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NEGOCIOS CONSCIENTES1
ALBERTO MERLANO 2
AGOSTO 2009
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Este artículo está basado en una conferencia dictada en ACRIP: V encuentro avances 2009
“Gestión Humana, Socio Estratégico del Negocio. También tiene aporte de los siguientes trabajos
del autor: ADMINISTRACION A ESCALA HUMANA publicado en las Memorias del Seminario
Internacional de Gerencia Social, Universidad de La Salle - Bogotá – 1996 y en PRÁCTICAS PARA EL
DESARROLLO DE LA CONSCIENCIA, publicado en la revista Pensamiento & Gestión de la División
de Ciencias Administrativas de la Universidad del Norte en Diciembre del 2004 No. 17.Versión
corregida y aumentada en 2007. Estos artículos pueden ser solicitados por el lector al email
albertomerlano@cable.ne.co.
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Administrador de Negocios de EAFIT. MBA Universidad del Valle. Consultor en Administración a
Escala Humana con énfasis en Manejo de Conflictos desde el SER. Profesor de las Facultades de
Administración de la Universidad de los Andes de Bogotá, Universidad EAFIT de Medellín,
Universidad Javeriana de Cali y Universidad del Norte de Barranquilla.
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Ver Merlano, Alberto: Etapas en el desarrollo de la consciencia. Artículo inédito, que puede ser
solicitado al email indicado en la nota de pie de página número 1.Los cinco niveles presentados en
este artículo, son un resumen de los que se describen en ese trabajo. Estos a su vez se fundamentan
en los planteamientos de Ken Wilber, posiblemente el teórico más conocido de la Psicología
Transpersonal, principalmente en sus libros Breve Historia de todas las cosas: Editorial Kairós,
Barcelona – 1997 y Diario; Editorial Kairos, Barcelona – 1999.
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2. Identidad Grupal. Repitiendo una frase atribuida a Jorge Eliécer Gaitán, político
colombiano asesinado en 1948, “Yo no soy un hombre, soy un pueblo.” Soy lo
que mi grupo es. Mis pares son aquellos con los que comparto una identidad
grupal, normalmente vinculada a un territorio, a una cultura, a una clase social
etc. Se le podría denominar identidad ETNOCÉNTRICA y en una etapa más
avanzada dentro del mismo estadio identidad SOCIOCÉNTRICA.
4. Identidad Yoica: Yo soy un centro de consciencia, aquel que siente y piensa. Mis
pares son todos los similares a mí, es decir todas las formas de vida auto-
conscientes. En este caso, todos los seres humanos son mis hermanos y por
ende, todo territorio es mi patria. En términos cristianos equivaldría a la identidad
con el ALMA. Se le podría denominar identidad HUMANOCÉNTRICA aunque
prefiero llamarla identidad YOICA.
Se puede estar por encima o por debajo del promedio de la sociedad en la que se
vive pero, como afirma Ken Wilber, en ambos casos se es un extranjero, alguien que
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Las preguntas sobre la identidad normalmente van asociadas a las de destino, ¿Qué
hago aquí? Las respuestas a las mismas dan origen a las religiones, mas no todas
las respuestas son religiosas, ya que éstas pueden conducir a filosofías que no
involucran la creencia en Dios, ni la supervivencia de la auto-consciencia después de
la muerte. Tampoco el estar ubicado en el nivel de conciencia cósmica, conduce de
por sí a la creencia en Dios, pues la forma de interpretar esta experiencia depende
en gran medida del meta paradigma, metafísica básica o cosmovisión que se tenga,
independientemente de que se sea consciente de ellos o no. 4
En el nivel YOICO nos damos cuenta de la unidad del género humano pues, más allá
de grupos de pertenencia y de distintas formas de senti-pensar, somos capaces de
percibir toda forma de vida auto consciente como nuestro hermano. Comenzamos en
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Por meta paradigma, metafísica básica o cosmovisión, se entiende aquí las creencias de fondo que
afloran cuando los normales acontecimientos del existir nos obligan a buscarle un sentido a la
dualidad inseparable vida-muerte y a los problemas existenciales propios de la naturaleza humana,
con el fin de proporcionarnos un entendimiento tranquilizador y ojalá acorde con la ciencia o la razón,
sobre quiénes somos y qué hacemos aquí.
