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Salomón hizo lo malo ante los ojos de Dios porque su corazón se había apartado de
Dios. (1 Reyes 11:6,9)
Roboán no se quedó atrás. Dice que actuó mal “porque no tuvo el firme propósito de
buscar al Señor.” (2 Crónicas 12:14)
El rey Sedequías “hizo lo que ofende al Señor su Dios” porque “fue terco y, en su
obstinación, no quiso volverse al Señor, Dios de Israel.” (2 Crónicas 36:11-13)
Me encanta cuando Dios le pregunta a Jerusalén “¿Hasta cuando hallarán lugar en tí los
pensamientos perversos?” y le pide: “limpia de maldad tu corazón para que seas
salvada.” (Jeremías 4:14)
La Biblia también menciona la capacidad que tiene el hombre para impedir la voluntad
de Dios. Dice en Lucas que los fariseos y los expertos de la ley “rechazaron el propósito
de Dios respecto a ellos” cuando no se dejaron bautizar por Juan (Lucas 7:30).
En Isaías 30:1, Dios dice: “Ay de los hijos rebeldes que ejecutan planes que no son
míos, que hacen alianzas contrarias a mi Espíritu, que amontonan pecado sobre pecado”
(énfasis añadido).
Cuando entendemos que Dios tiene un plan para nosotros cuando decidimos darle el
control de nuestras vidas, entonces hace sentido que Dios no quiere que nadie perezca,
sino que todos sean salvos (1 Timoteo 2:4; 2 Pedro 3:9). El hecho de que hay personas
que perecen no sólo apunta a la necesidad de la humanidad en un salvador, pero en el
rechazo de esta realidad.
Es bajo esta luz de libre albedrío que el lamento de Jesús sobre Jerusalén (Mateo 23:37)
hace sentido:
“¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían!
¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de
sus alas, pero no quisiste!”
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En fin, la Biblia enseña ambos conceptos: mientras que Dios ya conoce y causa Su
historia dentro de la nuestra, tenemos cierta libertad para rendir nuestra voluntad a la de
Él. Mientras que todo el mundo ha sido creado por Dios, el mundo como está no es sólo
por el resultado de la voluntad de Dios, sino también la voluntad de todas las criaturas
libres (que Él mismo creó así) que, hasta cierto punto, influyen en el curso de la historia.
La última explicación de cómo están las cosas no está en la dictaduría de una voluntad
todo-controlante, sino en las voluntades de una sociedad llena de criaturas libres.
La cláusula filioque fue, y es aún, una controversia en la iglesia con relación al Espíritu
Santo. La pregunta es, ¿de quién procede el Espíritu Santo, del Padre, o del Padre y del
Hijo? La palabra “filioque” significa “y del hijo” en latín. Se refiere a la “cláusula
filioque”, porque la frase “y del Hijo” fue añadida en el Credo Niceno, indicando que el
Espíritu Santo procede del Padre “y del Hijo”. Hubo tanta controversia sobre este punto,
que eventualmente llevó al rompimiento entre las iglesias Católica Romana y las
Ortodoxas Orientales en 1054 d.C. Las dos iglesias aún no llegan a un acuerdo sobre la
cláusula filioque.
Juan 14:26 nos dice, “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en
mi nombre...”. Juan 15:26 nos dice, “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os
enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio
acerca de mí”. Ver también Juan 14:16 y Filipenses 1:19. Estas Escrituras parecen
indicar que el Espíritu es enviado por ambos, el Padre y el Hijo. El asunto principal en
la cláusula filioque es el deseo de proteger la deidad del Espíritu Santo. La Biblia
enseña claramente que el Espíritu Santo es Dios (Hechos 5:3-4). Aquellos que se
oponen a la cláusula filioque, la objetan porque creen que al considerar al Espíritu Santo
como procedente del Padre y del Hijo, lo hacen “subordinado” al Padre y al Hijo.
Aquellos que sostienen la cláusula filioque creen que el Espíritu Santo que procede
tanto del Padre como del Hijo, no impide que el Espíritu sea igualmente Dios junto con
el Padre y el Hijo.
La controversia de la cláusula filioque probablemente involucra un aspecto de la
Persona de Dios que nunca seremos capaces de comprender plenamente. Dios, siendo
un ser infinito, finalmente es incomprensible para nuestras mentes humanas finitas. El
Espíritu Santo es Dios, y Él fue enviado por Dios como “el reemplazo” de Jesucristo
aquí en la tierra. La pregunta de si el Espíritu Santo fue enviado por el Padre, o por el
Padre y el Hijo, es algo que probablemente no tenga una respuesta definitiva, ni es
absolutamente necesario que lo sea. Tal vez la cláusula filioque tenga que seguir siendo
una controversia.
7. ¿Cuál es la diferencia entre teologia sistemática y teologia bíblica?
