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Corporación Universitaria Minuto de Dios.

Facultad de Ciencias Humanas y Sociales.


Seminario de Hermenéutica de la existencia humana: Cuerpo, lenguaje y emociones.
Aura Alicia Patiño Pico.
aura.patino@uniminuto.edu.co
José Castañeda Vargas.
Jueves 14 de mayo de 2020.
EL MISTERIO DE LA MUERTE.
“Sé que moriré, pero no lo creo” (Madaule citado por Jankélévitch, 2004. P 8)

Innumerables veces el ser humano ha pensado sobre la muerte e incluso la ha vivido,


especialmente en segunda y tercera persona, pero cuando se medita en primera persona parece un
asunto casi inconcebible, como lo ilustra la afirmación de Madaule, se sabe que este hecho
sucederá pero no se cree o asimila; en consonancia con este tema tan inquietante, el presente
informe de lectura pretende dar cuenta de las ideas que da a conocer Vladimir Jankélévitch en
alguna de sus entrevistas, en donde el tema central es pensar la muerte, así pues, se esbozarán
tanto las ideas principales que se exponen allí como las preguntas que suscitó el leer este
documento.
Antes de tratar de manera profunda el asunto de la muerte, Jankélévitch comienza haciendo
una distinción entre la muerte en tercera, segunda y primera persona, en donde indica que la
muerte en tercera persona es superflua, ya que, se asume como algo reemplazable, en la medida
en que no importa quien muere, esto en términos actuales es debido a la visión capitalista
neoliberalista que ve a los individuos como objetos sustituibles cuando su vida útil se agota. Es
por esto que, el autor afirma que “Es como si reserváramos soberbiamente la muerte a la gente
que pasa por la calle” (Jankélévitch, 2004. P. 26)
La muerte en segunda persona, esto es cercana y parecida a la propia sin serlo, es por esto
que Jankélévitch afirma que “la filosofía de la muerte está hecha para nosotros por su
proximidad” (2004. P 15) dado que, es una muerte que no se busca pero que llega, pues lo seres
cercanos o queridos son mortales, finitos. Y la muerte en primera persona, de la cual no se puede
hablar, en vista que es un secreto que se va hasta la tumba.
En relación con esto, Jankélévitch afirma que “el hombre tiene conciencia de morir, y conoce
el asombro de existir” (2004. P 49), en vista que, el hombre admira el hecho de nacimiento pero
se asusta del de la muerte, pues es claro que la vida humana empieza por el nacimiento y culmina
con la muerte, aunque se debe tener presente que estos dos eventos no tienen nada en común, ya
que, no se dan de manera simultánea, dado que, en el nacimiento no hay nada anterior a él, sino
que hay un futuro que promete ser, mientras que, en la muerte lo que hay antes de ella es un
largo pasado, pero después está la nada. Lo anterior hace referencia a que el ser no implica su
propio fin, ya que se entiende que algo que no era sea, es decir, que algo que no existía exista,
pero que el problema de dejar de ser que queda como un misterio es algo impensable y
escandaloso, ya que, se enfrenta ante la nada.
Para comprende este asunto, el filósofo muestra que, así como el ojo es un medio y a la vez un
impedimento para ver, así es la muerte, “no solamente, nos impide vivir, limita la vida, y después
un buen día la coarta, sino que al mismo tiempo comprendemos que el hombre no sería el
mismo, un hombre sin la muerte, que es la presencia latente de esa muerte la que hace las
grandes existencias, la que les brinda su fervor, su ardor, su tono” (Jankélévitch, 2004, P. 18)
Con esto se quiere decir que, es preferible ser el que se es condenado a algunos decenios, pero
finalmente haber vivido, antes que no morir por no vivir.
Cuando se trata el hecho de envejecer y el intento de alargar la vida humana se evidencia que
esto repercute en el estilo de vida de la humanidad, además, el hombre no solo es sino que
también es consciente de que es y, especialmente que es un ser destinado a morir (algo
ineluctable). Es por esto que se presenta la finalidad de la medicina, a saber, creer preservar la
vida o el intento de ayudar a prolongar la vida, ante este respecto, surgieron preguntas en la
lectora tales como: ¿Qué significa vivir o estar vivo? ¿Por qué se ve a la muerte como una
enfermedad para los sanos? ¿Por qué hay que economizar el dolor?
Otro aspecto que es trabajado por el autor es el ideal de inmortalidad, algo impensable y
absurdo; por otra parte, se vislumbra que gracias a la muerte, palabras como: riesgo, peligro o
aventura cobran un sentido porque pueden ser mortales en la vida del sujeto. También se
evidencia que, gracias a la desesperación de morir, surge la esperanza en que el presente tendrá
futuro, entendiendo a la desesperación como la ausencia de futuro.
Por otra parte, el filósofo muestra que la muerte es algo propio, pues cada uno muere su
propia muerte por su propia cuenta, ya que, es una cosa que se hace una vez por vida, es por esto
que tal hecho no se puede mejorar, en vista que no se práctica continuamente sino que se lleva a
cabo por primera y última vez. Con esto se quiere decir que, no hay una preparación para la
muerte, ese es el sentido de la vida, a saber: que la muerte es inesperada, pues si se conoce
cuándo llegará se pensará constantemente ¿cuánto me queda? ¿Cómo debo aprovechar el tiempo
que me queda? En vez de vivir sin preocupaciones o ansiosamente, tómese como ejemplo el caso
de las cartas de los fusilados en los que su conciencia sobre esto se acentúa de tal manera que se
vuelve una situación insoportable.
En este orden de ideas, se distingue que la muerte no es un secreto sino que es un misterio,
que está en la transparencia, en el hecho mismo de la existencia, para entender esta distinción
Jankélévitch indica que “Un secreto se descubre, pero un misterio se revela y es imposible
descubrirlo” (2004. P 35) Lo interesante en el ser humano está en que es un ser que puede
plantearse la cuestión de la muerte, en vista que esta es una condición de su propia existencia, la
cual no puede evadir, esto suscita el pensamiento de Pascal cuando afirma que el hombre es un
junco pensante noble que sabe que va a morir, a diferencia del universo que lo aplasta y no sabe
nada. Ante la muerte se ha dicho muchas cosas que al final de cuentas no son consoladoras, ya
que, tarde que temprano el hombre ha de morir, es algo que se piensa pero no se controla,
teniendo en cuenta que la muerte es extrínseca, es decir viene del exterior, un enfermedad o un
accidente que acontecen fuera del ser del hombre afectan su existencia ocasionando la muerte.
En relación con lo dicho se concluye que, es increíble que un animal pensante como el
hombre pueda ser consciente de este hecho existencial, pues “justamente porque el hombre es un
ser de tiempo que habla, que piensa y que plantea problemas, en un momento dado de la
evolución está obligado a tener en cuenta la posibilidad de curar ciertas enfermedades o no, y en
ciertas cosas de aceptar la muerte” (Jankélévitch, 2004, P. 96) es por esto que, la angustia que
genera pensar en la muerte es de algo irrepresentable, dado que, la muerte es violenta, no es
nunca natural, siempre está acompañada de un accidente invisible, como de indico anteriormente
es extrínseca al ser viviente. Por otra parte, es inquietante y angustiante este tema cuando se
vivencia de manera directa, como la muerte de un cercano, es un misterio en tanto que se
enfrenta ante la nada, no se sabe que se revela.
REFERENCIAS
Jankélévitch. V. (2004) Pensar en la muerte. Buenos Aires: Fondo de cultura económica.

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