
este artículo, el portador es de mala fe si al ad-
quirir el título procede a sabiendas en perjuicio
del deudor demandado (25).
Esta noción, aun sin una clara determi-
nación de los alcances de la autonomía (y to-
mando partido por la no diferenciación con el
principio de independencia), no hace énfasis
en la desvinculación con la situación jurídica
que tenía el transmitente, pero focaliza en una
de sus consecuencias: la inoponibilidad de las
defensas personales que pueden existir contra
anteriores portadores.
El ECHEQ respeta este principio; y en la
ejecución del cheque electrónico no podrán
oponerse excepciones personales que el libra-
dor tenía contra los anteriores suscriptos del
título. Este documento, aun electrónico, tam-
bién garantiza la circulación independiente y
elude la problemática de la cesión de derechos,
según la cual sí se pueden oponer excepciones
derivadas de relaciones anteriores.
Sin entrar a dilucidar sobre la acepción “doc-
trinaria” del término causa (26), existe consen-
so en que la “causa es el hecho dotado por el
ordenamiento jurídico con virtualidad bastan-
te para establecer entre acreedor y deudor el
vínculo que los liga” (27) (contrato, hecho daño-
so, etc., tal como contrato de locación, daños y
perjuicios, etc.).
En los títulos cambiarios una de las caracterís-
ticas es que son justamente “abstractos” [opera
la desvinculación del documento respecto de
la relación causal (28)]. Los títulos de crédito no
deben indicar la causa y los ECHEQ también son
abstractos. Ello más allá de la posibilidad que es-
tablece la Ley de Cheques para imputar el che-
que (lo que no importa transformar el título en un
{ NOTAS }
(25) BARBIERI, P. C., “Títulos valores en el código civil
y comercial: la revalorización de los principios cambiarios”,
Infojus, 26/11/2014.
(26) “Las disputas en torno a la causa son inagotables
y de ellas podría decirse que ‘no hay temas agotados, sino
hombres agotados con los temas’“, KEMELMAJER de
CARLUCCI, A., comentario al libro de PIZARRO, R. D. -
VALLESPINOS, C. G., Instituciones de derecho privado. Obli-
gaciones, Ed. Hammurabi, Buenos Aires, 1998, t. I, publica-
do en LA LEY, 1999-C, 1253.
(27) LLAMBÍAS, J. J., “Código Civil anotado”, Ed. Abe-
ledo-Perrot, Buenos Aires, 1979, t. II-A, p. 24; GALÍNDEZ,
O. A., “Verificación de créditos”, Ed. Astrea, Buenos Aires,
1997, p. 138.
(28) ESCUTI, I. A. (h.), “Títulos de crédito. Letra de cam-
título causal, sino la instrumentación de un me-
dio probatorio para poder instrumentar el pago).
VIII. Particularidades del cheque electrónico
El ECHEQ, como todo cheque, podrá ser
librado a la vista (cheque común) o por pago
diferido (con los plazos de diferimiento que es-
tipula la propia Ley de Cheques).
No será necesario un registro de firmas oló-
grafas, sino que el banco deberá establecer
un sistema suficientemente seguro (desde el
punto de vista informático) para la emisión de
documentos electrónicos con firmas digitales.
Deberá arbitrar mecanismos de validación
(claves, token, home banking, etc.) que permitan
el libramiento seguro del cheque y fundamen-
talmente la imputación del libramiento de un
instrumento bancario por el titular de la cuen-
ta corriente bancaria. También podrá prever
las personas autorizadas para girar contra la
cuenta y sistemas de validaciones conjuntas
de libramiento de los ECHEQ [no se admitirán
más de tres firmas digitales (29)].
Tampoco hay entrega de “chequeras” fí-
sicas, ni digitales. El banco debe habilitar el
libramiento de los ECHEQ (mediante peti-
ción del titular de la cuenta en la plataforma
digital). A diferencia de las chequeras (en las
que no se establece un monto máximo para
el libramiento de cheques), la autorización del
banco para el libramiento de ECHEQ impone
que el banco informe al librador el importe
total autorizado y el monto disponible. En la
información que el banco provee periódica-
mente debe hacerse saber al cuentacorrentis-
ta de los fondos ya verificados y los ECHEQ
librados que estén pendientes de pago. Dicha
información podría estar disponible también
en home banking.
La posibilidad de libramiento de ECHEQ
con defectos formales se reduce al máxi-
mo (30). No sería posible que se altere alguno
de los elementos que estén predispuestos en
el documento digital (denominación, número
de orden, lugar de creación, etc.). La fecha de
creación no puede ser antedatada. Tampoco
se concibe un cheque de pago diferido librado
a más de trescientos sesenta días. El sistema
informático no lo permite y no admitiría la
adulteración de ciertos elementos fundamen-
tales del cheque. Tampoco sería un defecto
formal la diferencia entre la firma registrada
y la que se consigna en el título, pues se pres-
cinde del sistema de registración de firmas y
se establece un mecanismo de firma digital que
no admite “falsificaciones” o “adulteraciones”.
Estas particularidades mencionadas en
algún punto quitan valor a la “registración”
del cheque de pago diferido. El art. 55, LCh.,
establece que el registro justifica la regula-
ridad formal del cheque, conforme los requi-
sitos expuestos en el art. 54; y agrega que el
registro no genera responsabilidad alguna
para la entidad girada, si el cheque no es pa-
gado a su vencimiento por falta de fondos o
autorización para girar en descubierto. Tam-
poco puede “retenerse” el cheque (porque no
hay documento, más allá de que podrá tener
al ECHEQ en resguardo bloqueando su cir-
culación).
bio, pagaré y cheque”, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1995, p. 17.
(29) Respecto de la pregunta sobre si la exigencia del
BCRA alude a firma electrónica o digital, los autores se-
ñalan que “todo este plexo normativo determina que para
la creación de cualquier título valor electrónico, debamos
contar con un “soporte digital y una firma electrónica o di-
gital”, pero a condición de que “se asegure indubitablemen-
te la exteriorización de la voluntad del librador y la integri-
dad del documento”; los mismos recaudos exigidos hoy por
el BCRA para la creación de echeq” (MICELLI - MOIA,
“Los cheques...”, ob. cit., p. 939).
(30) El punto 1.5.2.16 Com. A 6725 dice que el banco debe
asegurar que el ECHEQ sea librado sin defectos formales y
conforme a los mecanismos de seguridad convenido.
(31) “La Ley de Cheques permite la creación de “cheque
El propio banco girado, desde esta perspec-
tiva, es el que garantiza la regularidad formal
del cheque. Más aún, si la cuenta estuviere
cerrada, el banco no podría habilitar el libra-
miento de ECHEQ.
IX. Cheque nominativo y a la orden
El ECHEQ debe librarse necesariamente a
nombre de una persona determinada. No se
admite el ECHEQ al portador, en blanco o un
ECHEQ sin indicación del beneficiario (31). Inclu-
so es suficiente con que se indique la CUIT (ya
que el sistema lo relaciona automáticamente).
El ECHEQ puede ser a “no a la orden” y los
efectos son los mismos de cualquier título no
a la orden (solo se pueden transmitir median-
te cesión de derechos). Obviamente que, si se
cede un ECHEQ “no a la orden”, la cesión no
necesariamente debe ser mediante documento
digital. No existe ningún inconveniente en ce-
der un ECHEQ mediante una cesión de dere-
chos, en la medida que se notifique al banco. La
reglamentación podrá establecer un mecanis-
mo de cesión de créditos electrónica, en la me-
dida que se logre un nivel similar de seguridad.
El requisito de la firma quedará satisfecho
si se utiliza cualquier método electrónico que
asegure indubitablemente la exteriorización
de la voluntad del librador y la integridad del
instrumento, la confiabilidad de la operación
de emisión y su autenticación en su conjunto,
siempre y cuando el mismo haya sido previa-
mente aceptado por el titular de la cuenta co-
rriente mediante la suscripción de un acuerdo
que establezca que no podrá desconocer las
órdenes cursadas conforme dicho mecanismo
y que las asumirá como propias.
X. Causales de rechazo
Las causales de rechazo de los cheques son
las generales, pero con adaptación al sistema
de emisión y de endoso. Ya se ha aclarado la
“visión general” de los defectos formales, la
que debe tener aplicación. Entre los motivos
que se expresan como causales de rechazos
de cheques, la reglamentación de la cuenta co-
rriente bancaria señala los siguientes:
(i) Falta de firmas adicionales a la o las exis-
tentes, cuando se requiera la firma de más de
una persona (en general, el mismo sistema in-
formático no permite que se libre o endose un
ECHEQ que no cuente con los requisitos).
(ii) Firmante incluido en la “Central de cuen-
tacorrentistas inhabilitados” al momento de la
emisión del cheque (lo cual también tiene un
sentido similar: si el librador se encuentra inhi-
bido, el propio sistema de ECHEQ no permite
la firma electrónica de un cheque electrónico).
(iii) Falta de conformidad en la recepción de
cuadernos de cheques (el sistema de los che-
ques electrónicos no requiere de la entrega
de chequeras; a lo sumo, podrá ocurrir que no
existe la suscripción del convenio que habilite
la emisión de ECHEQ).
(iv) Giro sobre el librador, salvo que se tra-
tara de un cheque girado entre distintos es-
tablecimientos de un mismo librador (lo que
en blanco” (art. 8º); o sea que puede nacer y circular incom-
pleto, teniendo derecho a completarlo su portador legiti-
mado. Nada se menciona en la circular, por lo que podrían
emitirse ECHEQS en blanco a los cuales les falte algún re-
caudo formal, a condición de que se encuentren completos
al momento de su presentación al pago. Pero aquí, entende-
mos, que por razones informáticas y de seguridad los libra-
dores los emitirán completos y así circularán. Nos explica-
mos. La posibilidad de completar su texto es una derivación
del principio de formalidad y de completividad de los títulos
cambiarios. En tanto, el soporte papel permite la inserción
sobreviniente de leyendas que integren el contenido del tí-
tulo, diversa es la situación del título electrónico, donde la
generación de contenido requiere la disposición de claves
que habiliten la inclusión del texto. Esto, por lógica, solo
miércoles 18 DE marzo DE 2020 | 3
tampoco debería permitir el mismo sistema
electrónico).
No podría haber irregularidades en la ca-
dena de endosos (porque el sistema así lo con-
trola y —a diferencia del sistema material—
no permite la ruptura de la línea de endosos;
custodia la correspondencia entre endosantes
y endosatarios). Tampoco excederse en el nú-
mero de endoso (ya que el ECHEQ no tiene un
número máximo, a diferencia del cheque co-
mún que solo admite un endoso y el cheque de
pago diferido que solo son dos).
Ahora bien, puede existir una orden judi-
cial que así lo ordene (medidas cautelares (32),
cierre de cuentas, etc.) o la presentación en
concurso del librador (si el cheque es de causa
o título anterior a la presentación, arts. 16, 1º
párr. y 32, LCQ).
Una causal específicamente del ECHEQ, que
no está presente en los otros cheques, se relacio-
na con la “presentación electrónica”. La Comu-
nicación A 6725 indica como causal de rechazo
en el punto 6.1.3.10 el siguiente: “No contar con
la expresión ‘presentado electrónicamente al
cobro’—en el frente y/o dorso del documento
físico—, únicamente en el caso de cheques pre-
sentados electrónicamente al cobro y cuya ima-
gen haya sido capturada por el cliente”
XI. Denuncia del cheque
En principio no podría haber denuncia de
extravío, sustracción o adulteración (ya que
el formato digital lo impide). La adulteración,
en su caso, podría ser materializada por hac-
kers y debería contar con un procedimiento
serio en este sentido. Lo mismo respecto de las
causas de fuerza mayor al momento de la pre-
sentación del cheque (si ya para los cheques
comunes es difícil, la cuestión se simplifica en
el ECHEQ; igualmente, algún problema de sis-
tema o en el servidor del banco que impida su
presentación podría ser una causa suficiente).
En este punto cabe señalar que cuando el libra-
dor (incluso, el beneficiario, el endosante, o per-
sona habilitada a obrar en su representación) dé
una orden de no pagar de un ECHEQ invocando
su adulteración —incluyendo su emisión apócri-
fa—, se debe aplicar en lo pertinente las disposi-
ciones sobre extravío, sustracción o adulteración.
Pero, adicionalmente y teniendo en cuen-
ta que lo que falla es el sistema y no el título
electrónico en sí mismo, desde el banco debe
“adicionalmente suspenderse la posibilidad
de librar nuevos ECHEQ o endosarlos hasta
dar cumplimiento a la obligación de presen-
tar constancia de haber denunciado el hecho
como delito” ante la fiscalía pertinente. Y por
ello, solo “cuando cuente con dicha constancia,
y habiendo previamente analizado que las cir-
cunstancias del caso no ameritan mantener la
suspensión, podrá la entidad financiera auto-
rizar al cuentacorrentista a librar y/o endosar
nuevos ECHEQ” (punto 7.3.2.3, Com. A 6725).
XII. Transmisión del ECHEQ
Para transferirse, el ECHEQ puede endosarse
como cualquier título valor (33), siempre que no
tenga la cláusula “no a la orden” (34). Si nada dice,
corresponde al librador como usuario del home banking y
con la herramienta de la firma digital (o electrónica, según
el caso) cuya esencia es la reserva de su clave privada” (MI-
CELLI - MOIA, “Los cheques...”, ob. cit., p. 939).
(32) Incluso la medida cautelar podrá ser también elec-
trónica (BIELLI, G. E. - NIZZO, A. L., “Comunicación elec-
trónica de medidas cautelares al registro de la propiedad
inmueble. Una nueva implementación en la búsqueda
de expediente judicial en la Provincia de Buenos Aires”,
LA LEY, 2019-C, 975.
(33) MOLINA SANDOVAL, C. A., “Transferencia de tí-
tulos cambiarios mediante endoso”, JA del 06/05/2009, p. 3.
(34) De manera similar en el derecho colombiano (REN-
GIFO, R., “La Letra de Cambio”, Colección Pequeño Foro,
Bogotá, 1986, 5ª ed., p. 23).
4 | miércoles 18 DE marzo DE 2020
se entiende que es a la orden y puede endosarse
[electrónicamente (35)]. A diferencia de los che-
ques cartulares, no puede endosarse un cheque
“al portador” o sin mencionar “el beneficiario”
(pero sí podría endosarse a favor del librador u
otro obligado cambiario, art. 12, 2º párr., LCh.). In-
cluso con los actuales sistemas bancarios tampo-
co se podría endosar un título si el endosante no
tiene una cuenta bancaria (caja de ahorro o cuen-
ta corriente) sobre la cual se asiente el ECHEQ.
El endoso no podría condicionarse [se tiene
por no escrita la condición (36)]. También es
nulo el endoso parcial (a diferencia de la ce-
sión de derechos que sí puede ser parcial). El
ECHEQ no puede endosarse al girado.
Obviamente que el endoso no puede materia-
lizarse por escrito (y por ello, las reglas sobre
lugares y suscripciones de la firma en el endo-
so no son aplicables). El endoso debe ser orde-
nado por el endosatario una vez que el cheque
se habilita en su cuenta. Una vez endosado el
ECHEQ, el endosante es garante del pago, con
la misma extensión de cualquier cheque.
El art. 1842, Cód. Civ. y Com., sobre legitima-
ción, señala que el portador de un título a la or-
den (léase, beneficiario de un título electrónico)
queda legitimado para el ejercicio del derecho
en él incorporado, por una serie no interrumpi-
da de endosos formalmente válidos, aun cuando
el último sea en blanco.
Pero el acreedor (portador de un cheque re-
chazado) cuenta con una ventaja práctica: puede
identificar de manera concreta (y sin riesgos de
firmas falsificadas o inexistentes) todos los par-
ticipantes de la cadena de endosos. De hecho,
el certificado para ejercer acciones civiles que
debe emitir el banco impone la consignación de
los datos del endosante (nombre o razón social,
identificación tributaria o de identidad, domicilio,
fecha y hora del endoso, tipo de endoso [en pro-
curación, no es garante de pago, sí prohíbe nue-
vos endosos, para su negociación en mercados de
valores y tiene imputación y la entidad gestora
responsable del endoso]), como así también los
datos del avalista (nombre o razón social, firman-
te, carácter, identificación tributaria o de identi-
dad, domicilio, importe avalado, sujeto avalado,
fecha del aval y entidad depositaria del aval).
No existen inconvenientes en que un endo-
sante prohíba nuevos endosos (o inserte la cláu-
sula no a la orden), establezca alguna cláusula
para depositar en cuenta (art. 46, LCh.) un en-
doso “sin garantía” (arts. 1846, Cód. Civ. y Com.)
o incluso establezca un mandato en procuración
(art. 21, LCh.) (37).
