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NEGOCIOS CONSCIENTES1
ALBERTO MERLANO 2

AGOSTO 2009

La tesis central de esta conferencia es la imposibilidad de lograr que las empresas


contribuyan en forma desinteresada al desarrollo de la sociedad sin una evolución
del nivel de consciencia de los que tienen a su cargo responsabilidad por el trabajos
de otros, pues el compromiso necesario para proyectar la labor gerencial al
mejoramiento de la condición humana, solo es posible si los gerentes han alcanzado
un nivel evolutivo que les permita experimentar al planeta y a todos los que lo habitan
como parte de sí mismos. Solo de esta manera podrán desarrollar a su máximo nivel
la llamada inteligencia emocional y comprender y usar en profundidad algunas de las
recomendaciones de la moderna teoría administrativa, tales como las planteadas en
el Método Harvard de Negociación, basadas en la diferenciación entre persona y
problema y en el respeto incondicional al ser del otro.

¿QUÉ SON NEGOCIOS CONSCIENTES?

Se llama Negocios Conscientes, empresas comerciales dirigidas por Gerentes que


han alcanzado el nivel de consciencia descrito en el párrafo anterior. Como
consecuencia los negocios dirigidos por este tipo de personas actúan dentro de los
lineamientos de una ética humanista orientándose más hacia el servicio y mirando
las utilidades como una consecuencia de satisfacer adecuadamente las necesidades
de la sociedad, contribuyendo deliberadamente al desarrollo de las personas y a la
sostenibilidad planetaria. Esta definición, me parece coincide con la de los llamados
emprendimientos sociales, organizaciones con ánimo de lucro creadas por personas
con fuertes motivaciones sociales, que ven el dinero como un medio y no como el fin
que motiva la creación de la empresa y que derivan su propia supervivencia
económica de la misma.

1
Este artículo está basado en una conferencia dictada en ACRIP: V encuentro avances 2009
“Gestión Humana, Socio Estratégico del Negocio. También tiene aporte de los siguientes trabajos
del autor: ADMINISTRACION A ESCALA HUMANA publicado en las Memorias del Seminario
Internacional de Gerencia Social, Universidad de La Salle - Bogotá – 1996 y en PRÁCTICAS PARA EL
DESARROLLO DE LA CONSCIENCIA, publicado en la revista Pensamiento & Gestión de la División
de Ciencias Administrativas de la Universidad del Norte en Diciembre del 2004 No. 17.Versión
corregida y aumentada en 2007. Estos artículos pueden ser solicitados por el lector al email
albertomerlano@cable.ne.co.
2
Administrador de Negocios de EAFIT. MBA Universidad del Valle. Consultor en Administración a
Escala Humana con énfasis en Manejo de Conflictos desde el SER. Profesor de las Facultades de
Administración de la Universidad de los Andes de Bogotá, Universidad EAFIT de Medellín,
Universidad Javeriana de Cali y Universidad del Norte de Barranquilla.
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CONTENIDO DEL ARTÍCULO

Para lograr lo anterior se presentará un extracto de los aportes sobre evolución de la


consciencia humana elaborados por la moderna Psicología Transpersonal, un
diagnóstico del estado actual de las empresas desde la perspectiva de su
contribución al desarrollo humano y planetario incluyendo una revisión de las
modernas aproximaciones a la responsabilidad social interna y externa de las
organizaciones. Finalmente se planteará en forma breve un modelo alternativo de lo
que podría ser una administración a escala humana orientada a crear consciencia en
los negocios, enfatizando el papel de las dependencias de Gestión Humana
Corporativa en este proceso.

ETAPAS EN EL DESARROLLO DE LA CONSCIENCIA


HUMANA

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, se entiende por


auto-conSciencia, así con “S” intercalada, “la capacidad de los seres humanos de
verse y reconocerse a sí mismos y de juzgar sobre esa visión y reconocimiento.”
Aparentemente en este planeta, los seres humanos somos los únicos que la hemos
desarrollado.

La Psicología Transpersonal enseña que la auto-consciencia humana admite grados.


El nivel en el que se está, se determina según la forma en que se experimente la
propia identidad; es decir, la respuesta a la pregunta ¿Quién soy? y la que se deriva
de ella ¿A quiénes considero mis iguales? Sin embargo, más que una contestación
basada en la razón, la identidad y la relación con los demás seres humanos y el
entorno cósmico, es algo que se siente en lo profundo del propio ser.

En términos generales se pueden identificar cinco niveles de consciencia, aunque


cada uno de ellos admite subdivisiones.3 Ellos son:

1. Identidad Corporal. Yo soy mi cuerpo y sus emociones. Dificultad de mirar como


pares a otras personas. Cada ser humano es una isla. Se le podría denominar
identidad CORPOCÉNTRICA.

Ver Merlano, Alberto: Etapas en el desarrollo de la consciencia. Artículo inédito, que puede ser
solicitado al email indicado en la nota de pie de página número 1.Los cinco niveles presentados en
este artículo, son un resumen de los que se describen en ese trabajo. Estos a su vez se fundamentan
en los planteamientos de Ken Wilber, posiblemente el teórico más conocido de la Psicología
Transpersonal, principalmente en sus libros Breve Historia de todas las cosas: Editorial Kairós,
Barcelona – 1997 y Diario; Editorial Kairos, Barcelona – 1999.
3

2. Identidad Grupal. Repitiendo una frase atribuida a Jorge Eliécer Gaitán, político
colombiano asesinado en 1948, “Yo no soy un hombre, soy un pueblo.” Soy lo
que mi grupo es. Mis pares son aquellos con los que comparto una identidad
grupal, normalmente vinculada a un territorio, a una cultura, a una clase social
etc. Se le podría denominar identidad ETNOCÉNTRICA y en una etapa más
avanzada dentro del mismo estadio identidad SOCIOCÉNTRICA.

