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REGISTRO: 03-2014-100112193400-01
La acción se desarrolla en un escenario imaginario con símbolos de poder. Época actual, 2014
Cartas a Huitzilopochtli, Dios de la guerra
Obra en un acto
Personajes
Cesar................................................. Hombre de cualquier edad que representará a
Moctezuma Xocoyotzin; Un virrey conquistador de
la Nueva España; Maximiliano de Habsburgo;
Carlota de Habsburgo, su esposa; y al Dios de la
guerra.
La acción se desarrolla en un escenario imaginario con símbolos de poder. Época actual, 2014
ESCENOGRAFÍA
La escenografía consta de un espacio donde hay una mesa con una Lap Top, varias imágenes colgadas de
gobernantes, reyes y reinas.
UTILERÍA:
Una mesa donde irá una Lap Top, penacho de Moctezuma, una lechuguilla para el cuello, fotos o pinturas de
reyes, reinas, presidentes, etcétera. Una foto del papa, una imagen de Huitzilopochtli, barba de Maximiliano
de Habsburgo, foto de Carlota de Habsburgo, foto de Maximiliano de Habsburgo, sombrero de charro, una
botella de tequila, un espejo, aretes, pulsera y collar de bisutería pero que parezcan caros, un vestido para
Carlota de Habsburgo, una camisola militar, una corona pequeña para carlota de Habsburgo, una corona
grande con símbolos militares y de muerte, una foto de la reina Isabel de Inglaterra y otra de Margaret
Thatcher, una foto de Lady Diana de Spencer, una foto del presidente de los EU, una metralleta, tinta roja
para la piel simulando sangre, agua de color negro, polvo, un rebozo.
ACTO I
(Nos encontramos en un escenario con símbolos de poder y fotos o pinturas de varios gobernantes y reyes a
través de la historia, entre ellos estarán el presidente de los EU, Margaret Thatcher, Reina Isabel II de
Inglaterra, Lady Diana, princesa de Gales, Maximiliano de Habsburgo, Carlota de Habsburgo, etcétera.
Cesar es el personaje principal que irá cambiando su indumentaria de acuerdo al tipo de soberano que va a
representar; serán cinco cambios en total. Cesar, con un penacho de Moctezuma puesto en la cabeza está
escribiendo en una Lap Top.)
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bien con todos los demás sanguinarios Dioses haciendo que el Quinto Sol salga una y otra vez, y
precisamente de esto último quiero hablarte: en una de estas últimas guerras con los tlaxcaltecas,
nuestros acérrimos enemigos, que son unos hijos de la chingada, que no se dejan conquistar tan fácil
y por lo tanto no ha habido muchos esclavos para los sacrificios (Cesar se levanta enfadado, camina
en el escenario. Se dirige al público).
CESAR (AL PÚBLICO):
¿Qué? ¿Les sorprende que esté utilizando una Lap Top en pleno 1520? Ay, perdón, pero es más
rápido que hacer todo un pinche ritual o estarse pasando el mensaje de un mensajero a otro corre y
corre, seamos prácticos y además un Rey puede hacer lo que de su gana en cualquier época. Pero les
decía, pinches tlaxcaltecas, de veras, que poca madre, todavía que les hacemos el pinche favor de
cazarlos, sacrificarlos, quitarles el corazón y comérnoslo para que nosotros los gobernantes estemos
fuertes, sanos y que nos sigamos comiendo a ustedes, la prole; esos pinches indios mis compañeros
se ponen en plan difícil, ¿Cuál será la parte que no entienden? El universo va a seguir dando vueltas
con su sangre, sus impuestos, ay, y no me vayan a salir con que nada más nos gastamos su dinero en
nuestros lujos, la corte, nuestras residencias en los Estados Unidos, nuestros carros último modelo,
nuestras wilas ¿No saben lo que es wila? Es puta, pónganse a estudiar historia, por eso los conquistan
fácil, aunque de todos modos no importa pues la historia la escribimos los vencedores, así que no hay
gran diferencia. Pues les decía, ya aquí entre nos, pues sí, digo, vamos a hacer ejercicio de
honestidad: pues sí, tenemos nuestras esposas, concubinas, nuestras putas, pero de “alta” y caras, su
dinero (Al público) se tiene que invertir bien y no vamos a andar contratando a una cualquiera ahí de
la Merced (Lugar pobre) de a dos metidas por un peso, nosotros somos la nobleza, ustedes si vayan
y ahí que salubridad les regale unos condones; y ya entrados en gastos, ya aquí hablando con la
plebe, que pocas ocasiones tenemos de hacerlo, les voy a confesar otro secretito: cuando nos estamos
cogiendo a nuestras “Damas de compañía” , les decimos, ándele, ándele, una por el pueblo, otra por
el pueblito y otra por la prole ¡Y mocos, cabrón! (Cesar hace movimientos sexuales de atrás para
delante con la cadera), para que vean como nos acordamos de ustedes y como los queremos
condenadotes, hasta en las mejores cogidas los tenemos bien presentes todos nosotros (Cesar señala