XIII. Ejecución del cheque electrónico
El beneficiario (portador legitimado) de un
ECHEQ tiene derecho a ejercer los derechos
incorporados en el título electrónico. No se
modifican las condiciones de ejecución res-
pecto de un cheque cartular (común o de pago
diferido), más allá de las diferencias deriva-
das (38) de la implementación de un sistema
electrónico de los ECHEQ.
El tenedor legitimado de un ECHEQ recha-
zado podrá requerir el correspondiente cer-
tificado en la entidad financiera depositaria
o girada —según corresponda—, que deberá
{ NOTAS }
(35) El punto 3.5.2 Com. A 6725 dice que los ECHEQ
podrán ser endosados y/o avalados en forma electrónica,
siempre y cuando se utilicen para ello mecanismos que
cumplimenten lo requerido en el párrafo precedente.
(36) El punto 5.1.4 Com. A 6725 dice: El endoso deberá ser
puro y simple y contendrá la firma del endosante o será efec-
tuado en los ECHEQ conforme a los medios establecidos para
ello, precisando sus nombres y apellidos completos y documen-
to de identidad y, en su caso, denominación de la persona jurí-
dica que represente y el carácter invocado.
(37) Art. 21, LCh. - Cuando el endoso contuviese la men-
ción “valor al cobro”, “en procuración” o cualquier otra
que implique un mandato, el portador podrá ejercitar to-
dos los derechos que deriven del cheque, pero no podrá
emitirlo conforme a lo establecido en la regla-
mentación (punto 3.5.5. Com. A 6725). A tales
efectos, el banco deberá “imprimir los certifica-
dos para acciones civiles de ECHEQ rechazados
y entregarlos al tenedor legitimado o su repre-
sentante debidamente acreditado, a su requeri-
miento, guardando la constancia de entrega y,
en su caso, de la personería del receptor” (punto
1.5.2.19 Com. A 6725).
Por ello, si por cualquier motivo un ECHEQ
no fuese pagado, total o parcialmente, la entidad
financiera depositaria deberá emitir, ante el re-
querimiento del beneficiario, la “Certificación
para ejercer Acciones Civiles” establecida en el
art. 61, LCh. En el caso de cobro por ventanilla,
la entidad girada será la responsable de dicha
función.
El art. 61, LCh., que resulta plenamente apli-
cable, señala que las acciones judiciales del por-
tador contra el librador, endosantes y avalistas
prescriben al año, contado desde la expiración
del plazo para la presentación. En el caso de
cheques de pago diferido, el plazo se contará
desde la fecha del rechazo por el girado, sea a la
registración o al pago. Las acciones judiciales de
los diversos obligados al pago de un cheque en-
tre sí prescriben al año, contado desde el día en
que el obligado hubiese reembolsado el importe
del cheque o desde el día en que hubiese sido no-
tificado de la demanda judicial por el cobro del
cheque. La interrupción de la prescripción solo
tiene efecto contra aquel respecto de quien se
realizó el acto interruptivo.
El art. 62, LCh., agrega que en caso de recha-
zo del cheque por falta de provisión de fondos
o autorización para girar en descubierto o por
defectos formales, el girado lo comunicará al
BCRA, al librador y al tenedor con indicación
de fecha y número de la comunicación, todo
conforme lo indique la reglamentación. Se in-
formará al tenedor la fecha y número de la co-
municación.
La regulación del ECHEQ ha establecido un
nuevo título ejecutivo (CAC, o “Certificación
para ejercer Acciones Civiles”) que habilita al
legitimado a iniciar las mismas acciones que
cualquier portador de un cheque emitido mate-
rialmente.
Caben aquí discusiones similares a las plantea-
das respecto a la “validez ejecutiva” de una cer-
tificación bancaria a esos efectos (art. 63, LCh.).
Más allá de las precisiones técnicas y las cuestio-
nes procesales, existe suficiente consenso en que
la certificación del banco (en el caso del art. 63,
LCh., por retención del cheque por el banco y re-
misión a la fiscalía interviniente) tiene fuerza ju-
rídica suficiente a esos efectos. En el caso, si bien
no existe una denuncia, tampoco hay documento
material (y por ello, el banco deberá establecer el
reflejo de lo existente en el sistema).
No será suficiente una fotocopia (aun certifi-
cada) de que el cheque fue rechazado (v.gr., un
print de pantalla de la página de home banking).
Debe ser una certificación expedida por la enti-
dad financiera con condiciones formales estable-
cidas por la autoridad de contralor. En el caso
del expediente digital (39) [y no solo el que tiene
respaldo digital, sino el expediente totalmente
digital (40)] podría importar un contrasentido:
ya que se impondría la “materialización” de un
endosarlo sino a título de procuración. Los obligados no
podrán, en este caso, invocar contra el portador sino las
excepciones oponibles al endosante. El mandato contenido
en un endoso en procuración no se extingue por la muerte
del mandante o su incapacidad sobreviniente.
(38) Ver, con provecho, VILLEGAS, C. G., “Valores no
cartulares y su ejecución. Títulos escriturales o represen-
tados mediante anotaciones en cuenta o certificados glo-
bales”, LA LEY, 2004-A, 905.
(39) MOLINA QUIROGA, E., “Ley de Expedientes Digi-
tales y Notificaciones Electrónicas”, LA LEY, 2011-C, 1224.
(40) ARBIZU, A. M., “Procesos digitalizados”, LLBA
2017 (abril), p. 6, quien dice que “la consulta de los procesos
se realiza —ahora— en su totalidad en la Mesa de Entra-
documento electrónico, para “digitalizarlo” nue-
vamente (pero en una compulsa material que
representa —a la vez— un documento verdade-
ramente digital). Eventualmente, y según el gra-
do de evolución del sistema (41), los sistemas se
podrán interrelacionar para que el documento
ejecutado sea efectivamente un documento elec-
trónico (y no una certificación bancaria material
de un documento electrónico).
La Com. A 6272 señala que la expedición
de esta certificación bloqueará el registro del
ECHEQ en el sistema de almacenamiento de
cheques generados por medios electrónicos.
Esta certificación será “en soporte papel”, sin
medidas de seguridad especiales y deberá estar
firmada (materialmente y no con firma electró-
nica) por dos funcionarios autorizados de la en-
tidad financiera al pie del documento, con todas
sus fojas inicializadas.
A fin de poder consultar la concordancia de
lo que surge en el título ejecutivo (CAC) con los
datos del sistema de almacenamiento de cheques
por parte de los funcionarios judiciales, endosan-
tes, avalistas o terceros, que hayan accedido al
documento, cada título CAC contará con un “Có-
digo de visualización” para verificar la informa-
ción a través de una página de Internet (lo que
podrá ser consultado por el juzgado intervinien-
te). Esta página web, para la consulta centraliza-
da de la CAC a través de su código de visualiza-
ción, será implementada por la Cámara Electró-
nica de Compensación de Bajo Valor (que es la
institución encargada de operar y administrar el
sistema de almacenamiento de los ECHEQ).
La CAC, además de incluir una referencia
a dicho sitio web de consulta centralizada me-
diante su código de visualización, deberá incluir
el siguiente texto: “Certificación Para Ejercer
Acciones Civiles Número [Número Único Re-
gistrado en el Sistema de Almacenamiento
de ECHEQ]. El presente certificado se emite,
conforme lo previsto en el art. 61 de la Ley de
Cheques (ley 24.452 y sus modificatorias) y la
reglamentación dictada por el Banco Central de
la República Argentina, para que el beneficia-
rio del cheque librado por medios electrónicos
(ECHEQ) y rechazado, cuyos datos se detallan,
pueda iniciar las acciones ejecutivas u otras que
puedan corresponder ante los tribunales, con-
forme las leyes de la República Argentina. Allí
mismo se expone la información disponible en el
sistema de almacenamiento de cheques genera-
dos por medios electrónicos a la fecha y hora de
su emisión. Los datos de la presente certificación
podrán ser cotejados con los datos del sistema
de almacenamiento de cheques generados por
medios electrónicos ingresando a: [URL página
de Internet de consulta centralizada para todo
el sistema financiero] utilizando el siguiente Có-
digo de Visualización: [Código de Visualización
asignado por el Sistema de Almacenamiento de
ECHEQ] [Continúan los datos del ECHEQ re-
chazado y su tenedor legitimado]”.
Además, dicha certificación deberá contener
todos los datos necesarios para identificación
del ECHEQ, banco, responsables y partes in-
tervinientes. Entre otras, ellos son: número de
CAC, Código de visualización, fecha y hora de
emisión, tipo de cheque, entidad financiera gi-
rada y número de sucursal, domicilio de pago,
lugar, fecha y hora de creación, fecha de exigi-
das Virtual, pudiendo visualizar tanto los proveídos como
las presentaciones electrónicas con su documentación
acompañada, excepto los títulos ejecutivos”.
(41) “Esta estructura de crear documentos electrónicos
administrativos firmados, que puede no siempre ser suscepti-
ble de la debida verificación de la firma digital con certificados
otorgados por Autoridades de Registro de los certificadores
licenciados, impediría considerarlos como firma jurídica y no
serían instrumentos administrativo firmados; pero tal verifi-
cación se suple en la modificación legal por los múltiples re-
gistros y remisiones dentro del ecosistema de gestión docu-
mental, producto de la interoperabilidad de todos esos datos,
reflejados en las comunicaciones electrónicas creadas en ese
sistema, visualizados en e-registros de sus portales o páginas
bilidad, beneficiario original, moneda, importe
a pagar, número de cuenta corriente, denomi-
nación de fantasía de la cuenta, cláusulas pre-
vistas (cruzado especial, cruzado general, para
acreditar en cuenta, cláusula no negociable, no
a la orden, cheque certificado, negociación en
Mercados de Valores, imputación, etc.), titular
de la cuenta (nombre o razón social, identifica-
ción tributaria o de identidad y domicilio), datos
del firmante electrónico, endosante, avalista, fe-
cha y hora de presentación al cobro, entidad fi-
nanciera de presentación al cobro, tenedor que
presenta al cobro e identificación tributaria o de
identidad, fecha del rechazo (en su caso, recha-
zo parcial y saldo impago), motivos del rechazo,
banco que suscribe el rechazo, pagador, fecha y
hora del pago, motivo del pago y especialmente
“datos de los dos funcionares firmantes de la en-
tidad financiera emisora”.
El formato y los atributos de visibilidad de los
distintos datos a mostrar en la certificación (CAC)
serán actualizados, como así también las versio-
nes de consulta de la CAC a través de Internet, y
deberán corresponderse visualmente con su ver-
sión impresa. También podrá incluirse un docu-
mento que acompañe a la CAC con instrucciones
al portador a los fines de su educación financiera.
La competencia será la del lugar de pago (o
domicilio del deudor) a elección del acreedor.
Si el ECHEQ librado fuera de pago diferido y
este se registrara, el art. 60, LCh., admite que
la ejecución por cualquier causa de un cheque
de pago diferido presentado a registro podrá
tramitar en la jurisdicción correspondiente a la
entidad depositaria o girada, indistintamente.
En caso de que se operen ECHEQ desde el
exterior, la ley aplicable a estos casos será la ley
del banco girado (art. 3º, LCh.).
A los efectos concursales (42), también será
necesario acompañar la constancia de rechazo
(CAC) del ECHEQ para la verificación. La acre-
ditación de la causa deberá regirse por las pau-
tas generales y, por supuesto, por las pautas de
los valores electrónicos (43).
Cita on line: AR/DOC/642/2020
L MÁS INFORMACIÓN
Micelli, María Indiana - Moia, Ángel L., “Los
cheques electrónicos: recaudos, alternativas y funcio-
namiento del nuevo ‘echeq’”, LA LEY, 2019-A, 939;
Enfoques 2019 (mayo), 93; AR/DOC/442/2019
Micelli, María Indiana - Moia, Ángel L., “La veri-
ficación de los nuevos títulos valores electrónicos. Pro-
blemáticas a resolver en materia concursal”, LA LEY
13/12/2018, 1; AR/DOC/2431/2018
Mora, Santiago J., “Letras de cambio, pagarés y
cheques no cartulares, electrónicos o digitales. Una
actualización sobre su situación en la Argentina”, RC-
CyC 2018 (agosto), 82; AR/DOC/1340/2018
L LIBRO RECOMENDADO
Títulos Valores y Títulos Cambiarios
Autor: Gómez Leo, Osvaldo R.
Editorial: Abeledo Perrot, 2018, Buenos Aires
web, consultas en plataforma, o estar a disposición en domici-
lios electrónicos de los destinatarios del servicio administrati-
vo o judicial peticionado” (LAMBER, N. D., “Reconocimiento
automático de validez y eficacia del documento electrónico
por la interoperabilidad en los sistemas de gestión documen-
tal de los poderes del Estado”, ADLA 2020-1, 19).
(42) MOLINA SANDOVAL, C. A., “Títulos de crédito:
la insinuación en el pasivo concursal y la prueba de la cau-
sa”, Cuaderno del Departamento de Derecho Comercial y de la
Navegación de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la
Universidad Nacional de Córdoba, 2, 1999, p. 129.
(43) MICELLI, M. I. - MOIA, Á. L., “La verificación de
los títulos valores electrónicos. Problemáticas a resolver
en materia concursal”, LA LEY, 2018-F, 949.

NOTA A FALLO
Uso de tecnología en
la investigación de
delitos
Utilización de un drone para visualizar
plantas de cannabis sativa en el patio de
una vivienda. Gran cercanía al objeto cap-
tado. Exclusión probatoria. Derecho a la
intimidad.
1. - La intromisión de un drone que permitió to-
mar fotografías con una gran cercanía al
objeto captado, en el caso, plantas de can-
nabis sativa que estarían ubicadas en el pa-
tio de una vivienda, requiere algo más que
la difusa testimonial del personal policial
que inicia las actuaciones, razón por la cual
debe confirmarse la exclusión probatoria
decidida en la instancia de grado.
La utilización de nuevas Vehículos aéreos no
herramientas tecnológicas tripulados como instrumento
en la investigación criminal tecnológico aplicado
El drone a la investigación penal
Luciana Carrazán (*) y Facundo Maggio (**)
SUMARIO: I. Introducción. Las tecnologías aplicadas al delito.— II. La utilización de vehículos
aéreos no tripulados: el drone.— III. El caso.— IV. Las cuestiones fácticas comprometidas en el
caso.— V. La autorización judicial previa para la implementación de nuevas herramientas de in-
vestigación.— VI. Conclusiones. Necesidad de reforma.
I. Introducción. Las tecnologías aplicadas al de-
lito
La utilización de nuevas tecnologías en las
investigaciones criminales es una realidad
que no puede pasar desadvertida por ningún
operador judicial y debe ser tratada tanto
desde su enfoque normativo como doctrina-
rio y jurisprudencial.
En ese sentido, cabe resaltar que aquellas
herramientas son principalmente utilizadas
por las organizaciones criminales para la co-
misión de diferentes tipos de maniobras de-
lictivas, asegurando la eficacia y la clandesti-
nidad de ellas, lo que demuestra la necesidad
de que los órganos encargados de investigar
y sancionar tales conductas cuenten, al me-
nos, con las mismas herramientas técnicas
para su erradicación.
A partir de tal panorama, advertimos como
primer problema que las normas procesales
avanzan mucho más lento que la tecnología.
Así, los órganos judiciales debemos realizar
esforzadas maniobras interpretativas para
aplicar tales herramientas en la investiga-
ción con normas procesales que, en general,
no prevén tales mecanismos.
{ NOTAS }
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(*) Abogada (U.N.T.- Orientación Judicial y Resolu-
ción de Conflictos). Ayudante de Relatoría en el Juzgado
Penal de Instrucción del Poder Judicial Tucumán. Asis-
tente Coordinadora General de Instrucción Oficina de
Gestión de Audiencias (O.G.A.) Tucumán (capital).
2. - Atento a las posibilidades de intromisiones
ilegítimas en la privacidad de los ciudada-
nos que puede derivarse del uso de nue-
vas tecnologías —en el caso, de un drone
que habría permitido fotografiar plantas
de cannabis sativa en el patio de una vivien-
da—, resulta importante recomendar un
uso especialmente prudente y cuidadoso
de esos elementos como medios de inves-
tigación, procurando una activa participa-
ción de los órganos judiciales y jurisdiccio-
nales en la efectivización de las diligencias,
a fin de garantizar una efectiva tutela de
los derechos constitucionales.
122.478 — CGarantías en lo Penal, Bahía
Blanca, sala I, 06/11/2019. - NN s/ estu-
pefacientes —siembra o cultivo— art. 5,
ley 23.737.