La teología bíblica se enfoca en estudiar una porción de la Biblia y cómo se relaciona
con el resto de la Biblia. … La teología sistemática se enfoca en diferentes temas y
estudia lo que la Biblia dice sobre ese tema. Un ejemplo aquí puede estar estudiando los
atributos de Dios.
Teología sistemática, es una disciplina de la teología cristiana, cuyo fin es formular una
coherente, ordenada y racional presentación de la fe y creencias cristianas, inherentes a
un sistema de pensamiento teológico que se desarrolla con un método, que puede
aplicarse tanto en lo general como en lo particular.
La teología bíblica, como lo indica su nombre, se encarga de estudiar y analizar los
diferentes libros que conforman la Sagrada Escritura, en la cual los cristianos basan sus
creencias y forma de vida.
8. ¿Cómo sustentas con base escritural convincente la doctrina de la triunidad de
Dios?
Una vez que el canon se cerró son totalmente innecesarias ya, pues DIOS ya habló lo
que quiso hablar y ahora lo sigue haciendo, pero única y exclusivamente por medio de
Su Palabra. Hebreos 1:1-2.
Con esto quedan descartadas una vez más las nuevas revelaciones, las revelaciones
frescas, el vino nuevo o como sea que le llamen además de los escritos inspirados a
parte de la biblia, como el libro del mormón, los atalayas, etc.
Fue Dios mismo quien Reveló, Inspiró e Iluminó a los escritores bíblicos para que su
mensaje llegara a los seres humanos. Los libros de la Biblia se fueron escribiendo a lo
largo de casi quince siglos, no para que luego fuese publicada y ser guardada en un
estante, sino para revelarnos el Reino de Dios y Su Justicia por medio de Su Hijo
Jesucristo, el DIOS creador y redentor se ha puesto en contacto íntimo con sus hijos.
Seamos agradecidos y correspondamos a esa gracia divina escudriñando fiel y
regularmente la Escritura.
10. ¿La imagen de Dios y la semejanza en el ser humano son la misma cosa?
Argumentos
5-Finalmente, el mundo actual será destruido por fuego, y los justos pasaremos a
habitar en el cielo nuevo y la tierra nueva por toda la eternidad.
12. ¿Según la biblia habrán grados de castigo para el injusto dependiendo del
pecado cometido?
Jesús, Hijo y Palabra de Dios Padre, salvó a la humanidad en su calidad de hombre real,
con las limitaciones de la condición de "carne", inherente a todo hombre.
La afirmación de que Jesús es verdadero hombre es tan esencial a la profesión de fe en
él, como la de que es Hijo de Dios. Jn dirá en el prólogo: el Logos, que existía "en
calidad de Dios" antes de que hubiera criaturas, "llegó a existir en calidad de carne" en
un momento claramente determinado de la historia (Jn 1:1.14).
San Pablo ha desarrollado con profundidad la afirmación de que el Hijo de Dios asumió
la "carne", es decir, la naturaleza humana completa, incluidas sus debilidades. La
palabra "carne" tiene con frecuencia para Pablo el matiz peyorativo de sede del pecado
y es puesta en relación con la Ley (cf. Rm 8:1-13), pero él no trepida en echar mano de
ella para referirse a Jesús. Subraya así que él fue y es verdadero hombre, con todas las
limitaciones propias de todos los hombres. Los textos paulinos que se citan a
continuación recogen antiguas formulaciones del kerigma primitivo, anteriores al
mismo Pablo, que tienen tanto para él como para sus lectores el valor de una profesión
de la fe aceptada en toda la Iglesia. "Pablo, siervo de Cristo Jesús, apóstol por vocación,
escogido para el Evangelio de Dios, que había ya prometido por medio de sus profetas
en las Escrituras Sagradas, acerca de su Hijo, nacido del linaje de David según la carne,
constituido Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de Santidad, por su resurrección
entre los muertos, Jesucristo, Señor nuestro" (Rm 1:1-4). "Al llegar la plenitud de los
tiempos envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los
que se hallaban bajo la Ley y para que recibiéramos la condición de hijos" (Ga 4:4-5).
"Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo: el cual, existiendo en forma
(morfh) de Dios, no consideró como algo a que aferrarse el ser igual a Dios, sino que se
anonadó asumiendo forma de esclavo, llegando a existir igual que todos los hombres,
presentándose con aspecto humano" (Flp 2:5-7) (5).
Estos textos no pretenden explicar desde la filosofía griega cómo es posible que Jesús
exista simultáneamente en calidad de Hijo de Dios y en calidad de carne, en forma de
Dios y en forma de esclavo, pero son mucho más que unas palabras dichas al vuelo para
convencer a los filipenses de que deben ser humildes en sus relaciones mutuas. En todos
esos textos la afirmación fundamental es que el Hijo de Dios se hizo verdadero hombre
y en todo procedió exactamente igual que cualquier otro hombre.