las fotos de todos los gobernantes). Y por cierto, ahora que estaba hablando de cómo nos comemos a
los prisioneros, vi por ahí caras como que de asco, huy señoras, no se hagan, por favor que todas las
noches se “las comen enteras y crudas” a sus maridos, y así nomás abren la boca como leonas, hasta
las veganas estrictas que según nada de lácteos pero bien que toman su lechita de sus “bueyes”,
perdón, de sus toros, y que esos sí, para que vean, sus hombres son vegetarianos de ley, se la pasan
chupando pura papaya con juguito y toda la cosa, ummmm, yomi yomi (Cesar se saborea). Pero
bueno, regresando a mis reales preocupaciones: ¡Infelices tlaxcaltecas! ¿Por qué no se dejan
esclavizar cómo los otros pueblos que conquistamos? La esclavitud mueve la economía del mundo,
nuestra economía, pero que van a saber esos ordinarios palurdos de economía; los hemos asediado
años y años y nada, guerra tras guerra y nada, aislamiento comercial y nada; se han atrincherado y no
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nos dejan entrar, ya les prometimos que con nuestras Reformas Estructurales les vamos a bajar los
impuestos, la luz, la gasolina, el gas, que los pobres serán más pobres y los ricos más ricos... ¡Ay, no,
perdón, al revés!... la indignación me hace revolver las cosas; y así les prometo y les prometo y nada
más me sacan el dedo (Cesar hace una seña obscena con el dedo) ¿Por qué no me creen? Todos me
creen menos ellos, ustedes me creen (Al público), pues si los reyes siempre decimos la verdad (La
actitud de Cesar ahora cambia a una de borracho que está rogando). No, vieja, de veras, se me hizo
tarde porque unos pinches marcianos me querían secuestrar, y esto que parece labial (Cesar se señala
una marca de un beso de lápiz de labios en el cuello o en la ropa), no es de ninguna mujer, los
pinches extraterrestres venían disfrazados de payasos, me defendí como pude a puros golpes y así me
manche de su pintura y no sé porque me dio la impresión que esos malhechores galácticos eran
putos, olían a puro perfume de mujer, por eso se me pegó..., no, lo puto, no. el aroma... por eso,
perdóname, vieja, no fue mi culpa, no sabes todo lo que pasé esta noche, estuve a punto de morir de
u orgasmo... ¡Digo, de los rayos láser que me aventaron los cabrones antenudos! De veras, necesito
que me creas (Cesar llora lastimeramente)... sí, chiquita te juro que no lo vuelvo a hacer, ya voy a
cambiar ahora si ya a prendí la lección... Bueno, ya me creyó, que fácil ¿verdad? (Cesar deja la
actitud de borracho.) Oigan, bueno, tampoco nos pongamos tan moralinos ¿Quién no se ha echado
una canita al aire de vez en cuando? Uno, dije uno, no una, ah, no, ninguna de mis cientos de
concubinas podía serme infiel, las pasábamos a cuello a la que se atreviera, fieles por siempre ¿Por
qué? ¿Cómo que por qué? Porque ellas son mujeres y yo soy hombre, ni modo, así han sido las cosas
siempre, yo no inventé las reglas, las mujeres a nuestro servicio, como las sacerdotisas prostitutas
que antes de que nuestros guerreros se fueran a combatir les daban unas noches de placer aderezados
con unos afrodisiacos que los dejaban relajados y energizados para la lucha, ya ven como las mujeres
nacieron para ser esclavas del hombre, miren, ni se me pongan tan feministas, porque si lo ven desde
otro punto de vista, a ellas las usamos como objetos sexuales y a ellos para que se maten en la guerra
y ambos para el bien de nosotros (Cesar se señala y señala todas las imágenes de gobernantes), ya
ven como se nivela la cosa, ya desde entonces practicábamos la “equidad de género”. Y bueno,
regresando al tema que nos atañe: esos tlaxcaltecas se han convertido en mi dolor de cabeza,
queremos llevarlos al primer mundo, al mundo civilizado, a la economía de mercado, es decir, les
quitamos sus tierras, dejan de ser dueños de ellas, pero los convertimos en empleados de nuestras
industrias, ellos se niegan tozudamente y su negativa la llaman honor, eso no es honor, eso es ser
salvaje e ignorante, ¿Qué no ven todo lo que queremos hacer por ellos? ¿Quién en estos tiempos de
crisis te ofrece un salario mínimo seguro de siete pesos (cincuenta centavos de dólar) la hora? Me
dicen los pendejos que eso es esclavitud moderna, no, son mano de obra a precios competitivos a
nivel internacional, de veras, es por su bien, porque los queremos (Cesar cantar un fragmento el
tema de “Te quiero más que a mis ojos” de Pedro de Urdimalas y Raúl Lavista, con letra adaptada
de Mario Roberto Uruñuela.):
CESAR (CANTANDO):
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“Al pueblo más que a mis ojos,
Más que a mis ojos los quiero,
Pero quiero más al tributo,
Aunque los mate y descuartice,
Porque el tributo es primero.”
