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Universidad Autónoma de Santo Domingo

UASD
Facultad de Ingeniería y Arquitectura
FIA

Maestría en Administración
de la Construcción 2019-2021

Ética Profesional en la construcción (FIL-826)

Maestro: Dr, Julian Alvarez Acosta

Informe Libro X de Ética a Nicómaco

Maestrantes:
Ing. Diony Monegro
Ing. Elvis Báez

Miércoles 29 de julio 2020


Santo Domingo, D.N.
INTRODUCCIÓN

Las ideas de Aristóteles han ejercido una enorme influencia sobre la historia
intelectual de occidente por más de 2,000 años.

En su obra Etica a Nicómaco conformada por diez libros, relaciona conceptos como
el Placer, la Felicidad, la Amistad, la Política, entre otros. En esta obra hace un
análisis de la conducta humana culminando con la Felicidad y la Virtud.

El siguiente informe condensa las ideas el décimo y último libro de Ética a


Nicómaco, en donde Aristóteles se cuestiona acerca de si el placer es bueno o por el
contrario no lo es.

En este, el libro X habla detalladamente sobre el Placer, en sus primeros cinco


capítulos explica qué es el placer y los tipos de placeres que existen, luego abarca el
tema de la Felicidad como propósito final de la vida de todos los seres humanos,
exponiendo que tiene dos partes: una activa y otra contemplativa. Finalmente,
haciendo un largo compendio de todo lo tratado concluye con su obra hablando de
política y de sus sugerencias para regir de manera óptima un Estado.
Capítulo I

Para Aristóteles el concepto de felicidad no puede ser entendida sin el placer, pues
quien tiene una vida feliz y virtuosa tiene una vida completa y placentera.

En éste primer capítulo sobre el PLACER el autor demuestra que éste tema le ha
tocado; pues expresa que hay varias creencias acerca de si el placer bueno o malo.

Sin embargo, para entender a qué él se refiere es necesario saber que el placer es
definido en el libro VII por el autor como “la actividad impedida de la disposición
natural”. El placer se obtiene cuando hay una conformidad entre el suceso de algo y
nuestra voluntad, en otras palabras, es cuando hacemos las cosas a nuestro gusto, por
lo tanto se puede decir que el dolor es lo opuesto, pues que existe una
disconformidad entre el suceso de ese algo y nuestra voluntad.

A partir de estos conceptos se desprende que si nuestra voluntad no es vana el placer


“es bueno” y si la voluntad es vana, pues el placer “es malo”. De manera que el
placer de lo malo será malo, y bueno el de lo bueno.

Es sabido que el placer siempre ha sido un atrayente de gran fuerza para las
personas, pues éstas los buscan incluso hasta rayar en la voluptuosidad y esto es
porque eso que “les atrae”, forma parte natural de ellos e incluso de los animales.

Es por ésta razón que los seres humanos buscan el placer como un equivalente de
felicidad. “Por eso la mayoría se inclina hacia él y es esclavo de sus placeres” Pág.
286.

Los seres humanos desde su niñez son instruidos en los conceptos e impresiones del
placer y el dolor, es por esto que siendo niños u hombres rehúyen del dolor por la
creencia de que es el mal, de modo contrario ocurre con el placer pues lo buscan y lo
aceptan como el bien, pues no les genera dolor.
Este dolor está coligado generalmente con el dolor físico y es por ésta asociación
que las personas buscan de manera más asidua los placeres corporales y no tanto
otros tipos de placeres, como los intelectuales. Haciendo esto, según Aristóteles, el
ser humano se deshace del dolor, para solo dejar placer y felicidad.

Algunos sostienen que el placer es el sumo bien, y otros, de manera inversa, que es
algo malo argumentando que los hombres si prosaicamente, se van tras el placer, y
no hacen más nada que complacer sus a sus deseos, se torcerían y se
desequilibrarían y lo mejor es estar en un punto medio.
Capítulo II

En este capítulo, Aristóteles plantea la opinión de Eudoxo sobre el placer. Éste decía
que el placer es el Bien, porque tanto seres racionales, como irracionales buscaban
de él y como todos lo preferían ¿cómo podría ser malo?

