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HISTORIA DE LA PSIQUIATRÍA EN BOLIVIA

CONSIDERACIONES GENERALES.-

Dentro del campo de la medicina, uno de los rubros a los cuales se les ha dado menos atención, es el
campo de la salud mental. Esto ha dado lugar a que la comunidad asocie los problemas de salud mental,
con locura, psicosis, demencia y manicomio.

Todo el estudio de la medicina en las diversas facultades existentes en el país, se dedican a la enseñanza
de las alteraciones somáticas, estudios fisiológicos, histológicos, morfológicos y los resultados terapéuticos
que de ellos emanan, olvidándose en la mayoría de los casos, del aspecto psicológico y la influencia
determinante sobre el factor somático.

ETAPA PRECOLOMBINA.-

Si bien la psiquiatría es una rama relativamente nueva dentro de la medicina nacional, sus antecedentes
nos llevan a su existencia desde la época del incario. Podemos ver en la historia que desde la época del
gran Tahuantinsuyo, que quiere decir cuatro regiones, ya existían algunos antecedentes de la observación
empírica y sistemática que determinaba la esencia de una enfermedad. Los pueblos primitivos: Incas,
quechuas, Aymaras, así como las tribus nómadas del oriente boliviano, juzgaban los fenómenos y
acontecimientos bajo un pensamiento eminentemente mágico; esto también había ocurrido en culturas
milenarias como Egipto, Grecia, India y Persia, quienes consideraban a la enfermedad como un castigo de
los dioses o como una sanción del demonio. En este concepto se cree que existen diferentes emanaciones
entre los seres del universo y que los espíritus malignos ingresan como cuerpos extraños para producir
enfermedades. Estas ideas que provienen de la época del Tahuantinsuyo persisten todavía en nuestra
época.

Vemos que en la actualidad, la influencia de hechiceros, adivinos y curanderos se halla profundamente


enraizada en la comunidad. Lo que actualmente se llama, medicina natural, medicina tradicionales una
reminiscencia de épocas pretéritas que en algunos casos pueden tener fundamentos empíricos, pero la
mayoría son de origen mágico. Por lo tanto las “curaciones” se hallan directamente influenciadas por la
medicina psicosomática.

Es común ver entre nuestros pacientes a varios que atribuyen las enfermedades mentales a posesiones de
espíritus malignos, o embrujamiento.

Del libro del padre Lastre se concluye con la impresión de que el indígena del altiplano era un ser
eminentemente melancólico y los problemas psicopáticos descritos, tenían un claro fondo depresivo.
Conocieron los síntomas de la denominada neurastenia o psicastenia, pero que las confundían con otras
enfermedades mentales. Otro de los datos de mucha importancia en el manejo de la salud mental en el
incario, fue la legalización de la prostitución, o por lo menos la aceptación social, pero con ejemplos muy
propios. Se las llamaba “pampairuna” (gente que vive en el campo o gente que vive en la plaza), dando a
entender de que el campo y la plaza son lugares públicos y que ellas estaban dispuestas a recibir a cuantos
quisieran venir. La parte paradójica estaba en que, a pesar de que admitían la prostitución, los hombres
las trataban con menosprecio y las mujeres no podían hablar con ellas so pena de ser repudiadas por sus
maridos, trasquiladas en público y dadas por infames.
La terapia que se utilizaba se basaba en la hidroterapia, la sangría y la trepanación. Durante mucho tiempo
se ha creído que las culturas incaicas practicaban en el cerebro, y eso es básicamente prejuiciado. Muchas
de las momias encontradas en los diversos chullpares (tumbas incaicas) en el territorio del Tahuantinsuyo.
Que presentaban trepanaciones, mostraban además lesiones hemiparésicas atribuibles a derrames
cerebrales y otras lesiones similares. Por lo tanto, estas no eran efectuadas post mortem ya que se ha
demostrado, que los sujetos trepanados sobrevivían a estas operaciones.

La terapéutica que se utilizaba, se hallaba en base a hierbas de propiedades sedantes o excitantes, que
han sido utilizadas desde épocas pretéritas y aún siguen siendo utilizadas principalmente en un grupo de
médicos herbolarios denominados “callahuayas” de la región de Curva y Charazani, de la provincia
Muñecas del departamento de La Paz. Este tipo de médicos herbolarios, son elegidos de entre la
comunidad y recorren todo lo que correspondía al imperio del Tahuantinsuyo, o sea desde el norte del
Ecuador hasta el norte de Chile y Argentina. Tienen aún vigencia a nivel de las culturas indígenas, se les
tiene gran respeto y admiración.

