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Ensayo sobre Antropología Económica

Curso: UNAD. Enero de 2014


Por: María Constanza Marulanda Álvarez
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ENSAYO: CONSIDERACIONES SOBRE ANTROPOLOGÍA ECONÓMICA

“…antes de nuestra época, no ha existido jamás ninguna


economía que estuviese controlada por los mercados,
ni siquiera en principio. A pesar del coro de
encantamientos académicos tan persistente en el
siglo XIX, la ganancia y el beneficio obtenidos en el
intercambio no desempeñaron jamás una parte tan
importante en la economía humana. Aunque
la institución del mercado era bastante
común desde finales de la Edad de piedra,
su papel era sólo incidental en la vida económica”.

Karl Polanyi

Nos interesa en el presente escrito indagar acerca de lo que trata la antropología


económica, cómo surge, cómo se desarrolla, qué estudia y cuáles son los conceptos
centrales que trabaja.

Hasta inicios del siglo XX, el aspecto económico de las sociedades sin escritura, sin
tecnología1 y que respondían a visiones religiosas y cosmogónicas diferentes a las de
las sociedades industrializadas de Occidente, no era tenido en cuenta y se daba por
descontado que siquiera pudieran tener relaciones de intercambio. Es hasta el inicio
del siglo XX que antropólogos como B. Malinowsky2, Franz Boas3 y R. Firth4, quienes
a partir de sus investigaciones de campo, sumergidos en la vida cotidiana de estos
pueblos y conviviendo con sus habitantes, se dedicaron a analizar y desentrañar las
complejidades de las relaciones económicas que se presentaban al interior de la
dinámica de estas sociedades.

Malinowski, además del importante trabajo que deja para el conocimiento


antropológico moderno y en general para las ciencias sociales, desentraña el
ceremonial de intercambio comercial más importante que ponían en práctica los
habitantes de las islas Trobiand, denominado: el Kula5. Este comercio que a simple

1
En el sentido de tecnología industrial y desarrollada.
2
Con la publicación de su libro “Los Argonautas del Pacífico” en 1922.
3
Franz Boas es conocido por sus trabajos estudiando a los Indios Kwakiutl, en el norte de Vancouver
(Canadá),
4
Publica su trabajo etnográfico sobre la sociedad polinesia de la isla de Tikopia en 1936, titulado “We the
Tikopia”.
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Este intercambio económico ceremonial se realizaba entre diez y ocho islas de Nueva Guinea e involucraba
a millares de individuos que debían transportarse por canoas para realizar los intercambios respectivos.

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vista se desarrolla dentro de las pautas de “mercado” normales, no se trata de una


simple transacción comercial, es decir, no se basa en una relación utilitaria, de
beneficios y pérdidas, sino que es un intercambio que también satisface necesidades
emocionales y estéticas profundas de quienes participan en él. Así pues, para los
habitantes de estas islas, la celebración de ritos mágicos y el ceremonial de palabras
mágicas, son prácticas culturales necesarias e imprescindibles para el éxito de toda
empresa que se emprenda. La magia tiene una parte esencial en el proceso
productivo y económico. Según Malinowski, “la creencia en la magia es una de las
tres grandes fuerzas psicológicas que cooperan en la organización y sistematización
del esfuerzo económico en las islas Trobriand”.

De este modo, el estudio del kula, que ocupa un lugar central en su obra: “Los
argonautas del Pacífico” (1922); revela que en una economía primitiva como la que
comparten estas islas, intervienen factores que no solamente tienen que ver con la
maximización de beneficios económicos, ganancia y riqueza, sino que el aspecto
económico está también intervenido por factores mágicos y de prestigio, no ligados
específicamente a valores mercantiles. Este fenómeno muestra la complejidad de los
intercambios económicos de estas islas de las melanesias que participaban en el
comercio Kula, donde la producción, el cambio y el consumo están organizados
socialmente y regulados por la costumbre.

Por otra parte, esta sorprendente y rigurosa investigación antropológica, puso de


presente la importancia que tiene el aspecto económico en todas las colectividades
humanas, sin importar el proceso de desarrollo industrial, tecnológico y mercantil
que se presente, dejando ver que la construcción del pensamiento económico es
fruto de combinaciones complejas que se dan al interior de las sociedades, cuestión
que ha sido propia de la evolución cultural de la especie. De ahí que la evolución del
pensamiento y la cultura no pueda ser homogéneo, ni lineal, sino que es diverso y
presenta diferentes bifurcaciones.

