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Neurobiología del
trauma
Índice
Esquema 3
Ideas clave 4
3.1. Introducción y objetivos 4
3.2. Las partes del cerebro 5
© Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)
A fondo 21
Test 24
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HEMISFERIO HEMISFERIO
REPTILIANO
Estructuras subcorticales: IZQUIERDO DERECHO
Regulación del afecto:
- Sistema límbico. - Apego seguro.
SISTEMA LÍMBICO - Sistema nervioso - Apego inseguro. RELACIÓN INTERHEMISFÉRICA
central.
- Apego desorganizado.
- Conexión sistema
NEOCÓRTEX límbico SNCA-SHH. - Efectos del trauma.
Tema 3. Esquema
Intervención en trauma: EMDR
Esquema
3
Ideas clave
En una primera parte, explicamos las distintas partes del cerebro en desarrollo
apoyado por la teoría del cerebro triúnico de MacLean (1970). Posteriormente
veremos cómo se van conformando los sistemas implicados en la regulación del
afecto, la influencia de estos nichos afectivos desde los primeros momentos de vida,
la importancia de los estilos de apego en la conformación de un sistema nervioso
central autónomo autorregulado y, por último, hablaremos sobre la importancia de
los hemisferios cerebrales en la autorregulación y los efectos que el trauma ejerce.
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Objetivos:
Adquirir conocimientos del desarrollo neurobiológico.
Sistemas neurobiológicos y trauma.
La importancia de los hemisferios cerebrales.
Relación del desarrollo neurobiológico con otras teorías (teoría del apego).
Según la teoría evolutiva de MacLean (S. f.), el cerebro está constituido por tres
partes evolutivamente diferenciadas y estas se especializan en funciones diferentes
y adaptativas: el cerebro reptiliano, el sistema límbico y la neocorteza o neocórtex.
Cerebro reptiliano
emoción y la conducta.
Neocórtex
Imaginemos que vamos paseando por el bosque, está oscuro y hace frío y vemos en
el suelo algo parecido a una serpiente, nuestro cerebro reptiliano se activa ante la
situación de peligro, nuestro sistema límbico se pone en funcionamiento y sentimos
un miedo intenso y nuestro neocórtex evalúa la situación y, de repente, se da cuenta
de que lo que parecía una serpiente es la rama de un árbol, por lo que regula la
conducta de huida o lucha (cerebro reptiliano), autorregula la emoción intensa de
miedo (límbico) y modifica la conducta (neocórtex), incluso es capaz de analizar lo
que ha sucedido e interpretar la situación (puede que se ría de la escena).
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Según Hill (2017), el sistema límbico integra la información afectiva que proviene del
cuerpo, después se une con la información que desciende de la actividad mental
generada en la corteza y, por último, con la información socioemocional recibida a
través de las comunicaciones implícitas del afecto de los demás. Para este autor, en
este proceso el sistema límbico ensambla estados del self, en interacción con los
estados de los demás.
Por otro lado, el sistema límbico regula la afectividad en conexión con el sistema
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Las ramas parasimpáticas se encargan de inhibir las primeras, por lo tanto, tienen
una función subreguladora. Este sistema está en continua homeostasis operando
a la vez.
Es decir, el bebé necesita que se generen las redes neuronales adecuadas para un
sistema nervioso autónomo equilibrado. Cada vez sabemos más sobre que la
formación adecuada de los circuitos neuronales dependen de una buena
estimulación y de un trato suficientemente bueno (apego seguro).
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Vamos a verlo de otra manera. Peter Fonagy y A. Bateson (2017) nos habla de la
importancia de la relación que establece el cuidador y el bebé en los primeros meses,
lo llaman el marcado contingente.
Decíamos que el bebé en sus primeros meses no tiene formado los circuitos
adecuados para la autorregulación, por lo que cualquier estímulo, provenga de vías
internas (sensaciones corporales) o del exterior (estímulos ambientales), provocará
irremediablemente una sensación intolerable en el bebé, lo cual generará una
activación continua de su sistema límbico.
Según Fonagy y Bateson (2017), el adulto interpreta lo que le está pasando al bebe,
realizando una representación del estado mental del niño, y le devuelve el estímulo
de una manera tolerable y tranquila (normalmente teatralizada y llamativa), esto es
lo que se llama especularización adecuada de la representación. En este momento el
bebé entiende que no está solo, que hay alguien que está entendiendo lo que está
pasando y que resuelve la necesidad de la situación, y se calma. Para que se dé este
proceso, es necesario que el adulto esté regulado y tranquilo y que pueda mentalizar
de manera adecuada los estados mentales del bebé.
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En esta imagen, el adulto no interpreta bien las necesidades que el bebé solicita
(generalmente a través del llanto). La no interpretación adecuada tiene que ver con
un adulto alterado, tenemos que entender este concepto de una manera extensa:
puede estar enfadado, cansando, deprimido, etc. Incluso el llanto del bebé puede
estar conectando con su propio sistema de apego, desregulando al adulto. En este
caso, el adulto no solo no atenderá de manera adecuada las necesidades del bebé,
sino que reflejará su propio estado mental en el bebé, lo que generará un self
inestable en el niño.
Los estados del self estables tienen que ver con relaciones de apego seguro.
Los estados del self inestables (desregulados, parcialmente disociados), con
apegos inseguros (preocupados o evitativos).
Los estados del self inestables disociados, con apegos desorganizados.