3. Identidad Personal o Egoica . Asociada con los propios pensamientos y las


emociones derivadas de los mismos. Yo soy mis senti-pensamientos. Mis iguales
son los que senti-piensan como yo. Se le podría denominar identidad
EGOCÉNTRICA o EGOICA.

4. Identidad Yoica: Yo soy un centro de consciencia, aquel que siente y piensa. Mis
pares son todos los similares a mí, es decir todas las formas de vida auto-
conscientes. En este caso, todos los seres humanos son mis hermanos y por
ende, todo territorio es mi patria. En términos cristianos equivaldría a la identidad
con el ALMA. Se le podría denominar identidad HUMANOCÉNTRICA aunque
prefiero llamarla identidad YOICA.

5. Identidad Cósmica. Yo soy todo lo que es. El sentido de la propia identidad se


expande abarcando al planeta con todo lo que él contiene, lo inanimado, las
plantas, los animales, los seres humanos, después el universo y finalmente el
substrato del mismo, Dios, el vacío, etc. La conciencia de separación, no se
pierde de forma permanente, pero se reconoce intelectual y emocionalmente, la
vinculación con un todo que trasciende e incluye al individuo. La persona
experimenta como parte de sí, lo que en etapas anteriores de consciencia, veía
como distinto de su si mismo. Se le podría denominar identidad
COSMOCÉNTRICA o más simplemente identidad CÓSMICA.

El paso de etapa a etapa es gradual. En cada una se experimenta el mundo de forma


diferente, aunque podemos tener experiencias cumbre temporales de la consciencia
cósmica, que pueden causar profundas transformaciones espirituales.

Los niveles superiores incorporan a los inferiores, aunque percibidos de un modo


distinto.

A medida que se va evolucionando en consciencia se va migrando del egoísmo al


altruismo, porque la definición de lo que se es, es cada vez más amplia. El
narcisismo, por lo tanto, disminuye en cada etapa, hasta desaparecer en la identidad
cósmica.

Probablemente la humanidad en su conjunto se ubica en el nivel tres, la consciencia


egoica o egocéntrica, con sectores importantes en los niveles dos, de consciencia
grupal y cuatro, de consciencia yoica o humanocéntrica.

Se puede estar por encima o por debajo del promedio de la sociedad en la que se
vive pero, como afirma Ken Wilber, en ambos casos se es un extranjero, alguien que
4

no comparte el nivel promedio de consciencia de la sociedad en la que habita y que


por lo tanto percibe el mundo en una forma diferente al usual.

La espiritualidad está casi siempre relacionada con el quinto nivel de consciencia, en


donde la percepción de la vinculación con una totalidad que nos trasciende e incluye,
puede ser identificada con Dios. Muy pocas personas alcanzan actualmente este
nivel, sin embargo, aunque no corresponda a un estadio de consciencia
colectivamente logrado, es posible acceder a él en forma individual. Muchas
personas, además, han tenido lo que Abraham Maslow, psicólogo humanista ya
fallecido, denomina estado de fusión, en el que se experimenta en forma temporal un
acceso a este nivel de consciencia. La mayor parte de las religiones lo asocian con la
iluminación y ven deseable lograrlo a través de prácticas espirituales.

Las preguntas sobre la identidad normalmente van asociadas a las de destino, ¿Qué
hago aquí? Las respuestas a las mismas dan origen a las religiones, mas no todas
las respuestas son religiosas, ya que éstas pueden conducir a filosofías que no
involucran la creencia en Dios, ni la supervivencia de la auto-consciencia después de
la muerte. Tampoco el estar ubicado en el nivel de conciencia cósmica, conduce de
por sí a la creencia en Dios, pues la forma de interpretar esta experiencia depende
en gran medida del meta paradigma, metafísica básica o cosmovisión que se tenga,
independientemente de que se sea consciente de ellos o no. 4

Las premisas del modelo de economía de mercado basadas en el egoísmo


individual, el instinto competitivo humano y la presunta motivación económica,
revaluadas por la psicología y la biología contemporánea, pero aún en uso, tienen el
problema de inducir una conducta colectiva que dificulta el ascenso a la conciencia
yoica o humanocéntrica. El desarrollo humano, no obstante es inevitable, pues
contrapone en un proceso dialéctico unas necesidades humanas, que aunque
interrelacionadas y cambiantes en la forma en que son concebidas permanecen
iguales en su esencia, con unos satisfactores que dependen de la sociedad en la que
se vive. Por ello se puede afirmar que el progreso humano, entendido por la ONU
desde 1991 como la disponibilidad de medios, o satisfactores, suficientes para dar
respuesta a todas las necesidades humanas, está garantizado por las leyes de la
naturaleza, pero el camino hacia allá aunque seguro, puede ser demorado y
doloroso, como la historia humana parece demostrar.

En el nivel YOICO nos damos cuenta de la unidad del género humano pues, más allá
de grupos de pertenencia y de distintas formas de senti-pensar, somos capaces de
percibir toda forma de vida auto consciente como nuestro hermano. Comenzamos en

4
Por meta paradigma, metafísica básica o cosmovisión, se entiende aquí las creencias de fondo que
afloran cuando los normales acontecimientos del existir nos obligan a buscarle un sentido a la
dualidad inseparable vida-muerte y a los problemas existenciales propios de la naturaleza humana,
con el fin de proporcionarnos un entendimiento tranquilizador y ojalá acorde con la ciencia o la razón,
sobre quiénes somos y qué hacemos aquí.
5

ese momento a abrirnos al siguiente nivel: la consciencia cósmica, percatándonos de


nuestra unidad con todo lo que aparentemente está por fuera de nosotros porque
forma parte de nosotros. De esta consciencia cósmica surge el amor y la compasión
por todo lo que existe. Nos damos cuenta entonces, a nivel no sólo intelectual sino
emocional, de que todo está interrelacionado con todo. Nuestro pensamiento se
vuelve sistémico de forma natural y nuestro amor se extiende sin fronteras a todos
los seres.