ÉPOCA COLONIAL.-

En el libro de Honorio Delgado, aparece una mención interesante en relación a las enfermedades
mentales:

Uno de los acompañantes de Francisco Pizarro llamado Pedro de Alarcón, sufrió un ataque de manía al
alejarse contra su voluntad de la isla Gorgona, fue preso de un frenesí morboso, y fue menester la clásica
sujeción a la fuerza.

Durante esta época, eran predominantes las neurosis en el ambiente mistico virreinal y es muy probable
que hayan existido psicosis de orden místico. Es necesario también pensar, que el Tribunal del Santo Oficio
de Lima, que se estableció como un elemento para mantener la sumisión a la corona de España, fue
manejado por psicópatas o personas con graves problemas mentales, debido al sadismo con que se
trataban a las pobres victimas que caían en manos de la Santa Inquisición. Los funcionarios de este
tribunal, estaban asesorados por un medico o un cirujano barbero, que informaba sobre las condiciones
físicas del reo. Si se estaba lo suficiente apto, era nuevamente sometido a torturas. No escapaban de este
martirio las personas ostensiblemente alteradas de la mente. Por la obra de Hermilio Valdizán del Perú,
conocemos que muchas víctimas del Tribunal, eran casos de Histeria, epilepsia y oligofrenia. Hasta ese
momento no existían instituciones para establecer un tratamiento para este tipo de pacientes. Durante el
establecimiento de la real audiencia de charcas, se creo en la parte trasera del hospital de Sucre, un
servicio el cual se llamó Frenocomio del cual Jaime Mendoza, en una de sus obras, nos refiere: “Existía un
casona sombría, que era un chiquero humano espantoso. Se hallaba lindado con los calabozos, donde se
aislaba a ciertos enfermos como los leprosos, tísico, sifilíticos en ultimo grado. Del área de las letrinas les
separaba un muro a medio desplomarse, situado a un nivel inferior del hospital en una especie de sótano,
venía a ser algo parecido a una cloaca más, de cuyas paredes resudaban líquidos infectos y allí estaban los
locos. Diríase que se había escogido tan repulsivo rincón para amontonar en el a estos detritos humanos,
que estaban demás en el mundo”.

Durante la guerra de la independencia, ocurrieron algunas manifestaciones dignas de mención. En el


departamento de Sucre, en la batalla del 12 de marzo de 1815, los patriotas al mando de los caudillos
Carrillo y Calizaza, chuparon la sangre y comieron el corazón de los muertos del batallón Realista de los
Verdes con la creencia de que en esta forma, adquirían el poder de las personas a quienes habían matado.
El profesor Lastre, comenta la obra de Baldizan refiriéndose a lo que se llama “Ilicun runa”, es decir comer
gente.

ÉPOCA REPUBLICANA.-

A tiempo de constituirse el Alto Perú en estado independiente, para los enfermos mentales no se había
considerado ninguna mejoría, sin embargo, recién hacia 1846, se dicta un decreto en el Reglamento de
Hospitales de la república, que en su artículo 44 dice: “Los locos furiosos o dementes que vagaren por las
calles y los campos se recogerán en los hospitales para cuidarlos, siempre que no tengan deudos que
puedan asistirlos. Teniéndolos, se les obligara a recluirlos en sus casas. De no ser recluidos en los hospitales,
sus casas deberían convertirse en lugares de asilo y sus familiares en instrumentos de contención”.

Recién en el último cuarto de siglo 19, los poderes públicos empiezan a darle importancia a los aspectos
de salud mental. El entonces Presidente de la República Fr. Gregorio Pacheco, funda por primera vez el
manicomio que hasta hace algunos años llevaba merecidamente su nombre. Este interés tiene una
motivación familiar importante, ya que su abuela materna se había vuelto loca como consecuencia del
encierro de que era objeto por parte de su marido, un marino español, conjuntamente con sus dos
pequeñas hijas que casualmente con el correr del tiempo, llegaron a ser madres de dos presidentes
bolivianos: Campero y Pacheco.

A raíz de ese suceso y por esta motivación de una problemática familiar, se crea el Manicomio Nacional y
se inicia la asistencia psiquiátrica desde un punto de vista oficial. Uno de los Decretos Supremos del 28 de
Octubre de 1888, “Rinde un voto de aplauso nacional al ciudadano Gregorio Pacheco por la filantropía con
que ha construido el Manicomio de Sucre, que en lo sucesivo se llamará Manicomio Pacheco y considerado
que dicha casa se destina por su fundador para asilo de alienados de toda la República. Teniendo en
consecuencia el establecimiento carácter nacional, se asigna para su sostenimiento la subvención de 4000
bolivianos por año sobre el tesoro nacional. Esta suma se entregará a la sociedad Humanitaria de San
Vicente de Paúl de la ciudad de Sucre, la que rendirá cuenta de su inversión al Consejo Municipal, regístrese
y hágase saber, etc.”.

