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UNIVERSIDAD CATÓLICA CECILIO ACOSTA

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y TEOLOGÍA


PROGRAMA DE FILOSOFÍA

La doctrina del ser en cuanto a ser en la metafísica de


Aristóteles
Reforma aristotélica frente a las concepciones eleática y platónica del Ser

José Miguel Najul Herrera


C.I: 19.727.429
Planteamiento del problema

El problema del ser resulta un tema central en la historia de la filosofía.


Independientemente de las posturas epistemológicas sobre el asunto, las reflexiones
sobre el Ser, aquello que lo compone y las diferencias entre sus distintas concepciones,
son un elemento central en la historia de las ideas y, por tanto, del pensamiento
filosófico.

El pensamiento sobre el Ser puede rastrearse hasta los mismos albores de la filosofía.
En su época, los filósofos presocráticos se ocuparon de la naturaleza de lo existente y
también especularon sobre la existencia misma, sobre aquello que es el Ser. En Atenas
ocurrió lo propio, y el ser constituye uno de los debates centrales en la obra de Platón y
de Aristóteles.

Sin embargo, durante el período que los historiadores clasifican como filosofía
antigua —que comprende las vidas de estos pensadores—, no se constituyó una
concepción única y universal en cuanto a la idea del Ser. Por el contrario, emergieron
diferencias importantes que persistieron en el tiempo, sentando las bases que
alimentarían los debates filosóficos siglo tras siglo.

Específicamente, Aristóteles abordó el tema del Ser en la Metafísica (μετὰφυσικά). De


hecho, tal como afirma Reale (2007), Aristóteles aplicó cuatro definiciones a la
Metafísica, que se basan en las áreas de estudio que abarca. Estas son averiguar las
causas y los principios primeros o supremos; examinar la substancia; analizar el Ser en
cuanto a Ser; e investigar a Dios y la substancia suprasensible.

Así, podemos afirmar que la reflexión sobre el Ser constituye, para Aristóteles, una
de las tareas metafísicas fundamentales, puesto que es una de las cuatro que le asigna a
la disciplina. Cuando el Estagirita desarrolla sus postulados sobre el Ser, no se supedita
a las concepciones tradicionales que imperaron en su época, como las de los eleáticos
(en especial Parménides) o su maestro Platón.

Tampoco se limita a hacer una crítica sobre lo que considera posiblemente errado o
insuficiente en las filosofías anteriores, sino que por el contrario, incorpora y armoniza
elementos que renuevan la concepción sobre el Ser, haciendo una síntesis con la que
logra resolver esos posibles errores e insuficiencias.

Ahora, es importante reconocer cuáles fueron las diferencias, pero también los
elementos que Aristóteles considera relevantes sobre la concepción del Ser en sus
antecesores para desarrollar su propia postura, que será conocida como la doctrina del
Ser en cuanto a Ser.
Sobre Parménides, Aristóteles lo menciona por primera vez en la Metafísica, en el
Libro I. Al hablar éste de la causa material, propone el problema del cambio, frente a la
concepción eleática, en la que el Ser es completamente inmutable. Para él, indagar en la
causa material implica, también, indagar en otro principio, aquello de donde procede el
inicio del movimiento.

Ciertamente, los que al principio se aplicaron a este proceso de


investigación y afirmaron que el sujeto es uno solo, no se plantearon esta
dificultad, sino que alguno de los que afirman (que el sujeto es) uno, como
derrotados por esta búsqueda, dicen que lo uno es inmóvil y que lo es la
naturaleza entera no sólo en cuanto a la generación y descomposición (pues
esto venía ya de antiguo y todos coincidían en ello), sino también en cuanto
a toda otra clase de cambio. Aristóteles1.
Entonces, podemos ver que, como los filósofos anteriores, Aristóteles se percata de
dos aspectos universales de la realidad. El primero es la unidad, que lo remite a la
permanencia. Es decir, las cosas son y siempre son lo que son. Sin embargo, también
reconoce la existencia de otro elemento innegable: aquello que, en la realidad, es
mutable, cambiante, aquello que se genera, pero también se descompone.

