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TEMA 1. Evolución Histórica de la atención en Salud Mental.

La historia de la enfermería psiquiátrica discurre paralela, por un lado, a la historia


de la Psiquiatría y, por otro, a la de los cuidados.
La aparición de los cuidados coincide con la aparición del hombre sobre la tierra ya
que según dice Poletti “cada vez que un ser humano haya ayudado a otro, incapaz de
hacerlo por sí mismo, a realizar actos cotidianos, estaría realizando cuidados”. Estos
cuidados se han prodigado, a lo largo de los tiempos, por diferentes personas, en razón
de parentesco, caridad o dinero, hasta que se profesionalizaron.
La historia de la psiquiatría ha seguido el curso del desarrollo humano, y de la
filosofía imperante en la época, sufriendo continuos avances y retrocesos.

1. Época prehistórica
No existen pruebas documentales sobre el modo en que se contempla a los
individuos con algún tipo de alteración “mental” ni sobre los tratamientos empleados en
ellos en épocas neolíticas. Todos los escritos sobre este tema son conjeturas basadas en
restos de huesos y herramientas descubiertas por los arqueólogos.

2. Edad Antigua
Durante miles de años, la enfermedad y la muerte eran ocasionadas directamente
por voluntades ajenas a lo terrenal, representadas por espíritus malignos. De esta
manera, se empezó a construir un concepto «mágico» y un concepto religioso de la
enfermedad que había de perdurar hasta nuestros días. Este concepto, también incluía a
las llamadas “afecciones del alma” que eran producidas por una posesión demoníaca
como castigo de los dioses al incumplimiento de sus mandatos.
Los tratamientos eran preventivos (fetiches, talismanes, amuletos, talismanes),
farmacológicos (drogas vegetales o animales), físicos (sangrías, masajes) o quirúrgicos
(trepanaciones).
El personaje terapéutico es el chamán o brujo, figura que posee los conocimientos
y el poder necesarios para ser capaz de curar las enfermedades, siendo una figura muy
influyente en la sociedad de esta época.

En la civilización griega, Hipócrates (460 – 370 a.C.), propone como origen de la


enfermedad la interacción de los cuatro humores corporales: sangre (fabricada por el
corazón), bilis negra (creada por el bazo), bilis amarilla (producida por el hígado) y flema
(debida al cerebro). La salud física y mental dependía del mantenimiento de un equilibrio

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adecuado entre estos humores. Este equilibrio era vulnerable a cambios debidos a
factores externos como la alimentación, el clima, etc., pero cada persona poseía su propio
equilibrio individual que reflejaba el predominio de uno de los humores. En función de ese
predominio, definió los cuatro temperamentos: sanguíneo, melancólico, colérico y
flemático.
Es el primer autor que propone una etiología orgánica para la enfermedad y los
trastornos mentales. Ubicó en el cerebro la capacidad de pensar, sentir o soñar y
describió enfermedades como la epilepsia, la manía, la paranoia, etc.
Los tratamientos consistían en medidas físicas como dietas, ejercicios, masajes,
extracción de sangre y drogas herbarias con propiedades sedativas, estimulantes,
purgativas y eméticas.
Galeno (130-200 d. C.) desarrolló más los conceptos de la teoría hipocrática, y sus
escritos médicos sobre la enfermedad física y mental influyeron durante siglos a la
medicina occidental. Diferenció entre enfermedades localizadas en el cerebro (orgánicas)
y localizadas en la mente (mentales) e hizo una síntesis de los conocimientos existentes
en su época.

En la cultura romana, Celso (25-50 a. C.) describió distintos tipos de locura que se
corresponden muy de cerca con categorías diagnosticas contemporáneas. Muchos de sus
tratamientos son muy similares a los utilizados hoy en día. Sugería remedios como las
drogas, la alimentación, el descanso, actividades lúdicas como la pintura y la música, etc.
Existía también la terapia por la palabra, con el objetivo de informar y tranquilizar.