Tener empatía es sentir como propio el dolor de los demás. De ahí la necesidad de
hacer algo para calmar su sufrimiento: Si ellos sufren también yo sufro, si su
sufrimiento se calma, también el mío lo hará. No tenemos que hacer grandes cosas
para ayudar, sino más bien encontrar quiénes somos y servir a los demás en el
escenario y en las circunstancias que la vida nos haya colocado. Estar allí puede ser
suficiente.

En mi trabajo como docente en Administración, me percato que muchas de las cosas


que recomiendo como prácticas administrativas sanas no son comprensibles ni
practicables sino a partir de un nivel mínimo de consciencia YOICA. Por ejemplo, la
responsabilidad social denominada filantrópica, nace del sentir a los demás como
parte de un conjunto al que se pertenece, la HUMANIDAD, y cuyo sufrimiento se
experimenta como propio, siendo necesario hacer algo para remediarlo. De igual
manera, el llamado Método Harvard de Negociación, en el que se recomienda
separar a las personas del problema y abrirnos a la verdad y al ser del otro, es
factible sólo en la medida en que no se confundan los senti-pensamientos de la
contraparte con su persona; es decir, desde el nivel de consciencia cuatro, pues
desde el tres, de identidad con los propios senti-pensamientos, ni siquiera se es
capaz de entender la recomendación, ya que en ese estadio la persona y sus senti-
pensamientos no son separables. Lo mismo sucede con las características
asociadas con la llamada inteligencia emocional, pues el reconocimiento y manejo de
las propias emociones exige poder tomar distancia de ellas, algo que solo es posible
a partir del nivel de consciencia yoica.

Obviamente una empresa consciente implica que los que la dirigen estén ubicados
en ese nivel de consciencia, aunque es posible como estamos viendo en la práctica
actual de la responsabilidad social y la certificación en Derechos Humanos, que se
establezcan prácticas correspondientes a este nivel, motivados no por el sentido de
unidad con toda la humanidad sino por la obtención de ventajas comerciales
derivadas de una imagen corporativa asociada con la responsabilidad social interna y
externa o por la necesidad de exportar.
5
¿Cómo se puede acceder o fortalecer el nivel de consciencia cuatro?
5
En mis seminarios insisto en la necesidad, de desarrollar una filosofía existencial, ajustada a la
ciencia y/o a la razón, que le dé propósito a la propia vida. Dado el público al que está dirigido este
artículo, muy variado en cuanto a creencias, no se adopta en el mismo una respuesta espiritual a las
preguntas sobre IDENTIDAD y DESTINO, aunque tampoco se niega. Por la misma razón aunque las
prácticas recomendadas son también útiles para desarrollar el nivel de consciencia cinco, se
concentran sólo en el nivel cuatro. El nivel cinco, supone trascender la identidad separada propia del
6

Una enseñanza no desarrolla toda su fuerza transformadora hasta el momento en


que es aplicada. Para cambiar no basta tener buenas herramientas, es necesario
que el usuario potencial quiera usarlas. Sin una práctica integral no podremos asumir
control consciente de nuestro propio desarrollo.

Todos crecemos en consciencia, hagamos o no algo al respecto, pero el desarrollo


de la misma puede ser más rápido, si ayudamos a que esto sea así. Espero que la
lectura de este artículo ayude a quienes lo hagan, a tomar la decisión de trabajar en
forma más consciente en su evolución como seres humanos. Si tal cosa hacen,
serán también mejores gerentes.

Si queremos desligarnos del proceso evolutivo dentro de la sociedad en la que


estamos hay que desarrollar una disciplina personal que, en mi opinión, debe tener
las siguientes características:

1. El fortalecimiento del YO, entendido como suma instancia psíquica de la


personalidad humana en su actual estado de desarrollo, también denominado YO
TESTIGO.

2. El mejoramiento del pensamiento, tanto el racional como el creativo, y de los


sentimientos que son la respuesta corporal a ellos. La unión es lo que denomino
senti-pensamientos, pues no pueden existir sentimientos sin una previa
representación mental que los originen.

3. La acción coherente, que viene a ser consecuencia del alineamiento de la


voluntad con los senti-pensamientos.

Para lograr lo anterior se plantean siete prácticas; ellas son:

1. Centrarse.
2. Concentrarse en el momento presente.
3. Observar sin juzgar.
4. Dialogar con uno mismo.
5. Desapegarse de resultados
6. Replantear los contradictores como maestros y
7. Aceptar y dejar ir.

Estas prácticas están interrelacionadas, lo cual implica que el fortalecimiento o


debilitamiento de cualquiera de ellas incide en las demás. La uno (1), la dos (2) y la
tres (3) se relacionan con el desarrollo del YO, la cuatro (4) con los senti-

nivel cuatro; estamos no obstante, “condenados” a evolucionar desde el nivel de consciencia que
tengamos, no podemos saltarnos etapas, aunque podemos acortarlas. En ese sentido lo que se
propone en este trabajo se puede considerar como un paso en la dirección correcta: el logro de la
consciencia cósmica.
7

pensamientos buscando mejorar nuestros procesos mentales racionales y creativos,


y la cinco (5), la seis (6) y la siete (7) con la acción coherente. 6

A medida que avanzamos con estas prácticas, evolucionamos hacia una mayor
madurez producto de la evolución de la consciencia y nos sentimos más tranquilos
frente a nosotros mismos y a los demás, más sanos mental y hasta físicamente.
Podemos desidentificarnos de nuestros senti-pensamientos y verlos desde afuera,
cesando nuestra fijación a ellos. Adquirimos también un gran poder de auto-
transformación, porque al tomar distancia de nuestros senti-pensamientos, los
podemos manejar en forma más consciente.

Desarrollar la capacidad de ocupar la posición del Testigo, o Yo que observa, es la


forma más rápida de aprender a ser consciente. Esta es una meta desafiante para el
actual estadio evolutivo de la humanidad, de modo que es útil recordar las palabras de
Einstein, citado por Joan Borysenko “Nadie puede lograr el objetivo del propio
desarrollo a cabalidad pero el esfuerzo por alcanzarlo es, en sí mismo, una parte de la
liberación y un fundamento de la seguridad interior.”