Al hacerse hombre, el Hijo de Dios asumió esta doble serie de limitaciones humanas.
Nació, creció, amó y fue amado, habló, se fatigó, comió, durmió, murió como nacen,
aman, hablan, comen, duermen y mueren todos los hombres desde que han hecho su
aparición en el planeta Tierra.
Jesús asumió, además, las limitaciones insuperables de los hombres del siglo I: no
dispuso de una imprenta ni de radio ni de televisión ni de medios rápidos para
desplazarse de un lugar a otro. Ni uno solo de sus milagros representa un progreso
técnico propio de siglos posteriores, que le haya hecho más fácil el cumplimiento de su
misión a favor de los demás hombres. Jesús respetó todos los límites que le imponía su
condición de hombre, y de hombre habitante de Palestina en el siglo I.
Es verdad que "la naturaleza humana asumida por el Verbo divino sirve como
instrumento de salvación indisolublemente unido a él", como afirma el Vaticano II (7),
pero también lo es que limitó su acción en el mundo. El hombre Jesús durante su corta
vida pública solo pudo alcanzar con su palabra y con su cercanía física a un puñado de
judíos que habitaban en Palestina, una gota en el océano de la humanidad. El misterio
de la Encarnación de la Palabra eterna del Padre es el misterio de los límites que el
mismo Padre impuso a la acción salvadora de su Hijo. ¡Si Jesús hubiera nacido en el
siglo XX y hubiera dejado al menos unas buenas grabaciones con sus palabras! La
Encarnación lleva ya en germen el misterio de la cruz, "escándalo para los judíos,
necedad para los gentiles" (1 Co 1:23).
Las dificultades que implicó la Encarnación del Verbo para una comunidad cristiana a
fines del siglo I
Algunos cristianos se dieron pronto cuenta de que Jesús les resultaba demasiado
humano. La Encarnación no era un camino, sino un obstáculo para la salvación. Esta
persuasión provocó una crisis que desgarró a la comunidad donde fue escrito el cuarto
evangelio (8). Hacia el año 90 esta comunidad acababa de sufrir una amputación
dolorosa: se habían desgajado de ella los cristianos de origen judío, que por miedo a ser
excluidos de la sinagoga, no se atrevían a confesar públicamente que Jesús era el Hijo
de Dios y el Mesías (Jn 9:22, 12:42, 16:2) (9). Los problemas internos no terminaron
con esta crisis. La muerte poco más tarde del discípulo amado, figura señera de la
comunidad juánica, desató otra crisis, la de encontrar un sucesor suyo al frente de la
comunidad. En una comunidad con instituciones embrionarias de gobierno es difícil dar
con alguien que pueda suceder a su fundador carismático. ¿Lo reemplazará otro
carismático? ¿Cómo distinguir entre todos los miembros de la comunidad al más
carismático? ¿Habrá que integrarse a la Iglesia Apostólica, la de Pedro y los Doce?
Algunos de los Apóstoles, tal como son presentados en Jn, habían dado pruebas de
cobardía y de un amor a Jesús mucho menor que el del discípulo amado o el de otros
miembros de la comunidad, incluso mujeres que, como la samaritana, como Marta,
como María Magdalena, estaban muy cerca de Jesús por el conocimiento y el amor,
pero que no pertenecían a la jerarquía encabezada por los Doce Apóstoles.
17. ¿Cómo podrías sustentar la gran comisión si tanto el texto de Mateo 28 como el
de Marcos 16 son pasajes cuestionados como espurios y con variante textual e
interpolaciones? Argumentos y B/B
18. ¿Dios es espíritu y por ende no tiene cuerpo, entonces como es que tiene un
hijo? argumentos
La cristología ha sido la búsqueda permanente por expresar la verdadera identidad de
Jesús. En la resurrección nos fue revelado que era Dios mismo quien actuaba nuestra
salvación en la vida, la obra y la persona misma de Jesús. La fe en Jesucristo pronto se
convirtió en la confesión de su identidad de Hijo de Dios, verdadero Dios y verdadero
hombre. Sin embargo, no siempre se logró articular bien ambas dimensiones. El intento
de expresar esa realidad en conceptos metafísicos, acarreó muchas veces la tendencia a
supeditar la humanidad a la divinidad del Logos. La enhipostasía llevó a pensar en un
Jesús que no era persona humana. La cristología del s. XX emprendió una profunda
revisión de esos supuestos. La cristología de W. Kasper, Jesús el Cristo, afrontó el
desafío de mostrar cómo, puede hablarse de persona humana de Jesús sin contradecir
con ello el dogma cristológico. Puso así las bases para un nuevo gran consenso en la
cristología contemporánea.