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ADORACIÓN EUCARÍSTICA Y VIGILIA EN TORNO AL

ENCUENTRO MUNDIAL DE LAS FAMILIAS 2022

1. Introducción
La familia en sí misma pertenece a la existencia según la naturaleza,
expresando la forma de existir de los seres vivos. Sin embargo, para nosotros,
los cristianos, la familia también es la expresión de un sacramento, que es el
Matrimonio. Y esto cambia totalmente su significado, porque un sacramento
siempre implica transformación. Es dentro de la vida natural donde el Espíritu
Santo realiza la transformación del modo de existencia. Y lo hace
transfigurando la vida natural, no negándola, sino asumiéndola y
transformándola, porque la primacía ya no es de la naturaleza, sino de la
relación.

La familia no es un ideal abstracto sino un “trabajo ‘artesanal’” que se expresa


con ternura pero que se ha confrontado también con el pecado desde el inicio
de la creación. La Palabra de Dios debe ser una compañera de viaje para
todas las familias, una guía hacia la meta del camino” .
2. Exposición del Santísimo. Canto 1.- Vengo a Adorarte:

REM LAM SOLM


Oh luz del mundo, bajaste a la oscuridad,
REM LAM SOLM
Mis ojos abriste, pude ver.
REM LAM mim SOLM
Belleza que causa que mi ser te adore,
REM LAM SOLM
esperanza de vida en Ti.

SOLM REM LAM


VENGO A ADORARTE, VENGO A POSTRARME
REM SOLM
VENGO A DECIRTE ERES MI DIOS.
REM LAM
ERES SIMPLEMENTE BELLO, SIMPLEMENTE DIGNO
sim (LAM) SOLM
TAN MARAVILLOSO PARA MÍ.

REM LAM SOLM


Oh, Rey eterno, tan alto y exaltado,
REM LAM SOLM
glorioso en el cielo eres Tú.
REM LAM mim SOLM
Al mundo que hiciste humilde viniste.
REM LAM SOLM
Pobre te hiciste por amor.

VENGO A ADORARTE, VENGO A POSTRARME… (BIS)

LAM REM SOLM LAM REM SOLM


Nunca sabré cuánto costó ver mi pecado en la cruz. (x4)

VENGO A ADORARTE, VENGO A POSTRARME… (BIS) (FINAL REM)


3. Catequesis para los niños acerca de la familia. A criterio de Don José
4. Entrega a los niños de material para "trabajar" mientras se da catequesis
a los mayores :
a. Dibujo de Sagrada Familia para colorear
b. Dibujo para que pinten a su familia
c. Hoja para que escriban una oración por su familia

5. Catequesis para los adultos acerca del matrimonio y en torno al Evangelio


de "Las bodas de Caná"

Don José: En aquel tiempo, se celebraba una boda en Caná de Galilea y


estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con
sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de
la boda, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino».

Lector El Señor nos invita a cada uno a estas bodas. Como en Caná, todos
hemos tenido la experiencia del “vino que se acaba” en las familias y en las
comunidades. El vino entendido como la felicidad y la abundancia.

En esta Adoración podemos redescubrir que el Esposo Jesús está siempre


presente en nuestras vidas. Hoy queremos contemplar su Presencia en la vida
de los esposos cristianos, para asombrarnos de cómo la gracia del sacramento
del matrimonio transforma la simple agua del amor hombre-mujer en un “vino
bueno”, capaz de revelar al mundo su propio amor a la Iglesia y a la
humanidad.

Por la gracia del sacramento del matrimonio, el Esposo Jesús permanece con
los cónyuges cristianos. Incluso cuando no seamos conscientes o nos
encontremos con las reservas emocionales acabadas, Él puede renovar
nuestra capacidad de amar. Intentemos hacerle un espacio. Jesús es el don
que todos tenemos que redescubrir.

Don José: Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no


ha llegado mi hora». Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que Él os
diga». Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de
los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús: «Llenad las
tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba.

Lector: Seis tinajas, como los seis días de la vida cotidiana. Son el momento y
el lugar en el que también nosotros podemos aceptar la invitación de María a
hacer lo que el Señor nos pide. Confiar y creer en Él. Descubrir que Él no pide
milagros ni cosas imposibles, sino simplemente llenar las tinajas de la vida
conyugal y personal con pequeños gestos de nuestra humilde vida cotidiana: el
agua. Y contemplar que Él siempre transforma esta humilde agua en un vino
excelente.