Una aportación importante de la época romana, es la legislación sobre los


derechos de los enfermos mentales. En el Corpus Juris Civiles, se considera la locura
como eximente para determinados delitos y se legisla la capacidad del loco para contraer
matrimonio, disponer de sus posesiones, etc.

3. Edad Media
Durante siglos, el pensamiento médico continuo estando dominado por la teoría del
desequilibrio de los cuatro humores, sin embargo en esta época dicha teoría se
complementó con la demonología que consideraba que la enfermedad mental era
causada por demonios o espíritus malévolos que poseían a una persona.
En las zonas de creencia católica, no se consideraba un problema de salud, sino
un problema religioso.
El tratamiento se basaba en el exorcismo y aparece el castigo como tratamiento
para hacer salir el mal de ojo de los poseídos. Muchos enfermos fueron considerados

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hechizados y quemados en la hoguera y en otros casos, se les ataba con cadenas o se
les encerraba en jaulas por ser considerados peligrosos.

Desde el punto de vista de los cuidados, es de destacar el importante papel que


juegan los monasterios de la época en la asistencia a los enfermos, ya que en cada uno
existía una zona hospitalaria dedicada a ellos. El cuidado de los enfermos mentales
estaba en manos de los monjes, en las salas de sus hospitales, y también en las de las
damas caritativas de la iglesia, pero no eran cuidados profesionales.

4. Edad Moderna
Durante el renacimiento, se sigue teniendo una visión demoníaca de las personas
con enfermedad mental, sin embargo comienza a haber indicios de una cierta corriente
científica sobre estas alteraciones, y se plantean los primeros intentos de estudio y
clasificación técnica de las enfermedades mentales; también comienza a aparecer una
visión humanista de su tratamiento. Se van creando grandes internados en diferentes
ciudades europeas, se les asigna la misma categoría a los pobres, desocupados, mozos
de correccional e insensatos, considerándose el internamiento el «espacio natural» para
su existencia. Estas estructuras no son sanitarias, sino jurídicas y administrativas, y en
ellas «se decide, juzga y ejecuta».
En este momento, la Iglesia Católica se reorganiza, y reconvierte muchas de sus
instituciones en hospitales y congregaciones con fines de atención a los que debían estar
internados, estableciendo pautas cotidianas basadas en una vida casi religiosa. Aquí se
mezclan la idea de la atención a la pobreza con el deseo de ayudar y la necesidad moral
de reprimir, el deber de la caridad y la obligación de castigar.
En este período, la enfermedad mental se comienza a considerar una enfermedad
somática, atribuida a una utilización deficiente de la razón. Destacan la unidad cuerpo-
mente y los fundamentos biológicos de la psicología.
Surgen una serie de figuras relevantes:
 Luis Vives (1492-1540) que cuestiona el origen natural de los procesos
psíquicos. Defendió una actitud humanitaria hacia los enfermos mentales y escribió “De
anima et vita” considerado el primer texto moderno de psicología.
 Paracelso (1493-1541) rechaza la demonología en la etiología de la enfermedad
mental y considera al loco como un enfermo más. Alude al inconsciente como posible
etiología psíquica de la locura.
 A. J. Weyer, (1515-1588) Considerado como el primer psiquiatra de la historia,
inicia un rechazo frontal de la creencia en la brujería, llevo a cabo la descripción de una
gran variedad de entidades clínicas: la tristeza, la reacción paranoide, etc... y reconoce la
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repercusión que sobre ellas tienen las vivencias de la infancia y el ambiente. Insistió en la
importancia de la relación terapéutica y en la observación minuciosa. Con él, los enfermos
pasan del cuidado de los clérigos a las manos de los médicos.
Se crean los primeros nosocomios llamados “hospitales de inocentes y orates”. El
primer manicomio del mundo fue fundado en 1409 en Valencia por el padre Joan Gilabert
Jofré, donde se llevaba a la práctica lo que su fundador había aprendido sobre el
tratamiento que a la locura daban los árabes, que consideraban al enfermo mental como
iluminados por Dios. Estos cuidados procuraban algún confort y atención a los enfermos.
Muy pronto cogerían ejemplo otras zonas peninsulares como Sevilla, Zaragoza,
Toledo y Valladolid. También San Juan de Dios destacó por su contribución al tratamiento
más humanitario de los enfermos mentales.

