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El Espíritu Santo en el símbolo del fuego

Presencia de Espíritu Santo en el simbolismo del fuego en el


Antiguo Testamento

1. En la teofanía del Sinaí. “El monte de Sinaí humeaba porque el


Señor había descendido sobre él en fuego” (Ex 191,18). Dios se revela
como una fuerza, por eso en la teofanía de Sinaí hay relámpagos,
truenos y Dios desciende en medio del fuego, tales fenómenos
sobrenaturales trasmitieron al pueblo que la visión superaba la
comprensión humana. La santidad de Dios se manifiesta en el temor a
Dios, de tal forma que los reunidos en sus cercanías se mantenían a
distancia. Esta teofanía será completa en la teofanía pneumatológica
en el día de pentecostés1. Cuando el fuego, ya no envuelve una
montaña sino a los que reunidos esperaban recibir la promesa del
Espíritu.
2. En la zarza ardiente. “No te acerques, quita las sandalias de tus
pies, porque esta tierra es sagrada” (Ex 3,5). El fuego arde, calienta,
atrae y fascina, pero esta presencia de Dios no se toma como un
evento cualquiera, sino que es la presencia del que tiene la absoluta
trascendencia. La zarza no se consume porque el Espíritu, no tienen
un límite de su actuación en quien se deja envolver por él. El Espíritu
es llama constante, vida que llena el vació de la persona que no tiene
fe.
3. La columna de fuego. Resalta que Dios acompañó estando
adelante del pueblo en el día con una nueve, y en la noche con una
columna de fuego, y antes de cruzar el mar, el Señor se pasó hacia
atrás. (Ex 13,21), y observa desde la columna. El movimiento de
adelante hacia atrás indica la movilidad del Espíritu incluso durante la
marcha nocturna, porque el fuego sirve de guía, ilumina orienta, tal
como es el Espíritu Santo, acompaña en cualquier peligro, desierto y
llanura de la vida. En donde brilla la luz, allí brilla la Palabra, y donde
brilla la Palabra allí está el Espíritu. Lampara es tu palabra para mis
pasos, luz en mis senderos (Sal 118).
1
Juan pablo ii, pentecostés como teofanía, audiencia general (miércoles 12 de junio de
1989).
4. El Fuego es ministro (Sal 103, 4). Se refiere específicamente al
Espíritu Santo, numerables testimonios cuentan que Dios se hace
presente por medio del fuego, en la Tienda arde el fuego sin apagarse
(Lv 6,6), este mismo fuego devora a los que ofrecen un sacrificio
ilegítimo (Lv 10,1) porque es fuego voraz y celoso (Dt 4,24). Por eso
murieron Nadab y Abihú. El santuario de Dios se veía una especie de
fuego, es decir, la presencia es perceptible (Nm 9,15). En cada iglesia
donde esta presente el Santísimo sacramento, hay una presencia de
Dios, si bien es a presencia de Jesús resucitado en la Santa
Eucaristía, también es cierto que el Espíritu Santo mueve en el
corazón de cada persona la fe en respetar los espacios sagrados, no
son cualquier lugar, allí vive el Ministro de la creación y de las cosas
santas.
5. El fuego representa la ira de Dios. Así es como Sodoma y
Gomorra fueron ciudades calcinadas, porque la maldad es
incompatible con voluntad de Dios. El fuego da vida, como da muerte,
pero en el hecho de ser arrasadas las ciudades no significa que el
Espíritu Santo busca destrucción, sino la purificación de la humanidad,
una disposición para buscar a Dios. Así como el tizón ardiente que
toco los labios de Isaías para purificarlo (Is 6,6), así opera Dios se
adelanta con la acción del Espíritu para regenerar y dar nueva vida,
porque él recrea la faz de la tierra.
6. Elías arrebatado en un carro de fuego (2 Re 2,1-8), símbolo de la
fuerza divina, que se lleva al profeta, porque ya no forma parte de este
mundo, de él se dice que pasó de este mundo al otro sin morir, de la
misma manera quien vive en el Espíritu salta de este mundo a la vida
eterna, el que es arrebatado por el Espíritu conforma una nueva forma
de vida según Dios.
7. El fuego como fuente. En la experiencia apocalíptica “Un río de
fuego procedía y salía delante de él” (Dn 7,10). El fuego obedece a la
voluntad de Dios y significa el Espíritu. La figura que parecía hombre y
que era fuego y resplandor (Ez 8,2). El fuego procede del mismo Dios,
brota como una fuente del mismo seno de Dios, devora a los rebeldes,
castiga a los enemigos, por lo que es instrumento de justicia para que
surja un mundo nuevo.
Presencia de Espíritu Santo en el simbolismo del fuego en el
Nuevo Testamento

1. Bautizados con fuego. Juan Bautista, anuncia a Cristo como el


que "bautizará en el Espíritu Santo y el fuego" (Lc 3, 16), indica la
virtud del fuego de purificar, un fuego misterioso que expresa la
exigencia de la santidad, y de pureza que trae el Espíritu de Dios. Si el
cristiano entra a la comunidad convocada por el Espíritu, es porque
dejando el estilo de vida de hombre viejo, se consagra en una vida de
entrega total al Dios buscando asemejarse a él en pureza y santidad.
2. He venido a traer fuego. "He venido a traer fuego sobre la tierra y
¡cuánto desearía que ya estuviese encendido!" (Lc 12, 49). Se trata del
amor de Dios, “que ha sido derramado en nuestros corazones por el
Espíritu Santo” (Rm 5,5), el fuego traído por Jesús es la participación
en el Espíritu Santo, persona que es amor en la Trinidad divina 2. Si en
los cristianos ardiera el corazón del más sincero y perseverante amor,
entonces significara que el Espíritu realmente habita en cada creyente,
porque el amor es servicio, perdón y caridad, ese es el deseo de
Cristo.

3. En Pentecostés, se posa en lenguas "como de fuego". Se posó


el Espíritu Santo sobre los en lenguas como de fuego (Hch 2, 3). El
fuego simboliza presencia de Dios, y el que se pose fuego significa
donación del Espíritu, porque el primer don que el cristiano recibe es el
Espíritu Santo. El que se haya posado las lenguas de fuego en los
discípulos significa que el Espíritu diviniza al que busca a Dios con un
amor sincero. El agente de plenitud es el Espíritu, de modo que el
estruendo y el fuego son signos de la manifestación de Dios, esto
viene del cielo. Todo corresponde a la irrupción de Dios en los

2
Cf. Juan Pablo II, La Persona del Espíritu Santo en los símbolos evangélicos de su
acción salvífica: el viento, la paloma y el fuego, Audiencia general (miércoles 17 de
octubre de 1990).
hombres3. De la misma manera en cada bautizado se posa el Espíritu
Santo, y la luz que se le entrega al recibir el sacramento, es signo que
es portador de este don, para que arda sin apagarse.

3
Cf. Cuadernos Biblicos 52. El Espíritu Santo en la Bilblia. Gérard Blochat. 10.

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