(Cesar se quita el penacho y ahora se pone un gorro de Virrey de la Nueva España, o bien, una
lechuguilla al cuello que lo distinga para ese personaje. Cesar se sienta frente a la Lap Top y escribe.)
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hablando de co inversiones, perdón, de conversiones, el negocio, el negocio, me gana el
subconsciente, bueno, para esos actos de amor desinteresado de cambiar a estos aborígenes a la
verdadera religión les trajimos las reglas básicas de la publicidad, los diez mandamientos que son, si
mal no recuerdo: obedece, acata, depende, sométete, sirve, cállate, subordínate, doblégate, humíllate
y el décimo y más importante, empínate. ¿No eran esos? ¿Cuáles eran? (Pregunta al público y el
público dirá algunos) Pues será el sereno, pero para el caso es lo mismo, no son las diez sugerencias,
son “obedece o te chingas y te vas al infierno, ni modo, así lo dicen las escrituras y creo que la
editorial son “los corderos de Dios”. Y ya saben, que si no obedecen les echamos a la Santa
Inquisición, los torturamos y los chamuscamos y ni se me pongan tan exquisitos ni criticones que las
otras religiones no se quedan atrás, en unas que no dejan que sus moribundos les hagan una
transfusión y dejan que se muera y hay que regocijarse por eso, otros cuidado que hables mal de su
Dios porque te dan de latigazos o te decapitan y los más primermundistas y estudiados bombardean
tierras enteras porque las escrituras dicen que son suyas y hacen matazón de los, según ellos,
invasores; así que dondequiera se cuecen habas, así son las reglas del libre mercado “O tú o yo” (Se
escucha un sonido en la computadora, que avisa que alguien le ha escrito en un “chat”. Cesar
revisa la pantalla). ¡Es la virgen, la reina de todas las Américas! Es que nosotros tenemos trato
directo con la divinidad (Cesar comienza a “chatear” y ya sea que se escúchela voz en off de una
mujer que es la virgen, o bien, Cesar dice en voz alta las frases de la Virgen):
CESAR:
¡Mi vida! ¡Qué sorpresa! ¿Cómo estás chiquita linda?
VIRGEN (ENOJADA):
Pues tú sabrás.
CESAR:
No, mi cielo, la verdad no sé qué pasa, dime.
VIRGEN:
¡No te hagas “wey”, que no me has mandado el gasto!
CESAR:
¡Cómo no! Si te lo he depositado puntualmente en el bando de mi compadre (Cesar señala la imagen
del papa).
VIRGEN:
Pues a mí no me ha llegado nada, y, además, lo que me envías ya no es suficiente, tenemos millones
de hijos que quieren la vida eterna, mis promesas cuestan y tus hijos se están muriendo de hambre,
necesitan su plato de mentiras urgentemente.
CESAR:
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Reina del cielo, estamos construyendo las más iglesias que se pueden y lo más rápido posible, pero
estamos teniendo problemas con la mano de obra.
VIRGEN:
¿Qué problemas?
CESAR:
Ya sabes, estos pinches indios huevones los tenemos trabajando en las minas para extraer los
materiales de los templos y el oro y la plata de tus preciosos vestidos, las veinticuatro horas, sin
comer y a punta de latigazos y les está dando por caerse muertos, así, fulminados, o a otros que se
accidentan se rompen la columna y los tenemos que matar ahí de una vez, ya no sirve para nada, de
veras, aunque los dueños me los alquilan barato, su carne es débil y no aguantan muchos azotes.
VIRGEN:
Pues yo no sé cómo chingados le vas a hacer, ese no es mi puto problema, si para el próximo mes no
me depositas lo suficiente, le digo a tu compadre (el papa) que te organice un golpe de Estado y
ponemos otro Virrey más esplendido.
CESAR (ASUSTADO):
¡No, mi adoración! Te prometo que voy a poner a trabajar a las mujeres y a los niños de esos
patarrajadas para que tus santuarios estén listos a tiempo.
VIRGEN:
Pues hasta no ver no creer, y, por cierto, a ver cuándo vienes a hacer una que otra visita conyugal,
porque eso de ser semi virgen tanto tiempo ya no me está gustando.
