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Introducción
Hablar de la muerte es una de las realidades que el hombre prefiere evadir, pues bien
sabemos que, a pesar de no quererlo reconocer, de una u otra manera tendremos que
enfrentarla y esta traerá dolor en aquellos que no hayan logrado comprenderla como lo que
es en realidad, el verdadero sentido de la Vida, en tanto que la muerte, como lo menciona el
diccionario de Filosofía de Nicola Abbagnano, no es un acontecimiento particular que, se ubica en la
iniciación o en el término de un ciclo de vida propio del hombre, sino una posibilidad siempre presente a la vida humana y
de tal naturaleza que determina sus características fundamentales. [ CITATION Nic93 \l 9226 ].
Para comprender mejor esto, es necesario: hacer un breve recorrido sobre la visión que le
ha dado el ser humano a la muerte, entender ¿Qué es el sentido de la vida?, y cómo la
esperanza a sobrevivir a la muerte, la inmanencia y la trascendencia hacen que el hombre
pueda contemplar en la muerte, el verdadero sentido de su vida.
1.1. La muerte.
¿Qué es la muerte? Esta pregunta se ha convertido en uno de los problemas más profundos
que enfrenta, no solo la filosofía sino, el hombre mismo; ya que dentro de la vida del
hombre y de todo ser viviente, hay dos realidades que sobrepasan toda posibilidad y aunque
se contraponen, dan certeza de su existencia, se hace referencia aquí al nacimiento y a la
muerte, así como lo dice Schopenhauer, Nacimiento y muerte pertenecen igualmente a la vida y se
contrapesan[ CITATION Sho00 \l 9226 ]. En el mismo sentido Arboleda afirma que, La
muerte [es] un aspecto implícito en la vida misma de todo ser humano (Consuelo Angarita Arboleda, 2002).
El ser humano no es un simple animal biológico, por ende, no se puede hablar de la muerte
en el hombre de la misma manera en que se habla de la muerte de un animal. Razón por la
cual hay varios puntos de vista frente a la muerte, no vista como una simple palabra, sino
como la experiencia real en la existencia, las cuales llevan a considerar la muerte, según el
diccionario de filosofía de Abbagnano, por un lado, como deceso en cuanto al orden
biológico y natural del hombre, y por otro en su relación con la existencia humana.
Como deceso, la Muerte es un hecho natural como todos los otros y no tiene, para el hombre, un significado
específico. Existen procedimientos objetivos para la comprobación de este hecho... Marco Aurelio hablaba, en
este sentido, de la igualdad de los hombres frente a la M.: "Alejandro de Macedonia y su caballerizo, muertos,
se reducen a la misma situación: reabsorbidos ambos en las regiones seminales del mundo o dispersados ambos
entre los átomos” (Soliloquios, VI, 24). Y Shakespeare decía en el mismo sentido: "Alejandro murió, Alejandro
fue sepultado, Alejandro hízose polvo; el polvo es tierra; y de la tierra se hace barro, y ¿por qué con ese barro en
que se convirtió no podría taparse un barril de cerveza?” ( Hamlet, a. V, escena I).[ CITATION Nic93 \l
9226 ].
Mirado en sí, como algo frente a mi conciencia, mi cuerpo objeto aparece primero como "totalidad
organizada", es decir, como unidad de varios elementos, (órganos o partes, y actividades) todas convergentes
hacia el bien de la totalidad; Y todo ello para mantener al ser vivo hasta la total desintegración (destotalización)
que es la muerte con la que cesa mi cuerpo Y se vuelve "cadáver", el cual ya no es mi cuerpo, sino el residuo de
mi cuerpo [CITATION MarcadorDePosición1 \l 9226 ].
Por otra parte, la muerte vista desde su relación con la existencia humana, Abbagnano
afirma que puede ser entendida: a) como iniciación de un ciclo de vida; b) como fin de un ciclo de vida; c)
como posibilidad existencia[ CITATION Nic93 \l 9226 ].
b) Como fin de un ciclo de vida; En este caso, la muerte es vista como el final de la
existencia, el ser de la persona termina con la muerte, que no es otra cosa más que su
límite, pues con la ella terminan los sentidos, las pasiones, los pensamientos y hasta los
deseos. En palabras de Marco Aurelio, la muerte pone fin a la rebelión de los sentidos, a la violencia de
las pasiones, a los desvaríos del pensamiento y a la esclavitud que la carne nos impone [ CITATION AurdC \l
9226 ]. En otra parte de sus meditaciones afirma a la muerte como el final, ya sea esta
extinción o paso de una vida a otra, tal vez refiriéndose al término de la primera. La
muerte: o es una dispersión, si estoy compuesto de átomos, o la unión con mi principio; en todo caso, es una
extinción o el paso de una vida a otra [ CITATION AurdC \l 9226 ].
