Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La fricción superficial consiste en deslizar las manos sobre la piel, de forma que efectuemos
una presión continuada y velocidad constante, según el tono muscular del paciente y sus
necesidades. Las manos deben adaptarse a la superficie cutánea, intentando que nuestras
manos se hallen en pleno contacto con el paciente.
La fricción profunda se lleva a cabo de forma similar a la fricción superficial, aunque la presión
se incrementa al máximo posible (según el paciente) y su velocidad se aminora, de modo que
la piel forma un rodete por delante de las manos. Esta manipulación también se puede
denominar fricción drenante, o simplemente drenaje. Como su nombre indica, se trata de
vaciar o drenar los vasos venosos, y por extensión favorecer la irrigación arterial.
Sobre las terminaciones nerviosas de la piel provoca un efecto relajante, que se desprende de
la conexión de éstas sobre los centros nerviosos, que provocan una reducción considerable de
la sensación de dolor, asociado a la producción de endorfinas. También contribuye a la
descamación y oxigenación cutánea.
Los pases y los roces se aplican al final de la sesión de masaje para llevar a la normalidad todas
las estructuras que han sido movilizadas, dejando así una sensación de tranquilidad y
relajación al paciente.
Generalmente, en la aplicación de un masaje donde solo hay tensión sin lesión, el sentido o la
dirección en que se efectúa es siguiendo la dirección de las fibras. Como hemos mencionado,
en la realización del Masaje Transverso Profundo, su aplicación consiste en realizar una fricción
sobre las partes blandas dañadas en sentido transverso a las estructuras lesionadas, y se
denomina profunda porque la maniobra llega hasta capas por debajo de la piel y el tejido
celular para alcanzar los músculos, tendones, ligamentos y fascias.