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Una lectura “fácil” de Don Álvaro o la fuerza d

sino, del Duque de Rivas


Como sucede en otras disciplinas artísticas (e incluso en la propia historia de la humanidad), los criterios estéticos de la literatura van d
un movimiento pendular, de vaivén, yendo de un extremo al otro (cierto que nunca de un modo radical, pues siempre existen casos d
intermedias). Y así, frente a la dificultad de los textos medievales, escritos en una incipiente lengua literaria romance (cuando no en lat
prácticamente a una selecta clase de monjes cultísimos, aparece en el Renacimiento una literatura que busca la claridad expresiva, al
mayor número de lectores (aunque pocos todavía: tan sólo algunos miembros de la nobleza); como muestra de ello, ya analizamos aq
anteriores, sendos poemas de Garcilaso y Jorge Manrique.

Pero había quienes pensaban que el lenguaje literario debía distinguirse (y distanciarse) del lenguaje común, y así postulaban la creac
complejas, mejor cuanto más difíciles de entender, ya fuera por su contenido, ya por su forma; como muestra del conceptismo, analiza
como muestra del culteranismo, hicimos lo propio con Góngora.

Como reacción a esta oscuridad, en el siglo XVIII (por algo llamado Siglo de las Luces), los ilustrados consideran que una literatura qu
carece de sentido y sobre todo de utilidad. Y mientras algunos proponen una vuelta a la claridad, a la sencillez, incluso a la intranscend
representación de los cuales analizamos a Meléndez Valdés), otros se inclinan por la literatura ”educativa” (como es el caso de Jovella
social constructiva (según vimos en Cadalso).

Y en ese vaivén estilístico al que nos referíamos, en el siglo XIX los autores se colocan en la posición contraria a aquella intranscende
frívola del Rococó y a aquella frialdad del didactismo ilustrado, decantándose por una expresión desgarrada de los sentimientos ínt

En representación de esta etapa, ya hemos analizado el Canto a Teresa, de Espronceda, la rima LXX de Bécquer y un artículo periodí
Ahora lo haremos con una obra teatral, que refleja la visión trágica que los románticos tenían del destino, como fuerza que rige la vida

De forma similar a lo que hemos hecho con el Lazarillo, el Poema de Mio Cid, la Celestina, Fuenteovejuna, El perro del hortelano, La v
Buscón, El Quijote, El vergonzoso en palacio, El sí de las niñas, las Cartas marruecas, Trafalgar, el Diálogo de la lengua, Menosprecio
alabanza de aldea, El médico de su honra, el Informe sobre la Ley agraria o María, proponemos aquí dos posibles lecturas, de dificulta
Para los alérgicos a la lectura (ellos se lo pierden), el siguiente enlace lleva a la representación teatral a completa. Siempre es una opc

https://youtu.be/eGcYMi7gKrs

Pero antes de nada…

Permíteme un consejo.

Duque de Rivas. Don Álvaro o la fuerza del sino DESCARGA

El Romanticismo

El Romanticismo es un movimiento cultural que surge en Europa, en el tránsito del siglo XVIII al XIX, como una
reacción al racionalismo ilustrado y al normativismo neoclásico. Se caracteriza por:

Culto al yo, a la subjetividad, al individualismo, a los sentimientos íntimos.


Exaltación del sentimiento amoroso, que se vive y manifiesta con pasión. Suelen ser amores turbulentos, en
muchos casos imposibles, que a menudo desembocan en tragedia.
Ansia de libertad, en el plano tanto político (se defienden los ideales revolucionarios de igualdad), como
personal (rebeldía frente a normas morales, frente a la racionalidad) e incluso estético (la creatividad, la
originalidad y una aparente espontaneidad rompen con la rigidez academicista del Neoclasicismo).
La belleza ya no se encuentra en el orden y el equilibrio clasicistas, sino en aquello que conmueve, que
provoca emociones.
Pensamiento transcendente: obsesión por la muerte, que hace que se refuerce la espiritualidad, el
sentimiento religioso.
Evasión de la realidad, por diferentes vías:
Formándose una visión idealizada de la propia realidad.
Dando rienda suelta a la fantasía, los sueños, lo espiritual, lo misterioso, lo sobrenatural…
Evocando con nostalgia el pasado, especialmente el mundo medieval.
Escapando (en sentido figurado) a lugares exóticos, especialmente orientales.
La vía de escape más trágica, la definitiva, sería el suicidio.
Sentimiento nacionalista, que se traduce en la búsqueda de la identidad como pueblo: interés por la cultura
tradicional, la historia propia, las lenguas vernáculas, las leyendas…
Los temas más frecuentes en el Romanticismo son:
La ambientación suele ser nocturna, tormentosa, lóbrega, misteriosa… Gusto por las ruinas de edificios góticos, los cementerios, l
abandonados, los bosques, los páramos solitarios… También ambientación en época medieval o en lugares exóticos.

El teatro romántico

Como reacción al teatro neoclásico, cargado de didactismo y mensaje moral-social, los dramaturgos románticos optan por un teatro en
diálogo entre personajes, se expresan sentimientos, con el fin último de conmover al espectador.

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