CESAR:
Sí, claro corazón, ardo en deseos de verte, si sabes que tu belleza me enloquece (Cesar hace una
mueca de asco).
VIRGEN (AUTORITARIA):
Pues te apuras, cabrón.
CESAR:
Sí, mi vida, lo que tú digas.
(Cesar teclea dando por terminada la conversación. Cesar se levanta para estar en el escenario
caminando de nuevo.)
CESAR (FASTIDIADO):
Ay, de veras, nada más porque este matrimonio me es tan conveniente y me reporta tantas ganancias,
que, si no, ya hubiera mandado a la chingada a esta pinche vieja.
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(Se escucha un relámpago y en off, la voz de la virgen)
VIRGEN (V.O.):
¡Te escuche, pendejo, ¿eh? Te escuché!
CESAR (ASUSTADO) (SE HINCA):
Ya virgencita chula, ya, mi emperatriz hermosa, si nada más era una bromita estudiantil. Voy a hacer
que estos (Señalando al público) te hagan veinte peregrinaciones, nos compren muchas estampitas,
veladoras, rosarios y la nueva Barbie Virgen con tu imagen que le das cuerda y te da la bendición,
abro otra cuenta en el banco de mi compadre (El papa) y ahí te deposito todas las ganancias (Hay un
breve silencio, se escucha en off que le mandan un beso a Cesar). Ya se contentó. (Cesar se levanta.)
CESAR (CONTINUANDO):
Ay, mujeres mujeres, no cabe duda que entre “más ancha y gorda la tengamos más se nos rinden”.
¿Qué?, mes estoy refiriendo a la cartera, huy, que mal pensados, pura lujuria en sus mentes
cochambrosas, si yo nada más he estado hablando de amor, ah, de veras las cosas del amor ¿del
amor? ¡Nada, que! Más bien lo que uno hace por cinco minutos de placer ¿Verdad señores? Hasta se
vuelve uno astrónomo, sí, astrónomos, les baja uno el cielo y las estrellas para meter nuestro “cohete
espacial” en los “agujeros negros” y sentir por un momento como se creó el universo en un big bang,
o en dos, o en tres, ay, no mamen cuatro quien se las cree sólo que compren el viagra por kilo; pero
en fin, creo que ya es hora de irme ¿irme?, ja ja ja, si yo nunca me he ido, siempre he estado aquí
entre vosotros, a cada paso que dan, estén donde estén, les dejamos una herencia que está en cada
célula de su cuerpo, en cada neurona de su cerebro, en toda su alma impregnada ¿Qué es ese legado
tan maravilloso? ¡Pues el espíritu del agachón! ¡Claro! Que según la Real Academia de las Lenguas
Conquistadas quiere decir “Persona que se deja aprovechar por los demás sin oponer resistencia”, del
sinónimo, pendejo, ay, no, perdón, ese equivalente todavía está en proceso de que sea aceptado por la
Real Academia. Y de verdad, esta tradición prácticamente ya en sus genes que se ha transmitido de
generación en generación es digna de festejarse, no cualquier cultura puede presumir de tan noble
acervo ¡Las tradiciones hay que festejarlas! ¡Cumbia maestro! (Empieza una melodía al rimo de
cumbia con letra de Mario Roberto Uruñuela. Cesar canta la melodía y también baila.)
CESAR (CANTANDO):
“Esta es la cumbia del agachón que lo chingamos y no dicen nada, Esta es la cumbia del agachón
que lo chingamos y no dicen nada,
El de “ya pónganse a trabajar” y “el cambio comienza en uno”,
Esta es la cumbia del agachón, el que se vende por una torta
Y su voto y su país por cien varitos, y me lo jodo igual, ni modo
Esta es la cumbia del agachón, esta es la cumbia del agachón... ¡Cumbia!”
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CESAR (AL PAPA):
¡Excelente trabajo su eminencia!
(Cesar se quita la corona de Virrey o la lechuguilla y se coloca una mitra o u gorro que representa a
un cardenal, obispo o papa.)
(Cesar se quita la mitra -o símbolo religioso- y se coloca una barba muy similar a la de Maximiliano
de Habsburgo. Cesar escribe en la Lap Top hablando en voz alta.)
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pues que subo los impuestos al doble ¿a ustedes también se los suben? ¡Qué chido! ¡Pues páguenlos!
¿Qué esperan? somos un lujo, pero lo valemos, somos cuestión de vida o muerte, es decir, sin
nosotros se mueren, yo, por ustedes, para que sigan vivitos y coleando, así que sigan desembolsando
sus tributos reales; y quedando ya claro la misión en la vida de cada quien, o sea, la suya es que
ustedes apoquinan y la mía es a disfrutarlo, porque déjenme les platico que una de las dudas más
cabronas que aquejan al ser humano es saber a qué chingados vino a esta puta vida y ustedes y tiene
la respuesta, gracias a nosotros, ¿qué más chingados quieren? ¡Cómo los queremos condenadotes!