5. Edad Contemporánea
En los siglos XVIII y XIX no se diferenciaba entre enfermedad mental y crimen,
razón por la cual el concepto de enfermedad mental estaba rodeado de maldad. Se
entiende que la enfermedad mental no explica ni excusa nada, ya que en sí misma es un
signo del mal y lo multiplica.
En este contexto social, aparece en Francia Philippe Pinel (1745-1826),
considerado fundador de la Psiquiatría. Pinel planteó que no debían construirse nuevas
hipótesis, sino limitarse a la observación y descripción de hechos. La contribución
fundamental de Pinel fue cambiar la actitud de la sociedad hacia los enfermos mentales
para que fueran considerados como seres humanos que necesitan asistencia médica,
cuidados de enfermería y servicios sociales.
Pinel (Francia), Tuke (Inglaterra) y Rush (Estados Unidos) convirtieron el antiguo
concepto manicomial en un concepto asilar, introduciendo diversas actividades para la
adquisición de hábitos saludables en los enfermos.

En la segunda mitad del siglo XVIII se empezó a considerar una metodología


terapéutica lo que dio lugar a una etapa de intensos debates sobre el concepto de
enfermedad mental. Los tratamientos médicos en esta época incluían desde la absorción
directa de limaduras de hierro (para curarse de la debilidad de los nervios), hasta
sangrías, purgaciones, abscesos superficiales, inmersión en agua (gran tradición histórica
con significado curativo, depurativo o religioso), la educación de movimientos, la música,
montar a caballo, balancearse en el mar y viajar. Existen diversos escritos de esta época,
en los que se pautaban recomendaciones sobre cómo y donde debían ser construidos los
centros de internamiento (manicomios), la clasificación de los enfermos, las terapias

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aplicables, los tratamientos para los enfermos que vivían con su familia y las actividades u
ocupaciones recomendadas.

Esquirol, discípulo y sucesor de Pinnel, continúa las reformas sobre cuidados


hospitalarios del enfermo mental y funda la escuela psiquiátrica más importante del S.
XIX. Diferenció por primera vez las alucinaciones de las ilusiones y es considerado el
primer profesor de psiquiatría que ejerció como tal de forma regular.
Se crean escuelas de medicina donde se estudia directamente al enfermo,
facilitando la descripción de la enfermedad mental y las clasificaciones psicopatológicas,
ayudando al desarrollo de la psiquiatría académica durante todo el S. XIX. Poco a poco se
produce una mayor aceptación de la locura, lo que conlleva a que aumente la creación de
instituciones centradas en el cuidado de las enfermedades mentales.
La enfermería como disciplina surge en el siglo XIX, y supone una progresiva
mejora en los cuidados a estos pacientes. En 1836 aparece la primera escuela de
enfermería psiquiátrica en Alemania y a finales del siglo en Estados Unidos, Linda
Richards promovió por primera vez los cuidados de enfermería en hospitales
psiquiátricos, y señala la importancia tanto de las necesidades físicas como emocionales
de los pacientes. Pensaba que “los enfermos mentales tenían el mismo derecho a
disfrutar de una adecuada atención enfermera que los pacientes con dolencias físicas”.

Siglo XX.
Desde un modelo científico y humanista, la psiquiatría alcanzó su máximo
desarrollo durante el siglo XX con el establecimiento de las clasificaciones
internacionales, el estudio de las diferentes psicoterapias y la aparición de la
psicofarmacología.
Tres aspectos pueden señalarse de esta primera época del siglo XX:
 El internamiento «manicomial», considerado como el mejor medio terapéutico.
 El tratamiento moral de Pinel, cuyo principal objetivo era curar al enfermo bajo la
influencia de una persona que fuera capaz de orientar los pensamientos y el
comportamiento del enfermo.
 La utilización de una terapia ocupacional, derivada del tratamiento de Pinel.
Aparece la figura de E. Kraepelin (1856- 1926), quien desarrolló un sistema de
clasificación de los trastornos psiquiátricos siguiendo una base etiológica. Da a la
enfermedad mental una explicación orgánica y neurofisiológica. Su pensamiento
constituye uno de los pilares sobre los que se basa la psiquiatría actual. Es el primero en
describir la esquizofrenia a la que denominó como “Demencia precoz”.

