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Breve historia de la economía

Tanto la economía actual como sus conceptos principales son el resultado


de un largo proceso histórico que, para efectos de un mayor conocimiento se
mencionará brevemente.

El primer modelo económico establecido en Europa fue el mercantilismo,


los seguidores de este modelo no se encontraban interesados en comprender el
funcionamiento económico, sino más bien en encontrar la política económica que
le permitiera al Estado ser más rico y poderoso. La riqueza de un reino se
evaluaba según la cantidad de oro y plata que este tuviese, por lo que el principal
interés de los Estados era adquirir la mayor cantidad de metales preciosos, siendo
el oro el más importante.

Las ideas de los mercantilistas expresaban los intereses y las ambiciones


de los mercaderes que en ese momento conformaban una nueva clase social en
ascenso: la burguesía (Laza, 2006).

Tres eran las formas en las cuales los Estados se aseguraban de obtener
oro y plata:

1. Mediante una balanza comercial favorable;


2. Extrayéndolo de las colonias, tal era el caso de España a América; y,
3. Con guerras y piratería.

Con el mercantilismo se originó el proteccionismo económico y la


intervención del Estado en la economía (Ibid.).

Los mercantilistas, no concebían que la económica tuviese que beneficiar a


todos los individuos por igual, por el contrario, era una competencia, un juego de
suma cero, en el cual si uno está ganando es porque el otro está perdiendo. De
ahí que los monarcas defendieran su producción y comercio contra la producción y
el comercio de los otros países (Ibid.). Se trataba de una lucha constante por
obtener más riqueza y poder.
Los orígenes del mercantilismo están ligados a la centralización del poder,
que alcanzó su máximo desarrollo con el Estado absolutista.

En el siglo XVIII surge la primera escuela sistemática de pensamiento


económico que criticaría la teoría de la economía mercantilista, desde el origen de
la riqueza hasta su relación con las políticas de intervención económica por parte
del Estado (Montagut Contreras,2017). Dicha doctrina económica tenía por
nombre fisiocracia y surgió a la luz de la Ilustración.

Los fisiócratas reflexionaron sobre la actividad económica y trataron de


explicarla como un todo, es decir, una disciplina sujeta a relaciones y leyes.
Consideraban que la tierra era la única y verdadera fuente de riqueza. Sus
principales exponentes François Quesnay y Jacques Turgot, creían que un pueblo
sería más rico y poderoso en cuanto a más tierra y mayor producción agrícola
tuviera (Laza, 2006).

La economía estaba fundada en leyes naturales en las cuales el Estado no


podía intervenir. De esta forma, la mejor política económica sería aquella que no
ponía trabas al libre desarrollo económico y al ejercicio de la propiedad privada. El
lema que posteriormente recogería el librecambismo sería: “laissez faire, laissez
passer, le monde va de lui-même” - “dejad hacer, dejar pasar, el mundo fluye por
sí solo”- (Montagut Contreras,2017).

Desde la perspectiva de estos pensadores, la única actividad humana


capaz de producir una nueva riqueza era la agricultura. La industria, el comercio,
etc. solo cambiaban las características de los bienes, es decir, las transformaba,
pero sin agregar nueva riqueza a la sociedad. El comercio no favorecía la
prosperidad de un país. La única clase productiva era la de los individuos que
estaban vinculados al trabajo de la tierra, mientras que el resto de sectores eran
considerados como “la clase estéril”, ya no producían riqueza (Laza, 2006).

Casi al mismo tiempo que vio la luz la doctrina de la fisiocracia surgió en


Gran Bretaña el llamado liberalismo económico clásico, su fundador fue Adam
Smith.
Según Adam Smith la riqueza solo podía proceder del trabajo. Así mismo,
antes de que las naciones se enriquecieran era fundamental que los individuos lo
hicieran: “Cuando uno trabaja para sí mismo sirve a la sociedad con más eficacia
que si trabaja para el interés social” (Smith, citado en Montagut Contreras,2017).

Adam Smith defendió la libertad económica. La intervención del Estado en


el sistema económico era inútil y perjudicial, idea contraria a la defendida por los
mercantilistas. El orden económico se establecía por sí mismo, mediante la ley de
oferta y demanda. Así mismo, el liberalismo económico introdujo el ideal de
“progreso económico”, que se basa en la acumulación de bines o riquezas. El
ahorro era la base del crecimiento, lo que se ahorra no se consumía, debía
invertirse (Montagut Contreras,2017).

La doctrina del liberalismo económico abrió paso a los modelos económicos


modernos. Así mismo, sirvió de inspiración en la aparición del modelo neoliberal a
inicios del siglo XX.

La economía y la antropología

La antropología es una ciencia holística que estudia al ser humano en todos


los lugares del mundo y en su más amplia dimensión temporal (Quintana, 2004).
Por su parte, Lionel Robbins (citado en Vargas Sánchez, 2006) afirma que la
economía es una ciencia que estudia el comportamiento humano como una
relación entre fines y medios escasos que tienen usos alternativos. La relación
existente entre la antropología y la economía es indudable.