También el estudio realiza una crítica a la idea del “homo-economicus”, que aparece
en el pensamiento teórico-económico del siglo XVIII, el cual parte de que los seres
humanos están siempre animados por una conducta racional, calculadora y de
maximización de ganancias o utilidades. Igualmente, presenta una crítica severa a la
concepción económica común que existía sobre las sociedades primitivas, la cual
despreciaba y negaba toda posibilidad de pensamiento y práctica económica de los
pueblos que estaban por fuera de los circuitos industriales, mercantiles y
tecnológicos de Europa.

De este modo, Malinowsky demostró que la producción y la distribución de bienes


estaba ligada a las relaciones sociales como la magia y el parentesco; por lo que no
existía una esfera económica separada en la organización social de las sociedades

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“primitivas”. La institucionalización de tal separación de la esfera económica ocurre


en el siglo XIX, momento en que la tierra y el trabajo como la naturaleza y las
personas se convierten en mercancías y surge lo que se ha denominado la “sociedad
de mercado”.

Posteriormente, R. Firth en su estudio sobre los Tikopia de la Polinesia “We the


Tipokia” (1936), también hace una crítica al concepto tradicional del “hombre
económico” del que partían los economistas clásicos (Adam Smith y David Ricardo)6
y explica que los habitantes de Tikopia no tienen dinero, ni mercado, ni interés en
crear empresas; sin embargo, tenían un comportamiento económico que se regía por
criterios sociales, normas morales y prescripciones rituales que los convertía en
hombres de negocios7. En su estudio y observación rigurosa que hace de los
habitantes de la isla, consideró que tanto la cooperación en el trabajo, como las
diferentes formas de tenencia de la tierra, tenían la misma importancia que el
lenguaje, la socialización y el parentesco.

Es bueno mencionar aquí, la obra de otro antropólogo investigador Marcel Mauss8,


quien se interesó por indagar el papel que tenía la forma y función de los
intercambios de bienes y servicios que se presentaban en sociedades primitivas. En
su libro más célebre: “Ensayo sobre el Don” (1924), se pregunta dos cuestiones
importantes: “¿Cuál es la regla de derecho y de interés que hace que en las
sociedades de tipo primitivo o arcaico, el presente recibido se devuelva
obligatoriamente? ¿Qué fuerza hay en la cosa que se da que hace que el donatario la
devuelva? Este es el problema que interesa.” Hace referencia a pueblos situados en la
Polinesia, Melanesia.

Mauss, encuentra que en la Polinesia y Melanesia no son los individuos los que
intercambian bienes, sino las colectividades, que se podrían denominar personas
colectivas-morales, porque representan un todo. Y son estas colectividades las que
intercambian y lo que intercambian “no son sólo bienes y riquezas, muebles e
inmuebles, cosas económicamente útiles. Intercambian ante todo, cortesías, festines,
ritos, colaboración militar, mujeres, niños, danzas, fiestas, ferias en las que el
mercado no es más que uno de los momentos y la circulación de las riquezas no es

6
En especial con respecto a las doctrinas de los economistas clásicos, entre ellas: la doctrina de la
racionalidad (las personas consiguen sus objetivos de acuerdo al cálculo instrumental que hacen de sus
intereses); la doctrina del egoísmo psicológico (la motivación básica y natural de las personas es el interés
propio) y la doctrina de la competencia y la cooperación, entre otras.
7
Más adelante otros antropólogos realizaron estudios de antropología económica, sobre los cuales no nos
vamos a detener, pero sí vale la pena mencionar algunos, entre ellos: Evans-Pritchard (The Nuer, 1940);
Stevenson (The economics of the central chin tribes, 1943); M. Herkovits (The economic life of primitive
peoples, 1940) y John Murra (The economy of the Inca State 1957).
8
Mauss, dio un gran impulso a la Antropología Económica en especial con su trabajo “Ensayo sobre el Don”,
1924.

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más que uno de los términos de un contrato mucho más general y mucho más
permanente. Estas prestaciones y contraprestaciones se realizan de forma más bien
voluntaria, aunque en el fondo sean rigurosamente obligatorias, a riesgo de
desatarse una guerra privada o pública”. Proponemos denominar todo esto sistema
de prestaciones totales”9. Esta categoría denota un sistema para el fortalecimiento
de los lazos sociales, el cual se realiza a través del intercambio de bienes culturales,
materiales, espirituales y estéticos, reposando en una dimensión moral que engloba
lo económico.