ADMINISTRACION A ESCALA HUMANA

La visión humanista de la administración, heredera del pensamiento de los antiguos


griegos busca hacer del hombre el centro consciente de las actividades de la sociedad.

La sociedad y las empresas existen para el hombre. Lo anterior no es la manifestación


de un deseo, de un buen propósito que debe ponerse en práctica; según los
humanistas, es una realidad. Cuando en el siglo pasado, en la década del 60, Peter F.
Drucker, uno de los pensadores que más influencia tuvo sobre la teoría administrativa
en el siglo XX, produjo la revolución del mercadeo con su afirmación de que las
empresas existían para satisfacer las necesidades humanas no inventó nada;
simplemente descubrió lo que existía desde siempre aunque pocos se hubiesen
percatado de ello. Al probar que las empresas sólo pueden ser definidas en función del
cliente, inició un cambio cuyos efectos perduran hoy día en la orientación hacia el
mercado y en la responsabilidad social.

Existe una única naturaleza humana y es posible describirla en forma objetiva. La


esencia de la naturaleza humana es la auto-conciencia y todo lo que de ella se deriva
como consecuencia de poder pensar y superar el determinismo de los instintos,
mediante la voluntad. Si este postulado del humanismo es cierto, se pueden diseñar
sociedades y organizaciones orientadas conscientemente a satisfacer necesidades
humanas; si no lo es, el humanismo carece de sentido.
6
Para obtener una mayor información sobre estas prácticas, los interesados pueden comunicarse con
el autor al e-mail señalado en la nota de pie de página 1, solicitándole el artículo Prácticas para
desarrollar la auto-consciencia.
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El hombre no es un medio, ni como consumidor ni como trabajador. El fin,


generalmente inconsciente, de la sociedad y sus instituciones es, como lo señala
Drucker, satisfacer las necesidades humanas.

Es inevitable que la sociedad permanentemente esté en proceso de cambio como


producto de la tensión entre las necesidades humanas, conscientes o inconscientes, y
los medios proporcionados por la sociedad para satisfacerlas. La historia de la
humanidad es la historia del ajuste paulatino de la sociedad a las necesidades del
hombre.

Dentro de la visión de una administración centrada en la satisfacción de las


necesidades humanas, ser comerciante o ser trabajador social es más o menos la
misma cosa. Ambos están en el "negocio" de los satisfactores de las motivaciones del
hombre. La sociedad necesita bienes y servicios. Alguien tiene que encargarse de esta
tarea y debe hacerlo lo mejor que pueda y al menor costo posible. El "descubrimiento"
de la responsabilidad social de las empresas, es el redescubrimiento de la razón de ser
de las mismas. Cada quien según su vocación y aptitudes, se gana la vida sirviendo
a otros; por ejemplo, vendiendo, promoviendo el desarrollo humano, fabricando
automóviles, etc. Se debe adquirir conciencia de que la sociedad capitalista permite la
actividad empresarial privada porque la considera el mejor sistema para satisfacer las
necesidades de productos y servicios de la comunidad. La utilidad es el premio que
obtiene el empresario por hacer las cosas bien. Debe servir para garantizar la
supervivencia y el desarrollo del negocio y recompensar los factores de producción por
el riesgo asumido, pero aunque la utilidad sea el fin básico de algunos empresarios,
para la sociedad el fin primario no es lo que ellos ganan, sino lo que hacen, lo que
entregan a otros a cambio del dinero que de ellos reciben.

James Collins y Jerry Porras en su libro Empresas que perduran 7 establecen que
“al contrario de lo que sostiene la doctrina de las facultades de administración de
negocios, maximizar la riqueza de los accionistas o maximizar utilidades no ha sido
la fuerza impulsadora dominante ni el objetivo primario en la historia de las
compañías visionarias. Estas persiguen un grupo de objetivos, de los cuales hacer
dinero es sólo uno, y no necesariamente el principal. Buscan utilidades, sí, pero las
guía igualmente una ideología básica – los valores básicos, el sentido de propósito
más allá de sólo ganar dinero. Sin embargo, paradójicamente ganan más que las
compañías motivadas únicamente por el ánimo de lucro.”. Ello implica que es la
concentración en las necesidades, la pasión por el servicio, el motor de las
ganancias, y que la dedicación sólo a las mismas, como ya había señalado Peter F.
Drucker, puede paradójicamente disminuirlas por apartar el centro de atención de lo
que las produce.

Hay que retomar la misión de la organización y mirar cuál es su contribución social.


¿Qué pasaría si nuestra empresa dejara de existir? ¿Quiénes serían los dolientes?
Debemos hacer un balance social de activos y pasivos, en donde los impuestos que
7
Empresas que Perduran. Collins James C., Porras Jerry I. Grupo Editorial Norma, 1995
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pagamos formen parte del activo, y la contaminación y otros efectos colaterales


negativos de la actividad empresarial, lo haga del pasivo, igual que las neurosis
generadas por culturas administrativas enfermas. Las empresas tienen costos sociales.
Hay un pasivo social, que hay que hacer el esfuerzo de disminuir, ojalá llevar a cero.

Estamos observando que una nueva conciencia ética, que tiene que ver con una
administración centrada en el hombre, comienza a guiar las acciones de algunas
empresas y se está convirtiendo en exigencia que la sociedad hace a los dueños de
organizaciones comerciales. En algún momento del futuro el balance financiero será
un apéndice del balance social. Dentro de esta nueva ética, el trabajo dejará de ser
considerado una mercancía sometida a las leyes de la oferta y la demanda y será
concebido primariamente como un medio de auto-realización. Las concepciones de F.
Herzberg relacionadas con el enriquecimiento técnico del trabajo, y con el uso de
mecanismos de participación, facilitarán que se le encuentre sentido a la vida mediante
la realización de tareas que hagan pleno uso de las capacidades humanas,
satisfaciendo la innata necesidad de trascendencia de los seres humanos
encontrándole parte del sentido de sus vidas en la contribución consciente al bienestar
de los demás.