Don José: A continuación, hacemos un momento de silencio para un diálogo


íntimo con Dios acerca de la realidad de las tinajas de nuestras vidas:

Lector 1: Llenar las tinajas redescubriendo la belleza de la propia


pareja/persona
 Lector 2: Señor, a veces no vemos a nuestro cónyuge, a nuestros hijos, a
nuestros padres, a nosotros mismos ni a los demás tan hermosos como Tú
nos ves y sólo sabemos ver los defectos y las faltas... Ayúdanos a vernos
como Tú nos ves...

 Don José: Tú siempre proclamas: Porque tú eres de gran precio a mis


ojos, porque eres valioso, y yo te amo (Is 43,4).

Llenar las tinajas con la acogida y la apreciación…


 Lector: Cuando vemos la diversidad de nuestro cónyuge, nuestros hijos,
nuestros padres como un obstáculo; cuando nos gustaría cambiarlos según
nuestro propio esquema, cuando nos preguntamos cómo crecer en el
amor....
 Don José: Tú siempre proclamas: ¿Por qué miras la paja que hay en el ojo
de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? Saca primero la viga de
tu ojo (Lc 6,41-42)

Llenar las tinajas con el diálogo y la escucha…


 Lector: Cuando pensamos que ya no vale la pena hablar, porque, de todas
formas, nunca nos entenderán; cuando pensamos que ya sabemos lo que
el/la otro/a nos dirá, que es mejor callar para no reñir; cuando no sabemos
cómo expresarnos y madurar en el amor...
 Don José: Tú siempre proclamas: Ámense cordialmente con amor fraterno,
estimando a los otros como más dignos (Rom 12,10).

Llenar las tinajas con la oración…


 Lector: Cuando sentimos que no tenemos tiempo para rezar o creemos
que no sabemos cómo rezar; cuando pensamos que rezar no es muy
importante para nuestra pareja ni para nuestra vida personal o familiar,
cuando necesitamos retomar el camino...
 Don José: Tú siempre proclamas: Pedid y se os dará, buscad y
encontrareis, llamad y se os abrirá. Porque el que pide, recibe; el que
busca, encuentra; y al que llama, se le abre. […] Cuánto más el Padre del
cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan (Lc 11,9-10.13).

Llenar las tinajas con el perdón…


 Lector: Cuando nos parece difícil, casi imposible, perdonar, en las
pequeñas discusiones de cada día y en las grandes cosas; cuando nos
preguntamos cuál es el límite del amor al que nos llamas...
 Don José: Tú siempre proclamas: Si yo, que soy el Señor y el Maestro, os
he lavado los pies, vosotros también debéis lavar los pies unos a otros. Os
he dado el ejemplo, para que hagais lo mismo que yo hice con vosotros (Jn
13,14-15).

Don José: «Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala». Ellos lo


llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como
ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que
lo sabían), llama el maestresala al novio y le dice: «Todos sirven primero el
vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el
vino bueno hasta ahora».
Lector: El sacramento del matrimonio se da a los cónyuges para que, con su
familia, pasen de ser una comunidad salvada a una comunidad que salva. El don
es para donarlo. Por tanto, el Señor Jesús, habiendo transfigurado el amor de los
cónyuges, ordena que a todos se ofrezca el mejor vino.

Recemos para que los cónyuges, redescubriendo la gracia que han recibido,
comprendan que están llamados a ponerla sobre la mesa, a ofrecer su amor para
que cada persona y comunidad descubra que es amada por Dios.

Don José: Ahora invitamos a los cónyuges a que recen en sus corazones el uno
por el otro. Los demás estados de vida pueden rezar por las familias del mundo.
Mientras se reza, un matrimonio lleva un gesto al altar.

Gesto: Una cartulina con fotos de matrimonios y unas tinajas.

Canto 2: Estribillo de Servidores (x2).