Siguiendo con este autor, un estado del self regulado nos permite funcionar de
manera óptima a través de sensaciones de autodominio y bienestar. Cuando el afecto
se desregula y se disocia, nuestra experiencia subjetiva se altera, así como lo que
percibimos, la forma en la que nos representamos a nosotros mismos y a los demás;
lo que recordamos y nuestra capacidad de ver y sentir los estados internos y los de
los demás se ven amenazados.
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Todo lo explicado hasta ahora se basa en los estudios realizados por Schore (2003) y
compilados por Hill (2017). La regulación del afecto conforma su base explicativa en
Para Hill (2017), un bebé con apego seguro tendrá establecido un SNA equilibrado.
Los circuitos que unen la corteza orbitofrontal derecha con los aspectos simpático y
parasimpático del SNA se acoplan en un sistema recíproco que permite la modulación
del afecto, la tolerancia y la excitación (simpática y parasimpática). Podemos decir
que la corteza orbitofrontal logra dominar los componentes subcorticales del sistema
límbico y responde con flexibilidad a los acontecimientos socioemocionales que
cambian rápidamente.
La importancia del apego, por tanto, configura una base científica no solo para la
configuración neurobiológica, sino también para entender los efectos que un
acontecimiento traumático puede ocasionar en nuestro organismo tanto a nivel
neurobiológico, fisiológico como psicológico.
Los modelos de apego son, en resumen, un modelo interno de trabajo que no solo
tienen lugar en la infancia, sino que continúan en el mundo adulto. Es una forma de
estar e interpretar el mundo y los acontecimientos que en él ocurren. La diferencia
ante un mismo acontecimiento traumático entre una persona con apego seguro y
una persona con apego inseguro (y no digamos si el apego es desorganizado) no
radica en el sentimiento que este acontecimiento puede provocar, sino en la gestión
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del mismo, en la capacidad para regularse, para interpretar y para superar dicho
acontecimiento.
El trauma, aunque sea ocasional tiene una conexión directa con el tipo de apego de
la persona que lo sufre.
Una persona con apego seguro podrá dirigir su atención a la solución, no huirá ni
se colapsará su sistema, tenderá a la autorregulación o regulación diádica (pedir
ayuda).
Una persona con apego evitativo dirigirá su atención lejos de la fuente de estrés,
se aleja de las figuras de apego, tenderá a la hipoexcitación (desconexión, afecto
desregulado), aunque finalmente se conseguirá autorregular.
Hasta ahora hemos podido ver un funcionamiento del cerebro de manera vertical, en
este apartado vamos a integrar ese funcionamiento con la lateralidad cerebral:
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El hemisferio izquierdo
Esta parte se desarrolla de manera más lenta y tardía que el hemisferio derecho. A
los dos o tres años el niño adquiere una mayor capacidad lingüística y analítica. Para
Wilkinson (2017) esto permite una nueva percepción de agencia, de relación y
separación.
Wilkinson (2017) propone que el desarrollo se puede ver afectado cuando ha habido
traumas graves o prolongados (trauma relacional). Parte de la respuesta de miedo
El hemisferio derecho
Más adelante, sobre los diez meses aproximadamente, se forman otras estructuras
como la corteza prefrontal, que permitirá al bebé poder relacionarse de una forma
más madura y la autorregulación, podrá afrontar la experiencia de estar separado y
aparece la vergüenza.
Siegel (2007) entiende que, para llevar una vida equilibrada, valiosa y creativa, llena
de relaciones personales bien conectadas, es crucial que nuestros dos hemisferios
actúen conjuntamente. El cuerpo calloso (un haz de fibras) conecta ambos
hemisferios y permite una integración horizontal.
Conclusión
Hemos visto cómo el desarrollo del cerebro va a depender mucho de las condiciones
ambientales adecuadas, a las que podemos definir a través de la teoría del apego
como contextos de afecto: seguros, inseguros o desorganizados. En este sentido, los
primeros son los contextos de relación, que garantizan un adecuado ensamblaje de
los sistemas neurobiológicos, relaciones más inseguras generarían regulaciones
distintas dependiendo de si son más ambivalentes o más evitativas. Relaciones más
desorganizadas afectarían al desarrollo del cerebro y del cuerpo con consecuencias
más graves.
En relación al trauma, Wilkinson (2017) propone que, tanto cuando está sano como
cuando sufre traumas, el cerebro y el cuerpo están íntimamente implicados en la
construcción de lo que se acaba representando en la mente.
disociativa como medida de defensa, dejando que el trauma se exprese a medida que
se va viviendo, es decir, en el cuerpo.
Las hormonas del estrés afectan a todo el cuerpo, de modo que los cambios en el
cerebro generan cambios en el primero. Los niveles de cortisol aumentan en un
Schore, A. (2003). Affect Dysregulation and Disorders of the Self. New York. Norton.
Siegel, D. (28 de agosto de 2014). Inspirar para reconectar [Blog post]. Recuperado de
https://www.crianzanatural.com/art/daniel_siegel.html
Explicación del Dr. Siegel donde habla, tomando una mano como ejemplo, sobre la
estructura cerebral y cómo su conocimiento puede ser muy útil en la experiencia de
la crianza (maternidad y paternidad).
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3. Para Hill (2017), un bebé con apego seguro ante un evento estresante:
A. Tenderá a la autorregulación o regulación diádica.
B. Solo podrá regularse alejándose de su figura de apego (autorregulación).
C. Huirá porque sabe valorar el peligro.
D. Tenderá a la hipervigilancia.
D. Tenderá a la hipervigilancia.