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Tener empatía es sentir como propio el dolor de los demás. De ahí la necesidad de
hacer algo para calmar su sufrimiento: Si ellos sufren también yo sufro, si su
sufrimiento se calma, también el mío lo hará. No tenemos que hacer grandes cosas
para ayudar, sino más bien encontrar quiénes somos y servir a los demás en el
escenario y en las circunstancias que la vida nos haya colocado. Estar allí puede ser
suficiente.
Obviamente una empresa consciente implica que los que la dirigen estén ubicados
en ese nivel de consciencia, aunque es posible como estamos viendo en la práctica
actual de la responsabilidad social y la certificación en Derechos Humanos, que se
establezcan prácticas correspondientes a este nivel, motivados no por el sentido de
unidad con toda la humanidad sino por la obtención de ventajas comerciales
derivadas de una imagen corporativa asociada con la responsabilidad social interna y
externa o por la necesidad de exportar.
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¿Cómo se puede acceder o fortalecer el nivel de consciencia cuatro?
5
En mis seminarios insisto en la necesidad, de desarrollar una filosofía existencial, ajustada a la
ciencia y/o a la razón, que le dé propósito a la propia vida. Dado el público al que está dirigido este
artículo, muy variado en cuanto a creencias, no se adopta en el mismo una respuesta espiritual a las
preguntas sobre IDENTIDAD y DESTINO, aunque tampoco se niega. Por la misma razón aunque las
prácticas recomendadas son también útiles para desarrollar el nivel de consciencia cinco, se
concentran sólo en el nivel cuatro. El nivel cinco, supone trascender la identidad separada propia del
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1. Centrarse.
2. Concentrarse en el momento presente.
3. Observar sin juzgar.
4. Dialogar con uno mismo.
5. Desapegarse de resultados
6. Replantear los contradictores como maestros y
7. Aceptar y dejar ir.
nivel cuatro; estamos no obstante, “condenados” a evolucionar desde el nivel de consciencia que
tengamos, no podemos saltarnos etapas, aunque podemos acortarlas. En ese sentido lo que se
propone en este trabajo se puede considerar como un paso en la dirección correcta: el logro de la
consciencia cósmica.
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A medida que avanzamos con estas prácticas, evolucionamos hacia una mayor
madurez producto de la evolución de la consciencia y nos sentimos más tranquilos
frente a nosotros mismos y a los demás, más sanos mental y hasta físicamente.
Podemos desidentificarnos de nuestros senti-pensamientos y verlos desde afuera,
cesando nuestra fijación a ellos. Adquirimos también un gran poder de auto-
transformación, porque al tomar distancia de nuestros senti-pensamientos, los
podemos manejar en forma más consciente.
James Collins y Jerry Porras en su libro Empresas que perduran 7 establecen que
“al contrario de lo que sostiene la doctrina de las facultades de administración de
negocios, maximizar la riqueza de los accionistas o maximizar utilidades no ha sido
la fuerza impulsadora dominante ni el objetivo primario en la historia de las
compañías visionarias. Estas persiguen un grupo de objetivos, de los cuales hacer
dinero es sólo uno, y no necesariamente el principal. Buscan utilidades, sí, pero las
guía igualmente una ideología básica – los valores básicos, el sentido de propósito
más allá de sólo ganar dinero. Sin embargo, paradójicamente ganan más que las
compañías motivadas únicamente por el ánimo de lucro.”. Ello implica que es la
concentración en las necesidades, la pasión por el servicio, el motor de las
ganancias, y que la dedicación sólo a las mismas, como ya había señalado Peter F.
Drucker, puede paradójicamente disminuirlas por apartar el centro de atención de lo
que las produce.
Estamos observando que una nueva conciencia ética, que tiene que ver con una
administración centrada en el hombre, comienza a guiar las acciones de algunas
empresas y se está convirtiendo en exigencia que la sociedad hace a los dueños de
organizaciones comerciales. En algún momento del futuro el balance financiero será
un apéndice del balance social. Dentro de esta nueva ética, el trabajo dejará de ser
considerado una mercancía sometida a las leyes de la oferta y la demanda y será
concebido primariamente como un medio de auto-realización. Las concepciones de F.