(SOL) DO RE mim
Entre los hombres servidores sed
DO REM SOL+7
pues yo el maestro lo he hecho con vosotros
DO SI7 mim
os lo aseguro felices seréis
DO RE SOL
muy pronto todo vais a comprender (2)

6. Catequesis para los abuelos (A criterio de Don José) Ideas:


Los abuelos y las personas mayores también forman parte de nuestras
familias. Hoy en día, la cultura del descarte imperante tiende a considerar a los
mayores poco importantes e incluso insignificantes para la sociedad. La vejez,
en cambio, es un momento más para responder a la llamada de Dios. Es sin
duda una respuesta nueva y diferente, y en algunos aspectos incluso más
adulta y madura.
De hecho, la vocación al amor es una llamada que Dios realiza a lo largo de
toda nuestra vida. Esto significa que los abuelos y los mayores también están
llamados a vivir la gracia de su relación con el Señor a través de sus relaciones
con los hijos y los nietos.

Este itinerario se divide en dos direcciones: una está dada por lo que pueden
ofrecer a los demás a través de su experiencia, su paciencia y su sabiduría; la
otra está dada por lo que pueden recibir de los demás en su condición de
fragilidad, debilidad y necesidad. De este modo, las personas mayores se
ofrecen a sí mismas y a quienes se relacionan con ellas una nueva oportunidad
de crecimiento humano auténtico y maduro.

No podemos ocultar lo difícil que es hacerse mayor. Para algunas personas es


una experiencia llena de amargura y tristeza, especialmente cuando está
asociada a una enfermedad o dolencia que dificulta la realización de las
actividades normales del pasado. A veces, la época de la vejez también está
marcada por el dolor causado por la pérdida del cónyuge, con el que se ha
pasado gran parte de la vida. Sin embargo, en cierto sentido, el tiempo de la
vejez también puede compararse con la vida de la Sagrada Familia de Nazaret,
caracterizada por los humildes y sencillos acontecimientos cotidianos vividos
en la clandestinidad, el silencio y en una condición de aparente irrelevancia
para la historia del mundo.
El período de la vejez es también el momento en que, habiéndose vuelto más
necesitados y menos independientes, crece en las personas mayores el deseo
de orar y dialogar con Dios. Es sin duda un tiempo privilegiado y propicio de
gracia y santificación.

«La Iglesia no puede y no quiere conformarse a una mentalidad de intolerancia,


y mucho menos de indiferencia y desprecio, respecto a la vejez. Debemos
despertar el sentido colectivo de gratitud, de aprecio, de hospitalidad, que
hagan sentir al anciano parte viva de su comunidad. Los ancianos son hombres
y mujeres, padres y madres que estuvieron antes que nosotros en el mismo
camino, en nuestra misma casa, en nuestra diaria batalla por una vida digna.
Son hombres y mujeres de quienes recibimos mucho. El anciano somos
nosotros: dentro de poco, dentro de mucho, inevitablemente de todos modos,
incluso si no lo pensamos. Y si no aprendemos a tratar bien a los ancianos, así
nos tratarán a nosotros».

«El Señor no nos descarta nunca. Él nos llama a seguirlo en cada edad de la
vida, y también la ancianidad contiene una gracia y una misión, una verdadera
vocación del Señor. Y, gracias a Dios no faltan los testimonios de santos y
santas ancianos».

Lector: « Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la


purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor
[…]Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo
y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en
él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.
Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de
Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la
Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: «Ahora,
Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has
prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante
de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de
tu pueblo Israel».Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían
decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este
niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo
de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón.

Había también allí una profetisa llamada Ana, mujer ya entrada en años,
que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido. Desde
entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se
apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y
oraciones. Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a
Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención
de Jerusalén» (Lc 2,22-38).

Lector: «El Evangelio dice que [Simeón y Ana] esperaban la venida de Dios cada
día, con gran fidelidad, desde hacía largos años. Tal vez estaban un poco
resignados, a este punto, a morir antes: esa larga espera continuaba ocupando
toda su vida, no tenían compromisos más importantes que este: esperar al Señor y
rezar. Y, cuando María y José llegaron al templo para cumplir las disposiciones de
la Ley, Simeón y Ana se movieron por impulso, animados por el Espíritu Santo (Cf.
Lc 2,27). El peso de la edad y de la espera desapareció en un momento. Ellos
reconocieron al Niño, y descubrieron una nueva fuerza, para una nueva tarea: dar
gracias y dar testimonio por este signo de Dios.

Queridos abuelos, queridos ancianos, pongámonos en la senda de estos ancianos


extraordinarios. La oración de los abuelos y los ancianos es un gran don para la
Iglesia, es una riqueza. Necesitamos ancianos que recen porque la vejez se nos
dio precisamente para esto. La oración de los ancianos es algo hermoso».

