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TEOLOGÍA SISTEMÁTICA I

II. TEOLOGIA PROPIA


LA DOCTRINA DE DIOS

Introducción
1. Teísmo y teorías antiteístas
2. La Existencia de Dios
3. La Revelación de Dios
4. Naturaleza y Atributos de Dios
5. El Carácter de Dios
6. La Relación de Dios con el Universo
7. El Gobierno de Dios Sobre el Universo
8. La Adoración a Dios

4. Naturaleza y Atributos de Dios


Cuando hablamos de la NATURALEZA DE DIOS nos referimos a lo que intrínsecamente
Dios es. O sea, a su característica esencial como Ser viviente.

En su naturaleza Dios es ESPIRITU PURO. Muy al principio de su revelación como autor


del universo creado, se representa a Dios como el Espíritu que produjo la luz en medio de
las tinieblas, y el orden en medio del caos (Gen.1:2-3). A la mujer samaritana Cristo le hizo
la siguiente revelación acerca de la naturaleza de Dios y de nuestra adoración a Él: “Dios es
Espíritu, y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Jn.4:24).
Entre estas dos afirmaciones tenemos frecuentes referencias a la naturaleza de Dios como
Espíritu Puro y Espíritu Divino. Se le llama Padre de los espíritus (Heb.12:9), y
frecuentemente se usa la combinación “Espíritu del Dios vivo”.

A este respecto debemos distinguir entre Dios y sus criaturas que son espirituales. Cuando
la Biblia enseña que Dios es Espíritu, lo hace para poner de manifiesto que Él no es
parcialmente espíritu y parcialmente cuerpo, como es el caso del hombre. DIOS ES
ESPÍRITU PURO SIN FORMA NI PARTES, RAZÓN POR LA CUAL NO TIENE
PRESENCIA FÍSICA. ÉL ES INVISIBLE (Col.1:15; 1Tim.1:17; Heb.11:27). La
confesión de fe de Westminster declara: "Hay un Dios vivo y verdadero, que es infinito en
la existencia y perfección, un espíritu más puro, invisible, sin cuerpo, partes ni
pasiones”…. “Dios es Espíritu, infinito, eterno e inmutable en su ser, sabiduría, poder
santidad, justicia, bondad y verdad.”

Cuando la Biblia dice que Dios tiene ojos, oídos, boca, manos y pies, lo hace en un intento
de trasmitir la idea de que está dotado de las facultades que corresponden a dichos órganos,
porque si no habláramos de Dios en términos físicos, no podríamos hablar de Él de ninguna
otra manera. ¿Cómo interpretar entonces Éxodo 33:18-23? =>
18 El (Moisés) entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria.
19 Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el
nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré
clemente para con el que seré clemente.
20 Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.
21 Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña;
22 y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi
mano hasta que haya pasado.
23 Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro.

Esto es lo que se llama Teofanía, una manifestación visible de Dios en forma humana.
Teológicamente cada teofanía en la que Dios adopta una forma humana, prefigura la
Encarnación, donde Dios tomó la forma de un hombre para vivir entre nosotros como
Emanuel, “Dios con nosotros” (Mateo 1:23). A este tipo de teofanía se le llama Cristofanía.

Cuando se dice que Dios es Espíritu infinito, se habla de su INFINITUD. Este es un


concepto que está completamente fuera del alcance de nuestra experiencia y entendimiento,
ya que nosotros estamos limitados con respecto al tiempo y al espacio, como así también
con respecto al conocimiento y al poder; además, nuestro entendimiento no puede discernir
tal concepto. Dios es esencialmente ilimitado, y cada elemento de su naturaleza es
ilimitado. Llamamos a su infinitud con respecto a Su Ser, INMUTABILIDAD (Él nunca
cambia en naturaleza, atributos y carácter => Mal.3:6; Sal.55:19a; Heb.13:8). Su infinitud
con respecto al tiempo la llamamos ETERNIDAD (Gen.21:33; Sal.45:6; Is.40:28;
Jer.10:10; Hab.3:6; Rom.1:20). Su infinitud con respecto al espacio la llamamos
OMNIPRESENCIA (2Cr.16:9; Sal.139:6-12; Ef.1:23). Su infinitud con respecto al
conocimiento la llamamos OMNICIENCIA (Sal.139:1-6; Heb.4:13). Y Su infinitud con
respecto al poder la llamamos OMNIPOTENCIA (Gen.17:1; Gen.35:11; Job 37:23;
Sal.91:1; Ap.1:8).

La infinitud de Dios en relación con su creación se revela a través de dos conceptos:


TRASCENDENCIA e INMANENCIA. La Trascendencia de Dios pone de manifiesto su
independencia de todas sus criaturas como espíritu auto-existente. Dios no está limitado por
lo que llamamos “creación”, sino infinitamente exaltado por encima de ella y separado de
la misma. A esta exaltación infinita le llamamos SUBLIMIDAD y a la separación absoluta
de Dios con respecto a su creación le llamamos SANTIDAD. En la primera parte de Isaías
57:15 se revela maravillosamente estas dos características de la naturaleza de Dios:

Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el
Santo: Yo habito en la altura y la santidad…

El concepto de santidad solo aplica a Dios. Más que un atributo moral, es algo intrínseco a
su naturaleza. Él es el único verdaderamente santo, su nombre es el Santo, Él está
absolutamente separado de toda su creación. El hombre puede llegar en alguna medida a ser
santo cuando Dios, el Santo, lo aparta para Él. Es una santidad adquirida, pero no hace
parte de la naturaleza humana.
La INMANENCIA de Dios hace referencia a su presencia en todo lo creado y su poder
dentro de su creación. Dios no se mantiene apartado del mundo, como simple espectador de
la obra de sus manos. Está en todo, en lo orgánico y lo inorgánico, y actúa desde adentro
hacia afuera, desde el centro de cada átomo, y desde las más recónditas fuentes del
pensamiento, la vida y el sentimiento, como una continua secuencia de causa y efecto. La
segunda parte de Isaías 57:15 revela esto:

(Yo habito)…y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los
humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.

En Hechos 17: 24-25, Pablo se dirige a los atenienses afirmando la trascendencia del “Dios
que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no
habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como
si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas”; y luego
afirma su inmanencia como el Dios que “no está lejos de cada uno de nosotros”.
(Hch.17:27b).

Lo maravilloso de la revelación de la inmanencia de Dios es que a pesar de la sublimidad y


santidad de Dios, y de la inmensa distancia y separación que eso significa, ¡Dios habita
con el quebrantado y humilde de espíritu, es decir, con el hombre que necesita de Él!
¿Cómo puede suceder esto? Intentaremos estudiarlo en el punto 6 (Relación de Dios con el
universo). Allí hablaremos de la Trinidad de Dios. Igualmente hablaremos de los atributos
de Dios como PADRE, y como GOBERNANTE, LEGISLADOR y JUEZ SUPREMO.

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