En 1918 se organizó la sociedad Administrativa del Manicomio presidida por Don Nicolás Ortiz y otras
personalidades de la época. Esta Sociedad continuó funcionando hasta pasada la guerra del chaco. Por su
carácter nacional no tardó este manicomio en convertirse en insuficiente. Fue entonces necesario ocupar
el antiguo y desmantelado ambiente trasero del hospital de Santa Bárbara. Jaime Mendoza nos relata en
1923 lo siguiente: “habían gruesas argollas empotradas en los muros y en el pavimento, para atar en ellas
a los enajenados furiosos. Mazmorras lóbregas donde había figuras estrafalarias de mujeres que acaso un
tiempo suscitaron el amor por su belleza. Paredes medianeras con las letrinas y calabozos del hospital
Santa Bárbara, por entre cuyas grietas trasudaban otras deyecciones como el pus entro los vericuetos de
una herida infectada”.

Recién el 8 de agosto de 1926, se entregó formalmente lo que se conocía como el Manicomio Nacional de
Varones o Instituto Nacional de Psiquiatría de la ciudad de Sucre.

Debemos mencionar que Don Jame Mendoza, eminente psiquiatra boliviano, considera al maestro Nicolás
Ortiz Antelo como el primer especialista psiquiatra nacional. No debemos dejar de destacar al Dr. Jaime
Mendoza por su dedicación preponderante y su nutrida producción en el campo de la psiquiatría.
La enseñanza de la psiquiatría ha tenido un poco más de suerte que el establecimiento de las instituciones
psiquiátricas. Las primeras facultades de Sucre y La Paz, instituidas en el año 1865, fundadas muchas
décadas antes de la organización del manicomio, no consignan entre sus planes de estudio la enseñanza
de la patología mental y nerviosa. Recién se organiza en La Paz en 1893, con el primer catedrático de
psiquiatría, Profesor Enrique Hertzog, posteriormente Presidente Constitucional de la República. Luego
hubo otros grandes hombres en la facultad de La Paz, entre los cuales podemos nombrar a Andrés Muñoz
y Belisario Díaz Romero. En abril de 1893, una Resolución Suprema reconoció el legal funcionamiento de
la facultad de medicina de Potosí, en cuyo plan de estudio incluye la asignatura de psiquiatría, sin indicarse
quien tuvo a su cargo esta enseñanza. En la facultad de medicina de Sucre, la asignatura de psiquiatría se
inaugura en 18888 con un curso dictado por el Prof. Nicolás Ortiz Antelo. A partir de 1918, en la misma
facultad de Sucre, a la cabeza del profesor Armando Solares Arroyo, se reconoce la Clínica Psiquiatrita en
su plan de estudios. A partir de 1923, esta queda a la cabeza del psiquiatra Jaime Mendoza, y desde 1939
a 1943, a la cabeza de Otto Klineberger, homónimo de célebre psiquiatra alemán. La facultad de medicina
de Cochabamba, era la mas joven del país, y la cátedra de psiquiatría es inaugurada en la década de los 30
por el Dr. César Adriázola, amigo y condiscípulo de Kraepelin.

Hasta 1933, en el manicomio nacional no había variado mucho la situación de los enfermos mentales en
relación con la época del coloniaje. Entonces, se inicia una terapéutica de una porción polibromurada
como única medida terapéutica medica; a los pacientes excitados se les aplicaba procedimientos de
coerción y contención, por medio del famoso chaleco de fuerza. En 1938 se inician tratamientos
psiquiátricos auténticos y avanzados. El Dr. Emilio Fernández, que era el Director del Manicomio, instituye
la terapia convulsiva con el cardiazol y la insulinoterapia de Sakel. Los tratamientos de Von Meduna de la
malarioterapia dieron también excelentes resultados. Con el establecimiento de una base científica en los
tratamientos, los importantes psiquiatras bolivianos Jaime Mendoza y Belisario Díaz Romero, aportaron a
la literatura con dos obras muy importantes: El Trípode Psíquico y Las Localizaciones Cerebrales,
respectivamente. Posteriormente, Díaz Romero publica “La Hipnoterapia y su valor Clínico en la
Actualidad”. Por su importancia transcribimos parte de lo que él decía: “El cerebro como órgano psíquico
interviene en todo. Los desordenes psíquicos repercuten sobre las funciones digestivas, las preocupaciones,
las emociones morales, el temor, la cólera, los pesares, los goces, obran a cada instante sobre los actos de
digestión. Una tristeza prolongada reacciona sobre las funciones digestivas, los procesos de asimilación
son pervertidos, los alimentos ingeridos no aprovechan, los flujos sanguíneos sufren alteraciones diversas
o no se renuevan. De ahí la clorosis, la anemia y marasmo”. Esto había señalado el Dr. Díaz Romero 45
años antes de que otros autores reconocieran la iniciación de la medicina psicosomática.