[Cita on line: AR/JUR/42729/2019]
Al solo efecto de evidenciar la incidencia
de la tecnología en el campo delictual, basta
con mencionar los delitos de daño y fraude
informático, publicaciones ilegales de co-
municaciones electrónicas, delitos contra
la propiedad intelectual, supresión de iden-
tidad, sexting, stalking, grooming o phishing,
pornografía infantil, etc., todos delitos que
generalmente pueden estar conectados con
delitos transnacionales, como el narcotráfi-
co, la trata de personas, el lavado de dinero y
tipos penales asociados.
A su vez, no solo existen diferentes accio-
nes delictivas, sino herramientas tecnológi-
cas que son utilizadas a esos fines, como los
hackers, herramientas como inhibidores de
frecuencias y alarmas, utilización de vehícu-
los aéreos no tripulados, utilización de spam
y correos electrónicos no deseados, utiliza-
ción ilegítima de redes públicas, utilización
de proxy, etc., como razonablemente se pue-
de concluir, tanto los tipos penales como las
herramientas mencionadas deben tener una
clara recepción normativa en nuestras nor-
CONTINÚA EN PÁGINA 6
(**) Abogado por la Universidad Nacional Buenos Aires
(Orientación Penal). Especialista en Derecho Penal por la
Universidad Nacional del Litoral. Máster en Derecho Pe-
nal Internacional por la Universidad de Granada - España.
Docente en la Universidad Nacional de Tucumán. Juez Pe-
nal de Instrucción, Poder Judicial de Tucumán.
2ª Instancia. — Bahía Blanca, 6 de no-
viembre de 2019.
Cuestiones
1ª ¿Es justa la resolución apelada?
2ª ¿Qué pronunciamiento corresponde dic-
tar?
A la primera cuestión el doctor Barbieri
dice:a fs. 14/18 interpone recurso de apela-
ción el Sr. Agente Fiscal a cargo de la Uni-
dad Funcional de Instrucción y Juicio Nº 19
Departamental —Dr. Mauricio del Cero—,
contra la decisión dictada por la Sra. Jue-
za a cargo del Juzgado de Garantías Nº 3
Departamental —Dra. Susana Calcinelli—,
por la que dispuso la exclusión probatoria
de la declaración testimonial de fs. 2 y vta.,
y de las placas fotográficas de fs. 3/4, y —en
consecuencia— denegó el allanamiento re-
Lisandro Damonte (*)
SUMARIO: I. Perspectiva inicial.— II. La jurisprudencia.— III. Reseña de la normativa y dogmática
jurídico-penal planteada por el caso.— IV. Problemáticas y derivaciones jurídicas del caso anali-
zado.— V. Corolario.
I. Perspectiva inicial
Los avances tecnológicos aplicados a la vida
social han ido ganando terreno en aquellos ám-
bitos para los cuales no hubieran sido inicial-
mente concebidos, alcanzando nuevas aplica-
ciones o utilidades, muchas veces impensadas.
Este panorama resulta, en innumerables
ocasiones, de incidencia directa para el dere-
cho en varias de sus ramas y difícilmente es-
capa al aspecto punitivo de la ciencia jurídica.
Es así que siempre surge la necesidad de
que el derecho avance sobre estos instrumen-
tos tecnológicos para legitimar, reglamentar y,
tantas otras veces, limitar su uso hacia formas
adecuadas.
Esta realidad actual y tangible alcanza a los
vehículos aéreos no tripulados, comúnmente
conocidos como “drones”, artefactos tecno-
lógicos que —con más cotidianeidad— se en-
cuentran siendo utilizados ya no solamente
con fines recreativos o científicos, sino más
bien como instrumentos de inteligencia o in-
vestigación de delitos, y aun para su perpetra-
ción.
Esta arista pragmática de su aplicación,
exorbitada por su inicial utilización, requie-
{ NOTAS }
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(*) Abogado de la Universidad Nacional de La Plata;
especialista en Derecho Penal de la Universidad Aus-
tral; agente fiscal titular de la Unidad Funcional de Ins-
miércoles 18 DE marzo DE 2020 | 5
querido, por no contarse con elementos de
convicción suficientes que justifiquen la in-
tromisión.
Expresa que la decisión le provoca un gra-
vamen de imposible reparación ulterior, dado
que la consecuencia de la decisión conllevará
“...cerrar definitiva e irrevocablemente toda po-
sibilidad de continuar la pesquisa...”, y que por
ello resulta admisible. Sostiene que el perso-
nal policial ha actuado acorde a su obligación
y que no se han vulnerado ilegítimamente
los derechos de potenciales investigados;
cuestionando la jurisprudencia invocada por
la Sra. Jueza de Grado, por considerar que
los casos citados, no abarcan una actividad
como la realizada en esta investigación por el
personal policial.
Destaca, sobre los aspectos fácticos de la
causa, que “...ni el personal policial, ni el dron
ingresaron al domicilio investigado...” y que
re —por supuesto— de estipulaciones lega-
les bajo las cuales, cuando este artefacto sea
implementado por fuerzas del Estado, se im-
pongan reglas claras que —por cierto— se
adecuen a los estándares constitucionales de
nuestro Estado de Derecho.
Allí es donde encontramos un vacío norma-
tivo que debemos rellenar —o bien—, bajo la
órbita de los principios constitucionales en
juego, o aun, a través de creaciones jurispru-
denciales que se erigen desde la armonización
de los principios procesales rectores en la ma-
teria penal para casos análogos y —siempre
así—, con la creación pretoriana que nuevos
organismos judiciales dibujan, con colabora-
ción de la lógica jurídica y, sobre todo, del de-
recho comparado.
Esta es una realidad que cada vez más en-
cuentra aplicación en el ámbito material del
Derecho Penal y particularmente en el vasto
campo de la investigación de los delitos, aspec-
to de la ley penal y procesal penal que siempre
resguarda los aspectos más artesanales —aún
a veces rudimentarios—, por los titulares de la
acción pública o, por las fuerzas de seguridad
que intervienen en las pesquisas.
CONTINÚA EN PÁGINA 7
trucción y Juicio Nº 1 de Cañuelas del Dpto. Judicial de
La Plata; docente adjunto de la materia Derecho Proce-
sal Penal y Práctica Procesal Penal, perteneciente a la
Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales.
6 | miércoles 18 DE marzo DE 2020
“...el levantamiento de un dron en forma vertical
no resulta violación de domicilio...”.
Afirma que la Jueza ha realizado, por ello,
una interpretación extensiva de un derecho
“que todos conocemos” a situaciones que no
lo afectan, basándose en afirmaciones dog-
máticas, no coherentes con la realidad del
caso. Solicita revocación.
Analizados los agravios y el contenido de la
resolución impugnada, propondré al acuerdo
declarar admisible e improcedente al remedio
interpuesto.
En lo referente a la admisibilidad, destaco
que en la ley 11.922 (arts. 219, 421 y ccdts.)
no se encuentra prevista expresamente la
recurribilidad —directa— por apelación
del auto que declara una exclusión proba-
toria y rechaza un pedido de allanamiento.
Sin embargo, ello no conlleva per se la im-
posibilidad de impugnación si, tal como lo
prevé el art. 439 del CPP., se alega y acredi-
ta la provocación de gravamen irreparable,
VIENE DE PÁGINA 5
mas, a los fines de evitar planteos como el
que conforma el objeto del presente trabajo.
II. La utilización de vehículos aéreos no tripula-
dos: el drone
Las agencias de investigación y las fuerzas
de seguridad comenzaron a adoptar nuevas
herramientas tecnológicas para la investiga-
ción penal. En el caso objeto de este ensayo ob-
servamos cómo la utilización de un drone para
obtener imágenes fotográficas no fue aceptada
como prueba válida por considerar su modo de
uso violatorio del debido proceso legal.
Concretamente, se determinó que las imá-
genes obtenidas sin orden judicial a través de
un vehículo aéreo no tripulado (VANT) no
pueden ser aceptadas como medio de prue-
ba en un proceso penal, por haber receptado
imágenes con proyección hacia un domicilio
particular, configurando, a criterio del tribu-
nal, una violación al derecho a la intimidad de
sus moradores.
III. El caso
Como adelantamos, el presente caso llega
a conocimiento de la Cámara de Apelación y
Garantías en lo Penal —sala I— del Depar-
tamento Judicial de Bahía Blanca, provincia
de Buenos Aires, en virtud de la apelación
formulada por el agente fiscal a cargo de la
Unidad Funcional de Instrucción y Juicio, en
relación con la exclusión probatoria dispues-
ta sobre una declaración testimonial policial
y de las placas fotográficas obtenidas por un
drone, mediante las cuales se podía observar
en el patio de un domicilio particular plantas
similares a las de la especie Cannabis sativa,
habiéndose en consecuencia denegado el alla-
namiento requerido por el fiscal, al no contar
con elementos de convicción suficientes que
justificaran la intromisión en la morada.
La jueza a cargo del juzgado de garantías,
en consecuencia, denegó el allanamiento re-
querido por el fiscal, al no contar este con ele-
mentos de convicción suficientes que justifi-
quen la intromisión en la morada. Sostuvo la
jueza que los medios de convicción ofrecidos
afectaban los derechos constitucionales a la
{ NOTAS }
(1) www.anac.gov.ar.
(2) AR/LEGI/5VG6
(3) AR/LEGI/8Z3J
(4) Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y
con la pervivencia de la resolución impug-
nada.
Respecto de lo que debe entenderse por
gravamen irreparable, Chiara Díaz ha di-
cho que: “...este es, un perjuicio, menoscabo
o agravio en expectativas, derechos o preten-
siones de los sujetos actuantes que no puedan
tener remedio en el curso del mismo trámite o
procedimiento o en una fase ulterior del proce-
so, constituyendo una vez de ello, una circuns-
tancia que de no ser removida consolidar una
determinada situación en detrimento de quien
la sufre sobre su interés o posición...” (Código
Procesal Penal de Bs. As., Comentado, va-
rios autores, Pág. 395, Ed. Rubinzal Culzo-
ni, 1era. Edición).
Para determinar entonces la admisibilidad
del remedio interpuesto, debemos analizar
la existencia de ese gravamen irreparable o
de tardía reparación ulterior, en el sentido
que lo ha definido nuestro Máximo Tribu-
nal Nacional (CSJN fallos 280:297; 310:1835;
311:358; 314:791 entre otros) y el Tribunal de
privacidad y la intimidad, por “invadir un es-
pacio privado sobre el que cualquier injeren-
cia solo puede ser decidida con intervención
de los órganos judiciales y jurisdiccionales”.
Al momento de su tratamiento en apela-
ción, los jueces de Cámara adhirieron a la
solución propuesta por la jueza de primera
instancia. Para llegar a tal conclusión con-
sideraron, en primer lugar, que la afirma-
ción realizada por el apelante respecto de
que el levantamiento de un drone en forma
vertical no resultaba violatorio de ninguna
garantía no se adecuaba a la realidad de
los hechos, pues en definitiva la fotografía
cuestionada había sido tomada desde un
ángulo lateral horizontal y con una gran
cercanía al objeto que captó, lo que indica-
ba que el uso del equipo tecnológico utiliza-
do no se limitó solo a aquel ascenso vertical
exterior.
A partir de tal circunstancia, consideraron
que la intromisión del drone requería “algo
más” que la difusa testimonial del personal
policial que lo utilizó y que en definitiva dio
inicio a las investigaciones.
En este marco advirtieron que las posi-
bles intromisiones ilegítimas en la privaci-
dad de los ciudadanos que puede derivarse
del uso de nuevas tecnologías deben rea-
lizarse recomendando el máximo de pru-
dencia y cuidado de los elementos como
medios de investigación, procurando la in-
tervención de los órganos judiciales y juris-
diccionales para la efectivización de tales
diligencias.
IV. Las cuestiones fácticas comprometidas en
el caso
En un primer análisis, podemos adver-
tir que, independientemente de la solución
concreta del caso analizado, debe tenerse
en cuenta, en cada caso concreto, si existen
otros elementos fácticos que puedan anali-
zarse para determinar la admisibilidad o no
de nuevas herramientas tecnológicas en las
investigaciones penales.
Consideramos, además, que uno de los
puntos de análisis en los que debió haber-
se centrado el fallo es en el hecho de que la
prueba cuestionada fue obtenida mediante la
el Delito (UNODC). https://www.unodc.org/documents/
treaties/UNTOC/Publications/TOC%20Convention/TO-
Cebook-s.pdf.
Casación Provincial (Sala I causas 16.353 del
12/10/2004 y 18.508 del 03/05/2005).
En este caso, la exclusión de la prueba y la
imposibilidad de que esa evidencia se utilizada y
valorada en curso del proceso, pone de relieve la
existencia del gravamen irreparable que justifi-
ca la admisibilidad de la impugnación.
Ahora bien, ingresado al fondo de los agra-
vios expuestos, como anticipé, propondré el
rechazo del recurso; ello por considerar que
la crítica del apelante se centra en una apre-
ciación probatoria que no se ajusta a lo que
surge de una razonable apreciación de los
elementos obrantes en autos, no haciéndose
cargo de las circunstancias fácticas que ha va-
lorado la Jueza.
Como puede leerse a fs. 12, la Magistrada
sostuvo, a partir de una valoración de los ele-
mentos obrantes en la causa, que los medios
de convicción ofrecidos han afectado los dere-
chos constitucionales a la privacidad e intimi-
dad, por “...invadir un espacio privado sobre el
observación realizada sobre aquello que los
propios moradores han permitido ver a tra-
vés de una red color naranja, ya que fue solo
a través de aquella red que se observó las
plantas similares a las de la especie Canna-
bis sativa, no suponiendo, a nuestro criterio,
vulneración del derecho a la intimidad de los
moradores en cuanto estos no establecieron
obstáculo alguno que impidiese la visión de
dichas plantas.
Cabe destacarse igualmente que las imá-
genes cuestionadas, obtenidas por medio del
drone, pudieron igualmente ser captadas, por
ejemplo, por imágenes satelitales, por tanto,
la obtención de dichas imágenes fotográficas
no evidenciaría vulneración alguna a las ga-
rantías constitucionales en debate. Reitera-
mos que cobra relevancia que solo se captu-
ran imágenes sobre las cuales los moradores
no han opuesto ningún tipo de resguardo a
tal fin.
Desde otro ámbito, no tratado por el fallo,
debemos especificar que la utilización del
drone se encuentra específicamente regulada
por la Administración Nacional de Aviación
Civil [ANAC (1)], que es la autoridad aeronáu-
tica de la Argentina y como tal se encarga
de aplicar el Reglamento Provisional de los
Vehículos Aéreos no Tripulados (527/2015),
así como el Régimen de Faltas Aeronáuticas
previsto en el dec. 2352/1983 (2) a quienes in-
frinjan la normativa en la materia.
Entre los requisitos para volar un drone en
la República Argentina, la ANAC establece
que cualquier vehículo aéreo no tripulado
debe encontrarse a no menos de 30 metros
de distancia en relación con personas o cosas
ajenas a la operación, no más de 122 metros
de altura y a partir de 10 metros en la verti-
cal, en caso de que se quiera operar en zonas
limitadas, el piloto tiene que hacer un pedido
especial ante la ANAC.
Sobre este último punto, debería ana-
lizarse si las agencias de seguridad están
exentas de tales habilitaciones, y en su
defecto, en caso de existir una infracción
administrativa, de qué modo influye tal
irregularidad en la prueba obtenida, a fin
de que la misma sea aportada válidamente
al proceso penal. Sobre este último pun-
to, consideramos que no habría mayores
reparos en validar la prueba obtenida, sin
perjuicio de las sanciones administrativas
que pudieran corresponder por tal infrac-
ción de índole no penal. En cualquier caso,
la regulación específica del uso por parte
de agencias de seguridad pareciera ser el
camino más adecuado para resolver este
último conflicto.
que cualquier injerencia solo puede ser decidida
con intervención de los órganos judiciales y juris-
diccionales...”.
Por su parte, el Sr. Agente Fiscal ha delimi-
tado el marco de su desacuerdo con la decisión
de la Jueza, afirmando que la supuesta vul-
neración de la inviolabilidad del domicilio
resulta desacertada porque “...el levantamien-
to de un dron en forma vertical no resulta una
violación de domicilio...” y que “...ni el personal
policial, ni el dron ingresaron en el domicilio in-
vestigado...”. Destaca, en ese orden de ideas,
lo declarado por el personal policial a fs. 2 vta.,
donde se expuso que el dron “...se alzó sobre la
esquina del inmueble pudiendo divisar que el pa-
tio del domicilio de esta persona hay una cons-
trucción de chapas y ladrillo, la cual tiene como
techo una red color naranja, a través de la cual
se puede observar plantas similares a las de la
especie cannabis sativa...”.