Herzberg relacionadas con el enriquecimiento técnico del trabajo, y con el uso de
mecanismos de participación, facilitarán que se le encuentre sentido a la vida mediante
la realización de tareas que hagan pleno uso de las capacidades humanas,
satisfaciendo la innata necesidad de trascendencia de los seres humanos
encontrándole parte del sentido de sus vidas en la contribución consciente al bienestar
de los demás.
La Ecología se puede entender como la unión de uno con lo que está por fuera de uno,
porque es parte de uno. Predecimos que la nueva ética que sustituirá a la del
crecimiento y del consumo, tendrá una visión ecológica convirtiéndose en la versión
occidental de la unión con Dios del budismo y el hinduismo advaita. El desarrollo tiene
que ver con las personas, no con las cosas. El consumismo, la gran religión
contemporánea, según Jordi Pigem, con sacerdotes que bendicen el deterioro del
planeta en los altares de la codicia y millones de fieles que buscan el sentido de la vida
mediante la adquisición de bienes y servicios, cederá el turno a un modo de vida en
donde cosas y procesos se pongan conscientemente al servicio del hombre.
La misión empresarial se vinculará cada vez más al compromiso con lo humano, con la
satisfacción de sus necesidades, y no sólo con la utilidad que ese compromiso produce.
De esto ya tenemos anticipos en el momento actual. En vez de escuchar discursos,
como hace varios años, centrados en la aplicación de tecnologías administrativas, la
mayoría de ellos tiene que ver no con el cómo hacer las cosas, sino con el qué hacer y
con los principios y valores que están tras la gestión administrativa. Cada vez se
acercan más estas intervenciones a discursos éticos promotores de una empresa
hecha a escala humana, que a disquisiciones sobre formas sofisticadas de continuar
manipulando a las personas. Términos como ética, valores, principios etc. son cada vez
más comunes en la jerga administrativa.
La caída del comunismo por ineficiente e inhumano ha dado fuerza a la idea de que las
leyes del mercado son el sustituto de las leyes morales y que ajustándonos a ellas
podremos vivir en el paraíso de la abundancia, basado en el egoísmo individual y en la
mano invisible de Adam Smith, en donde cada quien, buscando la maximización de su
propia utilidad económica, optimiza el beneficio social. Aunque la mano invisible
operase, asunto dudoso como lo evidencia la pobreza colectiva actual, repugna a seres
humanos sensibles que el bienestar colectivo sea producto del egoísmo individual. Los
niveles de conciencia a los que estamos llegando, impedirán manejar la sociedad y la
economía basadas en la norma de la supervivencia de los más aptos económicamente.
Llegará el momento en que la economía retorne al cauce y se rija no sólo por las leyes
de la oferta y la demanda, sino por las que surjan de la naturaleza humana. La crisis
mundial del capitalismo que hoy vivimos es posiblemente la expresión más contundente
de lo urgente que es una rectificación del camino.
Como ejemplo para seguir, como paradigma social, así como en el pasado fueron en
una época los sacerdotes y en otra los militares, hoy lo son los hombres de negocios.
Estos últimos comparados popularmente con el tiburón voraz, dispuesto a comerse a
los demás, obsesivamente preocupados por el dinero, usando a las personas, clientes
y trabajadores, como medios para conseguirlo, que piensan que algo es bueno si es
bueno para los negocios y para quienes las relaciones humanas carecen de valor
intrínseco, teniendo sólo significado en cuanto a medio para ganar y retener clientela
que favorezca los intereses comerciales del negocio. El empresario comienza a ser
visto como alguien que fundamentalmente tiene una misión social que cumplir
orientada al suministro efectivo y eficiente de los productos y servicios que la
comunidad necesita, dentro de estándares de calidad determinados por ésta. Muchos
empresarios contemporáneos, que me honro en conocer, tienen esta visión de su tarea.
