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ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

Nombre del estudiante: Abraham Daniel Flores Cepeda.

Nombre del trabajo: Control de lectura sobre el texto “Hacia la cuantificación de


las fuerzas productivas en arqueología” de Luis F. Bate.

Fecha de entrega: 10 de junio de 2022.

Campus: Escuela Nacional de Antropología e Historia.

Licenciatura: Arqueología.

Semestre: 2°.

Nombre del docente: Héctor Patiño Rodríguez Malpica.

Asignatura: Antropología Económica.


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*Control de lectura del texto “Hacia la cuantificación de las fuerzas


productivas en arqueología”, de Luis F. Bate.
*Asignatura: Antropología Económica (Semestre 2022-1).

*Introducción al control de lectura:


Son varios los textos que abarcan el quehacer cotidiano del antropólogo dentro del
inmenso haber de conocimiento de la antropología, siendo el escrito de Bate uno
de ellos. De la lectura y análisis de estas páginas, se desprende que Bate intenta
brindar una breve, pero completa explicación sobre la inferencia que tiene la
antropología en el mundo de la economía, y hace un intento para cuantificar a las
diversas fuerzas productivas que forman parte de los variados modos de
producción que están presentes en las sociedades humanas; considerando las
distintas posturas teóricas que han aportado Marx y Engels en el denominado
“materialismo histórico”; y aportando, al mismo tiempo, diversas fórmulas y
ecuaciones matemáticas para pretender medirlas.

Bajo ese contexto, se presenta este control de lectura relativo al texto de Luis F.
Bate, el cual expone un breve, pero detallado análisis sobre las diversas
cuestiones implícitas en la cuantificación de las fuerzas de trabajo en el campo de
la arqueología.

*Desarrollo del Control de Lectura:

En el “Prólogo de la contribución a la Crítica de la Economía Política”, Marx


sintetiza en su forma más general una de las tesis fundamentales de la torá
materialista de la historia. Así sostiene el planteamiento materialista de que “el
modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social,
política y espiritual en general.” Y se caracteriza al modo de producción como el
conjunto de relaciones establecidas entre los hombres, con carácter necesario e
independientes de su voluntad, que se corresponden con determinadas fases del
desarrollo de sus fuerzas productivas materiales.

Estas generalizaciones han servido de hilo conductor de sus estudios, junto con el
hecho primordial de descubrir leyes esenciales que rigen la historia de los
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procesos sociales. En el artículo, solo se quiere referir a un aspecto de este


sistema de regularidades objetivas, que se ha abstraído y formalizado como ley
del cambio de cantidad en calidad y viceversa, a la que se prefiere enunciar como
ley de correspondencia mutua de calidad y magnitud, por cuanto es la relación
fundamental que subyace como posibilidad de explicar las formas evolutivas y
revolucionarias en los procesos de desarrollo real.

En tal sentido, la tesis marxista implica el descubrimiento de que la calidad del


sistema de relaciones de producción se corresponde con un determinado grado de
desarrollo cuantitativo de la magnitud de las fuerzas productivas. Un determinado
modo de producción se da en una determinada medida del desarrollo de las
fuerzas productivas.

Las investigaciones arqueológicas, como las de Gordon Childe, constituyen una


constatación de la existencia de esta relación dialéctica en el proceso histórico
general de las sociedades pasadas. Agrega Marx, en el Prólogo citado, que dichos
cambios materiales “pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias
naturales”. De lo que se deduce teóricamente que si tal relación entre calidad y
cantidad es válida, en lo general, debe ser igualmente verdadera para cada caso
singular que investiguemos como realidad concreta, lo cual constituye nuestra
tarea científica.