Así, la posición del Agente Fiscal no sos-
tiene que el ingreso de un dron en el patio
de la sospechada —sin orden judicial— no
Como punto de inflexión en la materia, y
en relación con la investigación, prevención
y lucha de los delitos complejos encontra-
mos la ley 27.319 (3). Dicha ley en su art. 2º
prevé que las técnicas especiales de inves-
tigación por ella establecidas, serán proce-
dentes en los siguientes casos: “a) Delitos
de producción, tráfico, transporte, siembra,
almacenamiento y comercialización de estu-
pefacientes, precursores químicos o mate-
rias primas para su producción o fabricación
previstos en la ley 23.737 o la que en el futuro
la reemplace, y la organización y financiación
de dichos delitos”. Las técnicas especiales
de investigación a las que alude son agente
encubierto, agente revelador, informante y
entrega vigilada.
Consideramos que diferenciar las herra-
mientas de investigación respecto de delitos
investigados no resulta aconsejable, ello des-
de la idea que los delitos graves o complejos,
en definitiva, tienen como consecuencia una
mayor o menor gravedad de la expectativa
de pena, pero no deberían diferenciarse en
relación con las técnicas de investigación.
En idéntico sentido, encontramos la Con-
vención de las Naciones Unidas Contra la De-
lincuencia Organizada Transnacional (4), que
en su art. 20 dispone: “Técnicas especiales
de investigación 1. Siempre que lo permitan
los principios fundamentales de su ordena-
miento jurídico interno, cada Estado parte
adoptará, dentro de sus posibilidades y en
las condiciones prescritas por su derecho in-
terno, las medidas que sean necesarias para
permitir el adecuado recurso a la entrega
vigilada y, cuando lo considere apropiado, la
utilización de otras técnicas especiales de in-
vestigación, como la vigilancia electrónica o
de otra índole y las operaciones encubiertas,
por sus autoridades competentes en su terri-
torio con objeto de combatir eficazmente la
delincuencia organizada...”.
En efecto, entendemos que el tratamiento
de tales técnicas receptadas en tratados in-
ternacionales está establecido en la idea de
su interés en cuanto a los delitos que reper-
cuten en el plano internacional, pero no des-
cartan la posibilidad de que sean aplicados
en los derechos internos respecto de los de-
litos, vulgarmente denominados “comunes”.
V. La autorización judicial previa para la imple-
mentación de nuevas herramientas de investi-
gación
Como un hilo conductor a los planteos
formulados, consideramos que la exigencia
de autorización judicial previa no debería
depender tan solo de opiniones dogmáticas,

constituya una confrontación a derechos
constitucionales; sino que ha propuesto una
versión fáctica alternativa a la de la Jueza, que
se apoya en que no ha existido ninguna “inva-
sión” —como afirma la Magistrada— mante-
niendo que el dron nunca ingresó en el patio
del inmueble.
Sin embargo, esa descripción —que sostiene
el recurrente y que ha sido aportada por el
personal policial— no se corresponde con lo
que, razonablemente, puede interpretarse de lo
que se observa en las fotos de fs. 3/4 —en las que
ha basado la Sra. Jueza su decisión—. En esas
imágenes puede advertirse con facilidad que
la fotografía fue tomada desde un ángulo lateral
horizontal y con una gran cercanía al objeto que
captó, lo que indica que el uso del equipo tecnoló-
gico utilizado no se limitó a un ascenso vertical
exterior, como afirma el Agente Fiscal.
Entiendo, por ello, que la reconstrucción
probatoria del caso que propone el impug-
nante para confrontar los fundamentos
ni de la gravedad de expectativa de condena
que prevea el tipo penal investigado, sino de
las circunstancias especiales del caso concre-
to y la urgencia, entendido este como la posi-
bilidad de que su postergación, comprometa
o el éxito de la medida o la consumación de
un tipo delictivo en curso de acción.
En este sentido, sí es cierto que los delitos
denominados “transnacionales” evidencian
mayores casos de urgencia, pues tanto los de-
litos informáticos, como las investigaciones
que se vinculan a delitos de índole transna-
cional [tráfico de drogas, trata de personas,
{ NOTAS }
(3) UNODC, https://www.unodc.org/documents/toc.
factsheets/TOC12_fs_general_ES_HIRES.pdf.
VIENE DE PÁGINA 5
Estas postulaciones y necesidades en el ámbito
de nuestro estudio han llevado al autor a analizar
las implicancias de un nuevo interlocutorio de la
sala I de la Excelentísima Cámara de Apelación
y Garantías en lo Penal Dptal. de Bahía Blanca,
caso en el cual —justamente— se plantean los
alcances y las garantías procesales en juego, tras
la implementación de un vehículo aéreo no tripu-
lado en el marco de una investigación penal sobre
infracción a la Ley de Estupefacientes (1).
II. La jurisprudencia
De conformidad con los matices fácticos
precedentemente esgrimidos, la implemen-
tación de los “vehículos aéreos no tripulados”
como forma de nueva tecnología aplicada a la
investigación penal ha sido materia tratada en
un nuevo interlocutorio de la sala I de la Ex-
celentísima Cámara de Apelación y Garantías
en lo Penal Dptal. de Bahía Blanca, acuerdo
por medio del cual se han avanzado sobre los
bienes jurídicos en juego y, sobre todo en lo
concerniente a los límites que nuestra Carta
Magna impone, en preservación de garantías
fundamentales que, en rigor de verdad, pue-
den vulnerar los principios consagrados de la
“inviolabilidad del domicilio”, la “defensa en
{ NOTAS }
(1) Ley 23.737.
(2) Valoraciones transcriptas en el fallo de la Sala I
de la Excelentísima Cámara de Apelación y Garantías
en lo Penal Dptal. de Bahía Blanca.
de la Magistrada de Garantías no posee
correspondencia con una razonable apre-
ciación de la evidencia reunida; la que in-
cluso confrontaría lo que puede observarse
de las imágenes captadas. Ello conlleva el
rechazo del agravio; pues sin dudas la in-
tromisión del dron como se llevó adelante
requería algo más que la difusa testimonial
del personal policial que da inicio a las ac-
tuaciones.
Sin perjuicio de ello, debo desatacar que,
atento las posibilidades de intromisiones ilegí-
timas en la privacidad de los ciudadanos que
puede derivarse del uso de nuevas tecnológi-
cas, resulta importante recomendar un uso
especialmente prudente y cuidadoso de esos
elementos (como medios de investigación),
procurando —de ser posible— una activa
participación de los órganos judiciales y juris-
diccionales en la efectivización de las diligen-
cias, a fin de garantizar una efectiva tutela de
los derechos constitucionales (ello como regla
y sin perjuicio de otras situaciones excepcio-
tráfico ilícito de migrantes, tráfico ilícito de
armas de fuego, tráfico ilícito de recursos na-
turales, venta de medicamentos adulterados,
delincuencia cibernética (5)] requieren en ge-
neral de una gran velocidad en la respuesta
de los investigadores, en el entendimiento de
que cualquier dilación en los procedimientos,
pone en peligro el éxito de la investigación
misma.
Lo más certero sería evaluar en cada caso
la urgencia de las medidas a realizarse para
verificar si efectivamente era posible y razo-
nable requerir la intervención de las autori-
dades judiciales a los fines de que autoricen
las medidas involucradas, sin que ello obsta-
culice la investigación penal.
En el caso concreto, consideramos que
aquella autorización no era exigible en virtud
juicio” y, más rayanamente los derechos de
“intimidad”, de “propiedad” y de “privacidad”.
Sobre estos límites, en correlato con otros
principios procesales rectores en la materia
investigativa penal, como el “acceso a la ver-
dad” y el de “libertad probatoria”, resultarán
los principales pilares del álgido debate nor-
mativo que de ello se deriva.
II.1. Caso “NN s/estupefacientes —siembra o
cultivo— art. 5º ley 23.737”. Sala I de la Cámara
de Apelación y Garantías en lo Penal Departa-
mental de Bahía Blanca. Investigación penal pre-
paratoria 17.673/I
En este caso, de fecha 6 de noviembre del año
2019, se llega al órgano aludido —en grado ape-
lación—, tras la vía recursiva impulsada por el
titular de la Unidad Funcional de Instrucción
y Juicio Nº 19 del Departamento Judicial de
Bahía Blanca en contra del pronunciamiento
dictado por la jueza a cargo del Juzgado de
Garantías Nº 3 de ese departamento judicial,
decisión jurisdiccional por medio de la cual se
dispusiera la “exclusión probatoria” de varios
elementos de convicción valorados por el titu-
lar de la “vindicta pública”, denegando —en
consecuencia— el allanado por este solicitado
respecto del domicilio del investigado. En esa
(3) Ley 11.922.
(4) Según cita “Código Procesal Penal de Buenos
Aires, Comentado”, varios autores, Rubinzal-Culzoni
Edit., 1ª ed., p. 395.
nales donde motivos urgentes y de gravedad
pudieran ameritar el accionar sin ese control
judicial y jurisdiccional previo).
En especial, si como en el caso de autos
solamente se cuenta con una información que
se le ofreció a un funcionario policial por parte
de una fuente que no identifica y mantiene en
anonimato y que, abocado a la realización de
tareas investigativas, no pudo apreciar nin-
guna situación que pudiera indicar razona-
blemente la realización de actividades ilícitas
por parte de los habitantes del inmueble invo-
lucrado.
Tal es el alcance de mi sufragio.
A la misma cuestión el doctor Soumoulou
dice: Adhiero por sus fundamentos al voto
del doctor Barbieri.
A la segunda cuestión el doctor Barbie-
ri dice: Atento el resultado alcanzado en
la cuestión anterior, corresponde decla-
de no existir afectación alguna al derecho de
intimidad.
VI. Conclusiones. Necesidad de reforma
El acelerado desarrollo de la tecnología
y la comunicación en el mundo entero, vin-
culado al constante desarrollo de las in-
venciones e innovaciones en los campos de
la informática, la computación, la ciberné-
tica y la robótica, así como la intromisión
de dichas tecnologías en la vida cotidiana
de las personas, hacen imperiosa la nece-
sidad de elaborar una normativa nacional
que se encargue de regular cabalmente
las nuevas herramientas tecnológicas
puestas al servicio de la justicia, abriéndo-
se una nueva perspectiva del derecho en
general, y del derecho procesal y penal en
particular.
oportunidad, señaló la magistrada intervinien-
te que no existían elementos de convicción su-
ficientes como para justificar la intromisión de
morada requerida por la fiscalía.
Ante este panorama probatorio, fue el fiscal
a cargo de la investigación quien indicó —en vía
de alzada— que la decisión le provocó un gra-
vamen de imposible reparación ulterior, que lo
conducía a “cerrar definitiva e irrevocablemen-
te toda posibilidad de continuar la pesquisa”.
En su postura litigiosa de la decisión juris-
diccional, indica el aquejado que el personal
policial que interviniera en la investigación, lo
hizo acorde con su obligación y sin vulnerar
ilegítimamente los derechos de potenciales in-
vestigados. Al propio tiempo cuestiona la juris-
prudencia invocada por la jueza por entender
que no resulta aplicable al caso allí tratado, a
más de esgrimir que —sobre los aspectos fác-
ticos— “ni el personal policial, ni el drone in-
gresaron al domicilio investigado”, ya que “el
levantamiento de un drone en forma vertical no
resulta violación de domicilio” (2).
En su tesitura, señala el fiscal que la magis-
trada realizó una interpretación extensiva del
derecho de “inviolabilidad de domicilio” a situa-
ciones que no lo afectan y que resultan mera-
mente dogmáticas frente a la realidad del caso.
Tras el análisis de los argumentos fiscales, el
órgano en tratamiento comienza analizando la
admisibilidad formal del recurso interpuesto.
En primer término, establece que la Ley de
Procedimiento Penal de la provincia de Bue-
miércoles 18 DE marzo DE 2020 | 7
rar admisible e improcedente el recurso
presentado (421, 439, 440 y ccdtes. del
CPP.).
Así lo voto.
A la misma cuestión el doctor Soumoulou
dice: Adhiero al sufragio que antecede.
Con lo que terminó este acuerdo que fir-
man los Señores Jueces nombrados.
Considerando: Que en el acuerdo que ante-
cede ha quedado resuelto que es justa la reso-
lución impugnada.
Por esto y los fundamentos del acuerdo
que precede, este Tribunal resuelve: declarar
admisible e improcedente el recurso presenta-
do, a fs. 14/18, y confirmar la resolución ape-
lada (421, 439, 440 y ccdtes. del CPP.). Noti-
ficar electrónicamente a la Fiscalía General
Dptal. Hecho, devolver al Juzgado de origen.
— Pablo H. Soumoulou. — Gustavo A. Barbieri.
Asimismo, estos nuevos aires requieren de
una formación judicial específica por parte
de los cuerpos de seguridad, los operadores
de justicia y los jueces en particular, al ser
ellos quienes tienen encomendada la tarea de
apreciar, valorar y estudiar las pruebas ofre-
cidas por las partes, para poder enjuiciar de
una manera justa.
Habiendo advertido y reconocido que la
tecnología influye significativamente en la
justicia, no asumir el compromiso de regular
las medidas de investigación tecnológicas en
pos de una tutela judicial efectiva nos conde-
naría a prestar un servicio de justicia ineficaz
para la sociedad.
Cita online: AR/DOC/4167/2019
nos Aires (3) no prevé el carácter apelable —di-
recto— de un auto que “declara una exclusión
probatoria y rechaza un pedido de allanamien-
to”.
Sin perjuicio de ello, explicita que la norma
del art. 439 del cuerpo legal en tratamiento
permite la posibilidad de impugnación del
auto, en aquellos casos en los que se alega y
acredita “gravamen irreparable”. En este sen-
tido acude la Cámara a la definición que el au-
tor Chiara Díaz establece para dicho concepto
jurídico en el sentido de que “este es un perjui-
cio, menoscabo o agravio en expectativas, de-
rechos o pretensiones de los sujetos actuantes
que no puedan tener remedio en el curso del
mismo trámite o procedimiento o en una dase
ulterior del proceso, constituyendo una vez de
ello, una circunstancia que de no ser removida
consolida una determinada situación en de-
trimento de quien la sufre sobre su interés o
posición” (4).
Justamente es sobre la base de esa defini-
ción que el órgano tratante indica que debe
analizarse la existencia —o no— de tal “grava-
men irreparable”, para poder determinar —en
primera hora— la admisibilidad formal del re-
curso interpuesto.
Finalmente, en norte de lo indicado, la Cá-
mara define la efectiva existencia del grava-
men irreparable aludido por la fiscalía, incli-
nándose así por la admisibilidad formal del
remedio interpuesto.
Ya en segunda instancia, el primero de los
magistrados votantes ingresa en el plano de
8 | miércoles 18 DE marzo DE 2020
análisis del fondo de los agravios, adelantando
su postura de rechazo a los motivos del apelan-
te; ello así, por entender que la crítica del fiscal
“se centra en una apreciación probatoria que
no se ajusta a lo que surge de una razonable
apreciación de los elementos obrantes en au-
tos, no haciéndose cargo de las circunstancias
fácticas que ha valorado la jueza” (5).
La tesitura defendida por el a quo fue que los
elementos de convicción ofrecidos por el Ministe-
rio Público Fiscal afectan los derechos constitu-
cionales a la privacidad e intimidad, por “invadir
un espacio privado sobre el que cualquier inje-
rencia solo puede ser decidida con intervención
de los órganos judiciales y jurisdiccionales”.
Distinta fue la postura del fiscal sobre esta
supuesta vulneración al principio de “inviola-
bilidad del domicilio”, ya que el levantamiento
de un drone en forma vertical no resultaría
justamente violación de domicilio, reforzando
esta idea en la tesis de que ni la policía, ni el
artefacto ingresaron al domicilio investigado.
Expresa el quejoso, además, que fue el perso-
nal investigador el que documentó que el drone
se alzó sobre la esquina del inmueble, pudiendo
divisar que en el patio del domicilio del inves-
tigado existían plantas “similares” a las de la
especie de Cannabis sativa (6).
Es así que el fiscal mantiene la postura de
no ingreso del drone al domicilio del sindicado,
no existiendo por ello —en contraposición con
lo entendido por la jueza de Garantías— una
“invasión” de morada. Sin perjuicio de ello, el
investigador nada dice sobre que el ingreso de
un drone en el patio del sospechado —sin orden
judicial— constituya una confrontación de de-
rechos constitucionales.
