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Universidad Nacional Autónoma de

Honduras
Estudiante: María Fernanda Andino Vásquez

Catedrático: Marvin José Hernández

Clase: Sociología

Trabajo: Lectura Complementaria II

Sección:10-00

Fecha de Entrega:15 de julio de 2022

Resumen: Sentipensar con la Tierra


Por más de sesenta años América Latina ha vivido —gozado y sufrido quizás— los avatares del
pensamiento y la práctica del “desarrollo”. Aunque esta vivencia siempre ha tenido como fuente
importante y referente inevitable los procesos económicos, culturales y de producción de
conocimiento de las metrópolis (antes: países del Centro, hoy: el Norte global), el “desarrollo”
siempre se ha vivido y reinventado con sus propias inflexiones en nuestro Continente. . Es
habitual identificar retóricamente el inicio de la época del desarrollo con el famoso discurso de
posesión del Presidente Truman del 20 de enero de 1949, cuando anunció al mundo la nueva
doctrina del “trato justo” para las que, desde entonces, fueron vistas como “áreas
subdesarrolladas”.
La teoría de la modernización inauguró, para muchos teóricos y elites mundiales, un período de
certeza bajo la premisa de los efectos benéficos del capital, la ciencia y la tecnología. Para los
teóricos de la dependencia el problema no residía tanto en el desarrollo, sino en el capitalismo;
es decir, el desarrollo y la modernización se lograrían con la transformación de las sociedades
de capitalistas en socialistas. La “globalización” en crisis
Bien conocida es la caracterización de los ochenta como una “década perdida” para América
Latina. Dicha década representó el periodo más virulento del reduccionismo de mercado con sus
concomitantes tecnologías político-económicas, tales como: el ajuste estructural, las
privatizaciones, liberalización de mercados, desmantelamiento de políticas sociales, etc. El
mundo ha cambiado enormemente desde mediados de la década del noventa. Desde una
perspectiva de los estudios del desarrollo, a mi manera de ver, los cinco factores más relevantes
en esta transformación han sido:1. el enorme papel asumido por China —y en menor medida la
India y Brasil, o en general el bloque BRIC— en la economía global 2. , los reajustes en la
geopolítica mundial sucedidos a raíz de los ataques contra el World trade center en Nueva York
del 11 de septiembre de 2001 y la posterior invasión de Irak en marzo de 2003 3. , el fin del
llamado Consenso de Washington, es decir, el conjunto de ideas y prácticas institucionales que
gobernara la economía mundial desde la década del setenta, más comúnmente conocido como
neoliberalismo (ahora reemplazado por el llamado “Consenso de los commodities”, a discutirse
más adelante). 4. El desmantelamiento del socialismo realmente existente y de las economías de
planificación centralizada. 5. es la crisis ambiental, finalmente traída a la luz pública en los
debates nacionales y mundiales por las cumbres de la ONU sobre el cambio climático mundial y
la convergencia científica en torno a los hallazgos del Panel Intergubernamental de Expertos
sobre el Cambio Climático (IPCC).
Si los ochenta representaron la década perdida en términos sociales y económicos, los noventa
lo fueron en términos de producción de conocimientos críticos en el campo del “desarrollo”;
pues, como han argumentado varios autores, las academias de la región parecieran haberse
acomodado a las realidades de la globalización a partir de los mercados y, en general, al modelo
neoliberal durante el periodo. DESCOLONIZACIÓN EPISTÉMICA: Alternativas al
“desarrollo” y BV; transiciones al postextractivismo; crisis civilizatoria y alternativas a la
modernidad; y la lógica de lo comunal, la relacionalidad, y el pluriverso: estas son cinco áreas
emergentes, sin duda interrelacionadas de múltiples maneras que no alcanzamos a analizar en
estas páginas; las cuales están trazando sus trayectorias intelectuales y políticas por los
vericuetos epistémicos y sociales (culturales y políticos) del continente.
MODERNIDAD/COLONIALIDAD/DESCOLONIALIDAD: Tres lustros después de su
surgimiento, ya hay muchas genealogías, mapas, caracterizaciones, críticas de lo que en este
texto he llamado el “Programa de investigación en modernidad/colonialidad/descolonialidad”, o
MCD, o pensamiento decolonial. No es este el espacio para hacer una revisión ni de los mapas
ni de la MCD y las críticas a este. ALTERNATIVAS AL “DESARROLLO”: La noción de
una alternativa a la idea misma del “desarrollo” (aunque, como se explicó en la primera parte,
lleva algún tiempo en los archivos del pensamiento crítico) pareciera estar emergiendo como
una propuesta fuerte, particularmente en el trabajo realizado por Gudynas y Acosta y sus
colaboradores en Ecuador, Perú y Uruguay, aunque el concepto se discute en ámbitos
académicos e intelectuales/ políticos en muchos otros países, como: Colombia, México y
Bolivia. TRANSICIONES AL POSTEXTRACTIVISMO: Una marca de los discursos de la
transición (DsT) actuales es su empeño en promover una transformación cultural e institucional
que implique una transición a un mundo diferente. Así, aunque los DsT surgen de muchas partes
del mundo y dominios del saber y de la práctica social, hay una clara diferenciación entre los
discursos de transición que emanan del Norte y aquellos que surgen del Sur global.
DISCURSOS SOBRE LA CRISIS DEL MODELO CIVILIZATORIO: Algunos
movimientos y debates intelectuales de América Latina intuyen medidas posibles para alejarse
del “modelo civilizatorio” de la modernidad eurocentrada, la modernización y el desarrollo
globalizado. En cumbre tras cumbre de pueblos indígenas, afrodescendientes, mujeres y
campesinos, la crisis del modelo civilizatorio occidental es invocada como la causa más
importante de la actual crisis global de clima, alimentación y pobreza.
COMUNIDAD, RELACIONALIDAD, PLURIVERSO: Esta quinta área es en realidad un
conjunto de líneas de trabajo. Podría decirse que muchos pueblos de distintas culturas (o
civilizaciones) han mantenido las prácticas de comunidad, relacionalidad y pluriverso vivas a lo
largo de los siglos, ciertamente en América Latina desde la conquista. Así lo reconoce, por
ejemplo, el pensamiento tradicional Nasa:
“la palabra sin acción es vacía.
La acción sin palabra es ciega.
La palabra y la acción fuera del espíritu de la comunidad son la muerte.”
EL SISTEMA COMUNAL: En Bolivia, no es raro encontrar que las movilizaciones indígenas
y populares de la última década son analizadas en términos de una dinámica “comunal”
subyacente. Para una de las propuestas más articuladas, “con el concepto de comunal o
comunitario hacemos referencia a la propiedad colectiva de los recursos combinada con la
gestión y utilización privadas. ENTRAMADO COMUNITARIO Y SOCIEDADES EN
MOVIMIENTO: Un segundo concepto que resaltaremos es el de “entramado comunitario”,
propuesto recientemente por Raquel Gutiérrez Aguilar, como una nueva forma de potenciar el
pensamiento crítico. En un trabajo reciente, esta autora propone una distinción —y antagonismo
— entre “entramados comunitarios” vs. “coaliciones de corporaciones transnacionales”.