Eudoxo también argumentaba acerca del dolor que era malo pues era rechazado por
todos y por lo tanto el dolor era enemigo del ser humano por naturaleza. Además,
como el placer es deseable en sí mismo, cuando es añadido a otro bien lo hace más
apetecible, poniendo como ejemplo “el obrar con justicia y templanza”.

Aristóteles también muestra la opinión del maestro de Eudoxo: Platón, el cual,


sostenía al contrario de su pupilo que el placer no es el Bien perfecto, decía que el
placer es más apetecible acompañado de prudencia y que no es necesaria ningún tipo
de añadidura.

Independientemente de sus opiniones es inevitable admitir que es comúnmente


rechazable el dolor por ser “malo” y elegible el placer por ser “bueno”.
Capítulo III

El placer, como tal, no es considerado una cualidad, es un añadido de la actividades


que hacen a la propia actividad más apetecible, sin embargo, no todas las actividades
tienen que implicar necesariamente un placer ni todos los placeres son buenos por sí
mismos como se piensa generalmente.

El hecho de que el placer no sea cualidad, no significa que deja de ser uno de los
bienes, porque tampoco son cualidades los ejercicios virtuosos, ni menos lo es la
misma felicidad. Dice, igualmente, que el Bien es determinado, pero que el placer
no tiene cierto término, pues admite más y menos placer.

Aristóteles explica que Platón postula que el bien es perfecto, y que los movimientos
y procesos son cosas imperfetas, este último pretendía demostrar que el deleite es
movimiento y proceso. Sin embargo, no parece explicarse bien, pues no es el placer
un movimiento, porque a todo movimiento se le agrega rapidez y lentitud, en
cambio en el caso del placer no sucede ni una cosa ni otra, ya que es posible
comenzar a sentir placer, pero no sentir placer, rápidamente.

También dicen que el dolor es una deficiencia del estado natural y que el placer es
recuperación. Pero esto es refiriéndose a aficiones corporales y si esto fuese así se
sentiría placer antes de que el cuerpo sienta alivio sobre aquello donde se produce la
recuperación. Por lo tanto, el placer no es recuperación.

Los seres humanos buscan muchas cosas a lo largo de su existencia, aunque estas le
den o no algún placer, como el ver, recordar, el saber, el tener de virtudes. Y si ir
detrás de estas cosas de necesidad no les sigue los placeres, no importa, porque
también las escogeríamos aunque ningún placer obtuviéramos de ellas. Al parecer,
que ni el placer es el Bien, ni todo placer es de escoger, y que hay algunos placeres
dignos de escoger sobre otros, los cuales difieren en tipo de placer y su origen.
Capítulo IV

En este capítulo Aristóteles da su opinión sobre la naturaleza del placer, buscando


primero, su especie. Después pone algunas dudas, y satisface a ellas.

Compara al placer con la visión, pues dice que es una cualidad completa: es una
totalidad y, en ningún momento, podría nadie suponer un placer cuya cualidad
específica vaya a perfeccionarse porque se prolongue un tiempo mayor. Debido a
esto, es que vuelve y refuta que el placer no es un movimiento, pues el movimiento
se da en el tiempo y tiene algún fin.

Inmediatamente, Aristóteles hace una comparación con la construcción de una


edificación, él está pensando en la construcción de un templo de estilo dórico. En
este estilo, el entablamento se compone de arquitrabe, que descansa directamente
sobre el capitel de la columna, de friso y de comisa, y que el friso se compone, a su
vez, de metopas y triglifos y que al final, solo será completo si se hizo para lo que se
pretendía, ya sea en la totalidad del tiempo o en un momento determinado.

Él piensa que no hay movimiento completo en cada intervalo de tiempo, sino en la


mayoría son incompletos y diferentes en forma, para algo ser movimiento debe
poseer fases de construcción y constitución. El placer, por otra parte, es completo en
cada intervalo de tiempo. Por tanto, es evidente que el placer y el movimiento son de
naturalezas diferentes, y que la especie del placer es completa y entera. Esto podría
deducirse también del hecho de que no es posible moverse, sino en el tiempo, pero sí
es posible gozar, pues lo que se da en el ahora es total. El Placer es siempre unitario
y total en sí mismo, razón por la cual no se diferencia de un número (matemático),
de la visión (sentido).