Comenta también que entre los maorí existe un espíritu de las cosas que guía el
derecho y la economía maorí. Cuando se regala algún objeto y se recibe, éste no es
algo inerte, porque todas las cosas personales tienen un hau, que es un poder
espiritual. El vínculo que se establece con las cosas, es un vínculo de alma, pues la
cosa misma tiene un alma. “De lo que se deriva que regalarle algo a alguien es regalar
una parte de uno mismo…pues aceptar algo de alguien es aceptar algo de su esencia
espiritual, de su alma… esos bienes, muebles o inmuebles, esas mujeres o esos
descendientes, esos ritos o esas comuniones, otorgan un poder mágico y religioso
sobre uno”.

En las tribus del noroeste de América del Norte aparece lo que se ha denominado el
“Potlatch”10 que significa “alimentar” “consumir”. Los habitantes de estas tribus
pasan su invierno en una fiesta perpetua: “banquetes, ferias y mercados que, al
mismo tiempo, constituyen la solemne reunión de la tribu”. Todo está organizado a
partir de una enmarañada red de ritos, prestaciones jurídicas y económicas. Lo
visible al principio es la rivalidad y antagonismo que domina todas estas prácticas
entre las diferentes tribus; se puede llegar hasta la muerte de sus jefes y “hasta la
destrucción puramente suntuaria de las riquezas acumuladas para eclipsar al jefe
rival. Existe una prestación total porque es todo el clan el que contrae un contrato
para todos, por todo lo que posee y todo lo que hace, por intermedio de su jefe. Pero
esa prestación reviste para el jefe un carácter agonístico muy marcado”. El “Potlatch”
es una institución de prestaciones totales de tipo agonístico, es decir que implica
una relación de estímulo o reconocimiento para quien recibe o entrega el bien.

Considera Marcel Mauss que el Kula y el Potlatch, son claros ejemplos de lo que él
ha denominado “economías del don”, donde lo central es la reciprocidad y no la
maximización de ganancias o la eficacia material del intercambio; ya que el centro de

9
Según Mauss, debido a las maneras concretas en las que se manifiestan los hechos sociales, donde lo
religioso, jurídico, parental, económico, social, estético todo está imbricado “a la vez y de un golpe”.
10
Se podría sintetizar que el “Potlatch” consistía en la realización de grandes fiestas en las que se
dispensaba una enorme cantidad de regalos a los asistentes. Este ha sido uno de los ceremoniales más
estudiados por parte de los antropólogos, por lo que existe una variedad de interpretaciones del mismo,
también Franz Boas, ha hecho trabajos sobre este ceremonial.

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la práctica económica se encuentra en las relaciones sociales que se están


expresando y no en las cosas en sí mismas.

Las dos instituciones mencionadas: La prestación total (Polinesia) y el Potlatch


(América del Norte), tienen dos momentos: no sólo comporta la obligación de
devolver los regalos recibidos, sino que también supone la obligación de hacerlos y la
de recibirlos. “Negarse a dar, olvidarse de invitar así como negarse a recibir, equivale
a declarar la guerra, significa rechazar la alianza y la comunicación”.

Con el surgimiento de éstas y otras investigaciones que aportaron al desarrollo


teórico de la “Antropología Económica”, se fue consolidando al interior de la
disciplina antropológica una nueva rama de indagación teórica, como fue la
economía de las sociedades consideradas “tribales”. Este aporte fue puesto de
manifiesto en sus inicios en dos enfoques teóricos denominados: el sustantivista
(Firth) y el formalista (Malinowski).

Según Godelier11, los formalistas defienden una orientación más académica: “la
gestión de medios escasos con el propósito de satisfacer necesidades alternativas”.
Este enfoque considera que en las economías más simples nunca falta la elección
entre fines alternativos, exactamente igual que lo que sucede en las sociedades
complejas, aunque puedan existir diferencias de escala. Los antropólogos que
defienden este enfoque12 relacionan las teorías de maximización con la antropología
económica y atribuyen validez universal a la elección entre fines alternativos,
independientemente de las culturas. En este enfoque las ideas de “maximización” y
“escasez” son importantes.

