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1. Introducción
La familia en sí misma pertenece a la existencia según la naturaleza,
expresando la forma de existir de los seres vivos. Sin embargo, para nosotros,
los cristianos, la familia también es la expresión de un sacramento, que es el
Matrimonio. Y esto cambia totalmente su significado, porque un sacramento
siempre implica transformación. Es dentro de la vida natural donde el Espíritu
Santo realiza la transformación del modo de existencia. Y lo hace
transfigurando la vida natural, no negándola, sino asumiéndola y
transformándola, porque la primacía ya no es de la naturaleza, sino de la
relación.
Lector El Señor nos invita a cada uno a estas bodas. Como en Caná, todos
hemos tenido la experiencia del “vino que se acaba” en las familias y en las
comunidades. El vino entendido como la felicidad y la abundancia.
Por la gracia del sacramento del matrimonio, el Esposo Jesús permanece con
los cónyuges cristianos. Incluso cuando no seamos conscientes o nos
encontremos con las reservas emocionales acabadas, Él puede renovar
nuestra capacidad de amar. Intentemos hacerle un espacio. Jesús es el don
que todos tenemos que redescubrir.
Lector: Seis tinajas, como los seis días de la vida cotidiana. Son el momento y
el lugar en el que también nosotros podemos aceptar la invitación de María a
hacer lo que el Señor nos pide. Confiar y creer en Él. Descubrir que Él no pide
milagros ni cosas imposibles, sino simplemente llenar las tinajas de la vida
conyugal y personal con pequeños gestos de nuestra humilde vida cotidiana: el
agua. Y contemplar que Él siempre transforma esta humilde agua en un vino
excelente.
Recemos para que los cónyuges, redescubriendo la gracia que han recibido,
comprendan que están llamados a ponerla sobre la mesa, a ofrecer su amor para
que cada persona y comunidad descubra que es amada por Dios.
Don José: Ahora invitamos a los cónyuges a que recen en sus corazones el uno
por el otro. Los demás estados de vida pueden rezar por las familias del mundo.
Mientras se reza, un matrimonio lleva un gesto al altar.
(SOL) DO RE mim
Entre los hombres servidores sed
DO REM SOL+7
pues yo el maestro lo he hecho con vosotros
DO SI7 mim
os lo aseguro felices seréis
DO RE SOL
muy pronto todo vais a comprender (2)
Este itinerario se divide en dos direcciones: una está dada por lo que pueden
ofrecer a los demás a través de su experiencia, su paciencia y su sabiduría; la
otra está dada por lo que pueden recibir de los demás en su condición de
fragilidad, debilidad y necesidad. De este modo, las personas mayores se
ofrecen a sí mismas y a quienes se relacionan con ellas una nueva oportunidad
de crecimiento humano auténtico y maduro.
«El Señor no nos descarta nunca. Él nos llama a seguirlo en cada edad de la
vida, y también la ancianidad contiene una gracia y una misión, una verdadera
vocación del Señor. Y, gracias a Dios no faltan los testimonios de santos y
santas ancianos».
Había también allí una profetisa llamada Ana, mujer ya entrada en años,
que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido. Desde
entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se
apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y
oraciones. Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a
Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención
de Jerusalén» (Lc 2,22-38).
Lector: «El Evangelio dice que [Simeón y Ana] esperaban la venida de Dios cada
día, con gran fidelidad, desde hacía largos años. Tal vez estaban un poco
resignados, a este punto, a morir antes: esa larga espera continuaba ocupando
toda su vida, no tenían compromisos más importantes que este: esperar al Señor y
rezar. Y, cuando María y José llegaron al templo para cumplir las disposiciones de
la Ley, Simeón y Ana se movieron por impulso, animados por el Espíritu Santo (Cf.
Lc 2,27). El peso de la edad y de la espera desapareció en un momento. Ellos
reconocieron al Niño, y descubrieron una nueva fuerza, para una nueva tarea: dar
gracias y dar testimonio por este signo de Dios.
REM RE7
Sólo en tu amor me haces fuerte,
SOLM solm
sólo en tu vida me haces fuerte,
fa#m mim LAM REM
en mi debilidad te haces fuerte en mí.
Finalmente se pregunta a los niños por algún dibujo u oración que han
realizado y van a ir de uno en uno llevando al altar sus dibujos y oraciones
por su familia
LA6 SI MI
Aclamad y proclamad el nombre de Cristo.
fa#m SI7 MI- SI7
Magnificad, glorificad a Cristo, el Rey.
MI MI7 LA lam
Majestad, adora a su Majestad.
lam MI fa#m SI7 MI
Cristo murió, resucitó, y de Reyes es Rey.
LA6 SI MI
Aclamad y proclamad el nombre de Cristo.
fa#m SI7 MI- SI7
Magnificad, glorificad a Cristo, el Rey.
MI MI7 LA lam
Majestad, adora a su Majestad.
lam MI fa#m SI7 MI
Cristo murió, resucitó, y de Reyes es Rey.
Final: MI-lam-MI-lam-MI
Oración final del encuentro (repartida para que todos la recen)
Padre Santo, estamos aquí ante Ti para alabarte y agradecerte el gran don
de la familia.
Te pedimos por las familias que pasan por dificultades y sufrimientos, por
enfermedad, o aprietos que sólo Tú conoces: Sostenlas y hazlas
conscientes del camino de santificación al que las llamas, para que puedan
experimentar tu infinita Misericordia y encontrar nuevas formas de crecer
en el amor.
Te pedimos por los niños y los jóvenes, para que puedan encontrarte y
responder con alegría a la vocación que has pensado para ellos; por los
padres y los abuelos, para que sean conscientes de que son signo de la
paternidad y maternidad de Dios en el cuidado de los niños que, en la
carne y en el espíritu, Tú les encomiendas; por la experiencia de
fraternidad que la familia puede dar al mundo.
Señor, haz que cada familia pueda vivir su propia vocación a la santidad en
la Iglesia como una llamada a ser protagonista de la evangelización, al
servicio de la vida y de la paz, en comunión con los sacerdotes y todo
estado de vida. Bendice el Encuentro Mundial de las Familias.
Amén.
Canto final 5.- Alma Misionera
SOLM REM
Llévame donde los hombres
mim DOM
necesiten tus palabras,
SOLM REM
necesiten mis ganas de vivir.
SOLM REM
donde falte la esperanza,
mim DOM
donde todo sea triste,
SOL REM DOM…
simplemente, por no saber de ti