Pero ya, regresando al tema de las mariposas, sí sus viejos les dicen que van a cazar mariposas es que
es cierto, de veras, yo no le faltaba a la verdad cuando a mi esposa le decía eso, aunque creo que mi
Carlota no entendía, o tal vez sí, que en esta tierra eran puros indios indios indios, pero... ay, bien
guapos, esa raza de bronce con ese bigotito así caído y esos pelitos parados, no, bueno, era para
enloquecer a quien sea; por cierto, vieja (Al retrato de Carlota) ¿No será que por eso te volviste
loca? Porque conmigo nada de nada, bueno, cualquiera se vuelve loca sin “aquello” ¿verdad señoras?
(Al público) que cuando llega su marido “ay, que estoy cansado, que el estrés, que quien sabe que, ay
que la chingada”, pues cuídense mujeres porque no les vaya a salir “cazador de mariposas”, como yo,
y ahí sí está grave, porque su hombre podrá andar con cuanta vieja quiera, porque para eso es hombre
y así pueden competir en igualdad de circunstancias con otras mujeres, pero si el contrincante es
hombre ya no pueden rivalizar ni quedarse con su “primer premio”, “su trofeo” (Cesar hace una
mueca de burla o se carcajea), bueno, cada quien, lo que si se me hace raro, es que según uno de mis
maestros decía que una de las leyes física versa que el cuerno es cuerno no importa que lo pongas a
la derecha o a la izquierda; pero entiendo, que dejar de ser la reina de la casa, aunque sea un pinche
cuchitril, ni madres, antes muerta que sencilla ¿verdad, mi cielo? (Al cuadro de Carlota) ¿te acuerdas
cuando veníamos para acá e hicimos una escala en Portugal donde mis instintos me llevaron a un
lugar donde había unos esclavos negros? Que dicho sea de paso estaban altotes, fuertotes y una
“herramienta”, así, tipo taladro industrial, ¡El nirvana señoras, el nirvana! Ahí estaba yo, gócele y
gócele, cuando entra la histérica esa (Señalando el cuadro de Carlota), me hizo un pinche pancho
“eres un maldito desgraciado, yo que te di los mejores años de mi vida, yo que te di todo...” y bueno,
¿qué les puedo decir?, lo mismo que dicen todas, y yo, escuchando, limándome las uñas: “ya me voy
para mi pinche rancho de donde nunca debí haber salido, me regreso con mi mamá...” Y ahí iba toda
indignadota, y antes de que saliera le digo: “si sales por esa puerta sin mí, al infecto pueblo perdido
en los Alpes como una simple archiduquesa y no es lo mismo archiduquesa que reina de todo un
país” “¿ya nos vamos, cariño?” Así salimos sonrientes y tomados de la mano, no sin antes, mi futura
reina, les pidiera su tarjeta a los cuatro negrotes y se la metió en el escote; y cuando regresamos al
hotel hasta mis fomentos de árnica me puso en el culo que lo tenía todo floreado e inflamado. Y así
llegamos a México, como la pareja perfecta, que es lo que quiere el pueblo, que los gobierne “gente
normalita” “heteros, bugas”, o por lo menos que lo aparenten, aunque se los chinguen, no importa, lo
importante son las apariencias y si son extranjeros, güeritos y bonitos, pues que mejor, me imagino
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que así han de tener algunas parejas presidenciales ¿O no? Que se me hace... en fin, saben que,
pensándolo bien, la relación entre nosotros (Señala Al público y a las fotos de los gobernantes) y el
pueblo es bien “gay” ¡Ay, cómo no! ¡No se hagan!, ahora verán (Cesar se pone un sombrero de
charro); ¿sabían que yo fui el que instauró oficialmente el grito de la independencia? Hagamos de
cuenta que estamos en las fiestas patrias y vamos a festejar bien “machín” (Toma una botella de
tequila y le da un gran trago, comienza la música “pero sigo siendo el rey” de José Alfredo Jiménez,
pero con letra adaptada de Mario Roberto Uruñuela.)
CESAR (CANTANDO):
“Yo sé bien que estoy adentro, porque el pueblo se me empina,
Cuando lo mando, yo,
Mandar y mandar, mandar y mandar.
Después me dijo Salinas: méteselas hasta el fondo que de todos modos piden más
Meter y meter, meter y meter.
Con dinero y más dinero, hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley.
Yo tengo el trono y la reina y todos los privilegios, y para el pueblo pura... chinga”.