La Ecología se puede entender como la unión de uno con lo que está por fuera de uno,
porque es parte de uno. Predecimos que la nueva ética que sustituirá a la del
crecimiento y del consumo, tendrá una visión ecológica convirtiéndose en la versión
occidental de la unión con Dios del budismo y el hinduismo advaita. El desarrollo tiene
que ver con las personas, no con las cosas. El consumismo, la gran religión
contemporánea, según Jordi Pigem, con sacerdotes que bendicen el deterioro del
planeta en los altares de la codicia y millones de fieles que buscan el sentido de la vida
mediante la adquisición de bienes y servicios, cederá el turno a un modo de vida en
donde cosas y procesos se pongan conscientemente al servicio del hombre.

La misión empresarial se vinculará cada vez más al compromiso con lo humano, con la
satisfacción de sus necesidades, y no sólo con la utilidad que ese compromiso produce.
De esto ya tenemos anticipos en el momento actual. En vez de escuchar discursos,
como hace varios años, centrados en la aplicación de tecnologías administrativas, la
mayoría de ellos tiene que ver no con el cómo hacer las cosas, sino con el qué hacer y
con los principios y valores que están tras la gestión administrativa. Cada vez se
acercan más estas intervenciones a discursos éticos promotores de una empresa
hecha a escala humana, que a disquisiciones sobre formas sofisticadas de continuar
manipulando a las personas. Términos como ética, valores, principios etc. son cada vez
más comunes en la jerga administrativa.

En el mundo de hoy todavía estamos muy lejos de tener empresas orientadas


conscientemente hacia el hombre. Podemos experimentar cierto pesimismo cuando
miramos el camino que hace falta por recorrer, pero es posible llenarse también de
complacencia cuando se observa lo que ya hemos andado. Para muchos Gerentes
las técnicas modernas de Administración de Personal tales como motivación,
comunicación, liderazgo, calidad total, etc., no dejan de ser medios para obtener
mayor productividad del personal. Simplemente, como ya no es posible utilizar
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sistemas antiguos de administración, porque la gente no soporta el maltrato y las


leyes laborales y el comercio internacional, complican la toma de decisiones que
violen derechos humanos, no se tiene más remedio que "profesionalizar" el manejo
del personal, empleando, con la ayuda de psicólogos, sociólogos, trabajadores
sociales y, en general, de especialistas en conducta humana, medios más
sofisticados para lograr que la gente disminuya la resistencia a hacer su trabajo.
Pero, aun así, representa un avance el hecho de que algunos empresarios empiecen
a preocuparse por los derechos humanos y la responsabilidad social interna y
externa de las empresas. La administración humanista tendrá, no obstante, real
vigencia en el mundo de los negocios, cuando las "técnicas de manejo de personal"
se conviertan en un fin en sí mismas y dejen de ser solamente medios para obtener
una mayor productividad. Esto aparentemente solo se logrará cuando gerentes
evolucionados en consciencia, puedan percibir a los demás como partes de sí
mismos, accediendo al nivel de consciencia que hemos llamado
HUMANOCÉNTRICO o YOICO.

La modificación de la mentalidad empresarial es fundamentalmente un problema ético.


Basados en nuestro conocimiento acerca de la naturaleza humana tenemos que
modificar nuestra concepción acerca de los fines de la sociedad y sus organizaciones.
Justificar los cambios que hay que realizar en lo que a lo humano toca, aduciendo que
así se aumentará la productividad o se mejorará la imagen pública de las empresas, es
sintomático de confusión entre fines y medios. No hay necesaria contradicción entre
actuar con el hombre según las exigencias de su naturaleza, buscando su permanente
desarrollo y obtener como contraprestación un incremento en la productividad o la
mejora en las utilidades vía mejoramiento de la imagen corporativa, pero hacerlo
únicamente por estas razones indica que no hemos evolucionado lo suficiente para
contemplar a los seres humanos no como medios sino como fines de todas las
actividades de la sociedad en general y de las empresas en particular, siendo su
desarrollo como individuo o como miembro de la especie el propósito consciente o
inconsciente de la misma. Necesitamos por ello, insistimos, una ética centrada en el
hombre que sirva de riguroso y creativo marco de referencia a las actividades de la
sociedad y de sus instituciones, ética que no aceptemos que se viole, con el pretexto de
lograr mejores resultados económicos. Es necesario hacer conscientemente del
hombre el fin y, de la sociedad y sus instituciones el medio para satisfacer en forma
integral sus necesidades.

Se está produciendo afortunadamente, una evolución en la consciencia de la sociedad.


Esta empieza a salirse del condicionamiento cultural que originó que los medios se
convirtieran en fines. Se están escapando de la trampa de dar más para ganar más,
aunque en muchos casos éste puede ser el paradójico resultado. Algunos empresarios
se empiezan a dar cuenta de que pueden tener demasiado y, que compartir, aunque
implique tener menos, puede hacer de su vida una vida más plenamente vivida,
haciéndolo en función de unos principios y de unos valores que no parecía probable
que renacieran en esta sociedad neoliberal, post-marxista, de globalización y
capitalismo salvaje.
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La caída del comunismo por ineficiente e inhumano ha dado fuerza a la idea de que las
leyes del mercado son el sustituto de las leyes morales y que ajustándonos a ellas
podremos vivir en el paraíso de la abundancia, basado en el egoísmo individual y en la
mano invisible de Adam Smith, en donde cada quien, buscando la maximización de su
propia utilidad económica, optimiza el beneficio social. Aunque la mano invisible
operase, asunto dudoso como lo evidencia la pobreza colectiva actual, repugna a seres
humanos sensibles que el bienestar colectivo sea producto del egoísmo individual. Los
niveles de conciencia a los que estamos llegando, impedirán manejar la sociedad y la
economía basadas en la norma de la supervivencia de los más aptos económicamente.
Llegará el momento en que la economía retorne al cauce y se rija no sólo por las leyes
de la oferta y la demanda, sino por las que surjan de la naturaleza humana. La crisis
mundial del capitalismo que hoy vivimos es posiblemente la expresión más contundente
de lo urgente que es una rectificación del camino.