Asimismo, Aristóteles sostiene que entre los eleáticos, que consideraban el Ser como
algo inmutable, ninguno, a excepción de Parménides, llegó a vislumbrar aquella causa
que es el motor inicial del movimiento. No obstante, reconoce que este filósofo se atuvo
a lo Uno en cuanto al concepto (mientras que otro eleático discípulo de Parménides,
Meliso, se atuvo a lo Uno en cuanto a materia) y que consideró que aparte de “lo que
es” no existe “lo que no es”.

Hasta este punto, vemos que ese principio de unidad del Ser es un aspecto
fundamental de cierta filosofía presocrática. En efecto, lo que es, es. Y lo que no es, no
es. Pero Aristóteles observa un detalle, en el Libro III, refiriéndose a los términos “lo
que es” y “lo Uno” en la filosofía eleática, especialmente en la obra y el pensamiento de
Parménides.

Si «Lo que es» Mismo y «Lo Uno Mismo» son algo, entonces surgirán
muchas dificultades respecto de cómo puede haber alguna otra cosa aparte
de ellos, quiero decir, cómo pueden ser más de una las cosas que son. En
efecto, lo otro de lo que es, no es. De modo que, de acuerdo con el
razonamiento de Parménides, sucederá necesariamente que son una todas las
cosas que son, y que eso es «lo que es». Ambas posturas, por lo demás,
comportan dificultades. Y es que, tanto si «lo uno» no es entidad como si Lo
Uno Mismo es algo, resulta imposible que el número sea entidad. Si no lo
es, ya quedó dicho por qué; si lo es, tendremos la misma dificultad que con
«lo que es»: ¿a partir de qué habrá, aparte de Lo Uno Mismo, otra cosa que
sea una? Esta otra, desde luego, sería necesaria mente no-una. Y, sin

1
Aristóteles. Metafísica. P. 83. Ed. Gredos.
embargo, todas las cosas que son, o son una o son muchas, cada una de las
cuales es una. Aristóteles2
Observamos que, según Aristóteles, Parménides, desarrolla una concepción del Ser
que entraña varias complejidades y aporías. El ejemplo del número es representativo.
Una vez que el Estagirita apunta que tanto «Lo que es» y «Lo Uno Mismo» son algo, no
puede haber otra cosa (el número) que no lo sea. Si son una todas las cosas que son, y
eso es «Lo que es», el número debe estar integrado a lo Uno, pero la naturaleza del
número es, precisamente, poder ser una o muchas cosas, cada una de las cuales es una.

Para García (1980), la Metafísica se construye a partir de la idea del Ser de


Parménides. El Ser es; el no ser, no es. El ser es único porque no hay otro. Si lo hubiese,
debería mediar otra cosa: el no ser. Y como el no ser, no es, sólo hay un Ser que es,
entonces, inmutable, infinito e inmóvil. No obstante, reconoce que a Parménides no le
era indiferente la movilidad y la mutabilidad evidentes en el mundo. Eso lo lleva a decir
que existen dos mundos, el sensible y el inteligible.

Por su parte, Zenón de Elea, tomando las ideas de su maestro Parménides,


demostrará que el movimiento es ilusorio e inexistente, porque no se puede pensar.
García (1980) recuerda la aporía, propuesta por el eleata, sobre Aquiles y la tortuga. En
ella, Aquiles disputa una carrera contra una tortuga, otorgándole cierta ventaja, y luego,
por virtudes del movimiento constante, la tortuga tendrá una ventaja (cada vez más
minúscula) sobre Aquiles ad infinitum. Con ella, Zenón creía haber demostrado que el
movimiento, aquello que afecta la realidad y, por tanto, al Ser, no existe.

