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La esclavitud en la actualidad
El Índice Global de Esclavitud de la Fundación Walk Free reveló este 2016 que
existen casi 49 millones de esclavos en el mundo, los cuales incluye a un gran
porcentaje de niños, no solo de países en desarrollo, sino de naciones ricas que viven
en democracia.
Por otra parte, el Índice de Esclavitud Global, clasifica a 162 países tiene a India,
China, Pakistán y Nigeria como las cuatro naciones con la mayor cantidad de
esclavos. Mientras que en proporción de habitantes Mauritania, ocupa el primer
lugar en África Occidental, seguido por Haití.
En Estados Unidos, se calcula que existen unos 60 mil esclavos, entre ellos personas
con visas temporales y trabajadores domésticos, mientras que en Reino Unido se
calculan 4 mil 426.
Existen una gran cantidad de factores que favorecen la esclavitud moderna, pero la
pobreza es la causa más importante. No obstante, las guerras también están
originando que las cifras aumenten, y las prácticas culturales a que se perpetúen.
Las movilizaciones masivas de personas a causa de los conflictos bélicos también han
propiciado el aumento en las cifras de esclavos en el mundo, pues muchos de los
migrantes han caído en mafias que por lo general se aprovechan de la condición de
extranjeros de sus víctimas para abusar de ellas y someterlas a trabajo forzado o
prostitución a cambio de algún favor.
La esclavitud es tan antigua como la llamada profesión más antigua del mundo, en
esta última se cae por decisión propia, necesidad o a la fuerza, mientras que la
esclavitud per se es un flagelo que generalmente está fuera del control de la persona
que lo sufre. La realidad es que en ambas situaciones estamos hablando de lo
mismo. La explotación sexual por un proxeneta constituye una forma de esclavitud y
no es tan nueva que digamos.
Alan Laursen
04/05/2016
A veces las miles de ventajas y funcionalidades de los nuevos dispositivos nos
vuelven esclavos de nuestras creaciones y nos alejan de nuestras propias
libertades, capacidades y del contacto con el entorno y las experiencias no-virtuales
ni mediadas por dispositivos con nuestros pares.
La revolución industrial nos demostró que las herramientas que el hombre crea terminan
creando al hombre. Nuestros nuevos inventos y mejoras tecnológicas moldean al hombre
en su vida cotidiana, en sus hábitos, costumbres, cultura y en infinidad de aspectos
acentuándose cada vez más a medida que la complejidad de las herramientas y
tecnologías aumentan.Como No es la intención hacer un tratado filosófico, antropológico o
sociológico respecto a la relación del hombre con la tecnología que crea, sino más bien el
plantear desde los hábitos cotidianos cómo esa relación nos ha afectado y en algún punto
se asemeja a un estado de esclavitud con los objetos tecnológicos
El frenesí tecnológico parece no detenerse, sino todo lo contrario: cada vez es más rápido
y complejo y día a día se asemeja más a lo que otras generaciones hubieran imaginado
como una lejana e improbable historia de ciencia ficción.