Gesto de los ancianos en el altar: se dejan en el altar un par de zapatos


viejos y un bastón y se canta: En mi debilidad.

Canto 3.- En mi debilidad


REM sim
En mi debilidad me haces fuerte.
fa#m/SOLM REM LAM
En mi debilidad me haces fuerte.
REM RE7
Sólo en tu amor me haces fuerte,
SOLM solm
sólo en tu vida me haces fuerte,
fam mim LAM REM
en mi debilidad te haces fuerte en mí (2)

REM RE7
Sólo en tu amor me haces fuerte,
SOLM solm
sólo en tu vida me haces fuerte,
fa#m mim LAM REM
en mi debilidad te haces fuerte en mí.
Finalmente se pregunta a los niños por algún dibujo u oración que han
realizado y van a ir de uno en uno llevando al altar sus dibujos y oraciones
por su familia

Retirada del Santísimo (Canto 4.- Majestad)


MI LA
Majestad, adora a su Majestad.
MIM do#m fa#m - SI7
A Jesús la honra, gloria y poder.
MI LA
Majestad, reino y autoridad,
MIM fa#m SI7 MIM
luz y esplendor, manda a su pueblo, a Él cantad.

LA6 SI MI
Aclamad y proclamad el nombre de Cristo.
fa#m SI7 MI- SI7
Magnificad, glorificad a Cristo, el Rey.
MI MI7 LA lam
Majestad, adora a su Majestad.
lam MI fa#m SI7 MI
Cristo murió, resucitó, y de Reyes es Rey.

LA6 SI MI
Aclamad y proclamad el nombre de Cristo.
fa#m SI7 MI- SI7
Magnificad, glorificad a Cristo, el Rey.
MI MI7 LA lam
Majestad, adora a su Majestad.
lam MI fa#m SI7 MI
Cristo murió, resucitó, y de Reyes es Rey.

Final: MI-lam-MI-lam-MI
Oración final del encuentro (repartida para que todos la recen)

Padre Santo, estamos aquí ante Ti para alabarte y agradecerte el gran don
de la familia.

Te pedimos por las familias consagradas en el sacramento del matrimonio,


para que redescubran cada día la gracia recibida y, como pequeñas
Iglesias domésticas, sepan dar testimonio de tu Presencia y del amor con
el que Cristo ama a la Iglesia.

Te pedimos por las familias que pasan por dificultades y sufrimientos, por
enfermedad, o aprietos que sólo Tú conoces: Sostenlas y hazlas
conscientes del camino de santificación al que las llamas, para que puedan
experimentar tu infinita Misericordia y encontrar nuevas formas de crecer
en el amor.

Te pedimos por los niños y los jóvenes, para que puedan encontrarte y
responder con alegría a la vocación que has pensado para ellos; por los
padres y los abuelos, para que sean conscientes de que son signo de la
paternidad y maternidad de Dios en el cuidado de los niños que, en la
carne y en el espíritu, Tú les encomiendas; por la experiencia de
fraternidad que la familia puede dar al mundo.

Señor, haz que cada familia pueda vivir su propia vocación a la santidad en
la Iglesia como una llamada a ser protagonista de la evangelización, al
servicio de la vida y de la paz, en comunión con los sacerdotes y todo
estado de vida. Bendice el Encuentro Mundial de las Familias.

Amén.
Canto final 5.- Alma Misionera

SOLM/REM mim DOM SOL


Señor, toma mi vida nueva, antes de que la espera
REM
desgaste años en mí.
SOLM/REM mim DOM SOL
Estoy dispuesto a lo que quieras, no importa lo que sea,
REM SOLM- RE
Tú llámame a servir.

SOLM REM
Llévame donde los hombres
mim DOM
necesiten tus palabras,
SOLM REM
necesiten mis ganas de vivir.
SOLM REM
donde falte la esperanza,
mim DOM
donde todo sea triste,
SOL REM DOM…
simplemente, por no saber de ti

Te doy mi corazón sincero


para gritar sin miedo
tu grandeza, Señor.
Tendré mis manos sin cansancio,
tu historia entre mis labios
y fuerza en la oración.
Llévame donde los hombres...

Y así, en marcha iré cantando


por calles predicando
lo bello que es tu amor.
Señor, tengo alma misionera,
condúceme a la tierra
que tenga sed de Dios.
Llévame donde los hombres...

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