Posteriormente, Platón configurará una ontología propia en la que considera algunos


elementos eleáticos y de otras corrientes presocráticas, como la de los Pitagóricos en la
concepción metafísica del Ser. Sobre ello, apunta en el Capítulo Sexto del Libro I:

La doctrina de Platón, que en muchos aspectos sigue a éstos, pero que


tiene también aspectos propios al margen de la filosofía de los Itálicos. En
efecto, familiarizado primero, desde joven, con Crátilo y con las opiniones
heraclíteas de que todas las cosas sensibles están eternamente en devenir y
que no es posible la ciencia acerca de ellas, posteriormente siguió pensando
de este modo al respecto. Aristóteles3
Aristóteles explica que Platón fue el primero en fijar la atención en las definiciones y
consideró que ellas no se dan en el mundo sensible sino en otro tipo de realidades. Por
lo tanto, para él es imposible que esas definiciones correspondan a las cosas sensibles,
puesto que éstas siempre están cambiando. De esta manera, a las cosas que son, les dio
el nombre de «Ideas» y afirmó que las cosas sensibles existen fuera de ellas y de ellas
reciben su nombre.
2
Aristóteles. Metafísica. P. 154. Ed. Gredos.

3
Aristóteles. Metafísica. P 95. Ed. Gredos.
También refiere el Estagirita que su maestro señalaba, entonces, la existencia de tres
cosas. Las cosas sensibles, las Formas («Ideas») y, finalmente, introdujo la realidades
matemáticas, como otro elemento de la existencia que, según Platón, son intermedias
entre las dos primeras.

Resulta evidente que la concepción platónica del Ser no resulta la misma que la de
los eleáticos. García (1980) asevera que, fundamentalmente, Platón mantiene un
elemento eleático en su ontología: la certeza de que existen dos mundos, uno sensible y
otro inteligible. En efecto, para Platón el mundo de los sentidos en solo un espectro del
mundo de las Ideas, en el que habitan las formas. Así, cada cosa que hay en el mundo
sensible, tiene su idea en el mundo inteligible; y entonces, Platón termina por aplicar, a
cada una de esas unidades que llama «Ideas», los caracteres que Parménides aplicaba al
Ser en general.

Frente a la teoría del Ser en Platón, Reale (2003) considera que ni Platón ni los
platónicos lograron superar adecuadamente la teoría del Ser propuesta por Parménides y
sostenida por los eleatas. Reconoce que, en efecto, la criticaron y que incluso trataron de
superarla sin éxito.

En este sentido, el autor señala que a pesar de los esfuerzos de Platón y sus
seguidores, no tuvieron en cuenta un punto fundamental –que será una de las piedras
angulares en la reforma aristotélica del Ser–, que es el de los múltiples significados del
Ser. En este sentido, los platónicos se limitaron a la categoría de la sustancia y esa es la
causa de sus errores.

Aristóteles considera que el error de los platónicos es plantear el tema del Ser en
términos arcaicos. El problema fundamental gira en torno al tema del no-ser, pues
consideraron que debían demostrar que el no-ser, es. Sin embargo, en lugar de persistir
en esta misma interpretación el Estagirita opta por reconsiderar el Ser, entendiendo, en
primer lugar, que éste puede tener múltiples significados.

De esta manera, el Filósofo desarrolla una visión completamente renovadora sobre el


ser, y este punto constituye el inicio de una gran reforma del Ser y de la manera de
concebirlo. La caracterización del Ser por parte de Aristóteles, es el primer gran aporte
de Aristóteles frente a la tradición filosófica de sus predecesores.

Aristóteles consideraba que al referirse a las cosas, los seres humanos podían hacerlo
unívocamente (una palabra que tiene un significado para una cosa) o equívocamente
(una palabra que tiene un significado para varias cosas). Ahora bien, es importante
señalar que no se limita a concebir los múltiples significados del Ser como homónimos.
Es decir, como equívocos. Como si fuesen una misma palabra que se refiere a distintas
cosas.

