DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA FILOSOFÍA DE LAS CIENCIAS SOCIALES
RESEÑA N°4
Profesor: Alfredo Ochoa Gómez
Texto: Guber, R. (2011). La etnografía método, campo y reflexividad (pp. 55-74). Buenos Aires (Argentina): Siglo Veintiuno. Tesis: la observación participante es el medio ideal para realizar descubrimientos, para examinar críticamente los conceptos teóricos y para anclarlos en realidades concretas, poniendo en comunicación distintas reflexividades. Categorías: positivismo, observación, técnica, participación, objetividad, subjetividad, conducta, objetivo, Reseña: Una de las herencias que nos quedan del positivismo, es su pretensión por conocerlo todo desde una mirada objetiva, no permitiendo que el investigador interactúe con su objeto de estudio, sino que permanezca en una posición distante y supuestamente neutra que no admita la corruptibilidad de dicho objeto creando una brecha entre este y el sujeto que lo estudia. Así, después de mucho refutar esta postura positivista, se ha reconocido que en las ciencias sociales esta objetividad pretendida no es posible en la manera en la que lo planteaban, ya que el fenómeno social que se estudie estará inmerso en un contexto, cultura y tradición que no le permite al investigador hacer un análisis neutro y objetivo del fenómeno pues siempre esta reflexión estará mediada por las percepciones, preconceptos, interpretaciones y posturas epistemológicas y metodológicas en las cuales estará parado el sujeto que estudiara el fenómeno. Dentro del texto que se abordó, se habla de la técnica de obtención de información observación participante, la cual, como se verá más adelante, se propone como un medio ideal dentro del estudio etnográfico, dado que examina críticamente los conceptos teóricos pero los liga a realidades concretas y logra un tipo de objetividad que parte desde la intersubjetividad cuando pone en comunicación diferentes reflexiones de los sujetos. El autor comienza entonces por exponer aquello que distingue a esta técnica, evidenciando dos factores que nos posibilitan comprender la ambigüedad en la cual se desarrolla y la manera en que hemos de asumirla. En primer lugar, encontramos que “el objetivo de la observación participante ha sido detectar las situaciones en que se expresar y generan los universos culturales y sociales en su compleja articulación y variedad”, es decir, que a través de este medio podamos comprender una cultura asociando el contexto particular en el que se desarrolla con hechos concretos y comprensibles. Ahora bien, esta técnica se desarrolla desde dos posturas epistemológicas diferentes y se podría decir que contradictorias entre sí, a saber, la objetividad del positivismo y la subjetividad del naturalismo y, en este sentido, aunque sabemos que unirlas es en cierto modo ilógico, las ciencias sociales han logrado articularlas de modo que se logre un buen producto de investigación a partir de ambas, en donde el investigador debe saber cómo observar y de qué manera ha de participar. Así pues, el texto especifica que la técnica “consiste en dos actividades principales: observar sistemática y controladamente todo lo que acontece en torno del investigador, y participar en una o varias actividades de la población.” (p. 57), es decir, el investigador que utilice este medio debe tener la capacidad de cumplir estas dos actividades al mismo tiempo, estando inmerso en el grupo que está estudiando debe desempeñarse como los nativos, pero siempre estando alerta ya que, es desde su participación que se hace el ejercicio de observar para poder registrar -aunque tenga que postergar el registro- los distintos momentos y eventos de la vida social. Es por esto, que la postura positivista tradicional hace una crítica impresionante a esto, pues se piensa que la participación es un obstáculo para la objetividad de la observación y además le quita tiempo al investigador para registrar todo aquello que observa, a esto se suma que ambas actividades ofrecen perspectivas diferentes y, en consecuencia, no puede haber una inmersión total del investigador en el grupo pero tampoco debe estar totalmente alejado como para no afectarlo de alguna manera. En este sentido, aunque para el positivista este totalmente errada esta postura de involucramiento del sujeto con el objeto, el naturalismo nos dice que “los fenómenos socioculturales no pueden estudiarse de manera externa pues cada acto, cada gesto, cobra sentido más allá de su apariencia física, en los significados que le atribuyen los actores” (p.60); es decir, que el sujeto obligatoriamente debe vivir en carne propia estas situaciones o momentos para poder comprender a cabalidad el significado de dicha acción o gesto y, no lo puede aprender o descifrar si no lo vive. Por otro lado, se encuentra a relación que debe tener el sujeto con su objeto de estudio, para lo cual se tiene en cuenta que, en cada actividad, dado que se están articulando dos posturas, debe existir la separación del objeto de estudio y el involucramiento en el mismo. El texto habla de una lógica teórica y una práctica que ‘convergen en el campo’. No obstante, podemos decir que ya se ha evidenciado que a pesar de que el investigador tenga una distancia considerable de su objeto de estudio, sus registros siempre estarán mediados por la subjetividad de su conciencia y esta “desempeña un papel activo en el conocimiento”; teniendo esto en cuenta, es importante recalcar que la participación le da una perspectiva diferente pero verídica que es experimentada directamente por el sujeto, así, este observa para participar y participa para observar y finalmente en ninguno de los dos casos los registros estarán exentos de la subjetividad del investigador. Después de colocar un ejemplo que evidencia lo anterior, el texto nos reitera que el sujeto debe analizar la manera en la que va a interactuar con las personas del grupo, dado que esto traería consecuencias positivas o negativas. Aquí, el texto explica que el investigador puede asumir distintos ‘roles’ para lograr una efectiva interacción con la comunidad, como por ejemplo imitar las conductas y seguir las reglas al pie de la letra y esto implica un esfuerzo del investigador para poder integrarse a un entorno que no es el suyo, incluso aunque no lo pueda hacer totalmente ya que esto también podría restringir el estudio. Esta manera de involucrarse debe ser exitosa (cuando el sujeto logra dar una ‘buena impresión’), logrando la reciprocidad que le permitirá en un futuro una aproximación necesaria a su objeto de estudio y la correcta interacción con el mismo. Sin embargo, podemos encontrar dos roles que se inclinarían también a una de las dos actividades dentro de esta técnica, a saber, el participante pleno y el observador puro. El primero oculta su rol de antropólogo para lograr una mejor inmersión y el segundo no lo niega, sino que lo hace la base principal de su inmersión en la comunidad. Pero esto dependerá del investigador. Esta técnica parece una bastante razonable dentro del campo de los fenómenos sociales, obviamente no siempre podemos inmiscuirnos en este pero si es importante aceptar que la mediación de la subjetividad del investigador siempre estará presente y que el tema de la participación sería una manera diferente de aproximarse al fenómeno.