(Termina la canción. La atmósfera ahora es seria y fría. Cesar comienza el discurso serio y como
todo un emperador).
(Cesar se quita el sombrero de charro; frente a un espejo se comienza a pintar los labios, se pone
rímel y sombra en los ojos, se coloca un vestido de reina parecido al de Carlota de Habsburgo, se coloca
aretes, collar y anillos de bisutería que parecerán caros, se coloca una pequeña corona. Mientras se
transforma en Carlota de Habsburgo va hablando.)
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CESAR (MIENTRAS SE VISTE):
Que difícil ha sido siempre esto de ser mujer, en todas las épocas, que el vestido, que el peinado, que
el rímel, que la media, que el tacón y todo para agradar a esos desgraciados que ni nos valoran, una
que hace tanto esfuerzo para gustarles con las modas que ellos mismos nos han impuesto siempre,
dicen que las mujeres nos esforzamos tanto en arreglarnos que más que para gustar a un hombre es
para competir con otras mujeres, yo no sé, lo importante es agarrar un cabrón y luego uno averigua.
Ay, de veras, todo esto toma su tiempo y tanto que se quejan los señores de que siempre los hacemos
esperar horas cuando vamos a salir con ellos, pero afortunadamente, una de las pocas ventajas de
vivir en estas tierras salvajes es que todo mundo llega tarde, que si el pesero, que si el metro, que si
la lluvia, que su abuelita de la sierra del Huajuco se cayó del burro en que andaba montada y se
quebró una pata, el burro, claro, y de emergencia lo tuvieron que llevar al hospital, así con cada
excusa, que bueno; no cabe duda que la puntualidad es privilegio de los emperadores y a la plebe
nunca se le pegó.
(Cuando termina de arreglarse y vestirse se pasea por el escenario con porte real.)
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toda su familia por los siglos de los siglos... ejem, ejem (Tose confundida)... ¡Qué viejas, Dios mío!
Y también aquellas busconas quita maridos, porque eso sí, no me dejaran mentir, una es una dama,
una reina, pero que no se acerquen a nuestros hombres, porque ahí sí, nos olvidamos del estilo
principesco y nos madreamos a las muy lagartas, sí, a ellas, porque ellas son las culpables, ellos son
hombres “el hombre llega hasta donde la mujer quiere”, así que los inocentes son ellos y en esas
circunstancias ni con el pétalo de una rosa se les toca, porque serán unos pendejos, como el mío que
ni gobernar sabía el muy imbécil (Señala la foto de Maximiliano de Habsburgo), pero cuando ya
tenemos a uno, con sus nombres ya nos hacen ser las reinas de nuestro hogar, aunque terminemos
siendo sus sirvientas, pero ese gran favor se los tenemos que agradecer y ninguna chancluda
zarrapastrosa nos va a venir a quitar el puesto donde nos la pasamos ordenando, aunque sea en un
pinche cuchitril en la que nos tengan... porque una también sufre (Cesar se dirige a la computadora y
comienza a escribir, hablando en voz alta.)
CESAR (CARLOTA DE HABSBURGO) (ESCRIBIENDO):
Ay Huitzilopochtli, mi vida no es fácil, con este marido que me tocó tan puto y nada de nada de
nada, se va sus largas temporadas a cazar sus pinches mariposas, yo aquí botada como un trapo,
aunque te diré, que en cierto sentido no me siento tan sola en mi dolor, porque una de las pocas
ventajas de este rustico país es que a todo el mundo le gusta sufrir, a todos, en la tele, en los cines,
los libros, sus casas, sus trabajos, buscan sufrir, arreglan su vida para que ese sea su destino
inexorable, hacen del sufrimiento un apostolado, realizan competencias a ver quien sufre más, son
felices al sufrir, ¡pero qué locura!... aunque eso de alguna manera me reconforta, pues nos facilita
tanto las cosas (Cesar se para, se pone un rebozo y comienza a cantar el tema “Me dicen la
tequilera”, música de Alfredo D'orsay Sotelo y letra adaptada de Mario Roberto Uruñuela.)
CESAR (CANTANDO):
Soy la sufre sufre y sufre, pero el pueblo sufre más,
Culpa eterna en su alma enquistada siempre está,
Castigo piden y piden para poderse expiar,
Y al pueblo lo que pida pues fácil mi misión,
Me los meo me los cago y me lo agradecen
La felicidad no creen merecer,
Así que, a robar, matar y depredar,
Ni modo que se le va a hacer
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atraparon irremediablemente en su maldición: porque su presencia reafirmaban mi condición de
soberana, su venganza a mi desprecio nunca la supieron, pero martillaba día a día mi aristócrata
linaje y al discernimiento de mi mente; renuncié a mi asco por esa gentuza y la convertí en callado
martirio; renuncié a la esperanza de un nuevo amor enredándome con un cortesano, pero de rango
inferior al mío, que no podía darme la realeza que yo tenía; renuncié al hijo de mis entrañas fruto de
ese amor prohibido por el que me hubieran quitado todas las majestades... y lo regalé al destino; y
tantas renuncias me llevaron a lo inevitable: la última renuncia fue mi lazo que me unía a la
cordura...loca... sí, loca, pero por ningún momento de toda mi existencia dejé de ser la emperatriz
Carlota de Habsburgo ¡Porque yo nací para ser reina! ¡Larga vida a la reina!