Al contrario, considera que, entre la univocidad y la equivocidad, existe una vía


media: la analogía. Arribamos a un párrafo central, en el Libro III:
La expresión «algo que es» se dice en muchos sentidos, pero en relación
con una sola cosa y no por mera homonimia sino que, al igual que sano se
dice en relación con la salud (…) así también, algo que es se dice en muchos
sentidos, pero en todos los casos en relación con un único principio, pero en
todos los casos en relación con un único principio. Aristóteles 4
Esta nueva manera de considerar, no sólo el Ser, sino también la manera de concretar
el concepto mismo del Ser, es la base de la doctrina del ser en cuanto a ser. Éste, a su
vez será, como hemos mencionado, la síntesis que hará Aristóteles frente a la tradición
filosófica precedente en Ontología.

Justificación
El Ser es el asunto clave en la Ontología, que es al mismo tiempo uno de los temas
fundamentales de la Metafísica. Históricamente, su definición puede resultar oscura por
diferentes razones. Al referirse a aspectos totalizadores de la existencia, su correcta
interpretación entraña una importancia esencial para la reflexión filosófica.

Desde los primeros filósofos la idea del Ser está presente. Saber qué es el Ser y
definirlo ha constituido uno de sus motivos principales. No obstante, las primeras
concepciones sobre el Ser, se ubican en polos extremos de interpretación, proclives a las
contradicciones y a las aporías.

Frente a estas propuestas, desarrolladas incluso por grandes pensadores de la talla de


Platón, Aristóteles asume una postura que resultará no sólo importante, sino decisiva en
la historia de la filosofía en occidente. La doctrina del ser en cuanto a ser resuelve
problemas que los filósofos arrastraron durante siglos y sienta las bases que retomarán
pensadores en otros momentos clave de la historia.

De esta manera, comprender la reforma aristotélica como el punto de síntesis, resulta


de gran importancia. Entender cuáles fueron las propuestas iniciales de los filósofos
frente al ser, y cómo cada una de estas lidiaba con la dicotomía que presenta la dualidad
entre el cambio y la permanencia.

También es relevante reconocer cuáles son los elementos que el estagirita asume
como punto de partida para su reflexión. Como es evidente, retoma algunos y les brinda
importantes aportes, mientras que otros son objeto de su crítica. Aclarar estos
elementos, que constituyen el soporte de lo que será su propia doctrina ontológica,
entraña una relevancia capital.

4
Aristóteles. Metafísica. P 162-163-164. Ed. Gredos.
Asimismo, es de interés observar la manera en la que el filósofo armoniza la
multiplicidad de sentidos del Ser y la manera en la que estos fundamentan la reforma
aristotélica, que será la doctrina del ser en cuanto a ser, la base más coherente para la
Ontología y, por tanto, para uno de los temas que constituirán la Metafísica.

Finalmente, los postulados ontológicos aristotélicos son profundamente


significativos, pues no sólo vienen a resolver problemas arrastrados durante mucho
tiempo, que se presentan en autores que ocupan lugares privilegiados en la historia de la
filosofía, sino que también brindarán aportes conceptuales que impactarán en otros
períodos de la historia del pensamiento.

La reforma aristotélica del ser es un evento capital en la historia de la Ontología. El


valor de comprenderlo como la síntesis superior, contrastarlo y comprender el impacto
que este aporte tiene en su contexto histórico, es, en fin, una tarea de máxima
importancia para el estudio del pensamiento filosófico.

Objetivos
Objetivo general

Identificar los elementos de la doctrina del ser en cuanto a ser de Aristóteles que
reforman las concepciones eleática y platónica del ser.

Objetivos específicos

1. Determinar cuáles son los aspectos de las concepciones previas del Ser que son objeto
de crítica en Aristóteles.

2. Identificar los elementos de las filosofías anteriores que Aristóteles preserva en su


propia doctrina del Ser.

3. Analizar los aportes aristotélicos que constituyen su reforma a la concepción del ser en
la Metafísica.

Marco teórico
La reforma aristotélica del ser en cuanto a ser, frente a la tradición filosófica que se
gestó hasta el momento de su vida, es un tema fecundo, sobre el que existen varias
fuentes de investigación y que ha sido objeto de debates y diálogos durante la historia
de la filosofía.