Ante estas posturas, fue el órgano revisor
quien destacó que el marco fáctico defendido
por el agente fiscal no era el real; ello, toda vez
que de las imágenes objeto del sumario puede
apreciarse cómo el artefacto captó el objeto en
crisis —las plantas aludidas— con una gran
cercanía y no —tal y como se sostuviera— de
forma vertical exterior.
Esta conclusión liminar le permite sostener
al juez votante que la reconstrucción probato-
ria del caso que propugna el fiscal no poseía co-
rrespondencia con una razonable apreciación
de la evidencia colectada. Esto así, dejando
entrever que no hay duda en cuanto a que la
intromisión del drone requería algo más que
los testimonios del personal para avalar su
despliegue y resultados.
Como corolario de la postura de rechazo al
sustento del agravio fiscal, el magistrado tra-
tante deja a salvo que —en razón de las posibi-
lidades de “intromisión ilegítimas” en la priva-
cidad de los ciudadanos derivadas de nuevas
tecnologías— resulta necesario recomendar
un uso prudente y cuidadoso de estos artefac-
tos como medio de investigación, procuran-
do —propugnando— una “activa participación
de los órganos judiciales y jurisdiccionales
en la efectivización de las diligencias, a fin de
garantizar una efectiva tutela de los derechos
constitucionales (ello como regla y sin perjui-
cio de otras situaciones excepcionales donde
motivos urgentes y de gravedad pudieran
ameritar el accionar sin ese control judicial y
jurisdiccional previo” (7).
Aduna finalmente que la conclusión previa-
mente traída debe considerarse a la luz del
{ NOTAS }
(5) Conforme doctrina del sentenciante.
(6) Marihuana.
(7) Aquí radica el quid de la postura adoptada sobre
el derecho del “caso”.
(8) Carta Magna del año 1787.
(9) Antecedente del año 1776.
(10) En su art. 4º, estatuía: “La casa de un ciudada-
no es un sagrado, cuya violación es un crimen; solo en
el caso de resistirse el reo, refugiado a la convocación
presente caso, en el cual solamente se contaba
con una información ofrecida al funcionario
policial por una fuente no identificada, noticia
criminis que tras tareas de investigación reali-
zadas a consecuencia no pudo ser corrobora-
da —se indica que no pudo apreciarse ninguna
situación que pudiera indicar razonablemente
existencia de actividades ilícitas por parte de
los moradores del domicilio afectado—.
Que, en razón de los argumentos expuestos
en el voto del Dr. Barbieri, contenido acom-
pañado por el Dr. Soumoulou, se declara jus-
to —admisible— el recurso, aunque improce-
dente, confirmando con ello la postura sosteni-
da por el a quo.
III. Reseña de la normativa y dogmática jurídico-
penal planteada por el caso
Aunque en forma breve, nos vemos obliga-
dos por rigor de orden, a desarrollar aquellos
principios constitucionales y la dogmática pe-
nal que se desprende del caso planteado.
Recordar, en este sentido, dónde se origina
la protección de la norma a la intimidad de
las personas y hasta dónde llega dicha pre-
rrogativa es algo que, consecuentemente, nos
permitirá responder —con mayor facilidad—,
aunque sin dejar de lado la creatividad del caso
concreto, aquellas problemáticas jurídicas que
derivan de la sentencia en estudio.
No es menor, en mi entendimiento, recordar
aquellos principios que rigen la materia ya que
la necedad de lo “sabido” y “conocido” muchas
veces nos hace olvidar los lineamientos gene-
rales de la materia.
Sentado ello, debemos decir que, resultado
de la revolución liberal como uno de los pilares
de la dignidad humana, surge el derecho a la
intimidad, límite “cuasi infranqueable” al ius
puniendi traducido en el ejercicio de la averi-
guación de la verdad.
La fuente histórica de esta prerrogativa tie-
ne origen, a la luz del derecho comparado, en
la Constitución de los Estados Unidos (8), deri-
vada, asimismo, de la Declaración de los Dere-
chos de Virginia (9).
Ya en el derecho patrio, nace desde los albo-
res de nueva independencia con el decreto de
Seguridad Individual que se encontraba inclui-
do en el Estatuto Provisional de 1811 (10).
Previo a la redacción actual del art. 18 de
la CN, su espíritu se traduce en el Proyec-
to de Constitución de Alberdi del año 1852
y, finalmente, con carácter definitivo es la
Constitución de la Confederación Argentina
del año 1853 la que le da forma actual a tal
garantía.
Ha sido la redacción del art. 18 de nuestra
Ley Suprema, complementada —a través de
su art. 75, inc. 22— por el art. 9º de la Decla-
ración Americana de Derechos Humanos,
art. 12 de la DUDH y art. 17 del PIDCyP, ins-
trumentos que han garantizado el principio
de la inviolabilidad del domicilio como una de
las principales expresiones del derecho a la
intimidad (11) y privacidad de los habitantes,
incoando una limitación directa para la acti-
vidad represiva del Estado en la intromisión
del lugar que un ciudadano —sea imputado o
tercero— tenga el asiento principal de la fa-
milia y negocios (12).
del juez, podrá allanarse: su allanamiento se hará con
la moderación debida, y personalmente por el juez de
la causa. Si algún motivo urgente impide su asistencia,
dará al delegado una orden por escrito, y con la espe-
cificación que contiene el antecedente artículo, dando
copia de ella al aprehendido y al dueño de la casa si la
pide”.
(11) Su implicancia resulta de no tener que soportar
intromisiones no deseadas en el ámbito de la vida per-
El concepto del domicilio en nuestro ámbi-
to se encuentra legislado por el Código Civil a
partir del art. 89 durante el tít. VI. Sobre este,
se establece un derecho de inviolabilidad que
opera de manera negativa: lo que se garantiza
es —por sobre todo— la facultad de exclusión
que su habitante puede articular frente a ter-
ceros y, sobre todo, respecto del Estado.
Sin embargo y, tal y como se definió más
arriba, este derecho no resulta absoluto, ya
que se encuentra limitado “por las leyes que
reglamenten su ejercicio” (13), previendo aque-
llos casos en los que por medio de ley podrá
procederse al allanamiento del domicilio y a su
ocupación, circunstancias que el propio art. 18
de la Constitución se encarga de estipular.
Serán los jueces quienes, conforme a su in-
vestidura constitucional, podrán disponer el
límite al conocido principio de “inviolabilidad
del domicilio”, mediante orden previa y escri-
ta, resultando que solamente por razones de
urgencia (14) podrá delegar dicha competencia
en otros funcionarios del Estado, siempre y
cuando vencida dicha demora y necesidad se
obtenga la convalidación del juez competente
ello, en razón de resultar este el custodio de
todas las garantías reconocidas por nuestra
Carta Magna.
Es Maier quien, de manera íntegra y didácti-
ca, enumera aquellos parámetros que implican
soslayar la garantía de la inviolabilidad del do-
micilio, en beneficio del Poder del Estado. Así,
el autor encuentra necesario disponer de los
siguientes parámetros:
1. Comprobar la existencia de una persecu-
ción penal concreta —corroboración de un he-
cho punible investigado—.
2. Certeza mínima de conocimiento sobre el
hecho punible objeto de la pesquisa.
3. Probabilidad de hallarnos frente a un he-
cho punible.
4. Necesidad de la medida:
— para impedir el resultado del hecho pu-
nible, su aprovechamiento o consecuencias
ulteriores.— como aseguramiento de los ele-
mentos de prueba sobre la infracción, el autor
o sus partícipes.
Ingresando a las prescripciones normativas
que tratan el principio de la “inviolabilidad del
domicilio” y sus excepciones como forma de
evadirlo legítimamente, simplemente dejare-
mos en cabeza del lector el tratamiento minu-
cioso de dichos parámetros, solo en la necesi-
dad de no explayarnos aún más en cuestiones
ya tratadas en ocasiones y trabajos anteriores,
más aún, en rigor normativo que puede ser
objeto de consulta de manera fácil y accesible.
En este entendimiento, solamente destaca-
remos que en el ámbito territorial del caso que
fuera objeto del presente trabajo, el Código
Procesal Penal de la Provincia de Buenos Ai-
res destina los arts. 1º (15) —por medio del cual
de manera genérica estila la fórmula de la in-
violabilidad de la defensa de las personas y de
sus derechos en el proceso penal, encontrán-
dose allí la necesaria derivación a la garantía
aquí tratada— y 219 a 224 en su cap. III (16).
Es en estas últimas postulaciones norma-
tivas donde se dispone justamente la estric-
sonal.
(12) Es tal la intención del Constituyente de resguar-
dar ese espacio físico de intimidad que, a través de otra
de sus derivaciones legislativas —específicamente el
art. 34, inc. 6º del Cód. Penal—, prescribe como legíti-
ma defensa privilegiada la concreción de una conducta
típica respecto de quien se encuentre dentro del hogar.
(13) Art. 14 de nuestra CN.
(14) Opera en razón de la necesidad y peligro que
tez a la excepción del registro de morada,
con los alcances y en los casos allí legisla-
dos.
Tanto en el ámbito de la provincia de Bue-
nos Aires, como en el nacional, las disposicio-
nes sobre el registro del domicilio aparecen
legisladas en el título referente a los medios
de prueba. Si bien dicho acto procesal implica
per se una forma de incorporar prueba o ele-
mentos de convicción al procesal penal, podría
haberse incluido su tratamiento en la parte
de las medidas de coerción ya que —en rigor
de verdad— no deja de ser una forma directa
de intervención en el ámbito de libertad de los
ciudadanos.
Los principios generales a la excepción de la
inviolabilidad derivan de los principios consti-
tucionales y dogmáticos ya esbozados, resul-
tando de mayor interés en nueva obra la letra
del art. 222 de la Legislación Procesal Penal
de la Provincia de Buenos Aires, que trata el
caso del allanamiento sin orden llevado a cabo
por la policía, escindiéndolo a solo tres casos
taxativos:
1. Cuando se denunciara que alguna perso-
na ha sido vista mientras se introducía en una
casa o local, con indicios manifiestos de come-
ter un delito.
2. Cuando se introduzca en una casa o local
algún imputado de delito a quien se persigue
para su aprehensión.
3. Cuando voces provenientes de una casa o
local advirtieran que allí se está cometiendo un
delito o pidieren socorro.
En el ámbito nacional, el art. 227 del Cód.
Proc. Penal estipula con mayor especificidad
aquellos casos en los que el registro domicilia-
rio podrá proceder sin orden:
1. Cuando por incendio, explosión, inunda-
ción u otro estrago se hallara amenazada la
vida de los habitantes o la propiedad.
2. Si se denunciara que personas extrañas
han sido vistas mientras se introducían en una
casa o local, con indicios manifiestos de ir a co-
meter un delito.
3. En caso de que se introduzca en una casa
o local algún imputado de delito a quien se per-
sigue para su aprehensión.
4. Si voces provenientes de una casa o local
anunciaran que allí se está cometiendo un deli-
to o pidan socorro.
5. Cuando se tenga sospechas fundadas de
que en una casa o local se encuentra la víc-
tima de una privación ilegal de la libertad y
corra peligro inminente su vida o integridad
física —art. 34, inc. 7º, Cód. Penal—. El repre-
sentante del Ministerio Público Fiscal deberá
autorizar la diligencia y será necesaria su pre-
sencia en el lugar.
Como resulta observable hasta esta instan-
cia, no se encuentra en nuestra legislación na-
cional o provincial, instrumento legal alguno
que, por su naturaleza específica, implique una
clara reglamentación a la problemática esbo-
zada en este trabajo, esto es la implementación
en materia de investigación penal de instru-
mentos o artefactos de captación de imágenes
y/o videos.
acarrea la dilación en ejecutar el allanamiento de mo-
rada, en perjuicio de las personas o el resguardo de los
medios de prueba del delito.
(15) “Es inviolable la defensa de las personas y de los
derechos en el procedimiento...”.
(16) El correlato en el Código de Procedimiento
Penal de la Nación aparece en los arts. 224 a 229 del
cap. II.

Es justamente ahí donde la falta de mano
del Estado nos obliga a ahondar en el dere-
cho especial del caso y, tal y como ocurre en
la mayoría de los casos, son la doctrina y la
legislación norteamericana y española los ór-
denes que sustentan soluciones técnicas espe-
cíficas —entre otros países con buen sentido
práctico del derecho—.
III.1. La legislación y la jurisprudencia española
La ley orgánica 13/2015 de fecha 5 de octu-
bre del mentado año ha introducido una im-
portante modificación a la Ley Española de
Enjuiciamiento Criminal, cuerpo normativo
que incorpora en sus caps. VI y VII del tít. VII,
Libro II, lo relativo a la “Captación y grabación
de comunicaciones orales mediante la utiliza-
ción de dispositivos electrónicos” y la “Utiliza-
ción de dispositivos técnicos de captación de la
imagen, de seguimiento y de localización”.
Sus exposiciones más salientes, en relación
con la materia aquí traída, son los arts.  588
quater a), b) y c) y, el 588 quinquies a), aquellos
que nos permiten vertebrar reglas básicas so-
bre la implementación de los vehículos aéreos
no tripulados en la investigación penal.
Así, pueden deducirse dos supuestos dife-
rentes:
— Implementación de artefactos en espa-
cios públicos o abiertos: para este caso no re-
sultaría necesario que la autoridad investigati-
va cuente con autorización judicial.
— Implementación de artefactos en espa-
cios privados o cerrados (domicilio): teniendo
en consideración que para el Tribunal Supre-
mo Español la regla de la “inviolabilidad del do-
micilio” es de carácter amplio y extensivo —in-
cluyéndose las invasiones sin penetración di-
recta—, la medida deberá necesariamente
contar con autorización judicial.
Estas reglas impuestas han tenido consi-
deración material en el caso del Supremo
Tribunal de ese país con registro 329/2016,
por medio del cual se trató la práctica inves-
tigativa de la policía mediante la utilización de
prismáticos hacia el interior de un domicilio,
no convalidando dicho accionar tras dictar la
anulación de la condena de prisión de un ciu-
dadano por el delito de tráfico de drogas, en
razón de considerar ilícita la prueba obtenida
por ese medio.
Así, el tribunal entendió que emplear ins-
trumentos ópticos que transforman la lejanía
en proximidad vulnera el espacio de exclusión
ciudadano frente al Estado y a terceros, cuan-
do ello se lleve a cabo sin autorización judicial.
A propio tiempo y, en relación con la aplica-
ción de lo dicho a los drones (intromisión vir-
tual), queda alcanzada por la regla de la invio-
labilidad del domicilio, resultando que —ade-
más— en ese caso, el órgano no avizoró nin-
gún fin constitucionalmente legítimo que, por
urgencia, permitiera sacrificar la intimidad del
imputado.
III.2. La legislación uruguaya
Ha sido el nuevo Código Procesal Penal de
Uruguay bajo ley 19.293, la norma que —a par-
tir del año 2017— regulara, en el cap. II sobre
medios de prueba, lo referente a la videovigi-
lancia.
Estas disposiciones, que aparecen en su
sección XVI, regulan los presupuestos y la eje-
cución de este tipo de prueba con un régimen
mixto de jurisdiccionalidad.
{ NOTAS }
(17) Art. 210.1 del Cód. Proc. Penal uruguayo.
(18) Art. 210.2 del Cód. Proc. Penal uruguayo.
(19) Véase casos “California vs. Ciraolo”, “Florida vs.
Riley”, “Dow Chemical Co. vs. Estados Unidos”.
En tal sentido, la implementación de la vi-
deovigilancia —alcanzados los drones—, debe
ser dispuesta por el fiscal con noticia al juez.
Esto es, debe darse formal conocimiento al
magistrado interviniente de la actuación de
prueba, sin que ello implique su autorización.
Es claro que esta puesta en conocimiento
solamente rige en aquellos casos de lugares
abiertos expuestos al público (17), resultando
así obligatoria la autorización del juez en caso
de utilizarse la videovigilancia “en el interior
de inmuebles o lugares cerrados” (18).
Esta tesitura normativa venía formándo-
se en dicho país ya con la implementación y
creación de protocolos de actuación celebra-
dos entre la Fiscalía General de esa nación y
su Ministerio del Interior, circunstancia que
luego se materializó fielmente en la normativa
procesal aludida.
III.3. La legislación y la jurisprudencia nortea-
mericana
Estados Unidos, con su sistema judicial de
raíz anglosajona y más allá de la prolífica ju-
risprudencia que posee sobre la materia aquí
tratada, detenta regulaciones sobre el control
de la actividad y captación de imágenes.
