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VISIÓN DE CONJUNTO

LAS FASES DEL PROCESO PARA SANAR

Sanar será un proceso continuo que llevará su tiempo porque implica un cambio
profundo de ti. La curación no es lineal, es más bien como una espiral, en donde
pasas una y otra vez por las mismas fases, pero al subir por la espiral, pasas por ellas
a diferente nivel y tienes una perspectiva diferente de lo vivido. Con cada nuevo ciclo
se refuerza la capacidad de sentir, recordar y hacer cambios duraderos.

FASES

La decisión de curar. Una vez que se han reconocido los efectos del abuso sexual
en la propia vida, es necesario comprometerse activamente a curarse. La curación
profunda sólo ocurre cuando la eliges y estás dispuesta a cambiar.

La fase de crisis. Cuando se comienza a enfrentar los recuerdos y sentimientos


suprimidos se puede producir una enorme confusión en la vida. Recuerda que esta es
solamente una fase. No durará para siempre.

Recordar. Muchas supervivientes suprimen todos los recuerdos de lo que les sucedió
cuando eran niñas. Aquellas que no olvidan los incidentes reales suelen olvidar lo que
sintieron en esos momentos. Recordar es el proceso de recuperar el recuerdo y los
sentimientos.

Creer que sucedió. Las supervivientes suelen dudar de sus percepciones. Llegar a
creer que el abuso realmente tuvo lugar y que realmente te hizo daño es una parte
vital del proceso de curación.

Romper el silencio. La mayoría de las supervivientes guardaron en secreto el abuso


cuando eran niñas. Contarle a otro ser humano lo que ocurrió es una potente fuerza
curativa que puede disipar la vergüenza de ser una víctima.

Comprender que no tuviste la culpa. Las niñas suelen creer que ellas tienen la
culpa del abuso sexual. Las supervivientes adultas deben poner la culpa donde
corresponde, directamente en los hombros de los agresores.

Comunicarse con la niña interior. Muchas supervivientes se desconectan de su


vulnerabilidad. Ponerse en contacto con la niña interior puede servir para sentir
compasión por ti misma, más rabia contra el agresor y mayor intimidad con las demás
personas.

Confiar en ti misma. La mejor guía para sanar es la propia voz interior. Aprender a
confiar en las propias percepciones, sentimientos e intuiciones forma una nueva base
para la actuación en el mundo.

Sentir y desahogar la aflicción. Mientras eran niñas víctimas de abusos y después


adultas en lucha por sobrevivir, muchas supervivientes no han llorado sus pérdidas.

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Desahogar tu dolor es una manera de respetarlo y honrarlo, dejarlo marchar y
avanzar hacia el presente.

La rabia, piedra angular de la curación. La rabia es una fuerza potente y liberadora.


Ya sea que haga falta ponerse en contacto con ella o que siempre haya habido
mucha y en exceso, dirigir la rabia directamente contra el agresor, y contra las
personas que no te protegieron, es fundamental para sanar.

Revelaciones y confrontaciones. Confrontarse directamente con el agresor y/o a la


familia no es posible para todas las supervivientes, pero puede ser un instrumento de
limpieza extraordinario.

¿Perdón?. El perdón al agresor no es una parte esencial en el proceso de curación,


aunque suele ser el que más se recomienda. El único perdón esencial es el perdón a
ti misma.

Espiritualidad. La percepción de que hay un poder superior a una misma puede ser
una franca ventaja en el proceso de curación. La espiritualidad es una experiencia
particularmente personal. La puedes encontrar en la religión que más se acerque a
tus enseñanzas y valores.

Resolución y … a otra cosa. Pasando una y otra vez por estas fases llegarás a un
punto de integración. Los pensamientos y perspectivas se estabilizan. Llegarás a una
especie de acuerdo con el agresor y otros familiares. Aunque no se va a borrar el
pasado, harás cambios profundos y duraderos en tu vida. Habiendo adquirido
conciencia, conocimiento, comprensión y poder con la curación, tendrás la
oportunidad de trabajar por un mundo mejor para ti.

Tomado del Libro “El coraje de Sanar” de Ellen Bass y Laura Davis.
Ediciones Urano. 1995

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