Uno de los esfuerzos más exitosos por diseñar un modelo de economía centrado en el
hombre, se lo debemos a Manfred Max-Neef, Economista chileno ganador en l983 del
premio alternativo de economía por sus aportes innovadores en este campo. Otro signo
alentador es que la Organización de las Naciones Unidas a partir de l990, abandonase
como criterio único para medir el desarrollo de los países, los indicadores económicos y
comenzase a introducir indicadores de desarrollo humano. Todo esto apunta hacia una
consideración integral del desarrollo reconociendo que el hombre sólo vive de pan
cuando no tiene pan, y que la finalidad de la sociedad y sus instituciones es satisfacer
la totalidad de las necesidades humanas, no sólo las económicas.
La mayoría de las fantasías del futuro que nos presentan la literatura, la televisión y el
cine, muestran una tecnología que evoluciona hacia más y mejores cosas, manejada
por el mismo hombre de siempre, incluso uno que ha retrocedido en conciencia y sigue
matando a sus semejantes, con placer o indiferencia, de manera más sofisticada.
La verdad parece estar más del lado de un futuro con menos tecnologías y con
más evolución por parte del hombre, capaz en ese entonces, de hacer por sí mismo
gran parte de lo que las máquinas hacen hoy por él y de percibir con mayor
claridad, y por lo tanto, crear una sociedad a escala humana.
Necesitamos nuevas utopías. Los humanos no podemos vivir sin ellas. El comunismo
representó la última que tuvimos, la de la colaboración entre los hombres donde el
trabajo predominaba sobre el capital y lo vivo sobre lo inerte. Esta utopía
infortunadamente degeneró, como ya se ha indicado, en el sistema político-
administrativo más coercitivo, más restrictivo de la libertad individual, que ele siglo
hubiese conocido; sin embargo, no estamos, como creen algunos, al fin de la historia;
ésta apenas comienza.
Cada vez iniciamos un milenio, consideramos estar en la cresta de los logros y que sólo
nos queda mantener lo obtenido. Lord Kelvin, matemático y físico inglés, al terminar el
siglo XIX anunciaba pomposamente que lo único que le faltaba a la física era completar
unos cuantos decimales. En 1905 apareció la teoría de la relatividad y en la década del
veinte la Física Cuántica. Ambas revolucionaron la física de Newton. Hoy en día nos
encontramos con una física en donde materia, energía, mente y conciencia, parecen
estar indisolublemente unidas.
Crecimiento con satisfacción integral de las necesidades, es el nombre del juego. Los
problemas son su alimento. A mayor desafío, mayor desarrollo. La antítesis del
crecimiento es la parálisis propia de la muerte. La potencialidad humana es ilimitada;
las limitaciones son resultados de decisiones inconscientes. En un nivel profundo de
nosotros mismos, elegimos ser lo que somos. Creamos la realidad en la que vivimos
con nuestros pensamientos. Nos hemos acostumbrado, debido al condicionamiento
social, a volver el logro material el fin terminal de la vida. Debemos cambiarlo por la
obtención de la auto-realización, concebida como llegar a ser lo que potencialmente
somos. Somos parte del universo y podemos, como nos recomienda Manfred Max-
Neef, derivar en estado de alerta, lo que no es lo mismo que dejarse llevar por la
corriente. Concentrémonos más en el viaje y menos en el sitio al que queremos ir.
Estamos iniciando el siglo XXI. Los siguientes años nos permitirán ver si las nuevas
fuerzas que la ciencia, la filosofía y la religión han desatado, son suficientes para
producir un cambio social y organizacional importante o, si por el contrario, se
extinguirán. No obstante los planteamientos presentados en este artículo, basados en
una visión prospectiva del mundo que parece emerger de la posible ruptura
paradigmática producida por la ciencia contemporánea y por una ética centrada en el
hombre, nos permite ser razonablemente optimista
El área de Gestión Humana ha sufrido una transformación en los últimos años debido
a la contratación de lo que antes eran funciones directas y la disminución del
protagonismo de los sindicatos, que en muchos casos representaba la función más
importante de las dependencias de Gestión Humana.
Es muy posible que como lo revelan las encuestas salariales, la remuneración de los
funcionarios del área de Gestión Humana continúe siendo inferior a los de Finanzas,
Mercadeo y Operaciones, posiblemente por aquello de que la función no es
catalogada como perteneciente al “core” del negocio.