Como ejemplo para seguir, como paradigma social, así como en el pasado fueron en
una época los sacerdotes y en otra los militares, hoy lo son los hombres de negocios.
Estos últimos comparados popularmente con el tiburón voraz, dispuesto a comerse a
los demás, obsesivamente preocupados por el dinero, usando a las personas, clientes
y trabajadores, como medios para conseguirlo, que piensan que algo es bueno si es
bueno para los negocios y para quienes las relaciones humanas carecen de valor
intrínseco, teniendo sólo significado en cuanto a medio para ganar y retener clientela
que favorezca los intereses comerciales del negocio. El empresario comienza a ser
visto como alguien que fundamentalmente tiene una misión social que cumplir
orientada al suministro efectivo y eficiente de los productos y servicios que la
comunidad necesita, dentro de estándares de calidad determinados por ésta. Muchos
empresarios contemporáneos, que me honro en conocer, tienen esta visión de su tarea.

Uno de los esfuerzos más exitosos por diseñar un modelo de economía centrado en el
hombre, se lo debemos a Manfred Max-Neef, Economista chileno ganador en l983 del
premio alternativo de economía por sus aportes innovadores en este campo. Otro signo
alentador es que la Organización de las Naciones Unidas a partir de l990, abandonase
como criterio único para medir el desarrollo de los países, los indicadores económicos y
comenzase a introducir indicadores de desarrollo humano. Todo esto apunta hacia una
consideración integral del desarrollo reconociendo que el hombre sólo vive de pan
cuando no tiene pan, y que la finalidad de la sociedad y sus instituciones es satisfacer
la totalidad de las necesidades humanas, no sólo las económicas.

Nuestra esperanza de tener organizaciones más conscientemente centradas en el


bienestar de la sociedad, exige que trabajemos por seleccionar y propiciar el desarrollo
de personas capaces de lograr fines empresariales dentro de las restricciones que
impone nuestra propia humanidad. En un mundo de organizaciones como el de hoy, el
desarrollo se produce fundamentalmente en las empresas, a ellas dedicamos la mayor
parte de nuestra vida. Todo lo que hagamos por aprovechar las experiencias que se
viven a través de ellas, para crecer como individuos y miembros del género humano, es
un esfuerzo que bien vale la pena hacer.
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La mayoría de las fantasías del futuro que nos presentan la literatura, la televisión y el
cine, muestran una tecnología que evoluciona hacia más y mejores cosas, manejada
por el mismo hombre de siempre, incluso uno que ha retrocedido en conciencia y sigue
matando a sus semejantes, con placer o indiferencia, de manera más sofisticada.
La verdad parece estar más del lado de un futuro con menos tecnologías y con
más evolución por parte del hombre, capaz en ese entonces, de hacer por sí mismo
gran parte de lo que las máquinas hacen hoy por él y de percibir con mayor
claridad, y por lo tanto, crear una sociedad a escala humana.

Necesitamos nuevas utopías. Los humanos no podemos vivir sin ellas. El comunismo
representó la última que tuvimos, la de la colaboración entre los hombres donde el
trabajo predominaba sobre el capital y lo vivo sobre lo inerte. Esta utopía
infortunadamente degeneró, como ya se ha indicado, en el sistema político-
administrativo más coercitivo, más restrictivo de la libertad individual, que ele siglo
hubiese conocido; sin embargo, no estamos, como creen algunos, al fin de la historia;
ésta apenas comienza.

Cada vez iniciamos un milenio, consideramos estar en la cresta de los logros y que sólo
nos queda mantener lo obtenido. Lord Kelvin, matemático y físico inglés, al terminar el
siglo XIX anunciaba pomposamente que lo único que le faltaba a la física era completar
unos cuantos decimales. En 1905 apareció la teoría de la relatividad y en la década del
veinte la Física Cuántica. Ambas revolucionaron la física de Newton. Hoy en día nos
encontramos con una física en donde materia, energía, mente y conciencia, parecen
estar indisolublemente unidas.

El hombre no ha concluido su proceso de evolución. A principios del siglo XXI estamos


presenciando una ampliación de la conciencia individual y social, en la que empezamos
a percibir con mayor claridad nuestra relación con el todo.

Nuestros sucesores tendrán oportunidad de vivir mejor que nosotros, no


necesariamente porque vayan a disfrutar de productos y servicios de mayor calidad que
los nuestros, sino porque tendrán mayores posibilidades de SER, actualizando, más de
lo que ha podido hacer nuestra generación, el potencial humano que en ellos existe.
Esto será posible porque la sociedad futura continuará en su proceso de darse cuenta
de que el logro del bienestar humano debe ser su fin consciente, encaminándose en
forma más productiva, hacia el logro del desarrollo humano.

La administración evolucionará y hará factible redefinir su finalidad: crear y manejar los


medios capaces de favorecer el bienestar y la auto-realización humana. Esta evolución
será producto de una nueva definición de objetivos, producida por la emergencia del
sentimiento de unidad con todo lo existente. En ese entonces, el dolor ajeno nos será
tan insoportable que no podremos vivir en paz hasta eliminarlo. Llegará el momento en
que verdaderamente sintamos que somos uno con todos los demás hombres,
pasajeros de la nave espacial tierra; hijos de la misma madre, que compartimos no sólo
el mismo aire sino la misma humanidad.
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Crecimiento con satisfacción integral de las necesidades, es el nombre del juego. Los
problemas son su alimento. A mayor desafío, mayor desarrollo. La antítesis del
crecimiento es la parálisis propia de la muerte. La potencialidad humana es ilimitada;
las limitaciones son resultados de decisiones inconscientes. En un nivel profundo de
nosotros mismos, elegimos ser lo que somos. Creamos la realidad en la que vivimos
con nuestros pensamientos. Nos hemos acostumbrado, debido al condicionamiento
social, a volver el logro material el fin terminal de la vida. Debemos cambiarlo por la
obtención de la auto-realización, concebida como llegar a ser lo que potencialmente
somos. Somos parte del universo y podemos, como nos recomienda Manfred Max-
Neef, derivar en estado de alerta, lo que no es lo mismo que dejarse llevar por la
corriente. Concentrémonos más en el viaje y menos en el sitio al que queremos ir.

