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El uso de las redes sociales transforma los estilos de vida, cambia las prácticas y,

también, crea nuevo vocabulario, pero todo esto se produce a un ritmo tan
acelerado que genera confusión y desconocimiento de la usabilidad y los derechos
en torno a su actividad. Muchos de los estudios que se llevan a cabo hoy en día
tratan temas relacionados con la identidad, la privacidad o el uso de adolescente
por estas mismas razones.
La comunicación ha cambiado. Todas aquellas técnicas donde el mensaje
empresa-cliente era de una sola vía y solo se transmitía una versión de la historia,
han quedado de lado. Las redes sociales ayudan a ser transparentes, ganar
confianza y construir credibilidad a través del diálogo con nuestros clientes.
Otro de los efectos de las redes sociales más estudiado es el poder de
manifestación que poseen, en el más amplio sentido de la palabra. La inmediatez
de la comunicación, y transmisión de opiniones y contenido las convierte en un
potente instrumento social. Los movimientos ciudadanos se organizan a través de
las redes sociales originando hechos históricos.

Formación de la identidad en el mundo virtual


Hablar de identidad es hablar de identidades. Nuestro yo se conforma a partir de
la adaptación del ser al medio.
Puede que algunos de los factores implicados en la construcción de nuestra
identidad social sean reconocible en la formación de nuestra identidad virtual. Por
tanto, se pueden establecer paralelismos entre la vida real y la virtual que
conllevan a patrones comunes de identidad en el individuo. La identidad virtual es
fluida; se basará, al igual que la social, en ajustes provocados por la naturaleza de
las circunstancias. La fluidez de la identidad, así como de nuestra sociedad (sobre
la cual hablaban Bauman o Beck), es una vía de adaptación al mundo.
En la red, adoptamos la identidad que aparece en nuestra pantalla e incluso nos
apropiamos de ella, consciente o inconscientemente, identificándonos con ella (en
línea con las teorías de Lacan, apoyándose en Freud y Wallon, y su prueba del
espejo donde la proyección de la imagen representa la conciencia unificada de sí
mismo: el yo, aunque no deja de ser un producto del inconsciente, una ilusión de
quienes somos). Y esto lo hacemos constantemente.
Resumiendo, en la identidad virtual confluyen tantos fenómenos de identidad
colectiva (que me asemejan o alejan del grupo) como individual o personal
(identificándonos con diferentes identidades). Pero el estudio de la identidad virtual
precisa del análisis de otros componentes tales como nuestros comportamientos
en la red, así como el entendimiento del cuerpo virtual como parte esencial de
nuestra identidad.

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