¿A qué se hace referencia con el sentido de la vida? Para resolver este interrogante
debemos tener en claro la definición del término sentido, con el fin de dar respuesta al
problema del sentido de la vida.
Según el diccionario enciclopédico ilustrado LAROUSSE, la palabra sentido, puede
tomar su concepto de acuerdo al contexto en el que sea usada, sin embargo, dentro de la
definición planteada en este diccionario señalaremos los que más se adaptan al contexto de
la pregunta que se trata de responder, estas son: Facultad para entender, juzgar, apreciar o sentir
preocupación por las cosas, o para actuar: el sentido del deber. [En otros casos] Razón de ser, finalidad: su reacción carece
de sentido. Dirección: ir en sentido contrario[ CITATION Lar \l 9226 ].
Por otra parte, como afirma Gustavo Bueno, El Sentido es, muchas veces, el fin de un movimiento,
acción o proceso, pero un fin que debe considerarse intrínseco o inmanente, y no exterior al proceso[
CITATION
Bue96 \l 9226 ]. En otras palabras, se podría afirmar que el sentido es la finalidad de algo,
sea una acción, una frase, un movimiento, e incluso hasta de una inacción. Esta definición
clara del termino nos orienta ya a la respuesta que estamos buscando sobre el Sentido de la
Vida, pues Bueno afirma que, es la finalidad la que constituye una modulación de la idea de sentido
ontológico[ CITATION Bue96 \l 9226 ].
Para comprender esto que estamos diciendo, es necesario saber a qué hacemos referencia
con la palabra esperanza. Para ello recurramos a la definición que nos brinda el Diccionario
de filosofía de la Herder, la cual afirma que, la esperanza es expresión de la orientación del ser
humano hacia el futuro. Consiste en la actitud y el temple de ánimo que confía en la llegada del bien y no del mal
[CITATION Sch14 \l 9226 ]. El sacerdote Jesuita Alfredo Tamayo Ayestarán, dice de la
esperanza que es un afecto o vivencia de espera y espera positiva, a diferencia del miedo y el terror. Dilata el ánimo,
no como el miedo y el terror que encogen el corazón. Es uno de los sentimientos más humanos [ CITATION Pro \l
9226 ].
Con lo anterior entonces se puede decir que la vida del hombre, se caracteriza por ser la
vivencia en la espera confiada de vencer la muerte, es otras palabras, la vida del hombre se
caracteriza por mantener la esperanza de no dejar de vivir. En la vida de los seres humanos «no hay
espera sin esperanza». En realidad, toda «sala de espera» es siempre «sala de esperanza». De lo contrario, nadie entraría
en ella. El kantiano «¿qué me es lícito esperar?» es la gran melodía de fondo del pensamiento de Laín. El esperante aspira
a «seguir siendo». [CITATION Fra11 \l 9226 ] Y con ello se expresa que los seres humanos,
deseamos que nuestra presencia no se extinga inmediatamente o poco después de la muerte [CITATION Jua \l
9226 ].
En base a esto se pueden destacar algunos signos de esta superación de la muerte, que han
de generar en el hombre permanecer firmes en la esperanza de supervivencia frente a la
muerte. Aquí citaremos dos de estos signos que Ayestarán menciona en su artículo
“Afrontar la muerte con verdad y esperanza”. El primero, está basado en el pensamiento de
Ernst Bloch, y es la música junto con las buenas obras, Signo para él de la superación de la muerte es
sobre todo la música. “Si las demás artes” –escribe- “llegan hasta la tumba, la música en cambio va más allá de ella, lo
mismo que las buenas obras”[ CITATION Pro \l 9226 ] . y el segundo, que es tomado de Gabriel
Marcel, es el amor, Otro signo humano… ha sido subrayado por Gabriel Marcel: Es el amor humano… Dice
Marcel: “Decirle a alguien te quiero es decirle no vas a morir”. La Biblia dice a este respecto: “el amor es más fuerte que
la muerte” [ CITATION Pro \l 9226 ].