Y los sustantivistas, consideran que la economía se halla “incrustada” en el resto de


las instituciones, de modo que no es posible un análisis aislado del aspecto
económico. “Nada hay en la cultura que sea ajeno a la economía”. Este enfoque fue
desarrollado principalmente por Polanyi13, quien concordará con el concepto de
“hecho social total” propuesto por Mauss. Polanyi consideraba que la economía en
las sociedades precapitalistas está estrechamente imbricada en las relaciones
sociales. Éste pensador, propone las modalidades tradicionales del intercambio, que
son tres: la “reciprocidad”, que se manifiesta a partir de movimientos entre agentes
de manera simétrica; la “redistribución”, que se expresa a partir de movimientos de
ocupación en dirección a un lugar específico y luego desde éste lugar, hacía otro; y el

11
Maurice Godelier. Antropología Economía. ¿Es posible la antropología económica? Ed. Anagrama.
Barcelona 1976.
12
Firth, Herskovits, Gurling; entre otros.
13
Investigador social y filósofo austriaco, que analizó de manera profunda las relaciones entre economía y
antropología. También se encontraba entre los sustantivistas G. Dalton y R. Salisbury.

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“intercambio”, que consiste en movimientos recíprocos como los que se desarrollan


en sistema de mercado regulado.

Polanyi, recoge muchos elementos de la obra de Malinowski e intenta refutar los


postulados del enfoque formalista, cuestionando la universalidad de las conductas
instrumentales comúnmente mercantiles y criticando a los economistas que han
propuesto un punto de vista mercantil en todas las sociedades.

La polémica entre los formalistas y los sustantivistas se centró en torno a lo que se


podría definir como lo económico en las sociedades “primitivas o arcaicas” y en la
posibilidad universal o no de la racionalidad económica marginalista. Este debate
estuvo presente durante más de veinte años y se mantuvo hasta la década de los
setenta del siglo XX.

Años más tarde se sumó a estos dos enfoques de la Antropología Económica, una
perspectiva francesa ampliamente influenciada por el marxismo, quienes proponen
analizar y explicar las formas y estructuras de los procesos de la vida material de las
sociedades con ayuda de los conceptos elaborados por Marx, teniendo como
referentes conceptos como “modo de producción” y “formación económica y social”.

El “modo de producción” es un concepto que aporta a esta discusión ya que apunta a


una noción de totalidad de la vida de una sociedad, siendo este concepto una
abstracción aplicable a todas las sociedades y sus formas de vida, las cuales se
encuentran conformadas por esferas culturales, sociales, económicas, ideológicas,
religiosas; cada una de estas esferas están articuladas en instituciones, siendo la
economía una forma vital de producción y reproducción de la vida humana.
Solamente en el modo de producción capitalista se constituye en lo fundamental la
economía, vista como mercado; pero en otros modos de producción como en el
feudalismo, por ejemplo, la esfera principal era la vida religiosa la cual daba forma a
la vida económica, a la producción y distribución de bienes por parte de la iglesia.
Así mismo, en las sociedades arcaicas encontramos que los modos de producción
dan énfasis a esferas morales como en el caso investigado por Malinowski, por
ejemplo.

Según Martha Harnecker14 “Marx y Engels emplean frecuentemente la expresión


modo de producción de bienes materiales o simplemente modo de producción para
describir la manera, la forma, el modo en que se producen los bienes materiales”. De
este modo, el modo de producción de la vida material, determina la vida de las
sociedades en toda su expresión, es decir, condiciona los aspectos sociales, políticos

14
En su libro: “Los conceptos elementales del materialismo histórico”. Siglo XXI. Editores. 1ª. Edición.
Argentina. 1968.

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e intelectuales de una colectividad. “Lo que diferencia unas épocas de otras no es lo


que se hace, sino cómo, con qué medios de trabajo se hace”.

Este concepto también es importante, porque las grandes modificaciones sociales y


políticas que ocurren al interior de las sociedades, están relacionadas con la
necesidad de transformar los modos de producción e intercambio.

Entonces, el modo de producción es un concepto teórico que no solamente hace


alusión a la estructura económica, sino también a otros aspectos como lo jurídico-
político e ideológico.

Marx en su obra “El capital” trata de mostrar que lo predominante en el modo de


producción capitalista es la economía para el mercado, lo cual moldea la política, el
Estado, la moral, las relaciones sociales y tiene un vocación global que hoy día ha
llegado a ser la expresión de la Globalización económica.

Según Comas, D (1998)15 es en la década de los setenta del siglo XX, cuando se da un
giro importante en la Antropología Económica, y empezó a superarse las discusiones
de los enfoques mencionados apareciendo el debate de la antropología política, a
partir del tema de lo local y lo global16.