La primera y fundamental fuente de investigación es la propia obra del autor. Para


ello, fundamentaremos el trabajo en la Metafísica de Aristóteles, en la que el filósofo
griego hace su propuesta ontológica. Asimismo, vale la pena destacar que esta obra es
una fuente histórica a la que se recurre para obtener información sobre filósofos
anteriores, en especial sobre los eleatas, cuya herencia filosófica resulta parcial y
fragmentaria.

De esta forma, a través de la propia Metafísica de Aristóteles, tenemos acceso a las


concepciones sobre el Ser de sus predecesores, en vista de que el propio autor cita sus
teorías y propuestas, bien sea para hacer su crítica o para ponderar los elementos que
constituirán parte de su propia concepción del Ser.

En esta obra, se puede notar que la Ontología ocupa un lugar importante dentro de la
reflexión metafísica del estagirita. La doctrina del ser en cuanto a ser se ubica a la par de
otras tareas de envergadura como la propia investigación de Dios y la substancia
sensible, averiguar las causas y los principios primeros, y examinar la substancia.

Entonces, resulta evidente que, para Aristóteles, la cuestión ontológica del ser en
cuanto a ser no representa un problema menor. Si, de hecho, lo ubica dentro de las
cuatro tareas metafísicas fundamentales y, al mismo tiempo, señala que la Metafísica es
la filosofía primera (para Aristóteles, es superior a las otras dos ciencias teoréticas: la
física y la matemática) porque: “Todas las demás ciencias serán más útiles a los
hombres pero superior a ella (Metafísica) ninguna”.

Además de acceder directamente a la Metafísica, se emplearán otros autores que han


hecho trabajos de relevancia desde el punto de vista hermenéutico y que se han
aproximado a la obra de Aristóteles, pero también a la de Platón y los eleáticos,
abarcando el tema del ser.

Entre los investigadores de la obra de Aristóteles que tomaremos como referencia es


necesario nombrar a Giovanni Reale, quien dedicó dos obras: una en la que se desarrolla
una introducción a la figura del estagirita pero que incluye un capítulo de la Metafísica,
y una guía de lectura de la Metafísica de Aristóteles, en la que el autor ahonda sobre la
obra mencionada.

En la introducción a Aristóteles, Reale menciona que el sentido de la fórmula del ser


en cuanto a ser, constituye una respuesta frente a las dos corrientes que abordamos en el
presente trabajo. Primero, la eleática, que para el autor consideraba el ser como único.
En segundo lugar, frente a la platónica, que lo consideraba como una realidad
trascendente.
Para Reale, Aristóteles desarrolla una nueva concepción acerca del Ser, tomando en
cuenta distintos elementos innovadores, para su época, que lo reconstituyeron desde sus
bases más fundamentales, desde el punto de vista filosófico. De igual manera, cataloga
la multiplicidad de los significados del Ser que se presentan en la Metafísica y afirma
que esa visión es mucho más profunda, frente a la “arcaica” noción del ser generalísimo
y puro, cuyo origen rastrea hasta los tiempos de los eleatas.

Por otra parte, el mismo autor profundiza sobre los principios ontológicos
aristotélicos en la Guía de lectura de la Metafísica de Aristóteles. A partir del desarrollo
de estos principios, se aclaran los múltiples significados del ser, que son la base
fundamental de la doctrina del en cuanto a ser y, por tanto, de la reforma que hace
Aristóteles y que se asumirá como el objeto central del presente estudio.

En esta obra. Reale ahonda en la crítica a la ontología eleática. En primera instancia,


aclara los puntos que el propio Platón refuta sobre la postura de los eleatas,
específicamente cuando éstos señalan la imposibilidad de que el ser no sea. Platón
apunta que debe considerarse la existencia del no-ser como algo distinto. Sin embargo,
queda clara la importancia de la postura platónica frente a lo inteligible, considerando
inviable una ciencia sobre el estudio de lo sensible.

