GRUPO 4B ESTUDIANTES: JOHN ALVARO SANCHEZ GOMEZ OSCAR ANDRES SEPULVEDA COTES MARILUZ PINZÓN BERNAL
En este escrito comenzaremos por definir que son contratos de compraventa y el
contrato consensual, en nuestra legislación Colombia el contrato de compraventa es el más común, y casi podemos decir que el más importante, porque es un contrato traslativo de dominio y, además, constituye la principal forma de adquisición; convirtiéndose la compraventa en el principal medio jurídico, utilizado para la transmisión de bienes, este contrato se encuentra consagrado en el Código Civil en el Artículo 1849 y lo define como "un contrato en el que una de las partes se obliga a dar una cosa y la otra a pagarla en dinero, aquélla se dice vender y ésta a comprar"; el contrato consensual se encuentra consagrado en el artículo 1500 del Código Civil Colombiano y dice que un contrato es consensual cuando se perfecciona por el solo consentimiento. En nuestro ordenamiento, para celebrar la compraventa es necesaria la capacidad y el consentimiento, con lo cual establecemos la libertad contractual, en este sentido. La compraventa no es suficiente por sí sola, para adquirir la calidad de propietario a favor del comprador; para esto, se requiere de la perfección que otorga el consentimiento en otras palabras, el contrato de compraventa se perfecciona en el momento en el que ambos contratantes se ponen de acuerdo en el precio, sin necesidad de que el pago se haya hecho efectivo, lo que quiere decir, que no es necesario el pago del precio para que el contrato exista, haciendo clara referencia a su carácter consensual. Ahora bien, a través del tiempo y de la concepción de diferentes códigos, de distintos países como el venezolano, ecuatoriano, hondureño, panameño, cubano, uruguayo alemán, austriaco y suizo, podemos ver las similitudes que tenemos al momento de hablar del contrato de compraventa y al realizar la transferencia de derechos. Adicional a esta forma en el caso de la venta de bienes inmuebles, se debe agregar la formalidad del registro de la propiedad para que el procedimiento de la transferencia del dominio sea eficaz.
Sin embargo, al hablar sobre la capacidad y consentimiento para la compraventa o
transferencia, respecto de su forma, requisitos y obligaciones del comprador y del vendedor, la palabra dar, hace referencia a la entrega de la cosa que transmite el dominio por el simple traspaso posesorio en ausencia total de la tradición o entrega material de la cosa. En nuestro ordenamiento Colombiano, la palabra dar creo más preguntas y trajo consigo más inquietudes que respuestas. Con la expedición del Código de Comercio colombiano, se modificó la definición del contrato de compraventa, al sustituir la palabra dar por la de transmitir, como un intento de consolidar y poner fin a la discusión sobre el objeto y la causa de la venta. Lo dicho hasta aquí, revela que los nuevos ordenamientos jurídicos como el colombiano acogen diversidad de expresiones. La relación de la compraventa y la tradición, evidencia una consensualidad, para transferir propiedad. La compraventa colombiana no es un acto consensual, solo por su naturaleza e historia, sino también, por su relación. No obstante, hay que tener en cuenta que la entrega material de la cosa, sin contrato, no se supedita a modos de compraventa. Los dos negocios jurídicos (compraventa y tradición) comparten una característica consensual en su perfeccionamiento, lo que hace que los dos se complementen a la hora de trasladar el dominio de una cosa. El objeto de la compraventa es una obligación bilateral, lo cual representa que la obligación del vendedor de procurar la entrega de la cosa es recíproca a la obligación del comprador de cancelar el precio o viceversa. Al examinar el artículo 1495 del Código Civil colombiano, encontramos cierta ventaja, para apreciar el contrato de compraventa, como una fuente inmediata de la obligación de transferir la propiedad y el modo de la tradición, como aquel acto convencional, con el que efectivamente se produce dicha transferencia. Es decir, que al parecer en la mencionada norma se diferencian con claridad los efectos propios del contrato: la transferencia de la propiedad como el efecto contractual y la ejecución de la prestación. Es decir yo pago y adquiero la tradición del bien de forma inmediata. Ahora bien, la compraventa y la tradición comparten una característica consensual (adquirido o consensuado por acuerdo) en su perfeccionamiento, lo que hace que los dos se complementen a la hora de trasladar el dominio de una cosa. El título de compraventa a juicio de los suscritos se entiende como un antecedente (un antes de), y la tradición como el modo. Tienen como efecto el acto voluntario de entrega y recepción material del bien vendido. El objeto de la compraventa es una obligación bilateral, la cual representa que la obligación del VENDEDOR es ENTREGAR la cosa y la obligación del COMPRADOR es CANCELAR el precio. Cuyo objeto mutuo es la COSA. Precisamos, entonces que transferir, indica el acuerdo bilateral de desplazar un derecho de una persona a otra por medio de un contrato como la venta y transmitir es la entrega o el transporte físico de la cosa en la que recae un derecho. Antes de poder relacionar causalmente la compraventa creadora de obligaciones y la tradición extintora de obligaciones y hacedora de derechos reales, se debe tener en cuenta que juntos son actos producto de la manifestación de la voluntad, en los cuales surge la intención recíproca de obligar y obligarse a transferir la propiedad y la posesión de la cosa vendida respectivamente, como una acción del consentimiento contractual. Por su parte, al igual que la compraventa, la tradición es calificada, como un acto consensual y bilateral, pero antagónicamente convencional, real y gratuito, aunque algunos autores consideren lo contrario. Así que, al calificar el modo derivativo de la tradición como un acto convencional, estamos aceptando que las partes comparten intereses y necesidades, por lo que el tradente y adquiriente hacen aportes comunes sin la intención de conseguir un mayor beneficio o lucro individual, hecho que no ocurre en la compraventa por ser un contrato, en el que siempre está presente un lucro económico. Así las cosas, se precisa que la compraventa es un contrato bilateral, y este es el principal argumento para concebir su facultad de crear la obligación de transferir el derecho de propiedad y que la tradición es un acuerdo convencional en el cual se concreta el traslado del dominio con la entrega o transmisión que efectúa el tradente (quien transfiere el dominio) al adquiriente (quien compra o adquiere), a fin de extinguir la obligación. Aunado a lo anterior, es de aclarar que la convención es el género y el contrato la especie, por lo cual decimos que en las convenciones, las partes comparten intereses y necesidades, sin el ánimo exclusivo de obtener una ganancia individual, lo que indica que no se persigue una traslación de la propiedad, sino una entrega (transmisión) o posesión de cosas, en algunos casos de forma unilateral; en cambio, en un contrato bilateral como la compraventa, el lucro sí es prioritario y recíproco, al igual que la transferencia de la propiedad. Por otro lado, en un sentido estricto a los contratos se les atribuye, la capacidad de crear obligaciones y transferir derechos, mientras a los convenios se les asigna de forma precisa la facultad contraria de extinguir o modificar esas obligaciones y esos derechos. Respecto de las conclusiones del presente escrito, indica que en casi todos los códigos civiles, europeos, americanos, existe una definición expresa o por lo menos una noción clásica del contrato de compraventa, donde en la mayoría se observa un método de transferir la propiedad, que a la postre, reafirma la prevalencia de un modelo de compraventa obligacional que necesita de la tradición, para el traspaso eficaz de dominio.