Ello implica que nuestras investigaciones no solo deberían permitirnos descubrir


las calidades específicas del sistema de relaciones de producción de las
sociedades estudiadas, sino también llegar a una cuantificación aproximada de
sus fuerzas productivas, para demostrar la mutua correspondencia. Cuando
hayamos analizado ese propósito estaremos en condiciones de conocer, por lo
menos, los rangos de variabilidad de las medidas del desarrollo de las fuerzas
productivas a que correspondieron distintos modos de producción. Y ello
constituiría un procedimiento de contrastación recíproca de la formulación general
que consideramos como ley fundamental del desarrollo histórico de las
sociedades.
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La empresa es extraordinariamente ardua, compleja y de largo plazo. En parte,


porque sabemos que las medidas a que corresponden determinadas calidades
tienen márgenes de variación relativas a la concatenación específica de las
condiciones en que ocurre un proceso. Como señala Engels, “para los cuerpos
vivos rige la misma ley, pero esta actúa bajo condiciones muy complejas y hasta
hoy, resulta todavía imposible, con frecuencia, establecer la medida cuantitativa.”
Sin embargo, se piensa que es posible derivar del planteamiento teórico las
relaciones lógicas operacionales que permitan llegar a cuantificar el grado de
desarrollo de las fuerzas productivas partiendo de la información que obtiene la
arqueología. Sobre todo por los datos primarios que obtiene el arqueólogo son
precisamente los vestigios que evidencian las transformaciones materiales
realizadas por las sociedades pretéritas.

Así, en tanto el arqueólogo tiene un acceso más directo al estudio de las


transformaciones materiales resultantes de la producción social, el conocimiento
cuantitativo del grado de desarrollo de las fuerzas productivas permitiría la
formulación de hipótesis más consistentes acerca de la calidad de las relaciones
de producción; aunque no es la única vía para realizar tal inferencia, ni la que
permite mayor discriminación, pues el grado de desarrollo de las fuerzas
productivas es tan solo un promedio social del rendimiento del trabajo al que
corresponde un sistema orgánico de diferentes formas particulares de producción.

También está al alcance del arqueólogo el estudio cuantitativo y cualitativo de las


evidencias materiales de los procesos de distribución, cambio y consumo. El autor
ahora se restringe al problema de la cuantificación del grado de desarrollo de las
fuerzas productivas; esperando no haber resuelto todos los problemas básicos
que implica tal cuantificación. Se pretende, al menos, plantearlos, señalando las
condiciones que exige su solución y presentar proposiciones. Al mismo tiempo, se
desea corregir imprecisiones de una fórmula propuesta de paso en un trabajo
previo sobre problemas metodológicos generales de la arqueología materialista
histórica.

-Condiciones de medición
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La posibilidad de efectuar una cuantificación de las fuerzas productivas está sujeta


a diversas exigencias, las que deberán satisfacerse en encadenación orgánica
desde el nivel teórico general hasta los niveles instrumentales de la investigación
propiamente arqueológica. Las principales serían:

A) Conocer las calidades a que corresponden las magnitudes que buscamos


cuantificar.

B) Expresar la formulación lógica de las relaciones teóricas como relaciones


entre variables.

C) Delimitar rangos temporales iguales para la realización de mediciones,


considerando:

1. Que cada momento histórico de la producción se incorpora una cantidad


de trabajo cierta; y

2. Que hay ciclos productivos de corto, mediano y largo plazo, siendo


deseable que la unidad temporal que limita la medición incluya los
procesos de ciclo amplio.

D) Definir, para cada sociedad y en el periodo histórico estudiado, la


significación de los datos arqueológicos como indicadores del monto de la
producción y de la productividad del trabajo; implicando una considerable
inversión de estudios respecto al trabajo socialmente necesario para la
producción de cada tipo de bienes.

