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El pensamiento sobre el Ser puede rastrearse hasta los mismos albores de la filosofía.
En su época, los filósofos presocráticos se ocuparon de la naturaleza de lo existente y
también especularon sobre la existencia misma, sobre aquello que es el Ser. En Atenas
ocurrió lo propio, y el ser constituye uno de los debates centrales en la obra de Platón y
de Aristóteles.
Sin embargo, durante el período que los historiadores clasifican como filosofía
antigua —que comprende las vidas de estos pensadores—, no se constituyó una
concepción única y universal en cuanto a la idea del Ser. Por el contrario, emergieron
diferencias importantes que persistieron en el tiempo, sentando las bases que
alimentarían los debates filosóficos siglo tras siglo.
Así, podemos afirmar que la reflexión sobre el Ser constituye, para Aristóteles, una
de las tareas metafísicas fundamentales, puesto que es una de las cuatro que le asigna a
la disciplina. Cuando el Estagirita desarrolla sus postulados sobre el Ser, no se supedita
a las concepciones tradicionales que imperaron en su época, como las de los eleáticos
(en especial Parménides) o su maestro Platón.
Tampoco se limita a hacer una crítica sobre lo que considera posiblemente errado o
insuficiente en las filosofías anteriores, sino que por el contrario, incorpora y armoniza
elementos que renuevan la concepción sobre el Ser, haciendo una síntesis con la que
logra resolver esos posibles errores e insuficiencias.
Ahora, es importante reconocer cuáles fueron las diferencias, pero también los
elementos que Aristóteles considera relevantes sobre la concepción del Ser en sus
antecesores para desarrollar su propia postura, que será conocida como la doctrina del
Ser en cuanto a Ser.
Sobre Parménides, Aristóteles lo menciona por primera vez en la Metafísica, en el
Libro I. Al hablar éste de la causa material, propone el problema del cambio, frente a la
concepción eleática, en la que el Ser es completamente inmutable. Para él, indagar en la
causa material implica, también, indagar en otro principio, aquello de donde procede el
inicio del movimiento.
Asimismo, Aristóteles sostiene que entre los eleáticos, que consideraban el Ser como
algo inmutable, ninguno, a excepción de Parménides, llegó a vislumbrar aquella causa
que es el motor inicial del movimiento. No obstante, reconoce que este filósofo se atuvo
a lo Uno en cuanto al concepto (mientras que otro eleático discípulo de Parménides,
Meliso, se atuvo a lo Uno en cuanto a materia) y que consideró que aparte de “lo que
es” no existe “lo que no es”.
Hasta este punto, vemos que ese principio de unidad del Ser es un aspecto
fundamental de cierta filosofía presocrática. En efecto, lo que es, es. Y lo que no es, no
es. Pero Aristóteles observa un detalle, en el Libro III, refiriéndose a los términos “lo
que es” y “lo Uno” en la filosofía eleática, especialmente en la obra y el pensamiento de
Parménides.
Si «Lo que es» Mismo y «Lo Uno Mismo» son algo, entonces surgirán
muchas dificultades respecto de cómo puede haber alguna otra cosa aparte
de ellos, quiero decir, cómo pueden ser más de una las cosas que son. En
efecto, lo otro de lo que es, no es. De modo que, de acuerdo con el
razonamiento de Parménides, sucederá necesariamente que son una todas las
cosas que son, y que eso es «lo que es». Ambas posturas, por lo demás,
comportan dificultades. Y es que, tanto si «lo uno» no es entidad como si Lo
Uno Mismo es algo, resulta imposible que el número sea entidad. Si no lo
es, ya quedó dicho por qué; si lo es, tendremos la misma dificultad que con
«lo que es»: ¿a partir de qué habrá, aparte de Lo Uno Mismo, otra cosa que
sea una? Esta otra, desde luego, sería necesaria mente no-una. Y, sin
1
Aristóteles. Metafísica. P. 83. Ed. Gredos.
embargo, todas las cosas que son, o son una o son muchas, cada una de las
cuales es una. Aristóteles2
Observamos que, según Aristóteles, Parménides, desarrolla una concepción del Ser
que entraña varias complejidades y aporías. El ejemplo del número es representativo.