En 1902 señala la actividad eléctrica de la corteza cerebral que recién 25 años después tiene su
comprobación instrumental gracias al descubrimiento de la electroencefalografía. Otro de sus trabajos en
1903, con el nombre de “La Psicofisiología de los Fenómenos Telestesicos”, adelanta e muchos años las
modernas investigaciones de la escuela norteamericana y rusa sobre la percepción extrasensorial.

El D. Jaime Mendoza aportó a la psiquiatría boliviana con varios trabajos: “Demencia Precoz”, publicado
en junio de 1924, “La Epilepsia”, en octubre de 1926; “La Heredosífilis en Bolivia” en junio de 1928; “La
Sífilis y la Locura”, en diciembre de 1929; “La Hipófisis”, en junio de 1937; y la “Esquizofrenia”, en junio de
1938. Su aporte mas extraordinario es su libro: “El Trípode Psíquico”, publicado en enero de 1930, en la
Revue Sudamericaine de Medizin et Chirugie de Paris, que enfoca las relaciones de la morfología cerebral
y el psiquismo.

Posteriormente, se han ido realizando diversos progresos en la apertura de instituciones psiquiatritas en


el país, al mismo tiempo de la creación de diversas cátedras en las tres facultades de medicina. En 1953 se
crea la cátedra de Psicología Médica presidida por el Dr. José María Alvarado, 8 años antes de que el primer
congreso de Educación Médica recomendara su creación como asignatura básica en los estudios médicos.
En 1964 en la ciudad de La Paz, se crea la Clínica de Psiquiatría, dependiente de la Caja Nacional de
Seguridad Social, como otro instrumento para la salud pública en el área de la salud mental. En el año
1970, se inauguró la Clínica Virgen de los Remedios en la ciudad de Cochabamba, perteneciente a los
Hermanos de San Juan de Dios. A mediados de 1969 se iniciarían los trabajos del Instituto de Adaptación
Infantil en la ciudad de La Paz para trabajar por primera vez los problemas relativos al retardo mental
siendo su primer Director el Dr. Juan José Loria. Desde el año 1971 aparece una pleyade de psiquiatras
jóvenes que realizaron especializaciones en España, Francia, Bélgica, México, Argentina y Brasil que
aposentados en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz dan una nueva tónica a la especialidad en el país. El Dr.
Alberto Seleme Antelo en la ciudad de Santa Cruz inaugura los servicios de Psiquiatría en consulta externa
de la Caja Nacional de Seguridad Social y en el Hospital Petrolero. En el año 1974 en la ciudad de Santa
Cruz de la Sierra se fundan dos centros de hospitalización: El Centro de Salud Mental dirigido por el Dr.
Mario Gabriel Hollweg y la Clínica Pinel dirigida por el Dr. Luis Alberto Roca García.

En el año 1975 se crea en La Paz el Instituto Nacional de Investigación en Fármacodependencia (INIF) como
una unidad de investigación del campo de la psiquiatría de esta nueva problemática psicosocial.

SAN JUAN DE DIOS COCHABAMBA

La Clínica comenzó a funcionar con el nombre de Clínica de los Remedios**, titulación cambiada el año
1982 por la actual de Instituto Psiquiátrico "San Juan de Dios", cuando la Clínica dejó de ser Centro Privado
y comenzó por convenio con el Gobierno.

SAN JUAN DE DIOS LA PAZ


El Centro de Rehabilitación y Salud Mental San Juan de Dios fue fundado el 17 de enero del 2006 a solicitud
del Estado Plurinacional de Bolivia. Es un establecimiento de convenio entre el Gobierno y la Orden
Hospitalaria de San Juan de Dios, cuya administración está a cargo de la Orden Hospitalaria de San Juan
de Dios. Actualmente participa en la formación de profesionales en psiquiatría.

**Agradecimientos: paginas digitales de SOCIEDAD BOLIVIANA DE PSIQUIATRIA. SAN JUAN DE DIOS


COCHABAMBA. SAN JUAN DE DIOS LA PAZ.

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