El Placer jamás se creará sin un acto, es por esto que aquello que vivimos en un
instante determinado, esa sensación, jamás podrá volver a nosotros; esto es porque
cada momento en nuestras vidas es único y en caso contrario de que no lo sea,
nuestros sentido jamás logran agudizarse de la misma manera con cada experiencia
vivida.

Es por esto que él se cuestiona en la página 295:

“¿cómo es que nadie siente placer continuamente? ¿Es que se cansan, ya que
todo lo humano es incapaz de actuar continuamente, y, entonces, tampoco se
produce placer ya que éste sigue a la actividad? Algunas cosas nos complacen
cuando son nuevas, pero después ya no tanto por esta misma razón. Porque al
principio el pensamiento se ve estimulado y actúa de manera intensa con relación
a estas cosas (como en la vista los que miran fijamente), pero luego la actividad
no es la misma, sino que se descuida y, por ello, también se atenúa el place.

El placer es energía y no proceso pues busca la perfección y perfecciona por


añadidura o complemento cada una de las actividades y para Aristóteles la vida es
una especie de actividad y todos los hombres orientan su vida a las actividades que
más prefieren.

“Por otra parte se pensaría que todos tienden al placer porque también tienden
todos a la vida; pero la vida es una cierta actividad y cada uno actúa sobre, y con,
aquello que ama especialmente (por ejemplo, un músico sobre las melodías con el
oído, y el estudioso con el pensamiento sobre los problemas de estudio); y de la
misma manera cada uno de los demás. Y el placer hace perfectas las actividades
(y el vivir, claro está), cosas a las que aspira. Con razón, por consiguiente, tienden
también al placer, porque éste hace perfecta para cada uno la vida, que es cosa
deseable”.

“En efecto, sin actividad no se produce placer y el placer hace perfecta toda
actividad”
Capítulo V

En este capítulo, Aristóteles explica que los placeres poseen diferencias específicas.
Expone que los placeres son complementos de las actividades y que así como hay
múltiples actividades, de igual manera también existen múltiples placeres, estos
placeres son propios de cada actividad y la perfeccionan y por eso se diferencian uno
de otro.

Cada persona se perfecciona en la actividad en la cual encuentra agrado. En vista de


que cada persona tendrá una actividad que le resulte más placentera que otra,
desplazará a las demás actividades a pesar de que puedan ser o no de su agrado.

Aristóteles inicia su distinción de los placeres hablando de los placeres “ajenos”,


estos placeres al ser extraños, estorban las actividades que ya son de preferencia para
la persona y que están por encima de ese placer, es por esto, que para existir debe
extirpar el agrado por otra actividad. Afirma que los placeres ajenos causan “pena”
pues no son de nuestro agrado y rivalizan con los que sí lo son.

Luego habla de los placeres honestos, que son los que van acompañados de actos de
Virtud y los placeres vergonzosos, que están acompañados de actos de perversidad
y que solo son considerados placeres por los hombres corruptos y depravados.

Pero al igual que no todos los placeres son buenos ni agradables, de igual manera no
todas actividades son buenas, pues las hay también censurables y reprochables. Sólo
los hombres buenos eligen una actividad que es buena por sí misma y por lo tanto
les resulta placentera.
Capítulo VI

“La Felicidad, la tenemos por el fin de las cosas humanas” pag.299

La felicidad es el punto focal de la ética aristotélica: las virtudes, las decisiones, los
actos voluntarios; todo se dirige a ella como a un fin.1

A partir de este punto, lo que resta del libro X es la cumbre a todas las morales de
Aristóteles, pues la Felicidad es el centro de su doctrina, pues para él, es donde se
enderezan todos los caminos del hombre, es lo que todos persiguen y anhelan.

La Felicidad real, auténtica, es aquella que se basta consigo misma, “La felicidad
no es carente de nada, sino autosuficiente”pag.299, no debe tener necesidad de
otra cosa; esto es lo que lo hace un acto de Virtud como tal. Todo acto de Felicidad
debe tenerse como objeto a sí mismo para vivirse a sí mismo, pero debemos de
excluir las cosas vulgares, como las diversiones y las tiranías, ya que provienen de
placeres corporales que jamás serán deseables.