(Cesar se quita todos los adornos y el vestido, se medio limpia el maquillaje, aunque puede quedar
un poco embarrado de una escena donde hará un loco, ya la apariencia debe de comenzar anunciarlo. Queda
prácticamente en ropa interior, o bien se puede poner una camisola militar. Se pone la corona, la más grande
de todas, que tiene símbolos de guerra y muerte. Cesar ahora es el dios de la guerra. Cesar escribe en la
computadora.)
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generoso, desprendido, noble, y todo lo que tienen lo tiene que donar, a nosotros, claro (Señala las
imágenes de los gobernantes), hasta quedarse sin nada, así se llega a la felicidad, al máximo nirvana ,
desprenderse de todo lo terrenal, ustedes, que quede claro, ustedes, , ahí tienen a San Pedro Infante,
ejemplo a seguir, pobre, pero feliz, y los ricos infelices... y se la creen... (Cesar se ríe o hace una
mueca de burla), digo, hay que creer en eso, las estadísticas lo dicen, México es uno de los países
más felices del mundo, háganme el rechingado favor, eso está muy bien, no tiene ni que comer, pero
son felices, no tiene para mantener a sus hijos, pero son felices, no tiene con que curarse, pero son
felices, están desempleados, pero son felices... ¡Me encantan estos nuevos tiempos de paz! Y que,
además, como consecuencia, trae libertades, fíjense, soy libre de vender armas, de comprarlas,
revenderlas, traficarlas, importarlas, exportarlas, fabricarlas, maquilarlas... y ustedes libres de usarlas,
financiarlas y masacrarse los unos a los otros; próspero negocio, y las millonarias ganancias, pues
para mí ¿para quién más? Y ustedes (Al público), ni vayan a empezar con sus egoísmos y
ambiciones, el destino del pueblo es ser pobre y feliz, sin andar deseando esos inmundo bienes
materiales que sólo corrompen el espíritu, ese privilegio nada más, yo, así que a desapegarse de todo,
de absolutamente todo de este cochino mundo materialista... a excepción de algo: a todo podemos
renunciar, sí, a todo, menos a lo más sagrado y noble que un hombre puede tener en la vida: a su
madre (Cesar se dirige hacia las fotos de Margaret Thatcher y la reina Isabel II de Inglaterra. Se
hinca ante las imágenes. Su tono es de adoración.)
CESAR (CONTINUANDO):
Madre, madrecita buena, madrecita chula, mi apoyo, mi motor, mi adoración, mi vida entera te la
doy (Cesar se levanta). Madre querida, madre adorada, vamos al cine y tú pagas la entrada, me salió
en verso y sin esfuerza. Es que sí, madre sólo hay una... bueno, yo tengo dos (Señala a Thatcher e
Isabel). ¿No las conocen? Plebe ignorante, una es Margaret Thatcher, primera ministra de Inglaterra,
la que implanto el neoliberalismo que los tiene jodidos económicamente a todos y la otra es la reina
Isabel, con una de las fortunas más grandes del mundo, robada a todo el mundo y que apoya
incondicionalmente a mi mamá Magy ¡Que pareja, chingao! ¡Batman y Robín se quedan pendejos!
Espero no haya homofóbicos por aquí, porque discúlpenme, el amor es el amor y todo se disculpa y
más cuando se da entre deidades: una diosa se encuentra a otra diosa en el éter, se ven, se enamoran,
se cogen cariño y ¡Pum!, después de ese olímpico encuentro, salgo, yo, algo así como mitológico,
“El junior que todos quieren” (La actitud de Cesar es ahora de borracho, fanfarrón, agresivo, tono
de voz de niño rico).
CESAR (NIÑO RICO PREPOTENTE):
¿¡Qué putos?! ¡¿Por qué me detienen wey?! ¿Qué? ¿Porque vengo drogado y borracho y atropellé a
dos pinches proles? ¡Por favor! ¿Cuánto me pueden salir la vida de dos pinches jodidos en este
pinche país de mierda? ¿Qué? ¿Que por ustedes trago? ¿Qué les pasa? Están pendejos ¿Qué no saben
quién es mi papi? Es el mero chingón de aquí (Cesar señala la foto del presidente de los EU o un
prominente político), y mis mamis (Cesar señala la foto de Margaret e Isabel) son las jefas de todo
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el poder judicial, o sea, tus jefas, pinche asalariado de mierda ¿Qué me van a llevar de todos modos?