De esta manera, se observa que en esta obra Reale brinda un claro panorama en torno
a la concepción del ser en la época de Aristóteles y, a partir de él, estudia la manera en
la que el filósofo fue desarrollando su propia concepción, desde la crítica y el estudio de
sus predecesores, hasta la formulación de su propia doctrina del ser en cuanto a ser,
pasando por los múltiples significados del ser.

En ambas obras de Reale, claramente persiste el problema de la doctrina del ser en


cuanto a ser frente a las antiguas concepciones: la eleática y la platónica. Ese problema,
que es abordado por el autor, persiste a lo largo de la obra, al igual que el paso de un
significado único a uno múltiple, a través de la comprensión de los conceptos de
univocidad, equivocidad y analogía.

Por otra parte, también recurrimos a la obra del filósofo español Manuel García
Morente. En su obra estudia el aspecto del ser, especialmente el origen de estas
reflexiones, que atribuye a los eleatas. Asimismo, este autor apunta las
caracterizaciones, aciertos y aporías en las que incurren estos filósofos.

En esta misma obra, García señala algunos de los elementos que retoma el
platonismo de la concepción eleática del Ser. Asimismo, aclara las relaciones existentes
entre la ontología aristotélica con la eleática y la platónica; sin dejar de apuntar los
puntos de coincidencia y los aportes propios de Aristóteles.

Finalmente, se consultará la obra Aubenque (1974), “El problema del Ser en


Aristóteles”, pues complementa los múltiples significados del ser en Aristóteles y
estudia en profundidad la imposibilidad de un ser que, como el de los eleáticos,
solamente trate de la esencia.

De igual manera, este autor estudia la insuficiencia de la solución platónica sobre el


concepto de ser en la obra platónica y detalla específicamente cuáles fueron los aportes
de la reforma aristotélica que constituyen la doctrina del ser en cuanto a ser en la
Metafísica.

Bibliografía
Aristóteles (1994), Metafísica. Madrid (España), ed. Gredos.

Aubenque, P. (1974), El problema del Ser en Aristóteles. Madrid (España), ed. Taurus.

Garcia, M. (1980), Lecciones preliminares de filosofía. México D.F. (México), ed.


Porrúa, S.A.

Reale, G. (2003), Guía de lectura de la “Metafísica” de Aristóteles. Barcelona


(España), ed. Herder.

Reale, G. (2007), Introducción a Aristóteles. Barcelona (España), ed. Herder.

Esquema tentativo
1. Introducción al problema del Ser en la filosofía antigua: los presocráticos y la
filosofía de Platón y Aristóteles.

2. La concepción eleática del ser


2.1. El ser de los eleatas
2.2. La concepción del ser como ente único y generalísimo
2.3. Las aporías y paradojas a las que se enfrentaron los eleatas

3. El insuficiente intento platónico de desarrollar una nueva concepción del Ser en su


ontología.
3.1. La crítica de Platón al concepto eleático del ser
3.2. Elementos eleáticos que perviven en la ontología platónica
3.3. El concepto de ser en Platón: el mundo sensible y el mundo inteligible
3.4. La imposibilidad de una ciencia del mundo sensible.

4. Las consideraciones de Aristóteles sobre sus predecesores: elementos que el


estagirita considera para su reforma.
4.1. El diálogo entre Aristóteles y la tradición filosófica anterior a su tiempo

5. Aspectos de sus predecesores que son objeto de crítica por parte de Aristóteles.
5.1. Las críticas de Aristóteles a los eleatas
5.2. Las críticas de Aristóteles a su maestro Platón

6. La univocidad, la equivocidad y la analogía. El camino de Aristóteles hacia los


múltiples significados del ser.
6.1. La univocidad
6.2. La equivocidad
6.3. La analogía

7. Los múltiples significados del ser y su sentido dentro de la ontología aristotélica en


la Metafísica.
7.1. Los accidentes
7.2. La esencia o substancia
7.3. El ser como verdadero o falso
7.4. El ser en cuanto a potencia y acto

8. Conclusión: el ser en cuanto ser como síntesis superior de la ontología en la filosofía


clásica.

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