E) La definición convencional de unidades de medida del volumen de


productos en que se ha objetivado el trabajo humano. Tales unidades
deberían ser lo suficientemente independientes de las variaciones
históricas de la productividad de la fuerza de trabajo como para hacer
comparables estas diferencias cuantitativas debidas a los cambios del
desarrollo social.
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Se presenta la misma problemática que para medir con base en un patrón común
los diversos tiempos propios de nuestros ritmos vitales individuales o de nuestros
ciclos de actividad social. Para hacerlos comparables, es necesario
correlacionarlos con el tiempo objetivo propio de fenómenos que ocurren en
dimensiones tiempo-espacio mucho mayores. De tal forma que los instrumentos
que usamos para medir el tiempo usan fenómenos cuya temporalidad se
correlaciona de la manera más precisa posible con fracciones de tiempo sideral.

Todos los productos tienen en común el constituir la objetivación de una cantidad


cierta de trabajo humano (trabajo abstracto). Sin embargo, el trabajo abstracto
representa una cantidad determinada de trabajo socialmente necesario,
implicando que no pueda medirse el volumen de la producción con base en
indicadores que dependan del trabajo socialmente necesario de cada periodo
histórico. Para tal efecto, una medición en términos “input-output” de energía sería
innecesaria. ¿Cómo se mediría la energía “producida” o incorporada a la sociedad
con la construcción de la Pirámide del Sol de Teotihuacán, o con la producción de
siete puntas tipo “Clovis”? Solo podríamos medir la energía humana gastada en su
producción.

Pero tal cantidad de energía humana, o sea, de trabajo socialmente necesario,


varía acorde al desarrollo tecnológico en distintos periodos históricos y generaría
el mismo volumen de producción. El problema está en definir una forma de
traducir a una escala de intervalos la medición de una magnitud que objetiva y es
teóricamente relevante como escala ordinal. En todo caso, los resultados de esta
clase de investigaciones deberán interpretarse como medidas de desarrollo
relativo. Para ello, el autor maneja una escala hipotética de medida de la cantidad
de productos que supone unidades que expresan cantidades iguales de
productos. A estas unidades hipotéticas y arbitrarias se les denomina Q.

-Fórmulas para la medición


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Con el objeto de formular matemáticamente las relaciones lógicas que expresa el


concepto de grado de desarrollo de las fuerzas productivas, comenzaremos por
señalar las variables a medir:

A) D.- Que es la población total de la sociedad.


B) ft.- Que es la fuerza de trabajo empleada por la sociedad, expresada como
porcentaje de miembros económicamente activos en relación a la población
total.
C) pt.- Que indica la producción total real generada por la sociedad e el
periodo medido (expresada en unidades Q).
D) csi.- Que indica el consumo subsistencial individual; reflejando la canditad
de productos (en unidades Q) que un individuo necesita para subsistir. Este
indicador debe considerarse como un promedio social sujeto a variaciones
históricas.

Disponiendo de tales índices, se comienza por calcular un coeficiente de


rendimiento del proceso productivo de la sociedad (p.). Este coeficiente expresará
porcentualmente la relación que hay entre la producción total real (Pt) y el total de
productos destinados a la subsistencia de la población (Cs), de tal forma que si
𝑃𝑡
𝐶𝑠 = 𝑐𝑠𝑖𝑥𝐷, entonces 𝑝. = (𝐶𝑠) 𝑥100.

Así, cuando una sociedad humana no es excedentaria Pt es igual a Cs, por lo que
P.=100. Y en una sociedad humana es excedentaria, p.>100. Luego, conociendo
el índice p., podemos definir un coeficiente de rendimiento relativo de la fuera de
trabajo (fpr) de la siguiente forma:

𝑝 𝑃𝑡:𝑐𝑠𝑖
𝑓𝑝𝑟 = 𝑓𝑡 o 𝑓𝑝𝑟 = ( ) (𝐷)
𝑓𝑡

El coeficiente fpr expresa la productividad promedio de la fuerza de trabajo en


términos de cuántas veces cada productor reproduce las condiciones materiales
de subsistencia de un individuo de su sociedad. Sin embargo, el csi puede variar
de una sociedad a otra de modo que aun cuando fpr sea el mismo para dos
sociedades con distinto csi, esta diferencia significa que con la misma cantidad de
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fuerza de trabajo un productor produce un volumen mayor o menor de productos.