Ya los cargó la chingada (Cesar hace la mímica que se lo llevan dos policías, sale de escena, pero
aparece inmediatamente, en su cara se ve la cara de satisfacción y triunfo; ya no tiene el acento
borracho.)
CESAR:
Sí, ya salí, rápido y esos pinches policías ya pasaron a ser parte de las estadísticas del desempleo, y el
pueblo a seguir manteniéndome durante las siguientes 500 generaciones ¡Que vivan los juniors y sus
mamis! Porque madre solo hay una, bueno, a veces, dos, pero para el caso es lo mismo, nos miman,
nos quieren, nos defienden, y hay que valorarlas, yo por eso el dinero que me da el pueblo para las
armas, yo se lo doy a mi mamá ¿yo darle el gasto a mi vieja? (Cesar señala la foto de Lady Diana de
Spencer) ¡Para nada! Ella que va a saber administrar el gasto, la que sabe es mi mamá, por eso
cuando salgo del trabajo, después de hacer algunas matazones, me voy directo a su casa, porque ella
si guisa rico, no como aquella (Señala a Lady Diana), y yo ahí me la paso todo el día con mi cabecita
blanca, aunque mi esposa se pone a echarme de pedos: “que mis hijos y yo no te vemos todo el día,
que nos estás matando de hambre y que la chingada”, y yo le digo: “pero es que es mi mamá”, ¿Cuál
es la pinche parte que no entenderá? Mi madre ya está viejita, la presión alta, la diabetes, las reumas,
la histeria... ay, no, eso no... Yo la tengo que cuidar y darle para sus medicinas, con la pena, pero a
ella la conocí primero que a mi mujer y mis chamacos (Cesar se dirige a la foto de Lady Diana), si la
que te metiste y me sedujiste y casi me violaste, fuiste tú, y si saliste embarazada, pues por pendeja,
sí, no cabe duda que todas las viejas son unas pirujas ¡Menos mi madre! Ella es pura, buena y casta,
porque las madres nunca cogen, uno está aquí por obra del Espíritu Santo (Cesar se acerca a las
fotos de Isabel y Margaret) y bueno, serán cabronas y sanguinarias, pero algún defecto debían de
tener, y, además, de eso se trata ¿qué no?
(Comienza la música de New York, New York, de John Kander y Fred Ebb, con letra adaptada de
Mario Roberto Uruñuela. Cesar da la espalda al público, toma una metralleta, cantará y bailará al ritmo de
la música y en el baile utilizará la metralleta como un bastón.)
CESAR (CANTANDO):
La transnacional, de armas soy yo,
La muerte S.A., negocio sin par.
Invento conflictos y los perpetuo a contrarios y amigos,
De cerca y de lejos, se matan y matan y yo siempre gano,
Arriba y abajo, así es la ley sin igual.
Los medios validan las guerras del narco y las del terror,
Lavando cerebros, inculcando el odio, adorándome más.
Es por eso que, sin llegar a dudar
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¡Que el Dios soy yo! ¡Soy yo!
(La música desaparece. Se torna todo serio. Cesar se desnuda, pero sigue usando la corona.
Conforme vaya diciendo el último texto, se irá cubriendo, él mismo, de tinta roja que aparenta sangre y
polvo, que será “polvo de cadáveres”, o agua negra, que será “lágrimas.”)
CESAR (DESNUDO):
La sangre de sus muertos son los reales ropajes que nos visten, el polvo de sus esqueletos los ricos
manjares que degustamos, las lágrimas. De sus mujeres ante sus cadáveres es la sabia que nos da la
vida eterna. Vamos entre ustedes recogiendo su dolor, cada grito se los devolvemos con una burla
que se niegan a escuchar. Crimen, muerte, genocidio ¡Locura! ¡Sí! ¡Locura homicida que se sacia en
sí misma de las iras de a quien obedece! Porque como buenos soldados que somos de la incordura
(Se señala a él mismo y a las fotos de los gobernantes), sólo recibimos ordenes de nuestras máximas
autoridades (Señala al público); nos vitorean, nos alaban, no dejan que nos vayamos, nos quieren
para seguir justificando su propia locura, porque solo una locura infernal puede elegir otra locura
infernal (Cesar ve la pantalla de la Lap Top y lee): Huitzilopochtli espera instrucciones (Cesar se
dirige al público, hace un saludo marcial esperando recibir órdenes) ¡A sus órdenes mis generales!
TELÓN FINAL
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