Aristóteles en éste capítulo exhibe que la felicidad es un ejercicio propio de los


hombres perfectos y virtuosos:

“Ahora que, tal como se ha dicho en numerosas ocasiones, estimables y


agradables son las cosas que les parecen tales al hombre virtuoso: para cada cual
la actividad más deseable es la que se conforma su disposición propia, y, claro,
para el hombre virtuoso la que se conforma a la virtud. Por consiguiente, la
felicidad no reside en la diversión. pag.299

“Por consiguiente, la felicidad no reside en tales pasatiempos, sino en las


actividades acordes con la virtud, tal como ha quedado antes dicho.” Pag. 299

La Felicidad, entonces, corresponde a la consecuencia de vida de ejercer


constantemente actos acordes a la Virtud, y se alcanza a través del pensamiento y la
contemplación.
Por esto, es debido que el Placer esté unido a la Felicidad, para que el acto sea en
Virtud perfecto y admirable.

1.(SCIO. Revista de Filosofía, n.º 16, Julio de 2019, 41-60, ISSN: 1887-9853/
Magadalena Bosch).
Capítulo VII

En éste capítulo, el autor demuestra con sus argumentos, por qué es la felicidad
intelectual contemplativa, la felicidad perfecta, explicando que la Felicidad
“intelectual” es superior a cualquier otra que obre a través del ser humano, porque, a
diferencia de las demás, no necesita de un tercero, sólo de sí misma; basta con su
propia existencia y actividad para la contemplación.

Incluso Aristóteles toma como ejemplo la felicidad de los dioses y explica


justamente que son quienes poseen la Felicidad más grande: ya que todos sus actos
son meramente contemplativos; los seres más capaces de reflexionar y contemplar
siempre serán los más dichosos.

También, considera que la mayor Felicidad radica en la contemplación y en la


consideración de las cosas, pues el Entendimiento se ejercita en la contemplación, y
es el entendimiento donde se desborda más la excelencia de los hombres. En
adición, la contemplación es lo que los hombres pueden hacer más continuamente
sin fatiga, y porque al juicio bien dispuesto no hay cosa que le dé más gusto.
Asimismo porque este es un ejercicio que menos necesidad tiene de cosas externas y
esta es una característica también de la Felicidad.
Capítulo VIII

En este capítulo Aristóteles relaciona la Felicidad con el bienestar exterior y arroja


argumentos que solidifican su tesis sobre la supremacía de la felicidad
contemplativa.

Ahora trata la vida activa del hombre, la cual consiste en el ejercicio de las demás
virtudes y la cual entiende está por debajo de la vida contemplativa, pues consiste
más en negocios y en afectos, los cuales, si bien son necesarios para el
desenvolvimiento del hombre, no tienen que ver con la quietud del entendimiento.

Él sostiene que el hombre que alimenta a través de la contemplación su


entendimiento, es un hombre sabio y por tanto perfecto, afortunado y feliz.

“Hasta donde alcanza la contemplación también lo hará la felicidad; y en


quienes se da la contemplación en mayor medida, también se dará el ser feliz”

“Conque, en fin, la felicidad sería una cierta actividad contemplativa.”Pag.306

Sin embargo, no solo por y para la contemplación deben vivir los seres humanos.
También, deben cubrir sus necesidades básicas como lo es el alimento, deben cuidar
sus cuerpos y sanarlos adecuadamente cuando lo amerite, tal y como nuestro cuerpo
lo exige.

Es bueno resaltar que cuando se habla de bienestar, debe hacerse, como todo, en un
estado de equilibro o punto medio, es decir que las personas necesitamos del exterior
lo suficiente para ser felices, no más que eso. Aristóteles cita a Solón y a
Anaxágoras con los que está de acuerdo es este punto, de que la felicidad es también
de los que viven moderadamente, sin excesos, sin necesidad de riquezas, ni poder y
de los que han realizados acciones nobles, pues han obrado a través de la Virtud.
Capítulo IX

En este último capítulo, el filósofo manifiesta la necesidad de llevar a la práctica, la


teoría de la Virtud, para luego hacer la transición de la ética a su aplicación a la
política.