Sin perjuicio de ello, han sido sus casos aque-
llas herramientas que han ido estableciendo
reglas claras en el uso e implementación de la
tecnología en la investigación penal.
A grandes rasgos, ya desde el año 1986 en
adelante (19) la actividad de la vigilancia aérea
ha sido autorizada en casos de vallado de un
patio trasero, de un invernadero residencial
o de un complejo industrial. En estos eventos,
ha sido voz uniforme que dicha actividad no
violenta la Cuarta Enmienda de su Constitu-
ción (20), razón por la que no se requiere auto-
rización judicial para su implementación.
Ha sido en este país —además— donde el
derecho instituyó como regla general la “doc-
trina de los campos abiertos” —the open field
doctrine—, por la cual se han convalidado des-
cubrimientos de sustancias estupefacientes
visibles en inmuebles rurales aun estando es-
tos cercados (21). Esta doctrina plantea —por
un lado— la dificultad de alegar un ciudadano
expectativa de privacidad sobre situaciones
que ocurren en espacios abiertos y visibles al
público, resultando que —por el otro—, siem-
pre y cuando no exista otra base legal para la
búsqueda, dicha actividad debe excluir el ho-
gar y sus terrenos colindantes —dentro del
terreno— y protegidos del escrutinio público.
Como vemos, han sido la doctrina y la juris-
prudencia norteamericanas quizá las más auda-
ces a la hora de regular la materia en cuestión.
Dos casos ya enunciados resultan un prece-
dente que —a primera vista— pone en jaque la
postura continental de los límites al ius punien-
di al que nuestro sistema de derecho continen-
tal nos tiene acostumbrados.
Así, en el caso “California vs. Ciraolo”, el Tri-
bunal Supremo de dicho país sostuvo que como
la inspección se realizó desde el espacio aéreo
aeronavegable y el objeto del examen era de
plantaciones que “a simple vista” son diferen-
ciales —de marihuana—, no era necesaria la
orden de registro domiciliario toda vez que no
había intromisión o violación en la intimidad o
reserva del imputado. Esta conclusión se erige
sobre la base de que cualquier ciudadano des-
de un vuelo —incluso comercial— podía haber
apreciado lo mismo que la fuerza policial que
intervino en el examen.
(20) “El derecho de los habitantes de que sus perso-
nas, domicilios, papeles y efectos se hallen a salvo de
pesquisas y aprehensiones arbitrarias, será inviolable,
y no se expedirán al efecto mandamientos que no se
Otro caso resonante del mismo año 1986,
“Dow Chemical Co. vs. Estados Unidos”,
permitió reconocer la legitimidad sin orden
judicial de la vigilancia aérea con equipos mo-
dernos de cámaras por resultar la operación
sobre el objetivo de una planta industrial. Sin
perjuicio de ello, ya en este fallo dejó sentada
la opinión de que dicha actividad no hubiera
corrido la misma suerte en caso de tratar el
objetivo de un domicilio particular o espacio
adyacente a él.
III.4. El intento de la legislación nacional
En el ámbito de nuestro país, con fecha
27/09/2016 fue presentado al Congreso de
la Nación el proyecto de reforma del Código
Procesal Penal Federal a partir del programa
“Justicia 2020”.
En este proyecto, la vigilancia electrónica
no solamente surgió implementada como for-
ma de morigeración y control de las prisiones
preventivas, y del cumplimiento en materia
contravencional o de faltas, sino también
como nuevo horizonte de investigación en el
ámbito penal. A este respecto, su art. 175 duo-
decies —relativo a la vigilancia de dispositivos
de captación de imágenes— era la materializa-
ción de la reglamentación en el uso de drones
como herramienta de investigación.
Finalmente, luego de debate legislativo, el
nuevo Código Procesal Penal Federal fue san-
cionado el 07/02/2019 —con publicación en el
Boletín Oficial en fecha 08/02/2019—, bajo re-
gistro de ley 27.063.
Sin embargo, el capítulo que regulaba la vi-
gilancia electrónica no fue incluido en la nor-
mativa, razón por la que nuestro sistema penal
quedó sin regulación atinente a dicha materia,
vacío legal que rige aún hoy en los restantes
códigos de procedimiento.
El motivo principal de la quita de tales re-
gulaciones en la ley sancionada operó tras la
intervención de organizaciones no guberna-
mentales que —entre otros argumentos—,
expusieron que tales prácticas de control e
investigativas atentaban contra el sistema de-
mocrático, el debido proceso legal y el derecho
a la intimidad ciudadana.
Puntualmente, en lo relativo a la implemen-
tación de vehículos aéreos no tripulados como
forma y mecanismo de investigación penal, era
el art. 175 duodecies el que regulaba la cues-
tión —aunque brevemente—, de la siguiente
manera: “Podrá ordenarse la obtención y gra-
bación de imágenes del imputado en espacios
públicos en forma no ostensible, por cualquier
medio técnico”.
Esta técnica legislativa permitía el enten-
dimiento —aunque implícitamente— de que
era el fiscal quien podía disponer de dicho
instrumento, sin autorización judicial, para
el caso de realizarse en espacios públicos.
Ahora bien, permitiría fácilmente entender
que, para el caso de aquellos lugares que —de
cualquier modo— implicasen espacios de in-
timidad y privacidad del imputado, debía
contarse con una autorización jurisdiccional
expresa.
Como se ve, el proyecto en este aspecto no
era tan acabado como algunas de las legisla-
ciones comparadas anteriormente expuestos,
aunque —de manera general—, mantenía los
mismos parámetros y límites en la implemen-
tación de la herramienta tecnológica.
En espíritu de síntesis, las cuestiones legis-
lativas más salientes para propender a la so-
apoyen en un motivo verosímil, estén corroborados me-
diante juramento o protesta y describan con particula-
ridad el lugar que deba ser registrado y las personas o
cosas que han de ser detenidas o embargadas...”.
miércoles 18 DE marzo DE 2020 | 9
lución del caso planteado permitirán desentra-
ñar las problemáticas que acarrea el fallo.
IV. Problemáticas y derivaciones jurídicas del caso
analizado
En esta parte del trabajo, nos propondremos
analizar las problemáticas y los interrogantes
que arroja la decisión del caso impulsor de la
temática.
En primer término, el interrogante asoma
sobre la valoración que en el caso realizara la
jueza de grado en lo atinente a la inexistencia
de “elementos de convicción suficientes” como
para justificar la intromisión de morada reque-
rida, circunstancia esta que la llevara a recha-
zar el pedido de allanamiento fiscal.
Dicho extremo nos coloca en la necesidad
de remarcar que la orfandad probatoria que
muchas veces se encuentra en las meras ta-
reas policiales no acreditadas por otros me-
dios —más allá de la noticias criminis inicial-
mente introducidas por denuncias anónimas
o fuentes de imposible certificación— impi-
den al poder jurisdiccional —por sí solo—
avanzar sobre las garantías al ius puniendi,
ello, en pos del derecho a la verdad sobre los
hechos que legitiman el actuar del Ministe-
rio Público Fiscal.
Es ahí donde la obtención de una prueba
nula, o mejor dicho obtenida ilegalmente, nos
puede hacer perder el norte de valoración del
plexo cargoso y las eventuales resoluciones
judiciales que de ello derivan. Es que muchas
veces lo flagrante de la evidencia mal obteni-
da —como puede derivar de autos— nos nubla
la visión integral del avance de la pesquisa.
En el caso en concreto y, más allá de valorar
la prueba obtenida por la captación de imáge-
nes —y sin entrar todavía en su legitimidad—,
¿existían elementos suficientes para sobrepo-
ner el valladar que el derecho a la intimidad, a
la propiedad y la garantía de “inviolabilidad del
domicilio” imponen en nuestro sistema de de-
recho? Es una de las primeras cuestiones que
debemos responder antes de ingresar a emitir
juicio de valor sobre el “garantismo” o “puniti-
vismo” en la postura del magistrado que pro-
vee o deniega una solicitud de prueba.
La segunda cuestión que todo titular de la
acción pública debe responderse es si la dene-
gatoria de un registro domiciliario —más allá
de configurar un formal gravamen irreparable
para la investigación, tal y como se resolviera
en los autos tratados— merece incoar la vía de
alzada.
Esta cuestión, meramente procesal, debe
ser analizada desde el punto de vista de la ur-
gencia probatoria y de la pesquisa y, a la luz de
los tiempos reales de tratamiento de los recur-
sos en nuestro sistema procesal.
Sobre ello, bien se sabe que las cuestiones
que recurren a la alzada resultan —muchas
veces— víctimas del colapso de la vía y apa-
recen resueltas —inclusive— muchos meses
después de incoar su respuesta.
Ante esta innegable realidad, es necesa-
rio que quien dirige la pesquisa entienda
que —muchas veces— esa “contienda” pro-
cesal asumida no permite entender sobre de-
rrotas o victorias, antes bien sobre eventua-
les rechazos o aceptaciones de medidas. En
sí, mucho más beneficioso resulta, quizá —y
antes de articular el recurso de apelación—,
implementar vías alternativas de incorporar
la prueba que fuera excluida probatoriamente
por el poder jurisdiccional.
(21) Caso “Hester vs. US”.
10 | miércoles 18 DE marzo DE 2020
Es de una sencillez impensada, pero no
menos real, que eventualmente si el titular
de la acción pública hubiera avanzando con
otras medidas de prueba, inclusive solici-
tando autorización judicial al propio magis-
trado que le denegó el pedido de registro,
para una nueva operación de vigilancia aé-
rea o acaso la ratificación de dicha incorpo-
ración probatoria, el allanamiento de mora-
da hubiese llegado antes que la resolución
del recurso traído.
Muchas veces, estas posturas que vienen
asumidas por el rol procesal no nos permi-
ten pensar con sentido lógico o pragmático
“en pos” de la verificación de la verdad real,
inclusive debiendo soslayar orgullo o “em-
pecinamiento” profesional.
Otro norte de análisis nos lleva a consi-
derar la colisión de valoración probatoria
entre fiscal y magistrado en relación con la
existencia —o no— de intromisión al domi-
cilio. Sobre esto han echado luz las consi-
deraciones dogmáticas y jurisprudenciales
anteriormente analizadas.
Y aquí es donde la postura de apreciación
probatoria de los hechos realizada por el
fiscal cae frente a la realidad de los sucesos
corroborados en el caso.
Es que, frente a la “defensa” del vuelo
vertical del drone en la operación de cap-
tación de imágenes, aparecen fotogramas
captados con claridad sobre el patio del en-
causado.
Ya se ha dicho a este respecto que no se
requiere intromisión física o directa sobre
los espacios del domicilio o sus adyacen-
cias —espacios privados anexos— para que
ello implique una intromisión ilegítima de
morada.
La interferencia con mecanismos o ar-
tefactos que exceden el potencial humano
de visión o de captación es motivo sobra-
do para considerar la intervención como
ilegítima cuando se lleva a cabo sin orden
judicial.
Sí debería indagarse sobre el pilotaje
que el experto policial realizara en la ob-
tención de imágenes para poder saber si
en su maniobra se implementó captación
de imagen con zoom o, cuál fue la distancia
de vuelo realizada sobre la morada —en
qué espacio aéreo— ello, al solo efecto de
dar mayor claridad en el argumento —a
favor o en contra— de la legitimidad de la
operación.
Con idéntico fin, queda indagar en las
condiciones que ese vuelo realizado “sobre
la esquina del inmueble” tuvo como para
desde ese punto divisar en el patio del do-
micilio la existencia de plantas similares a
las de Cannabis sativa. Es que, sobre esto,
podría argumentarse aquella doctrina que
hemos traído a colación en el caso “Cali-
fornia vs. Ciraolo”. Pudiendo conocer los
matices del expediente en sí, nos permiti-
ría saber si, en defensa del rol del acusador
público, el eventual operativo de vigilancia
aérea era legítimo de ser llevado a cabo sin
orden judicial, ello, toda vez que la inspec-
ción fue realizada desde el espacio aéreo
aeronavegable y el objeto del examen era
de plantaciones que “a simple vista” eran
{ NOTAS }
(22) Este matiz de la previa comunicación o puesta
en conocimiento resultaría similar al legislado en los
casos de registros domiciliarios efectuados por razo-
nes de urgencia tal y como lo prevé el art. 59 del Cód.
Proc. Penal Prov. Buenos Aires., norma que estatu-
ye: “Dentro de los límites y con el alcance de cada
medida, cuando concurran fundados motivos que le
permitan creer que existe peligro en la demora, el
Agente Fiscal podrá, con conocimiento inmediato del
diferenciables; ello, con más la conclusión
de que el mismo resultado hubiese sido ob-
tenido por cualquier ciudadano desde un
vuelo —incluso comercial—.
Otra cuestión traída por el caso es el re-
proche que la Cámara realiza al fiscal so-
bre la falta de consideración de existencia
de colisión —al menos confrontación— de
derechos constitucionales en juego. Y en-
tendemos que el intento de parte del órgano
revisor fue de efectuar un reproche jurídico
sobre la falta de objetividad argumentativa
del acusador al tiempo de llevar a cabo la
diligencia.
En sí, creemos que hubiese sido mejor
captado un análisis del fiscal sobre los de-
rechos en juego, esto es la garantía de la
inviolabilidad del domicilio —con el res-
guardo de la intimidad y la propiedad— y
el contraste con el descubrimiento de la
verdad y la prevención de delitos. Es que,
muchas veces, la experiencia nos coloca
ante requerimientos judiciales que no se
pronuncian o contienen argumentación
jurídica alguna.
Son comunes los memorandos de prue-
ba colectada como única consideración de
los fundamentos jurídicos que revisten los
pedidos de prueba que no dejan de resultar
medidas de coerción. Ya lo señalamos an-
teriormente: si bien el registro domicilia-
rio implica per se una forma de incorporar
prueba o elementos de convicción al pro-
cesal penal, también opera como una real
medida de coerción ya que —en rigor de
verdad— no deja de ser una forma directa
de intervención en el ámbito de libertad de
los ciudadanos.
Este pensamiento impone la necesidad
de que todo requerimiento —aun fiscal—
se encuentre abastecido debidamente, más
aún cuando su implementación implica
directamente soslayar garantías consti-
tucionalmente consagradas. Y es esto lo
que, creemos, fuera motivo del reproche
efectuado por la Cámara respecto de la la-
bor del acusador al solicitar la medida de
prueba.
Cambiando ya de rumbo analítico, es so-
bre el final del voto del Dr. Barbieri donde
se delinea el punto más álgido sobre la te-
mática traída por el caso, esto es, los recau-
dos o reglas que se imponen en lo relativo a
la necesidad —o no— de contar con orden
judicial para la captación electrónica de
imágenes.
Y es aquí donde —en rigor de verdad— y
aun ante la falta de legislación existente en
nuestro ámbito, el rol de la jurisprudencia
debía ser más tajante.
Con el mayor de los respetos por la inves-
tidura judicial de la Alzada, su postulación
en el caso concreto fue —cuanto menos—
“tibia”, en cierto modo correcta, aunque
incompleta.
A modo de ilustración, los lineamientos
fueron los siguientes:
— En la captación de imágenes sobre
espacios privados es necesario contar con
orden judicial, constituyendo este estándar,
la regla general de actuación.
Juez de Garantías, ordenar directamente el registro
de lugares de los arts. 219, 220 y 221, la requisa per-
sonal del art. 225, la orden de secuestro del art. 226,
la orden de presentación del art. 227 y la intercep-
tación de correspondencia del art. 228. En los casos
de los arts. 219, 220 y 221, el Agente Fiscal solicitará,
también de inmediato al Juez de Garantías, la conva-
lidación de las medidas. Si el Juez no se pronunciare
en contrario dentro de las 48 horas de recibida la so-
— Ante la posibilidad de “intromisiones
ilegítimas” en la privacidad de los ciudada-
nos derivadas de nuevas tecnologías, resul-
ta necesario recomendar un uso prudente
y cuidadoso de estos artefactos como me-
dio de investigación. Sin perjuicio de ello,
existen excepciones donde motivos de ur-
gencia y de gravedad pudieran ameritar el
accionar sin control judicial y jurisdiccional
previo.
Menudo problema nos deja la voz del fallo
en relación con los supuestos de captación
de imágenes por drones en los que se requie-
re orden judicial previa.
Por otro lado, alude a “cuestiones de ur-
gencia y de gravedad” que habilitan dicha
operatoria sin autorización judicial previa.
Esta laguna terminológica implica la ne-
cesidad de decidir un rumbo claro sobre
este tipo de intervenciones.
A tales fines y, empleando —sobre todo—
el derecho comparado es que, a la luz de las
reglas jurídicas que sí tenemos asumidas en
nuestro Estado de Derecho, podemos dia-
gramar —al menos intentar— un esquema
de supuestos que, a modo de conclusión,
pretende coronar el esfuerzo del escribien-
te.