Surgió pues la evidencia de que lo que acontecía en una localidad, pueblo o lugar
debía interpretarse en el marco del fenómeno económico de alcance global. La
conciencia de lo global se plasmó en la Antropología Económica y ello se tradujo en
un replanteamiento teórico y metodológico. “Se debía interpretar lo que ocurría a
escala local en términos de su articulación con el contexto global”. Por lo anterior
era necesario reflexionar en términos políticos su relación con la Antropología
Económica.

De igual modo, la teoría feminista incorporó aspectos importantes a la Antropología


Económica, supuso reconocer el papel de las mujeres como agentes económicos y
entender su posición en las estructuras de poder. “El análisis de la división del
trabajo fue un tema central en las discusiones acerca de las formas de subordinación
de las mujeres”. De igual modo, la construcción social del género en las formas de
organizar el trabajo y en las estrategias laborales. También el papel de las mujeres en

15
Comas, D. “Antropología económica” Ed. Ariel. Barcelona. 1998 Capítulo 8.
16
Este acontecimiento a propósito del proceso de Globalización que empezó en E.U. Japón y la Unión
Europea a finales del siglo XX y que conllevó una transformación económica, tecnológica, social y cultural a
escala mundial creando redes de comunicación e integración entre los distintos países del mundo, con una
economía de mercado financiero planetaria y un modelo político neoliberal que hizo posible las reformas
para que las potencias pudieran continuar en la avanzada de este proceso.

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el trabajo familiar como algo esencial en la lógica de la economía y de la


reproducción social.

Otro hito importante fue la necesidad de incorporar a la reflexión de la Antropología


Económica los temas ambientales, presentándose una articulación entre economía y
ecosistema. Aquí aparece el tema de la deforestación y cómo la destrucción del
medio ambiente procede de la desigualdad básica originada por dos dimensiones
separadas pero relacionadas entre sí: la acumulación del capital y el
empobrecimiento. “El poder económico, la explotación y el dominio de clases están
en las raíces de la degradación ambiental”. La problemática ambiental es un
problema social y político.

Como vemos el estudio y la teoría de la que parte la Antropología Económica ha ido


ampliándose y recogiendo las discusiones y debates que entrañan los cambios y las
problemáticas que se presentan tanto en los contextos modernos, como en los
tradicionales de las sociedades. De igual modo, la Antropología Económica intenta
comprender cómo en la lógica y el pensamiento de la especie humana se manifiesta
la idea del intercambio, la cual pervive en todas las sociedades de manera diversa y
compleja adaptándose a la satisfacción de necesidades no solamente materiales, sino
también sociales, políticas, culturales y estéticas, entre otras.

En América Latina actualmente, subsiste una gran cantidad de prácticas económicas


que se encuentran estrechamente relacionadas con los ámbitos políticos, sociales,
ecológicos y culturales y que pertenecen a las visiones y cosmogonías de los pueblos
indígenas, de los campesinos y de las minorías étnicas. Estas prácticas perviven
también en las costumbres de las clases populares de los sectores urbanos de las
grandes ciudades. Se podría decir que muchas comunidades indígenas
especialmente conducen su vida cotidiana y colectiva en el marco de una economía
de intercambios basados en la reciprocidad, en el compartir y en los afectos. Y que a
partir de estas prácticas crean unas redes de solidaridad que van más allá del grupo
familiar, las cuales se convierten en grupos de apoyo importantes en situaciones de
vulnerabilidad o de crisis para los individuos.

Dentro de esas prácticas se podrían mencionar: los convites, los bazares, las mingas,
los trueques, entre otros. Todas estas prácticas son cohesionadores sociales, pues
permiten afianzar los lazos de las familias, de los grupos y la colectividad basadas en
la solidaridad, en el compartir, en la “economía de los dones” como ejes de
articulación social en contraste con la economía de mercado, los cuales han
subsistido a pesar de los embates de la colonización y de la actual globalización con
el dominio del modelo capitalista y su política neoliberal.

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Se podría entonces concluir, siguiendo al antropólogo Comas, D. (1998), que “el


objeto de la antropología económica es muy amplio y trasciende lo que
habitualmente se entiende como económico en sentido estricto. El enfoque holístico
de la antropología hace que se consideren integrados los otros dominios de la
cultura y que se analice la economía en su relación con el parentesco, la
organización social, la política, la religión y los sistemas de representaciones.
Además la economía se considera “incrustada” en la sociedad y esto implica
reconocer que las funciones económicas pueden realizarse a través de diversos tipos
de instituciones, o, recíprocamente, que lo económico se halla presente e impregna
muchas otras dimensiones de la vida social”

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