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Escuela​ ​Libre​ ​de​ ​Psicología

Terapia​ ​Grupal
Raúl​ ​Corres​ ​Ocampo​ ​-​ ​6°​ ​“A”

Terapia​ ​Grupal​ ​Adleriana


Adler considera que el problema central reside en la lucha del individuo para llegar a ser
todo lo que le estuviera permitido y se centra más en la psicología del crecimiento de la
persona por sobre la psicopatología de su personalidad. Asimismo hace mayor énfasis en
los​ ​determinantes​ ​sociales​ ​que​ ​en​ ​los​ ​aspectos​ ​biológicos​ ​de​ ​la​ ​conducta.

Este enfoque crea la idea de que las personas están motivadas fundamentalmente por
fuerzas sociales y se esfuerzan para alcanzar ciertas metas. La búsqueda de significado se
relaciona con los sentimientos de inferioridad y éstos motivan el esfuerzo para alcanzar
dominio, superioridad, poder y perfección. Con esto se argumenta que dichos sentimientos
son la fuente de la creatividad y que el placer no es la meta de la vida, sino que es la
perfección.

Este enfoque tiene una visión holística de la persona, es decir, considera a la persona como
un todo significativo e indivisible. La persona es más que la suma de sus partes y
características. El interés se dirige en mayor medida a los factores interpersonales que a los
intrapersonales, lo que permite comprender la situación social del cliente y sus actitudes al
respecto.

Todas las formas de vida se caracterizan por una tendencia hacia las explicaciones
teleológicas, que significa que el humano vive en base a sus metas y propósitos. Así la
persona actúa en consecuencia de una visión de un yo perfecto que le mueve a cambiar
partes de sí mismo porque pretenden alcanzar dichas metas. El enfoque adleriano se
enfoca​ ​al​ ​futuro​ ​de​ ​la​ ​persona​ ​por​ ​sobre​ ​su​ ​pasado.

La fenomenología es usada porque se interesa en la forma subjetiva en como una persona


percibe los eventos que le rodean. Cada individuo es creador e intérprete de su propia vida,
pues​ ​cada​ ​decisión​ ​que​ ​toma​ ​depende​ ​totalmente​ ​de​ ​sus​ ​percepciones​ ​subjetivas.

La terapia grupal adleriana también entiende que la relación social de las personas con un
grupo implica compromiso, pues la persona se verá motivada a generar un mejor futuro
para quienes le rodean y esto verá un impacto directo en su persona. Al mismo tiempo, la
persona no puede ser aislada del contexto que la rodea, porque la influencia existe en vías
recíprocas, así como el individuo influye en el grupo, el grupo lo hace en él; no se distingue
si​ ​hay​ ​un​ ​primer​ ​actor​ ​en​ ​dicha​ ​relación.

Los sentimientos de inferioridad y superioridad simplemente se reducen a una evaluación


que la persona hacer sobre sus propias capacidades y habilidades con respecto al otro. No
son fuerzas negativas, pues implican el mero reconocimiento de que uno está mejor
capacitado para ciertos papeles que alguien más. Cuando el caso es el contrario, se crea
una​ ​motivación​ ​para​ ​superar​ ​este​ ​nuevo​ ​objetivo.
Escuela​ ​Libre​ ​de​ ​Psicología
Terapia​ ​Grupal
Raúl​ ​Corres​ ​Ocampo​ ​-​ ​6°​ ​“A”

Todos estos conceptos se puede aplicar desde el enfoque grupal, en un primer momento en
Viena en el año de 1921. Bajo la premisa de que si los problemas del hombre se pueden
reconocer y contextualizar gracias a su naturaleza social, el grupo está perfectamente
preparado y es adecuado para encontrarlos y posteriormente generar una influencia
correctiva en ellos. El grupo entonces representa un lugar en que la persona puede
desarrollar el sentido de pertenencia comunidad, para que el impacto del mismo se
intensifique.

Los​ ​grupos​ ​adlerianos​ ​tienen​ ​cuatro​ ​fases:


1. Establecer​ ​y​ ​mantener​ ​una​ ​buena​ ​relación.
a. Se hace énfasis al mantener la buena relación basada en la cooperación y en
el respeto mutuo. Se motiva a los participantes para que se hagan partícipes
del proceso y no solo sean observadores pasivos. En grupo es más sencillo
generar disposición para el trabajo la relación cliente - terapeuta se
refuerza.
2. Análisis​ ​y​ ​evaluación:
a. Hay dos propósitos en esta etapa. Primero se trata de comprender el estilo
de vida propio y, después, comprobar como afecta el funcionamiento
cotidiano en las tareas de la vida. El terapeuta comprueba como los
participantes se sienten en el trabajo, con respecto a sí mismos y en sus
identidades​ ​de​ ​rol.
3. Insight:
a. El enfoque adleriano considera que el insight no es el cambio en sí, sino un
paso hacia lograrlo, pero no un pre requisito vital para el mismo. Puede haber
cambios significativos sin el insight. En este caso se trata de un momento en
el que las personas entienden las razones por las que actúan de determinada
manera.
4. Reagrupación:
a. El objetivo final es el de reorganizar. La fase conlleva considerar las
actitudes, creencias, metas y conductas que representan una alternativa para
la persona. Los miembros hacen este trabajo y de manera grupal permiten la
reorganización​ ​de​ ​sus​ ​nociones.

El terapeuta adleriano no es anónimo ni lejano al grupo, sino que interviene en él desde una
posición igualitaria con el resto de los integrantes. Establece de manera intencionada una
estructura e indica pautas de conducta y funge como facilitador que crea y anima el
desarrollo de factores terapéuticos. Los terapeutas también sirven de modelos a los clientes
y​ ​así​ ​pueden​ ​aprender​ ​incluso​ ​más​ ​de​ ​lo​ ​que​ ​el​ ​terapeuta​ ​esperaba.

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