Sobre tal entelequia, hemos decidido
aportar un panorama enunciativo que se
desarrolla a continuación:
— Captación de imágenes por artefactos en
espacios públicos o abiertos:
En este caso no resultaría necesario
contar con orden judicial previa. Sí po-
dría —eventualmente— imponerse la obli-
gación por parte del fiscal de comunicar
y poner en conocimiento inmediato del
juez interviniente, sobre la operación de
vigilancia aérea, actividad probatoria que
quedaría sujeta a posterior ratificación
judicial (22). Este último requisito podría
mejorar el control de constitucionalidad y
evitar la discrecionalidad en el accionar de
los agentes judiciales.
— Captación de imágenes por artefactos en
espacios privados o cerrados (domicilio) o, res-
pecto de sus lugares anexos o adyacentes:
En este supuesto sería obligatorio contar
con la orden judicial previa.
Sobre esta base, debe entenderse que la
garantía de “inviolabilidad de domicilio”
merece interpretarse conforme las reglas
internacionalmente consagradas en nues-
tro Estado de Derecho, razón por la que
debe aplicarse con carácter amplio y exten-
sivo —incluyéndose las invasiones sin pene-
tración directa—.
— Excepciones a la regla de contar con au-
torización judicial para la captación de imá-
genes por artefactos en espacios privados o
cerrados (domicilio) o, respecto de sus lugares
anexos o adyacentes:
Este supuesto es —sobre seguro— el más
polémico. Es que aquí es donde la necesi-
dad de contar con reglas legislativas claras
nos ahorraría la judicialización de los casos
afectados.
licitud, la medida se tendrá por convalidada...”.
(23) Técnicamente, en el Espacio Aéreo Segrega-
do: Espacio aéreo de dimensiones especificadas asig-
nado a usuarios específicos para su uso exclusivo,
conf. art. 1º del Anexo de la res. ANAC 527/2015.
(24) “...El dominio de una cosa inmueble se extien-
de al subsuelo y al espacio aéreo, en la medida en que
su aprovechamiento sea posible, excepto lo dispues-
to por normas especiales...”.
Sin desconocer que resulta el conside-
rando, el más “casuístico” de todos, hemos
estimado con carácter general incluir los
siguientes supuestos.
a) cuando en la inspección desde el ex-
terior —desde una posición a la que se
pueda acceder y permanecer legalmen-
te— hacia el interior de un espacio priva-
do se utilicen mecanismos que no impli-
quen superar el campo visual o auditivo
normal de la persona humana, o que no
transgredan las defensas dispuestas por
sus moradores.
b) cuando la inspección se realice desde
el espacio aéreo público (23) que excede el
propio del fundo privado —interpretación
armónica del art. 1945 del Cód. Civil (24), del
art. 6º del Cód. Aer. (25) y de la reglamen-
tación 527/2015 de la ANAC—, siempre y
cuando se lleve a cabo por mecanismos que
no impliquen superar el campo visual o au-
ditivo normal de la persona humana o que
no transgredan las defensas dispuestas por
sus moradores.
c) cuando se den los supuestos con-
templados en las legislaciones procesa-
les referentes a la autorización de alla-
namiento de domicilio sin orden judicial
previa  (26) .
Queda resguardado este supuesto, para
aquellos casos en los que operen razones de
necesidad y peligro en la dilación de ejecu-
tar la medida, en perjuicio de las personas
o el resguardo de los medios de prueba del
delito.
V. Corolario
Tras haber dado tratamiento a los aspec-
tos más álgidos del caso jurisprudencial
traído a colación, debemos dejar a salvo la
problemática de no contar en nuestro ámbi-
to con ninguna reglamentación o normativa
referente a la implementación de los vehí-
culos aéreos no tripulados en la investiga-
ción penal.
Esto implica directamente un entrama-
do discrecional de los agentes judiciales
que, en su andar, deberán ir delineando los
supuestos que —a la luz de los principios
constitucionales en juego— permitan arro-
jar luz sobre los límites a las nuevas técni-
cas de investigación estatal.
Ahora bien, dicha tarea —de encomiable
dificultad e importancia— seguramente
nos investirá de horizontes poco claros a
lo largo del tiempo. Es que el movimiento
pendular de la política criminal —sumida
tantas veces en el clamor popular— no nos
esperanza en encontrarnos con un gradual
diagrama que se convierta en dogma de ac-
tuación para la materia.
Antes bien, serán límites difusos que evi-
denciarán aún más la necesidad de contar
con legislación específica.
Recordemos que muchos países han —al
menos— comenzado este camino por medio
de reglamentaciones administrativas espe-
cíficas de la materia aeronáutica o protoco-
los de actuación que, ante el eventual vacío
legal, arrojarán herramientas mínimas para
el adecuado empleo de dichas tecnologías.
(25) Nadie puede, en razón de un derecho de pro-
piedad, oponerse al paso de una aeronave. Si le pro-
dujese perjuicio, tendrá derecho a indemnización.
(26) Véase, p. ej., los supuestos de los arts. 227 del
Cód. Proc. Penal Nación, o 222 del Cód. Proc. Penal
Prov. Buenos Aires.

Me permito reiterar la opinión alguna vez
documentada, referente a que el pánico a la
falta de “normativización” —en el sentido
más amplio de la palabra— lo vivimos todos.
Y ello, según he dicho, porque es allí donde
aparece el trabajo artesanal de los agentes
judiciales en “echar mano” a los principios
generales del derecho, al derecho compa-
JURISPRUDENCIA
Locación
Rechazo de la demanda por consignación
interpuesta por el locatario. Procedencia
de los daños derivados de la falta de resti-
tución del inmueble. Buena fe.
1. - Solo la negativa injustificada del acree-
dor autoriza al deudor a hacer la con-
signación judicial. Pero si la actitud del
acreedor que no acepta el pago es legíti-
ma, se impone el rechazo de la demanda
por consignación y en este caso la nega-
tiva a recibir un canon locativo fue legíti-
ma, pues la locadora había dado fin a la
locación.
2. - Si se admitiese la pretensión del inqui-
lino de que se le continuasen recibiendo
los arriendos una vez vencido el término
del contrato, se pondría en sus manos un
modo de conminar al acreedor no a reci-
bir el pago, sino a continuar la relación
locativa.
3. - El reclamo de daños por la demora en
restituir el local alquilado es procedente,
pues mientras la locadora tomó en con-
sideración los inconvenientes que mani-
festaba tener el inquilino para trasladar
su negocio (armería), demoró el inicio del
juicio de desalojo y hasta hizo participar a
un hermano suyo para que hiciera gestio-
nes administrativas ante el gobierno local
relativas a ese traslado; el locatario no de-
mostró haber iniciado los trámites con la
diligencia que era menester.
122.479 — CNCiv., sala G, 26/02/2020. - C. C.
O. c. R. D. Y. s/ Consignación y R. D. Y. c/ C.
C. O. s/ Daños y perjuicios.
[Cita on line: AR/JUR/191/2020]
2ª Instancia. — Buenos Aires, 26 de febre-
ro de 2020.
El tribunal estableció la siguiente cuestión
a resolver:
¿Es justa la sentencia apelada?
A la cuestión planteada el doctor Carranza
Casares dijo:
I. La sentencia apelada
La sentencia de fs. 470/482 hizo lugar con
costas a la demanda por consignación inter-
puesta por C. O. C. contra D. Y. R., a la par que
{ NOTAS }
(1) WAYAR, E., El pago por consignación y la mora
del acreedor, 2ª ed., Ed. Depalma, Buenos Aires, 2000,
ps. 47/48.
(2) GRECO, Roberto, “Extinción de las Obligaciones”,
RDCO, p. 113.
(3) PARELLADA, en BUERES, dir. HIGHTON,
coord., “Cód. Civil...”, Ed. Hammurabi, Buenos Aires,
rado, a las reglas de la costumbre, de los
usos y del propio sentido común, toda esta
actividad que —por cierto— no resulta ser
común ni cotidiana en materias en las que
rige el Principio de “Reserva Legal”.
Nuestra Constitución no ha preparado
para evitar que los cambios sociales y tec-
desestimó, también con costas, la articulada
por esta última y C. O. contra el primero.
A tal fin la jueza de la causa consideró que
el actor al iniciar el juicio de consignación ha-
bía depositado el monto total del valor locativo
adeudado respecto del inmueble de la calle ...
de esta ciudad.
A su vez, en cuanto al proceso de daños y
perjuicios por alquileres no percibidos de par-
te de un nuevo inquilino debido a la demora en
devolver el bien, sostuvo la magistrada que el
demandado había actuado de buena fe, aten-
diendo especialmente a las particularidades
del rubro de venta de armas que dificultaron
su traslado, lo que era conocido por la parte
locadora.
II. El recurso
El fallo fue apelado por los vencidos quienes
presentaron su memorial a fs. 497/507 cuyo
traslado fue contestado a fs. 510/518.
Aducen que no había relación contractual
que los obligase a recobrar un canon locativo,
que el pago no fue íntegro y que el pagador es-
taba en mora.
También señalan que el demandado por da-
ños incumplió su deber de restituir en término
el bien y que, además, no tuvo una actitud dili-
gente para concretar la devolución.
III. La apelación diferida
Antes de entrar en el estudio de la cuestión
de fondo, he de examinar el recurso concedido
con efecto diferido a fs. 74 del expediente por
daños, en relación con la condena en costas
allí decidida a fs. 71/72 y cuyos fundamentos
de fs. 73, fueron respondidos a fs. 522 del expe-
diente por consignación.
La resolución de fs. 71/72 dispuso la acu-
mulación de procesos requerida por el allí
demandado, con costas a la parte actora ven-
cida.
Esta última funda su recurso en el hecho de
que no se habría opuesto a la acumulación de-
cidida.
Tal apelación a mi juicio no puede prosperar,
no tanto porque no se pronunció a favor de la
mentada acumulación, sino porque a fs. 68,
junto con otras pretensiones del demandado,
solicitó “su liminar rechazo con costas”.
Consecuentemente, postulo el rechazo del re-
curso, con costas (art. 69 del Código Procesal).
1979, T. 2-B, p. 116 y sus citas de Busso.
(4) LLAMBÍAS, J. J., “Tratado de Derecho Civil. Obli-
gaciones”, 5ª ed., Ed. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, T.
II, nº 1546, p. 875; BOFFI BOGGERO, Luis. M., “Tratado
de las Obligaciones”, Tomo IV, Nº 1364 p. 143 y ss.; BOR-
DA, G., “Tratado...Obligaciones”, Ed. Abeledo-Perrot,
T. I, nº 751, p. 468; BELLUSCIO-ZANNONI, “Código Ci-
nológicos avancen con tal exorbitancia que
las normas jurídicas que los regulan eviden-
cien su “rusticidad” o carácter “estoico”.
Existen herramientas para invocar al
Poder Legislativo en la necesidad de san-
cionar una ley que aporte límites claros a
la actividad punitiva del Estado y es ahí
IV. La consignación
Esta sala ha recordado en R.504.550, 507.738
y 507.744, del 17/03/2009, que la finalidad pri-
mordial de la obligación es su cumplimiento, lo
que hace a su escasa vocación de perpetuidad
que distingue a los derechos personales de los
reales. Para que dicha finalidad se concrete, es
menester que acreedor y deudor asuman un
determinado comportamiento de cooperación
recíproca: mientras el solvens debe cumplir, el
accipiens debe colaborar facilitando la libera-
ción del primero (1).
Ante el incumplimiento del acreedor de este
deber jurídico, o bien ante el dudoso derecho
al crédito que este pudiera ostentar, la ley con-
fiere al deudor la posibilidad de exigir la reali-
zación de tal conducta e imponer el pago que
debiera hacer para obtener así la liberación co-
rrespondiente (art. 505 in fine del Cód. Civil; ver
art. 731 del Cód. Civ. y Com. de la Nación), de tal
suerte que el pago por consignación constitu-
ye la vía que la ley otorga al deudor para hacer
efectivo —de manera coactiva— su derecho a
pagar y obtener así la extinción de la obligación
y su consecuente liberación (2), a fin de que se
realice por un lado la finalidad de interés social
de que las relaciones creditorias se liquiden
en la forma más conveniente a los intereses
en juego y en el aspecto individual para evitar
que continúe restringida la libertad jurídica del
deudor (3).
Se trata de un remedio excepcional, al que
puede acudir el deudor cuando le resulta coar-
tado el ejercicio de su derecho de pagar, por la
existencia de un obstáculo efectivo al cumpli-
miento eficaz de su prestación (4). Ello implica
que el deudor debe justificar el motivo por el
cual recurre a ese medio, para lo cual le co-
rresponde acreditar alguna de las situaciones
normadas por el art. 757 del referido cuerpo
legal (5), cuya enumeración, de todos modos, se
ha considerado que es simplemente enunciati-
va, no taxativa (6).
Esta norma —inspirada en el art. 1079 inc. 4º
del Esboço de Freitas— prevé en su inciso 1º que
la consignación puede tener lugar cuando el
acreedor no quisiera recibir el pago ofrecido
por el deudor.
Sólo la negativa injustificada del acreedor
autoriza al deudor a hacer la consignación ju-
dicial. Pero, si la actitud del acreedor que no
acepta el pago es legítima, se impone el rechazo
de la demanda por consignación (7).
Estimo que la negativa a recibir un canon lo-
cativo fue legítima pues la locataria había dado
fin a la locación.
vil...”, Ed. Astrea, T. III, p. 547; CAZEAUX-TRIGO RE-
PRESAS, “Derecho de las Obligaciones”, T. III, p. 249,
Ed. Platense.
(5) CNCiv., esta Sala, 20/08/1981, en LA LEY, 1981-D,
419.
(6) CNCiv., sala C, “Camuyrano, H. G. c. Andak Cons-
trucciones SA”, del 21/11/1985, en LA LEY, 1986-B, 413.
miércoles 18 DE marzo DE 2020 | 11
donde no puede haber argumentación en
contra de tal empresa, porque no hay ma-
yor garantía en un Estado de Derecho que
la propia existencia permisiva o prohibitiva
de todo acto humano.
Cita online: AR/DOC/91/2020
El art. 1622 del Cód. Civil dispone que si ter-
minado el contrato, el locatario permanece en
el uso y goce de la cosa arrendada, no se juz-
gará que hay tácita reconducción, sino la con-
tinuación de la locación concluida, y bajo sus
mismos términos, hasta que el locador pida la
devolución de la cosa; y podrá pedirla en cual-
quier tiempo, sea cual fuere el que el arrenda-
tario hubiese continuado en el uso y goce de la
cosa (ver en similar sentido el art. 1218 del Cód.
Civ. y Com. de la Nación).
No está discutido que la locadora reclamó
la restitución del bien a través de la carta do-
cumento del 5 de febrero de 2014 (fs. 112 del
proceso de consignación y fs. 10 del de des-
alojo).
Esta sala ha señalado que, si llegada la fecha
en que se hace exigible la restitución, el loca-
tario no la hace efectiva, comenzará a retener-
lo indebidamente, lo que habilita al primero a
iniciar el juicio de desalojo, así como también a
reclamarle la indemnización por daños y per-
juicios [art. 1609 del Cód. Civil (8)].
De allí que, a partir de la notificación aludi-
da, en febrero de 2014, la ocupación del locata-
rio devino ilegítima, y en virtud del nombrado
art. 1609, ante la falta de restitución de la cosa
arrendada, el locador podía “desde luego de-
mandarlo por la restitución con las pérdidas e
intereses de la demora”.
En estas circunstancias, si se admitiese la
pretensión del inquilino de que se le continua-
sen recibiendo los arriendos, se pondría en sus
manos un modo de conminar al acreedor no a
recibir el pago, sino a continuar la relación lo-
cativa (9).
Consecuentemente, no era injustificada la
negativa de la locadora a recibir el pago inten-
tado por el locatario.
Destaco que, más allá de que hubiera inicia-
do una mediación por cobro de alquileres que
no prosiguió, lo cierto es que ha sido inequívo-
ca su voluntad de no continuar con el vínculo
contractual. Primero al requerirle al inquilino
verbalmente el bien en octubre de 2013 (fs. 38
del juicio de desalojo y 82 vta. del de consigna-
ción) y posteriormente al reclamárselo formal-
mente en febrero de 2014 a través de la carta
documento mencionada.
Esta manifestación de voluntad, además, la
reiteró al promover el juicio por desalojo.