3. Inmanencia
Otro punto a tratar, en medio de la solución del problema de la muerte como sentido de la
vida, es la inmanencia. Hemos dicho, que en la vida del hombre de una u otra forma está
presente la muerte, como una posibilidad constante en su existencia. Pero también se ha
planteado, que dicha posibilidad es la que le da sentido a la vida, en tanto que esta, por un
lado es una lucha incesante por no morir[ CITATION MarcadorDePosición1 \l 9226 ] , y por otra
parte, el vivir es tener interioridad…, es actividad interiorizadora que permite exteriorizarse por adaptación y dominio
del medio. Esta actividad interiorizadora se llama inmanente (del lat. manere-in, quedar dentro) [CITATION San \l
9226 ], esto en tanto que, la
interioridad permite al ser viviente una apertura a la exterioridad, en el hombre aún más, ya
que, nuestra interioridad es intimidad [ CITATION San \l 9226 ].
En base a lo anterior, se puede afirmar que, es en la interioridad del ser humano donde se
encuentra la razón de ser de la inmanencia en la relación con el sentido de la vida del
hombre. Puesto que, se entiende por inmanente, lo que permanece dentro de un determinado
ámbito[CITATION Sch14 \l 9226 ]. Y en esta misma línea, Fontanille afirma que, la inmanencia
siempre es una manera de ser o de existir, o de aprehender desde el interior al ser en lo que es, incluso en su calidad de
existir[ CITATION Fon15 \l 9226 ]. Esto hace evidente que la vida, entendida como acto o
acción, pueda ser definida como “actividad inmanente”; y añadimos la observación de que la acción inmanente
perfecciona al ser que la ejerce. Tal acción es fin para sí misma [ CITATION San \l 9226 ]. Pongamos por
caso, a modo de ejemplo de lo dicho, la acción correr, entendida como si fuese una acción
inmanente, de ella se podría decir que, el único sentido que tiene la acción de correr, es
correr. De esto, se concluye que, la vida del ser humano siendo un acto inmanente, tiene su
único fin, es decir su sentido, en el acto mismo de Vivir, como lo afirma Fernández-Burillo:
La finalidad de todas las acciones vitales es que el viviente viva [ CITATION San \l 9226 ].
4. Trascendencia.
Así, la trascendencia en el ser humano, es la que posibilita asumir la muerte como un punto
de llegada y de partida a la vez. Pues la trascendencia en el hombre, sería como escalar en
la lucha constante de la vida por no morir, hasta el punto de alcanzar algo más allá, que lo
lleve a salir de sí mismo. Y esto se convierte en una búsqueda constante del hombre, en su
afán de alcanzar su perfección. Si bien hemos dicho que, la acción inmanente perfecciona al ser que la
ejerce [ CITATION San \l 9226 ], esto sucede porque le permite una apertura a la
exterioridad, a salir de si, a trascender, lo que se podría llamar perfeccionamiento
trascendente, el cual el hombre lo debe buscar a través de su conciencia, de su dignidad y de su libertad.
Lo racional y emocional del ser, se proyecta como una opción de búsqueda del Trascendente y de la trascendencia, para
lograr superar así, la finitud de su ser y de su existencia terrena [CITATION Lud \l 9226 ].
5. Conclusiones
El hombre de hoy ha perdido la noción del sentido de la vida, y camina en un constante
sinsentido. Sin embargo, esta realidad existencial del ser humano le lleva constantemente a
buscar la manera de salir del sinsentido y aspira a encontrar lo que realmente da sentido a
su existencia, en otras palabras, lo que el hombre busca, es descubrir la finalidad de su vida.
Así, sin caer en el fatalismo, se ha postulado la muerte como aquello que le da verdadero
sentido a la vida. Independientemente de cómo sea percibida, ya sea como iniciación de un
ciclo de vida o como el fin de uno o en otros casos como posibilidad existencial, la muerte
aparece en la existencia del hombre de manera irremediable, sin embargo, aunque parezca
final de todo, se ha defendido como lo que da el sentido a la vida en tanto que, la vida es la
lucha incesante por no morir, la vida carecería de sentido si la muerte fuera un final desastroso, una ruina, y esa misma
lucha no tendría razón de ser ni habría para qué vivir [ CITATION MarcadorDePosición1 \l 9226 ].
En medio de esta lucha por no morir, encontramos en lo cotidiano de la vida del hombre la
esperanza de sobrevivir a la muerte, como aquel deseo de seguir viviendo. Junto con esta
esperanza, hemos destacado, como medios para encontrar el sentido de la vida en la muerte,
la experiencia de la inmanencia que hace que el hombre tenga una vida íntima, una vida
interior que le lleve a abrirse al otro, y junto con ella la trascendencia, que le lleva a salir de
si, pues como se ha afirmado, es ese escalar en la lucha constante de la vida por no morir,
hasta el punto de alcanzar algo más allá, saliendo de sí mismo. Todo esto hace concluir que
realmente la muerte le da sentido a la vida del hombre.
6. Referencias