Una vez que el Estagirita apunta que tanto «Lo que es» y «Lo Uno Mismo» son algo, no
puede haber otra cosa (el número) que no lo sea. Si son una todas las cosas que son, y
eso es «Lo que es», el número debe estar integrado a lo Uno, pero la naturaleza del
número es, precisamente, poder ser una o muchas cosas, cada una de las cuales es una.
3
Aristóteles. Metafísica. P 95. Ed. Gredos.
También refiere el Estagirita que su maestro señalaba, entonces, la existencia de tres
cosas. Las cosas sensibles, las Formas («Ideas») y, finalmente, introdujo la realidades
matemáticas, como otro elemento de la existencia que, según Platón, son intermedias
entre las dos primeras.
Resulta evidente que la concepción platónica del Ser no resulta la misma que la de
los eleáticos. García (1980) asevera que, fundamentalmente, Platón mantiene un
elemento eleático en su ontología: la certeza de que existen dos mundos, uno sensible y
otro inteligible. En efecto, para Platón el mundo de los sentidos en solo un espectro del
mundo de las Ideas, en el que habitan las formas. Así, cada cosa que hay en el mundo
sensible, tiene su idea en el mundo inteligible; y entonces, Platón termina por aplicar, a
cada una de esas unidades que llama «Ideas», los caracteres que Parménides aplicaba al
Ser en general.
Frente a la teoría del Ser en Platón, Reale (2003) considera que ni Platón ni los
platónicos lograron superar adecuadamente la teoría del Ser propuesta por Parménides y
sostenida por los eleatas. Reconoce que, en efecto, la criticaron y que incluso trataron de
superarla sin éxito.
En este sentido, el autor señala que a pesar de los esfuerzos de Platón y sus
seguidores, no tuvieron en cuenta un punto fundamental –que será una de las piedras
angulares en la reforma aristotélica del Ser–, que es el de los múltiples significados del
Ser. En este sentido, los platónicos se limitaron a la categoría de la sustancia y esa es la
causa de sus errores.
Aristóteles considera que el error de los platónicos es plantear el tema del Ser en
términos arcaicos. El problema fundamental gira en torno al tema del no-ser, pues
consideraron que debían demostrar que el no-ser, es. Sin embargo, en lugar de persistir
en esta misma interpretación el Estagirita opta por reconsiderar el Ser, entendiendo, en
primer lugar, que éste puede tener múltiples significados.
Aristóteles consideraba que al referirse a las cosas, los seres humanos podían hacerlo
unívocamente (una palabra que tiene un significado para una cosa) o equívocamente
(una palabra que tiene un significado para varias cosas). Ahora bien, es importante
señalar que no se limita a concebir los múltiples significados del Ser como homónimos.
Es decir, como equívocos. Como si fuesen una misma palabra que se refiere a distintas
cosas.
Justificación
El Ser es el asunto clave en la Ontología, que es al mismo tiempo uno de los temas
fundamentales de la Metafísica. Históricamente, su definición puede resultar oscura por
diferentes razones. Al referirse a aspectos totalizadores de la existencia, su correcta
interpretación entraña una importancia esencial para la reflexión filosófica.
Desde los primeros filósofos la idea del Ser está presente. Saber qué es el Ser y
definirlo ha constituido uno de sus motivos principales. No obstante, las primeras
concepciones sobre el Ser, se ubican en polos extremos de interpretación, proclives a las
contradicciones y a las aporías.
También es relevante reconocer cuáles son los elementos que el estagirita asume
como punto de partida para su reflexión. Como es evidente, retoma algunos y les brinda
importantes aportes, mientras que otros son objeto de su crítica. Aclarar estos
elementos, que constituyen el soporte de lo que será su propia doctrina ontológica,
entraña una relevancia capital.