La introducción de la antropología en asuntos económicos se encuentra


vinculada al estudio de los modos de obtención de los recursos alimentarios.
Desde la prehistoria, el ser humano se caracterizaba por obtener sus alimentos
mediante la caza, la pesca y la recolección de plantas y frutos comestibles.
Posteriormente, el posteriormente el pastoreo; y, tras una revolución tecnológica el
cultivo y cría de plantas y animales. La especialización y la progresiva división del
trabajo fueron conformado modos de organización de producción y distribución de
los recursos producidos constituyendo un sistema económico (Quintana, 2004).
Dicho sistema económico fue transformándose paulatinamente hasta conformar el
que conocemos en la actualidad.

Todas las sociedades cuentan con un sistema económico, pero las


características de éste difieren ya que su modo en el cual los individuos realizan el
trabajo varía según su cultura. De igual manera, las aplicaciones tecnológicas
implican formas de especialización y de generación de excedentes que luego dan
lugar al intercambio con otros pueblos. En las sociedades más complejas la
organización laboral alcanza niveles de diferenciación considerables, a la vez que
la apropiación del excedente y el intercambio mercantil son cruciales no solo para
definir el sistema económico, sino también en la estratificación social y en la
conformación de asociaciones y grupos de interés (Ibid.).

Por su parte, la producción es un proceso que no solo consiste en uno o


varios procesos de trabajo sino también en la relación de los seres humanos entre
sí, productores y no productores, en la apropiación y el control de los medios de
producción y de los productos del trabajo. Maurice Godolier (2006) afirma:

Estas relaciones de producción pueden presentarse bajo la forma de


relaciones de parentesco o de relaciones de subordinación política o
religiosa, y la reproducción de estas relaciones de producción pasará
entonces por la reproducción de estas relaciones de parentesco o de
subordinación política o ideológica.

No cabe duda que los seres humanos dependen en gran medida del
sistema económico que predomina en la sociedad que habitan. El desarrollo
económico de dicha sociedad se encuentra vinculado a su historia cultural, la cual
difiere de sociedad en sociedad, lo que en su momento Franz Boas habría
denominado como particularismo histórico.

Así mismo, la teoría de la evolución sociocultural se encuentra


fundamentada en el nivel económico poseído por diferentes sociedades. Aquellas
sociedades consideradas como salvajes, no contaban con un sistema económico;
las sociedades de barbaros, desarrollaron un incipiente sistema económico y, con
la civilización, la economía alcanzaría su mayor auge, sistematizada y organizada.
Según Morgan (citado en Korsbaek & Barrios, 2004), las grandes épocas del
progreso humano se han identificado más o menos directamente con la
ampliación de las fuentes de subsistencia.

Desde sus inicios, la ciencia antropológica se ha interesado por los


elementos de carácter económico presentes en la cultura de diversas sociedades.
Para ejemplificar mencionaré a dos antropólogos pioneros en el trabajo de campo
que mostraron especial interés en la economía de la comunidad investigada:
Franz Boas y Bronislaw Malinowski.

Franz Boas, durante su estadía con la tribu Kwakiutl, tuvo la oportunidad de


presenciar una práctica ceremonial conocida como Potlatch. Si bien es cierto, esta
celebración era de carácter ritual también poseía una importancia económica. En
los Potlatch, se distribuían los bienes desde los clanes que fueron más prósperos,
hacia aquellos que no tuvieron mucho éxito esa temporada. La finalidad de esta
celebración no era solamente manifestar la cultura original de la tribu que daba
mucha importancia a los valores y a los comportamientos de honor y de prestigio,
sino también, la manifestación pública de una economía bien administrada y
capaz de producir excedentes abundantes y regulares, y al mismo tiempo una
práctica político-ideológica para obligar, mediante la redistribución ceremonial de
este excedente, a que los grupos vecinos o aliados potencialmente hostiles
reconocieran pública y pacíficamente la legitimidad, es decir, el mantenimiento de
los derechos de los grupos sobre sus territorios y recursos (Godolier, 2006). Está
practica cultural era una estrategia para mantener la economía y organización
social de la tribu.

Malinowski, por su parte, publico en 1922 Los argonautas del Pacífico


occidental, considerada como su obra más importante. Uno de los aspectos que
más le llamaron la atención a Malinowski fue la economía, en su obra expresa que
“no hay ningún aspecto de la vida primitiva en el que nuestro conocimiento sea tan
precario y nuestra comprensión tan superficial como en la economía” (Malinowski,
citado en Korsbaek & Barrios, 2004).
Para muchos antropólogos el trabajo de Malinowski era el primer estudio
formal de antropología económica moderna. Su obra habría sido citada en
múltiples ocasiones por diversos estudiosos de la economía.

Referencias

Laza, S. (2006). Mercantilismo y fisiocracia. En Gestiopolis. Recuperado de


https://www.gestiopolis.com/mercantilismo-y-fisiocracia/

Montagut Contreras, E. (2017). Fisiocracia y liberalismo económico en el siglo


XVIII. En Andalán. Recuperado de http://www.andalan.es/?p=13774

Vargas Sánchez, G. (2006) Introducción a la teoría económica. Un enfoque


latinoamericano. México: Pearson Educación.

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