Llegando a este punto hemos entendido que la clave está en obedecer a la razón y no
a los placeres, ni las pasiones, ni lo vulgar que en sí mismo es opaco, falto de belleza
o de carácter benévolo.

Aristóteles explica que para tener hombres virtuosos, formadores de sociedades


íntegras, es necesario criarlos bajo tales leyes. Porque vivir con templanza y
fortaleza es desagradable para los jóvenes, incluso para los hombres, es por esto, que
él exhorta el hábito y el ejercicio de esa buena crianza.

No obstante, la buena crianza familiar no basta para formar entes correctos, cuando
una persona no se comporta de manera correcta, deben haber castigos para esta, por
ésta razón existe la Ley, ella es la encargada, y la única que posee la plenitud
necesaria, de corregir la conducta de los jóvenes y adultos que no practiquen las
buenas costumbres: la “Legislación” entonces es el factor fundamental para lograr
dicho cometido.

En este, el final del libro, el filósofo trata el tema de la necesidad de que el


gobernador de la república dicte leyes para encaminar a sus ciudadanos en el
ejercicio de la Virtud, esto no puede ser posible sin la autoridad necesaria para
determinar y ordenar dentro de esos límites territoriales, que la ley sea firme y
respetada, que tenga la facultad de prohibir los excesos en el modo de vida de esas
personas que rayaba en la deshonestidad.

Si esto era logrado habría un orden y disciplina pública, que iba con el tiempo a
forjar personas de virtud que amasen la ley que los ha educado, tal y como es.
Por otra parte, esto solo se logra si los líderes que se elegirán para ocupar un puesto
de autoridad en el senado son hombres de virtud, hombres sin ambición, de
honradez, sin codicia por el dinero, porque dichos individuos solo van a destruir la
buena disciplina. Estas personas deben ser castigadas con más rigor que cualquier
otra.

Se necesitan hombres de buenas costumbres, equilibrados, que sepan a qué


ciudadano motivar y a quien castigar.

Finalmente, culmina su libro alentando la búsqueda y la corrección de los errores


que destruyen a las sociedades, cuáles leyes son útiles y cuales no e incentiva la
búsqueda de esas características que hacen mejores unas sociedades de otras. Lo que
en lo más profundo muchos sentimos, se debe hacer en nuestra sociedad actual.
CONCLUSIÓN

Hace más de 2,000 años Aristóteles postula: “La felicidad la tenemos por el fin de
las cosas humanas” y tenía razón en ese entonces y aún la tiene.

Los seres humanos desde que su memoria alcanza, siempre están en la búsqueda de
la felicidad, de lo que es bueno para ellos, de lo que les place o de lo que creen que
es bueno.

Aristóteles sostiene en sus escritos, que la felicidad plena y completa, solo la logra
un hombre virtuoso a través de la contemplación de las cosas que ocurren en su
entorno, claro, esto sin descuidar factores exteriores como su salud y su integridad
física.

En este libro (X), desglosa hermosamente cuales deben ser las características y el
andar de una persona virtuosa, así como la fórmula para lograr ciudadanos íntegros a
través de la crianza en la familia y el respeto a las leyes.

Finalmente propone a este tipo de personas, para que ocupen los puestos de
legisladores en la república y rechaza tajantemente a las que con su camino torcido
manchan y arruinan el sistema correcto.

Es increíble que hace más de 2,000 añoshubo quien propuso la alternativa para vivir
en una sociedad honesta y que no solo fue él, sino varios y aun hoy existen
incompetentes que se sientan en los tronos a corromperlo todo, a llenar sus bolcillos,
a quedar impunes. Es aún más tétrico que no necesitamos comer libros de
Aristóteles para saber que esto está mal, solo debemos tener sentido común y
simplemente no hacer lo que no nos gustaría que nos hiciesen, ser honestos y buscar
como uno pueda, acercase lo más posible a la Virtud y criar a nuestros hijos e hijas
con la misma idea.

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