Cuando esto ocurre, significa que tal diferencia obedece a factores de las fuerzas
productivas como el desarrollo tecnológico o la productividad natural del medio en
lo referente a los recursos explotados.

Podemos ponderar estas diferencias de productividad media del trabajo mediante


el indicador Fp, multiplicando fpr por csi, de manera que:

𝑝. 𝑃𝑡:𝑐𝑠𝑖 𝑥 𝐷
𝐹𝑝 = (𝑓𝑝𝑟)(𝑐𝑠𝑖) o 𝐹𝑝 = (𝑓𝑡) (𝑐𝑠𝑖) o 𝐹𝑝 = ( ) (𝑐𝑠𝑖)
𝑓𝑡

El índice Fp mide el rendimiento promedio de la fuerza de trabajo (expresado


ahora en Q), por lo que no es otra cosa que un índice del grado de desarrollo de
las fuerzas productivas, expresado en términos del volumen de productos que
genera un producto, considerando cuántas veces es productor reproduce las
condiciones subsistenciales de un individuo de su sociedad. Notándose que
loscálculos se basan en el porcentaje de fuerza de trabajo que supone una
hipotética jornada media de trabajo de un “productor pleno”. Por ello, es que
evaluamos el grado de desarrollo de las fuerzas productivas de la manera
previamente expuesta.

Sin embargo, estas variaciones pueden estimarse con mayor precisión. Para ello,
necesitamos calcular la relación de la producción por tiempo (Qt), si contamos con
el dato de la duración media de la jornada de trabajo de un productor medio (ht=
horas de trabajo diario), de la siguiente forma:

𝐹𝑝
𝑄𝑡 =
ℎ𝑡

Lo que podría haberse calculado de manera más directa a través de la fórmula:

𝑃𝑡
𝑄𝑡 =
𝐷
(100) (𝑓𝑡)(ℎ𝑡)

Así, Qt expresa el volumen total de productos que genera, en el periodo de tiempo


medido, el trabajo promedio de una hora diaria.
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-Implicaciones teóricas

En las condiciones actuales del desarrollo de la arqueología, la posibilidad real de


efectuar la cuantificación de las fuerzas productivas nos puede parecer un tema de
“arqueología de ficción”. Por lo pronto, sin embargo, la formulación lógica
matemática del problema nos permite operar teóricamente en el planteamiento de
hipótesis que fundamenten alternativas de explicación de algunos problemas
importantes del desarrollo de las sociedades pasadas. Para ello, se plantean
algunos ejemplos asignando, en las tablas adjuntas, cantidades hipotéticas a las
variables mencionadas.

A) Se puede ver el hecho de que, aun en un mismo modo de producción, la


elevación del consumo subsistencial permite el desarrollo de las fuerzas
productivas sin variar la proporción en que un productor reproduce las
condiciones de subsistencia de un individuo de su sociedad (fpr);
suponiendo que esto ocurre en el seno de una sociedad de cazadores-
recolectores, comparando los casos A y B en la tabla I:

TABLA I

CASO A B C D E F G
D 10 15 10 15 15 14 15
csi 1000 5000 10000 10000 10000 10000 100000
Pt 10000 75000 100000 150000 180000 170000 2000000
ft 50 50 30 30 35 30 25
Cs 10000 75000 100000 150000 150000 140000 1500000
p. 100 100 100 100 120 121 133
fpr 2.00 2.00 3.33 3.33 3.43 4.03 5.32
Fp 20.00 30.00 33.33 49.99 51.43 56.46 79.99