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La mayor contribución a la transformación de la psiquiatría, la realiza Freud (1856-
1939) que se centró en la necesidad de escuchar al enfermo y comprenderlo en vez de
simplemente observarlo, lo que produce un acortamiento de las distancias entre terapeuta
y paciente. Descubrió en el ser humano algo más que la mente consciente, creando en
1896 el «psicoanálisis» para referirse a su técnica de asociaciones libres e interpretación
de los sueños, con el propósito, de traer a la conciencia los recuerdos traumáticos del
pasado almacenados en el inconsciente. El psicoanálisis se convierte en una corriente
dentro de la psiquiatría y la psicología, que aun en nuestros días, sigue teniendo
numerosos seguidores y opositores.
En plena expansión del psicoanálisis, el ruso Pavlov (1849-1936) intenta dar un
enfoque alternativo con sus estudios sobre reflejos condicionados y no condicionados.
Sus trabajos junto con “la ley del efecto” de Thorndike constituyen los pilares del
conductismo.
Meyer (1866-1950), destacó por su lucha por conseguir que la psiquiatría figurase
como una rama reconocida de la medicina; así, desarrolló un concepto psicobiológico de
la psiquiatría, que integraba aspectos biológicos y psicológicos en el origen y el
tratamiento de los trastornos mentales. Expuso que la ocupación saludable es un
equilibrio entre la existencia, el pensamiento y los actos.
Bleuler (1857-1939) reordena la clasificación propuesta por Kraepelin y sustituye
el término “demencia precoz” por el de “esquizofrenia”(división, ruptura) por considerarlo
más fiel a la realidad clínica.

Durante las primeras décadas del siglo XX se conocían muy pocos tratamientos
eficientes (algunos fármacos con propiedades sedantes, terapia insulínica, la inoculación
de malaria o el electroshock), pero los descubrimientos farmacológicos empiezan a tener
un mayor grado de eficacia y a aplicarse a los tratamientos psiquiátricos. Se descubre la
eficacia del litio para controlar los cambios del estado de ánimo; se demuestran las
propiedades antipsicóticas de la clorpromazina, lo que significó el primer tratamiento
realmente eficaz en la esquizofrenia y aparece la imipramina como primer fármaco
antidepresivo

En función de estas nuevas concepciones, surgen nuevas maneras de ver y tratar


a estos enfermos, muchos de ellos basados en el concepto médico de la etiología de la
enfermedad. Desaparece la figura del guardián de los “locos” y aparece la de cuidador de
los enfermos. Los cuidadores tenían que ser “personas sanas, vigorosas, valientes,
hábiles, sensibles, activas; con espíritu abierto para captar y saber aplicar las pequeñas
preparaciones y estrategias propias al tratamiento de los enfermos mentales o para
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plegarse a ellos y sus particularidades. No debían ser arrogantes, ni salvajes, ni
flemáticos, ni cohibidos, ni bebedores; su aspecto tenía que ser decente y limpio. En
cierto modo, eran los confidentes de los enfermos y debían también ganarse su
consideración adoptando un comportamiento amistoso pero firme y reflexivo”
A principios del siglo XX, en los hospitales psiquiátricos americanos se encontraban
enfermeras especializadas, que daban la medicación y supervisaban a las personas
encargadas de dar cuidados físicos a los enfermos, aunque estos cuidados estaban
dirigidos por médicos.
En España, se constituye en 1932 el primer patronato de Asistencia Social
Psiquiátrica, encargado de organizar la formación del personal subalterno, no médico, en
las instituciones psiquiátricas, ya que consideraban que debían estar en contacto directo
con los enfermos mentales, y por tanto debían estar preparados para ello. Se crea un
Diploma de Enfermeros Psiquiátricos, y por primera vez se considera a los cuidados como
una profesión.