Opinión y reflexión personal


El Sentipensar se hace desde la tierra. A lo largo de su obra Arturo Escobar nos explica
que el territorio constituye un eje fundamental en la constitución de los mundos.
Los movimientos sociales -particularmente de indígenas y afro-descendientes- se
posicionan desde el territorio para reclamar sus derechos. El concepto de territorio
comprende no solo la tierra y sus ecosistemas sino también los procesos de
territorialización que generan identidades y apropiaciones. A partir de grupos como el
proceso de las comunidades negras en Colombia, Escobar pone en evidencia que el
territorio se concibe como «proyecto de vida» en el cual se conjuga el proyecto
sociopolítico, la autonomía y la perspectiva de futuro.
Está dividido en tres capítulos, que presenta tres grandes ejes de su pensamiento. En el
primero realiza un breve recuento de la noción de desarrollo, clave en la comprensión
del desarrollo de la ontología como campo de estudio. En esta parte señala las crisis del
modelo moderno y las nuevas propuestas que emergen para superar el actual desarrollo;
como ejemplo de ello tenemos las propuestas del «Buen Vivir», los «Derechos de la
Naturaleza», las transiciones al postextractivismo, las prácticas de comunidad,
relacionalidad y pluriverso. Según él estas tendencias ponen en tela de juicio el modelo
de desarrollo occidental y se apoyan en los saberes de las comunidades. Estas
propuestas constituyen fuentes que alimentan el concepto de ontologías de Escobar. En
el segundo capítulo de su libro desarrolla su teoría. Allí explica en detalle las
significaciones de los conceptos que propone como el de ontología el cual ha sido
desarrollado por Mario Blaser. Según Blaser, la ontología consta de tres niveles: a) se
refiere a las premisas que los distintos grupos sociales constituyen para establecer su
relación con el mundo existente. b) las ontologías enactúan, es decir se traducen en
prácticas concretas. c) las ontologías se narran, «se manifiestan en historias. No existe
una sola ontología sino ontologías que se diferencian. Así, el modelo moderno se
caracteriza como una ontología dual basada en premisas que separan lo grupos sociales.
La enacción de términos como economía, cuerpo, mente, individuo, cultura,
naturaleza se traducen en prácticas de separación que terminan por provocar las crisis
ecológicas o sociopolíticas. Desde la ontología política Escobar precisa que el mundo
moderno contiene cuatro premisas fundamentales: la existencia del individualismo, la
economía, lo real y la ciencia. En este modelo el individuo separado de la comunidad
constituye la unidad natural de la existencia; en los mundos ontológicos relacionales
dicha unidad es lo colectivo. La economía se convierte en la razón de ser de lo moderno
y lo real preexiste y se refunda en la ciencia la cual es el gran pilar del saber. En la
ontología moderna es el logo centrismo que impera. En el tercer capítulo de su obra, el
autor habla de las transiciones, las cuales se conciben como un espacio «hacia un
mundo en el que quepan muchos mundos: un pluriverso», destaca tres dimensiones
significativas en este proyecto: los estudios pluriversales, los estudios de transición,
diseño. Las transiciones son entonces estadios entre el modelo moderno y las ontologías
relacionales que permitirán superar las visiones modernas. Abandonar estos paradigmas
no es nada fácil y Escobar y su grupo de investigadores lo saben. De allí la idea de
hacerlo como una transición. Por último, quiero comentar que al final de la lectura de
esta obra puedo constatar que el autor del libro se encuentra en el cruce de una
antropología subalterna y comprometida. Y en este sentido me pregunto ¿en qué medida
el investigador se compromete con los movimientos sociales? Lo que me queda claro es
que la obra del antropólogo Escobar es una obra política que cuestiona las bases del
saber actual y abre las puertas de una nueva episteme a partir de otros mundos, de otro
pensamiento: el sentipensar.

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