Estamos iniciando el siglo XXI. Los siguientes años nos permitirán ver si las nuevas
fuerzas que la ciencia, la filosofía y la religión han desatado, son suficientes para
producir un cambio social y organizacional importante o, si por el contrario, se
extinguirán. No obstante los planteamientos presentados en este artículo, basados en
una visión prospectiva del mundo que parece emerger de la posible ruptura
paradigmática producida por la ciencia contemporánea y por una ética centrada en el
hombre, nos permite ser razonablemente optimista

EL PAPEL DE LOS DIRECTORES DE GESTIÓN HUMANA


EN EL PROCESO DE EVOLUCIONAR HACIA NEGOCIOS
CONSCIENTES.

El área de Gestión Humana ha sufrido una transformación en los últimos años debido
a la contratación de lo que antes eran funciones directas y la disminución del
protagonismo de los sindicatos, que en muchos casos representaba la función más
importante de las dependencias de Gestión Humana.

Es muy posible que como lo revelan las encuestas salariales, la remuneración de los
funcionarios del área de Gestión Humana continúe siendo inferior a los de Finanzas,
Mercadeo y Operaciones, posiblemente por aquello de que la función no es
catalogada como perteneciente al “core” del negocio.

Información citada por Elvira Salgado, profesora de la Facultad de Administración de


la Universidad de los Andes 8, indica por otra parte que la función Gestión Humana en
general está ubicada en el tercer nivel. Igualmente señala que de 100 corporaciones
más grandes de Estados Unidos, según Fortune, sólo el 50% de los responsables de
la función Gestión Humana reportan al presidente de la Empresa y que no hay
ningún Presidente en ese grupo, que provenga del área de Personal.

La idea de que Gestión Humana somos todos, aunque válida, esconde muchas
veces una asimilación corporativa no realista, de la función, que presume que lo que
es función de todos no debe ser función específica de nadie, pero que oculta el
8
Monografía No.91. Facultad de Administración.
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hecho de que la función Gestión Humana aún no ha permeado lo suficiente la cultura


organizacional como para permitir desenfatizar el papel de la persona encargada de
representarla.

Una investigación realizada por Camilo Dávila de la Facultad de Administración de la


Universidad de los Andes en el año 2004, no publicada, interrogando a consultores
en ese campo en Colombia arrojó, entre otras, opiniones como las siguientes:

 No es común encontrar personajes de Recursos Humanos, incluso en empresas


grandes y multinacionales, que sean buenos interlocutores de la gerencia en
temas de cambio organizacional. Tienen dificultades para entender entender el
negocio integral.

 La alta gerencia no entiende el rol de Gestión Humana y las personas


encargadas del área no lo saben vender.

 Las personas de Gestión Humana son llamadas puntualmente pero no se


comparte con ellos la alta dirección ni la toma de decisiones.

 Los funcionarios de Gestión Humana son entrenadas dentro de un marco de


referencia laboralista. No ha existido claridad sobre el perfil que debe tener:
abogado, psicólogo, administrador, etc. Se conciben en un rol operativo, no
estratégico.

Una posibilidad que planteo es la de redefinir el rol de Gestión Humana, teniendo


como vínculo lo humano, buscando la integración entre el hombre y la empresa y
entre este y la sociedad. Esto se puede facilitar si recordamos que podemos definir a
la administración como un arte humanístico, cuya finalidad es lograr objetivos
predeterminados mediante la colaboración de otros.

El rol de la Gestión Humana es el de consultor interno. Se convierte en socio del


negocio cuando la Junta Directiva lo consulta y lo ve como un par. Para Becker y
Huselid en 1999 citado también por Elvira Salgado en la monografía señalada
“Gestión Humana debe modificar su actuar como experto administrativo que realiza
labores operativas rutinarias por el de área estratégica cuya actividad cotidiana está
asociada a la solución de los problemas críticos de la organización.”

Gestión Humana enfrenta desafíos en este momento que pueden facilitar la


transición hacia el modelo planteado; entre ellos los siguientes:

1. Reconocimiento universal de la buena gestión de personal como una ventaja


competitiva. En particular el hecho de que más allá de las declaraciones de la
empresa de lo importante que es el área de Gestión Humana para ellas y del
contenido de sus políticas de Personal, lo más importante es la coherencia entre
pensamiento, palabra y obra pues sin ella, como lo evidenció la investigación de
Collins y Porras plasmada en el libro Empresa que perduran citado anteriormente,
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no hay resultados. Collins encontró en 1995, según referencia de Elvira Salgado


en la monografía referenciada en la nota de pie de página No. 8, que en las
diecisiete empresas mejor manejadas en Estados Unidos, una de las
características es la importancia que le confieren a las políticas de gestión
humana y a la integración de estos aspectos con otros de la organización.

2. Incremento del nivel de consciencia de la sociedad y de las exigencias de


responsabilidad social a las empresas.

3. Posible necesidad a mediano plazo, de ser certificados en derechos humanos


para poder exportar, fenómeno que ya se da en los sectores carbonífero y
floricultor de Colombia.

Dentro de este enfoque las siguientes las tareas de Gestión Humana serían las
siguientes:

1. Administración de Personal

 Relaciones Laborales
 Selección / Evaluación de Personal
 Administración de la Compensación
 Salud Ocupacional
 Administración de los Servicios de Salud y Pensiones
 Capacitación
 Nómina
 Administración de Contratistas de Personal
 Atención a Jubilados, etc.