De manera tal que no estaba constreñida a
recibir los pagos de una relación locativa extin-
guida, sin perjuicio de lo que pudiese reclamar
(7) LLAMBÍAS, “Tratado de Derecho Civil, Obliga-
ciones”, Ed. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1982, T. II-B,
p. 270.
(8) CNCiv., esta Sala, expte. 9793/2010, del
05/10/2015.
(9) CNCiv., esta Sala, L. 579.582 y 579.583, del
26/03/2012.
12 | miércoles 18 DE marzo DE 2020
por el incumplimiento de la restitución del in-
mueble.
A la luz de lo expuesto, propongo rechazar la
consignación intentada.
V. Los daños
No es materia de discusión que el locatario
debía devolver el inmueble.
El contrato disponía su desocupación al ex-
pirar el plazo contractual (cláusula segunda) y,
como he recordado, la locadora envió una carta
documento reclamando la restitución del bien.
Además, la cuestión de la devolución fue zan-
jada en el juicio de desalojo.
El allí demandado opuso entonces similares
defensas a las esgrimidas en el pleito por daños,
vinculadas con las dificultades generadas por
el traslado de la armería (fs. 37/40), que fueron
desestimadas por la sentencia de fs. 48, confir-
mada por este tribunal a fs. 156/157.
Ahí se dijo: “no escapa al criterio de la sala
la mayor complejidad que pudiere rodear el
lanzamiento por la naturaleza de la actividad
que explota el demandado y de las mercade-
rías que se hace necesario trasladar, pero de
acuerdo con las fechas que es posible ponde-
rar liminarmente en orden al vencimiento del
contrato, la del pedido de restitución que se
denuncia en el responde y la de inicio de los
trámites pertinentes ante el Gobierno local
y la respectiva autoridad competente, no se
aprecia elemento sustancial susceptible de
oponer a la pretendiente, que permita diferir
u otorgar un plazo mayor para el cumplimien-
to de la manda”.
Coincido con la jueza, en que resulta decisivo
en la interpretación del contrato que vinculaba
a las partes recurrir a la buena fe.
Como es sabido, los contratos deben cele-
brarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe y
de acuerdo con lo que verosímilmente las par-
tes entendieron o pudieron entender, obrando
con cuidado y previsión (art. 1198 del Cód. Civil
y arts. 961, 1061 y 1063 del Cód. Civ. y Com. de
la Nación).
En este sentido, advierto que la locadora
tomó en consideración los inconvenientes que
manifestaba tener el inquilino para trasladar
su negocio. Le ofreció un convenio de desocu-
pación que contemplaba esta situación (fs. 156
y 198 del pleito por consignación), demoró el
inicio del juicio de desalojo hasta octubre de
2014 (fs. 13 vta. de ese proceso) y hasta hizo
participar a un hermano suyo para que hicie-
ra gestiones administrativas ante el gobierno
local relativas a ese traslado (fs. 247/248 del
juicio de daños).
Por su parte, el locatario no demostró haber
iniciado los trámites con la diligencia que era
menester. Sólo constan actuaciones a partir de
mayo de 2014 (fs. 367/400 del proceso de con-
signación), cuando debía restituir el inmueble
en febrero de ese año. Y, lo que, es más, a pesar
que alegaba que no podía mudar la mercadería
hasta no terminar los trámites administrativos,
antes de que tuviera lugar el lanzamiento y de
{ NOTAS }
(10) Ver ALTERINI, Atilio Aníbal “La cláusula penal
flexible”, en LA LEY, 2009-B, 1119 y sus citas.
PROPIEDAD DE LA LEY S.A.E. e I. - Administración, Comercialización y Redacción: Tucumán 1471 (C. P. 1050 AAC) Teléfono: 54-11-4378-4765 - Bs. As. Rep. Arg. - Registro Nacional de la Propiedad Intelectual Nº 5074180
la culminación de los aludidos trámites, la había
enviado a otra armería (fs. 190 del desalojo).
De allí que estimo procedente el reclamo de
daños por la demora en restituir el local alqui-
lado.
Ahora bien, la reparación de este perjuicio
ha sido prevista por las partes al convenir una
cláusula penal respecto de este incumplimien-
to.
El art. 652 del Cód. Civil —aplicable en razón
de lo dispuesto por el art. 7 del Cód. Civ. y Com.
de la Nación— disponía que la cláusula penal
es aquella en que una persona, para asegurar
el cumplimiento de la obligación, se sujeta a
una pena o multa en caso de retardar o de no
ejecutar la obligación. Y en términos similares
la contempla el art. 790 del aludido Cód. Civ. y
Com. de la Nación.
Como se sabe, tiene dos funciones principa-
les: una compulsiva o estimulativa mediante la
cual proporciona un incentivo para la conducta
del deudor, esto es, para el cumplimiento espe-
cífico de su obligación; y otra indemnizatoria o
reparadora, a través de la cual se fija de ante-
mano el monto de los daños resarcibles para el
caso de incumplimiento (10).
Desde la perspectiva de esta última fun-
ción, importa una valuación o liquidación an-
ticipada de los perjuicios que provoca la falta
de acatamiento de la obligación. Constituye,
así, una predeterminación convencional del
daño (11).
Tanto es así que el acreedor no está obligado
a probar que ha sufrido perjuicios, ni el deu-
dor podrá eximirse de satisfacerla probando
que el acreedor no ha sufrido perjuicio alguno
(art. 656 del Cód. Civil y de igual forma 794 del
Cód. Civ. y Com. de la Nación); pero, a su vez,
el acreedor, como regla, no tiene derecho a otra
indemnización, aunque pruebe que la pena no
es reparación suficiente (art. 655 del Cód. Ci-
vil y en similar sentido art. 793 del Cód. Civ. y
Com. de la Nación).
La cláusula séptima del contrato firma-
do entre las partes dice que, si el locatario
no desocupa el bien a la finalización de esta
locación, deberá abonar al locador la suma
diaria que resulta de dividir por treinta el al-
quiler del último mes, multiplicado por tres y
a aplicarle la multa (intereses) detallada en la
cláusula cuarta del contrato (fs. 5 del juicio de
desalojo).
La entidad del monto del canon locativo no
ha podido ser establecida con precisión porque
la locadora no entregaba recibos ni registraba
tales desembolsos (ver informe de la perita con-
tadora de fs. 424). De allí que estimo razonable
su determinación sobre la base de las dos esti-
maciones de inmobiliarias de la zona que han
reconocido la autenticidad de los documentos
en las que las formularon (fs. 332 y 333); sobre-
manera si se repara en que la demandada no
presentó otros informes que contrarrestasen
tales estimaciones.
Si bien la suma consignada es de alrededor
del 60% del valor locativo indicado por esos
informes, destaco que éstos corresponden a la
(11) CNCiv., esta Sala, L. 532.760, del 11/09/2009 y sus
citas.
Impreso en La Ley, Rivadavia 130, Avellaneda, Provincia de Buenos Aires.
totalidad del inmueble, en tanto que al deman-
dante sólo se le había entregado la tenencia de
un 30% del bien.
Postulo, entonces, admitir el reclamo por
daños cuyo importe se determinará en función
de la cláusula penal aludida, incluidos los inte-
reses de la cláusula cuarta del contrato, sobre
la base de un último alquiler de $3.500, en la
etapa de ejecución de sentencia, con el alcance
de los arts. 656 del Cód. Civil y 794 del Cód. Civ.
y Com. de la Nación.
V. Conclusión
En mérito de lo expuesto, después de haber
examinado las argumentaciones y pruebas
conducentes propongo al acuerdo confirmar la
imposición de costas de fs. 71/72 del juicio por
daños, con costas; y revocar la sentencia defi-
nitiva apelada para rechazar la consignación
intentada y para admitir la demanda por daños
con el alcance de lo previsto en el apartado IV;
con costas de ambas instancias a la parte ven-
cida (art. 68 del Código Procesal).
Los doctores Polo Olivera y Bellucci votaron
en el mismo sentido por razones análogas a las
EDICTOS
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil y Comercial Federal Nº 10, Secretaría
Nº 20, sito en Libertad 731, 9º Piso de esta
Ciudad, informa que FENG CAI de nacio-
nalidad China con DNI Nº 93.258.762 ha
iniciado los trámites tendientes a obtener
la ciudadanía argentina. Por ello cualquier
persona que tuviere conocimiento de algún
acontecimiento que estimara podría obstar a
dicha concesión, deberá hacerlo saber a este
Juzgado. Publíquese por dos días.
Buenos Aires, 6 de septiembre de 2018
Matías M. Abraham, sec. int.
LA LEY: I. 18/03/20 V. 19/03/20
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil y Comercial Federal Nº 3, a cargo del
Dr. José Luis Cassinerio —juez subrogan-
te—, Secretaría Nº 6, a cargo de la Dra. María
Florencia Millara, sito en Libertad 731, piso
4to., de esta Ciudad, hace saber CRISTIL
BARBARA SÁNCHEZ BOLÍVAR, DNI
Nº 94.952.238, de nacionalidad venezolana,
ha solicitado la declaración de la “Ciudadanía
Argentina”. Cualquier persona que conozca
algún impedimento para la concesión de di-
cho beneficio podrá hacerlo saber a través del
Ministerio Público, dentro del plazo de quince
días hábiles contados a partir de la última pu-
blicación. Publíquese por dos días.
Buenos Aires, 5 de marzo de 2020
María Florencia Millara, sec. fed.
LA LEY: I. 18/03/20 V. 18/03/20
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil y Comercial Federal Nº 8, Secretaría
Nº 15, sito en Libertad 731, 7º piso, de Capi-
tal Federal, hace saber que LUIS EDUARDO
CAMACARO COTTE, nacido en Caracas-
Venezuela, el 31 de marzo de 1993, con DNI
Nº 94.893.013, ha peticionado la concesión
de la Ciudadanía Argentina, a fin de que los
interesados hagan saber a este Juzgado las
circunstancias que pudiesen obstar a dicho
pedido. El presente deberá ser publicado
por dos veces en un lapso de quince días en
LA LEY.
Buenos Aires, 26 de febrero de 2020
Martín Cortés Funes, sec.
LA LEY: I. 18/03/20 V. 18/03/20
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil y Comercial Federal Nº 5, a cargo del
Dr. Patricio Maraniello y Secretaría Nº 10
Síganos en /thomsonreuterslaley @TRLaLey
expresadas en su voto por el doctor Carranza
Casares.
Y Vistos: Por lo que resulta de la votación
de que instruye el acuerdo que antecede,
se resuelve: I. Confirmar la imposición de
costas de fs. 71/72 del juicio por daños, con
costas; y revocar la sentencia definitiva ape-
lada para rechazar la consignación inten-
tada y para admitir la demanda por daños
con el alcance de lo previsto en el apartado
IV; con costas de ambas instancias a la par-
te vencida. II. Los honorarios se fijarán una
vez establecidos los de la instancia de gra-
do. III. Agréguese copia certificada de la pre-
sente en las actuaciones acumuladas (Expte.
Nº 30498/2016). IV. Se deja constancia que
la publicación de esta sentencia se encuen-
tra sujeta a lo establecido por el art. 164, se-
gundo párrafo, del Código Procesal. Regís-
trese, notifíquese a las partes en el domicilio
electrónico denunciado, conforme lo dispo-
ne la ley 26.685 y acordadas 31/11 y 38/13 de
la CSJN, oportunamente cúmplase con la
acordada 24/13 de la Corte Suprema de la
Nación y devuélvanse. — Carlos A. Carranza
Casares. — Gastón M. Polo Olivera. — Carlos
A. Bellucci .
a mi cargo, sito en Libertad 731, piso 10º IGNACIO S/EJECUTIVO”, Expte. COM
de Capital Federal, hace saber que BRITO 000801/2019, que el martillero Guillermo
HERNANDEZ EDUARD AMILCAR, DNI Jorge Riguera, rematará el 27 de marzo de
Nº 95.645.952, de nacionalidad venezolana 2020, a las 11:15 h, en Direc. de Subastas Ju-
y de ocupación empleado bancario, ha inicia- diciales de calle Jean Jaures Nº 545, Capital
do los trámites tendientes a la obtención de Federal, en el estado en que se encuentran
la Ciudadanía Argentina. Cualquier persona y se exhibe, sin base, al contado y al mejor
que tuviere conocimiento de algún aconteci- postor los bienes del demandado según
miento que pudiere obstar a dicha concesión, loteo. Exhibe el 25 de marzo de 14 a 16 h, en
deberá hacer saber su oposición fundada al Ciudad de La Paz Nº 152, baulera SS, CABA:
Juzgado. Publíquese por dos veces, en el lap- faz Panasonic KX-FT38; equipo Sony home
so de quince días. audio CMT-520; Split Hiesense; cuna y sillas
Buenos Aires, 20 de febrero de 2020 de madera; estantería rústica; vitrina con
M. Andrea Salamendy, sec. cuatro estantes; vitrina de vidrio; biblioteca
LA LEY: I. 18/03/20 V. 18/03/20 de madera; reclinatorio de madera; lámparas
de alpaca con asta de ciervo y con huevos de
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en ñandú; espejos marco de alpaca; ponchos
lo Comercial Nº 4, a cargo del Dr. Héctor H. norteños y aguayos; artículos camperos;
Vitale, Secretaría Nº 8, sito en Av. Diagonal cuchillos de asado; facón de alpaca; mates
Roque Sáenz Peña 1211, piso 1, CABA, comu- de calabaza y alpaca; bombillas, azucarera;
nica por 5 días en el expediente caratulado: tarjeteros, lapiceros y pastilleros alpaca;
“COMPAÑÍA DEL VALLE CENTRAL S.A. S/ fuente sopera; jarra chica y pava grande de
CONCURSO PREVENTIVO (34006/2019), metal plateado; pava de barro cocido; para-
que por auto de fecha 18 de febrero de 2020, güero de cuero; bastones de madera o caña;
se dispuso la apertura del concurso preven- estribo de madera antiguo; cuadros de caba-
tivo de COMPAÑÍA DEL VALLE CENTRAL llos criollos; espejo ovalado marco de alpaca;
S.A., CUIT 30-70846357-0. El síndico de- marcos de alpaca repujada y lisos. Exhibe el
signado es contador Jorge Alfredo Ceballos, 26 de marzo de 14 a 16h, en calle Arenales
con domicilio en la calle Aguaribay 6736, Nº 1325, CABA; vitrina mostrador dos es-
CABA, Tel.: 1544383683, mail: ceballosger- tantes de vidrio; y puertas corredizas; ropero
vasi@yahoo.com.ar. Los acreedores podrán antiguo de madera; exhibidor cajón grande
concurrir ante el Síndico a verificar sus crédi- y dos estantes. IVA a cargo del comprador.
tos hasta el 19/jun./20, en el horario de 12 a Comisión 10%; arancel: 0,25%. Para tomar
18 horas. El plazo para formular observacio- conocimiento de las condiciones de venta, los
nes ante el síndico vence el 3/jul./20. El síndi- interesados deberán concurrir por Secretaría
co presentará los informes correspondientes a consultar el expediente.
a los arts. 35 y 39, los días 19/agosto/20 Buenos Aires, 20 de febrero de 2020
y 30/septiembre/20, respectivamente. La Federico H. Campolongo, sec.
resolución relativa a la procedencia y alcan- LA LEY: I. 17/03/20 V. 18/03/20
ces de las solicitudes formuladas por los
acreedores (conf. LCQ:36) será dictada por el El Juzgado Nacional de Primera Instancia
Tribunal a más tardar el día 2 de septiembre en lo Civil y Comercial Federal Nº 2, Secre-
de 2020. La audiencia informativa se llevará taría Nº 4, sito en la calle Libertad 731, Piso
a cabo el día 9 de abril de 2021 a las 10:00 4to. —Capital Federal—, informa que la Sra./
horas en la sede del Tribunal. Sr. FRITZ TOP ATHIS de nacionalidad hai-
Buenos Aires, 3 de marzo de 2020 tiano, DNI Nº 95.782.320, ha iniciado los
Ignacio M. Galmarini, sec. trámites para obtener la Ciudadanía Argen-
LA LEY: I. 16/03/20 V. 20/03/20 tina. Cualquier persona que conozca algún
impedimento al respecto deberá hacer saber
El Juzgado Nac. de Prim. Inst. en lo Comer- su oposición fundada al Juzgado. Publíquese
cial Nº 25, Secret. 50, sito en Av. Callao por dos veces en un lapso de 15 días.
Nº 635, Piso 4º, Capital Federal, comunica Buenos Aires, 26 de diciembre de 2019
por dos días en autos “MONTENEGRO, María Fernanda de Gouvea, sec. interina
LUIS CARLOS C/OTAMENDI, PABLO LA LEY: I. 17/03/20 V. 17/03/20