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I.

Transcendencia

¿Qué es Trascendencia?

Trascendencia es un concepto que designa aquello que va más allá o que se encuentra por

encima de determinado límite. En este sentido, la trascendencia implica trasponer una frontera,

pasar de un lugar a otro, superar una barrera. Como tal, proviene del latín transcendentĭa,

derivación de transcendĕre, que a su vez se compone de trans, que significa más allá, y

scendere, que traduce trepar o escalar.

En las religiones, el concepto de trascendencia hace referencia a la condición de no estar

ligado al mundo material y finito, sino, por el contrario, formar parte de lo inmaterial y lo

infinito. En este sentido, la trascendencia es una condición divina que se atribuye,

principalmente, a Dios, pues Él está por encima del mundo terrenal, y es su existencia es

perfecta e infinita.

Cuando decimos que Dios es trascendente, nos referimos a que Él está totalmente por

encima de todo lo creado. No está sujeto a ninguna limitación alguna. Él absolutamente

independiente y está más allá de todo lo que existe.

Los escritores bíblicos captaron esa trascendencia de Dios, por ejemplo, con relación al

tiempo. Dios es antes de la creación (Salmos 90:2). También percibieron su trascendencia

respecto al espacio. El universo no lo puede contener (1 Reyes 8:27). Dios es santo (Oseas

11:9, Salmos 30:4). Él es exaltado y altísimo (Salmos 113:5-6, Isaías 55:8-9). Isaías habló tanto

de la trascendencia como de la inmanencia de Dios (57:15).

En conclusión, Dios en ese sentido, se distingue de la creación en el sentido de que él es el

creador y no es creación. Está más allá de lo creado.

II. Inmanencia

Procede del término latino “immanens”, que se encuentra conformado por dos partes

claramente diferenciadas: el prefijo im, que puede traducirse como “hacia el interior”, y el verbo
manere, que es sinónimo de “quedarse o permanecer”. Inmanente es un término que se utiliza

en la filosofía para nombrar a aquello que es inherente a algún ser o que se encuentra unido, de

manera inseparable a su esencia.

¿Qué significa decir que Dios es inmanente?  Hablar de la inmanencia de Dios es hablar de

su presencia y actividad en el universo. Él está en todo su poder y divinidad en todas partes y en

cada momento de todo lo creado. La inmanencia de Dios está relacionada con su omnipresencia.

Dios está en todas partes. Él está presente y abierto a su creación. Por eso tiene sentido cuando

nos dirigimos a él en oración.

En la biblia leemos que toda la creación depende del cuidado de Dios (Salmos 104:25-30).

No existe lugar en que Él no esté (Jeremías 23:24). Dios está cerca de todos nosotros (Hechos

17:27-28). Dios es padre de todos. Está sobre todos, por medio de todos y en todos (Efesios

4:6). En el acto mismo de la creación, podemos ver la inmanencia divina (Génesis y 2:7). Dios

providencialmente cuida de toda su creación (Mateo 5:45. 6:25-30, 10:29-30). Dios está

presente en los procesos regulares y en las leyes naturales del universo. La naturaleza no existe

independientemente de Dios. Sin Dios no hay nada. Pero Dios si existe sin la naturaleza. Antes

de la creación, no había nada. Y todo lo que ahora existe depende de la voluntad de Dios.

Respecto a estos dos temas tratados anteriormente, hay que tener un balance, porque de no

ser así, entonces, se podría caer en un panteísmo o en un deísmo. Al pensar en Dios tenemos

que mantener un justo balance entre estos dos conceptos. Si enfatizamos demasiado la

inmanencia de Dios nos deslizamos al panteísmo y perdemos de vista el Dios personal. Si

enfatizamos muchos su trascendencia, perdemos de vista la actividad divina y nos quedamos

con un universo cerrado y una simple filosofía deísta.


III. Aseidad

Según la Real Academia Española, es un atributo de Dios por el cual existe por sí mismo o

por necesidad de su propia naturaleza.

La palabra aseidad se deriva del latín “a”, de; y “se”, mismo. Es la propiedad por la cual un

ser existe de y a partir de sí mismo. Este es un atributo que puede pertenecer solo a Dios. La

existencia de Dios no es causada por ninguna cosa, al contrario, todo lo creado tiene como su

primera causa a Dios; todo lo creado depende de Él, es sostenido por Él y fue creado para Él

(Ro. 11.36, Heb. 1.3). 

La Confesión de Westminster en el capítulo dos y numeral dos dice lo siguiente:

“Dios tiene, en sí mismo y por sí mismo, toda vida, gloria, bondad y bienaventuranza. Él es

el único todo suficiente, en y por sí mismo, no teniendo necesidad de ninguna de sus criaturas

hechas por Él, ni derivando gloria alguna de ellas, sino que manifiesta su propia gloria en

ellas, por ellas, hacia ellas y sobre ellas. Él es la única fuente de toda existencia, de quien, por

quien y para quien son todas las cosas; teniendo el más soberano dominio sobre ellas para

hacer por medio de ellas, para ellas o sobre ellas todo lo que a Él le plazca.”

Louis Berkhof en su teología sistemática cita lo siguiente:

Dios existe por sí mismo. La base de su existencia se encuentra en él mismo. Él existe por

la necesidad de sí propio y por la tanto, necesariamente. El hombre, al contrario, no existe

necesariamente, y tiene la causa de su existencia fuera de él mismo.

El ser de Dios es totalmente independiente de todas las cosas. Dios es auto existente y

autosuficiente, Él no tiene principio de creación, ni su existencia tiene fecha de vencimiento. Él

existe desde siempre y para siempre y, cómo dice la Confesión de Westminster, Dios no tiene

necesidad de sus criaturas. Esto es sumamente importante de comprender puesto que nuestro

Dios trino en la eternidad pasada no tenía ninguna necesidad de crearnos para sentirse completo
y satisfecho y que sin nosotros solamente sería un dios solitario, triste y necesitado de nuestra

existencia y nuestra adoración.

James Boice dice lo siguiente sobre este tema:

La aseidad de Dios quiere decir que Dios no tiene que contestar a ninguno de nosotros ni a

nadie. Aunque a veces nos explica las cosas a nosotros, no tiene que hacerlo, y frecuentemente

no lo hace. Dios no tiene que explicar sus acciones a nadie.

Éxodo 3:14: Y dijo Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y añadió: Así dirás a los hijos

de Israel: ``YO SOY me ha enviado a vosotros.

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