2. Desarrollo Organizacional

 Estructura
 Administración de la Cultura Organizacional
 Administración del Cambio
 Indicadores de Desempeño
 Medición clima Laboral
 Planeación de Carrera y Desarrollo del Talento Humano, etc.

3. Veeduría Ética

 Códigos de Buen Gobierno Corporativo


 Código de Ética.
 Veeduría Laboral.

4. Comunicaciones Internas.
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5. Relaciones con el entorno.

 Relaciones de cooperación y asistencia con la comunidad.


 Desarrollo sostenible/ Medio Ambiente.
 Balance Social.
 Seguridad de personas.

En mi visión, idealmente todas estas funciones deberían estar a cargo de un


Vicepresidente de Gestión Humana, sin embargo la tendencia general es fraccionar
la responsabilidad interna, es decir el manejo del personal, de la responsabilidad
social externa. Hacerlo según el modelo propuesto equivaldría a concentrar en un
solo funcionario especializado en la gente todo lo relacionado con la responsabilidad
social empresarial, lo que se traduciría en mi opinión en una mayor efectividad de la
función y acabaría de una vez por todas con la crítica de la falta de visión corporativa
de los encargados de Gestión Humana ¿Cómo van a tenerla si por las funciones y
estructura de su cargo no participan en las decisiones ejecutivas?

Para lograr un cambio hay que modificar la actitud acerca de la gestión humana de la
Gerencia de las Empresas y desarrollar mecanismos de implementación a nivel
organizacional. Lo más importante, sin embargo, es transformar la forma de ver su
oficio de las personas actualmente a cargo de la Gestión Humana en las
organizaciones.

Una sensación común en las personas encargadas del área de Gestión Humana es
la de inferioridad corporativa No pertenecemos al “core” del negocio unida al deseo
de buscar una manera de formar parte de él. En esencia una crisis de identidad
¿Quiénes somos? unida a otra de destino ¿Qué hacemos en la Empresa? ¿Hacia
dónde vamos?

Pienso que esta crisis de identidad y destino del área de Gestión Humana en las
organizaciones es debida en gran medida a la incapacidad de los que la manejan
para trabajar en su propia evolución como seres humanos y desarrollar una filosofía
empresarial que vea a la empresa como un medio para promover el desarrollo
humano tanto al interior como al exterior de la misma.

Creo tener autoridad moral para decir lo anterior, pues siempre he sido un hombre de
Gestión Humana como profesor, consultor, vicepresidente de esa área durante doce
años continuos en ECOPETROL, Gerente de la Empresa de Acueductos de Bogotá,
escritor y conferencista de este tema. Hablo entonces, a mis similares, a mis
hermanos, a mis pares, desde mis limitaciones, desde mis desafíos, desde mis
éxitos, pero también desde mis fracasos.

Nos ha faltado definir mejor nuestra identidad profesional, desarrollar valores propios
del área que reflejen una filosofía de desarrollo de las organizaciones que las ponga
al servicio consciente de la sociedad, por el contrario nos hemos apropiado de los
propósitos fundamentalmente financieros de las empresas comerciales y hemos
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tendido a ver en forma reduccionista sus propósitos sociales, solo desde la


perspectiva de los dueños, percibiendo las personas como medios, no como fines.

No poseemos modelos normativos sobre la forma en la que debemos llevar a cabo


nuestra tarea. Sólo recientemente nos hemos empezado a apropiar de la vieja idea
de que no hay contradicción fundamental entre perseguir nuestros ideales de
integración entre las personas y las empresas y entre estas y la sociedad y la
obtención de excelentes niveles de utilidad.

Tenemos que crecer en consciencia, primero en lo individual, antes de inducir al


crecimiento en la misma dimensión a las otras personas que comparten con nosotros
la tarea de dirección de las organizaciones, pues nadie da lo que no tiene. Si no nos
tomamos en serio la tarea de propiciar nuestro propio proceso evolutivo, no podremos
promover en forma inteligente la evolución de las empresas de las que formamos parte.
Trabajar en la dirección de nuestro crecimiento es una obligación esencial si deseamos
tener un sistema social y económico que haga cada vez más del hombre, el centro
consciente de sus actividades.

Igualmente hemos de fortalecer nuestra posición filosófica sobre el papel de las


organizaciones en el desarrollo de las personas y de las sociedades, si deseamos
manejar mejor nuestro rol estratégico de consultor interno.

Por otra parte Gestión Humana, como he sostenido, debe integrar la visión interna
con la visión externa de la responsabilidad social. Mientras nos mantengamos
únicamente volcados hacia adentro no seremos capaces de mirar corporativamente
nuestra función ni tendremos acceso a la toma de decisiones que tienen que ver con
el “core” del negocio. Requerimos estar ubicados en el segundo nivel de la
organización y esto se logrará si nos apropiamos de la dimensión humana de la
empresa siendo sus representantes, lo cual incluye no solo las funciones típicamente
asociadas con la administración de personal, sino también las de Desarrollo
Organizacional, Relaciones con la Comunidad, Certificación en Derechos Humanos,
Códigos de buen Gobierno Corporativo, veeduría ética, etc. ya mencionadas en el
modelo propuesto.

Estos planteamientos pueden ser percibidos como utópicos y posiblemente lo sean,


pero la utopía debe ser entendida no como lo que no puede ser, sino como aquello
que aunque aún no es, puede llegar a ser.

Soy optimista pues he vivido afortunadamente lo suficiente para ver realizados algunos
sueños que eran percibidos como utopías hace algunos años. En ese sentido creo, con
grandes transformadores de la historia humana, que las utopías siempre se quedan
cortas al compararlas con las realidades que impulsan a crear. Ellas sirven como faros
móviles, que guían nuestro caminar en búsqueda de un futuro mejor en términos de
crecimiento individual y colectivo de los seres humanos. Por ello los invito a soñar
conmigo y a seguir trabajando por unas organizaciones cada vez más conscientes de
su papel protagónico en el desarrollo de la sociedad.

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