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HUGO GROCIO

(1583-1645)
Es el primer pensador de la época moderna en esforzarse por repensar la moralidad. Éste
autor se basó en un programa teórico que busca “La reconstrucción del derecho natural”
(concepción religioso-tradicional). Mediante ese programa se pudo deslindar o superar a los
presupuestos teóricos que atañen al pensamiento antiguo o perteneciente al medievo.
Grocio hizo frente al Escepticismo donde configuran tal programa, por ello decía, que un
aspecto capital es afrontar un aspecto escéptico “como una confrontación”, el filósofo
Carnéades representante del escepticismo dijo: la ley está sometida al cambio que produce
el avance temporal, sustentando que la ley es el asunto en base a la conveniencia y a la
costumbre.
Grocio decía que no existía una verdadera justicia. Por ende, asegura que cada ser humano
busca su propia conveniencia, así mismo está la presencia del deseo de una sociedad (una
sociedad tranquila y ordenada). Sustenta que somos capaces de ser completamente
humanos aun cuando estemos al margen de la sociedad.
La sociedad es un deseo, no es algo que necesariamente exija o imponga la realización del
hombre. Este apetito de sociedad que conviene a la propia naturaleza es justo la fuente del
derecho. Y, por lo tanto, implicaría que este deseo de sociedad basado en aquello que
corresponde de la fuente del derecho es el orden social. El ser humano si pose cierta
inclinación por los conflictos, por ejemplo, la guerra es una realidad de la vida más en su
conjunto. La preservación del orden social en efecto es perturbada por el conflicto y no
necesariamente sería solucionada por una orden religiosa.
Lo que en sí diría Grocio una “Dualidad Integrada” (es un ser conflictivo y un ser social),
de tal forma la preservación del orden social se presente como un tema concreto, y
preguntarse cómo pueden convivir seres belicosos pero dispuestos a vivir en una sociedad.
De ahí, nace la elaboración de leyes, donde se reconoce que son leyes naturales
(instrucciones a seguir). Es por eso que ya no habría la necesidad de recurrir a un regente
divino.
Toma en cuenta desde ahí una dimensión empírica (conflicto humano y su respectiva
resolución). Es por ello, que las leyes naturales son instrucciones a seguir sin apelar a un
agente religioso. Tomó como explicación a su obra “Del Derecho de la Guerra y Paz”
donde colige que los asuntos humanos se resolverán por medios humanos, es decir, no
niega la existencia de Dios, pero no lo tomará en cuenta, sino neutralizará su intervención,
poniendo como prioridad a la razón y no a la revelación.
Concluyendo que Dios no es necesario para la moralidad, ha sido reducido por el orden
inmanente de la preservación del orden social. Por ende, el orden social se garantiza
mediante el derecho.

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