Psiquiatría actual
Puede hablarse de la psiquiatría actual a partir de la 2ª Guerra Mundial.
La aparición de la psicofarmacología abre un nuevo camino en el tratamiento de los
trastornos mentales, sobre todo en lo que se refiere al pronóstico y la curación. Al mismo
tiempo se suceden una serie de cambios continuos en el ámbito de las teorías que
sustentan el tratamiento no farmacológico, predominando las corrientes psicodinámicas.
La antipsiquiatría es un movimiento que tiene su importancia en este período y que
propugna el tratamiento de la enfermedad mental en su contexto (tratamiento en la
comunidad). Del mismo modo busca la desaparición de los manicomios, desacreditando
su labor terapéutica y asignándoles una parte de culpa en el mantenimiento y/o
empeoramiento de la evolución de la enfermedad mental.
Hacia mitad de siglo, ante la necesidad de tener una clasificación de trastornos
mentales más unificada, aparecen el DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales) y el CIE-6 (Clasificación Internacional de Enfermedades, que
incluía en esta versión los trastornos mentales por vez primera).
Las escuelas de enfermería establecidas en los hospitales generales no
contemplaban la enseñanza de la enfermería psiquiátrica, y es a partir de la Segunda
Guerra Mundial cuando aumentó el número de escuelas de enfermería que incluían en su
currículo básico, la asignatura de Enfermería Psiquiátrica.
En 1952, H. Peplau, en su obra “Relaciones interpersonales en enfermería”,
proporciona un marco conceptual con el que los enfermeros podían prestar los cuidados
de forma sistemática, en el campo de la enfermería psiquiátrica y de salud mental.
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En la década de los 60, el enfoque de la enfermería psiquiátrica comenzó a
desplazarse hacia la prevención primaria, actuando en la comunidad.
En 1970 se crea en España la Especialidad de Psiquiatría para Ayudantes
Técnicos Sanitarios con una formación teórico-práctica de dos años de duración. En 1977
se produce la integración en la Universidad de los ATS denominándose Diplomados en
Enfermería que mantuvo la formación de la especialidad hasta 1987.
Actualmente, la psiquiatría sigue trabajando en el estudio etiológico de la
enfermedad mental, incluyendo nuevas factores etiológicos como la herencia genética, las
alteraciones estructurales cerebrales o la actividad neuroendocrina, en busca del
desarrollo de medidas de diagnóstico y tratamiento más precisas para los problemas de
salud mental. Dentro de nuestro tiempo, los mayores avances han sido la introducción de
la psicofarmacología en el tratamiento de las enfermedades mentales, y la investigación
neurobiológica sobre el origen de estas enfermedades, junto con nuevos conceptos
asistenciales como el de psiquiatría comunitaria.
En 1985, el Ministerio de Sanidad, elaboró un documento para la Reforma
Psiquiátrica y la atención en la Salud Mental, que publicaba la plena integración de la
Salud Mental en la asistencia sanitaria general. Se comienzan a cerrar hospitales
psiquiátricos, siendo sustituidos por diferentes dispositivos asistenciales, donde la
asistencia comunitaria y el trabajo multidisciplinar son los ejes fundamentales de la
atención. Actualmente se sigue luchando contra el estigma de la enfermedad mental y a
favor de la humanización de la asistencia y la integración social de los enfermos
mentales.
Los avances tecnológicos y farmacológicos están permitiendo un mejor
conocimiento y tratamiento de las enfermedades mentales, a la vez que el desarrollo de
nuevos métodos psicoterapéuticos y rehabilitadores, están permitiendo la recuperación
funcional de muchos pacientes con problemas agudos o crónicos.
En 1998 fue aprobado y puesto en marcha el desarrollo de la especialidad de
Enfermería en Salud Mental, con el establecimiento de Enfermeros Internos Residentes
(EIR) y una duración de dos años.

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BIBLIOGRAFÍA:
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 Fornes Vive,J.; Gomez Salgado, J. : “Evolucion histórica y modelos conceptuales


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