4
Aristóteles. Metafísica. P 162-163-164. Ed. Gredos.
Asimismo, es de interés observar la manera en la que el filósofo armoniza la
multiplicidad de sentidos del Ser y la manera en la que estos fundamentan la reforma
aristotélica, que será la doctrina del ser en cuanto a ser, la base más coherente para la
Ontología y, por tanto, para uno de los temas que constituirán la Metafísica.
Objetivos
Objetivo general
Identificar los elementos de la doctrina del ser en cuanto a ser de Aristóteles que
reforman las concepciones eleática y platónica del ser.
Objetivos específicos
1. Determinar cuáles son los aspectos de las concepciones previas del Ser que son objeto
de crítica en Aristóteles.
3. Analizar los aportes aristotélicos que constituyen su reforma a la concepción del ser en
la Metafísica.
Marco teórico
La reforma aristotélica del ser en cuanto a ser, frente a la tradición filosófica que se
gestó hasta el momento de su vida, es un tema fecundo, sobre el que existen varias
fuentes de investigación y que ha sido objeto de debates y diálogos durante la historia
de la filosofía.
En esta obra, se puede notar que la Ontología ocupa un lugar importante dentro de la
reflexión metafísica del estagirita. La doctrina del ser en cuanto a ser se ubica a la par de
otras tareas de envergadura como la propia investigación de Dios y la substancia
sensible, averiguar las causas y los principios primeros, y examinar la substancia.
Entonces, resulta evidente que, para Aristóteles, la cuestión ontológica del ser en
cuanto a ser no representa un problema menor. Si, de hecho, lo ubica dentro de las
cuatro tareas metafísicas fundamentales y, al mismo tiempo, señala que la Metafísica es
la filosofía primera (para Aristóteles, es superior a las otras dos ciencias teoréticas: la
física y la matemática) porque: “Todas las demás ciencias serán más útiles a los
hombres pero superior a ella (Metafísica) ninguna”.
Por otra parte, el mismo autor profundiza sobre los principios ontológicos
aristotélicos en la Guía de lectura de la Metafísica de Aristóteles. A partir del desarrollo
de estos principios, se aclaran los múltiples significados del ser, que son la base
fundamental de la doctrina del en cuanto a ser y, por tanto, de la reforma que hace
Aristóteles y que se asumirá como el objeto central del presente estudio.
De esta manera, se observa que en esta obra Reale brinda un claro panorama en torno
a la concepción del ser en la época de Aristóteles y, a partir de él, estudia la manera en
la que el filósofo fue desarrollando su propia concepción, desde la crítica y el estudio de
sus predecesores, hasta la formulación de su propia doctrina del ser en cuanto a ser,
pasando por los múltiples significados del ser.
Por otra parte, también recurrimos a la obra del filósofo español Manuel García
Morente. En su obra estudia el aspecto del ser, especialmente el origen de estas
reflexiones, que atribuye a los eleatas. Asimismo, este autor apunta las
caracterizaciones, aciertos y aporías en las que incurren estos filósofos.
En esta misma obra, García señala algunos de los elementos que retoma el
platonismo de la concepción eleática del Ser. Asimismo, aclara las relaciones existentes
entre la ontología aristotélica con la eleática y la platónica; sin dejar de apuntar los
puntos de coincidencia y los aportes propios de Aristóteles.
Bibliografía
Aristóteles (1994), Metafísica. Madrid (España), ed. Gredos.
Aubenque, P. (1974), El problema del Ser en Aristóteles. Madrid (España), ed. Taurus.
Esquema tentativo
1. Introducción al problema del Ser en la filosofía antigua: los presocráticos y la
filosofía de Platón y Aristóteles.
5. Aspectos de sus predecesores que son objeto de crítica por parte de Aristóteles.
5.1. Las críticas de Aristóteles a los eleatas
5.2. Las críticas de Aristóteles a su maestro Platón