B) Se puede explicar por qué en el modo de producción tribal agropecuario


(barbarie) puede darse un sensible incremento de las fuerzas productivas
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sin que ello conduzca a la generación de excedentes. El apoyo básico en


técnicas de producción de alimentos supone y exige la diversificación de la
producción, con la elaboración de nuevos tipos de bienes no requeridos
antes y la sustitución o complementación de viejas técnicas en la
producción de determinados valores de uso. Esto significa que al menos se
eleva el consumo subsistencial.
Considérense los mismos casos A y B, suponiendo que en el segundo el
desarrollo tecnológico principal corresponde a la producción de alimentos.
Aunado a ello, las leyes demográficas de la nueva sociedad tienden a un
gran aumento de la población. Desde el principio, este aumento está
posibilitado por las nuevas técnicas, lo que con el desarrollo de la economía
productora llega a hacerse necesario, tanto para asegurar la reproducción
de la organización económica como para la defensa de la propiedad
colectiva de los medios naturales de producción (tierra y/o ganados).

En una sociedad en incremento demográfico aumenta la proporción de


infantes, disminuyendo relativamente la proporción de productores plenos
(ft). Aun si se considerara ésta sola variable, se puede apreciar la elevación
de Fp (caso C). Pero en la realidad histórica se mezclaron ambos aspectos,
por lo que la situación debe acercarse al caso D.

C) Tomando en cuenta las discusiones sobre el denominado “modo de


producción asiático”, se ha sostenido la posibilidad de la generación de
excedente sin un importante desarrollo de la tecnología. Ello es
teóricamente posible por la vía de la intensificación del uso de la fuerza del
trabajo. El factor principal de la acumulación de excedente y base del modo
de producción, es la disposición de fuerza de trabajo explotable, por lo que
probablemente también hubo una tendencia al aumento demográfico.
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TABLA II

CASO X Y Z
csi 12 15 15
D 5000 10000 10000
Pt 60000 150000 180000
ft 30 30 30
Cs 60000 150000 150000
p. 100 100 120
fpr 3.33 3.33 4.00
Fp 40 50 60
Qt 7.1428 7.1428 7.1428
ht 5.6 7.0 8.4

En la tabla II se ejemplifica esto comparando una sociedad sin excedente y


otra con excedente mostrando como, sin que varíe la cantidad de producto
por tiempo (Qt), la prolongación de la jornada de trabajo permite el
desarrollo de las fuerzas productivas y la generación de un excedente
(Casos Y y Z).

Esta sociedad clasista inicial cree sobre la base de acumulación de excedentes y


se extiende ampliamente de modo que, aunque la proporción de productos
tributados por cada productor resulte pequeña, la suma total representa un
volumen considerable. Otra forma de obligar la tributación de excedentes pudo ser
la reducción, al menos transitoria, del consumo subsistencial.

En este tipo de sociedad, no restamos a ft el tiempo de trabajo de los miembros de


la clase dominante. Su calidad de explotadores de trabajo ajeno debe medirse por
la proporción de la cantidad de trabajo que aportan y la cantidad de trabajo
objetivado en productos o servicios que consumen. Solo el desarrollo de un amplio
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aparato militar que llegó a requerir la clase dominante llegó a conformar una
proporción importante de fuerza de trabajo ociosa.

Entonces, el hecho de que su acción permita la obtención de productos a través


del pillaje, o permita el saqueo “legal” o ilegal por parte de sectores de la clase
dominante no los convierte en un factor productivo. Sin embargo, su manutención
implica que los trabajadores deben elevar su rendimiento productivo, sea en
términos absolutos por la intensificación o prolongación de la jornada de trabajo, o
en términos relativos, elevando el rendimiento a través de la tecnología y la
racionalización de la explotación de los recursos disponibles.

Dejando el asunto hasta este punto, se espera haber esbozado un par de líneas
de una amplia perspectiva de investigación en un aspecto de la arqueología
respecto al cual el marxismo ofrece perspectivas interesantes de desarrollo.

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