La idea de que Gestión Humana somos todos, aunque válida, esconde muchas
veces una asimilación corporativa no realista, de la función, que presume que lo que
es función de todos no debe ser función específica de nadie, pero que oculta el
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Monografía No.91. Facultad de Administración.
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Dentro de este enfoque las siguientes las tareas de Gestión Humana serían las
siguientes:
1. Administración de Personal
Relaciones Laborales
Selección / Evaluación de Personal
Administración de la Compensación
Salud Ocupacional
Administración de los Servicios de Salud y Pensiones
Capacitación
Nómina
Administración de Contratistas de Personal
Atención a Jubilados, etc.
2. Desarrollo Organizacional
Estructura
Administración de la Cultura Organizacional
Administración del Cambio
Indicadores de Desempeño
Medición clima Laboral
Planeación de Carrera y Desarrollo del Talento Humano, etc.
3. Veeduría Ética
4. Comunicaciones Internas.
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Para lograr un cambio hay que modificar la actitud acerca de la gestión humana de la
Gerencia de las Empresas y desarrollar mecanismos de implementación a nivel
organizacional. Lo más importante, sin embargo, es transformar la forma de ver su
oficio de las personas actualmente a cargo de la Gestión Humana en las
organizaciones.
Una sensación común en las personas encargadas del área de Gestión Humana es
la de inferioridad corporativa No pertenecemos al “core” del negocio unida al deseo
de buscar una manera de formar parte de él. En esencia una crisis de identidad
¿Quiénes somos? unida a otra de destino ¿Qué hacemos en la Empresa? ¿Hacia
dónde vamos?
Pienso que esta crisis de identidad y destino del área de Gestión Humana en las
organizaciones es debida en gran medida a la incapacidad de los que la manejan
para trabajar en su propia evolución como seres humanos y desarrollar una filosofía
empresarial que vea a la empresa como un medio para promover el desarrollo
humano tanto al interior como al exterior de la misma.
Creo tener autoridad moral para decir lo anterior, pues siempre he sido un hombre de
Gestión Humana como profesor, consultor, vicepresidente de esa área durante doce
años continuos en ECOPETROL, Gerente de la Empresa de Acueductos de Bogotá,
escritor y conferencista de este tema. Hablo entonces, a mis similares, a mis
hermanos, a mis pares, desde mis limitaciones, desde mis desafíos, desde mis
éxitos, pero también desde mis fracasos.
Nos ha faltado definir mejor nuestra identidad profesional, desarrollar valores propios
del área que reflejen una filosofía de desarrollo de las organizaciones que las ponga
al servicio consciente de la sociedad, por el contrario nos hemos apropiado de los
propósitos fundamentalmente financieros de las empresas comerciales y hemos
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Por otra parte Gestión Humana, como he sostenido, debe integrar la visión interna
con la visión externa de la responsabilidad social. Mientras nos mantengamos
únicamente volcados hacia adentro no seremos capaces de mirar corporativamente
nuestra función ni tendremos acceso a la toma de decisiones que tienen que ver con
el “core” del negocio. Requerimos estar ubicados en el segundo nivel de la
organización y esto se logrará si nos apropiamos de la dimensión humana de la
empresa siendo sus representantes, lo cual incluye no solo las funciones típicamente
asociadas con la administración de personal, sino también las de Desarrollo
Organizacional, Relaciones con la Comunidad, Certificación en Derechos Humanos,
Códigos de buen Gobierno Corporativo, veeduría ética, etc. ya mencionadas en el
modelo propuesto.
Soy optimista pues he vivido afortunadamente lo suficiente para ver realizados algunos
sueños que eran percibidos como utopías hace algunos años. En ese sentido creo, con
grandes transformadores de la historia humana, que las utopías siempre se quedan
cortas al compararlas con las realidades que impulsan a crear. Ellas sirven como faros
móviles, que guían nuestro caminar en búsqueda de un futuro mejor en términos de
crecimiento individual y colectivo de los seres humanos. Por ello los invito a soñar
conmigo y a seguir trabajando por unas organizaciones cada vez más conscientes de
su papel protagónico en el desarrollo de la sociedad.